Llego la hora de comer antes de que Hae
saliera de su despacho, donde había estado haciendo esbozos para el diseño de
un ático que, según la pareja que le había empleado, debía tener el aspecto de
estar cerca del mar.
Lo primero que vio fue a Hyukjae, sin
camisa, junto a un montón de leña, frente a la chimenea encendida.
–Es por si se va la luz –explicó él–.
Todo es posible.
Hae asintió. Ver la piel desnuda de Hyukjae,
brillando ante el fuego, le pareció una escena demasiado íntima. Él le miró con
inocencia y se levantó para ojear por la ventana, hacia el cielo gris.
–Sigue sin funcionar Internet, así que
he pensado que no te importaría que me pusiera cómodo. ¿Has podido trabajar?
–¿Trabajar?
–¡Llevas ahí metido cuatro horas!
Hae pensó en los esbozos que había
tirado a la papelera porque sus pensamientos no le habían dejado concentrarse.
–Sí, me ha rendido mucho –mintió, y
entró en el cuarto de estar.
–He apagado la calefacción central en
esta habitación –informó él–. Espero que no te importe.
A Hyukjae le habían mirado muchos
jóvenes en su vida. Pero no como aquél. Donghae lo miraba como si no quisiera
hacerlo y, al mismo tiempo, no pudiera evitarlo. Era intensamente erótico.
Mientras Donghae había estado en su despacho, se había lavado a mano la camisa,
los calcetines y los calzoncillos. En ese momento, la desnudez que guardaba
bajo la cremallera del pantalón amenazó con hacerse demasiado obvia.
–¿Cómo supiste dónde estaba la leña?
–Una pequeña cabaña en la parte
trasera de la casa. Muy fácil –contestó él, y le dio la espalda, con la
esperanza de que su erección bajara.
–Bueno, gracias pero no hacía falta.
La calefacción es muy eficiente. ¿Te traigo algo que ponerte?
Hyukjae asintió
–Tengo que ir a preparar algo de comer.
Debes de estar exhausto después de pasar toda la mañana cortando leña. Tengo
algo de… pasta –balbuceó Hae, dando un paso hacia la cocina–. Te advierto que
no soy muy buen cocinero, pero sé hacer espaguetis a la carbonara.
Donghae no pudo evitar fijarse en cómo
la camiseta azul que él se había puesto acentuaba sus bíceps y su musculoso
abdomen.
–Espaguetis a la carbonara… me parece
bien. Tengo mucha hambre, pero no he querido rebuscar comida en tu cocina. Sé
que a algunas personas no les gusta eso… Me sorprende que puedas trabajar con
la mano vendada.
–No me duele –afirmó, moviendo los
dedos para demostrarlo–. Exageraste un poco con la venda.
–¿No sabes que no hay nada que le
guste más a un hombre que un joven en apuros?
–No soy un joven en apuros. Espérame
aquí. Yo preparé la comida –se apresuró a decir Donghae.
Hae debería haber adivinado que su
orden iba a tener el efecto contrario. Hyukjae apareció en la cocina al poco
tiempo, mientras estaba deliberando si quitarse la venda para poder cortar
mejor las cebollas.
– Deja que te ayude.
Donghae se puso tenso, pero no lo
miró. Hyukjae le quitó el cuchillo de la mano y comenzó a cortar la cebolla
como un experto. Le pidió a él que sirviera dos vasos de vino, pues tenía que
aprovechar la oportunidad de tomar alcohol a la hora de comer, algo que rara
vez se permitía.
Con su propio comentario, Hyukjae se
sorprendió al darse cuenta de que apenas disfrutaba de su tiempo de ocio. Había
cenado y bebido con muchos jóvenes en su vida, pero el resultado final siempre
había estado escrito, incluso antes de la primera cita.
Aquello era diferente. Hyukjae no
estaba allí por voluntad propia, pero se percató de que, al no tener la
posibilidad de distraerse trabajando, estaba disfrutando al cortar cebollas y
hacer una tarea doméstica al lado de un joven. No era el tipo de cosas que
solía hacer. Sólo los llevaba a restaurantes caros y a teatros y les hacía el
amor en su cama gigante.
Cuando terminó con las cebollas, Hyukjae
lo miró y levantó el vaso de vino a modo de saludo.
–¿No te aburres aquí encerrado?
supongo que no es lo que acostumbras a hacer los fines de semana.
–No.
–¿Qué sueles hacer? –inquirió Donghae,
sin poder contener su curiosidad.
–Trabajo durante el día y me divierto
por la noche. A veces, me salto lo de la diversión.
–¿Con qué te diviertes? –quiso saber Hae,
y se sonrojó de inmediato por su propia pregunta, pero el vino le había soltado
la lengua. Había comenzado a entender por qué Hyukjae tenía tanto éxito con el
género opuesto. Empezó a apreciar que había una persona compleja, inteligente e
ingeniosa debajo de esa apariencia tan masculina y atractiva.
Hyukjae confesó que llevaba casi seis
meses sin divertirse con nadie. Cuando llegó su turno, Hae tuvo que admitir que
llevaba mucho más tiempo sin tener pareja. Sin darse cuenta, empezó a hablarle
de su antiguo novio, algo que no solía contarle a nadie, ni siquiera a su amigo
Sungmin.
–Ésa es mi historia. Es verdad que los
hombres son bastante predecibles respecto al tipo de pareja que prefieren. Y yo
no soy de ese tipo.
Por alguna extraña razón, Hyukjae
sintió un aguijón de rabia contra el extraño que le había roto el corazón a Donghae.
–Es mejor que me calle ya, antes de
que me ponga a lloriquear –bromeó él, y se levantó para empezar a poner la mesa–.
Creo que he bebido demasiado vino. Si tomo un vaso más, tendrás que tener
cuidado. Cuando estoy borracho, empiezo a ponerme llorón y a sentir lástima de
mí mismo.
–Tengo hombros anchos sobre los que
llorar.
–Ya me he dado cuenta.
Un eléctrico silencio invadió la
cocina. A pesar del vino que había bebido, Hae se dio cuenta de que se le había
escapado algo que debía haber permanecido oculto.
Hyukjae le miraba con intensidad.
–Cuando estabas… alimentando el fuego…
–comenzó a decir Donghae, deseando que se lo tragara la tierra–. No suelo ver a
hombres medio desnudos en mi casa…
–No, desde hace años.
–No debí haberte contado eso –protestó
Donghae, y llevó la cazuela a la mesa.
–¿Por qué lo dices?
–¿Decir qué?
–Que no debiste haberme hablado de tu
ex.
–Porque no necesito que ni tú ni nadie
utilice la información en contra mía. No necesito que nadie me tenga lástima.
Decidí tomarme un tiempo sin pareja después de lo de Kang y no me avergüenzo
por ello –le espetó.
–Lo amabas mucho, ¿no?
–Me importaba. Si no, no habría estado
con él dos años.
–¿Estabas con él con la esperanza de
que la relación terminara en matrimonio?
–Supongo que sí.
–¿Y nunca intuiste que algo fallaba?
–No quiero hablar de ello, de verdad.
–Me parece justo. Aunque…
–¿Aunque qué?
–Estamos aquí atrapados –dijo él, y se
encogió de hombros–. Con un poco de conversación se pasa mejor el tiempo. El teléfono
tampoco funciona, ¿sabes? No podemos hablar con nadie más. Tampoco puedo usar
mi móvil porque no tengo cargador y quiero conservar algo de batería.
–¡No puede ser! –exclamó Donghae, y
descolgó el teléfono. Comprobó que así era–. No funciona.
–Ajá. He podido llamar a Kyuhyun desde
mi móvil y le he dicho que estoy bien, pero que mi coche está atrapado por la
nieve. Te alegrará saber que no le he mencionado que he pasado aquí la noche.
Si no tenemos Internet, ni teléfono y acceso limitado al móvil, ¿qué otra
opción hay aparte de hacernos compañía el uno al otro?
–¿Es por eso por lo que has empezado a
comportarte con un poco más de amabilidad? –inquirió Donghae, sintiendo un poco
de vértigo por el vino que corría por sus venas, mezclado con el hecho de estar
a solas con él, mientras él le sonreía.
–Me intriga que te sientas en posición
de psicoanalizar mi relación con los jóvenes como reacción a la muerte de mi
esposo hace doce años y, sin embargo, no seas capaz de ver que tu exilio de los
hombres es tu respuesta a una relación fracasada –señaló Hyukjae, y siguió
comiendo–. ¿No comes?
–Me he quedado sin apetito.
–¿Porque te sientes incómodo hablando
de un tipo que te dejó tirado? No soy el monstruo que crees que soy ni me estoy
riendo de ti porque hayas elegido el celibato durante un tiempo –afirmó Hyukjae,
y se percató sorprendido de que, por primera vez desde hacía mucho, estaba
sintiendo interés por el terreno emocional de un joven y no meramente el
físico. Sus relaciones con el género opuesto solían ser siempre muy
superficiales.
–De acuerdo, quizá soy un poco cauto,
tal vez no me gusta intimar demasiado. De hecho, tu hermano es el primer hombre
con el que me he sentido cómodo desde hace siglos –admitió. Kyu estaba
demasiado enamorado de Sungmin y, por eso, podía estar con él y ser su amigo
sin preocuparse porque pudiera haber nada más entre ellos.
–¿De veras? –preguntó él, observando
cómo Hae sonreía.
–Sé que has tenido tus diferencias con
Kyu, pero te sorprenderá descubrir lo práctico que puede ser cuando quiere.
–Práctico… –repitió Hyukjae, y se dijo
que aquello era una buena recomendación sobre su hermano.
Hyukjae se levantó y le dijo a Donghae
que se fuera al cuarto de estar y se pusiera cómodo. Para no malgastar la
candela.
–Tengo que ayudarte a recoger.
–Eres un inválido.
–Ah, sí, claro, un joven en apuros
–dijo Donghae, y se miró la venda–. Estoy empezando a comprender que no he
jugado bien mis cartas. Quizá, en vez de intentar ser independiente debería
haber estado ensayando mi caída de pestañas y dejando caer pañuelos al suelo
para que los hombres se tiraran a mis pies, ansiosos por ayudarme.
–Quizá deberías –comentó él, fijándose
en las largas pestañas de su anfitrión.
Cuando Donghae se hubo ido de la
cocina y Hyukjae se vio a solas con la pila de cacharros sucios, tuvo tiempo
para pensar. ¿Qué significaría aquella mirada soñadora que Donghae había
mostrado mientras había alabado a su hermano? Los pensamientos que había estado
teniendo la noche anterior tomaron forma.
Donghae no se había acostado aún con Kyuhyun,
se dijo Hyukjae.
Entonces, le pareció más obvio lo que Kyuhyun
representaba en ese rompecabezas. Su hermano no estaba con nadie por el
momento. Hyukjae lo sabía porque Kyuhyun llevaba tiempo sin gastar el dinero en
“juguetes” caros y fines de semana.
Hyukjae se apoyó en el fregadero y
miró por la ventana. Afuera seguía nevando. Cada vez le resultaba más claro que
Donghae estaba interesado en su hermano. Lo había visto en la expresión de su
cara cuando había hablado de él y lo había notado en el tono de su voz.
Donghae le había dicho que no era
materialista, pero eso era algo que no podía ser creído al pie de la letra, se
dijo Hyukjae. A la gente le gustaba alardear de la vida en libertad pero, si
les mostrabas un buen fajo de billetes, cambiaban de opinión en un momento.
¿Querría Donghae convertir su amistad
con Kyuhyun en una relación que le diera seguridad financiera para el resto de
su vida?
Al pensar en ello, Hyukjae se sintió
incómodo e irritado. Donghae parecía también interesado en que Kyuhyun
consiguiera su herencia. ¿Cuántas veces le había mencionado lo maravilloso y
responsable que era su hermano? Por supuesto, era posible que hablara bien de
él sólo porque eran amigos y nada más. Por otra parte, podía hacerlo impulsado
por motivos mucho más sospechosos.
Sin embargo, se dijo que su hermano y Donghae
no se habían comportado en el club como una pareja en medio de un
apasionado romance. Se habían susurrado algunas conversaciones y habían
compartido algunas miradas furtivas, pero no se habían tocado ni habían
desaparecido de la vista juntos de forma misteriosa.
¿Sería Donghae un cazafortunas? Y, si
lo fuera, ¿era eso asunto suyo?, se preguntó Hyukjae, y se dijo que, tal vez,
lo que haría sería dar a Kyuhyun acceso total a su herencia y dejarle que se
las arreglara solo. ¿O sería mejor no dejarle tocar la herencia y proteger los
intereses financieros de su hermano? En ese caso, ¿hasta cuándo?
Hyukjae frunció el ceño, sin poder dar
con una respuesta a sus propias preguntas. De pronto, se dio cuenta de que
deseaba a Donghae. Era algo instintivo. Un sentimiento que desafiaba a la
lógica y lo tomó por sorpresa, pero estaba claro.
Cuando se dirigió al cuarto de estar, lo encontró sentado en un sofá, frente a la chimenea, con un libro en la
mano. Aunque no era de noche todavía, había encendido las luces.
Hyukjae se sentó en el extremo opuesto
del sofá.
–¿Te molesta no poder comunicarte con
nadie? –preguntó Donghae para romper el silencio, pues se estaba poniendo
nervioso por el modo en que él le miraba.
–Me estoy acostumbrando. Puede que
tenga que empezar a tomarme descansos de vez en cuando sin llevarme el portátil
ni el teléfono.
–Pero sí una muda de ropa.
–Eso se puede arreglar. He lavado mis
calzoncillos y me gustaría ponérmelos y meter los pantalones en la lavadora,
pero si te parece mal… –dijo él, mirándose los pantalones, sucios después de
haber estado caminando por la nieve y cortando leña.
–No creo que sea buena idea –repuso Donghae,
sintiendo que la temperatura de su cuerpo se elevaba
–Te parecería mal…
–No es eso. No soy un monje –señaló Donghae,
pensando que no quería delatar la atracción que sentía y que sería sospechoso
que se pusiera tan nervioso por verlo en calzoncillos.
–Puedo quedarme en mi dormitorio hasta
que estén secos –murmuró él.
–Si me los das, los lavaré –dijo,
fingiendo decisión.
–¿Estás seguro?
–¿Por qué no iba a estarlo?
–Por nada. Lo que pasa es que no
quiero que te sientas incómodo… –respondió él, mirándolo con una sonrisa
inocente–. No me los quitaré aquí. No llevo nada debajo. Los calzoncillos están
secándose en el radiador que hay arriba –explicó en tono de disculpa–. Ya sé
que no te importaría, pero prefiero no ponerte a prueba. Los dejaré en la
puerta del dormitorio de invitados. Dame un par de minutos…
Hyukjae nunca habría imaginado que no
poder trabajar tenía tantos beneficios. En todo el día, no había pensado ni una
sola vez en todos los correos electrónicos que esperaba ni le había molestado
tener apagado el teléfono móvil. Estar incomunicado no era tan malo.
Se acercó al fuego. Sobre la chimenea,
había varios libros, la mayoría de ellos sobre diseño y arquitectura, y eligió
uno de ellos. Minutos después, Donghae entró en la habitación.
–¿No te importa que vea tus libros, verdad?
–preguntó él, sin mirarlo.
Donghae abrió la boca pero no dijo
nada. Al verlo allí delante, con el fuego reflejado en su piel, se le quedó la
boca seca. Sintió la necesidad urgente de sentarse porque le empezaban a
temblar las rodillas. Tenía que dejar de mirarlo, se dijo, enojado consigo
mismo. Se moriría de vergüenza si Hyukjae lo sorprendiera, pero no era capaz de
apartar los ojos del fabuloso cuerpo de Hyukjae, sus piernas largas y musculosas,
sus muslos y pantorrillas perfectamente moldeados. Ahí parado, de pie junto a
la chimenea, parecía una estatua griega.
–Claro que no –respondió Hae, buscando
alguna excusa para salir de la habitación y recuperar el aliento.
–No me has dicho qué tipo de diseños
haces –comentó Hyukjae, girándose despacio.
–No lo habías preguntado.
–¿Por qué te quedas en la puerta?
–preguntó él, y se sentó en el sofá con el libro en la mano. Señaló el espacio
que había a su lado–. Tienes muchos libros de arquitectura.
–Empecé a estudiar arquitectura –dijo,
ignorando el asiento al lado de Hyukjae y sentándose en una silla junto al
fuego–. Pero tuve que dejarlo para ponerme a trabajar.
Hyukjae ladeó la cabeza y se mostró
interesado.
–Mi madre acababa de morir y el esposo
de mi hermano se quedó sin trabajo justo cuando nació su hijo. Mi hermano
necesitaba mucho más que yo el dinero de la venta de la casa de mi madre…
–Vaya.
–Son cosas que pasan. Me gustaba mucho
el diseño de interiores, así que decidí que me dedicaría a ello. Y se me da
bastante bien porque puedo ofrecer algo más que consejos sobre los colores y
los muebles. Puedo ayudar a reformar casas y a mis clientes no les cuesta tan
caro. Si es necesaria la certificación de un arquitecto, éste suele limitarse a
firmar los diseños que yo ya he hecho –explicó con orgullo.
–Un joven de talento.
–Me las arreglo –repuso, y se sonrojó
ante el cumplido–. No estoy nadando en dinero, pero pude comprar esta casita.
El marido de mi hermano volvió a trabajar y me devolvieron el dinero.
–¿Vive él por aquí?
–En otro lado del mundo. En Canadá.
–Entonces, estás aquí solo… –observó
él, y pensó que quizá por eso Kyuhyun y él habían intimado tanto, por ser dos
almas solitarias–. Este sitio… ¿dónde está? –quiso saber, señalando una foto en
el libro–. Me gustan las dimensiones de las habitaciones.
Donghae titubeó un poco antes de
acercarse para verlo. De manera deliberada, Hyukjae mantuvo el libro sobre su
regazo para que Donghae tuviera que sentarse a su lado.
–Es una de las remodelaciones de
apartamentos que más me gusta –dijo, sin acercarse demasiado a él–. El
diseñador ha conseguido combinar la comodidad con líneas claras y modernas.
Algunos apartamentos carecen de encanto cuando son demasiado modernos, pero mira
esto –indicó, señalando los detalles–. Utiliza mucha madera en sitios cruciales
y la adición de esas vigas es… brillante…
Donghae se interrumpió cuando, sin
querer, rozó el brazo de él con su cuerpo. Se apartó de golpe y contuvo la
respiración. Hyukjae lo miró a los ojos, diciéndole muchas cosas sin necesidad
de palabras. O, quizá, fuera sólo fruto de su imaginación, después de haber
pasado tanto tiempo sin estar con alguien, se dijo.
–Supongo… que ésta es una de las pocas
casas modernas en las que me gustaría… vivir… –dijo Donghae, nervioso,
parpadeando.
Entonces, Hyukjae levantó la mano y la
posó en su nuca. Empezó a acariciarle despacio, provocando fuegos artificiales
en su interior.
Hae no tenía ni idea de qué estaba
pasando, pero no iba a llevarle la contraria. En lo más profundo, reconoció que
no había hecho más que desear que llegara el momento de que él le tocara.
Así que cerró los ojos con un suspiro,
mientras lo tomaba entre sus brazos…
OH MI ......ESA ATRACCION QUEMAAAAA!!
ResponderEliminary aun sigue sospechando de Hae este mono!
omo que pasara que pasara?! ambos solos sin
comunicacion en una cabaña *-*
muchas gracias por el mp!
hjaghutdsfakjdhsvgjkds
ResponderEliminardl soivydsuhdsluh ESTO ES MUY INTENSOOOO!!!!!!!!! gucdvsjds ya quiero saber que pasa!!! este par XDXd solo de ONFIRE XDXDXD chghgracias por el mp yotix !!
Ahhhhhh el mono lo tienta demasiado!!! me encanto el capitulo!!!! quiero saber como sigue!!!! gracias por el MP esperare de nuevo
ResponderEliminarcuidate
Waaaaa que buena me encanta el Eunhae, son tan dulces y sexys al mismo tiempo si es que se puede decir, maravillosos, gracias por el MP ya te habia extrañado unnie, gran adaptacion me gusta mucho
ResponderEliminarEsa jodida atracción mierda carajo!!!! hasta a mi se me erizo la piel mierda mierda Hae está perdido!!!
ResponderEliminarPues tanta pelea iba a terminar en esto, ambos estaban atraídos y se esforzaban mucho en negarselo a sí mismos, pero como bien dicen que polos opuestos se atraen, y creo que es precisamente eso lo que hace que estén interesados el uno en el otro. Sobre todo Hyuk quien a pesar que todavía no confía plenamente y que supuestamente Hae no es su tipo, no puede ocultar su deseo por Hae.
ResponderEliminarEstaré esperando por la actu. Gracias por el Mp.
Nos vemos en el próximo cap.
Bye
oh my!!!! Estos tienen una atraccion muy fuerte, tras esas pequeñas discusiones, hay mucha tension sexual.
ResponderEliminarMe molesta que Hyuk desconfie de todo el mundo, pobre de mi Min cuando Hyuk se entere que esta en una relacion con Kyu.
Ademas que tonto pensar que Hae se siente atraido hacia Kyu, esos dos se ven como hermanos.
La tensión es tanta que puede cortarse con una hoja de papel.
ResponderEliminarHyukJae no les gusta lo que Hae ha sufrido en el amor,y mucho menos la tan li da amistad que yiene con Kyu.
Solo espero que hyuk no se enoje mucho cuando se entere que la labor de hae era persuadirlo para que le diera el visto bueno al proyecto de kyu
JO....Tan cerca,tan cerquita,estan perdidos,me emociono,pero capaz y se separan.....aaaaaaaa