Siwon se fue y de repente Heechul sintió
como si a su mundo le faltara algo vital. Pero las cosas se calmaron sin su
turbadora presencia.
Heechul se dio cuenta de que se había
centrado demasiado en distraerse de lo que estaba sucediendo en su matrimonio,
así todo era más fácil. Siempre había otras cosas: el resto de la familia para
hablar con él, sirvientes que, al aparecer, aliviaban la atmósfera tensa... Y
había comidas, cenas y recepciones que llenaban su vida lo suficiente como para
tenerlo relativamente contento.
O eso era lo que él creía.
Pero sin Siwon todas aquellas cosas
perdieron su sentido. Hae y Hyuk tenían una vida juntos, con su hijo, y Kangta
estaba ocupado dirigiendo el principado. Heechul era sólo un observador, una
figura imprecisa fuera de todo aquello, e intentaba participar, pero no tenía
ninguna función para desempeñar. Y quería que su marido regresara.
Comenzó a obsesionarse acerca de las
auténticas razones de él para haberse marchado. Había hablado de trabajo, pero
podía trabajar desde cualquier lugar, sólo tenía que descolgar el teléfono.
No habían tenido contacto físico, y no
había signos de que aquella situación fuera a cambiar en algún momento. ¿Había
decidido Siwon que ya tenía suficiente? ¿Que aunque tal vez aceptara aquel
matrimonio sin amor, él no iba a hacerlo?
Heechul contempló los jardines de palacio,
donde el otoño comenzaba a hacer desaparecer las últimas flores, y tuvo que
reprimir el llanto que estaba formándose en su garganta. ¡Era como si le
hubiera dado permiso escrito para marcharse y tener un romance con otro!
¿A quién podía pedirle consejo? A nadie.
Ése era el problema. No podía contárselo a nadie, no podía confesárselo a
nadie. Oh, Hae le caía muy bien, pero era su cuñado y seguramente se lo
contaría a Hyuk, y entonces todo el mundo sabría lo mal que estaban las cosas
entre Siwon y él.
Y eso desestabilizaría a todo el mundo,
sobre todo en aquel momento en que el Rey yacía en su cama, muy enfermo...
Se apartó de la ventana y se miró al
espejo. Tenía el vientre abultado, aunque el resto de su cuerpo seguía estando
delgado. De hecho, sólo cuando se la veía de lado se sabía que estaba embarazado.
Tenía la piel más clara que nunca, y le brillaban los ojos y el pelo. En muchas
cosas, nunca había tenido mejor aspecto.
El embarazo le sentaba bien, al igual
que el aire puro de Hyundai y la maravillosa comida que le servían cada día.
Pero todo aquello no significaba nada.
Había permitido que la distancia entre Siwon
y él se hiciera más y más grande, cada uno compitiendo con el otro a ver quién
era más tozudo. Si habían llegado a un punto muerto, alguien tenía que hacer
que aquello avanzara. Y si Siwon era demasiado orgulloso, entonces tendría que
hacerlo él. ¿Y no era únicamente el miedo lo que le impedía hacerlo? El miedo
de que, si le dejaba acercarse demasiado, se abrirían las compuertas de su
corazón y dejaría salir todos los sentimientos que tenía retenidos...
Se mordió el labio inferior, pensativo. Él
llevaba fuera una semana. Quizás fuera demasiado tarde. Tal vez en aquel
momento estaba acostándose con otro rubio de ojos maquillados, alguien que «no
significaba» nada, pero que le proporcionaba el consuelo físico que su esposo
se negaba tenazmente a darle.
El dolor, el arrepentimiento y los celos le
atravesaron el corazón. Cerró los ojos y tomó una decisión.
¡Viajaría a Nueva York!
Por supuesto, primero tenía que hablar con Kangta,
pero ¿qué sentido tenía ser joven príncipe si no podía volar a Estados Unidos
de repente?
Rogaría a Kangta que no dijera nada, porque
quería que fuera una sorpresa.
Rogó por que fuera una sorpresa
agradable...
El sonido del timbre de la puerta interrumpió
el seductor lamento de la música, y Siwon entrecerró los ojos irritados. ¿Quién
demonios sería y por qué diablos le habían permitido subir? Le había dicho
específicamente al portero que no quería que nadie lo molestara...
Volvió a sonar. ¡Increíble! Se puso en pie
y abrió la puerta, y durante unos instantes, fue incapaz de procesar lo que
vio. Era como ver un iceberg en medio del desierto, algo totalmente inesperado.
Lo último que él esperaba era encontrarse a su esposo a la puerta de su casa.
—Hola, Siwon —saludó él con tranquilidad.
—¡Heechul! —exclamó él, enarcando las
cejas—. Esto sí que es una sorpresa.
No era el recibimiento que él había deseado
ni esperado. Siwon estaba de pie, con una expresión cautelosa en su rostro,
pero su cuerpo delgado y firme estaba tenso y expectante.
—Tal vez debería haber telefoneado. ¿No vas
a invitarme a entrar?
Y entonces Heechul se detuvo, observándolo
a él y captando el sonido del seductor saxofón, que llenaba el aire. Abrió los
ojos horrorizado.
—A menos... a menos que estés ocupado,
claro está…
Él advirtió la acusación en su voz y
frunció los labios.
—¿Y con qué crees que estoy ocupado, Heechul?
—le preguntó con voz suave y peligrosa—. ¿Crees que hay alguien aquí conmigo?
El mundo se detuvo. Lo miró a los ojos, negros
y tempestuosos como la noche.
—¿Lo hay?
—¿Por qué no lo compruebas tú?
Reunió todo su valor y pasó junto a él, con
la cabeza muy alta y las mejillas enrojecidas.
La habitación parecía preparada para la
seducción: luces suaves, música suave, incluso había una botella de vino
abierta. Heechul dirigió la vista hacia la mesa. ¡Una sola copa! Se giró para
mirar a Siwon de nuevo, sólo que esa vez los ojos de él la miraban burlones.
—¿Ya has visto suficiente? —se mofó él.
Heechul había tomado una decisión en el
avión, y las emociones que estaban moviéndose en su interior como una montaña
rusa lo reafirmaron en la idea. Desde aquel momento en adelante, caminaría
orgulloso y fuerte.
—¿Estás solo? —preguntó.
Él dejó escapar una risa extraña y se
acercó a la mesa. Se sirvió a sí mismo una copa de vino y miró a Heechul por
encima de su hombro.
—¿Quieres unirte a mí? —le preguntó en tono
burlón.
¡Aún no había contestado a su pregunta!
Pero su actitud despreocupada dejaba claro que no había nadie más en el
apartamento, ¿o no? Ni siquiera Siwon podría demostrar una sangre fría como
aquélla si tuviera a alguien escondido en su dormitorio. Esa idea hizo que Heechul
hiciera una mueca de dolor.
—¡Estoy embarazado! —exclamó bruscamente,
aliviado—. ¿Lo recuerdas?
—¿Cómo iba a olvidarlo? —replicó él, y
bebió un sorbo de vino—. Siéntate. Descansa tus pies y dime por qué estás aquí.
Heechul se dejó caer en uno de los sofás,
repentinamente exhausto. ¿Que por qué estaba allí?
—O mejor, déjame adivinarlo —continuó él—.
Creíste qué aparecerías sin avisar para «sorprenderme», pero en realidad
esperabas encontrarme en la cama con otro, ¿no es así, Heechul?
La tensión se había ido construyendo desde
hacía mucho tiempo, y en aquel momento alcanzó un grado insoportable. Las
palabras de Siwon fueron suficientes para que él se derrumbara. Lo miró a los
ojos, dejando a un lado su fachada, porque ya no tenía ni las ganas ni la
energía de continuar con ella.
—¡Sí! —exclamó, entre sollozos—. ¡Sí, así
es! ¡Sí, sí, sí, es cierto!
El rostro de Siwon era una máscara cruel.
—Y así habrías tenido la sartén por el
mango, ¿no? Porque, independientemente de lo irrebatible que sea un contrato
prenupcial, ¿qué juez iba a tratar con consideración a un hombre que es infiel
a su esposo embarazado en el primer mes del matrimonio? ¿Por eso te negaste a
practicar sexo conmigo, Heechul? ¿Con la esperanza de provocar esa respuesta en
mí? Porque de ser así, siento decepcionarte... pero en esta ocasión voy a
hacerlo. Siéntete libre para mirar hasta debajo de la alfombra si quieres, no
encontrarás a nadie.
Heechul creía que no le podía hacer más
daño del que ya le había hecho, pero estaba equivocado, porque aquellas
palabras hirientes acabaron con lo que le quedaba de compostura. ¿De verdad
pensaba que era tan intrigante como para preparar algo así? ¿Que usaría su vida
sexual, o su falta de ella, como una estrategia, un plan cuidadosamente
diseñado? ¿Tenía un concepto tan pésimo de él, que creía que era capaz de ser tan
artera?
Un grito largo y estremecedor escapó de su
boca y, para que no lo viera llorar, escondió la cara entre sus manos.
—¿Heechul?
Heechul captó la preocupación en su voz,
pero sacudió la cabeza como para negarla.
—¡Heechul! —exclamó él con urgencia, y se
acercó a él.
—Vete.
—Mírame.
—¡No!
Sus palabras se ahogaron en sus manos y,
conforme él las apartaba de su rostro, lo miró desafiante.
—No había preparado ningún plan, si eso es
lo que crees. Pero sí, creí que podías estar con alguien aquí... o que podría
suceder en un futuro. Y lo más importante... ¿quién podría culparte si lo
hubieras hecho?
Él se quedó paralizado.
—¿Qué acabas de decir? Eso ha sonado como
si me dieras permiso para engañarte, princesa —comentó él, con una voz
sepulcral—. ¿Es eso lo que te gustaría, liberarme a mí para que otro pudiera
ser tu amante? ¿Tienes ya a alguien, Heechul?
¿Cómo podía estar tan equivocado?, pensó Heechul.
—¡No! —exclamó, mirándolo como si estuviera
completamente loco—. ¡No deseo a nadie más! ¡Desde que te conozco, no he
deseado a otro ni por un segundo!
—Entonces, ¿por qué no me explicas de qué
estás hablando?
Heechul se encogió de hombros desesperado.
—Sé que eres un hombre ardiente, y yo no
tengo ningún derecho a obligarte a prescindir del sexo.
—¡Por Dios santo, ya estás otra vez!
—explotó él—. No quiero que sea así. No es algo que yo quiero y tú no me das,
debería ser algo que ambos queremos. Y tú no lo quieres, ¿verdad, Heechul?
Hubo un silencio muy largo. ¿Era lo
suficientemente fuerte como para hacer algo para corregir una situación que
cada día se hacía más insoportable? ¿O acaso su estúpido y terco orgullo iba a
entrometerse en su camino?
—Sí quiero —susurró—. Te deseo muchísimo.
Habló con suavidad, casi
imperceptiblemente, pero Siwon lo escuchó, apartó el pelo alborotado de sus ojos
y vio la confusión en ellos.
—Oh, Heechul —dijo él, suavemente.
—No sé cómo hemos llegado a esto —admitió
en un susurro.
Él tampoco lo sabía. Deslizó sus dedos por su
cuello, y Heechul cerró los ojos.
—Estás agotado —dijo Siwon, vacilante.
—Sí.
—Ven conmigo.
Heechul abrió los ojos y vio que Siwon se
agachaba y lo alzaba en brazos.
—¿Estás llevándome a... la cama?
Los ojos de él estaban empañados de deseo y
la sangre le hervía de pura necesidad. La expectación le recorría la piel,
poniéndola al rojo vivo.
—Bueno, creo que tengo que hacerlo, ¿no te
parece?
Heechul estaba temblando, excitado y
asustado al mismo tiempo, mientras Siwon atravesaba la habitación con él en brazos y lo
tumbaba en la cama. Siwon entrecerró los ojos mientras estudiaba su blanca
piel.
Inesperadamente, comenzó a acariciarle la mejilla, rítmica y suavemente,
y Heechul sintió que poco a poco la tensión le abandonaba. Sus ojos perdieron
su brillo agresivo y sintió que se hundía en una zona de comodidad y consuelo
que su cuerpo ansiaba y estaba preparado para disfrutar. Los párpados le
pesaban enormemente.
Para asombro suyo, debió de quedarse dormido
porque, cuando abrió los ojos de nuevo, la habitación estaba vacía.
¿Lo había soñado todo? Parpadeando, se
incorporó en la cama y contempló el espacio vacío junto a él en la cama. Estaba
liso. Había un vaso de agua en la mesilla de noche y lo apuró, sediento. Cuando
levantó la vista de nuevo, vio la silueta oscura y silenciosa de Siwon en la
puerta, observándole con los ojos entrecerrados.
Cuidadosamente, Heechul dejó el vaso en la
mesilla.
—¿Cuánto tiempo he dormido?
—Dos horas.
—¿Dos horas?
Se lo quedó mirando. Así que él había
cambiado de opinión; cuando la ocasión se le había presentado, no había querido
hacerle el amor, después de todo.
Él vio la expresión de su rostro y comenzó
a desabrocharse la camisa.
Heechul se llevó una mano a sus labios
temblorosos.
—¿Siwon?
—¿Mmm? —preguntó él con voz ronca y llena
de deseo—. Tú quieres esto, Heechul. De hecho, diría que lo necesitas. Los dos
lo necesitamos.
No había cariño en sus palabras, pero a Heechul
no le importó. Con la boca seca, observó cómo se quitaba la camisa y comenzaba
a tirar de su cinturón. Se desabrochó los pantalones y se los quitó, y por fin
se quedó orgullosamente desnudo frente a él.
Heechul comenzó a temblar más que antes, y
eso que no era de los que temblaban por nada. Lo había visto excitado muchas
veces, pero nunca como aquélla. Se acercó a él, con su rostro revelando su
objetivo y su deseo. Heechul quiso gritar, preguntarle dónde había ido la
ternura de antes. Pero él tenía razón. Su necesidad era tan profunda como la de
él. Y no logró articular más palabras que su nombre.
—Siwon —susurró.
Mirándolo con una feroz concentración, Siwon
comenzó a desvestirlo con manos seguras, hasta que también estuvo desnuda, y
entonces él se estremeció al ver que su vientre plano estaba orgullosamente
redondeado. Sintió que se le hacía un nudo en la garganta al contemplarlo.
¿Debían hacer aquello después del largo vuelo y de un encuentro tan tormentoso?
¿Era seguro, no había peligro? El instinto peleó contra el deseo, pero el deseo
ganó la batalla cuando Heechul le rodeó el cuello con los brazos y lo atrajo
hacia sí.
Siwon ahogó un grito cuando el cuerpo
cálido de Heechul se apretó contra él. Era una sensación nueva y conmovedora, y
a ciegas agarró una de las mantas que había a los pies de la cama.
—¡Cúbrete! —le ordenó inflexible.
Heechul lo sintió apartarse de él, pero lo agarró
del brazo fuertemente, obligándolo a mirarle a los ojos.
—¿No me deseas?
—¿Estás loco? ¡Pues claro que te deseo!
Pero no me había dado cuenta... —tragó saliva— Ha pasado mucho tiempo desde la
última vez que te vi desnudo, Heechul.
—Demasiado.
Una barrera caía y era reemplazada por
otra, pero Heechul no iba a permitirle que lo colocara en el pedestal de la
virgen intocable.
—Y demasiado desde la última vez que
estuvimos juntos así —puntualizó.
—¿Me deseas? —preguntó Siwon, inseguro—.
¿Estás seguro?
Más que nada en el mundo. Pero estaba
demasiado embargado por la emoción como para poder hablar. Nunca había visto a Siwon
tan indeciso.
—Sí —susurró Heechul, al fin—. Oh, sí,
estoy seguro. Muy seguro.
Y entonces fue testigo de que las dudas de Siwon
desaparecían.
Como un explorador descubriendo una tierra
desconocida, Siwon deslizó su mano sobre su abultado vientre. Después de un
rato, Heechul colocó su mano entre las piernas de él, y Siwon gimió.
Era extraño y maravilloso, a la vez irreal
y real, redescubrir la piel de él y su cuerpo firme, dejarle producir la magia
que Siwon siempre producía en él. Heechul también la produjo en Siwon. En la
cama seguían siendo dinamita juntos, incluso aunque estuviera un poco más torpe
por el bebé. Se abrazaron el uno al otro con las piernas, con el placer de la
familiaridad aumentado por el hambre de la abstinencia, y se besaron hasta
quedar sin aliento.
Él apartó su cabeza y miró a Heechul a los
ojos, preocupado.
—Temo hacerte daño, cariño.
Él negó con la cabeza.
—No te preocupes, no me haces daño.
En la cama Siwon nunca le hacía daño.
—¿Me vas indicando? —susurró él.
Percibió su inseguridad en la voz y alargó
la mano para guiarlo hasta su miembro y después a su entrada, pensando que él
había sonado casi vulnerable. «Oh, por Dios, quédate así, cariño, por favor»,
rogó en silencio.
Será que la reconciliación será duradera o es solo momentánea. Este par me dan ganas de tirarle de las orejas para ver si se dejan de tontear
ResponderEliminarStan juntos de nuevo pero como será su relación después???
ResponderEliminarSiwon no ama a hee creé q el s capaz d lo peor.
Pobre chul L lo ama
Gracias x subir l cap besosss
Pobre de Hee, definitivamente sus dudas y miedo estan haciendo meya en él.
ResponderEliminarEspero que las cosas cambien para mejor después de lo de hoy, que ambos sean capaces de mostrar sus sentimientos
Gracias por el cap, en verdad que disfruto mucho de esta historia.
Al menos de algo sirvió el viaje,las suposiciones de Hee y las palabras que se dijeron,y han aceptado que se desean,no es que el sexo sea la base,pero sí es un inicio de algo que necesitan hacer y en verdad espero que hagan.....HABLAR.....caray,si tan siquiera hablaran y dejaran ver las inseguridad y sentimientos de cada uno aunque sea un poquito,eso en verdad les ayudaría... que más quieren....que entre y les de un golpe a los dos?
ResponderEliminarpor lo meno espero que esto no sea de solo un momentito,mientras andan de golosos
Me alegro mucho que por fin HeeChul se animará y de diera cuenta que separados su relación estaría peor, aunque me asustó como fue al principio el reencuentro creo que el hecho de que HeeChul se viera vulnerable y admitiera parte de la verdad ayudó a que Siwon también bajará un poco la guardia, ahora a esperar que las cosas entre ellos mejoren de a pocos.
ResponderEliminarGracias por el Mp.
Bye ^^
ok, si, estoy de acuerdo, ellos se entienden muy bien en la cama pero creo que es el momento de comenzar a entenderse en otros aspectos, por el bienestar de su relacion y del bebe.
ResponderEliminarPero eso no quita que me emociana que se entienden en la cama e.e son un par de bipolares, eso es lo que son.