Volver A Amarte- Capítulo 9




—Y entonces llegó el entrenador y nos echó del equipo por pelearnos.

—La cosa mejora —comentó con una sonrisa—. ¿Qué dijo Jungwoo?

—Jungwoo estuvo un mes sin hablarme. —Clavó la mirada en la cerveza y cuando volvió a hablar, no había ni rastro de buen humor en su voz—. El caso es que Siwon tenía fama de jugador en la universidad. Los dos la teníamos. Cuando descubrí que se había liado con Jungwoo, pensé que se estaba aprovechando de él. Me equivoqué. De hecho, nunca volvió a mirar a otro después de aquello. Sigue sin hacerlo.

—Pues yo he coincidido con él en algunos sitios y siempre va muy bien acompañado.

—Sí, pero no. La verdad es que las parejas se acercan a él porque tiene dinero y poder. Y estoy seguro de que el único motivo por el que Siwon sale con ellos es para olvidarse de que está solo. Durante estos cinco años no ha conocido a ninguno que signifique algo importante para él. Sé de buena tinta que renunciaría a todo eso con tal de recuperar a Jungwoo. Por eso esta situación le resulta tan difícil. Sobre todo la incertidumbre.

—No sé qué decirte...

—Lo que sea.

El brillo que apareció en sus ojos hizo que a Donghae le diera un vuelco el corazón.


—Hyukjae —dijo despacio, preguntándose por qué narices lo afectaba de esa manera. Jamás se interesaba por los clientes. Ni por los familiares de sus clientes. Carraspeó al tiempo que clavaba la mirada en la copa y comenzaba a quitar con un dedo la condensación del pie—. Sabremos más cuando tengamos los resultados de los análisis.

—Lo sé. Pero quiero saber qué te dice la intuición.

Su intuición no siempre acertaba. Llevaba sin confiar en ella desde la muerte de su marido. Desde el primer momento, estuvo convencido de que superaría el cáncer, pero no lo hizo.

—Mi trabajo no consiste en especular. Mi trabajo consiste en enfrentar los hechos. Y los hechos son simples. La probabilidad de que Heechul sea Jungwoo es muy alta.

Hyukjae pareció asimilarlo.

—Siwon luchará si él presenta una demanda para conseguir la custodia. Y cuenta con mucho respaldo.

Habían llegado al meollo de la cita. Donghae enderezó la espalda.

—Bueno, pues puedes asegurarle al señor Choi que, llegados a ese punto, Heechul también contará con un buen respaldo.

Hyukjae esbozó una lenta sonrisa.

—Me gustas, pececito.

Le gustaba el béisbol. Estaba cañón. Y él llevaba mucho tiempo sin un hombre. No debería importarle lo que Lee Hyukjae opinara de él, pero le importaba. Joder, claro que le importaba.

Él se inclinó hacia delante, apoyó los antebrazos en la mesa y sus manos quedaron tan cerca que, de haber querido, se habrían tocado. Sin embargo, Donghae no necesitaba tocarlo para sentir el calor que irradiaba su cuerpo.

—Me gustaría cenar contigo. En un restaurante como Dios manda.

Por un segundo, se sintió tentado de decir que sí. Pero la realidad acabó imponiéndose.

—No creo que sea una buena idea.

—¿Por qué no?

—Porque soy el abogado de tu herm... —Se detuvo justo a tiempo, pero se percató de la esperanza que asomaba a los ojos de Hyukjae—. El abogado de Heechul —se corrigió, aborreciendo que parte de sí mismo deseara en ese momento que Heechul no fuera Jungwoo. Porque, de ser así, lo que estaba pasando entre Hyukjae y él sería... más fácil—. Sería una falta de ética mantener una relación personal contigo.

—¿Y no es eso lo que estamos haciendo, pececito? ¿Comenzando una relación personal?

Donghae escuchó las campanas de alarma que empezaron a sonar en su mente. Su forma de mirarle, esa sonrisa traviesa, esos ojos tan sensuales... Como no se anduviera con cuidado, acabarían expulsándolo del colegio de abogados.

—Creo que es hora de que me marche.

Hyukjae no intentó detenerlo. Y agradeció mucho que su voz no tuviera el mismo deje erótico de antes cuando dijo:

—¿Crees que sabremos algo mañana?

—Eso espero, sí. Pero podría retrasarse hasta la semana próxima. —Cuando se levantó, él hizo lo propio y le cogió del brazo. El contacto le provocó un escalofrío, y al alzar la vista se encontró con unos hipnóticos ojos. Unos ojos en los que cualquiera podría ahogarse si no tenía cuidado.

—Entonces tal vez mañana te llame para esa cena de la que hemos hablado.

El deseo comenzó a correr por sus venas, subiéndole la temperatura. Sin embargo, Donghae luchó contra ese efecto, en un intento por mantener la profesionalidad que había perfeccionado a lo largo de los años. Le tendió la mano.

—Tal vez. Gracias por la copa.

—De nada —dijo él con esa sonrisa torcida tan encantadora al tiempo que le estrechaba la mano, demostrándole lo que sentiría si esos dedos fuertes le acariciaran por todos sitios.

—Adiós... Hyukjae —se despidió.

Salió del bar mientras tragaba saliva y se repetía que con independencia de lo que ocurriera al día siguiente, Lee Hyukjae era un hombre que no aceptaría un no por respuesta. La pregunta era: ¿qué le respondería la próxima vez?



El martes por la tarde Heechul estaba sentado a su mesa de trabajo, intentado editar un artículo sobre la colaboración de los geocientíficos y el Cuerpo de Paz. Tras apoyarse en el respaldo, miró por la ventana hacia la bahía. El artículo no había logrado captar su atención.
Mucho menos ese día.

Resopló y arrojó el artículo a la mesa, incapaz de seguir leyendo. El contenido era más sociológico y político que científico.

Sin embargo, tampoco habría sido capaz de leerlo aunque fuera el artículo más interesante del planeta. Se frotó la cara con las manos e intentó relajarse un poco. Los nervios lo estaban matando mientras esperaba que Donghae le dijera algo y se preguntaba qué estaría haciendo y pensando Choi Siwon.

El dolor palpitante que sentía en la cabeza le indicaba que necesitaba cafeína.
Se puso en pie y se dirigió a la sala de la oficina, donde se sirvió una taza de café solo, tras lo cual bebió un buen sorbo. Estaba malísimo, pero si lo libraba del dolor de cabeza, no pensaba quejarse.

Regresó a su despacho sin levantar siquiera la cabeza y cerró la puerta al entrar. Cuando se volvió, le sorprendió encontrarse con Donghae, que estaba tras su mesa.

—Bonita vista —dijo Donghae.

—Hola. No esperaba verte hoy.

—Lo sé. Tenemos que hablar.

«¡Vaya por Dios!», pensó Heechul. Su intuición le dijo que no eran buenas noticias. Después de tomar una honda bocanada de aire que no le relajó en absoluto, rodeó la mesa y se sentó.

Donghae tomó asiento frente a él.

—Vale, antes de nada, necesito contarte una cosa. Anoche me tomé una copa con Lee Hyukjae.

Heechul enarcó las cejas.

—¿En serio?

—Sí, en serio. —Donghae se enderezó—. No fue una cita personal. Bueno, podría haber sido personal. Me llamó, creo que para hablar de ti, pero surgió la chispa. No pasó nada, pero... te lo cuento porque soy tu abogado y quiero que sepas que tú eres mi prioridad. Le dije muy claramente que no volvería a quedar a con él a menos que los resultados de los análisis fueran negativos. Y no lo haré.

Heechul no sabía cómo tomarse esas noticias.

—Vaya, eres directo por lo que veo.

—Es la única manera de dejar las cosas claras. Me gusta Hyukjae, pero no es el primer hombre que me gusta a las primeras de cambio. Lo que pasa es que no quería que te enteraras de esto más tarde porque él te lo contara o porque saliera a relucir fuera de contexto.

—A mí también me gusta Hyukjae —replicó Heechul—. Lo poco que conozco de él. Me parece un buen tipo. Si me hubieras dicho que estuviste de copas con Siwon, en fin, creo que eso sí me habría molestado. Porque no puede verme ni en pintura.

—No es eso, Heechul. Está confundido. Son cosas muy distintas.

—A mí no me lo parece. — Observó a Donghae—. Pececito, está autorizado a tener una vida privada.

Donghae frunció el ceño y Heechul se percató de que quería decir algo, pero acabó mordiéndose la lengua.

—Entonces ¿has venido para contarme esto? —le preguntó Heechul.

—No. —Donghae sacó una carpeta de su maletín y tomó una honda bocanada de aire—. Tengo los resultados del análisis de ADN. Pero, antes de nada, quería hablar contigo. Llamé a Siwon hace un rato. Hemos quedado esta tarde en mi despacho.

Heechul tragó para librarse del nudo que tenía en la garganta. «Allá vamos», pensó.

—Vale, vamos a verlos.

Donghae le entregó la carpeta, y esperó en silencio a que Heechul leyera el documento.

—Heechul, es un informe preliminar. Pero las coincidencias son evidentes. Hay que tomar muestras de los Lee para determinar también tu parentesco con ellos. Me han dicho que no viven en Seul. Creo que de momento no los han informado de tu posible identidad.

Heechul dejó la carpeta en la mesa. Tras levantarse, se acercó a la ventana con las piernas temblorosas y cruzó sus brazos mientras soltaba despacio el aire en un intento por tranquilizarse. Repitió el proceso de nuevo, pero el corazón siguió latiéndole a toda prisa.

Era cierto. Era Choi Jungwoo. Siwon era su marido. Sulli era su hija. La realidad del momento lo atravesó, le oprimió el corazón y se lo estrujó. Había perdido cinco años de una vida que ni siquiera conocía. Y en esos instantes solo tenía... ¿qué? Una familia a la que no recordaba y un futuro que no parecía mucho mejor que el que imaginaba cinco minutos antes. En todo caso, parecía mil veces más confuso.

Tragó saliva para librarse del nudo que tenía en la garganta y así poder hablar:

—Tenía el pálpito de que este sería el resultado.

—Creo que era lo que pensaba todo el mundo. Si te sirve de consuelo, creo que ellos ya lo sabían. Me dio esa impresión anoche mientras hablaba con Hyukjae. Tal vez eso facilite las cosas.

—Eso espero, pero me parece que no facilita nada. —Se limpió las lágrimas y se volvió.

Tenía la mente llena de ideas, posibilidades y preguntas, pero no podía concentrarse en nada de eso todavía. El dolor le atravesaba el pecho al pensar en lo que estaba por llegar, pero intentó respirar para mitigarlo un poco. Sabía que tenía que sacar el tema

— Muy bien, pececito. Ha llegado el momento de que te ganes el sueldo. Tengo un hijo.

Donghae alzó la vista en cuanto lo escuchó.

Heechul tenía la impresión de que se le habían reducido los pulmones, pero se obligó a seguir hablando.

—Tiene cuatro años y medio. Cuando me desperté del coma, ya tenía casi tres. No lo he comentado antes porque quería asegurarme antes de involucrarlo en todo esto. —Cerró los ojos para contener las lágrimas—. Cuando te pedí consejo legal por si resultaba que era Choi Jungwoo, lo hice con Siwan en mente. Creo que es seguro decir que Siwon es su padre. Se parece muchísimo a él. Quiero que se le hagan los análisis también a él, para confirmarlo.

—Por supuesto.

—Y quiero contárselo a Siwon. Te agradecería mucho que no le hablaras del tema hoy.

—Por supuesto. —Donghae anotó algunas cosas en su cuaderno.

Heechul comenzó a masajearse la cicatriz de la sien mientras pensaba en Siwon. Mientras pensaba en la reacción de Sulli. En lo que dirían y harían cuando descubrieran la existencia de Siwan.

—Querrá conocer a Siwan de la misma forma que yo quiero conocer a Sulli. La cosa podría complicarse un poco con los regímenes de visitas y demás. Con lo mal que le caigo ahora... no creo que esto sirva para mejorar mucho la situación.

—Ya lo arreglaremos todo. No te preocupes por eso ahora. Siwon es un hombre justo y honesto. No importa lo que la prensa diga de él, ni tampoco la actitud que ha demostrado hasta ahora, al final cooperará.

—Yo no estoy muy seguro. — Heechul se pasó las manos por el pelo mientras se le llenaban los ojos de lágrimas.

¿Por qué tenía que ser todo tan doloroso? Debería estar feliz. Debería estar eufórico tras haber obtenido la respuesta. Por fin sabía quién era. ¿Por qué no le bastaba?

Donghae rodeó la mesa para colocarse a su lado y abrazarlo.

—Respira. Lo superaremos, te lo prometo.

Heechul cerró los ojos y se concentró en inspirar y en espirar. Se concentró en lo único que podía hacer en ese momento. Lo demás... lo demás se solucionaría por sí solo. Tenía que dejar pasar el tiempo. Su cabeza así se lo decía, aunque su corazón no lo tuviera nada claro.

Se apartó de Donghae y se secó lo ojos.

—Gracias. Te... agradezco todo lo que has hecho por mí. Te agradezco tu ayuda y tu amistad. No me había dado cuenta hasta ahora de lo mucho que echaba de menos tener un amigo.

Donghae sonrió.

—Jungwoo me caía muy bien. Éramos buenos amigos. Pero tú también me caes bien. Habría sido tu amigo tanto si lo hubiera conocido como si no.

—También te agradezco que digas eso —susurró Heechul. Se secó las mejillas y miró a Donghae, en esa ocasión consciente de que podía sobrevivir al cataclismo emocional si se mantenía firme en su objetivo —. Hay otra cosa más de la que quiero hablar contigo.

—Bien, dispara.

—He estado indagando en busca de respuestas. Antes todo eran especulaciones, pero ahora que sabemos la verdad... no sé si supondrá alguna diferencia a largo plazo, pero necesito saber qué me pasó. Mithra sabía algo. Tenía que saberlo. Tenía que haber un motivo para que me mintiera. ¿Le estaba poniendo los cuernos a Siwon por aquel entonces? ¿Abandoné a mi familia? No puedo seguir viviendo sin saber la verdad.

Donghae se apoyó en la mesa de Heechul.

—Sigue —le dijo.

Heechul comenzó a pasearse frente a la ventana.

—Bueno, por lo que he podido deducir del informe del accidente, mi cuerpo jamás se recobró, obviamente —añadió con sarcasmo —. Pero había un cuerpo en mi asiento.

—Correcto. —Donghae fue en busca de su maletín y sacó la carpeta que contenía los documentos sobre el accidente. Era obvio que él también había estado indagando—. La lista de pasajeros demuestra que embarcaste en el avión, lo que significa que la azafata hizo el recuento y que había alguien en tu asiento después de que cerraran las puertas. Pasaste los controles de seguridad con tu tarjeta de embarque y con tu tarjeta de identidad. Tus pertenencias personales se encontraron después del accidente. Tu maleta, y también tu bolso, que se encontró debajo de un asiento y que Siwon identificó.

—¿Crees que lo conservará?

—No lo sé. Puedo preguntarle.

¿Qué se te ha ocurrido?

—No lo sé. Tal vez espero recordar algo al verlo. De momento, no he tenido suerte con la clínica privada. Ni siquiera me permiten la entrada. Pero me da la impresión de que es el lugar indicado para empezar.

—No me han devuelto las llamadas y no tengo suficientes indicios como para conseguir una orden judicial que nos permita acceder a sus archivos.

—Lo sé. —Heechul se frotó la dolorida frente—. Ojalá pudiera entrar en la sala donde guardan los archivos.

Donghae alargó el brazo en busca de la carpeta y se la colocó sobre el regazo.

—¿Dónde está? —Ojeó la información que había conseguido—. Creo que tengo una amiga cuya madre está ingresada en esa clínica. —Se mordió el labio como si estuviera sopesando sus opciones—. Es posible que yo pueda entrar aduciendo que quiero visitarla.

Heechul enarcó las cejas.

—Pececito, no estarás sugiriendo que hagamos algo ilegal, ¿verdad?

Donghae frunció el ceño.

—¿Por qué me llamas así?

—¿Cómo?

—Pececito.

Heechul se encogió de hombros.

—No lo sé. Te me pareces a uno, ¿Te molesta?

—Bueno, no me molesta. Pero me parece raro que Hyukjae y tú usen la misma palabra.

—No es tan raro. Ya no.

Donghae se puso en pie e intentó sonreír.

—No. Supongo que ya no. Vamos a hacer una cosa. Llamaré a mi amiga y hablaré con ella para confirmar que su madre está allí. Si es así, te lo diré y decidiremos qué hacer.

—Bien.

Donghae recogió sus pertenencias.

—Voy a ver a Siwon. Tú tómate un poco de tiempo para pensar qué vas a decirle. Si quieres que yo esté presente, lo arreglaremos y concertaremos una cita en mi despacho. Lo haremos como tú quieras.

—Gracias, pero creo que debo hacerlo yo sola.

—Vale. —Donghae le regaló una sonrisa fugaz—. Te llamaré después de hablar con él.



1 comentario:

  1. Si....exacto,ya que saben que hee es jungwoo.....ahoara hay que investigar cómo y porqué sucedio todo esto.....a qué se debio.que paso?
    Ellos necesitan respuestas....y yo también
    aaaaaaa que dificil.....a encontrar respuestas y recuperar el tiempo perdido

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...