Un viento
frío que entraba por la puerta del balcón despertó a Heechul. Se estremeció, y
rápidamente metió los pies desnudos debajo de su camisa. Cuando yacía enroscado
como una pelota para darle calor, se abrió la puerta.
Levantó la
vista. Siwon estaba allí con una gran bandeja de comida. El ordenó al Bugsy que
se largara, cerró la puerta con el talón y puso la bandeja sobre la mesa.
— ¿Qué
tenéis contra el aire fresco? — preguntó él sin mirarlo, y abrió la puerta del
balcón.
— ¿Qué
tenéis vos contra un poco de tibieza? — replicó con petulancia. De pronto, él
le sonrió.
— Temo que
vayáis a perecer en invierno, joven, si pensáis que con este tiempo tan
apacible hace frío.
Heechul tembló
ante sus palabras. ¿Cómo se las arreglaría en invierno? Tan al norte, los meses
largos, fríos, serían como nada que había conocido en su tierra. Y si lo que le
habían dicho Janghoon y Siwon era verdad, durante ese tiempo no habría sol para
ayudar a fundir la nieve.
— Venid a
comer — dijo Siwon, y acercó a la mesa las dos sillas como tronos.
— ¿Vuestros
invitados se han
marchado al fin?
— preguntó Heechul, pronunciando
las palabras con todo el disgusto y el odio que sentía.
— Sí. Mi
casa ha vuelto a la normalidad. Primero comeremos y después hablaremos.
Heechul lo
miró con recelo
— ¿Acerca
de qué?
— De vos y
vuestra nueva vida aquí..., de lo que se esperará de vos. Esta vez dejaremos
las cosas arregladas.
¡Oh,
señor! Sintió que se acercaba otra batalla y en verdad no le gustó la
perspectiva. ¿Siempre tendría que chocar con este hombre? Todavía no había tenido
un día de paz desde la muerte de su padre y ansiaba un poco de tranquilidad.
Heechul
suspiró y se unió a Siwon en la pequeña mesa. El había traído dos tazones
llenos del desayuno diario normal: gachas de avena. También había faisán
recalentado y una hogaza entera de pan para los dos. Cuando Heechul tomó un
jarro y lo encontró rebosante de leche tibia como antes, hizo una mueca.
— ¿Por
quién me tomáis que me dais leche como a una criatura?
— Yo
también bebo leche — replicó él, levantando un jarro como el suyo— Se cree que
es una bebida saludable
— ¡Detesto
la leche! — estalló— ¿Aquí no se le s permite a los jóvenes un poco de vino o
hidromiel?
El se
reclinó en su silla y frunció los labios.
— Sí, se
les permite — dijo— . Pero no a los esclavos.
Heechul sintió
un fuerte impulso de arrojarle la leche en la cara para borrar esa
expresión. Se preguntó fugazmente
cómo reaccionaría y decidió no
hacer la prueba. Maldijo otra vez a su destino y en seguida atacó la comida,
ansioso por terminar de una vez.
Siwon lo
observó en silencio mientras comía y notó el color encendido de sus mejillas.
No hacía falta mucho para inflamar el carácter de este joven. La sola mención
de su nueva condición era suficiente. Nunca había conocido un joven con tanto
orgullo fuera de lugar y con tanta arrogancia. Que le perteneciera, era algo
que todavía él tenía que decidir si le resultaba gratificarte.
Recordó
cuando vino tarde en la noche y lo encontró hecha un ovillo en la cama. Su
rostro parecía tan infantil, su belleza tan irreal. Pero en seguida recordó
cómo lo había encontrado ayer, abajo, todo furia y fuego, salvaje y desafiante.
Aun entonces él admiró su belleza, el
intenso color de su cara causado por la cólera. Lo
enfureció sobremanera encontrarlo discutiendo con su madre. Pero se detuvo para
escuchar las palabras con que describía lo que había sufrido, lo que había
perdido a manos de su padre. Algo de su furia murió entonces, pero se reavivó
de inmediato cuando amenazó a su hermano.
¡Pensar
que un esclavo suyo iba a atreverse a amenazar a su familia! Y después, ver que
su madre lo defendía, que detenía su mano para que no lo castigara como se lo
merecía. Sin embargo, fue una suerte que su madre hubiera estado allí, porque
él, enfurecido como estaba, seguramente habría lo lastimado seriamente, sólo
para lamentarlo después.
— Bueno,
¿vais a dictarme vuestra ley ahora?
La
insolente pregunta lo hizo sonreír, lo cual formó hoyuelos en sus mejillas.
—
¿Aceptaréis mi ley? .
— Primero
os escucharé, después tendréis mi repuesta — repuso él con voz carente de interés.
— Muy bien
— dijo él, recostándose nuevamente en el respaldo de su silla— Para empezar, no
tendréis más berrinches de los que me habéis brindado hasta ahora.
— Yo no
tengo berrinches, vikingo, digo lo que siento — respondió con calma.
— En vuestros
labios, la palabra vikingo suena como un insulto. No quiero volver a oírla.
— ¡No os
llamaré amo! — siseó él, pronunciando la palabra con intenso desprecio
— Os
concedo eso — replicó él— . Me han dado un nombre que podéis usar.
— A mí
también me dieron un nombre, aunque no he oí do que vos lo uséis...
— Muy
bien... Heechul — dijo él y sonrió.
Heechul dejó
que una sonrisa asomara a sus labios.
— No es
tan difícil llegar a un acuerdo con vos.
— ¿No?
Deberíais reservar vuestras opiniones hasta que hayamos terminado — respondió
él, y vio que la rara sonrisa desaparecía— . Ahora bien — continuó con tono
autoritario— Jooahn me ha sugerido que seáis alojado con los
otros jóvenes. Donghae y Leeteuk comparten una casita a corta distancia detrás
del establo. Viviréis con ellos. Dormiréis y pasaréis vuestro tiempo libre
allí. ¿Es de vuestro agrado?
— Sí.
— Bien.
Vuestras tareas no serán diferentes de los de esos jóvenes. Ayudaréis a cocinar
y limpiar, ordeñaréis las vacas, moleréis el grano. En realidad, no hay mucho
que hacer, pues esta casa es pequeña y sólo tenéis que servirme a mí. Cuando no
esté, Donghae os dirá qué hacer. Y puesto que no tengo esposo, también
ayudaréis ocasionalmente en el cuarto de costura, a remendar y hacer nuevas
ropas.
— ¿De
veras? — preguntó Heechul con frialdad.
— Sí. No
habrá niños que cuidar ni un joven señor que atender, pues nunca me casaré.
Sólo tenéis que complacerme a mí — dijo Siwon rápidamente.
— Todas
esas tareas que habéis descrito son tareas de jóvenes y mujeres.
— Por
supuesto.
Heechul lo
miró fijamente, tratando de conservar la calma.
— Teníais
razón cuando dijisteis que reservara mi opinión sobre el resultado de esta
plática, porque si eso es lo único que me ofrecéis, nunca nos pondremos de
acuerdo.
Siwon la
miró ceñudo.
— ¿Os
negáis a trabajar?
— ¡He
dicho que no quiero hacer trabajos delicados ! — dijo con altanería— ¡Nunca lo
hice y nunca lo haré!
El se
inclinó hacia adelante con los ojos entrecerrados como dos hendiduras cada vez
más furioso.
— ¡Lo
haréis!
— ¡No,
vikingo! — replicó, poniendo fin a la especie de tregua que existía entre los
dos— . ¡No lo haré!
— ¡La
comida que coméis, las ropas que vestís, vienen de mí! ¡La casa donde dormís es
mía! — estalló él, poniéndose de pie— . ¡Si no ganáis lo que consumís, sois
inútil para mí!
— Ganaré
lo que consuma — dijo Heechul en un tono repentinamente calmo que lo
sorprendió.
— ¿Cómo?
No será en mi cama, si es eso lo que pensáis.
— Con
seguridad, eso jamás ocurrirá. No. Jackie ha dicho que puedo ayudarlo con los
caballos si le dais vuestro permiso — Siwon lo miró torvamente.
— ¿Cuándo
hablasteis con Jackie?
— El
primer día de vuestro regreso.
— ¡Os
ordenaron que ese día permanecieseis en el cuarto de costura!
— No estoy
acostumbrado a la inactividad, vikingo — replicó
con vehemencia— ¡Tampoco a recibir órdenes!
— Bueno,
tendréis que aprender — repuso Siwon con brusquedad— . Y
en cuanto a trabajar con Jackie, eso
está fuera de la cuestión.
— ¿Por
qué? — preguntó—
Decís que debo
ganar lo que consumo. Bien, os dije lo que es
aceptable para mí. Conozco de caballos tanto como de armas, y no me opongo a
limpiar un establo porque lo he hecho antes. Si eso no basta, también puedo
cazar. En mi casa, yo proporcionaba carne para nuestra mesa; lo mismo puedo
hacer aquí.
— ¿Ese es
el alcance de vuestros talentos? — preguntó Siwon con sarcasmo.
Heechul sonrió
de repente.
— No. Si
tenéis un enemigo, lo mataré por vos — Siwon estalló en carcajadas.
— Sois
sorprendente, joven. ¿De veras os gustaría ser un hombre?
Heechul se
enfureció por su tono burlón.
— No puedo
evitar ser lo que soy — dijo con voz quebrada— Fue así como me criaron.
— Bueno,
tendréis que cambiar vuestros hábitos.
— ¿No cederéis?
— No.
Trabajaréis en la casa.
Heechul se levantó
con los hombros
rígidos y el
mentón orgullosamente en alto.
— Entonces
— dijo— ,
no me dejáis
otra alternativa que marcharme.
— ¿Qué? —
Lo miró con incredulidad.
— Me
habéis oído, vikingo. Puesto que no trabajaré según vuestras órdenes y vos no
me dejáis elegir, entonces, como dijisteis, seré inútil para vos. De modo que
me marcharé.
Siwon
meneó lentamente la cabeza y cruzó los brazos.
— No, joven.
Eso es imposible. Olvidáis que ya no sois libre de ir y venir como os plazca.
Ahora me pertenecéis.
— ¡Sois un
asno insufrible! — estalló Heechul, con su furia reflejada en la plata vidriosa
de sus ojos— . ¿Creéis que podríais detenerme si quisiera marcharme?
Siwon se
puso rígido de ira. Se sorprendió por haber soportado hasta ahora su
obstinación.
— Si
abandonáis mis tierras, todo vikingo de millas a la redonda será lanzado tras
vos. Después seréis encerrado en una celda por vuestra terquedad...
indefinidamente.
Heechul se rió de él.
— Una vez
que me haya marchado, vikingo, no me encontrarán. Así que vuestras amenazas no
me asustan.
— He
tolerado mucho de vos — dijo Siwon con voz fría como el hielo— Pero basta. Es
tiempo que aprendáis plenamente lo que significa ser poseído.
Heechul
miró la puerta cerrada, pero no quiso huir. No cuando podía apoderarse del
cuchillo que Siwon llevaba en su cinturón y ponerse en posición ventajosa.
— ¿Qué
tenéis pensado, vikingo?
— Una
buena azotaina, para empezar — dijo él, y empezó a acercársele.
Siwon
esperaba que echara a correr y, por lo tanto, no estaba preparado cuando Heechul
se lanzó hacia él y en seguida se escabulló fácilmente por debajo de su brazo.
El murmuró un juramento y se volvió para agarrarlo, pero se detuvo de pronto
cuando vio el brillo del cuchillo que tenía en la mano. Heechul rió de la
absurda expresión de Siwon.
—
¿Decíais?
— ¡Dadme
el cuchillo! — rugió él.
— ¡Venid y tomadlo, maldito! — le dijo con ojos
tan decididos como su tono.
—
¡Sufriréis más por esto!
— Cuidado,
vikingo — dijo en tono de provocación— . Ahora no está aquí vuestro Bugsy para
protegeros.
Siwon soltó
un gruñido y fue hacia él. Heechul mantuvo el cuchillo delante de él, con
intención de mantenerlo a raya , no de matarlo. Era una bestia arrogante, pero
aún no le había hecho ningún daño. Quería la sangre del padre, no del hijo.
Sin
embargo, fue un error no atacarlo, porque Siwon dio un salto y aferró la muñeca
del brazo que sostenía el arma. La presión que aplicó para hacer caer el
cuchillo fue tremenda, pero se mordió el labio y soportó el dolor, mientras
maniobraba diestramente el cuchillo hasta que le hizo un corte en el brazo. El
le soltó . Heechul miró la sangre y notó que era apenas un pequeño arañazo.
Pero en ese momento, el puño de Siwon cayó con fuerza sobre
su muñeca y el cuchillo cayó al suelo. En seguida golpeó a Heechul con el dorso
de la mano y casi le hizo perder el equilibrio.
Heechul se
limpió lentamente la sangre que brotaba de su labio inferior y lo miró
desafiante. Permaneció erguido, orgulloso y sin temor frente a su contrincante.
— Haz lo
tuyo, vikingo.
El no dijo
nada, sino que lo miró un largo momento. Algo de su cólera se disipó. No se
preparó para correr cuando él se quitó el cinturón y lo sostuvo en su mano,
sino que lo miró con odio a los ojos.
Entonces,
inesperadamente, él dejó caer al suelo el grueso cinturón. Heechul lo miró con
expresión de desconcierto que se acentuó cuando él procedió a quitarse la
túnica. Luego se inclinó par a soltar las correas de cuero que le ceñían los
pantalones alrededor de las piernas, y Heechul ahogó una exclamación.
— ¿Qué
estáis haciendo?
Una
sonrisa cruel asomó a los labios de Siwon.
— Me
desnudo — dijo. Heechul dilató los ojos.
— ¿Me
golpearéis sin vuestras ropas? — preguntó con incredulidad.
— No —
dijo él fríamente mientras terminaba con las correas y se quitaba sus botas de
cuero blando— . He decidido trataros de otra forma.
— ¿Cómo?
El enarcó
una ceja.
— Yo diría
que es obvio. Os dominaré en la única forma segura que un hombre domina a un
joven. Os poseeré.
Heechul lo
miró un instante antes de que el significado de las palabras se le aclarase.
Por primera vez, un miedo genuino asomó a sus ojos. Su cara perdió color. Dio un
paso atrás.
Un pánico
aterrorizador se adueñó de Heechul. Esto no tenía que suceder. Todos habían
dicho que él odiaba a los jóvenes. Yang dijo que él no lo usaría en esa forma.
Y él no lo había mirado ni una sola vez con lujuria, como los otros. ¿Cómo podría
soportar el sufrimiento que, según Jaejoong, acompañaba al acto? ¿Tendría que
avergonzarse de sus propios gritos de dolor? No tenía idea de lo intenso que
podía ser.
Siwon miró
a Heechul con perplejidad. Vio las emociones en conflicto que cruzaban el
rostro del joven. Pero más lo sorprendió el terror en esos ojos... el joven que
hasta ahora sólo había demostrado coraje, que había esperado, desafiante, que
él le diera una buena azotaina y ahora se acobardaba ante la perspectiva de ser
poseído.
Un cambio
tan dramático era desconcertante. Había pensado que, por su actitud rebelde,
ningún dolor lo doblegaría. Pero que tanta determinación se quebrantase por el
medio que él escogía para humillarlo no estaba de acuerdo con ese carácter; por
lo menos, no antes que el hecho estuviera consumado.
— ¿He
encontrado el medio de domaros? — preguntó en tono sereno y curioso.
Ante esas
palabras, en el rostro de Heechul apareció, a su pesar, una chispa de cólera.
— ¡Yo no
soy un animal para que me domen! — dijo.
— Pero
sois un esclavo cuya arrogancia no puede ser tolerada — replicó él con
suavidad.
— Pero vos
no me deseáis, vikingo. ¿Entonces, por qué esto? — dijo en tono sumiso.
Siwon lo
miró pensativo.
— Admito que detesto a los jóvenes. No los uso a me nudo, sólo cuando lo exige mi cuerpo. Pero parece que ésta es la única forma en que puedo poner fin a vuestra altanería.
Dió un
paso adelante y Heechul se puso todavía más pálido. Permaneció un
momento petrificado y luego se lanzó locamente hacia el cuchillo que estaba en
el suelo. Pero Siwon había anticipado ese movimiento y lo agarró antes que
pudiera acercarse al arma.
Heechul
luchó como una criatura salvaje atrapada, que sabe que pronto va a morir. Sus
agudas uñas se clavaron en ese pecho como una roca, pero a sus oídos sólo llegó
una risa divertida.
— Ahora no
estáis armado. Enfrentaréis mi fuerza con la vuestra, pero ya sabéis quién
saldrá perdedor.
Le hundió
los dientes en el brazo de él. Rápidamente quedó libre, pues él gritó y lo
soltó. Heechul quiso arrojarse al suelo, pero él lo tomó de la parte posterior
de la camisa. Cuando tiró, la prenda se rasgó hasta la cintura.
Allí, el
cinturón impidió que siguiera desgarrándose. El lo atrajo hacia sí. Heechul se
volvió y lo golpeó en la cara con el puño cerrado. El le aferró el brazo como
una férrea tenaza y se lo retorció a la espalda, haciendo que su pecho se
apretaran contra él.
—
¡Soltadme! — gritó con voz cargada de histeria.
— No, creo
que no lo haré.
Heechul
pensó en rogarle otra vez, pero levantó la mirada y vio el deseo que por fin
asomaba a los ojos de él. Se sintió debilitado por el miedo y lo único que pudo
hacer fue sacudir la cabeza de lado a lado cuando él intentó besarlo. Por fin
él le sujetó la cabeza con su poderosa mano y bajó su boca hacia la suya. Pero
antes de que los labios se encontraran, agarró un puñado de la melena de él y
le tiró la cabeza hacia atrás.
— ¡Por
Thor! — gruñó él— . ¡Os resistís como si fueseis todavía virgen, cuando no lo
sois!
— Lo soy —
dijo en un susurro contra el pecho de él,
haciendo una mueca por el dolor del brazo que él no le había soltado.
El miró
desde arriba la coronilla de Heechul aflojó un poco el brazo, pero siguió
sujetándola contra él.
— No puedo
creer que los hombres de mi padre no se hayan sentido atraídos por vos como se
sintieron los míos.
— No se me
acercaron .— dijo quedamente, y rezando para que esto lo
hiciera cambiar de idea— . Vuestro padre lo s mantuvo alejados.
Súbitamente,
las carcajadas de Siwon llenaron la habitación.
— ¿De modo
que es por eso que ahora me teméis?
— ¡Yo no
os temo, vikingo!
— Sí, me
teméis — repuso él, con voz mucho más suave— porque yo soy el hombre que va a
desfloraros. Seré gentil con vos, Heechul, pues os demostraré lo que quiero
demostraros, no importa cómo os trate.
Lo levantó
en brazos, pero él se retorció y pateó salvajemente otra vez. Fue un esfuerzo
llevarla hasta la cama. Allí lo dejó caer, en seguida se le echó encima y lo
sujetó firmemente. Heechul se arqueó y sacudió para quitarse el gran peso de
encima y le arañó la espalda, hasta que él le sujetó los brazos a los lados.
— ¿Por qué
insistís? He dicho que seré gentil. Os causará algún dolor esta primera vez,
pero no mucho.
— ¡Mentís!
— gritó Heechul,
tratando en vano
de liberar sus brazos— . ¡Otro rasgo vil para añadir a
los otros que tenéis!
— ¡Quieto!
— ordenó él en tono cortante cuando Heechul levantó la rodilla peligrosamente
cerca de su ingle— Estabais dispuesto a recibir una azotaina que causa mucho
dolor, pero rechazáis esto, que sólo causa placer. ¿O es la humillación lo que
teméis, porque una vez hecho, no habrá ninguna duda de que me pertenecéis?
— ¡Vuestra
lengua embustera no hará que me someta! — gritó lleno de frustración— .
¡Conozco los sufrimientos que vais a causarme!
—
¿Sufrimientos? — el miró esos ojos aterrorizados y se preguntó qué demonios le
habrían metido en la cabeza— . La verdad surgirá del hecho.
— ¿No cederéis?
— Admito que detesto a los jóvenes. No los uso a me nudo, sólo cuando lo exige mi cuerpo. Pero parece que ésta es la única forma en que puedo poner fin a vuestra altanería.
Wow Siwon lo va a hacer esto se pondra mu interesante Heechul no dejara de pelear ya quiero el siguiente cap gracias bye.
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