Sungmin
abandonó temprano los aposentos de la duquesa para prepararse para la cena
formal de esa noche. No vio a Kyuhyun apoyado contra la pared del pasillo justo
a la salida de las habitaciones cuando comenzó a andar a paso vivo en dirección
opuesta. El joven no estaba de buen humor. Se había dicho que regresaba a su
habitación temprano para que Sunny tuviera tiempo de sobra para prepararlos a él
y a su compañero de habitación para esa noche, pero también quería saber dónde
se había metido su compañero.
Cuando
Suho no regresó a los aposentos de la duquesa, Sungmin comenzó a sospechar que Kyuhyun
y él habían ido a alguna parte donde pudieran estar solos... para hacer el
amor. Pensarlo lo había puesto de mal humor durante el resto de la tarde, y
ahora lo que realmente quería averiguar era si Suho se había pasado todo ese
tiempo solo en la habitación que compartían y demostrarse a sí mismo que había
estado equivocado.
—Es
usted una persona difícil de encontrar.
Sungmin
casi se tropezó con sus propios pies al oír la voz de Kyuhyun y se volvió para
ver que se ponía a caminar a su lado. Realmente tenía que dejar de reaccionar
de esa manera ante él. Puede que ahora no se sintiera tan deslumbrado por su
presencia, pero incluso después de haberlo visto y hablado con él más de una
vez no podía evitar que siguiera sucediéndole lo mismo.
Aun
así, no se creyó ni por un momento que él le hubiera estado buscando.
—Tonterías
—dijo mientras seguía avanzando por el pasillo—. Si de verdad quería hablar
conmigo, sólo tenía que haber llamado a la puerta.
—No,
eso estaba descartado.
—¿Porqué?
—Por
la misma razón por la que no podíamos bailar más de un baile ayer por la noche.
Daríamos que hablar.
Dudaba
de que ésa fuera la razón. Cuando él mostraba su encanto, ¿quién podía prestar
atención a otra cosa? Lo más probable es que no quisiera que Suho estuviera al
corriente de sus encuentros. Incluso puede que fuera por eso por lo que el
joven había parecido tan disgustado antes. Podía haberle reprendido por haber
bailado con Sungmin la noche anterior.
El
joven dobló la esquina al final del pasillo. Él todavía continuaba allí, y lo
seguía al mismo paso. Sungmin comenzaba a sentirse un poco excitado por aquel
encuentro.
—Entonces
esto debe de ser otro interrogatorio. ¿O es ahora cuando me va a soltar esas
funestas advertencias de las que me había hablado ? —le dijo para contener su
excitación.
En
lugar de contestar, Kyuhyun se detuvo bruscamente delante de él. Sungmin no fue lo suficientemente rápido para
detenerse a tiempo y chocó contra él, algo que él debía de haber sabido que
ocurriría. Sorprendido, se apartó rápidamente. Kyuhyun no intentó detenerlo,
sólo alargó el brazo para ponerlo a un lado del pasillo, de espaldas a la
pared. Luego apoyó la mano en la pared para que no se escabullera y siguiera su
camino.
A Sungmin,
aquella posición le recordaba tanto la postura en la que lo había visto con Suho
la noche anterior que supuso que era una de sus costumbres, atrapar a las parejas
para flirtear con ellas. La mayoría se mostraría encantada. Pero él no.
—¿Es
que no tienes nada más que decir? —dijo él con voz ronca, acercando tanto su
rostro al suyo que Sungmin pudo sentir
su cálido aliento en la mejilla. ¡Tenerlo tan cerca hacía que se le desbocara el
corazón! Puede que no le molestara aquella posición después de todo.
—¿Se
te ha comido la lengua el gato, Minnie?
Sungmin
se dio cuenta de que, probablemente, él
estaba acostumbrado a que todos se quedaran tan perplejas por su atrevimiento
que no reaccionaban con la rapidez y la indignación que debían mostrar. Y él no
era una excepción. No se le ocurrió preguntarle cómo sabía su nombre cuando él
no se lo había dicho.
Lo
único que pudo decir fue:
—No me
llame así.
—Entonces
¿no eres Lee Sungmin?
—Sí,
pero usted y yo no nos conocemos lo suficiente para que me trate con tanta
familiaridad.
El se
rió.
—¿Mostrándote
ofendido otra vez, querido? Pensé que habíamos dejado claro que jamás actúo
siguiendo las normas del decoro. Es una pérdida de tiempo, ¿sabes?
—No,
no lo es —protestó enérgicamente—. ¡Es así cómo se hacen las cosas!
—Sólo
si quieres aburrirte... pero ¿puedes imaginarme haciendo algo aburrido?
¡Observar
la etiqueta no lo convertía en un hombre aburrido! ¿Acaso él no se daba cuenta
de que su mera presencia ya era de por sí excitante?
—Usted
no sería aburrido ni aunque lo intentara —se permitió admitir Sungmin .
A
tenor de cómo él había agrandado sus ojos, acababa de sorprenderlo. ¿Por qué?
Oh, Dios mío, ¿acababa de hacerle un cumplido? El joven se sonrojó pero no
creía que él lo hubiera notado gracias a las sombras que arrojaba su alta
figura.
—¿Estamos
manteniendo esta conversación por alguna razón en particular? —preguntó Sungmin,
esperando cambiar de tema.
Él le
brindó una amplia sonrisa.
—No
seas impaciente. ¿Es que no prefieres disfrutar de toda mi atención? Acabas de
herir mis sentimientos.
Sungmin
puso los ojos en blanco. ¡Excelente! Al menos eso compensaba el cumplido que le
había hecho.
Kyuhyun
se inclinó hacia él un poco más para añadir:
—¿Crees
que realmente necesito una razón para hablar con un joven hermoso? Te aseguro
que no es así. De hecho se me ocurrió que quizá podrías necesitar mi ayuda.
El que
hubiera mencionado ayudarle hizo que Sungmin recordara a Lee Sukchun y lo que
le había pedido. ¿Habría visto al final a Kyuhyun y le habría informado de que
debía ser su intermediario? ¡Tenía que darle aquella carta!
—Sí—dijo—,
de hecho...
—Si
vas a continuar haciendo recados para Boah —le interrumpió él—, necesitarás a
un amigo en la corte que te enseñe cómo distraer a conciencia. Habiendo
admitido que no sabes cómo hacerlo, he decidido ofrecerte mi ayuda en ese
aspecto.
Al
observar que la mirada masculina se estaba volviendo decididamente sensual, Sungmin
habría tenido que ser un estúpido para no darse cuenta de que él estaba a punto
de besarlo. Paralizado por la anticipación, no podría haber dicho nada en ese
momento aunque quisiera. Ni siquiera se dio cuenta de que estaba perdiendo la
oportunidad que él acababa de darle para negar que iba a hacer más recados para
Boah.
Y
entonces él lo besó, olvidándose de los criados que aparecían y desaparecían al
final del pasillo. Sungmin ciertamente
no pensó en ellos. Su beso fue mucho más de lo que esperaba; su tacto, su sabor
fueron maravillosos descubrimientos. No lo dejaban abrumado, bueno sí que lo
hacían, pero le parecía que aquel beso era mucho más que una rendición
voluntaria a la suave presión de la boca de Kyuhyun cuando sus labios la
acariciaron y encendieron todos sus sentidos.
En ese
momento, Sungmin deseó que su madre le
hubiera explicado más sobre los besos cuando finalmente habían hablado sobre
las relaciones sexuales el año pasado. ¿Estaba realmente su cuerpo dispuesto a
rendirse al de Kyuhyun como él reclamaba cuando le estrechaba de esa manera
entre sus brazos? ¿Se suponía que ella debía sentir lo que sentía y excitarse
por ello?
—Eres
asombrosamente encantador —dijo él mientras le rozaba el rostro con la mejilla
de una manera tan íntima que parecía una caricia.
Sungmin
hubiera preferido no salir de ese aturdimiento sensual. Pero tenía que
concentrarse en lo que él decía. No quería perderse ni una palabra.
Sin
embargo, aquel comentario fue como un jarro de agua fría, pues no tenía ninguna
duda de que él le había dicho esas mismas palabras a docenas de jóvenes.
—No
necesita utilizar sus típicos halagos conmigo, ¿sabe?
—Típicos,
¿eh? —El se enderezó con una amplia sonrisa—. Es cierto que encuentro
encantadores a la mayoría de los jóvenes y mujeres, pero créeme, querido, rara
vez me sorprenden. Tú, sin embargo, no has sido más que una sorpresa tras otra.
Sungmin
no lograba imaginar cómo podía haberle sorprendido tanto, pero aquel comentario
sonaba de lo más sincero. Aun así creía que él estaba diciéndole lo que quería
oír. ¿Estaría esa actitud demasiado arraigada en él después de tantos años de
flirteos? ¿Formaba parte de sus habilidades seductoras? Quería creerle, lo que
tampoco la sorprendía del todo.
La
atracción que sentía por él venía de muy lejos y era mucho más profunda que
cualquier cosa que hubiera experimentado antes. No es que tuviera mucha
experiencia con los hombres, pero sabía que con Kyuhyun el más mínimo placer lo
excitaría de una manera desmedida.
—Ahora
que tienes de nuevo la cabeza despejada, ¿quieres que continuemos con la
lección?
¿La
lección? Oh, Dios, se había olvidado por completo de que aquello había
comenzado con una oferta de ayuda por parte de Kyuhyun. Se sonrojó por haber
pensado que tras aquel maravilloso beso había algo más. Pero Kyuhyun todavía no
había terminado.
—Tienes que ser capaz de hacer esto sin que se
vea implicada ninguna emoción —le advirtió—. Así que creo que deberíamos
practicar hasta que aprendas la lección y te vuelvas tan mundano que seas capaz
de mantener un férreo control sobre tus emociones.
¿Era eso lo que le pasaba a él ? ¿ Era aquello
sólo un mundano preludio de su manera de hacer el amor? Se sentía dolido e
insultado, una poderosa combinación que le hizo reaccionar con rapidez.
—Háganos un favor a los dos y no me dé más
lecciones.
—¡Usted,
señor, no es más que un canalla! —le escupió antes de irse.
—No creerás en serio que eso puede mantenerme
alejado, ¿verdad? —le gritó con una risa ahogada. Sungmin no respondió, pero se dio la vuelta
con rapidez y le lanzó el sobre que Sukchun le había dado. Por desgracia no le
golpeó con él y simplemente cayó a sus pies.
El se
rió todavía con más fuerza mientras recogía la nota sin ni siquiera mirarla y
se la metía en el bolsillo.
—Si lo
que querías era golpearme, querido, una bofetada hubiera sido mejor, ¿no crees?
Pero quién sabe si no te habría sorprendido con mi reacción.
No
pensaba preguntarle a qué se refería con eso. No era necesario. Kyuhyun lo
había mirado con tal atrevimiento mientras lo decía que sobraban las preguntas.
Y si bien él ya había recurrido a los gritos, Sungmin no estaba dispuesto a
hacer lo mismo. Dándose la vuelta, se alejó de él tan rápido como pudo.
Creyó
haberle oído decir «cobarde», pero no podía asegurarlo.
Aunque
la duquesa de Kent era una mujer vigorosa a pesar de su edad, la cena que daba
en honor a una vieja y querida amiga resultó ser aburrida. Así que para que no
se sintiera excluida, nadie de la corte charlaba sobre nada más interesante que
la moda y Sungmin se encontró pensando
en los acontecimientos del día.
Al
parecer, Suho había regresado a su habitación mucho antes que él y se había
cambiado de ropa para la cena. Cuando Sungmin llegó, el joven ya salía y le
lanzó una mirada fulminante mientras lo empujaba al pasar por su lado.
Después
de que Suho saliera de la estancia, Sungmin se volvió hacia Sunny y le preguntó:
—¿Cuándo
ha regresado?
—Menos
de una hora después de que apareciera el caballero.
—¿Es
que ha venido alguien preguntando por alguno de nosotros?
—No,
al parecer se había equivocado de habitación, o al menos eso fue lo que dijo
mientras retrocedía avergonzado. Pero no me extraña que se sorprendiera.
Seguramente no había esperado encontrar a una doncella sentada en la habitación
sin otra cosa que hacer.
—¿Me
estás reprendiendo? Sabes de sobra que no tienes que quedarte en la habitación
todo el día. Dudo mucho que tenga que cambiarme de ropa para el almuerzo. Sólo
necesito que vengas por la mañana y por la tarde.
—Sé
cuál es mi deber, y es estar disponible en caso de que me necesite, no quedarme
sentada en mi apartamento sin hacer nada. Además, ver a ese hombre me ha
alegrado el día. Jamás había visto a un tipo tan guapo. Aún seguía aquí sentada
con la boca abierta mucho tiempo después de que él hubiera cerrado la puerta.
Sungmin
se quedó pasmado. Sólo conocía a un hombre que respondiera a esa descripción.
—¿Tenía
el pelo negro y largo, y luminosos ojos negros?
Sunny
soltó un grito ahogado.
—¿Lo
conoce?
—Eso
parece. Es Cho Kyuhyun, sobrino de nuestro vecino más ilustre, el duque. Kyuhyun
y Suho son... amigos.
—No
puede ser —respondió Sunny sin poder creerlo.
—Sí. Y
hoy tenían una cita, así que debió de confundirse de lugar si vino aquí antes.
Lo que
explicaría por qué él parecía haber llegado tarde a su cita con Suho. ¿De
verdad era posible que él hubiera cometido ese error tan tonto? Era probable.
Él debía tener tantas citas al día que era normal que se olvidara del lugar de
reunión.
—Pues
no debió de salir bien —especuló Sunny.
—¿Qué?
—La
cita. Se veía que al joven Suho había estado llorando cuando regresó a la
habitación. Aunque no dijo ni una palabra. Se limitó a sentarse en el taburete
de la coqueta con los ojos llorosos.
Lo que
no sorprendía a Sungmin , pues había visto a Suho disgustado durante su cita
con Kyuhyun. De hecho cuando los había visto en el cenador, había pensado que Kyuhyun
y Suho compartían malas noticias.
—Bueno,
eso es asunto suyo, no nuestro —dijo Sungmin—. Y al parecer no estaba tan
disgustado como para no lanzarme otra de sus miradas mortíferas al cruzarnos en
la puerta. Y en cuanto a tu aburrimiento, mañana pensaba salir para comprar
algunos libros. Yo también me aburro bastante en los aposentos de la duquesa,
¿sabes? Si quieres, podemos comprar libros para ti también, o quizá prefieras
comprar artículos de labor, o cualquier otra cosa con la que pasar el tiempo.
Después
de eso, Sunny había dejado de quejarse pues igual que Sungmin estaba deseando
hacer las compras. La única excitación que había habido en el palacio hasta ese
momento había sido el baile de disfraces para el que Sungmin ni siquiera se
había traído un disfraz y las intrigas de Sukchun y Boah.
Sungmin
abandonó la cena de la duquesa temprano,
sintiéndose descontenta ante el rumbo que habían tomado sus pensamientos y su
estado de ánimo. Nunca antes había tenido aquellos altibajos emocionales. No
los había experimentado hasta conocer a Kyuhyun y haber confirmado sin lugar a
dudas lo canalla que era. Pero suscitaba en él una profunda excitación. Si no
hubiera descubierto lo excitante que podía ser la vida cuando estaba a su lado,
estaba seguro de que no se sentiría tan infeliz.
Sungmin
no pudo escapar de la cena sin ser visto. Bueno, podría haberlo hecho, pero no
podía ignorar la presencia de Key que estaba en el vestíbulo llorando. ¿Dos jóvenes
de la corte disgustados el mismo día? Kyuhyun se había superado a sí mismo.
Bueno, puede que no estuviera siendo justo. Todavía seguía enfadado con él por
intentar añadirla a su larga lista de conquistas con su ridícula oferta de
ayuda.
Ryeowook
le había contado a Sungmin que Key había esperado tres años a que su prometido
regresara al país, sólo para encontrarse con que él rompía el compromiso cuando
finalmente volvió a casa. Si Key parecía amargado en ocasiones, era por eso. Y
también por ello era tan pesimista.
—¿Key?
—inquirió Sungmin.
Vio
que había sorprendido al joven que rápidamente se secó las mejillas con el revés
de la manga.
—No es
nada, de verdad.
—¿Te
gustaría hablar de... nada?
Key no
le vio la gracia a la pregunta.
—No...sí.
Boah me ha vuelto a pedir que vaya a la ciudad mañana por la mañana. Y aún no
he tenido respuesta de mi madre sobre si debería hacer o no este tipo de
recados. Estaba aterrorizado la primera vez que fui. Nunca había estado solo
antes en la ciudad, ¿sabes?
—Lleva
a un lacayo contigo esta vez.
—Eso
pensaba hacer, pero al mencionárselo a Boah me dijo que no. No quiere que nadie
más sepa que le entrego una nota a lord Joowo en Wigmore Street.
Sungmin
contuvo la risa al ver la naturalidad con la que Key le revelaba algo que Boah
quería que mantuviera en secreto. En su imaginación incluso veía a Boah
quejándose.
«¡Tendría
que haberlo hecho yo misma!»
—¿Eso
no está a unas cuantas manzanas al norte de New Bond? —preguntó Sungmin ,
recordando que su madre tenía una amiga que vivía allí cerca.
—No
tengo ni idea.
—Yo
creo que sí. Y mira por donde, mañana pensaba ir de compras a Bond Street. ¿Te
gustaría venir conmigo?
—¿Podríamos
pasar por Wigmore Street?
—Por
supuesto. Y no dudes en pedirme que te acompañe a la ciudad si tienes que
volver a hacerlo. Me gusta salir de palacio de vez en cuando. Además mi
doncella nos acompañará.
Dios
mío, pensó Sungmin, ¿no era pasmosa la facilidad con la que había decidido
convertirse en el espía de Lee Sukchun?
A Kyuhyun
le agradó sobremanera que Lee Sungmin fuera su nuevo objetivo en la
investigación sobre los nuevos jóvenes de la corte. Que representara un reto
hacía que la tarea fuera mucho más agradable. Los demás habían sido demasiado
fáciles. Ryeowook era una joven encantador que encontraba de lo más excitante
las intrigas de Boah. Key era un tímido ratoncillo que haría exactamente lo que
le ordenaran aunque despreciara a Sarah. Incluso podría trabajar de espía para
ellos si la presionaban lo suficiente, tanto que revelara las maquinaciones de Boah.
Suho era
casi divertido por lo fácil que resultaba averiguar lo que se traía entre manos
y manipularla a su antojo. Pero se había convertido en una molestia, así que
había tenido que poner fin a lo que él había pensado que era un coqueteo. Se
había mostrado demasiado insistente sobre querer llevárselo a la cama. Pero Kyuhyun
conocía a los de su clase. Si hubiera aceptado la invitación, no pasaría ni un
mes antes de que le anunciara que tenían que casarse. Y él no estaba dispuesto
a caer en esa trampa.
Tendría
que advertir a Sungmin de que se mantuviera en guardia ahora que había bailado
con él en el baile de disfraces. Suho se había negado a creer que Sungmin no
fuera el único responsable de que sus citas no hubieran llegado a buen puerto.
Sabía que Suho tenía una veta cruel; se había jactado delante de él de la
jugarreta que le había hecho a su anterior compañero de habitación, que había
acabado en un escándalo y en la rápida marcha de ésta de la corte.
Lograr
ver a Sungmin parecía ser ahora su único
problema. Se pasaba la mañana parapetado en los aposentos de la duquesa.
Esperar ante las puertas de dichos aposentos como había hecho el día anterior
no era una buena idea. Había tenido suerte de que hubiera sido el primero en
salir, pero lo más probable era que eso no volviera a ocurrir de nuevo. Y
además, podía evitar salir solo si sospechaba que lo estaba esperando. Sin
embargo, no lamentaba haberlo hecho el día anterior. Incluso se había ido a la
cama con una sonrisa en los labios al recordarlo.
El joven
se había derretido entre sus brazos, lo que no era una sorpresa. Pero sí lo era
que él hubiera disfrutado tanto con aquel beso. Cuando su deseo había irrumpido
en todo su esplendor, Kyuhyun casi no se lo había podido creer. ¡Se le estaba
trabajando! Jamás perdía el control con un objetivo.
El
consejo que le había dado a de no permitir que las emociones se interpusieran mientras
besaba a un hombre había sido también un recordatorio para sí mismo y la excusa
perfecta para continuar con la lección, pero Sungmin se lo había tomado como un
insulto. ¡Qué gracia! Lo más probable era que Sungmin hubiera deseado tener algo más contundente que
arrojarle a la cara que aquel sobre, un sobre que contenía una hoja de papel con el sello de un
nuevo sastre de Bond Street. ¿Qué
diantre estaba haciendo con aquello en
el bolsillo?
Estaba
impaciente por verlo de nuevo, y molesto por no poder hacerlo. Al parecer sólo
tendría la oportunidad de verlo en las fiestas nocturnas. No obstante,
reconocía que su impaciencia era algo absolutamente personal, pues Sukchun no
estaba allí para presionarle para que terminara el trabajo lo antes posible.
Había tenido que hacer un inesperado viaje a los Países Bajos. Uno de sus
contactos le había advertido de que volvían a correr rumores de guerra en aquel
lugar.
Con Sukchun
lejos de palacio y Sungmin fuera de su
alcance la mayor parte del tiempo, Kyuhyun había decidido visitar a su familia
esa mañana. Desde que vivían con él, notaban cada vez más sus ausencias y
cuando volvía a casa su madre no dejaba de preguntarle dónde se había metido.
Lo más fácil sería achacarlo a su amante actual. Era la única excusa creíble
que nunca fallaba.
Pero
al salir de palacio le sorprendió ver a Sungmin subiéndose a un carruaje de alquiler. No lo
llamó. Corrió a los establos donde acababa de enviar a un lacayo a que
recogiera su caballo. Tuvo suerte. Montó y no tuvo problemas en alcanzar el
carruaje de Sungmin y seguirlo a una
distancia prudencial. Cuando giraron en Oíd Bond Street, Kyuhyun sonrió.
Después de todo no era un recado de Boah. Evidentemente era un viaje de compras
y, ¡un joven señor podía pasarse todo el día comprando! Aquélla era la
oportunidad perfecta para hablar con él.
Más
tarde concluyó que debía castigarse a sí mismo por ser igual de pésimo que Sungmin
haciendo conjeturas. El carruaje no se
detuvo como él había pensado, unas calles después, se internó en Wigmore, una
calle en la que él jamás había estado. A mitad de camino, el carruaje se paró
junto a la acera.
Kyuhyun
detuvo a su caballo detrás de un carruaje a varias casas de distancia. No había
podido encontrar un lugar mejor para ocultarse, pero al menos si Sungmin miraba en esa dirección, no lo vería. No podía
adivinar qué estaba haciendo allí.
Sungmin
no estaba solo como él había creído, y
no fue él quién se apeó del carruaje y llamó a la puerta. Fue la doncella con
la que se había topado en la habitación que Sungmin compartía con Suho cuando había dejado a ésta
esperando en el jardín para poder registrar su dormitorio. Aunque al final no
había podido registrar la habitación tal y como había querido, no se sintió del
todo decepcionado pues, en realidad, no había esperado encontrar nada revelador
allí.
Pero
aún era demasiado pronto para hacer conjeturas. Sungmin podía haber enviado a
la doncella a la puerta sólo para que averiguara si había alguien en casa.
Un
criado abrió la puerta, pero no invitó a pasar a la doncella. Unos minutos
después, apareció el dueño de la casa, la doncella le entregó una nota, y luego
regresó con rapidez al carruaje, mientras Kyuhyun se sentía como si le hubieran
dado un mazazo en la cabeza.
Conocía
a aquel hombre, no personalmente pero sí de vista. Era el mismo lord Joowo que Sukchun
había investigado el año anterior después de que hubieran intentado asesinar a
la reina mientras paseaba por Londres en su carruaje. Sukchun, que era
desconfiado por naturaleza, no había considerado aquel intento de asesinato
como un acto impulsivo de un joven desquiciado, y había sospechado que había un
complot detrás. Había investigado a todos los conocidos de Oxford.
Uno de
esos conocidos era lord Joowo, que había sido visto hablando con el joven
acusado. Aunque Joowo había dicho que él sólo había estado censurando a Oxford
porque éste había intentado bloquear su carruaje, Sukchun tenía sus dudas,
principalmente porque Joowo era un Tory que no estaba de acuerdo con la
política de la reina en ese momento. Después de seis meses, Sukchun había
abandonado la investigación. Kyuhyun se alegró de no haber recibido
instrucciones de involucrarse. No le gustaba el trabajo duro que no conducía a
ninguna parte, como en aquella investigación.
Pero
sólo porque Sukchun no había encontrado pruebas de una conspiración contra la
reina, no quería decir que no la hubiera habido, sino que no había sido
descubierta. Al parecer, Boah estaba relacionada con ese hombre ya que le había
enviado esa nota. Podría ser otro de sus planes secretos. O no. Después de
todo, Joowo era soltero, así que Boah podía estar interesada en él de manera
romántica. De cualquier modo, tendría que informar a Sukchun de aquello en
cuanto éste regresara a palacio.
Maldita
sea, Kyuhyun no dudaba ahora de qué lado estaban las lealtades de Sungmin .
Resultaba evidente que al final se había decantado por el bando de Kwon Boah y
le sorprendió sentirse decepcionado al llegar a esa conclusión. Muy
decepcionado.
Cómo se atreve...y todavia le dice que enmascare sus reacciones😒
ResponderEliminarJá...primero aplicalas tu Cho Kyuhyun...él es solo un joven.
Y con qué derecho se pone como maestro de Min para enseñarle las artes del espionaje😒
Esta va mal
El amigo de Kyu no le dijo nada,en el sobre no había nada,Kyu ni enterado está de los planes del tipo ese,Min ya se vio envuelto en andar de espia y ahora Kyu cree que está de parte de la tipa esa.
Me encanta
Esto se pondra bueno😂😂😂😂
Y ya inicia el drama, pensaran mal de mim, ashhhh todo se fue a la M...
ResponderEliminar