La
semana siguiente vino y se fue sin ningún tipo de incidente. No estaba seguro
si era porque Leeteuk había tomado mi advertencia o porque el amigo de Siwon Soon
Joongki, estaba oficialmente en la nómina.
Estaba
tranquilo para un lunes por la noche, así que había enviado a joongki y a Dixie
temprano a casa y dejado a Jian para cerrar la cocina. No tenía ningún sentido
pagarles para pasar el rato cuando no había ni una persona en el bar.
Estaba
terminando de limpiar la barra y revisar el refrigerador mientras el único en
el bar, Minho ponía mala cara a su copa casi vacía de Jack y Coca-Cola. Nunca pensé
que iba a ser el tipo al que los demás irían con sus problemas. No era muy
simpático o paciente con cosas que pensaba que eran evidentes, pero desde que
puse un pie detrás de esa barra, me sentí más como un terapeuta que un
camarero. Lo que era aún más sorprendente era que me gustaba. Me gustaba ser
capaz de ver la situación desde el exterior y señalar las cosas de mi propia y
única perspectiva. Después de todo, había metido la pata lo suficiente para
todo un ejército de gente, así que pensé que bien podría darle a esas duras
lecciones aprendidas un buen uso.
—¿Por
qué no le pides una cita? —Tiré el trapo de la barra al montón sucio y tomé el
control para apagar los televisores. Iba a cerrarlo todo a la medianoche ya que
Minho era el único cliente y lo conocía lo suficiente para saber que solo
quería hablar, no beber.
Él me
miró y frunció el ceño.
Lee Taemin
era un pequeño misterio. Era abogado, hermoso en una forma elegante y refinada
y había sorprendido a nuestro pequeño grupo de inadaptados al venir a Seúl y
alegar que uno de nosotros era de su propia sangre. Jjong nunca supo que tenía
un hermano después de crecer en hogares de acogida, por lo que la reunión había
sido inestable en el mejor de los casos. Solo ahora encajaba a la perfección
con el resto de las almas descarriadas que conformaban la muy estrecha unidad a
la que mi hermano pequeño, Zhoumi, había sido tan afortunado de encontrar.
También tuve la suerte de que todos ellos me llevaran al redil basados
enteramente en el hecho de que Zhoumi no iba darse por vencido. Él podía no
gustarme mucho todo el tiempo, pero me amaba incondicionalmente, y eso fue
suficiente para que el resto del grupo me diera la bienvenida con los brazos
abiertos.
—Es
bonito. Parece tener muy bien controlado todo lo que le pasa.
Minho
empujó su copa vacía y se pasó las manos por el cabello rebelde. El tipo era un
contratista, construía cosas para ganarse la vida, por lo que me recordaba a un
leñador moderno.
—He
estado coqueteando con él, bromeando con él y lanzando indirectas desde el día
en que nos conocimos. Es inteligente. Si estuviese interesado recogería lo que
le estoy tirando.
—Tal
vez. —Apoyé mis brazos en la barra y me incliné frente a él. Le di una mirada
constante y pregunté seriamente—: Pero, ¿no crees que él está probablemente un
poco más acostumbrado a invitaciones formales de alguien que quiere salir con
él? Todo sobre Taemin grita club de campo y formalidad. Tal vez simplemente no
te entiende.
Él
parpadeó ante mí por un segundo y luego se echó hacia atrás en su banquillo.
—¿Tú
crees?
Me
encogí de hombros.
—No lo
sé. Él te contrató para trabajar en su casa, incluso después de que le dijiste
de dónde saliste. Te deja estar alrededor del hermano de Key cuando todos
sabemos que protege a ese chico como una mama oso, por lo que, obviamente,
confía en ti y esta cómodo a tu alrededor. Tal vez está esperando a tu juego.
No todas las parejas se van a empezar a quitar la ropa y arrastrarse, porque
les sonrías. Te he oído decirle una vez a Jjong, que no tenías miedo de hacer
el trabajo si la persona lo merecía. Taemin vale la pena.
Él realmente
lo valía. Me había ayudado a salir de una situación difícil no hace mucho
tiempo, y cuando el novio de Jjong había necesitado un lugar seguro para que su
hermano se recuperara de una situación realmente horrible, Taemin no había
dudado en llevárselo. Era tan amable y generoso como encantador. Se merecía un
hombre que estuviese dispuesto a hacer un esfuerzo adicional por él.
Minho
se empujó hacia arriba de la barra y levantó ambas cejas oscuras hacia mí.
—Pongo
en duda pedir la opinión romántica de un hombre que ha rechazado varias veces
al pedazo de culo más caliente que he visto en mi vida. Estas desperdiciándolo,
hombre.
Puse
los ojos en blanco y crucé los brazos sobre mi pecho.
—Ese
es el punto: es no es un pedazo de culo, y no sé por qué de repente está
actuando como si lo fuera. Además, cualquier joven que me pueda meter en la
cárcel cuando se enfade está fuera de la mesa. —Lo que en realidad quería decir
pero no dije fue que sabía que estaba destinado a meter la pata y joderla. Eso
era justo lo que hacía.
Minho
gruñó.
—Creo
que me arriesgaría a una noche en el calabozo por él. Decir que no es como una
hazaña hercúlea. Alguien te debe nominar a la santidad.
Me reí
secamente y le seguí hasta la puerta de entrada para poder bloquearla tras él.
—El
halo estallaría en llamas si conseguía acercarse a cualquier lugar cerca de mi
cabeza.
Él me
dio una mirada dura.
—Sabes
que no creo que seas la mitad de malo como pareces pensar que eres, Kangin.
Confía en mí, lo sé mejor que la mayoría todo sobre meter la pata a un nivel
épico, pero nunca he dejado que eso definiese quién iba a ser por el resto de
mi vida.
Yo
podría haber estado rebotando dentro y fuera de la cárcel desde que era un
adolescente, pero nunca había tenido que pasar más de unas pocas semanas
encerrado en cada ocasión. Minho, sin embargo, había estado varios años tras
las rejas por su error. La diferencia entre nosotros es que Minho había violado
la ley porque sentía que no tenía otra opción. Yo rompí la ley porque quería.
La ley se puso en mi camino, me impidió conseguir lo que quería o lo que yo
pensé que necesitaba, así que la ignoré y fingí que no importaba.
—Algunas
personas joden todo, y luego algunas personas están jodidas. Me quedo con
firmeza en la segunda categoría.
No
había otra explicación de cómo Zhoumi y yo podríamos tener la mitad de la misma
composición genética y ser tan diferentes. Por supuesto que había una buena
probabilidad de que absolutamente lo tomara de la bolsa de mierda de mi padre,
un padre que no compartíamos. Sin embargo, éramos tan opuestos que a menudo se
preguntaban cómo habíamos sido educados en la misma casa y vivido el mismo duro
golpe en la infancia. Yo no tenía ni idea de cómo podíamos estar tan unidos,
siendo él tan compuesto y constante.
No sé
cómo me había encontrado un espacio en su nueva vida o cómo se quedó a mi lado
cuando me estaba muriendo. Yo sabía que tenía todas las razones del mundo para
alejarse de mí, pero había hecho todo lo que estaba en su poder para salvarme y
me había dado una nueva vida propia. Una que me aterraba que se hiciese trizas
en cualquier segundo.
Minho
sacudió un poco la cabeza y abrió la puerta.
—Creo
que necesitas soltarte un poco la cuerda.
Me
encogí de hombros.
—Tal
vez.
Le
empujé un hombro hacia la puerta y la cerré en su rostro. Me gustaba Minho.
Teníamos mucho en común, pero él no sabía toda la historia, en realidad no
sabía todas las cosas terribles que había hecho. No sabía que cuando morí,
cuando todo se volvió negro y supe que no iba a volver a reunirme con mi cuerpo
mortal, todas y cada una de las cosas horribles que había hecho en mi vida,
flotaban ante mí en colores vivos.
La
forma en que utilicé a Zhoumi. La forma en la que nunca detuve lo que estaba
haciendo, lo que hice para conseguir lo que quería. El sexo, las drogas, todo
en un caleidoscopio de pesar tan duro y pesado que estaba seguro de que me
estaba arrastrando al infierno.
Amaba
a mi hermano más que nada en el mundo y, sin embargo nunca había sido capaz de
dejar de tratarlo como un peón en uno de mis juegos. Ver lo que le hice a Zhoumi,
lo que le permití hacer por mí, era peor que cada golpe de los bates de béisbol
que los motociclistas me habían dado. Ver la angustia en sus ojos cuando
finalmente me puse al día con él después de años de diferencias fue suficiente
para que me alegrara de no querer abrir mis propios ojos.
Cuando
me había despertado, había visto a Zhoumi mirándome mientras yo luchaba por
darme cuenta de que ni siquiera el diablo me quería en el infierno, me di
cuenta de algo brillante, agudo, y claro.
Era un
idiota. Era un hombre malo que había hecho cosas malas y siempre iba a ser ese
hombre, pero nunca, nunca quería hacer daño de nuevo a mi hermano. Nunca quería
que tuviera que preocuparse por mí, nunca quería que tuviera que sufrir por mí
o perder algo por mi culpa nunca más.
Saqué
la caja y los recibos de ventas y los puse en la caja fuerte que estaba en la
oficina de Siwon. Me aseguré de que todas las cámaras estuviesen encendidas,
sobre todo las de la zona de estacionamiento que había instalado recientemente.
Fui asaltado una noche después del trabajo por un grupo de chicos en una
venganza y eso fue lo que me llevó en realidad a mi arresto y a todo el dolor
de cabeza legal que me había dado el más fuerte dolor de cabeza frente a lo
acostumbrado que debería estar, teniendo en cuenta mi pasado. Así que ahora
estaba híper vigilante y me aseguraba siempre de que el ojo que estaba en el
cielo observara siempre mis movimientos.
Era un
poco después de la una de la mañana. El estacionamiento estaba casi vacío a
excepción de algunos autos de las personas que no habían querido conducir a casa
después de beber o los autos de vecinos locales que Siwon dejaba que se
estacionaran acá. El Bar no estaba en una parte terrible de la ciudad y ahora
estaba bastante acostumbrado a mantener un horario extraño ya que acababa de
trabajar mucho después de que la mayoría de las personas se fueran a la cama.
Me gustaba la tranquilidad.
Hacía
frío. No me gustaba el frío. Mi aversión al invierno era suficiente como para
estar considerando seriamente el comprarme un auto, aunque el apartamento que
tenía alquilado estaba a apenas dos cuadras del bar. Esa era otra cosa que
había cambiado después de volver a la vida. Ahora no podrían importarme menos
las cosas. Solía querer lo mejor de todo. La ropa más bonita, el auto más
llamativo, la casa más grande, y por supuesto, el joven más guapo. Quería todo
lo que nunca había tenido al crecer y quería demostrarle mi valía a todo el
mundo. Ahora no quería nada. Cuanto menos tenía, menos perdería.
Me
estaba frotando mis manos enérgicamente y soplándolas para intentar caldearlas
cuando los faros de un auto de repente me iluminaron y un vehículo entró en el
estacionamiento y no se detuvo hasta que me alcanzó.
Me
puse el cuello de mi abrigo de piel de oveja alrededor de mi mandíbula y caminé
alrededor del lado de donde se deslizaba de su asiento hasta el suelo. Parecía
que acababa de salir del gimnasio. Llevaba una especie de ajustados pantalones
elásticos y una gran sudadera.
—Estás
fuera de casa hasta tarde. —Traté de mantener mi tono uniforme. Leeteuk era
impredecible y nunca sabía por qué camino iban a ir las cosas. Estaba
acostumbrado a ser capaz de leer a la gente como un libro abierto, pero él
seguía cambiando la página conmigo. Siempre era sorprendente e inesperado.
Tiró
de las mangas de su sudadera hacia abajo sobre sus dedos y me miró de una
manera que hizo que mi polla se contrajera endureciéndose detrás de mi cremallera.
Debería de estar legalmente prohibido para cualquiera poder estar tan sexy sin
esfuerzo.
—Estaba
en el gimnasio porque no he estado durmiendo bien. Los poderosos han
determinado que vuelva al trabajo al final de la semana, siempre y cuando siga
viendo al loquero del departamento durante los próximos tres meses.
Pensé
que sonaría más feliz por volver.
—Esas
son buenas noticias... ¿No?
Su
temblor se convirtió en sacudidas y francamente, sabía que no tenía nada que
ver con el frío exterior. En contra de mi mejor juicio extendí la mano y
enganché un brazo alrededor su cuello y lo apreté contra mi pecho. Abrí los
lados de mi abrigo y dejé que se guareciera en mí mientras se sacudía
incontrolablemente. Sentí sus manos serpenteando alrededor de mis costados y
buscando el calor de mi piel en mí espalda debajo de mi camisa. Me sacudí y
quería decirme a mí mismo que era porque tenía las manos como el hielo, pero no
era eso. Su toque hacía que mi piel se ondulara con excitación.
—Nunca
he trabajado un turno sin Kook. Él es como mi otra mitad. Están asignándome un
compañero temporal para trabajar con él hasta que Kook pueda regresar. —Se
apartó para poder mirarme a través de sus sedosas pestañas—. Solo que no
dijeron cuando regresará Kook, ellos dijeron sí. No sé si puedo hacer lo que
hago sin él.
Sentí
que sus dedos se clavaban en el hueco justo en la parte superior de mi culo y
tuve que luchar contra un escalofrío por todo mí cuerpo.
—Amas
tu trabajo. —Sabía que era verdad. A pesar de que estaba actuando salvaje y
fuera de control últimamente, era mucho de lo que hacía para ganarse la vida—.
No necesitas a tu compañero con el fin de ser un buen policía, Leeteuk.
Nos
miramos el uno al otro en silencio durante un largo rato y luego la comisura de
su boca se levantó en una sonrisa que hizo que mis tripas se tensaran y mi
sangre se volviera espesa. Necesitaba alejarme de él y hacerlo antes de hacer
algo estúpido.
—¿Me
extrañaste este fin de semana, Kangin?
Esa
era una pregunta capciosa si alguna vez hubo una. Por supuesto que me había
dado cuenta de que no estaba alrededor, pero me había negado rotundamente a
reconocer cómo me hacía sentir su ausencia, así que suspiré y le pregunté:
—¿Qué
estás haciendo aquí tan tarde?
Él inclinó
la cabeza hacia un lado y entrecerró los ojos solo una fracción. Con sus dedos
sumergidos por debajo de mí cintura en la parte de atrás de mis jeans, tuve que
respirar a través de mis dientes, me dolía porque el aire de la noche estaba
helado.
—No lo
sé. Me parece que últimamente cada vez que no puedo averiguar a dónde voy,
siempre termino donde quiera que estés.
Juré y
me alejé, pero sus manos solo se sumergieron más y me tiró más cerca.
—Hay
que arreglar tu brújula, entonces. Te está indicando la dirección equivocada,
Pelirrojo.
De pronto
pasé de estar bajo cero a sentir que estábamos parados sobre la superficie del
sol. Mi respiración se hizo superficial y un poco irregular mientras su mirada
se volvía líquido derretido.
—Cuanto
más me dices eso, más decidido estoy a demostrar que te equivocas.
Entonces
se puso de puntillas para poner su boca sobra la mía, y estaba por todas
partes. Sabía que esto iba a pasar. Habíamos estado bailando alrededor del otro
durante meses. Él era demasiado bonito y demasiado persistente para que esto no
sucediera en algún momento. También era demasiado amable, y bueno, para que
alguien como yo pusiera las manos sobre él. Yo no era lo que realmente quería,
pero estaba cansado de intentar decírselo. A pesar de mis mejores intenciones,
el infierno que se desencadenó entre nosotros iba a arder sin control, acababa
de encender la mecha y arrojado descuidadamente sobre la yesca.
Sus
manos encontraron su camino por mis costados mientras sus suaves labios
hicieron todo lo posible para volverme insensato y estúpido por la lujuria.
Podía inhalarla. Sería tan sencillo simplemente perderme en toda la suavidad y
dulzura que lo hacían delicioso, pero en algún lugar en el fondo de mi mente
estaban hurgando en mí todas las formas en que esto iba a ir muy mal. Levanté
las manos y suavemente le acuné la mandíbula. Corrí mi pulgar hacia atrás y
adelante a través de la piel que no podía ser tan suave, e intenté que mi
indecencia no me dejara ir a un lugar en el que nunca encontraría mi camino de
regreso.
Me
aparté del exquisito roce de su boca a lo largo de la mía mientras su lengua
salía para rastrear por la costura sellada de mis labios. Me hizo gemir en voz
alta. Iba a detenerlo, necesitaba acabar con esto ahora, pero era rápido y tomó
ventaja de mi reacción deslizando su lengua dentro de mis labios apenas
entreabiertos, y entonces no tenía ninguna esperanza de detener la avalancha de
deseo que me envolvió.
Después
de todo, nunca pedí ser un ángel y el diablo solo podía jugar con fuego durante
un tiempo antes de ceder a la impía tentación y bailar con las llamas.
Lo
apoyé sobre la puerta abierta del auto. Pasé los dedos por su cabello y metí
una pierna entre las suyas para que nuestras pelvis estuviesen una contra otra.
No fui amable. Lo besé como había estado esperando desde el principio de este
juego. Usé mi lengua. Usé mis dientes. No dejé que respirara y no le di ningún
tipo de espacio para apartarse de mí mientras lo acunaba. Lo rodeé y agarré su
espectacular trasero en una mano con un movimiento realmente sin clase y me
aseguré de poder manejarlo a él y a todo esto de una manera muy evidente.
Si me
deseaba como realmente era, entonces iba a tenerme. No tuve ningún problema en
dejar la falsedad atrás, especialmente cuando él se retorció y gimió contra mí.
Giré mi lengua alrededor de la suya. Me chupó con fuerza el labio inferior
hasta que se quedó sin aliento. Presioné mí pecho contra el suyo hasta que pude
sentir las rígidas puntas de sus pezones, incluso a través de todas las capas
de ropa que nos separaban.
Sentí
sus uñas hundirse con más fuerza en mi piel cuando aún tenía atrapadas las
manos debajo de mi camisa. Pensé que tal vez él estaba entendiendo la cuestión,
que este era un tren descarriado y que su sentido común estaba despertando
finalmente. Pero justo cuando estaba a punto de dejarlo ir, dar marcha atrás y
obtener un respiro muy necesario para poder ponerme de nuevo al día con mi
torbellino de pensamientos, una de esas peligrosas manos de repente se desvió
drásticamente hacia el sur y lo siguiente que supe es que tenía su palma
completamente envuelta alrededor de la erección dura como una roca que se
forzaba contra la parte delantera de mis jeans.
El
contacto fue sorprendentemente lo suficiente para despertarme automáticamente y
agarrarle la muñeca.
Él solo
me sonrió diabólicamente y agitó sus pestañas con falsa inocencia.
—Estamos
en un estacionamiento, a la intemperie. ¿De verdad quieres ir allí conmigo, Pellirrojo?
Por no
hablar de que este pequeño fiasco estaba siendo grabado para toda la eternidad
y no era exactamente un espectáculo que quería que vieran ojos curiosos. No
creo que Leeteuk fuera un exhibicionista, tampoco, pero lo que estaba pasando
en su mente le había hecho actuar en todo tipo de formas peligrosas y
sorprendentes. Gruñí su nombre cuando deslizó su palma hacia arriba y hacia
abajo, haciendo que mi polla saltara como un animal bien entrenado ante su
toque. Una de sus cejas castañas se disparó hacia arriba y metió la punta de su
lengua para saborear la parte inferior de su labio todavía húmedo.
—¿Por
qué no? Es lo más cerca que me has dejado llegar. —Le dio al turgente eje un
caluroso apretón, y eso hizo que mis ojos se pusieran en blanco. Estaba a
punto, justo en la cúspide de cargarlo y tirarlo en la camioneta y simplemente
darle lo que había estado pidiendo, cuando sonó mí teléfono.
Teniendo
en cuenta que era mucho más allá de la media noche y el tono era el específico
asignado a mi hermano pequeño, tuve un ataque de pánico y rogué a Leeteuk que
se soltara de mí y finalmente tropecé unos pasos alejándome de él.
—¿Zhou?
—No puede evitar la dureza en el tono al ladrar su nombre.
—Oh,
Dios mío, Kangin, ¡Donghae se puso de parto! —Mi hermano estaba gritando, así
que tuve que mantener el teléfono lejos de mi oreja.
—De
acuerdo... ¿y...? — Me calmé cuando me di cuenta que Donghae estaba bien y no
había ninguna loca emergencia.
—Será
mejor que lleves tu culo a ese hospital y estés allí en mi lugar hasta que
pueda llegar a Seúl. Henry está reservando un vuelo en este momento, pero
todavía no estaré allí hasta por la mañana. Tienes que estar allí por mí, Kangin.
Henry
era el esposo de Zhoumi y también un muy buen amigo del papá del bebé. Él
movería montañas para asegurarse de que Zhoumi no se perdiera este importante
momento en la vida de Hyukjae y Donghae. Me froté las manos por el cabello y
dejé escapar un suspiro que empañó el aire frente a mí.
—Donghae
no me va a querer allí, Zhou. Te querrá a ti.
—Ya lo
sé, pero yo no podré hacerlo a tiempo, ¡por lo que vas a ir al hospital a
sustituirme! —Estaba gritando y casi histérico, así que sabía que no podría
razonar con él—. Es necesario para mantenerme informado sobre todo lo que está
sucediendo mientras estoy en camino. Tienes que hacer esto por mí, Kangin.
Hyukjae
era el hermano menor de Siwon. Todo el clan Lee estaba destinado a ir de la
mano, por no hablar de todos los demás miembros de la banda que trabajaban con Hyukjae
en la tienda de tatuajes que poseía con Kyuhyun. La sala de espera de
maternidad iba a estar llena con la familia SMarked y realmente no me
necesitaban en medio, pero me había prometido a mí mismo que nunca iba
decepcionar a Zhoumi otra vez, así que gruñí mi acuerdo para ir y colgué antes
de que pudiera seguir gritándome.
Miré a
Leeteuk, que estaba enviando mensajes de texto en su teléfono y mordiéndose el
labio inferior no en absoluto como hace un momento cuando había tenido su mano
en mis pantalones. Me miró de nuevo con una sonrisa torcida.
—Sungmin
me acaba de mandar un texto diciéndome que Donghae está de parto. —Asentí y
luego frunció el ceño cuando mi teléfono zumbó en mi mano con un texto. Pensé
que sería Zhoumi, así que me sorprendí cuando el mensaje era de Siwon en su
lugar.
Otro Lee
está de camino. Mueve tu culo al hospital.
Me
tomó un minuto entender que en realidad me quería allí para este gran evento.
Miré a
Leeteuk con confusión.
—Siwon
me quiere allí.
—Por
supuesto que sí.
Le
fruncí el ceño.
—¿Qué
quieres decir con “por supuesto que sí”?
Me
hizo un gesto con la cara y se subió al asiento del conductor de la cuatro por
cuatro
—Son
amigos y prácticamente socios. Hyukjae tiene a Kyuhyun; Henry tiene a Jjong; y Siwon
te tiene a ti. Todo el mundo necesita alguien en quien apoyarse, y traer una
nueva vida al mundo es sin duda un gran acontecimiento. Ahora vamos, te voy a
dar un aventón hasta allí.
Me
quedé de piedra sin palabras, así que me moví alrededor del auto y subí en el
lado del pasajero. Me dejé caer una vez que estuve acomodado y miré hacia el
frente.
Me
gustaba Siwon. Lo respetaba como el infierno. Él también estaba en mi lista
recién formada de personas a las que nunca quería decepcionar. Me había dado
una oportunidad cuando todos los demás en el mundo parecían que estaban a la
espera de que lo jodiera todo. Le debía mucho, pero nunca se me había ocurrido
que en algún lugar a lo largo de la línea se había transformado en él confiando
en mí y respetándome también. Era un tipo de concepto extraño para mí y no
estaba seguro de qué hacer con él.
—Uno
de estos días vas a dejarme terminar lo que siempre estoy intentando empezar
contigo, Kangin.
La voz
de Leeteuk era baja y había un hilo de necesidad que se retorcía y se enredaba
alrededor de mi corazón. Eso no podría suceder. Yo no podía dejar que me
afectara; esa sería una mala noticia para los dos. Era el momento de dejar de
fingir y dejar ver mi verdadero yo.
Lo
miré de reojo y le dije rotundamente:
—Ha
terminado el poner tus manos alrededor de la polla de cualquier hombre,
Pelirrojo. —Fue rudo e innecesario, pero le hizo estar callado durante el resto
del viaje al hospital y me pasé ese tiempo convenciéndome de que era lo
mejor...
...
¿No?
Oooooooooomg....¿entendí bien ese final?
ResponderEliminarKangin le dijo que "es suyo" ahora(?)...porque ese:"ha terminado el poner tus manos en otros hombres"...es eso ¿no?...que no puede hacerlo con nadie más que con él...(?)
No que no,claro que has cambiado Kangin,lo niegas pero sabes que has cambiado.
Oh por dios...un nuevo Lee a punto de venir al mundo💞💞💞💞
un paso a la vez y cuando te das cuenta ya esta el cambio en camino
ResponderEliminarMe siento mal por kangin, no se da cuenta que cambio para bien por más que tenga un pasado feo
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