Hyukjae no estaba de muy buen humor.
El navegador de su coche le había conducido hasta una pequeña callejuela. Eran
poco más de las nueve de la noche y el clima había ido 3720806 empeorando
mientras había ido saliendo de Seul. No había parado de nevar desde hacía
cuarenta y cinco minutos.
Cuando había organizado una cita con
su hermano, aquel lugar no había sido lo que había tenido en mente. De hecho,
hubiera preferido quedar en su club en Seul, pero Kyuhyun había insistido en
que se vieran en su propio terreno, un sitio que no tenía ningún interés para Hyukjae y que no había visitado
nunca.
Hyukjae maldijo para sus adentros
mientras aparcaba frente a lo que parecía un almacén abandonado. Durante unos
segundos después de apagar el motor, se quedó mirando la pared pintada con
grafitis y se preguntó si la voz que le había dado las indicaciones
para llegar no le habría dado una dirección incorrecta.
Con impaciencia, salió del coche y
buscó la puerta de entrada.
No podía creer que su hermano viviera
en aquel basurero. Kyuhyun no era el tipo de hombre al que le gustaran los
lugares de mal aspecto. Lo cierto era que Kyuhyun siempre había intentado
evitarlos a toda costa.
Hyukjae tragó saliva. Estaba furioso
por tener que ir allí. Pero tenía un objetivo concreto y, de todos modos, no
tenía sentido sufrir porque su noche del viernes se hubiera echado a perder. Ni
tenía sentido molestarse porque su hermano hubiera elegido aquel punto de
encuentro, en pleno invierno, lejos de la civilización. Pensó que, al final de
la noche, Kyuhyun tendría suficientes cosas de las que ocuparse.
Hyukjae encontró la puerta en las
paredes llenas de grafitis y, cuando la abrió, se tomó su tiempo para
acostumbrarse a lo que vio.
No era lo que había esperado. El lugar
parecía abandonado desde el exterior pero, una vez dentro, tenía un aspecto muy
diferente. Unas docenas de personas deambulaban dentro de lo que parecía ser un
club nocturno. A un lado de la sala en la penumbra, había unos cuantos sillones
y sillas de cuero, repartidos alrededor de mesas bajas. Había también una larga
barra, en forma de U, que ocupaba casi toda la parte trasera de la sala. A la
izquierda, parecía haber un pequeño escenario y más asientos.
No tardó en ver a su hermano, que
hablaba animado en un pequeño grupo. Como siempre, Kyuhyun era el centro de
atención.
Hyukjae le había especificado que
quería reunirse con él en privado, para hablar sobre su herencia, de la que Hyukjae
era albacea. Por eso, se enfureció al descubrir que había sido citado en lo que
tenía todo el aspecto de ser una fiesta privada. La débil iluminación no le dio
muchas pistas sobre el tipo de asistentes, pero no hacía falta ser muy listo
para darse cuenta de que serían todos los amigotes habituales de su hermano.
Rubios impresionantes, compañeros de juego y ociosos en general que tenían las
mismas ambiciones que Kyuhyun: gastar el dinero de la familia tan suntuosamente
como fuera posible y, al mismo tiempo, huir de cualquier cosa que oliera a
trabajo.
Su hermano iba por el mal camino si creía
que iba a poder evitar hablar de su futuro escudándose en ese puñado de
amigotes, pensó Hyukjae con aire sombrío.
Cuando llegó a su lado, Hyukjae dedicó
a Kyuhyun una sonrisa cargada de reproche, sin molestarse siquiera en mirar al
jovencito que tenía a su lado.
–Kyuhyun –dijo Hyukjae, extendiendo la
mano para saludarlo–. Esto no es lo que esperaba.
Hyukjae llevaba varios meses sin ver a
su hermano. De hecho, la última vez había sido en una reunión familiar. En esa
ocasión, sus esfuerzos por despertar el interés de Kyuhyun por el negocio
familiar habían sido un completo fracaso. Entonces, le había dicho a su hermano
que pensaba mirar con lupa cómo estaba gastando su herencia. Como representante
legal, tenía el poder de retenerla si lo consideraba oportuno, hasta que le
pareciera procedente.
–Reconsidera tu comportamiento –le
había advertido Hyukjae–. O despídete de ese estilo de vida que llevas.
Por supuesto, Kyuhyun había
reaccionado alejándose de su hermano todo lo que había podido.
–Creí que… como es viernes por la
noche… –replicó Kyuhyun, sonriendo con encanto–. ¡Disfruta un poco, hermanito!
Podemos hablar mañana. Lo cierto es que quería enseñarte… –añadió, y gesticuló
con las manos a su alrededor.
Hyukjae lo miró con frialdad, en
silencio.
–Pero estoy siendo grosero –continuó Kyu,
y se giró hacia el joven con el que había estado hablando cuando su hermano había
llegado–. Éste es Donghae. Hae, éste es mi hermano, Hyukjae. ¿Qué te traigo, Hyukjae?
¿Whisky, como siempre?
–Yo quiero otro vaso de vino, Kyu
–pidió Hae, y dio un pequeño paso para colocarse justo enfrente del hombre más
intimidante que había visto en su vida.
Así que ése era el famoso Hyukjae, se
dijo Hae. No le sorprendía que Kyu se hubiera puesto tan nervioso ante la
perspectiva de tener una reunión con él. Se notaba la diferencia entre los
hermanos, Kyu era atractivo y
encantador, ese hombre resultaba impresionante. Tenía el rostro oscuro y una
estructura ósea perfecta. Su aspecto era realmente impactante.
Hae se esforzó en sonreír. Aquel
elaborado escenario se había planeado con meticulosidad. Kyu había estado
ansioso por mostrarle a su hermano el lugar que había comprado. Era un antiguo
almacén, que pretendía convertir en el club de jazz de sus sueños y sólo estaba
esperando una inyección económica. Pero, según le había contado Kyu con
preocupación, estaba a punto de quedarse sin poder sobre su herencia. Había
invertido ya mucho en el lugar, pero no llegaría lejos sin la aprobación de Hyukjae.
Y qué mejor manera de convencer a su
hermano de que lo apoyara que seducirlo mostrándole su idea, probándole que ya
no era el despreocupado donjuán que solía ser. Kyu había invitado a las
personas adecuadas para que le ayudaran a crear el escenario perfecto,
incluyéndole a él. Había allí banqueros, abogados, un par de contables… todo el
mundo que iba a participar en su nueva empresa.
–Kyu me ha hablado mucho de ti
–comentó Hae, y tuvo que mirar hacia arriba para verle los ojos.
–Bueno, yo no tengo ni idea de quién
eres ni sé por qué Kyuhyun ha quedado conmigo aquí –respondió Hyukjae, y le
miró con el ceño fruncido. Hyukjae tenía una idea muy clara del aspecto que
debía tener un joven y no era aquél–. ¿Lo sabes tú?
–Creo que quería que conocieras… a
algunos de sus amigos…
–He conocido a los amigos de Kyu en el
pasado. No tengo ganas de conocer a ninguno más, créeme.
Entonces, Hyukjae pensó que nunca
había visto antes a ese amigo en particular y que no se parecía a los que Kyu
solía frecuentar. ¿Qué estaría haciendo allí?, se preguntó, observándole
escrutador.
–¿Quién eres tú? ¿De qué conoces a Kyuhyun?
Nunca me había hablado de ti.
Kyuhyun llevaba un estilo de vida por
todo lo alto y era muy generoso con su dinero. Hyukjae lo sabía porque tenía
acceso a todas las facturas de su hermano. También sabía que solía encantarle
gastar dinero con los jóvenes y mujeres. Siempre había tenido imán para los
cazafortunas. Y aquel Hae no tenía el aspecto de ser uno de ellos, por lo que
sintió un súbito interés en conocer qué relación tenía con su hermano.
Hyukjae miró a su alrededor. No había
nadie en los sillones, todo el mundo estaba de pie. Kyuhyun llegaría dentro de
unos minutos con las bebidas y, cuando lo hiciera, seguro que empezaría con un
montón de presentaciones inútiles. Señaló hacia los sillones.
–El viaje hasta aquí ha sido muy
largo. Sentémonos y así podrás contarme… cuál es tu relación con mi hermano.
Hae se preguntó cómo una invitación
para charlar podía sonar tan amenazadora. Kyu había desaparecido en la barra y,
sin duda, alguien lo estaba entreteniendo. Ése era uno de los malos hábitos de Kyu.
Era capaz de entretenerse con cualquier conversación y olvidar lo que estaba
haciendo antes.
–No tengo ninguna relación con tu
hermano –comentó Hae después de sentarse en uno de los carísimos sofás. La
iluminación en esa zona era aún más débil y el rostro de Hyukjae estaba lleno
de sombras. Rió nervioso y apuró su vaso de vino–. Me siento como si me
estuvieran haciendo un interrogatorio.
–¿Ah, sí? No sé por qué. Sólo quiero
saber de qué conoces a Kyuhyun. ¿Dónde os conocisteis?
–Lo estoy ayudando con un… proyecto
–repuso él. Su papel era ayudar a convencer a Hyukjae para que apoyara a su
hermano en su nueva empresa.
–¿Qué proyecto? –preguntó Hyukjae
frunciendo el ceño. Que él supiera, Kyuhyun no tenía ningún proyecto.
–Quizá quiera contártelo él mismo
–repuso.
–Mira, he venido aquí para tener una
conversación seria con Kyuhyun sobre su futuro –señaló él, inclinándose hacia
delante con aire amenazador–. En lugar de eso, me encuentro en un bar, rodeado
de personas que no tengo ningún deseo de conocer y escuchando hablar de un
proyecto que mi hermano nunca me ha mencionado. ¿Exactamente, cuál es tu
trabajo en ese proyecto que dices?
–¡No me gusta tu tono de voz!
–Y a mí no me gusta que jueguen
conmigo. ¿Desde cuándo conoces a Kyuhyun?
–Desde hace casi un año.
–Casi un año. ¿Y hasta qué punto
habéis intimado?
–¿Adónde quieres llegar?
–No veo mucho a mi hermano, pero
conozco su forma de actuar y nunca ha tenido relaciones duraderas y platónicas.
Siempre ha querido tener a su alrededor jóvenes dispuestos a complacerle y a
acostarse con él. También ha sido siempre muy predecible en sus preferencias.
Rubios y poco cerebro. ¿Tú en qué grupo encajas?
Hae se sintió ultrajado y respiró unas
cuantas veces para mantener la compostura.
–Si te ha hablado de mí, entonces es
obvio que eres más que un compañero de trabajo –continuó él–. Entonces, dime,
¿qué eres tú?
Salvado por la campana. O, mejor
dicho, por Kyu, que apareció con las bebidas en una bandeja. Hyukjae se percató
de la expresión de alivio de Hae. Y observó cómo los dos se miraban y Kyuhyun
le decía algo al oído. Hae se levantó de inmediato y se fue.
Hyukjae lo miró alejarse, en especial,
observó su trasero. Había algo sutilmente sexy y gracioso en su modo de
caminar. Seguiría hablando con él después, pensó. Sabía que algo estaba pasando
y no descansaría hasta averiguarlo. Pero, por el momento, se tomaría su tiempo.
Sentarse y esperar siempre había sido
el lema de Hyukjae y fue fiel a él mientras se desarrollaba la predecible ronda
de presentaciones. Le pareció sospechoso que todos parecieran gente normal. ¿Dónde
estaban los rubios despampanantes? ¿Y los jóvenes hijos de papá con
conversación superficial? Era desconcertante que todo el mundo reunido allí esa
noche pareciera estar deseando hablar con él de negocios.
Al final de la noche, Hyukjae se dijo
que casi estaba disfrutando del misterio.
Afuera, la nieve caía con mayor
intensidad. Entre el grupo de personas que corrían a sus coches, aparcados en
una zona habilitada para ello en la parte trasera del edificio, Hyukjae vio a Hae,
envolviéndose en una bufanda. El exterior estaba más iluminado que el interior
y pudo verlo mejor. Tenía el pelo
castaño unas largas pestañas oscuras enmarcaban sus ojos castaños y su
boca era carnosa y atractiva.
Kyuhyun siempre había tenido debilidad
por lo obvio, pero ¿quién sabía? Un cazafortunas podía tener cualquier aspecto.
Y los más sutiles, en cierta forma, podían ser más peligrosos.
De nuevo, Hyukjae lo vio hablando
rápido y bajito con su hermano. ¿De qué hablarían?
–No había planeado quedarme a dormir
en el bar –dijo Hyukjae a su hermano, interrumpiéndolos. Aunque no lo miró,
notó cómo Hae clavaba los ojos en él.
–Ah –repuso Kyu, y sonrió–. Hay un
excelente hotel en la ciudad…
–¿No tienes casa aquí? –preguntó Hyukjae,
frunciendo el ceño.
–Bueno, un apartamento. Bastante
pequeño…
Hyukjae observó a Hae, que había
apartado la mirada y tenía los labios ligeramente apretados.
–Está nevando mucho. Y no tengo
ninguna intención de ponerme a dar vueltas buscando un sitio donde quedarme.
¿Cómo se llama el hotel?
–Nombre del hotel… –repitió Kyu, y
lanzó una rápida mirada a Hae.
Hae suspiró, resignado.
–Tengo una guía de teléfonos en mi
casa. Si me llevas, puedo llamar y reservarte una habitación –dijo él.
–¿Llevarte a casa? ¿Cómo has llegado
hasta aquí?
–He venido con Kyu.
–Bueno, parece una oferta que no estoy
en disposición de rechazar –indicó Hyukjae–. Y mañana,
Kyuhyun… tenemos que
hablar.
–Claro, hermanito –repuso Kyu, y le
dio una palmada en la espalda, haciendo el amago de abrazarlo.
Aunque estaba acostumbrado a tener una
relación fría con su hermano, Hyukjae sintió un poco de tristeza por la
ausencia de calidez sincera entre ellos. La pérdida de sus padres cuando él
había sido adolescente, en vez de unirlos, los había alejado. Con la pesada
carga del imperio familiar sobre los hombros, él se preguntaba si habría
fracasado en su deber de amar a su hermano. Sin embargo, dejó de lado sus
pensamientos pesimistas y se dijo que se había esforzado mucho en crear una
vida estable y segura para Kyu. Había hecho todo lo posible.
–Mi coche está en la puerta.
–¿Por qué no lo dejaste en el
aparcamiento de detrás?
–Porque al llegar tuve la sensación de
que me había equivocado de sitio. Nunca sospeché que el edificio fuera
utilizable ni que hubiera un aparcamiento detrás.
–¿Una buena idea, no crees? –dijo Kyu,
radiante–. Hablaremos de eso mañana.
Hae miró a Hyukjae, que ya se había
puesto a caminar hacia su coche. Lo último que quería era verse solo en un
coche con él o llevarlo a su casa, pero no parecía tener elección. Kyu no podía
llevarlo a su apartamento, no con Sungmin allí.
Al pensar en aquel pequeño secreto, Hae
se sonrojó, sintiéndose culpable. Sungmin debía haber estado en la pequeña
fiesta de esa noche. Era, después de todo, una parte clave del proyecto. Sin
embargo, Kyu había insistido en mantenerlo fuera de la vista de Hyukjae. Al
menos, por el momento.
Y después de haber conocido a Hyukjae,
Hae podía comprender por qué, pues Hyukjae era un hombre desconfiado por
naturaleza. Si hubiera visto a Sungmin, con su cabello rubio, sus ojos rasgados
y torneadas piernas, sin duda Hyukjae le habría retirado la herencia a su
hermano. El hecho de que Sungmin estuviera embarazado de siete meses del hijo
de Kyu, seguramente le provocaría un ataque cardiaco.
–Podríamos ir directos a la ciudad
–sugirió, y miró hacia el espeso manto de nieve–. No vivo lejos de aquí, pero
el camino a mi casa es un sendero campestre y puede que este coche no sea
adecuado para ello.
–Este coche está equipado para
cualquier cosa –informó Hyukjae.
–Cualquier cosa menos la nieve a
mediados de enero. Para eso, necesitas algo más robusto. Este tipo de
coches de
moda puede que estén bien para Seul, pero en el campo no sirven de nada.
Hyukjae lo miró con incredulidad
mientras él miraba por la ventana, con el ceño fruncido.
Hae lo dirigió hacia la calle
principal que, a la una de la mañana, estaba desierta. Tardaron un buen rato en
dejar atrás la ciudad y, luego, entraron en un laberinto de caminos.
–¿Cómo diablos puedes vivir en estas
condiciones? –murmuró Hyukjae mientras se concentraba en llegar sin caer en una
zanja.
–Tengo un vehículo de tracción en las
cuatro ruedas. Es un poco viejo, pero es bastante seguro y puede llevarme a
todas partes –admitió Hae.
–A diferencia de este coche de moda
mío –comentó él.
–Yo no podría permitirme un coche así
ni en un millón de años. Pero tampoco lo quiero. No les veo sentido.
–Es cuestión de confort –repuso él.
Entonces, Hyukjae se preguntó qué
trabajo desempeñaría él, aparte de ayudar a su hermano en el dichoso
proyecto. Podría ser cualquier cosa, desde contable hasta consejero de imagen.
Se dijo que quería conocer más acerca de Donghae aunque por el momento, sin
embargo, estaba demasiado ocupado controlando el coche como para hacerle un
interrogatorio detallado. Mientras doblaba una esquina a paso de caracol, se
preguntó también cómo iba a arreglárselas para regresar solo a la civilización,
al hotel.
–Yo prefiero las cosas prácticas
–afirmó Hae.
–Se nota por cómo vas vestido.
–¿Qué quieres decir?
–¿Tu casa está muy lejos? Lo digo
porque, si seguimos a esta velocidad, igual sería mejor que nos bajáramos y
fuéramos andando –dijo, sin responderle.
–Está un poco más arriba –respondió Hae,
señalando a la débil luz de una farola, empañada por el manto de nieve.
Hae comenzó a rumiar en su cabeza el
comentario que él había hecho acerca de su atuendo. Era cierto que llevaba
vaqueros, pero su aspecto era lo bastante presentable. Llevaba un abrigo negro
de lana y botas negras, lo bastante elegantes, aunque no conjuntaran mucho con
los lujosos sillones de cuero del coche.
Entonces, Hae posó los ojos en él.
Era, tal vez, el hombre más grosero que había conocido pero, sin duda, era
impresionantemente atractivo. Aunque no era su tipo en absoluto, se dijo.
Cuando estaban a punto de llegar, las
ruedas del coche chirriaron y… se paró de pronto, quedándose bloqueado en la
nieve.
Hyukjae maldijo y lo miró.
–¡No es culpa mía! –exclamó Hae.
–¿Cómo diablos habrías vuelto? ¿A pie?
–Me habría… –comenzó a decir, pero se
detuvo, ocultando que se habría quedado en el apartamento de Kyu, que estaba en
el centro de la ciudad–. Me habría quedado en casa de Wook –mintió.
–¡Maldito coche! –refunfuñó él, y
abrió la puerta del vehículo–. Vamos a tener que caminar hasta la casa.
–¡No puedes dejar el coche aquí!
–¿Y qué sugieres que haga?
–Podríamos intentar empujarlo.
–¿Estás loco? –dijo él, y comenzó a
andar hacia la casa–. Volveré a por él en cuanto la nieve amaine.
–¡Pero puede que falten horas para
eso! –protestó Hae–. ¡Tienes que irte a un hotel!
–¡Bueno, pues saca tu varita mágica
para ver si el temporal se calma! –exclamó él.
Hyukjae pensó que debía haber
insistido en quedar con Kyuhyun en Seul y que debía haberse detenido cuando
había empezado a nevar, porque no podía permitirse el lujo de quedarse
bloqueado en medio de ninguna parte. El sábado tenía que hacer una llamada a
larga distancia muy importante y tenía que establecer unas cuantas citas a
través del correo electrónico con personas que vivían en la otra punta del
mundo. ¡Kyuhyun quizá podía tumbarse cuando el tiempo no era bueno, pero él,
no!, se dijo con frustración.
Al menos, la casa de Donghae estaba
calentita. Era, más bien, una cabaña, pequeña, blanca y rodeada por una valla
de cuento. El interior era bastante cómodo, con viejos suelos de madera. Era
todo lo opuesto a su mansión de mármol blanco, sofás de cuero y cuadros
abstractos, inversiones que le habían costado un riñón.
–Guía de teléfonos… guía de teléfonos
–murmuró Hae para sus adentros mientras la buscaba–. Ah. Aquí está. Hoteles.
¿Alguno en particular?
–Olvídalo.
–¿Qué quieres decir con eso?
–Mira fuera –dijo él, y señaló con la
cabeza hacia la ventana.
Hae se percató, con el estómago
encogido, de que se había levantado una tormenta muy fuerte. Haría falta un
quitanieves para limpiar el camino y una grúa que llevara su coche a la ciudad.
Era una locura pensar en salir de la casa en ese momento.
–¡Pero no puedes quedarte aquí!
–¿Por qué no? –preguntó Hyukjae, y lo
observó con aire escrutador–. ¿Le importaría a Kyuhyun?
–¿Kyu? ¿Importarle? ¿Por qué iba a
importarle? –repuso Donghae, casi quedándose sin aliento. Charlar
tranquilamente con aquel hombre sobre las virtudes de Kyuhyun y su proyecto era
una cosa, pero tenerlo como compañía durante toda la noche era algo muy
diferente–. ¡Puedes llevarte mi coche para ir a la ciudad! –sugirió, contento
de la idea que había tenido–. No es muy cómodo, pero podrás llegar al centro de
una pieza y seguro que cualquier hotel será más grato que el suelo de mi casa…
–¿Suelo?
–Así es –repuso Hae, sin quitarse el
abrigo, a modo de indirecta–. Es una casa pequeña.
–Olvídalo, Donghae. No intentes echarme.
Me iré por la mañana y, si tengo que dormir en el suelo, así sea. No voy a
arriesgar la vida en tu viejo coche con este tiempo.
–Oh, muy bien –le espetó Hae.
–Entonces, ¿por qué no te quitas el
abrigo y me muestras en qué parte del suelo quieres que me ponga?
–Hay un pequeño cuarto de invitados
–admitió con reticencia–. Pero es muy pequeño y está lleno de cosas. Tiene poco
espacio para dormir.
Hyukjae pasó a su lado y se dirigió a
la zona de la cocina, observando la casa a su alrededor. No había ninguna señal
de su hermano por allí. Ni fotos, ni restos de posesiones masculinas, como ropa
o como los caros sombreros que Kyuhyun solía coleccionar.
–¿Te gustaría una visita guiada?
–preguntó Hae con ironía, sin descruzar los brazos–. ¿O te parece bien meter
las narices en mi casa tú solito?
Hyukjae se giró hacia él. No sólo no
era el tipo de rubio preferido por su hermano, sino que tampoco tenía
la cabeza hueca, pensó. Tendría que esforzarse en averiguar en qué consistía su
trabajo y qué relación tenía con su hermano. Quizá, el clima fuera un elemento
a su favor. Atrapados en aquella pequeña casa, Donghae no podía evadirse de sus
preguntas. Así que sonrió despacio, con el deseo de afirmar su autoridad y
dejar claro que no era la clase de hombre con el que se podía jugar.
–No –repuso Hyukjae–. No será
necesaria una visita guiada. al menos, no a estas horas.
–Bien. Entonces, sígueme. Te mostraré
dónde dormirás –indicó Hae, y subió las escaleras, seguido por él. Se detuvo
para sacar una sábana y una manta de un armario–. Seguro que sabes hacer la
cama –indicó, tendiéndoselas.
Hae estaba seguro de que Hyukjae no
sabría hacer una cama. Como Kyuhyun, nunca habría tenido que hacer ninguna
tarea doméstica en su vida.
Le hubiera gustado poder observar sus
toscos intentos, pero lo dejó sólo un momento y, cuando volvió a mirar, la cama
estaba perfectamente hecha.
–¿Está bien así? –preguntó él con una
sonrisa.
Hae se sonrojó.
–El baño es la puerta de al lado y
tenemos que compartirlo. Así que, si yo estoy dentro, tendrás que esperar tu
turno –señaló, y se sonrojó de pronto al ver que él comenzaba a desabotonarse
la camisa–. Te dejaré una toalla.
–¿Y todos estos dibujos? –preguntó él.
Hae se quedó con la boca seca al ver
el musculoso torso de él al descubierto.
–¿Eres artista? –inquirió él, tomando
uno de una pila de dibujos sobre la mesa.
Hae le arrancó el dibujo de la mano.
–Soy diseñador –repuso–. Sólo hago
dibujos de vez en cuando como pasatiempo.
–Bien, bien, bien. Diseñador.
Interesante.
–Sí, así es.
–Lo que quiero decir es que es
interesante que tengas un trabajo decente. La mayoría de los jóvenes que se han
relacionado con mi hermano no lo tenían. El último que tuve la fortuna de
conocer tenía algo así como el inicio de una carrera como modelo.
Hae intentó no pensar en su amigo Sungmin.
¿Qué pensaría Hyukjae de un joven que había trabajado haciendo striptease?, se
preguntó con un escalofrío. Sungmin había terminado ganándose la vida en un
club nocturno para ahorrar lo suficiente para poder terminar sus estudios de
maestro.
–Naturalmente, di por hecho que
aquella relación no tenía ningún futuro –continuó Hyukjae.
–¿Por qué? –preguntó, incómodo,
pensando en su amigo embarazo–. ser modelo no tiene nada de malo…
–Un modelo con mi hermano es como un
buscavidas tratando de atrapar al ganso de los huevos de oro.
–Ésa es una forma de pensar muy
cínica.
–Se llama vida real. Otra realidad es
que me gustaría hacer todo lo posible para asegurarme de que nadie se aprovecha
de mi hermano. Me parece bien que tenga aventuras, siempre que no vayan más
allá. Cualquier joven poco decente que quiera cazar a mi hermano… tendrá que
vérselas conmigo –explicó él, pensando que era mejor dejar las cosas claras.
–Bueno, gracias por la información
–repuso Hae con frialdad–. Siempre está bien saber lo que piensan los demás,
aunque no estés de acuerdo con ellos. Lo cierto es que adivino que a ti te
importa un pimiento que la gente esté de acuerdo o no contigo.
–¡Así es! –repuso él y, con un rápido
movimiento, se quitó la camisa del todo.
Donghae se quedó mirándolo como si
nunca en su vida hubiera visto a un hombre medio desnudo.
–Vas a dormir…. ¿Qué te vas a poner en
la cama? –balbuceó.
–Lo que suelo ponerme –respondió él,
mirándolo sorprendido–. La ropa que llevaba cuando nací. Es muy cómoda.
Hae lo imaginó durmiendo desnudo, con
sólo un pequeño cuarto de baño separando sus dormitorios, y sintió que se iba a
desmayar. Por supuesto, no le caía bien y desaprobaba todo lo que él había
dicho, pero no podía sacarse de la mente la imagen de aquel cuerpo fuerte y musculoso.
–¡Te traeré algo!
Le lanzó a la cara una camiseta. Era
lo bastante grande. De color fucsia brillante.
–Esto te quedará bien –dijo Donghae,
riéndose para sus adentros–. ¡Buenas noches!
O____O
ResponderEliminarque le pasa a este monito refunfuñon~ pobre Hae~ tener que tratar con semenjante ogro!!
ahh y Min~ embarazado~ y era striper!! wau que sexy! jajajajajajajajajajaja ahh~ :) ♥
OMG! MIN ESTA EMBARAZADO!! ADEMAS STRIPPTEASE?! QUE PASARA CUANDO HYUK LO DESCUBRA??
ResponderEliminarchaaa.. nos salio todo un cascarrabias nuestro monito! pero entiendo su actuar!
muchas gracias por avisar!
saludos
Uy,pues si esa era la vida de Kyu,con mucha razón Hyuk no puede actuar de otra manera,pero esta claramente compraoado que la gente cambia de alguna forma,y si la de Kyu fue encontrar a Min y además que vana tener un bebé,que bien por el,lo bueno que asume su responsabilidad,independiente de que fuera primero,enamorar de Min o el bebé.
ResponderEliminarCuando Hyuk vea que Kyu de verdad cambio,seguro lo apoya,pero eso sí,Kyu debe de convencerlo firmemente e ir directo y no andarse por las ramas,eso no le ayudara,y no se si hae sea de gran ayuda como creyó,pero bueno,veremos que pasa.
Hyuk y su caracter jajajaja,pero a Hae le gusto,o al menos le gusto lo que vio *0*
asi cualquiera
Oh dios pobre Min si se llega a topar vcon Hyukjae, es tan terco y obtuso que pensaria lo peor del pobre conejo.
ResponderEliminarCreo que estos dos se estan llevando a las patadas, aunque nocreo que dure mucho, creo que Huyk esta esperando ver lo peor en Hae y al encontrar lo contrario se siente algo perdido.
Guauuuu no puedo creer lo que es Min esta embarazado!!! monito es un gruñon pobre Hae!!!! quiero saber mas!!! Juntos en la cabañas me imagino a un Hyuk acosando a Hae con muchas mas preguntas hasta de su vida kkkk gacias por el mp
ResponderEliminarcuidate
que amargado es hyuk en este fic, bueno sus razones debe tener no? ahora que que se ha encontrado con hae vera que no todas las personas son como él imagina y que hay quien si ama de verdad y sin importar las clases sociales,
ResponderEliminarque hara hyuk cuando se entere que va a ser tio?!
hasta el proximo capo unni.
Waa como que las cosas no serán faciles para Kyu, pobre tienen todo en su contra como para que Hyuk los apoye, espero que lo haga y no mal interprete el embarazo de Min
ResponderEliminarMi hyukkie, es tan sexy,y guapo sollo queire cuidar a su hermanito creo que alguien lo engaño, le hizo daño por eso es asi de frio, pero el pecesito se encargara de calentarlo. Gracias por el MP ya te habia extrañado unnie.
ResponderEliminarPues vaya carácter que se gasta HyukJae, se que quiere cuidar a KyuHyun, pero se está dejando llevar por la forma en que Kyuhyun solía ser, ojalá se de cuenta que KyuHyun ha cambiado, le de una oportunidad a él y a SungMin y de paso deje de ser tan prejuicioso y fastidioso con DongHae.
ResponderEliminarQuiero ver cómo le va a esos dos juntos por el resto del tiempo que les queda en esa cabaña.
Gracias por el Mp, esperaré por el siguiente.
Cuídate ^^
Waaa genial esos hermanos si q son opiestoss...
ResponderEliminarMin embarazado espero q hyuk no lo odie tanto y mas ensima estripper
Me encantoo la historia ya qiero aeguir leyendo pobre hae tiene al medio hombre al lado y desnudo aaaa deveria aserse el sonambulo e ir a mitad d la moche jajajaa