Era un poco temerario de su parte
pedir a Siwon que lo acompañara a su habitación. Al fin y al cabo, era un
dormitorio. Lo apropiado habría sido pedírselo a Boa. Heechul, sin embargo, no
lo había dudado. No estaba allí por voluntad propia, le impedían que se marchara
y, por lo tanto, en lo que a él se refería, las normas de etiqueta habituales
quedaban suspendidas mientras duraba su estancia. Y éste era el único
razonamiento, la única lógica que necesitaba para seguir el camino de su
perdición, como quedó demostrado.
La idea le divertía, puesto que ni
por un momento había sospechado que algo así ocurriría si flirteaba un poco con
el futuro duque de Shiyuan. Se encontraban en un lugar muy apartado. Y él le
había procurado una acompañante apropiada. Nadie lo sabría nunca.
Quizá tuviera que contárselo a su
futuro marido, en caso de perder la virginidad, aunque podría hacerlo sin
mencionar nombres. Si tuviera la suerte de encontrar a un hombre que lo
quisiera de verdad y no estuviera simplemente prendado de su cara, el asunto no
tendría demasiada importancia. Si la tuviera, pues bien, sería señal de que no
lo quería de verdad.
Qué fácil resultaba justificarse
cuando realmente deseaba algo. Claro que era un joven de Londres, mucho más
sofisticado que la mayoría de los debutantes. Por sus oídos habían pasado los escándalos
que agitaron su hermosa ciudad en los últimos diez años. Sabía cómo empezaban,
cómo evitarlos y cómo atenuarlos.
—Supongo que, después de las
alegaciones de tu hermano, debo asegurarte de que no te tengo en mis miras
—empezó a decir.
—Créeme, Hee, lo has dejado
perfectamente claro desde el primer momento. De hecho... —quiso rectificar pero
supo seguida que recordaba cómo lo había abordado en Raccoon Glade.
—Aquello fue antes de descubrir que
no sigues las reglas del juego y, para ser sincero, en esos momentos cualquier
hombre me habría servido, incluso tú. Estaba impaciente y eras uno de los pocos
hombres que sabía, sin lugar a dudas, que mi padre aprobaría.
—Creo que debería sentirme
ofendido.
Se habían detenido para hablar, de
modo que Heechul vio clámente cómo sonreía.
—Sí, desde luego, pareces ofendido
—replicó—. Pero no, todavía no te conocía, y mis razonamientos nada tenían que
ver contigo, como persona, sino con tu título. Porque pensaba en mi padre. Tu
riqueza, en cambio... —Hizo una pausa para reír entre dientes—. Confieso que
ése fue mi criterio personal. Tengo toda intención de ser un patriarca social y
de organizar las fiestas más grandes que ha visto Londres, y para eso hace
falta mucho dinero. No me casaré con un pobre, si puedo evitarlo. Aunque hay
muchos más hombres ricos que títulos tan preciados como tuyo.
Siwon fingió un suspiro de
desolación.
—Si pretendías reconfortarme,
querido, me temo que has fracasado tremendamente.
Heechul se ruborizó un poco.
—Creo que no me he expresado
correctamente. Quería decir que hay más hombres que merecen mi aprobación de
los que merecerían la aprobación por parte de mi padre, aunque ya no me importa
tanto tener en consideración sus preferencias. Y esto significa que eres el
último que incluiría en mi lista, porque eres sin lugar a dudas, el primero en
la suya. ¿Tiene esto más sentido para ti?
—Todo esto resulta un poco
complicado, pero sospecho que actuarías en contra de ti mismo con tal de ir en
contra de tu padre.
Él alzó la vista al techo.
—Claro, tenías que aludir a mi mal
genio.
—¿No lo ves así? —preguntó Siwon.
—Entiendo por qué tú sí. Pero no
sabes cómo es la relación entre mi padre y yo.
—Me arriesgaría a afirmar que
existe una antipatía declarada entre los dos.
—No es el caso en absoluto —afirmó
Heechul—. Yo no lo odio, sencillamente dejé de quererlo hace mucho tiempo. Nos
toleramos mutuamente, supongo que es la mejor forma de expresarlo. Estoy harto
de que me utilice para satisfacer sus ambiciones. Si dudas de ello, basta con
considerar lo que me ha hecho este año sólo. ¡Me prometió con un bárbaro y me
echó a lo lobos!
—¿Me estás llamando lobo?
—¿Te has dado cuenta?
Siwon rió.
—Creo que ya lo he entendido.
—Bien, por que, si encuentro a mi
hombre ideal, no dudaré en casarme con él sin contar con el permiso de mi
padre. Sé muy bien que hay lugares adonde ir para eso.
—Eso sí que me reconforta.
—Lo suponía.
Heechul se apartó de él y dio un
paso por el rellano. Tardó un momento en reunir el valor para añadir:
—Dicho esto, no te asustes si te
comunico que me gustaría poner a prueba tu teoría de hoy.
Miró hacia atrás y vio que él
estaba muy quieto. Sabía exactamente a qué se refería.
—Creo que..., tal vez..., deberías
pensarlo mejor—dijo Siwon y añadió con un gemido—: No puedo creer que haya
dicho esto.
—Ya lo he pensado y debo decirte
que nunca había sentido tal... tal...
—¿Éxtasis sublime? —sugirió él con
otro gemido.
—No, eso no —contestó Heechul con
cierto rubor—. Aunque fue muy agradable. Me refería a la serenidad que lo
siguió y que siento todavía. No sabes lo extraño que me resulta sentirme así.
—¿Sabes que no hablaba totalmente
en serio cuando mencioné otras salidas para tus pasiones?
—Ah, ¿no? ¡Si es muy lógico!
Especialmente, si tenemos en cuenta el efecto perdurable que ha tenido en mí.
Mira a tu hermano, por ejemplo. No me ha molestado en absoluto cuando,
generalmente, respondo a este tipo de celos hostiles con comentarios mordaces
de mi cosecha. Voy a poner la teoría a prueba, Siwon, contigo o con otro
hombre. Si estás en lo cierto, tengo la esperanza de deshacerme de, al menos,
la mitad de mis defectos. No voy a renunciar a ello.
—Con riesgo de perder esta
oportunidad de oro, considero justo señalar que si hacemos el amor ahora, que
ya estás sereno, no probarás nada —argumentó Siwon.
Heechul frunció el ceño y luego
exclamó:
—¡No se me había ocurrido! Tienes
toda la razón. ¿Quizá lo que pasó hoy tendrá un efecto permanente? —Él negó con
la cabeza—. ¿No? Bueno, supongo que tendré que averiguar cuánto durará. Buenas
noches.
— Hee.
Heechul fingió no haberlo oído y
caminó apresurado hacia su habitación. Qué embarazoso. Seguramente él pensaría
que se le estaba insinuando, que ya sabía desde el principio que su sugerencia
no tenía sentido en ese momento. Maldita sea. ¿Por qué había tenido que
señalárselo?
De pie delante de la ventana del
salón, Siwon observaba a Heechul, que daba un paseo. Esta vez no pensaba
acompañarlo. La noche pasada se le había agriado el ánimo y así seguía todavía,
no tenía ganas de jugar, como él esperaría si saliera a la nieve. No obstante,
no podía evitar observarlo.
Había salido el sol. La capa de
nieve fresca que tanto le gustaba a Heechul ya no duraría mucho. Jackson había
comentado que, aunque allí nevaba bastante en invierno, no solía hacerlo tanto
de una sola vez. Siwon estaba contento de la ocasión. De no haber nieve en el
suelo el día anterior, el carruaje de Heechul no habría acabado en una zanja y
bien podría haber logrado escapar.
Donghae se había marchado a primera
hora de la mañana, demasiado enfadado para despedirse de él, siquiera. Siwon
entregó a Albert una carta dirigida a su administrador, quien le pagaría una
anualidad completa antes de aceptar su «dimisión», siempre que condujera a Donghae
a Londres sano y salvo. No eran las cien libras por las que Albert se había
jugado el empleo pero, en todo caso, era mucho más de lo que el joven se
merecía.
Mientras seguía con la mirada cada
paso que daba Heechul, sin querer, se llevó los nudillos a la boca para
chuparlos. La noche pasada había dado un puñetazo a la pared de su habitación
para conmemorar su estupidez. ¡Había dejado escapar la oportunidad de hacerle
el amor! ¡Y fue él quien se lo propuso!
No tenía intención alguna de
establecer lazos afectivos con él o de mantener una relación, por breve que fuera,
aunque estaba acostumbrado a tener que rechazar a las parejas y, hasta el
momento, su experiencia con Heechul apuntaba exactamente a lo contrario. Heechul
no deseaba ningún tipo de contacto con él, preferiría estar lo más lejos
posible. Los pocos intentos de aproximación que Siwon no pudo reprimir no
habían cambiado las cosas. Al menos, el joven podría haber dado alguna
indicación de que lo deseaba a él personalmente, en lugar de afirmar que
cualquier hombre serviría para su extravagante experimento.
—Siento lo de anoche —dijo Heechul a
sus espaldas—. Sencillamente hablé sin pensar.
Las reflexiones de Siwon lo habían
distraído el tiempo suficiente para no percatarse de que volvía a la casa. Se
dio la vuelta y lo vio quitarse el abrigo y dejarlo en una silla antes de
acercarse a la chimenea.
—No te preocupes —respondió él—.
¿Te has quitado la nieve de las botas? Si se empapan, no podrás calentarte los
pies.
—Ya, se me da bien patear el suelo.
—Lo imagino.
Heechul le echó una mirada pero
debió de decidir no reaccionar al tono seco de su voz. Acercó las manos al
fuego. Fue a cerrar la puerta que la joven había dejado abierta al entrar.
—¿Necesitamos intimidad? —preguntó Heechul.
—No, sólo evitar que el calor se
escape al recibidor. —Sin embargo, la intimidad era lo que buscaba, y el hecho
de que su tía no bajaría en varias horas le aseguraba tener intimidad para
rato—. Pareces aterido.
—Ya no, gracias. —Con las manos ya
calientes, se acercó al sofá más próximo y tomó asiento—. No pude despedirme de
tu hermano.
Siwon atravesó la estancia para
sentarse a su lado.
—Ni tú ni nadie. Se marchó enfadado
y sin decir adiós. ¿Y cómo está hoy tu sublime serenidad? ¿Aún persiste?
Heechul le echó otra mirada curiosa
pero respondió:
—Por supuesto. Empiezo a sospechar
que estabas equivocado y que será permanente.
Siwon se encogió de hombros.
—Mis opiniones no son más que eso,
no pretenden ser infalibles.
—¿Qué planes tenemos para hoy?
—Por qué no intentamos pasar el día
sin contar mentiras, ninguno de los dos.
Sus palabras le hicieron fruncir el
ceño.
—Eso significa que me has estado
mintiendo. ¿Sobre qué?
—Bien al contrario, querido.
Después de reconocer que no te importa mentir he dado por hecho que es lo que
haces.
—Te equivocas. Decidí que sólo
conseguiría salir de aquí si contaba toda la verdad.
—Pero verás, incluso eso sería una
mentira —señaló Siwon—. ¿Cómo distinguir la diferencia? Una vez emprendido el
camino de las mentiras nadie cree en tus palabras. ¿No lo ves?
Heechul se apoyó en el respaldo con
una sonrisa maliciosa.
—Lo que veo es que quieres
enfadarme. Buen intento pero no dará resultado.
¿Es lo que hacía? La idea era
buenísima, no obstante, él insistió:
—Lo que he dicho es válido.
—Sí, lo es, estoy de acuerdo. Pero,
verás, he convivido con esta desconfianza casi toda la vida —dijo Heechul—.
Cuando descubres que nadie es sincero contigo, ni siquiera tus propios padres,
ya no te importa que los demás te crean o no. Sencillamente, no tiene
importancia. Se trata de devolver la pelota.
—¿De veras piensas que no importa?
Heechul se ruborizó.
—Muy bien, supongo que a veces sí.
Ahora, por ejemplo. Es cierto que decidí que la sinceridad es la única forma de
tratar contigo pero, para ser sincero, fue porque no se me ocurría otra manera
de salir de aquí.
Siwon no pudo reprimir la risa. A
veces, era tan cándido... Heechul lo sorprendió, sin embargo, ofendiéndose con
su risa.
—No es divertido. Toda esta
situación no divierte. Y debo decirte que no resulta fácil ser completamente
sincero cuando estoy acostumbrado a...
—¿Cazar a la gente con tus
mentiras?
Heechul contuvo el aliento y lo
miró con gesto iracundo.
—Realmente tienes dos caras, ¿no es
cierto? ¡Diviertes y distraes con tu jocosidad entretenida sólo para poder
acercarte por la espalda e ir directo a la yugular! Me parece increíble que
hayas conseguido que olvide esta característica tuya.
—¿Ya no estás tan sereno?
—¡No, maldito seas!
—Bien —dijo él y lo sentó en su
regazo.
La ira de Heechul reapareció con
una celeridad impresionante. Fue como si hubiera estado oculta tras un telón
tejido con sus propias ilusiones, y el telón se había descorrido bruscamente,
dejándole expuesto a un público que contenía todas sus emociones amargas y que
aplaudía el hecho de que no pudiera evitarlas por más tiempo. Esto le enfureció
y Heechul dirigió su ira contra quien correspondía, el instigador que había
descorrido el telón.
Con la misma celeridad, sin
embargo, la boca de Siwon se cerró sobre la suya y, aunque Heechul le golpeó el
hombro con el puño una vez antes que lo abrazara con demasiada fuerza para
repetir el golpe, pronto se encontró asiéndole la cabeza con ambas manos y
devolviéndole los besos con pasión explosiva. ¡Maldito sea! No le cabía duda de
que lo había provocado deliberadamente, aunque en esos momentos no le
importaba.
Siwon se reclinó en el sofá y, sin
mucha dificultad, le hizo tender encima de su cuerpo. Ni por un instante
interrumpió el beso que lo excitaba. Esa posición le ofrecía acceso total a su cuerpo
y, puesto que era obvio que no hacía falta mantenerlo aprisionado, porque él
correspondía plenamente al beso, tenía las manos libres para acariciarle la
espalda y más abajo. Y más abajo fue. Pronto le rodeó ambas nalgas con las
manos y empezó a frotarla suavemente sobre la dura prominencia que se insinuaba
entre sus piernas.
Con este gesto descubrió un punto
increíblemente sensible..., en él. Cada vez que se rozaba con su erección,
Heechul experimentaba una pequeña conmoción, que lo impulsaba a dar un saltito
encima de Siwon. No podía evitarlo, no tenía ningún control sobre aquella
reacción, que elevaba su pasión a nuevas cotas, tanto que pronto se encontró
frotándose con fuerza.
El calor que emanaba entre ambos se
intensificó. Heechul deseó que en el salón hiciera más fresco, que él no
hubiera cerrado... la puerta. Una idea sombría que, en cuanto surgió, se
impuso.
Detestaba poner fin a lo que hacían
pero el decoro había asomado su fea cabeza y, finalmente, exclamó:
—Alguien podría entrar...
—He cerrado con llave.
La ansiedad que se apoderara de él
por un momento se disipó de inmediato. No necesitaba más para apartar el temor
de ser descubiertos y disfrutar plenamente de lo que Siwon le hacía.
Lentamente, le había estado bajando
sus pantalones. Cuando, de pronto, modificó su posición no había tela que le
impidiera colocarse entre sus piernas. ¡Qué sensación tan embriagadora, tenerle
allí! Se removió en su interior y pareció desenroscarse, propagando una nueva
oleada de calor, que incrementó la tensión sensual que le embargaba.
Todos los sentidos de Heechul se agudizaron
hasta alcanzar una sensibilidad intensa. ¡Lo estaba saboreando, su sabor a
menta por el té que había tomado esa mañana, lo estaba oliendo, olor a almizcle
picante! El cabello que aún agarraba no era áspero en absoluto, parecía seda
fina. Jamás se lo habría imaginado. Y, cada vez que lo oía gemir, sentía la
imperiosa necesidad de hacer lo mismo, tanto lo excitaba tener en él el mismo
efecto que Siwon tenía en su cuerpo. Pero lo que sintió cuando abrió los ojos y
vio el intenso acaloramiento en su mirada... ¿Cómo podía excitarle tanto el
simple descubrimiento de lo mucho que le deseaba?
Las caderas de Siwon no estuvieron
quietas ni por un momento y sus manos, tampoco. Él le acarició la oreja con los
dedos, dibujó una línea juguetona a lo largo de su cuello con un gesto que le
hizo estremecer de placer. Sus dedos se cerraron en torno al punto oscuro
dúctil, ardía de calor aunque aquello no fue nada comparado con el calor de su
boca cuando, de pronto, dejó de besarlo para lamer su pecho. Heechul se olvidó
de respirar. Le rodeó la cabeza con ambas manos y su cuerpo se arqueó sobre el
cuerpo de él. ¡Le pareció que estallaría en llamas en cualquier momento!
Siwon forcejeó con la ropa que aún
se interponía entre ambos. Heechul oyó el ruido de tela que se rasgaba. ¿Serían
sus bragas? ¡Qué impaciente! Casi se echó a reír, pero no pudo porque él volvió
a besarlo. Entonces sintió una presión nueva entre las piernas que hizo aflorar
un ronroneo en su garganta pero que, casi en el mismo instante, se tornó
dolorosa. Quiso apartarse del dolor pero la punzada le siguió y aumentó hasta
el punto de hacerle gritar. Con un empuje brusco de Siwon, sin embargo, el
dolor pareció que desaparecía dejando en su lugar una sensación de plenitud
apretada que aún no sabía cómo interpretar.
La magia se había roto y él se
retiró ligeramente para estudiar su reacción. Comprensiblemente, Heechul lo
miraba con ira, con la sensación de haber sido traicionado.
—Ha sido... —empezó a decir él,
pero rectificó con un suspiro—: No volverá a ocurrir, te doy mi palabra.
—¿Qué no volverá a ocurrir? ¿El
dolor?
—Sí —dijo Siwon—. Ha sido tu
cuerpo, que luchaba por retener su inocencia. No deseabas, realmente, retenerla
en ese momento, ¿me equivoco?
Heechul ya comprendió todo y dijo,
bastante irritado:
—No, aunque mi appa debió decirme
que habría dolor, en lugar de limitarse a decir que, si tuviera suerte,
disfrutaría de las relaciones matrimoniales o, más exactamente, de hacer el
amor. Dijo que no todos lo consiguen. Supongo que no he tenido suerte.
Supo que Siwon se esforzaba por
reprimir la risa. Tuvo el impulso de abofetearlo. Eso no era divertido. Que
tanto placer terminara en una nota tan desagradable...
—¿Hemos acabado? —preguntó
rígidamente.
—Por Dios, espero que no. Tengo la
impresión de que tu appa no se entretuvo en los detalles. Debió decirte que la
suerte nada tiene que ver con esto.
—¿Entonces?
—Lo que cuenta es la habilidad de
tu pareja —dijo él con un mohín—. ¿Te lo demuestro?
Se movió dentro de él al tiempo que
hablaba. Los ojos de Heechul se abrieron desmesuradamente. La sensación que
aquella plenitud provocó fue completamente placentera, de hecho, casi demasiado
placentera. Su pasión afloró en el acto y se apoderó totalmente de él.
Lo que Siwon había hecho superaba
su poca experiencia. ¿Acaso con lo sucedido el día anterior en el carruaje
creyó haber descubierto el placer supremo? Los exquisitos y lentos impulsos de
Siwon rozaban nervios que no sabía que poseía. Tan hondo era el placer que le
traspasaba, tan intenso, que parecía sentirlo por todo el cuerpo hasta que la
tensión aumentó hasta un punto explosivo y estalló, palpitando deliciosamente
dentro de él drenándolo hasta el agotamiento.
Apenas se dio cuenta de que él
culminó al mismo tiempo. Ahora le invadía una languidez tan sensual que no
tenía deseos de moverse. Experimentó un instante de intensa ternura por el
hombre que aún tenía entre sus brazos. La extraña emoción casi hizo aflorar
lágrimas en sus ojos aunque no fueron de tristeza sino todo lo contrarío, un
sentimiento único y sin precedentes, jamás había sentido nada parecido por
nadie.
—Has sido muy malo —dijo cuando
recobró el aliento. Todavía le acariciaba el cabello con los dedos.
—Sí, lo he sido —admitió él con la
boca todavía pegada a su cuello—. Pero ¿ha dado resultado? ¿Has recuperado la
serenidad?
—No tengo la menor idea, siento
demasiado placer para pensar en otra cosa.
Él se incorporó para mirarlo.
Estaba sonriendo.
—¿Has disfrutado?
—¡Sí! No puedes imaginar cuánto.
—Ah, claro que puedo —afirmó
Siwon—. ¿O crees que los hombres hacemos esto para pasar el rato?
Heechul rió. Se sentía tan
efervescente que le extrañaba no reír como un tonto. En ese momento, sin
embargo, se le ocurrió una idea decepcionante.
—Es bastante evidente que mi
temperamento seguirá manifestándose, ¿no es cierto?
—Sí, aunque me atrevería a afirmar
que ahora podrás controlarlo mucho mejor. De eso se trataba, querido. No de que
nunca volvieras a enfadarte, cosa muy poco probable en cualquier caso, no sólo
en el tuyo, sino de que tus emociones volátiles no fueran canalizadas hacia una
única salida, hecho que las tornaba demasiado cáusticas y negativas.
—Es decir, no hacía falta ponerlas
a prueba..., de esta manera precisa —adivinó.
Siwon sonreía de nuevo.
—Aun a riesgo de poner fin a un
momento precioso... —lo besó dulcemente en los labios para que no pusiera en
duda sus palabras—, probablemente no. Sin embargo, basta con recordar la
serenidad que experimentaste ayer para saber que hacer el amor tiene algunas
ventajas adicionales, como mínimo para ti. La prueba ya ha demostrado que te
ayudará a dominar tus pasiones, al menos, por un tiempo. Lo logró
estupendamente, ¿no crees?
—Desde luego. Fue bastante
increíble.
—¿Y ahora?
—Vuelvo a sentirme magníficamente
sereno.
Siwon asintió.
—En este sentido, pues, diría que
una nueva prueba era necesaria y que se ha realizado con éxito. Y, por
supuesto, puedes contar con mi ayuda siempre que necesites liberar algunas de
esas pasiones —completó Siwon.
—Muy generoso de tu parte.
—Estoy de acuerdo.
La broma despertó en Heechul el
deseo de abrazarlo. En realidad, el deseo despuntó en el instante de ver su
primera sonrisa. Estaba muy satisfecho con él en esos momentos y sentía una
intimidad que nunca había experimentado con otros hombres. ¿Era una amistad
o...? No, no pensaría en eso. No quería analizar más a fondo sus sentimientos
por él, cuando sabía que nunca le conducirían a nada. Debía dejárselo claro. Siwon
no tenía por qué temer que trataría de sacar partido de lo que acababa de
ocurrir entre ambos.
Apartó la mirada de Siwon, incluso
sintió que se ruborizaba ante el tema que estaba a punto de abordar.
—Sobre lo ocurrido —dijo Heechul—,
no me veo comprometido, así que no te preocupes. Lo cierto es que no me casaría
contigo en ninguna circunstancia. Me niego a darle esa satisfacción a mi padre.
Lo que ha pasado será nuestro secreto. Nadie tiene que saberlo.
Él le dirigió una extraña mirada.
—Muy... noble de tu parte.
—En absoluto. Es muy vengativo,
aunque la venganza no va dirigida contra ti.
—Ya entiendo. —Siwon empezó a
fruncir el ceño.
Heechul adivinó el curso de sus
pensamientos.
—Ni se te ocurra hablar de la
relación con mi padre, de la falta de relación o de los sentimientos vengativos
resultantes de mi parte. Lo que hay entre él y yo allí queda, no es asunto
tuyo.
—Los jóvenes dulces y amables no
piensan así —señaló él, a pesar de la advertencia.
—Los jóvenes dulces y amables no
tienen padres como el mío.
Él hizo una mueca.
—Tienes razón.
No se por que pero veo un Siwanito venir
ResponderEliminarOh por Dios!!!
ResponderEliminar🤣 Hee se comió eso con Siwonshis y quiere repetir sin compromisos... Uyyy que malotes
Jajajajajaaja
Ojalá y este pequeño encuentro traiga consecuencias en nueve meses
Jajajajaja