—Y entonces
llegó el entrenador y nos echó del equipo por pelearnos.
—La cosa mejora
—comentó con una sonrisa—. ¿Qué dijo Jungwoo?
—Jungwoo estuvo
un mes sin hablarme. —Clavó la mirada en la cerveza y cuando volvió a hablar,
no había ni rastro de buen humor en su voz—. El caso es que Siwon tenía fama de
jugador en la universidad. Los dos la teníamos. Cuando descubrí que se había
liado con Jungwoo, pensé que se estaba aprovechando de él. Me equivoqué. De
hecho, nunca volvió a mirar a otro después de aquello. Sigue sin hacerlo.
—Pues yo he
coincidido con él en algunos sitios y siempre va muy bien acompañado.
—Sí, pero no.
La verdad es que las parejas se acercan a él porque tiene dinero y poder. Y
estoy seguro de que el único motivo por el que Siwon sale con ellos es para
olvidarse de que está solo. Durante estos cinco años no ha conocido a ninguno
que signifique algo importante para él. Sé de buena tinta que renunciaría a
todo eso con tal de recuperar a Jungwoo. Por eso esta situación le resulta tan
difícil. Sobre todo la incertidumbre.
—No sé qué
decirte...
—Lo que sea.
El brillo que
apareció en sus ojos hizo que a Donghae le diera un vuelco el corazón.
—Hyukjae —dijo
despacio, preguntándose por qué narices lo afectaba de esa manera. Jamás se
interesaba por los clientes. Ni por los familiares de sus clientes. Carraspeó
al tiempo que clavaba la mirada en la copa y comenzaba a quitar con un dedo la
condensación del pie—. Sabremos más cuando tengamos los resultados de los
análisis.
—Lo sé. Pero
quiero saber qué te dice la intuición.
Su intuición no
siempre acertaba. Llevaba sin confiar en ella desde la muerte de su marido.
Desde el primer momento, estuvo convencido de que superaría el cáncer, pero no
lo hizo.
—Mi trabajo no
consiste en especular. Mi trabajo consiste en enfrentar los hechos. Y los
hechos son simples. La probabilidad de que Heechul sea Jungwoo es muy alta.
Hyukjae pareció
asimilarlo.
—Siwon luchará
si él presenta una demanda para conseguir la custodia. Y cuenta con mucho
respaldo.
Habían llegado
al meollo de la cita. Donghae enderezó la espalda.
—Bueno, pues
puedes asegurarle al señor Choi que, llegados a ese punto, Heechul también
contará con un buen respaldo.
Hyukjae esbozó
una lenta sonrisa.
—Me gustas,
pececito.
Le gustaba el
béisbol. Estaba cañón. Y él llevaba mucho tiempo sin un hombre. No debería
importarle lo que Lee Hyukjae opinara de él, pero le importaba. Joder, claro
que le importaba.
Él se inclinó
hacia delante, apoyó los antebrazos en la mesa y sus manos quedaron tan cerca
que, de haber querido, se habrían tocado. Sin embargo, Donghae no necesitaba
tocarlo para sentir el calor que irradiaba su cuerpo.
—Me gustaría
cenar contigo. En un restaurante como Dios manda.
Por un segundo,
se sintió tentado de decir que sí. Pero la realidad acabó imponiéndose.
—No creo que
sea una buena idea.
—¿Por qué no?
—Porque soy el
abogado de tu herm... —Se detuvo justo a tiempo, pero se percató de la
esperanza que asomaba a los ojos de Hyukjae—. El abogado de Heechul —se
corrigió, aborreciendo que parte de sí mismo deseara en ese momento que Heechul
no fuera Jungwoo. Porque, de ser así, lo que estaba pasando entre Hyukjae y él
sería... más fácil—. Sería una falta de ética mantener una relación personal
contigo.
—¿Y no es eso
lo que estamos haciendo, pececito? ¿Comenzando una relación personal?
Donghae escuchó
las campanas de alarma que empezaron a sonar en su mente. Su forma de mirarle,
esa sonrisa traviesa, esos ojos tan sensuales... Como no se anduviera con cuidado,
acabarían expulsándolo del colegio de abogados.
—Creo que es
hora de que me marche.
Hyukjae no
intentó detenerlo. Y agradeció mucho que su voz no tuviera el mismo deje
erótico de antes cuando dijo:
—¿Crees que
sabremos algo mañana?
—Eso espero,
sí. Pero podría retrasarse hasta la semana próxima. —Cuando se levantó, él hizo
lo propio y le cogió del brazo. El contacto le provocó un
escalofrío, y al alzar la vista se encontró con unos hipnóticos ojos. Unos ojos
en los que cualquiera podría ahogarse si no tenía cuidado.
—Entonces tal
vez mañana te llame para esa cena de la que hemos hablado.
El deseo
comenzó a correr por sus venas, subiéndole la temperatura. Sin embargo, Donghae
luchó contra ese efecto, en un intento por mantener la profesionalidad que
había perfeccionado a lo largo de los años. Le tendió la mano.
—Tal vez.
Gracias por la copa.
—De nada —dijo
él con esa sonrisa torcida tan encantadora al tiempo que le estrechaba la mano,
demostrándole lo que sentiría si esos dedos fuertes le acariciaran por todos
sitios.
—Adiós... Hyukjae
—se despidió.
Salió del bar
mientras tragaba saliva y se repetía que con independencia de lo que ocurriera
al día siguiente, Lee Hyukjae era un hombre que no aceptaría un no por
respuesta. La pregunta era: ¿qué le respondería la próxima vez?
El martes por
la tarde Heechul estaba sentado a su mesa de trabajo, intentado editar un
artículo sobre la colaboración de los geocientíficos y el Cuerpo de Paz. Tras
apoyarse en el respaldo, miró por la ventana hacia la bahía. El artículo no
había logrado captar su atención.
Mucho menos ese
día.
Resopló y
arrojó el artículo a la mesa, incapaz de seguir leyendo. El contenido era más
sociológico y político que científico.
Sin embargo,
tampoco habría sido capaz de leerlo aunque fuera el artículo más interesante
del planeta. Se frotó la cara con las manos e intentó relajarse un poco. Los
nervios lo estaban matando mientras esperaba que Donghae le dijera algo y se
preguntaba qué estaría haciendo y pensando Choi Siwon.
El dolor
palpitante que sentía en la cabeza le indicaba que necesitaba cafeína.
Se puso en pie
y se dirigió a la sala de la oficina, donde se sirvió una taza de café solo,
tras lo cual bebió un buen sorbo. Estaba malísimo, pero si lo libraba del dolor
de cabeza, no pensaba quejarse.
Regresó a su
despacho sin levantar siquiera la cabeza y cerró la puerta al entrar. Cuando se
volvió, le sorprendió encontrarse con Donghae, que estaba tras su mesa.
—Bonita vista
—dijo Donghae.
—Hola. No
esperaba verte hoy.
—Lo sé. Tenemos
que hablar.
«¡Vaya por
Dios!», pensó Heechul. Su intuición le dijo que no eran buenas noticias.
Después de tomar una honda bocanada de aire que no le relajó en absoluto, rodeó
la mesa y se sentó.
Donghae tomó
asiento frente a él.
—Vale, antes de
nada, necesito contarte una cosa. Anoche me tomé una copa con Lee Hyukjae.
Heechul enarcó
las cejas.
—¿En serio?
—Sí, en serio.
—Donghae se enderezó—. No fue una cita personal. Bueno, podría haber sido
personal. Me llamó, creo que para hablar de ti, pero surgió la chispa. No pasó
nada, pero... te lo cuento porque soy tu abogado y quiero que sepas que tú eres
mi prioridad. Le dije muy claramente que no volvería a quedar a con él a menos
que los resultados de los análisis fueran negativos. Y no lo haré.
Heechul no
sabía cómo tomarse esas noticias.
—Vaya, eres
directo por lo que veo.
—Es la única
manera de dejar las cosas claras. Me gusta Hyukjae, pero no es el primer hombre
que me gusta a las primeras de cambio. Lo que pasa es que no quería que te
enteraras de esto más tarde porque él te lo contara o porque saliera a relucir
fuera de contexto.
—A mí también
me gusta Hyukjae —replicó Heechul—. Lo poco que conozco de él. Me parece un
buen tipo. Si me hubieras dicho que estuviste de copas con Siwon, en fin, creo
que eso sí me habría molestado. Porque no puede verme ni en pintura.
—No es eso, Heechul.
Está confundido. Son cosas muy distintas.
—A mí no me lo
parece. — Observó a Donghae—. Pececito, está autorizado a tener una vida
privada.
Donghae frunció
el ceño y Heechul se percató de que quería decir algo, pero acabó mordiéndose
la lengua.
—Entonces ¿has
venido para contarme esto? —le preguntó Heechul.
—No. —Donghae
sacó una carpeta de su maletín y tomó una honda bocanada de aire—. Tengo los
resultados del análisis de ADN. Pero, antes de nada, quería hablar contigo.
Llamé a Siwon hace un rato. Hemos quedado esta tarde en mi despacho.
Heechul tragó
para librarse del nudo que tenía en la garganta. «Allá vamos», pensó.
—Vale, vamos a
verlos.
Donghae le
entregó la carpeta, y esperó en silencio a que Heechul leyera el documento.
—Heechul, es un
informe preliminar. Pero las coincidencias son evidentes. Hay que tomar
muestras de los Lee para determinar también tu parentesco con ellos. Me han
dicho que no viven en Seul. Creo que de momento no los han informado de tu
posible identidad.
Heechul dejó la
carpeta en la mesa. Tras levantarse, se acercó a la ventana con las piernas
temblorosas y cruzó sus brazos mientras soltaba despacio el aire en un intento
por tranquilizarse. Repitió el proceso de nuevo, pero el corazón siguió
latiéndole a toda prisa.
Era cierto. Era
Choi Jungwoo. Siwon era su marido. Sulli era su hija. La realidad del momento
lo atravesó, le oprimió el corazón y se lo estrujó. Había perdido cinco años de
una vida que ni siquiera conocía. Y en esos instantes solo tenía... ¿qué? Una
familia a la que no recordaba y un futuro que no parecía mucho mejor que el que
imaginaba cinco minutos antes. En todo caso, parecía mil veces más confuso.
Tragó saliva
para librarse del nudo que tenía en la garganta y así poder hablar:
—Tenía el
pálpito de que este sería el resultado.
—Creo que era
lo que pensaba todo el mundo. Si te sirve de consuelo, creo que ellos ya lo
sabían. Me dio esa impresión anoche mientras hablaba con Hyukjae. Tal vez eso
facilite las cosas.
—Eso espero,
pero me parece que no facilita nada. —Se limpió las lágrimas y se volvió.
Tenía la mente
llena de ideas, posibilidades y preguntas, pero no podía concentrarse en nada
de eso todavía. El dolor le atravesaba el pecho al pensar en lo que estaba por
llegar, pero intentó respirar para mitigarlo un poco. Sabía que tenía que sacar
el tema
— Muy bien, pececito.
Ha llegado el momento de que te ganes el sueldo. Tengo un hijo.
Donghae alzó la
vista en cuanto lo escuchó.
Heechul tenía
la impresión de que se le habían reducido los pulmones, pero se obligó a seguir
hablando.
—Tiene cuatro
años y medio. Cuando me desperté del coma, ya tenía casi tres. No lo he
comentado antes porque quería asegurarme antes de involucrarlo en todo esto.
—Cerró los ojos para contener las lágrimas—. Cuando te pedí consejo legal por
si resultaba que era Choi Jungwoo, lo hice con Siwan en mente. Creo que es
seguro decir que Siwon es su padre. Se parece muchísimo a él. Quiero que se le
hagan los análisis también a él, para confirmarlo.
—Por supuesto.
—Y quiero
contárselo a Siwon. Te agradecería mucho que no le hablaras del tema hoy.
—Por supuesto.
—Donghae anotó algunas cosas en su cuaderno.
Heechul comenzó
a masajearse la cicatriz de la sien mientras pensaba en Siwon. Mientras pensaba
en la reacción de Sulli. En lo que dirían y harían cuando descubrieran la
existencia de Siwan.
—Querrá conocer
a Siwan de la misma forma que yo quiero conocer a Sulli. La cosa podría
complicarse un poco con los regímenes de visitas y demás. Con lo mal que le
caigo ahora... no creo que esto sirva para mejorar mucho la situación.
—Ya lo
arreglaremos todo. No te preocupes por eso ahora. Siwon es un hombre justo y
honesto. No importa lo que la prensa diga de él, ni tampoco la actitud que ha
demostrado hasta ahora, al final cooperará.
—Yo no estoy
muy seguro. — Heechul se pasó las manos por el pelo mientras se le llenaban los
ojos de lágrimas.
¿Por qué tenía
que ser todo tan doloroso? Debería estar feliz. Debería estar eufórico tras
haber obtenido la respuesta. Por fin sabía quién era. ¿Por qué no le bastaba?
Donghae rodeó
la mesa para colocarse a su lado y abrazarlo.
—Respira. Lo
superaremos, te lo prometo.
Heechul cerró
los ojos y se concentró en inspirar y en espirar. Se concentró en lo único que
podía hacer en ese momento. Lo demás... lo demás se solucionaría por sí solo.
Tenía que dejar pasar el tiempo. Su cabeza así se lo decía, aunque su corazón
no lo tuviera nada claro.
Se apartó de Donghae
y se secó lo ojos.
—Gracias. Te...
agradezco todo lo que has hecho por mí. Te agradezco tu ayuda y tu amistad. No
me había dado cuenta hasta ahora de lo mucho que echaba de menos tener un amigo.
Donghae sonrió.
—Jungwoo me
caía muy bien. Éramos buenos amigos. Pero tú también me caes bien. Habría sido
tu amigo tanto si lo hubiera conocido como si no.
—También te
agradezco que digas eso —susurró Heechul. Se secó las mejillas y miró a Donghae,
en esa ocasión consciente de que podía sobrevivir al cataclismo emocional si se
mantenía firme en su objetivo —. Hay otra cosa más de la que quiero hablar
contigo.
—Bien, dispara.
—He estado
indagando en busca de respuestas. Antes todo eran especulaciones, pero ahora que
sabemos la verdad... no sé si supondrá alguna diferencia a largo plazo, pero
necesito saber qué me pasó. Mithra sabía algo. Tenía que saberlo. Tenía que
haber un motivo para que me mintiera. ¿Le estaba poniendo los cuernos a Siwon
por aquel entonces? ¿Abandoné a mi familia? No puedo seguir viviendo sin saber
la verdad.
Donghae se
apoyó en la mesa de Heechul.
—Sigue —le
dijo.
Heechul comenzó
a pasearse frente a la ventana.
—Bueno, por lo
que he podido deducir del informe del accidente, mi cuerpo jamás se recobró,
obviamente —añadió con sarcasmo —. Pero había un cuerpo en mi asiento.
—Correcto. —Donghae
fue en busca de su maletín y sacó la carpeta que contenía los documentos sobre
el accidente. Era obvio que él también había estado indagando—. La lista de
pasajeros demuestra que embarcaste en el avión, lo que significa que la azafata
hizo el recuento y que había alguien en tu asiento después de que cerraran las
puertas. Pasaste los controles de seguridad con tu tarjeta de embarque y con tu
tarjeta de identidad. Tus pertenencias personales se encontraron después del
accidente. Tu maleta, y también tu bolso, que se encontró debajo de un asiento
y que Siwon identificó.
—¿Crees que lo
conservará?
—No lo sé.
Puedo preguntarle.
¿Qué se te ha
ocurrido?
—No lo sé. Tal
vez espero recordar algo al verlo. De momento, no he tenido suerte con la
clínica privada. Ni siquiera me permiten la entrada. Pero me da la impresión de
que es el lugar indicado para empezar.
—No me han
devuelto las llamadas y no tengo suficientes indicios como para conseguir una
orden judicial que nos permita acceder a sus archivos.
—Lo sé. —Heechul
se frotó la dolorida frente—. Ojalá pudiera entrar en la sala donde guardan los
archivos.
Donghae alargó
el brazo en busca de la carpeta y se la colocó sobre el regazo.
—¿Dónde está?
—Ojeó la información que había conseguido—. Creo que tengo una amiga cuya madre
está ingresada en esa clínica. —Se mordió el labio como si estuviera sopesando
sus opciones—. Es posible que yo pueda entrar aduciendo que quiero visitarla.
Heechul enarcó
las cejas.
—Pececito, no
estarás sugiriendo que hagamos algo ilegal, ¿verdad?
Donghae frunció
el ceño.
—¿Por qué me
llamas así?
—¿Cómo?
—Pececito.
Heechul se
encogió de hombros.
—No lo sé. Te
me pareces a uno, ¿Te molesta?
—Bueno, no me
molesta. Pero me parece raro que Hyukjae y tú usen la misma palabra.
—No es tan
raro. Ya no.
Donghae se puso
en pie e intentó sonreír.
—No. Supongo
que ya no. Vamos a hacer una cosa. Llamaré a mi amiga y hablaré con ella para
confirmar que su madre está allí. Si es así, te lo diré y decidiremos qué
hacer.
—Bien.
Donghae recogió
sus pertenencias.
—Voy a ver a Siwon.
Tú tómate un poco de tiempo para pensar qué vas a decirle. Si quieres que yo
esté presente, lo arreglaremos y concertaremos una cita en mi despacho. Lo
haremos como tú quieras.
—Gracias, pero
creo que debo hacerlo yo sola.
—Vale. —Donghae
le regaló una sonrisa fugaz—. Te llamaré después de hablar con él.
Si....exacto,ya que saben que hee es jungwoo.....ahoara hay que investigar cómo y porqué sucedio todo esto.....a qué se debio.que paso?
ResponderEliminarEllos necesitan respuestas....y yo también
aaaaaaa que dificil.....a encontrar respuestas y recuperar el tiempo perdido