Volver a Amarte- Capítulo 16



Heechul echó la cabeza hacia atrás, golpeándose con la pared. Siwon detuvo las caricias de
su mano y separó los labios de su cuello. El silencio se prolongó durante unos largos
segundos, tras los cuales acabó apoyando la cabeza contra su hombro y le soltó la pierna.
Después, apoyó las manos en la pared, a ambos lados de su cabeza.

Heechul no quería que el momento acabara. No quería enfrentarse a la realidad. Acarició su sedoso pelo en un intento por no ponerle fin a lo que estaba pasando.

—¿Heechul? —Donghae llamó una vez más.

—Contéstale —susurró Siwon. Heechul tragó saliva y se esforzó por respirar.

—Sí... yo... ahora salgo.


—Vale —replicó Donghae.

 —¡Por Dios! —exclamó Siwon—. Tengo la impresión de que he vuelto a los veintidós y de que tus padres nos acaban de pillar con las manos en la masa.

—¿Nos pasó eso?

—Más de una vez.

—Genial. Ahora lo tendré presente cuando los vea.

Siwon tenía los labios casi pegados a su piel y al sentir el movimiento de su torso y el roce de su aliento comprendió que se estaba riendo. Verlo así le gustó. Le provocó un sentimiento tierno. Y avivó el deseo de estar con él en contra de todo pronóstico.

Sin embargo, él se apartó antes de que pudiera hacer nada. Su ausencia lo devolvió a la realidad y el deseo se enfrió de golpe.

—Siwon...

Él se detuvo a medio camino del baño y levantó las manos para indicarle que él tampoco había recuperado el control.

—Creo que tus padres no tienen por qué verme así.

Si su expresión no hubiera sido fría y reservada otra vez, Heechul se habría echado a reír. Como no era el caso, cerró los ojos mientras él entraba en el cuarto de baño. El dormitorio se le antojó demasiado grande de repente, demasiado frío. Siwon acababa de protegerse de nuevo tras sus defensas.

¿De verdad había estado a punto de hacer el amor con Choi Siwon después de lo mal que lo había tratado? Dio un respingo. No, hacer el amor implicaría un sentimiento tierno, algo mucho más íntimo. Lo que había estado a punto de hacer era permitirle que se lo tirara contra la pared mientras sus empleados lo esperaban al otro lado de la puerta.

«Bien hecho, Heechul. Menos mal que no ibas a dejarte arrastrar por la atracción que sientes por él», se recriminó.

Hizo lo que pudo para recomponer su apariencia. Se peinó con los dedos, intentó arreglarse y se abrochó la camisa. Tras alisarse el pantalón, se miró por última vez al espejo.

Tenía el pelo hecho un desastre y tenía la terrible sospecha de que a Donghae le bastaría con mirarlo una vez para adivinar lo que había pasado en el dormitorio mientras él y el resto de los abogados esperaban al otro lado de la puerta.

¿Era imbécil o qué?

Sí, eso parecía.

Se pasó las manos por la cara, deseando poder borrar la estupidez que había cometido. Por desgracia para él, el gesto solo logró recordarle lo sensible que tenía la piel después de los besos de Siwon.

Era muy consciente de su reputación de jugador y cabrón insensible. ¿No acababa de demostrárselo?

Se pasó una mano por el pelo por última vez y levantó la barbilla. Lo importante de todo ese asunto era que «había estado a punto de», pero no había llegado al final. Puesto que ya había recuperado el control, se encargaría de que nadie diera por supuesto algo que no había sucedido. El destino le había evitado cometer un error en esa ocasión. La próxima vez tendría más cuidado y estaría mejor preparado para resistir su ataque.

«¡Imbécil!», se reprendió. No habría una próxima vez. No pensaba convertirse en una de las conquistas de Choi Siwon, aunque fuera su esposo.



Heechul se equivocó al suponer que tendría que evitar la mirada curiosa de Donghae. Cuando salió a la sala de estar de la suite, Hyukjae estaba apoyado en la barra del bar, solo. Su hermano levantó la cabeza al verlo, echando chispas por los ojos, algo que nunca había visto antes.

—¿Qué diablos ha pasado?

Genial. Eso era justo lo que necesitaba en ese momento. Menos mal que los abogados se habían largado y que sus padres no estaban por ninguna parte.

Heechul levantó las manos para evitar que entrara en el dormitorio.

—Hyukjae, déjalo correr. Ya he tenido que lidiar con un tipo furioso, no puedo enfrentarme a otro.

—Se está comportando como un estúpido, ¿verdad? Oímos la conferencia de prensa de camino al hotel, pero eso no le da derecho a tratarte de esta manera.

—Puedo arreglármelas con Siwon. Yo también tengo carácter. ¿Dónde están tus... mis... nuestros padres?

—Donghae se los llevó a la otra habitación para que no tuvieran que escuchar la Tercera Guerra Mundial.

Heechul cerró los ojos. Genial. Sencillamente genial. La primera impresión que se llevarían de él sería gritándole a su marido.

—Has estado estupendo —dijo él en voz baja—. En parte, por eso se ha cabreado tanto Siwon. Tenías a los periodistas en la palma de la mano.

Contuvo una carcajada amarga.

—¿En serio? Pues no es lo que Siwon me ha dado a entender.

La puerta se abrió a su espalda y sintió la presencia de Siwon en la habitación.
Hyukjae lo fulminó con la mirada.

—¿Se te ha pasado el berrinche?

—Déjame en paz.

Hyukjae dio un paso hacia él.

—Antes te daré una patada en el culo. Te estás comportando como un imbécil integral y lo sabes.

—¿Quieres darme un puñetazo? —masculló Siwon al tiempo que extendía los brazos en señal de invitación—. Vamos, no eres el primer Lee que quiere hacerlo hoy.

Heechul se interpuso entre los dos.

—Ya vale. Si creen que un combate de boxeo va a arreglar la situación, están tontos. ¿Qué les pasa que creen que se sentirán mejor con unos cuantos puñetazos?

Siwon lo miró y, de repente, se puso blanco.

—Estás sangrando.

—¿Qué? —Heechul se llevó una mano a los labios—. solo me sangra la nariz.

Echó la cabeza hacia atrás y aceptó los pañuelos de papel que le dio Hyukjae para presionarse la nariz.

La puerta que había al otro lado de la habitación se abrió. Siwon lo cogió de la mano y tiró de él hacia el dormitorio.

—Ven para que te limpiemos antes de que te vean. Hyukjae, entretenlos... ¿quieres?

Hyukjae frunció el ceño, pero asintió con la cabeza y fue hacia la puerta.

Siwon sentó a Heechul en la encimera de mármol que había en el cuarto de baño del dormitorio principal. Le dio pañuelos limpios mientras él se pellizcaba el puente de la nariz para detener la hemorragia.

—No pongas esa cara —intentó bromear—. No es nada del otro mundo. Me pasa muy a menudo.

—¿En serio? —Siwon cogió los pañuelos ensangrentados, hizo una mueca y le dio más.

—Sí, normalmente cuando estoy estresado. Y creo que este día se podría clasificar de estresante.

Siwon apoyó las manos en la encimera, una a cada lado de sus muslos.

—Lo siento. Me he pasado de la raya al gritarte antes. No estoy enfadado contigo. Solo estoy frustrado por toda la situación. Y que la prensa se nos lance al cuello... Me cabrea. No debería haberme desahogado contigo.

Heechul lo miró por encima del montón de pañuelos de papel que tenía presionados contra la cara.

—¿Hablabas en serio cuando has dicho que todo es culpa mía?

—No. Por si no te has dado cuenta todavía, tengo bastante genio.

—¿Siempre has sido así?

Él le quitó los pañuelos y le examinó la nariz.

—No. Sé que no te lo vas a creer, pero era bastante tranquilo cuando nos casamos. No soy la misma persona de antes.

Heechul le rozó los dedos cuando él levantó una toalla con la que limpiarle la sangre del labio.

—Yo tampoco lo soy, Siwon.

Él se quedó quieto y lo miró a los ojos, unos ojos que parecían ver una parte de él que nadie más podía alcanzar. Tuvo la sensación de que se abría un agujero bajo sus pies, sintió que el corazón se le aceleraba, que la piel le ardía con la enloquecedora necesidad de que lo tocara, de que solo lo tocara él.

A esa distancia, podía entender por qué se sentían atraídos por él. Por fuera era duro y rudo, de aspecto inalcanzable. Pero bajo esa fachada había algo dulce y tierno que pugnaba por salir a la superficie. Seguramente, más de uno había intentado romper el hielo exterior para liberar al hombre apasionado. ¿Era posible?

Cuando lo tocaba y recordaba sus besos y las caricias casi frenéticas de sus manos, casi se convencía de que era posible. Pero cada vez que sus ojos cambiaban y lo miraba con la expresión fría por la que era tan famoso, ya no estaba tan seguro. Si había ternura en el interior de Choi Siwon, estaba muy bien escondida. Y no estaba seguro de que alguien, mucho menos él, pudiera encontrarla algún día.

Rompió la conexión que sabía que él estaba sintiendo y apartó la mirada.
Siwon le pasó la toalla por última vez sobre la piel.

—Creo que ya estás mejor.

Hizo ademán de alejarse de él, pero Siwon le atrapó la barbilla y le levantó la cara para que lo mirase.

—Siento lo que te he dicho, pero no me arrepiento de lo que sucedió después. Llevo dos semanas muriéndome por tocarte. No ha sido ni el mejor sitio ni el mejor momento, algo que lamento, pero no siento todo lo demás.

La determinación brillaba en sus ojos. Y tras eso, un atisbo de dulzura, de la ternura que sabía que existía.

—La próxima vez —siguió— no nos interrumpirán.

—¿Estás seguro de que habrá una próxima vez?

En sus labios apareció una sonrisa burlona. Una sonrisa sensual e hipnótica. Por Dios, qué guapo era. Demasiado guapo. Iba listo si alguna vez le regalaba el efecto total de su sonrisa.

—Totalmente.

Se bajó de la encimera. Tenía que tranquilizarse. No pensaba dejar que él le manipulase.

—No soy uno de tus muñequitos descerebrados, Siwon. A pesar de lo que acaba de pasar, ese no es mi estilo.

Siwon lo pegó a él antes de que pudiera alejarse. La rapidez del movimiento lo tomó por sorpresa, de modo que se encontró pegado a su cuerpo, desde las rodillas hasta el pecho, notando cada músculo y cada plano de Siwon. Le colocó las manos en los bíceps, pero cuando sus labios le rozaron la sien, se quedó quieta y dejó de intentar alejarse.

—Los muñequitos descerebrados no me interesan.

Fue un momento tan tierno, tan impropio de él, que Heechul no supo cómo reaccionar. Titubeó mientras intentaba resistirse a la atracción.

Perdió la batalla cuando el corazón le dio un vuelco.

Siwon no intentó besarlo no hizo ademán alguno, se limitó a abrazarlo con fuerza mientras le frotaba la espalda como si lo necesitara. Como si necesitara el contacto, la conexión. Como si lo necesitara a él.

¡Ay, Dios! Esa tierna caricia causó más daño que sus palabras en el dormitorio.

Cerró los ojos con fuerza mientras luchaba contra el deseo que crecía en su interior una vez más. La piel le ardía por el aliento de Siwon. El deseo le formaba un nudo en las entrañas.
El anhelo y la necesidad corrían por sus venas de tal manera que ya no distinguía una cosa de la otra.

—¿Vas a contarme lo de la excursión a la que vas con Donghae esta noche? —le preguntó él contra el pelo.

—¿Quién te lo ha dicho?

—Hyukjae.

Heechul frunció los labios al tiempo que se zafaba de sus brazos, agradecido porque él hubiera cambiado de tema y hubiera podido alejarse antes de cometer una tontería. Como tirarlo al suelo y devorarlo.

—Qué raro.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—Siwon, no puede decirse que hayamos estado muy comunicativos.

—Pues ahora sí. ¿De verdad es importante para ti?

—¿No quieres saber qué pasó?

—Sí, claro que quiero. Pero no me interesa si nos va a crear más complicaciones de las que ya tenemos.

Suspiró al escucharlo.

—Tengo que saberlo. He perdido cinco años de una vida que no sabía que tenía. Alguien ahí fuera sabe algo.

—Bien —repuso él tras varios segundos—. Te acompaño.

—No necesito que me lleves de la manita.

La irritación brilló en los ojos de Siwon.

—Esto también cambió mi vida. Te acompaño.

No iba a tomar el control. No se lo permitiría. Pero si quería acompañarlo, tampoco se lo impediría. Además, tenía razón. Merecía respuestas tanto como él. Asintió con la cabeza.

—Bien.

El alivio se reflejó en la cara de Siwon. Un alivio que le sorprendió.  ¿Creía que se opondría? Sus cambios de humor le resultaban desconcertantes.

—Ahora que ya hemos aclarado el tema, ¿por qué no vamos a ver a tus padres?

Heechul miró la puerta. Dio un respingo al darse cuenta de lo que le esperaba. La prensa era una cosa. ¿Sus padres? Se llevó una mano al estómago en un intento por detener las náuseas.

—Ahora mismo creo que prefiero cortarme las venas.

Siwon le cogió la mano, se llevó su muñeca a los labios y le dio un tierno beso, justo sobre la vena.

—¿Y dejar cicatrices en estas muñecas perfectas? Jamás.

Ese sensual beso le puso los nervios a flor de piel otra vez. Y la conexión que sintió antes cobró vida de repente.

—Vamos.

Cuando él le dio un tirón de la mano, titubeó.

—Creía... creía que no querías involucrarte en esto.

—¿Cuándo he dicho eso?

—Ayer, en casa de Hyukjae.

—Creo que han pasado muchas cosas entre ayer y hoy, ¿no te parece?

Su mirada estaba cargada de emociones. Unas emociones para las que no estaba seguro de sentirse preparado. Siwon lo confundía. Lo frustraba. Lo enfurecía. Y después, en un abrir y cerrar de ojos, lo obnubilaba.

Era un complicado rompecabezas que parecía no tener solución, y justo cuando creía haberlo calado, él se transformaba en algo que no se esperaba ni por asomo. No sabía si alguna vez podría seguirle el ritmo.

Lo asustaba. Lo irritaba.

Joder, y también lo hechizaba.

Como no tenía alternativa, lo siguió a la sala de estar para encontrarse, cara a cara, con sus padres.



—Es la estupidez más grande del mundo. —Hyukjae tenía las manos en el volante de su Land Rover mientras escudriñaba el aparcamiento en penumbra.

Siwon lo miró desde el asiento trasero.  Con un poco de suerte, Jungwoo ya estaría en la parte trasera del edificio.

Hyukjae tenía razón. Era una estupidez. Deberían haberse quedado con los padres de Jungwoo y cenar con los niños. Por más incómodo que fuera para él, era mucho más seguro que lo que estaban haciendo en ese momento.

—Tú solo tienes que conducir el coche durante la huida —dijo Donghae desde el asiento del copiloto—. Deja de quejarte. — Abrió la puerta. Siwon lo imitó—. Volveremos enseguida.

—La próxima vez me tocará hacer de espía —les gritó Hyukjae.

—¿Cuánto tiempo tenemos? —le preguntó Siwon mientras se dirigían a la puerta de entrada de la clínica. Un guardia de seguridad se encontraba junto a ella. Las cámaras de vídeo barrían el aparcamiento.

—El horario de visita acaba dentro de media hora. Me echarán entonces. ¿Tienes el carnet que mi amiga te consiguió esta mañana?

Siwon se dio unos golpecitos en el bolsillo.

—Lo tengo.

—No quiero tener que pagar la fianza de nadie esta noche — masculló Donghae.

Lo miró de reojo.

—No me creerás tan tonto como para dejarme coger, ¿verdad?

—Espero que no, Choi.

Donghae adoptó su sonrisa de abogado al entrar en el vestíbulo y acercarse al mostrador de recepción.

—Hemos venido a ver a Panda Jang. Soy un amigo de la familia.




2 comentarios:

  1. *^* jdjfjdjd ame este capítulo entre ellos hay mucho calor espero con ganas otro Capi *^*

    ResponderEliminar
  2. Que desilución......o sea...no,ya no hay capitulo seguido que leer T^T
    Ay Hae,no sé si agradecertelo o qué....es evidente que ese no era el momento ni el lugar,pero vamos,que tampoco es para que se cortara así.....¬¬
    lo bueno es que siwon nos promete una segunda vez sin interupciones.....jojojojoj
    Ay que bonito,ya no solo es Hee con ayuda de su abogado buscando información,es He,acompañado de su abogado,hermano y marido,eso es bonito *0*,todos necesitamos saber qué fue lo que paso y lo que esta pasando

    ResponderEliminar

yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...