Volver a Amarte- Capítulo 15




La parpadeante luz del televisor atrajo la atención de Heechul. Nadie parecía prestarle atención, así que se acercó para apagarlo. Sin embargo, se detuvo cuando estaba a punto de hacerlo porque escuchó que el reportero mencionaba el nombre de Siwon. Acto seguido vio su cara en la pantalla. Y contuvo el aliento.

Siwon se acercó al instante. El reportero se encontraba en la puerta del edificio de la empresa de Siwon, en el centro de la ciudad.

—El Canal Dos de Noticias ha descubierto recientemente que Choi Siwon, el magnate farmacéutico cuyo esposo murió hace cinco años en un accidente de avión, ha recibido unas noticias sorprendentes esta misma semana.

 …Es posible que su esposo siga con vida. Nuestras fuentes nos han confirmado que este joven, Choi Heechul, ha accedido a realizarse pruebas de ADN para verificar las sospechas y confirmar que se trata del esposo de Choi. Alguien cercano al señor Choi afirma que sufre una extraña forma de amnesia que ha borrado su memoria a largo plazo, un detalle que añade una dimensión aún más asombrosa al descubrimiento. Choi, a quien vemos en este vídeo asistiendo al Baile del Gobernador el pasado otoño, y sus abogados no han hecho declaración alguna todavía, pero nuestras fuentes nos han confirmado que es bastante posible que el joven Kim sea Choi Jungwoo. Choi Siwon, el director general de SmCorp Pharmaceuticals, no ha hablado jamás en público sobre su difunto esposo. Su empresa se ha visto implicada en varias fusiones muy controvertidas y...


—Putos periodistas... —Siwon apagó el televisor y se marchó al despacho de Hyukjae.

Heechul se dejó caer en el sofá y se cubrió la cara con las manos. Aunque le temblaban los dedos, intentó masajearse la cabeza en un intento por detener el palpitante dolor que amenazaba con abrumarlo. Solo les faltaba que la prensa aireara la historia, por si no tenían bastante con lo complicada que era de por sí la situación.

Donghae se llevó a los niños al patio y después se sentó a su lado. Hyukjae siguió a Siwon hasta su despacho.

—Dime algo, pececito —dijo Heechul.

—Bueno, antes debo escuchar lo que dice el departamento de relaciones públicas de Siwon, pero creo que tendrán que hacer una declaración conjunta. Es la única forma de que nos quitemos a la prensa de encima. Es muy probable que hayan rodeado tu casa y la de Siwon. Creo que te has librado porque estás aquí. De momento, no te han encontrado, pero lo harán.

—Genial. —Se levantó del sofá y fue a la oficina de Hyukjae.

Siwon estaba paseando de un lado para otro con el teléfono pegado a la oreja. Hyukjae se encontraba en un rincón de la estancia, escuchando la conversación con los brazos en jarras.

Heechul sintió un escalofrío. Si Siwon estaba frustrado y furioso con él antes, no tenía forma de describir lo que veía en su cara en ese momento. Su voz era gélida; su expresión, feroz y tensa, y quienquiera que fuese su interlocutor, que suponía que sería uno de sus abogados, había acabado siendo el blanco de su ira.

—Me importa una mierda lo que quieran —lo oyó decir—. Mi vida personal es asunto mío y punto. Nunca he hablado de él en público y no pienso empezar a hacerlo ahora, joder.

Heechul lo escuchó acabar la conversación de esa manera, pero a juzgar por su elección de vocabulario no estaba muy contento. Cuando acabó de hablar, arrojó el teléfono inalámbrico a la mesa, se sentó en el sillón de cuero de Hyukjae y cerró los ojos tras echar la cabeza hacia atrás.

—¿Qué quieres hacer?

La pregunta iba dirigida a Heechul, que miró a Donghae antes de volver a mirar la
expresión desabrida de Siwon.

—¿Y si pasamos de ellos?

—Nos perseguirán hasta que claudiquemos.

Heechul se percató de que Donghae asentía con la cabeza.

—Así que es mejor que los enfrentemos directamente.

Siwon le dirigió una mirada acerada.

—No quiero que mi vida privada aparezca en la portada de Dispatch.

—Siwon —terció Donghae, interviniendo por primera vez—, no creo que ahora mismo tengas más alternativa. O les damos algo para que lo publiquen o harán todo lo posible para inventarse algo mucho peor. Entiendo que quieras proteger tu intimidad, pero ahora mismo debemos elegir el mal menor.

Siwon desvió su gélida mirada hacia Donghae.

—Odio a la puta prensa —dijo.

Donghae sonrió al escucharlo.

—Estoy seguro de que el sentimiento es mutuo. —Le pasó un brazo a Heechul por la cintura—. Creo que necesitamos trazar un plan de ataque. Dejaremos muy claro que los niños quedan fuera de todo esto. Harán una declaración conjunta y actuarán como si entre ustedes existiera una relación cordial. —Miró a Siwon con escepticismo—. Y después, responderán a unas cuantas preguntas. Todo acabará en cuestión de minutos.

Siwon resopló.

—Y usted, señor multimillonario —siguió Donghae—, se comportará de forma educada y elegante. La prensa destrozará a Heechul si no lo haces. Sé que hasta ahora te ha funcionado, pero debes pensar en los demás. Esta vez la prensa no está interesada en tus negocios, sino en tu familia. Las reglas del juego son distintas.



Ni siquiera una lluvia torrencial mantuvo alejada a la prensa. Heechul miró por la ventana de la suite del hotel, mientras la lluvia azotaba la ciudad. El día era oscuro y deprimente, como su estado de ánimo.

Le dio la espalda a la lluvia e intentó concentrarse de nuevo en lo que estaba a punto de suceder; sin embargo, cada vez que miraba a Siwon, se sorprendía por la imagen que este había creado. Rodeado por un grupo compuesto por varios hombres y una mujer, parecía el influyente magnate que era. Llevaba un traje impecable de color azul marino, una prístina camisa blanca y una corbata azul. Vestido de esa forma y en el entorno lujoso que los rodeaba, le resultaba fácil entender por qué intimidaba a la gente.

Le habría encantado que Donghae estuviera con él, pero había bajado para lidiar con la prensa. Al ver que Siwon pasaba de él mientras hablaba con su equipo de abogados, la ansiedad de Heechul se multiplicó. Aunque había presenciado lo furioso que se había puesto el día anterior cuando saltó la noticia, Siwon debería ser consciente de que para él era una situación inusual. ¿Sería mucho pedir que ese hombre le demostrara un poquito de compasión?

Uno de los miembros del equipo de Siwon asomó la cabeza por la puerta.

—Es la hora, señor Choi.

Heechul sintió un nudo en el estómago. «Allá vamos», se dijo. Bajó los brazos y se enderezó la chaqueta, preguntándose cómo era posible que su vida se hubiera complicado de esa forma. Antes de que pudiera dar un paso hacia la puerta, la única mujer que formaba parte del grupo de Siwon se acercó a él.

—Señor Kim, soy Tiffany Hwang, vicepresidenta del departamento de relaciones públicas de SmCorp. Siwon me ha puesto al tanto de todo. Soy consciente de que todo esto es difícil de asimilar ahora mismo, pero si SmCorp puede facilitarle en algo las cosas, por favor, háganoslo saber.

Heechul estaba a punto de replicarle, pero Tiffany se alejó y salió al pasillo con el resto del equipo de Siwon. Era evidente que no le gustaba conversar. El discursito que le había soltado parecía ensayado.

Heechul se volvió cuando Siwon se colocó a su lado.

—¿Listo? —le preguntó.

Él asintió con la cabeza y tragó saliva para deshacer el nudo que tenía en la garganta.
Siwon se mantuvo a su lado mientras enfilaban el pasillo con el rostro impasible. Por primera vez desde que lo conoció, Heechul deseó con desesperación que le dijera algo, cualquier cosa. Incluso un grito sería mejor que ese silencio.

Bajaron en el ascensor sin hablar. Nadie, ni un solo miembro de su equipo, habló. Cuando llegaron a la planta baja y se abrió la puerta, la prensa cayó sobre ellos como un enjambre, asaltándolos con los flashes de las cámaras y con sus preguntas formuladas a gritos.

Siwon lo tomó del codo y lo guio hasta el salón de conferencias. Caminaba con los micrófonos y las cámaras de televisión pegadas a la cara, cegados por las luces. Por primera vez, Heechul captó lo que era la imagen pública de Siwon, lo frustrante que debía de ser encontrarse siempre expuesto al escrutinio público.

No le gustó. Y no quería eso en su vida. En el extremo opuesto de la estancia, había una larga mesa y un estrado con un gran número de micrófonos. El equipo de abogados de Siwon se dirigió hacia los micrófonos, donde ya los esperaba Donghae. Heechul y Siwon subieron tras ellos.

Donghae se inclinó hacia él.

—¿Estás bien?

Heechul asintió con la cabeza, aunque en realidad tenía ganas de vomitar.

Tiffany Hwang habló en primer lugar, silenciando a los cincuenta o sesenta reporteros congregados en el salón.

—Buenos días —dijo con una voz firme y segura—. Soy Tiffany Hwang, vicepresidenta del departamento de relaciones públicas de SmCorp. Me gustaría establecer unas cuantas reglas antes de empezar. El señor Choi y el señor Kim me han pedido que lea un comunicado, durante el cual no se admitirán preguntas. Después, el señor Choi y el señor Kim han accedido a participar en un turno de preguntas y respuestas. —Se puso las gafas y clavó la vista en el papel, donde estaba redactada la declaración—. Hace cinco años, el  sismólogo Choi Jungwoo, esposo del señor Choi con quien llevaba siete años casado, embarcó en el vuelo 102 con destino a Japón. —Lo que siguió fue una breve descripción de los acontecimientos que los habían llevado a todos hasta ese momento.

Tiffany leyó la declaración sin perder la compostura en ningún momento. Mantuvo la mirada firme sin detenerse más de la cuenta en una cara en concreto y sin demostrar la menor emoción. Los periodistas la escucharon con interés, tomando notas, pendientes de sus palabras. Tiffany levantó la visita cuando acabó, tras lo cual se alejó del atril y dejó que Heechul y Siwon se acercaran a los micrófonos. Heechul sintió que la tensión se apoderaba de él, pero sonrió como pudo cuando las cámaras lo enfocaron.

—Buenos días —dijo Siwon—. De haber sabido que esto iba a convertirse en un circo, habríamos contratado a un payaso para que amenizara el momento. —Esbozó una sonrisa hipnótica, una que Heechul no le había visto jamás, y varios periodistas se rieron—. Lamentablemente —siguió, y se puso serio—, la situación no tiene nada de graciosa. Creo que no necesito decir que nos encontramos tan asombrados con los recientes acontecimientos como lo están ustedes. Después de que esta conferencia de prensa acabe, ni el señor Kim ni yo responderemos preguntas relacionadas con nuestra vida privada. Les agradezco su cooperación y les pido que respeten la intimidad que necesitamos para lidiar con esta situación en privado.

Tan pronto como guardó silencio, los periodistas levantaron los brazos, que fueron seguidos por sus voces en un intento por hacerse escuchar sobre los demás. Siwon señaló a uno de los reporteros y esperó.

—¿Puede decirnos quién reconoció al señor Kimr? — preguntó el hombre.

—Sí, claro. Fue Park Donghae, un abogado que reside aquí en la ciudad.

—Señor Kim —dijo otro periodista—, ¿podría explicarnos cómo se ha visto afectada su memoria desde el accidente?

—Puedo intentarlo —respondió Heechul con una sonrisa—. No puedo recordar mi vida anterior al momento en el que me desperté del coma. Mi memoria no guarda recuerdos anteriores a hace dieciocho meses.

Las manos se alzaron por todo el salón de conferencias y Heechul señaló a una chica pelirroja.

—Señor Kim, ¿cómo acabó usted en Gangwon?

—Si supiera la respuesta a esa pregunta, no estaríamos aquí ahora mismo, ¿no le parece?

Sonrió y señaló a otro periodista.

—Señor Kim —dijo un hombre calvo que llevaba unas gafas de cristales gruesos—, ¿reconoció al señor Choi cuando lo vio?

—No. He visto cientos de fotos del señor Choi, su reputación es legendaria, pero no lo reconocí.

—Señor Kim —intervino otro con una sonrisa—, ¿qué opina de la consabida fama de implacable de la que goza el señor Choi?

Por motivos que se le escapaban, la prensa parecía estar centrándose en él. Heechul intentó mantener una apariencia serena, aunque por dentro tenía un millar de mariposas en el estómago. Mientras se esforzaba por sonreír, contestó:

—El señor Choi aparenta ser un hombre de negocios calculador, pero les aseguro que es humano como todos los demás.

Su respuesta hizo que los asistentes estallaran en carcajadas y que Siwon enarcara las cejas.
Heechul señaló a otro hombre.

—Señor Choi —dijo ese—, ¿qué se siente al ver de nuevo a su esposo tras cinco años y que él no lo reconozca?

Siwon pasó de la pregunta y, en cambio, señaló a una chica rubia sentada en primera fila. Heechul cambió de postura, consciente de la tensión que irradiaba Siwon.

—Señor Kim —dijo la periodista—, ¿cuáles son sus intenciones en este momento?

—En este momento solo quiero volver a conocer a mi familia. Espero que la prensa nos conceda el tiempo y la intimidad necesarios para lograrlo.

Heechul señaló a un periodista sentado en la tercera fila.

—Señor Choi, ¿cuál fue su reacción cuando vio por primera vez a su esposo?

—Asombro. —Siwon señaló a otro, poniendo de manifiesto que no pensaba ahondar en la respuesta ni dar más explicaciones.

—Señor Kim —dijo el hombre—, ¿cómo reaccionó el señor Choi cuando descubrió que usted había vuelto a casarse?

¿Cómo habían descubierto ese detalle? En la declaración que había leído Tiffany Hwang no habían ofrecido el menor detalle sobre Mithra ni sobre su matrimonio. Heechul vio con el rabillo del ojo que Siwon apretaba los dientes. Era la primera vez desde que comenzaron que Siwon dejaba entrever sus emociones.

—Otra pregunta —terció Siwon antes de que él pudiera responder.

—Señor Kim —dijo otro periodista—, ¿le ha solicitado el divorcio al señor Choi?

Heechul vio que Siwon apretaba los dientes de nuevo y se apresuró a responder antes de que él perdiera los estribos.

—De momento, nos limitamos a intentar asimilar la información, no hemos tomado decisión alguna sobre el futuro. —Señaló a otro periodista.

—Señor Kim, tenemos entendido que tiene usted un hijo. ¿Han verificado los análisis de ADN que el señor Choi es su padre?

—No vamos a hablar de los niños —intervino Siwon antes de que Heechul pudiera responder—. Cualquiera que se atreva a poner en tela de juicio algún tema relacionado con nuestros hijos se las verá personalmente conmigo.

Heechul sintió que la paciencia de Siwon se agotaba.

—Una pregunta más —dijo al tiempo que señalaba a un hombre calvo sentado en la cuarta fila.

—Señor Choi, teniendo en cuenta que en Seúl se establecen bienes gananciales en el matrimonio, ¿qué acciones ha emprendido para evitar que el señor Kim y su abogado soliciten el divorcio e intenten arrebatarle la mitad de sus bienes? A estas alturas, se da por hecho que eso es lo que va a suceder. ¿No le resulta un poco curioso que haya esperado a hacer su aparición cuando su empresa ha llegado a lo más alto? —El periodista hablaba con un claro deje sarcástico que puso de manifiesto su deseo de ver derrotado a Siwon Choi.

—Le recuerdo amablemente que está hablando de mi esposo —le soltó Siwon antes de que Heechul pudiera intervenir para descartar la pregunta—. Me importa una mierda las conclusiones que usted saque sobre la situación. La libertad de prensa no le da derecho a inmiscuirse en mi vida privada. La conferencia ha terminado. —Se alejó del micrófono, agarró a Heechul de la mano y lo instó a salir del salón de conferencias tras él.

El asistente de Siwon los estaba esperando en el ascensor con la puerta abierta cuando salieron al vestíbulo. Siwon le soltó la mano en cuanto la puerta se cerró tras ellos. El tic nervioso que había aparecido en su mentón parecía tener vida propia.

Heechul tragó saliva, ya que no sabía qué hacer ni qué decir. Cuando la puerta del ascensor se abrió, Siwon se dio un tirón de la corbata y se desabrochó el cuello de la camisa.

Después de arrojar la chaqueta en el respaldo del sofá se marchó al dormitorio adyacente. Heechul soltó un hondo suspiro y cerró los ojos cuando escuchó que cerraba con un portazo.

La conferencia no podía haber ido peor. Se moría por ver los periódicos del día siguiente.
La puerta se abrió detrás de él y entró una marea de hombres trajeados. Tiffany Hwang se acercó, se quitó las gafas y se pellizcó el puente de la nariz.

—Bueno —dijo con un suspiro—, ha ido genial. No sé para qué nos molestamos en darle instrucciones a Siwon.

Hablar con la vicepresidenta de lo que fuera de la compañía de Siwon no estaba en la lista de prioridades de Heechul en ese momento. De modo que se alejó en dirección al dormitorio.

—Yo me lo pensaría mejor, señor Kim —le advirtió Tiffany al tiempo que se sentaba en un taburete y aceptaba la copa que le ofrecía uno de los hombres de su equipo—. Es mejor que le dé tiempo para que se calme.

—Y una mierda. —Heechul abrió la puerta empujándola con una cadera. Se cerró de golpe en cuanto entró.

Siwon estaba en el otro extremo de la estancia, con una mano apoyada en el marco de la ventana y la vista clavada en el diluvio que caía sobre la ciudad.

—Siwon, lo tuyo con la prensa es muy fuerte. Ahora entiendo por qué te quieren tanto.

—Lárgate. No estoy de humor.

Heechul dejó escapar un sonido a caballo entre una carcajada y un grito.

—No me importa que no estés de humor. No eras el único presente en el salón de ahí abajo y si alguien debería estar molesto, soy yo. Que yo sepa, nadie ha puesto en tela de juicio tu moral ni tus intenciones. A mí me han descrito como un buscon cazafortunas que ha aparecido en tu puerta en busca de tu dinero.

Al ver que Siwon no hablaba, Heechul se adentró en la estancia, un poco preocupado por la posibilidad de que se hubiera tragado en parte semejante tontería.

—Mírame mientras te hablo. Tengo derecho a verte la cara cuando discutimos.

Él se volvió. La furia que vio en sus ojos y en la vena que tenía hinchada en la sien le indicó que había llegado al límite.

—No tienes derecho alguno en lo que a mí respecta. ¡Renunciaste a tus derechos cuando te largaste hace cinco años!

—¿Qué quiere decir eso? ¿Ahora soy yo el culpable de todo este lio?

—Siempre fuiste demasiado independiente. Te pedí que no hicieras ese ridículo viaje, pero no me hiciste caso. Tenías que hacer lo que te daba la gana, como siempre, y ahora mira lo que tenemos encima.

Heechul entornó los ojos.

—Menudo hijo de puta. ¿Cómo te atreves a decirme eso, a echarme en cara algo que ni siquiera recuerdo? Tal como tú mismo me recordaste ayer, soy tu esposo, no un peón insignificante que puedas manejar como quieras y al que puedas tratar como si fuera un despojo.

Se dio media vuelta para marcharse, pero él atravesó el dormitorio, lo agarró de un brazo y lo obligó a volverse antes de que pudiera salir.

—¿Mi esposo? Esa es buena. Ayer no querías ni oír nada del tema y ahora que te conviene, ahora que puedes usarlo, vas y me lo echas en cara, ¿no?

—Quítame las manos de encima.

—¿O qué? —Lo pegó contra la pared—. Si eres mi esposo, ¿no tengo derecho a tocarte? ¿O es que eres tú el único con derechos? Ahí abajo hay un montón de reporteros, ¿por qué no bajas a decirles lo imbécil que soy? Están buscando algo más para publicar sobre mí.

El calor que irradiaban sus manos le abrasaba la piel de los brazos, por debajo de la chaqueta. En sus ojos brillaba un fuego aterrador, algo peligroso. Heechul sintió que se le aceleraba el pulso y sus sentidos cobraron vida en cuanto captó el olor almizcleño de su colonia.

Los hombres arrogantes y dominantes no le gustaban. En absoluto. Nada de nada.
Así que ¿por qué le latía el corazón como si estuviera a punto de salírsele del pecho?

—Suéltame —dijo con toda la calma de la que fue capaz.

Siwon apretó los dientes y atrapó su mirada. Los segundos pasaron lentamente y durante el silencio que se produjo, la emoción que había experimentado en el parque surgió de nuevo entre ellos, desterrando el enfado de Heechul y provocándole un gran arrepentimiento.

—Joder. —Siwon lo soltó y se dio media vuelta.

Él lo aferró por un brazo.

—Siwon...

Cuando volvió a mirarlo, su expresión se había suavizado. Y algo en esa mirada le llegó a lo más hondo del alma. Una sensación para la que no estaba preparado y que ni siquiera esperaba.

—¡Joder! —repitió Siwon mientras le enterraba las manos en el pelo y lo acercaba para besarlo.

Esos labios sensuales se posaron sobre lo suyos. Su lengua, ardiente e implacable, se introdujo en su boca en cuanto él se lo permitió. Antes de darse cuenta de lo que hacía, Heechul levantó el otro brazo y lo aferró por los codos. El deseo se apoderó de él, se concentró en sus entrañas y se extendió por todo su cuerpo.

Siwon lo pegó a la pared y el cariz del beso cambió por completo. El contraste de texturas entre sus cuerpos le abrumó. Siwon era duro y firme, pero sus labios resultaban suaves y sensuales. El deseo se avivó, provocándole un escalofrío.

No quería apartarse de él. Ansiaba mucho más. Más caricias.

Más besos. Ansiaba sentir más el roce de su cuerpo pegado al suyo. Se echó a temblar cuando sintió que le acariciaba el pelo y bajaba las manos por sus hombros hasta detenerlas en la cintura. El roce de sus dedos, cada caricia de esas manos, le provocaba un escalofrío.

Sus deliciosos labios le recorrieron el mentón, arrancándole un gemido. Heechul le enterró las manos en el pelo, ansiosa por sentir el tacto de su cabello rubios en los dedos.
Después, echó la cabeza hacia atrás y le ofreció el cuello. El roce de sus labios al descender hizo que se estremeciera.

«Más, más, más», repetía su mente sin cesar.

Sentía un hormigueo en su entrepierna. Un dolor palpitante que necesitaba ser saciado. Y solo Siwon podía hacerlo. En ese momento él comenzó a desabrocharle la chaqueta y se la pasó por los hombros, aunque se la dejó a mitad de los brazos, inmovilizándola. Los botones de su camisa fueron abriéndose uno a uno. 

Siwon se apartó lo justo para contemplarlo y soltó un gemido. Un gemido de deseo. Mientras lo observaba, Heechul sintió un hormigueo en la piel y se le endurecieron los pezones en cuanto sus manos lo acariciaron, torturándolos y pellizcándolos.

Lo deseaba. Eso era justo lo que necesitaba. Cuando Siwon lo besó de nuevo, se entregó a él con ansia, devolviéndole las caricias con la lengua y gimiendo al sentir su dura erección contra el abdomen.

—Sentirte así es increíble — murmuró Siwon sin apartarse de sus labios al tiempo que le pellizcaba los pezones, provocándole una oleada de deseo—. Se me había olvidado tu sabor.

Heechul forcejó para liberar los brazos y cuando por fin lo consiguió, le sacó la camisa de los pantalones. Necesitaba tocarlo, ansiaba sentir su piel desnuda contra la suya.

—Más —susurró contra sus labios, besándolo una y otra vez.

El sentido común lo abandonó. Sintió que el fuego lo abrasaba cuando él le levantó una pierna, que se colocó en torno a una cadera, tras lo cual le abrió el pantalón para poder acariciarlo a placer.

No era suficiente. Heechul necesitaba sentir el roce de su piel, necesitaba su calor.
Siwon llevaba demasiada ropa. «¡Joder!», pensó. No podía desnudarlo tan rápido como quería. Forcejeó con su cinturón y después con el botón de sus pantalones mientras su boca lo devoraba y lo acariciaba por encima de sus boxer al tiempo que se frotaba contra él para que sintiera la palpitante erección que le había provocado. Una promesa de todo lo que Heechul quería y necesitaba. De todo lo que ansiaba, aunque hasta ese momento no era consciente de ello.

Alguien aporreó una puerta cercana.

Heechul levantó más la pierna, frotándose contra él. La fricción le provocó un intenso placer que le arrancó un gemido.

—¿Heechul? —Donghae lo llamó desde el otro lado de la puerta—. Hyukjae ha llegado con tus padres. ¿Va todo bien?

«No, mierda. No va nada bien. Lárgate.»

—Pasa de él —murmuró Siwon mientras le besaba en el mentón, en una oreja y después en el cuello al tiempo que introducía los dedos bajo sus boxer, acercándose allí donde más lo deseaba.

—¿Heechul? —Donghae volvió a llamar a la puerta.

«¡Joder!»



2 comentarios:

  1. ¬¬ que alguien no le enseño a ese pecesito que cuando dos están en una habitación llena de gemidos, no se molesta y menos con "llegaron tus padres"...eso no se vale!!!!
    me va a dar una hernia esperando tres días para ver que no van a seguir y van a quedar frustrados! ;___;

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  2. Eish....quien hbra sidola magnifica prsona que dio infornacion sobre la situación? O es que ese reportero sugue a siwon a sol y a sombra?
    porque no pudo ser sulli ...cierto

    Eish mas que a los reporteros,hee y siwon deben idiar a hae

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...