— ¿Por qué
insistís? He dicho que seré gentil. Os causará algún dolor esta primera vez,
pero no mucho.
— ¡Mentís!
— gritó Heechul,
tratando en vano
de liberar sus brazos— . ¡Otro rasgo vil para añadir a
los otros que tenéis!
— ¡Quieto!
— ordenó él en tono cortante cuando Heechul levantó la rodilla peligrosamente
cerca de su ingle— Estabais dispuesto a recibir una azotaina que causa mucho
dolor, pero rechazáis esto, que sólo causa placer. ¿O es la humillación lo que
teméis, porque una vez hecho, no habrá ninguna duda de que me pertenecéis?
— ¡Vuestra
lengua embustera no hará que me someta! — gritó lleno de frustración— .
¡Conozco los sufrimientos que vais a causarme!
—
¿Sufrimientos? — el miró esos ojos aterrorizados y se preguntó qué demonios le
habrían metido en la cabeza— . La verdad surgirá del hecho.
Con eso,
se apartó y Heechul pensó fugazmente que había cambiado de
intención. Pero se engañó, porque al instante siguiente le quitaron el cinturón,
y su camisa le fue arrancada de los hombros, bajada por sus caderas y arrojada
al suelo. Gimió débilmente por la humillación de tener su joven cuerpo desnudo
completamente ante los ojos lascivos de un hombre. Y los ojos de este hombre
saborearon con voracidad su desnudez y le hicieron cerrar los ojos de
vergüenza.
— Así que
éste es el cuerpo que queríais negarme — murmuró él con voz ronca— Esperaba
encontrar formas de varoncito, no estas curvas y redondeces perfectas. Sí, sois
un joven de verdad, completo. Nunca había visto tanta belleza... y ahora es
toda mía.
Heechul se
sobresaltó ante sus palabras y abrió los
ojos.
— ¡Cesad
de balbucear, vikingo! ¡Yo no soy vuestro y vos no habéis demostrado lo
contrario!
El le sonrió a esos tormentosos ojos negros y esas
mejillas de color encendido.
— Lo haré
con placer, Heechul. — pronunció el nombre como una caricia— . Sí, con mucho
placer, por cierto.
Se
inclinó, sus manos le sujetaron los brazos a los costados y puso una pierna sobre las de él,
dejándolo inmovilizado. Después llevó sus labios a las firmes eminencias de los
pezones que se alzaban orgullosos frente a él. Tomó uno en su boca y succionó
suavemente. Heechul se estremeció ante este ataque. Nunca había soñado que los
labios de un hombre pudieran ser tan ardientes. Parecían abrasarlo donde
tocaban. ¿Este intenso calor era parte de los sufrimientos que iban a venir?
Bajó la
vista hacia él; asombrado, miró la cabeza que descansaba sobre su pecho.
Después miró los hombros enormes y vio las finas marcas sangrientas de sus
arañazos.
Observó
los músculos de hierro que ondearon en la espalda cuando trató de mover sus
brazos y él se lo impidió. Heechul admiraba la fuerza y el
coraje; siempre los había admirado. Pero la fuerza de este hombre era increíble.
Lo sujetaba con pasmosa facilidad cuando trataba con todas sus energías de
sacárselo de encima. Aunque un cuerpo tan poderoso era magnífico de contemplar,
estar a merced de esa fuerza le resultaba intolerable.
— Siwon...,
Siwon... — El lo miró, asombrado.
— Es la
primera vez que usáis mi nombre — dijo — Me gusta como suena en vuestros
labios.
Heechul se
esforzó para hablar.
— Siwon,
soltadme — dijo en tono lo más cercano al ruego que le fue posible.
El sonrió,
con los ojos inflados de pasión.
— No, mi
beldad. Es demasiado tarde para eso.
Intentó
besarlo, pero Heechul volvió la cabeza a un la do. Le soltó un brazo para
sujetarle la cara. Instantáneamente lamentó su decisión, pues él le clavó en
una parte blanda del pecho las uñas como filosos dientecillos. El aulló de
dolor y rápidamente volvió a sujetarle la mano.
— ¡Veo
que, después de todo, tenéis un arma, mi joven sanguinario!
— ¡Sí,
pero lamento no poder alcanzar vuestro corazón; porque, si pudiera, lo
arrancaría y lo arrojaría a los lobos para que lo comiesen!
— Bueno,
mí fierecilla, aquí tengo algo que os daré a cambio, aunque no irá a los lobos,
sino entre vuestras piernas — gruñó él, y le aferró ambos brazos con una mano
mientras que con la otra se quitaba los pantalones.
Con las
piernas libres por un momento, Heechul pateó con furia, pero fue inútil. Y
entonces, el miembro duro e hinchado de él se apretó contra sus muslos. Como él estaba de costado, pudo verlo
claramente, soltó una exclamación ante el enorme tamaño y supo que Jaejoong no
había mentido. Seguramente, este orgulloso animal lo haría pedazos y lo dejaría pidiendo misericordia a gritos. Pero aunque se sintió
preso de un miedo horrible, no pudo pronunciar las palabras rogándole que lo
soltara.
Su pánico
creciente casi lo ahogó. Se sacudió y retorció de tal modo que no se dio cuenta
de que él había metido las rodillas entre sus piernas y ahora se inclinaba
sobre su cuerpo. Cuando él bajó lentamente su peso, anulando de una vez por
todas sus inútiles esfuerzos, supo que estaba atrapado sin la menor esperanza
de escapar.
— Actuáis
como si fuera a mataros — dijo él, todavía asombrado de que luchara con tanta
fiereza— . Dejad a un lado vuestros temores. No pereceréis en mi lecho.
— ¡Las
palabras de un taimado zorro a su víctima elegida! — siseó Heechul entre
dientes— . Os advierto, vikingo. Si insistís en esta fechoría lo lamentaréis.
¡Yo no me tomo las injusticias a la ligera!
El ignoró
la amenaza y aplicó sus labios a la curva
de su cuello. Después, le susurró al oído.
—
Relajaos, Heechul, y seré gentil con vos.
— ¿Cómo
puede ser gentil un patán chapucero? — replicó.
Heechul no
vio que la cara de él se crispaba de cólera, pero la voz fue prueba de su
fastidio...
—
¡Entonces, lo tendréis a vuestro modo! — dijo Siwon.
Las
piernas de Heechul estaban ampliamente separadas por los muslos de él. El
enorme miembro fue como un grueso vástago de acero que apretaba para penetrarlo,
hasta que encontró la resistencia de la doncellez. Pero como un ariete que
golpea y golpea, él atravesó, Heechul sintió un dolor penetrante y ardiente.
El cuerpo
de Heechul estaba rígido de expectativa. Esperó que el terrible sufrimiento
continuara. Pudo sentir el arma ofensiva que entró profundamente en él y
enseguida salió por completo, sólo para volver a entrar más y más hondo. Una y
otra vez lo penetró, salió, regresó rápidamente para
sepultarse de nuevo. ¿Dónde estaba el dolor que Heechul temía por sobre todas
las cosas? ¿Y qué era esta extraña sensación que lentamente se extendía por su
cuerpo y que lo hacía sentirse flotando, volando en una nube mística que lo
llevaba cada vez más alto... y hacia dónde?
Heechul no
sabía que Siwon estaba observando la confusión de sus facciones. Por fin él
cerró los ojos y entró tan hondo que pareció que ambos quedarían unidos por
toda la eternidad. Después se quedó quieto. Aunque hubiera querido bajar la
guardia y descansar en esta proximidad, para obtener de ello más placer, ni
siquiera ahora pudo confiar en él.
Heechul
estaba sumido en sus pensamientos cuando él le miró, una arruga le cruzaba la
frente. Siwon se preguntó brevemente por su humor, por qué ahora estaba tan
quieto y no exigía que lo soltara. Heechul le había proporcionado más placer
del que había creído posible y con un poco de asombro sintió que ya estaba
deseando volver a poseerlo.
— ¿Por qué
os detenéis? — preguntó Heechul en tono altanero. El miró esos ojos confundidos
y rió.
— Porque
habéis recibido mi simiente y pasará un rato antes que pueda daros más.
— Pero
aún estáis duro
dentro de mí —
replicó sin avergonzarse— . Puedo sentiros. ¿No podéis continuar?
Siwon lo
miró completamente sorprendido.
— ¿Queréis que continúe?
Heechul lo
pensó un momento y respondió en tono indiferente.
— No, el
momento ha pasado.
El gruñó,
irritado por la respuesta, y se preguntó
si después de todo, no habría perdido la batalla.
— Deduzco que no os resultó tan terrible,
¿eh? —
preguntó mientras buscaba sus pantalones.
—
No, en lo más mínimo — repuso y se estiró perezosamente delante de él. De
pronto, una expresión de cólera pasó por su rostro— . ¡Pero alguien pagará muy
caro por lo que fui persuadido a esperar!
— ¿Quién?
— Es
asunto mío, no
vuestro—replicó. Enseguida, sus carcajadas resonaron en la habitación,
aumentando aún más la confusión de él— Este día he aprendido mucho, vikingo. Os
doy las gracias.
Como no
estaban Jooahn ni Siwon para decirle nada, Heechul pasó el día holgazaneando en
la casa y conociendo a los sirvientes. Siwon había salido violentamente de la
habitación después de vestirse, de un humor tempestuoso. Regresó apenas el
tiempo suficiente para arrojarle una camisa nueva y enseguida se marchó sin
decir palabra. Sabía que estaba profundamente irritado por el resultado de
haberle hecho el amor. Había esperado humillarlo, y en realidad fue él quien
dominó la situación. Esto no lo satisfacía para nada. Quizás ahora estaba
tramando otras formas de domeñarlo, pero las enfrentaría llegado el momento.
Heechul se
sentó junto a la mesa de la larga y angosta área de cocinar y miró cómo Donghae
preparaba hogazas de pan para la comida vespertina de Siwon. Leeteuk estaba junto
al fuego revolviendo una espesa sopa llena de trozos de pollo. Leeteuk era un
joven de cabellos leonados, de unos cuarenta años, bajo y rollizo, de sonrisa
fácil y complexión florida.
Los dos
jóvenes habían contado a Heechul cómo llegaron aquí. Sorprendentemente, sus
relatos estuvieron desprovistos de rencor. Habían sido vecinos en su tierra
natal, pues vivían en una aldea que fue saqueada hacía cuatro años. Fue el
mismo Siwon quien los capturó y trajo aquí. En esos años,
él servía a su padre y participó en muchas de esas incursiones. Los dos jóvenes
no se lamentaban de la vida que llevaban aquí, pues no era muy diferente a la
que conocían en su tierra, y estaban bien alimentados.
A Leeteuk
no le importaba tanto como a Donghae que cualquier huésped de Siwon pudiera
llevarlos a la cama cada vez que lo deseara, simplemente porque eran esclavos y
no tenían ningún derecho. Este era el único aspecto de su vida del que se
quejaba Donghae. Por lo menos, no sucedía a menudo.
Ambos
escucharon con ansiedad cuando Heechul explicó su historia y quedaron un poco
intimidados al enterarse de la forma en que había sido educado. Ahora se sintió
doblemente agradecido de que su padre no hubiera dado ninguna importancia a las
costumbres y la tradición, pues de otro modo él también habría sido como estos
jóvenes, pasivo bajo el yugo. Él nunca se sometería, y Choi Siwon tendría que
aprender esa verdad con el tiempo, aun si no la aceptaba.
— Contadme
acerca de Siwon — dijo Heechul mientras mordisqueaba unas nueces silvestres que
Jackie le había traído esa mañana—. ¿Es un hombre equitativo?
— Claro
que lo es — dijo Leeteuk prestamente.
— Excepto
cuando nos entrega a sus amigos—añadió Donghae todavía recordando los días de
festín.
— Creo que
os quejáis demasiado — dijo Leeteuk, y rió por lo bajo— . Os oí reír lo mismo
que yo cuando os revolcabais con un hombre.
— No me
importa un hombre a la vez, pero no uno tras otro como en el festín — repuso Donghae
con irritación— Decidme si os gusta el dolor que sentís en el trasero al día
siguiente.
Heechul
trató rápidamente de cambiar de tema porque su propia experiencia con un hombre
aún era demasiado reciente y no quería pensar en ello todavía.
— ¿Y los
esclavos que vendió? ¿No le importa qué será de ellos?
— Tuvo
que venderlos, Heechul
— explicó Donghae—
. Tenía demasiados aquí..., los
que tomó él mismo, los de Kangsi y los que le dio su padre. Vendió solamente
los más robustos, que podrán defenderse bien y, por supuesto, los que creaban
problemas.
Heechul
palideció aI oír esto, pero Donghae y Leeteuk no lo notaron. Pronto recobró la
compostura.
— ¿Cuántos
quedaron? — preguntó.
— Diría
que aproximadamente una docena. Estamos nosotros, y los dos jóvenes viejos que
visteis ayer. Después están Jackie y cinco hombres más jóvenes. Por supuesto,
también están los niños.
— ¿Los
niños?
Donghae
sonrió con orgullo.
— Yo tengo
uno, Hyungsik, de dos años. Leeteuk tiene tres, dos de ellos mellizos.
— Los viejos
los cuidan durante el día — dijo Leeteuk— . Los conoceréis más tarde, cuando vengáis
a casa con nosotros. Espero que os gusten los niños.
— Me
gustan — Heechul sonrió— . Solía llevar a cazar a los pequeños de nuestra aldea
cuando sus padres trabajaban en los campos. Quizá también pueda llevar a los
vuestros cuando sean más grandes.
Heechul
advirtió con una sacudida interior que había hablado de un futuro aquí, cuando
no tenía intención de quedarse mucho tiempo, tendría que vigilarse y no hacer
demasiada amistad con estas personas, a fin de no lamentar su partida.
Siguió
reuniendo información sobre el vikingo.
— ¿Son
hijos de Siwon?
— El amo
jamás me tocó — dijo Leeteuk e hizo pucheros— aunque traté muchas veces de
llamar su atención.
— A mí me
llevó a su cama unas pocas veces después que me trajo aquí
— dijo Donghae— Pero perdió el interés y empezó a visitar la casa de su padre
para probar los esclavos de allí. Hyukjae es el padre de Hyungsik, de eso estoy
seguro.
— ¿Hyukjae?
— El amigo
más íntimo de Siwon. Se hicieron hermanos de sangre para sellar esa amistad.
Mezclaron sus sangres y las vertieron en la tierra en un rito de fertilidad.
Eso fue hace seis años. Cuando Siwon tenía diecinueve y Hyukjae algunos más.
— ¿Hyukjae
os contó eso?
— Sí,
viene a verme a menudo y platica conmigo.
— ¿Hyukjae
sabe que Hyungsik es su hijo? — preguntó Heechul.
— Por
supuesto.
—
¿Entonces, por qué no se casa con vos?
Los
jóvenes miraron a Heechul como si fuera un tonto. Leeteuk respondió.
— Un vikingo
no puede desposar a un esclavo
— No está permitido
— ¿Y si el
esclavo fuera liberado?
— Yo no
seré liberado, Heechul. Hay una sola forma en que un esclavo puede obtener su
libertad, que yo conozca, y es ayudando durante una pelea, matando a un enemigo
del clan. Sólo un amo generoso otorga entonces la libertad. Hyukjae ha pensado
en comprarme a Siwon; está aguardando el momento apropiado para hacerle el
ofrecimiento, cuando la dureza de Siwon se relaje un poco. Siwon era un joven
alegre y bondadoso cuando vinimos aquí, generoso y amable con todos. El hermano
joven de Hyukjae cambió eso, hace tres años. Ahora él detesta a todos y se
burlaría de Hyukjae si éste le dijera que me ama.
A Heechul
se le despertó el interés.
— ¿Ese es
el Zhoumi que he oído mencionar con disgusto?
Donghae
miró la puerta para asegurarse de que estaban solos antes de responder.
— El es,
sin duda. Una perra fría y calculadora, si me lo preguntáis... en nada parecido
a Hyukjae. Bueno, Siwon se enamoró de Zhoumi y creyó que él retribuía ese amor.
Iban a casarse, en realidad. Pero entonces llegó un rico mercader y Zhoumi se
fue con él, aparentemente prefiriendo las riquezas al amor. Desde entonces Siwon
no es el mismo. Ha jurado despreciar a todos los jóvenes y no casarse jamás. Se
enfurece y enfada por la cosa más pequeña. Se ha vuelto cruel y despiadado,
busca pelea y ha perdido muchos amigos. Durante dos inviernos se fue a las
forestas y navegó hacia el norte para cazar, llegando al agotamiento para
acumular centenares de pieles, que vendió junto con los esclavos. Sus ansias de
riqueza eran intensas. Por lo menos, eso lo ha conseguido. Hyukjae dice que
ahora es un hombre rico. Y ya no es tan duro con nosotros como antes de partir
en ese viaje. Pero sigue siendo frío y desconfiado.
— ¿Creéis
que piensa conquistar a Zhoumi con esas riquezas? — preguntó Heechul.
— Quizá —
replicó Donghae— . Yo no sé lo que puede haber en la mente de él. Sólo sé lo
que Hyukjae me cuenta, y me dice que Siwon jamás volverá a entregar su corazón.
Se cuida mucho. La única pareja que merece su amor, según él, es su madre. Esa
mujer no puede hacer ningún mal, piensa Siwon.
— Sí, he
visto el respeto que le tiene cuando estuve en el hall — dijo Heechul— Decidme,
¿por qué ella enseñó nuestra lengua a Siwon y no al otro hijo?
— Yunho es
el primogénito y el heredero, así que tiene que ser un verdadero vikingo. Ella
no puede demostrar amor por él en público porque está mal visto, y él es
vigilado continuamente por el clan. Ella se los dejó a ellos. Siwon fue su
segundo hijo y ella se consagró a él como sólo puede
hacerlo una madre. El habla nuestra lengua y conoce a nuestro Dios además de
los suyos. Sus modales bondadosos y amables vienen de ese amor que ella derramó
sobre él, hasta que Zhoumi mató esos sentimientos.
— Me
resulta difícil de creer que un corazón destrozado pueda hacer tanto daño —
dijo Heechul pensativo.
— Es fácil
ver que nunca entregasteis vuestro corazón, Heechul, pues de otro modo sabríais
los demonios que puede poner la venganza en un alma dolorida. A Siwon lo
volvieron malvado. No en broma lo apodaron Siwon Corazón Duro.
Heechul para
el establo, al entrar encontró a Jackie aplicando un emplasto a la pata herida
de una yegua.
— Estaba
empezando a preguntarme si habíais perdido interés en el establo, jovencito —
dijo él cuando se le acercó— . Esta mañana me hubiera servido mucho vuestra
ayuda para tranquilizar a esa potranca después que ese semental salvaje la
pateó en su ansiedad por salir.
Heechul
frotó suavemente el morro de la yegua.
— Creí que
no aceptaríais mi ayuda a menos que Siwon diera permiso.
— Lo dio
anoche.
— ¿De
veras? — pregunto Heechul, sorprendido, y enseguida rió con ganas— . ¡De modo
que he ganado!
— Nada sé
acerca de eso — replicó Jackie con una risita divertida— .El dijo que yo debía
trabajar con vos hasta que desistierais.
— Bueno,
no imaginé que sabría perder con gracia — dijo
Heechul, y se sonrió, muy satisfecho de sí mismo— . Sin embargo, estoy dispuesto
a trabajar duro. Veamos, dejadme terminar eso con vos.
Jackie se
incorporó lentamente y Heechul se puso de rodillas para ocupar su lugar junto a
la yegua. El lo observó con ojo crítico mientras trabajaba,
pero no le importó. Sabía que le llevaría un tiempo demostrar al anciano que
era capaz.
— El
invierno se acerca rápidamente — dijo Heechul e n tono pensativo— . Sentí el
viento frío en mis brazos des nudos cuando subí la cuesta.
Jackie rió
por lo bajo.
— Estaréis
contento con este tiempo hermoso, jovencito, cuando hayáis probado el invierno
aquí. Pero sí, pronto estará sobre nosotros. Las cosechas fueron recogidas hace
dos semanas y el sol se acerca al horizonte. Antes de que pasen muchos días,
estaréis deseando los fuegos del infierno para calentaros.
— Eso, no
— replicó Heechul— Jamás. Quizá pueda dormir aquí, con los caballos, cuando
llegue la nieve.
— iHum! —
gruñó él— El amo Siwon nunca permitirá eso.
Heechul
sonrió con astucia.
— Vos
creíais que no me permitiría trabajar aquí y lo hizo. Siwon no es tan difícil
de persuadir — con curiosidad, preguntó— : ¿Qué hace él en invierno para ocupar
su tiempo?
— No hay
mucho que hacer para nadie cuando llega la nieve. El amo suele cazar y reunirse
con sus amigos para beber. Habitualmente se une por un mes a su hermano Yunho y
navegan hacia el norte para cazar osos polares.
— ¿Dónde
está ahora?
— Salió a hacer su cabalgata matinal.
— ¿Cabalga
todas las mañanas? — Jackie lo miró con curiosidad.
— ¿Por qué
tantas preguntas, joven? ¿Os habéis enamorado del amo?
— ¡Claro
que no! — replicó Heechul— . Pero si voy a quedarme aquí, quiero saberlo todo
acerca del hombre que es el amo de este lugar.
— ¿Si
vas a quedaros?
— Jackie enarcó
una ceja— . No tenéis alternativa, jovencito.
Heechul
terminó su tarea con la yegua, se incorporó y sacudió el polvo de su pantalón.
— Tengo
una alternativa, Jackie — dijo en tono de confidencia— . No lo dudéis.
Una arruga
más se sumó a los surcos de la frente del anciano.
— ¿Qué
demonios se ha metido en vuestra cabeza? Por vuestro bien, os advierto que el
amo trata con mucha dureza a los que tratan de huir.
— Si los
encuentra. ¿Ninguno de aquí buscó la libertad?
— Sí, dos.
Una mujer trató de escapar a las colinas en medio del invierno, pero el amo la
encontró enseguida y la trajo de vuelta. La desdichada pasó dos días en la
celda de castigo y casi había muerto congelada cuando por fin la sacaron. La
llevaron con los otros esclavos que fueron vendidos.
— ¿Dijisteis
dos?
— Un joven
huyó el año pasado. Yunho se ocupó de él, pues Siwon no estaba aquí. El
muchacho fue azotado delante de todos, hasta morir. A Yunho le gusta que sus
escarmientos sean recordados para siempre.
Heechul se
estremeció.
— Esa
celda de castigo, ¿existe de veras? — Jackie asintió con expresión sombría.
— Está
debajo de la casa, frente al fiordo. Kangsi la hizo construir para los
castigos, pues el látigo no le gustaba. Es sólo un recinto pequeño tallado en acantilado
y que se cierra con una pesada puerta. En la puerta hay una pequeña abertura
cuadrada, con barrotes de hierro, que es la única entrada de aire. Pero también
deja entrar el frío en invierno. No es una habitación confortable, pero el amo
la ha usado en algunas ocasiones.
— Bueno,
no temáis, Jackie. Yo no veré esa habitación . Cuando me vaya, si me voy,
abandonaré estas tierras y no me encontrarán.
— ¿Por
barco? — preguntó él y rió brevemente— ¿Cómo, jovencito? En este fiordo hay
sólo tres barcos. El del amo, el de su padre y uno que pertenece al clan del
otro lado del fiordo. Ninguno zarpará antes de la primavera y vos solo nunca
podríais manejar uno.
— No
imaginé que podría — replicó Heechul secamente, sintiendo que la desesperanza
descendía sobre él.
En ese
instante oyeron que se acercaba un jinete. Un momento más tarde, el gran
semental negro entró en el establo. Siwon, alto y erguido sobre el lomo del
animal, vestía túnica y pantalones color castaño oscuro y su pelo estaba en
desorden por la cabalgata.
Los ojos
de Heechul examinaron caballo y jinete. Siwon tenía un cuerpo cuya fuerza era
evidente en los marcados músculos de los brazos desnudos, un cuerpo
inmensamente agradable de contemplar. Y su rostro hubiera embobado a un joven
más débil, tan de muchacho cuando sonreía, tan recio y guapo cuando estaba
serio.
Ciertamente,
Heechul nunca había conocido un hombre como éste. Pensó, un poco contra su
voluntad, que podría pasar se horas contemplándolo sin cansarse de lo que veía.
— Salió a hacer su cabalgata matinal.
después de todo no fue como esperaba al estar con Siwon y descubrió como fue engañado y sigue buscando a forma de escapar lo lograra gracias por el cap bye.
ResponderEliminar