Heechul estaba
logrando ponerse de mal humor en el corto trayecto de regreso a Raccoon Glade.
Había conseguido lo que quería: se había quitado de encima el mal trago de
tener que disculparse para que todo volviera a ser igual entre Jungsoo y él.
Esperaba haber tenido éxito al menos en eso, porque se estaba aburriendo
muchísimo en Raccoon Glade y Jungsoo sería un remedio ideal.
Ya no
quedaban suficientes invitados en la mansión para tenerlo distraído. Youngwoon
incluso lo ignoraba, enojado aún, supuso, por haber tenido que renovar el
compromiso. Peor para él. Heechul no le había tendido aquella trampa. Él lo
había hecho todo por su cuenta, aunque Heechul no podía negar que todo había
salido a pedir de boca.
Heechul
jamás habría imaginado que él pudiera hacer nada tan impetuoso como entrar en
su dormitorio. Aquello era una total incorrección, incluso aunque no hubiera
estado a medio vestir. Pero Heechul había pensado que él pretendía arreglar las
cosas y por ese motivo podía perdonarle su impetuosidad. Luego había
descubierto que todo se debía a Jungsoo. Había sido la gota que colmó el vaso,
sobre todo después de que aquel campesino se hubiera quitado la máscara con él,
demostrándole que, después de todo, no era todo sonrisas y podía ser un
verdadero arpía.
Heechul
nunca habría pensado en ello si Youngwoon no le hubiera recordado su
conversación con Jungsoo. Por ese motivo,
se había esforzado por hallar la forma de retenerlo hasta que alguna de sus
compañeros apareciera, y fue Jungmo, precisamente él, el que abrió la puerta.
Había sido demasiado perfecto. Heechul no podría haberlo planeado mejor. Y no
había tenido que hacer nada, lo cual era todavía más irónico. Youngwoon se
había metido él solo en la boca del lobo.
Resultó
sencillo, una vez se marchó, localizar a lord Eric ponerlo al corriente de los
hechos. Él pertenecía a la vieja escuela. No necesitó convencerlo de que Youngwoon
lo había comprometido de forma irreparable; era evidente. Eric había intentado
encontrar a Jungmo, pero, por fortuna, no tuvo suerte, de ahí que se hubiese
visto obligado a anunciar el compromiso de su nieto aquella misma noche.
Geunsuk y Hongki
se marcharon la tarde siguiente, al igual que habían hecho muchos de los otras
jóvenes, junto con sus acompañantes. De hecho, Heechul tenía ahora para él solo
el dormitorio que había compartido.
Jungmo se
marchó la misma noche del baile, motivo por el cual lord Eric no había podido
encontrarlo. Sin duda, no quería que ni el marqués ni Youngwoon lo intimidaran
para que mantuviera la boca cerrada sobre lo que había visto, pues él no tenía
ninguna intención de hacerlo. ¿Por qué si no se había ido de forma tan
precipitada, sin siquiera hacer el equipaje? Solo había ido en busca de su
primo, que era su acompañante, había pedido un carruaje y se había marchado. No
obstante, así es exactamente como habría actuado Heechul si hubiera dispuesto
de un rumor tan jugoso como aquel, por lo cual lo comprendía perfectamente.
Jungmo no
tenía ahora nada que ganar difundiendo la historia. Debía de pensar que podría
utilizarla en su contra de alguna forma, pero en realidad había ayudado a Heechul
a conseguir lo que quería. Era para desternillarse de risa.
Al llegar
a la mansión, Heechul supo que lord Eric lo estaba esperando. No sabía desde
hacía cuánto, puesto que no había estado allí para recibir el aviso, pero fue
directamente a su salón privado, dónde él aguardaba.
Heechul
esperaba haber tenido una charla con él mucho antes, pero también Eric lo había
ignorado desde que anunció el compromiso. Sin embargo, le debía una disculpa.
Después de todo, él era la parte inocente en todo aquello y habría salido muy
perjudicado si no hubiese querido casarse con Youngwoon, pero habría tenido que
hacerlo de todas formas porque él le había comprometido. Por fortuna, sí
deseaba ese matrimonio, pero no era necesario mencionarlo hasta recibir la
disculpa que le debían.
Sin
embargo, Heechul estaba equivocado por completo con respecto al motivo de su
reunión. En cuanto se sentó frente al escritorio de lord Eric, él empezó a
decirle con mucha dureza:
-Aparte
del hecho de que sus padres han sido informados de lo ocurrido y llegarán en
breve, tenemos una serie de asuntos que en mi opinión hay que abordar con
urgencia.
-Desde
luego -respondió Heechul con cierta aprensión, puesto que por su tono dedujo
que la conversación no iba a gustarle tanto como pensaba.
-He sido
informado, a través de varias fuentes distintas, de que usted tiene la
costumbre de difundir rumores y habladurías.
Heechul se
ofendió. ¿Acaso iba a regañarlo cuando ni siquiera eran aún parientes?
-Todo el
mundo murmura, lord Eric -observó con frialdad.
-No todo
el mundo, pero quienes lo hacen con asiduidad suelen tener mala intención. Solo
estoy haciéndole saber, lord Heechul, que no se tolerará esa clase de comportamiento.
En cuanto usted pase a formar parte de esta familia, se conducirá de forma
irreprochable.
Ahora Heechul
estaba sorprendido y se sentía insultado. ¿Mala intención? ¿Él? Ni pensarlo.
Puede que, de tanto en cuando, tuviera que poner a la gente en su sitio, puede
que también tuviera que vengarse alguna que otra vez, pero ¿con mala intención?
En absoluto.
No
obstante, lord Eric se estaba refiriendo sin duda a su campaña para convertir a
Youngwoon en un hazmerreír y poder librarse de un compromiso que entonces no
deseaba. Él se había tomado aquel incidente como algo personal. Pero Heechul no
lo había hecho con mala intención y, de hecho, no había causado ningún
perjuicio a Youngwoon. Había sido simplemente un medio para un fin.
-Si piensa
que mi conducta es censurable, señor, dígalo sin más, pero no me acuse de algo
que...
-Querido
-lo interrumpió él sin inmutarse-. Si me ha estado escuchando, se habrá dado
cuenta de que su conducta me parece censurable. El mero hecho de que varias
personas me hayan advertido de sus costumbres lo dice todo. La gente habla de
usted eso es inaceptable. ¡Siéntese! -ladró cuando él se puso en pie indignado.
Heechul se
dejó caer en la silla. Le ardían las mejillas. Si él no fuera un personaje tan
eminente, se habría marchado de allí en aquel preciso instante; solo eso le
mantuvo en su sitio. Desde luego, no se había quedado porque lo hubiera
amedrentado con la dureza de su tono y sus miradas.
-No se
lleve una idea equivocada -prosiguió él con aquel tono suyo, sereno y no
obstante implacable-. Esta conversación habría tenido lugar antes si Youngwoon
no se hubiera negado a casarse con usted cuando lo conoció. Usted debe
comprender que pasar a formar parte de esta familia implica una responsabilidad
por su parte para la que tal vez no esté preparado.
-Soy hijo
de un conde -respondió Heechul con arrogancia-. Le aseguro que mi educación no
es deficiente.
El
escepticismo con que lo miró lord Eric no fue en absoluto contemporizador. De
hecho, prosiguió en la misma línea.
-Sus
padres viven en Londres desde que usted nació, por lo que la educación que ha
recibido puede no serle de utilidad aquí.
Esto es una casa con tierras. Como futuro joven marqués, tendrá
obligaciones específicas que le ocuparán la mayor parte del tiempo y lo pondrán
en contacto con una amplia variedad de personas, desde deshollinadores y
vicarios hasta la misma reina. Pero, dejando de lado con quien tenga que
tratar, se conducirá usted como corresponde al joven marqués de Kang.
-¿Qué
tendré que hacer? -preguntó Heechul, frunciendo el ceño.
-Desempeñar
las obligaciones normales que entraña una casa de estas dimensiones. ¿Supongo
que al menos le han enseñado a llevar una casa? Mi secretario lo instruirá
sobre las obligaciones de esta hacienda, que se sumarán a sus obligaciones
domésticas. Basta con decir que le quedará muy poco tiempo para divertirse,
organizar fiestas o difundir rumores.
-¿Nada de
organizar fiestas? -preguntó sin salir de su asombro.
No podía
estar hablando en serio. Heechul asociaba a un noble de la categoría de Eric
con fiestas lujosas y frecuentes. En Londres, los jóvenes señores de su rango
eran los principales anfitriones de la ciudad y sus invitaciones estaban muy
buscadas. Por supuesto, Heechul se había imaginado haciéndose un sitio entre
ellos y convirtiéndose en el rey de todos.
Pero lord Eric
hablaba en serio, o desde luego eso parecía cuando prosiguió su explicación.
-Aquí no
tenemos la costumbre de organizar fiestas, ni mucho menos. La que nos ocupa ha
sido una rara excepción para un propósito específico. No se repetirá. Ni
tampoco tenemos casa en Londres, lo cual implicaría un desembolso frívolo,
puesto que nunca vamos a Londres.
-Yo tengo
familia en Londres -le recordó Heechul-. Naturalmente, yo vis...
-Su
familia puede venir a visitarlo aquí -lo atajó él-. Hablaba totalmente en serio
cuando decía que no tendrá tiempo de viajar o divertirse. Tampoco Youngwoon,
aunque él no está interesado en eso. Va a tener usted que cambiar su forma de
pensar a ese respecto. Ahora, hágase a la idea de que es usted de campo.
Por
desgracia, Heechul sabía lo que aquello significaba. Los nobles que vivían en
sus haciendas, en lugar de visitarlas de vez en cuando, rara vez las
abandonaban. Aborrecían Londres. No participaban en los actos sociales de la
alta sociedad londinense. La alta sociedad londinense, al menos el círculo de Heechul,
se burlaba de aquellos nobles y los equiparaba a la clase trabajadora.
Heechul se
pellizcó, confiando en que todo fuera una simple pesadilla. Pero no estaba
soñando.
Y aquello
no era lo que había previsto cuando decidió que Youngwoon le convenía. Su
futuro título y su apostura no compensaban el horror que acababa de describirle
lord Eric.
Sin
embargo, Heechul se dio cuenta, cada vez con mayor desesperación, de que estaba
obligado a casarse con Youngwoon le gustara o no, y solo porque había puesto a Jungmo
en contra suya. Si aún fuera su amigo, se habría prestado a mantener la boca
cerrada sobre la escena que había presenciado. Claro que se habría prestado,
sobre todo si le hubieran asegurado que en realidad no había sucedido nada.
De hecho,
aquel incidente no comprometía a Heechul de forma irreparable. No es que él y Youngwoon
hubieran hecho el amor. Pero Jungmo nunca se prestaría a guardar silencio. ¿Por
qué iba a hacerlo, cuando lo despreciaba? Y lo único que lo mantenía callado
ahora era su compromiso y la inminente boda. Romper por segunda vez el
compromiso estaba descartado, puesto que le daría a Jungmo carta blanca para
difundir aquel sórdido rumor sobre él.
-No tiene
usted muy buen aspecto -dijo Eric, interrumpiendo sus caóticos pensamientos.
-Creo que
me encuentro mal -respondió Heechul desolada-. Si me disculpa...
No esperó
a que Eric le diera permiso, salió de su salón privado casi corriendo.
Heechul
dio un portazo al salir del salón de Eric, quien hizo una mueca por aquel
inesperado ruido. No obstante, se recostó después en la silla con la mirada
pensativa, preguntándose si no se había excedido un poco con el muchacho.
-Está
usted empezando a tener dudas, ¿verdad? -le preguntó Junjin, asomando la cabeza
tras el voluminoso sillón de lectura en el que había estado sentado sin que Heechul
lo supiera.
-¿Dudas?
Digamos que ya me estoy arrepintiendo -dijo Eric con hastío.
-Bah, no
se haga cruces, hombre. Si está pensando que él es inocente, se equivoca usted
de todas todas. Heechul tuvo que hacer algo para poner al muchacho fuera de sí,
o él no se habría presentado en su habitación de aquella forma tan temeraria.
-¿Le ha
contado él qué es lo que sucedió o, al menos, cómo empezó todo?
Junjin
suspiró mientras se levantaba e iba a tomar asiento frente a Eric.
-No quiere
hablar de esa noche, ni siquiera conmigo. Créame, se lo he preguntado, pero él
se enfada cada vez que lo menciono. Dice que la culpa de todo el embrollo la
tienen él y su genio. Y me rompe el corazón verlo tan triste.
-¿Y cree
que a mí me gusta esto más que a usted? -preguntó Eric -. Era usted quien decía
que no importaba de qué estuviera hecho el joven siempre que fuera hermoso. ¿Ve
ahora como sí importa?
-No
necesita incidir en ese punto -gruñó Junjin-. ¿Por qué cree que le sugerí que
tuviera esta charla con él? Parecía demasiado complacido con el resultado de
este maldito fiasco. Ahora no lo está, y sí hay alguien capaz de encontrar la
forma de deshacer todo este entuerto, es alguien tan maquinador como él. Y usted no ha hecho más que decirle la
verdad, ¿o acaso la ha embellecido un poco?
-Embellecido,
no. Pero desde luego la he exagerado. Yo ya sabía que él no está hecho para
esta familia. Lo supe en cuanto lo conocí, motivo por el cual me alegró que Youngwoon
fuera capaz de ver más allá de su cara bonita. -Eric suspiró en aquel punto-.
Yo no creo que lo que se ha dicho hoy aquí vaya a cambiar nada. No hay forma de
salir de esto. Ese muchacho no puede romper el compromiso aunque desee hacerlo.
Su reputación quedaría dañada de forma irreparable sí el incidente de su
dormitorio llegara a difundirse. Él lo sabe tan bien como nosotros.
-Pero aún
no se ha filtrado nada. El joven que los sorprendió juntos en el dormitorio,
esté donde esté, no ha difundido ningún rumor. ¿Ha pensado usted que tal vez no
sea la clase de persona que se dedica a difundir rumores? Aun cuando odie a Heechul
y desee su ruina, como él afirma, sus escrúpulos pueden impedirle tornarse la
revancha de forma tan despreciable.
-Pero
nosotros no podemos exponernos a eso, Junjin, y usted lo sabe perfectamente. No
tenía sentido plantearse si Kim Jungmo difundiría o no el rumor. Teníamos que
suponer lo peor y tomar medidas para impedirlo, y eso hicimos. No hemos oído
nada porque ahora ya ha pasado el momento, al anunciar el compromiso. Lo que
antes habría causado sensación, ahora solo interesaría a unos pocos. Con el
compromiso, el rumor ha perdido todo el interés que pudiese tener.
-¿Y sigue
usted sin encontrar a ese joven? -preguntó Junjin. Eric se pasó la mano por el
pelo cano en señal de frustración.
-Ha
desaparecido del mapa, y ahora también lo han hecho sus padres.
Junjin
frunció el entrecejo al oír aquello y aventuró:
-¿Acaso le
tienen miedo?
Eric bufó.
-Ojalá
fuera eso, pero no. Lord Kim no es la clase de hombre a quien le gusta que le
hagan preguntas sobre nada, y en particular cuando no conoce las respuestas. Me
han informado de que montó en cólera cuando uno de mis hombres se presentó en
su casa por cuarta vez. Se negó a volver a hablar con él y, poco después, se
marchó de Londres con su esposa para que no volvieran a molestarlos. Si saben
adónde fue su hijo cuando se marchó de aquí, no van a decírnoslo. Yo creo que él
no se lo ha dicho y esa es la razón de
que lord Kim se lo haya tomado tan mal.
-Vaya.
¿Por qué diantres tiene esto que ser tan difícil? ¿Cuánto puede costar
averiguar el paradero de un joven? ¿No serán sus hombres unos incompetentes?
Eric
ignoró la última pregunta, observando:
-El hecho de
que aún no lo hayamos encontrado puede ser mera coincidencia, pero yo estoy
empezando a pensar otra cosa. Creo que se ha escondido. Si lo ha hecho, será
mejor que empecemos a hablar sobre cómo mantener a nuestros futuros bisnietos a
salvo de la influencia de su appa.
Junjin
hizo un gesto con la mano para restarle importancia a las palabras de Eric.
-Sencillamente,
usted tendrá que enviármelos antes de lo que tenía previsto. Él no va a querer
venir a las Tierras Altas, créame.
-Esa no es
una opción -gruño Eric.
-Así que
vamos a volver a pelear, ¿no? -replicó Junjin.
-En
absoluto -respondió Eric muy tenso-. Estoy incidiendo en el hecho de que los
hijos de Youngwoon serán ingleses, aprenderán a amar este país, parecerán
ingleses antes de que usted les ponga la mano encima.
-No me
insulte más de lo necesario, hombre, o pensaré que ya no le caigo bien -observó
Junjin con una risa burlona.
Eric lo
miró con el ceño fruncido.
-Me alegro
de que haya captado el mensaje, pero me desconcierta que pueda encontrar esta
situación divertida.
-La
situación no tiene nada de divertido, pero usted sí cuando se pone tan inglés.
Venga, no vuelva a llevarse las manos a la cabeza, hombre. Los dos estamos en
el mismo bando en lo que respecta a no querer a Kim Heechul en nuestra familia.
Entonces, ¿por qué no pospone usted la maldita boda hasta que hayamos
encontrado al otro joven?
Eric
volvió a suspirar.
-Porque el
resultado sería el mismo. Si el muchacho está guardando silencio en estos
momentos, porque difundir el rumor no va a reportarle grandes beneficios dada
la inminencia de la boda, ¿qué cree
usted que hará con la información que
tiene si sospecha que el compromiso no es más que una farsa? Entonces puede
empezar a difundir ese cuento, lo que garantizaría una boda inmediata.
-¿Se da
cuenta de a quién estamos intentando proteger aquí, en detrimento de su familia
y la mía?
-Si está
sugiriendo que dejemos a Kim Heechul a su suerte y lo echemos a los lobos, por
decirlo de algún modo, ya lo he considerado, puesto que él apenas merece los
esfuerzos que estamos haciendo para protegerlo después de lo que hizo; al menos
en mi opinión. Incluso se lo insinué a Youngwoon, aunque de forma indirecta. Y,
dígame usted, ¿cuál cree que fue su reacción sabiendo que él se considera el
causante de todo?
Ahora fue Junjin
quien suspiró.
-Youngwoon
es un buen muchacho. Aun odiándolo, no querría verlo perjudicado por un error
suyo. Así que seguimos sin tener más remedio que continuar buscando a Kim Jungmo,
o confiar en que lord Heechul halle algo
que la exima de casarse con Youngwoon, ahora que usted le ha dado un buen
motivo para empezar a pensar en ello.
-Usted tal
vez lo vea tan retorcido como para que pueda ocurrírsele algo, pero yo no
cuento con ello y voy a redoblar mis esfuerzos para encontrar a Jungmo. Créame,
si consigo averiguar su paradero, haré todo lo necesario para obtener su
silencio: le pagaré, lo amenazaré, se lo suplicaré, lo que haga falta. Pero
antes tengo que encontrarlo, y se nos está acabando el tiempo.
***
Ante la
inminencia de su boda, Youngwoon ya era casi incapaz de hablar con nadie en Raccoon
Glade sin soltarle algún bufido, por lo que intentaba evitar a los invitados
que quedaban tanto como podía. Por fortuna, había dejado de ser la «atracción
principal» y ya no tenía que estar siempre presente. Aquello le permitía
escaparse y que es como lo veía él, durante largos ratos todos los días, sin
dar pie a demasiados comentarios cuando regresaba.
Sus
abuelos, los dos, le dejaban ahora en paz. Tenían lo que querían, un candidato
a esposo-, aunque ninguno de los dos parecía muy contento con la que Youngwoon
había terminado eligiendo. Tal vez les mortificara tanto como a él el hecho de
que Heechul fuese el último joven que habría elegido si hubiese tenido
elección.
Nunca en
su vida se había sentido tan atrapado y abatido. Ni siquiera la noticia de que
tendría que marcharse a Inglaterra para vivir con un abuelo que no conocía, ni
quería conocer, le había afectado tanto.
Eso le había enfurecido. Tener que casarse con un joven que ni siquiera
le gustaba, y que sabía que no le gustaría jamás, lo estaba consumiendo por
dentro.
Necesitaba
animarse. Necesitaba a Jungsoo. Pero estaba empezando a pensar que no volvería
a verlo jamás, y aquello le pesaba muchísimo.
Temía
haber perdido su amistad, que lo estuviera evitando deliberadamente porque
ahora lo despreciaba. Y ni siquiera podía culparlo. Se había aprovechado de su
turbación, cuando sin duda él no era dueño de sus actos.
Al
reflexionar sobre ello, era muy posible que ahora lo odiara por eso. Peor aún.
justo después de hacerle el amor, él se había comprometido con otro joven. No
podía imaginar qué pensaría Jungsoo al respecto, pero seguro que no lo dejaba
en buen lugar. En cualquier caso, ni siquiera había podido explicárselo, pues él
se negaba a recibirlo.
Había ido
a su casa. Le había dejado notas. Le habían dicho que estaba indispuesto, lo
cual podía significar un montón de cosas distintas, entre ellas «váyase». Y aunque a Jungsoo le gustaba tanto pasear, pues
salía a hacerlo todos los días, en ocasiones incluso dos veces en un mismo día,
no se había topado con él ni una sola vez.
Y no era
porque no lo hubiese intentado. Recorría el camino más de una vez al día. Se
quedaba horas sentado en la loma donde se habían conocido, deseando que
volviera a tomar aquel sendero. Pero ni una vez lo vio, ni siquiera de lejos.
Pero allí
estaba ahora, andando por el camino a mucha distancia de él, con el viento
invernal azotándole el cabello, envuelto en su grueso abrigo. Youngwoon puso a
su caballo a galope para alcanzarlo. Levantó polvo al hacerlo. Quería tomarlo
en sus brazos y no soltarlo nunca y, no
obstante, se encontró gritándole, desahogando con él toda su frustración,
preocupación y miedo.
-¿Ha
salido a pasear con este tiempo a pesar de haber estado indispuesto? ¿O es que
no estaba realmente enfermo? ¿Por qué diablos no quería verme cuando fui a
visitarlo?
Él lo miró
de una forma extraña. Abrió la boca para responder, la cerró, volvió a abrirla,
la cerró por segunda vez, esta vez con fuerza, y siguió su camino. ¿Siguió su
camino?
Youngwoon
lo miró sin dar crédito a sus ojos. Pero no tardó en darse cuenta del tono
acusador que había empleado con él, y de que cualquiera, incluso alguien tan
despreocupado y alegre como era Jungsoo, o solía serlo, podría ofenderse.
Suspiró y
lo siguió al trote.
-Espere. -él
no lo hizo-. Hábleme al menos.
Jungsoo se
detuvo y se limitó a decir:
-No
deberían vernos hablando, Youngwoon.
-¿Por qué?
-Ahora es
usted un hombre comprometido. No debe visitar a ningún otro joven, ni abordarlo
en el camino. Si lo vieran, podría parecer otra cosa y llegar a oídos de Heechul,
y nosotros no queremos que eso suceda, ¿verdad?
Jungsoo
reanudó la marcha y eso puso a Youngwoon tan furioso que ignoró la amargura que
había percibido en sus palabras.
-Al diablo
con lo que él piense -gruñó-. Visitaré a mis amigos si me apetece hacerlo, ¿o
es que ya no somos amigos?
Aquello lo
hizo dar media vuelta, pero solo para decir:
-Heechul
no va a permitir que usted tenga amigos jóvenes, Youngwoon, ¿o acaso no se ha
dado cuenta de lo celoso que es ni de lo malévolo que puede volverse por esa
causa?
-¿Es eso
lo que lo turbó tanto aquella noche? ¿Utilizó su lengua viperina contra usted?
Jungsoo
suspiró.
-No
realmente. Me dolió haber perdido la paciencia con él y haberme puesto a su
mismo nivel. Yo no soy así y me horrorizaba haberle dicho aquellas cosas tan
horribles.
¿Que Jungsoo
había perdido la paciencia? Él tampoco era capaz de imaginárselo, pero desde
luego le habría encantado verlo. Aunque pensándolo mejor, no, no le habría
gustado. Tenía suficiente con el distanciamiento con que lo estaba tratando
ahora, y no le gustaba nada.
Youngwoon
desmontó y se puso frente a él.
-Al menos
su explosión no tuvo consecuencias importantes. Otros perdemos la paciencia y
pagaremos por ello durante lo que nos queda de vida.
Youngwoon
lo dijo con tanta tristeza que a Jungsoo tendría que haberle sido del todo
indiferente para no preguntarle:
-¿Pagarlo?
¿Cómo? ¿Qué hizo usted?
-Me enojó
que estuviera usted tan turbado como para salir corriendo en plena noche. No me
costó saber que la causa había sido Heechul, puesto que había estado usted
hablando con él.
-Pero él
no fue el verdadero motivo. Sus sutiles insultos no suelen molestarme. Fue mi propia
reacción la que me sorprendió.
-Sí, pero
usted no quiso contarme lo que había sucedido cuando se lo pregunté aquella
noche -le recordó Youngwoon-. Y cuando regresé a Raccoon Glade estaba decidido
a que él me lo contara. Me puse furioso al no encontrarlo. Cuando al fin lo
localicé, no me importó que fuera en un lugar inapropiado.
-¿Dónde?
-Su
dormitorio.
Jungsoo
podría haber dicho una docena de cosas en aquel preciso instante para disminuir
el impacto de lo que estaba oyendo, pero todo lo que consiguió articular fue:
-Oh.
-Y ni
siquiera eso habría tenido importancia si no nos hubiera sorprendido alguien.
-¿Quién?
-Se llama Kim
Jungmo. Heechul dijo que le odia y que disfrutaría difundiendo el rumor. Pero Jungmo
se ha marchado y no podemos encontrarlo para verificar si lo haría o no.
-¿Está
diciendo que esa es la razón por la que usted y Heechul vuelven a estar
prometidos?
-¿Qué otra
cosa podía ser? -dijo él-. ¿No pensará usted que yo quiero casarme con él?
-¿Y eso
ocurrió después de que usted... me llevara a casa?
-Sí.
Jungsoo
apartó la mirada. Le pareció oír un gruñido, aunque saliendo de él, no estuvo
seguro. Cuando volvió a mirarle, al cabo de un largo rato, tenía el rostro
imperturbable y le habló con mucha calma.
-Heechul
dice muchas mentiras, pero la opinión que Jungmo tiene de él es cierta. Aunque
fue él quien la propició. Antes eran amigos, pero hace poco riñeron. Sucedió en
Raccoon Glade, de hecho, pero luego Heechul se dedicó a desacreditar a Jungmo.
-¿Conoce
usted mucho a ese tal Jungmo? ¿Querría vengarse de Heechul, incluso aunque eso implicara hacer daño a otras personas?
-Lo
siento, Youngwoon, pero no lo conozco lo bastante como para saberlo. Parecía
muy agradable, al menos cuando no estaba con Heechul. Cuando estaba a su lado,
se volvía sarcástico y rencoroso. Pero parece que Heechul provoca ese efecto en
muchas personas, sacándoles lo peor que tienen. Es asombrosa, esa cualidad
suya.
-No, lo
asombroso es que se diera por sentado que yo había comprometido a Heechul, solo
por el lugar donde nos habían visto juntos, cuando yo jamás lo toqué. Y no
parece que haya forma de impedir esa boda a menos que...
-¿A menos
... ?
Youngwoon
se volvió, preguntándose cómo podía ocurrírsele aquello, y aún menos
mencionarlo, cuando sería utilizar a Jungsoo solo para salvar su pellejo. Desde
luego, el resultado sería infinitamente más deseable, pero aun con todo estaría
aprovechándose de ella otra vez.
-Nada
-farfulló él-. Es una idea absurda que es mejor no mencionar.
-Yo creía
que tendría usted en cuenta todas las opciones, si realmente no quiere casarse
con él.
Jungsoo lo
dijo en un tono bastante tenso, lo cual impulsó a Youngwoon a darse la vuelta y
responderle a la defensiva.
-¿Y usted
cree que no lo he hecho? Yo tengo muy claro que no es a él a quien he
comprometido, sino a usted. Si tengo que casarme con alguien, ese debería ser
usted. Aj. No era así como quería que sonara.
Jungsoo
adoptó un tono aún más tenso, aunque argumentó:
-Sea lo
que fuera lo que usted quiera decir, esa opción está descartada, Youngwoon,
porque no impediría la ruina de Heechul si llega a saberse que estuvo usted a
solas con él en su dormitorio. No importa que usted jamás lo haya tocado. Un
rumor es precisamente eso, y yo sé por experiencia cuánto puede perjudicar. Las
apariencias lo son todo en un rumor, y la verdad y los hechos apenas tienen importancia.
Y por mucho que yo deteste ahora a Heechul, no participaré en su ruina, directa
o indirectamente.
Después de
aquello, volvió a alejarse de él. Esta vez Youngwoon no intentó detenerlo. Su
encuentro no le había levantado el ánimo como esperaba. Si algo había
conseguido, era aumentar su desasosiego. Y la razón era que Jungsoo parecía tan
abatido como él.
*** A Heechul se le volteó la torta, creía que
toda sería felicidad jajaja, la verdad se lo merece por ser tan odioso y malicioso….***
Pues que gustito que el abuelo le haya dicho esas "verdades" a Hee...un poco exgeradas pero al menos,puede que logren algo.
ResponderEliminarNo me siento mal por reirme de Hee😂😂😂😂😂😂😂
Le concederé a Kangin que fue y le dijo a Teuk las razones por las cuales está comprometido con Hee otra vez. Por idiota y porque vi el lalestar de Teuk.
Aunque esa explosión de Teuk está bien...o sea,todo tiene un limite,Hee no solo se paso...se sobrepaso y era demasiado para Teuk...ya le había aguantado muchas.
Lo malo que,he aquí las consecuencias de una serie de eventos desafortunados.