—¿Por qué no me
dejas que te toque?
—Porque tú
mismo dijiste que no sería una buena idea. Son tus reglas, cariño, no las mías.
—Yo no...
—¿No lo
entiendes? Ya. Lo sé. Voy a explicártelo. —Se pasó una mano por el pelo—. Si me
tocas, yo te toco. ¿Qué te parece?
—Ah —Donghae se
puso colorado y mantuvo las manos pegadas a las rodillas. La temperatura de la
cocina pareció subir diez grados de golpe mientras se miraban. El deseo
crepitaba entre ellos.
¿Qué tenía ese
hombre que lo atraía tanto? Porque no era solo su físico. Ni su absurdo sentido
del humor. Era algo más. Algo para lo que no estaba preparado.
Después de unos
larguísimos segundos, Hyukjae apartó la mirada y gruñó mientras se ponía en
pie. Era todo piernas y músculo.
—En fin, voy a
limpiar el desastre que he armado.
Donghae se
levantó y alargó un brazo para tocarlo.
—Hyukjae...
Él atrapó su
muñeca con tal rapidez que Donghae ni siquiera tuvo opción de apartarla. El
roce de sus dedos le abrasó, y cuando se volvió para mirarlo, vio que el deseo
ardía en sus ojos. Un deseo que le abrumó y que recorrió su cuerpo como si
fuera una corriente eléctrica.
—Vale, pececito,
voy a explicártelo. Estoy loco por ti. Como nunca lo he estado por nadie.
Jamás. Soy consciente de que eres el abogado de mi hermano. Soy consciente de
que esto puede suponer un conflicto de intereses para ti. Pero si me tocas otra
vez, se me olvidarán todos tus ridículos principios éticos y acabaré echándote
un polvo aquí mismo, en la cocina. No hará falta Viagra. Y te aseguro que tú
también disfrutarás. Los dos lo haremos.
Donghae se
quedó sin aire en los pulmones. El deseo era abrumador. Un deseo que no sentía
desde hacía años. La vida tan cuidadosa que se había esmerado por construir
desde que quedó viudo, parecía pender de un hilo.
—Hyukjae...
Vio que
aparecía un tic nervioso en su mentón.
—¿Qué?
—Bésame antes
de que se me ocurra decirte que no.
Lo obedeció tan
rápido que Donghae ni siquiera lo escuchó acercarse.
Las gotas de
agua se deslizaban por el cuerpo de Heechul. Las burbujas se acumulaban en
torno a sus pies.
Cerró los ojos
y aspiró el olor fresco y limpio del jabón, el mismo olor que acompañaba a Siwon,
el olor que había percibido la noche anterior cuando lo estrechó contra su
musculoso cuerpo.
Se volvió para
dejar que el agua le cayera en la cara. Se encontraba en el baño de la
habitación de invitados; y después de la noche que había pasado en vela, estaba
más agotado que el día anterior. ¿Habría dormido Siwon últimamente en la cama
que había usado esa noche? Porque estaba seguro de que la almohada olía a él.
Parecía percibir su olor hasta en las sábanas.
Se le
contrajeron los músculos del abdomen mientras se enjabonaba, imaginando que
eran sus manos las que lo acariciaban, que eran sus labios. Sintió un dolor
palpitante en su entrepierna. Un deseo arrollador.
Siwon le había
dicho que le deseaba, que se moría por tocarlo. Pero eso fue antes de que
descubrieran su historial médico en la clínica privada, antes de que él se
percatara del fondo de todo el asunto. Desde entonces, lo trataba con
delicadeza y mimo, pero se mantenía distante. Como si le asustara la
posibilidad de acercarse demasiado.
Se pasó las
manos por el pecho, acrecentando el deseo. Por algún motivo que se le escapaba,
no quería que Siwon se distanciara. Lo que quería era que lo acariciara como
había hecho antes. Que su boca lo devorara. Quería sentirlo muy adentro. El
deseo aumentó hasta un punto insoportable mientras lo imaginaba en la ducha con
él, mientras se imaginaba que recorría ese musculoso cuerpo con las manos. Con
la lengua.
Estaba en el
otro extremo del pasillo. Lo único que tenía que hacer era ir a su dormitorio y
pedirle que le acariciara. Tembloroso, apoyó las manos en la pared y se esforzó
por respirar. Técnicamente era su marido, ¿no? No sería pedirle demasiado.
El sentido
común se impuso y acabó atenuando el fuego que le consumía. Sí, era su marido,
pero no lo conocía. No de verdad, no en lo importante. Solo sabía que se sentía
muy atraído por un hombre que era casi un desconocido, con el que compartía un
vínculo que no comprendía. Solo sabía que lo deseaba con una pasión que jamás
había experimentado.
¿Se
solucionarían todos sus problemas si echaban un polvo? ¿Le ayudaría a recordar
una vida que de algún modo le parecía ajena? ¿Le ayudaría a comprender qué le
había pasado? ¿Ayudaría a Siwon a verlo como Heechul?
Esa era la
pregunta más importante.
No se le había
escapado que Siwon aún no lo había llamado así, que evitaba pronunciar su
nombre. Sabía que cuando lo miraba, él veía a Jungwoo. No veía a la persona en
la que se había convertido. ¿Eso cambiaría después de un polvo?
Probablemente
no. Pero...
¡Mmmm, sería
genial! Y así se libraría del deseo que sentía en ese momento y cada vez que lo
veía.
Alguien llamó a
la puerta de repente, sobresaltándolo. Cerró el grifo y se pasó una mano
temblorosa por el pelo a fin de escurrirse un poco el agua.
—Un momento.
—El café está
hecho —anunció Siwon desde el otro lado de la puerta—. Y el desayuno está casi
listo.
Estaba al otro
lado de la puerta, en su dormitorio. Solo tenía que quitar el pestillo y podría
estar a su lado. ¿Le habría leído el pensamiento?
Salió de la
ducha entre temblores, tomó una gruesa toalla se envolvió con ella. Respiró
hondo y se obligó a relajarse.
—Vale. Mmmm...
bajo ahora mismo.
—¿Necesitas
algo?
«Sí. A ti.
Ahora mismo», respondió para sus adentros.
Se tragó las
palabras antes de que pudiera pronunciarlas sin darse cuenta.
—No. Estoy
bien.
—No tardes
mucho.
Cuando sus
pasos se alejaron, Heechul se sentó en la tapa del inodoro. Una persona inteligente
reconocería que estaba coladito por él y saldría pitando de esa casa. Pero,
claro, él no iba a hacerlo. Iba a quedarse y a sufrir hasta que controlara por
completo esos arrebatos enloquecedores.
O hasta que se
lanzara sobre él. En cualquier caso, salía perdiendo.
Desterró esos
pensamientos de su cabeza y se vistió con unos vaqueros y una camiseta de manga
corta. Se puso un poco de maquillaje para disimular el cansancio de los ojos.
Al mirarse en el espejo, no pudo evitar fruncir el ceño. Tenía el pelo empapado
y alborotado, pero no quería perder tiempo secándoselo. Un café y una buena
dosis de realidad eran más importantes que tener la cabeza seca.
Al llegar a la
cocina, vio que Siwon estaba preparando algo en una sartén, de espaldas a él.
El deseo lo abrasó de nuevo, corriendo por sus venas mientras lo observaba.
Estaba descalzo y llevaba unos vaqueros holgados y desgastados, y una camiseta
azul claro que se ajustaba de forma maravillosa a sus tonificados hombros. Su
pelo seguía un poco húmedo después de la ducha, y él se moría de ganas por
enterrar los dedos en él como había hecho el día anterior.
¡Por Dios! Como
no se controlara, acabaría metido en un problema muy gordo.
Carraspeó
mientras entraba en la estancia.
—Huele bien. No
sabía que cocinabas.
Siwon se volvió
al escucharlo y en cuanto se miraron, la pasión hizo que saltaran chispas entre
ellos. Una pasión que, a juzgar por la mirada de Siwon, él también sentía.
Lo vio apartar
los ojos con rapidez, pero no antes de que el deseo le provocara de nuevo el
hormigueo en los pechos.
—Allí está el
café —le dijo él al tiempo que señalaba con la espátula.
Heechul se
sirvió una humante taza y aspiró el delicioso aroma. Rezó para que el café
saciara de alguna manera el ansia que sentía. Pero algo le dijo que solo podría
saciarle de una manera concreta.
Se volvió, se
apoyó en la encimera y observó a Siwon por encima del borde de la taza.
¡Dios, estaba
buenísimo! No era la primera vez que se asombraba por haber sido capaz de
conquistar a un hombre como Choi Siwon. Esos hombros, ese culo tan firme... era
incapaz de apartar los ojos de él. El día anterior sintió ese cuerpo pegado al
suyo. Saboreó esa boca con sus labios. Si no los hubieran interrumpido, habría
descubierto y explorado cada centímetro de él.
Su sangre se
convirtió en lava ardiente. El deseo se agolpó en su sexo.
Estaba
perdiendo el control. Necesitaba recordar cuál era su prioridad. Encontrar
respuestas. No echar un polvo salvaje y erótico con el hombre que tenía
enfrente.
Carraspeó y
bebió un sorbo de café.
—Está
buenísimo.
Siwon apagó el
fuego, se volvió y se acercó a él. Heechul alzó la vista, sorprendido y confuso
cuando le quitó la taza de las manos. Sus ojos le miraban con un brillo oscuro.
Con un brillo peligroso y... ¡sí, sensual!
Siwon le colocó
una mano en la nuca, tiró de él y lo besó en los labios.
Las piernas
amenazaron con fallarle mientras se aferraba a su camiseta como si le fuera la
vida en ello, separando los labios para acoger su lengua y poder acariciársela
y devolverle el beso con todas sus ganas.
«¡Sí, sí, sí,
por fin!», exclamó en silencio.
Sabía a menta y
a chocolate. Olía como el jabón que había usado en su cuerpo. Y sentirlo era el
paraíso. Subió las manos para poder acariciarle el pelo y enterró los dedos en
él. El beso se tornó voraz y enfebrecido. Siwon lo aferró por la cintura y lo
pegó a él, avivando el deseo. La posición hizo que sintiera su erección. Ya la
tenía muy dura.
—Anoche no
pegué ojo — murmuró él contra sus labios al tiempo que le hacía inclinar un
poco la cabeza hacia atrás para besarlo con más comodidad mientras le subía la
camiseta con la otra mano a fin de acariciarlo. Le pellizcó un pezón con la
fuerza suficiente para arrancarle un gemido. Pero no le dolió. Era maravilloso.
Fantástico—. Solo podía pensar en ti acostado en esa cama, desnudo. He estado
empalmado toda la noche.
—¿Ah, sí?
—logró preguntarle. Las noticias le emocionaron. Lo excitaron. Sintió que su
miembro despertaba. Lo besó con frenesí.
—Sí —gimió él,
besándolo una y otra vez. Lo soltó para levantarle la camiseta y se retiró un
poco a fin de mirarle. La vista lo hizo gemir y dicho gemido hizo que Heechul
sintiera un espasmo entre los muslos—. Eres precioso — susurró.
Heechul creyó
derretirse cuando una de sus manos le acarició un pezón, tras lo cual bajó la
cabeza para lamerlo.
El placer lo
atravesó. Dejó caer la cabeza hacia atrás y le acarició el pelo, apoyado contra
los armarios. Siwon siguió lamiéndolo, una y otra vez, arrancándole gemido tras
gemido antes de rodearle el pezón con los labios para chupárselo por fin.
Si lo tocaba
entre los muslos en ese momento, estaba segura de que se correría. Se
encontraba al borde del orgasmo. Presionó las caderas contra él y sintió que ambos
estaban más duro.
—Siwon
—consiguió decir. Sin darse cuenta, le dio un codazo a un cuenco y escuchó que
algo se caía al suelo. No obstante, solo podía pensar en una cosa—. Te
necesito.
Lo vio levantar
la cabeza. Tenía el pelo alborotado por culpa de sus caricias y esos ojos tan dolorosamente
familiares lo miraban con el mismo deseo que a él le estaba matando.
Siwon lo apartó
de la encimera, lo llevó hasta la escalera y tras aferrarlo por las caderas, lo
instó a caminar hacia atrás.
—Vamos a la
cama.
—Sí, sí —gimió,
aceptando su beso al tiempo que le echaba los brazos al cuello.
Siwon lo estrechó
con fuerza, le rodeó la cintura con los brazos y lo levantó del suelo. Estaban
cerca, pero no lo suficiente. Heechul le acarició la lengua con la suya
mientras intentaba rodearlo con piernas y brazos, con todo el cuerpo.
En ese momento,
se abrió la puerta principal y se escucharon unas voces al otro lado del
pasillo. Heechul se quedó paralizado entre los brazos de Siwon, que se había
detenido en el primer peldaño. Desde el otro lado de la casa les llegó la risa
de Sulli.
Siwon lo abrazó
con más fuerza y apoyó la frente en uno de sus hombros. Lo oyó soltar una
especie de gemido que resonó por todo su cuerpo. Aunque trató de contenerse, Heechul
acabó riéndose entre dientes.
—No tiene
gracia —murmuró él, que lo dejó en el suelo.
—Lo sé. Lo
siento. —Apoyó la espalda en la pared de la escalera.
—Creo que tus
padres tienen un detector de calentones. Cada vez que estoy a punto de hacer
algo contigo, aparecen.
Heechul se echó
a reír con todas sus ganas.
—Te repito que
no tiene gracia —dijo Siwon, que seguía apoyado en su hombro.
—Sería mucho
peor que hubieran llegado cuando ya estuviésemos arriba.
—Arriba podría
haberle echado el pestillo a la puerta del dormitorio. —Se apartó de él y le
miró. Sin embargo, no estaba enfadado ni irritado ni frustrado, como la última
vez que los interrumpieron. En sus ojos había un brillo alegre. Un brillo que a
Heechul le provocó una opresión en el pecho —. ¿En qué estaba pensando? Debería
haber cerrado con llave la puerta principal.
Heechul rio de
nuevo al tiempo que le acariciaba el sedoso pelo de la nuca. ¿Ese era el mismo
hombre que le había gritado enfurecido pocos días antes? ¿El hombre que lo
había mirado como si estuviera destruyendo su mundo? El cambio obrado le
parecía imposible.
Comprendió que
era él el culpable de dicho cambio. Gracias a él se había suavizado la tensión
que antes tenía en torno a los ojos. Gracias a él parecía... casi feliz.
La conclusión
hizo que las alarmas saltaran en su mente. Sin embargo, antes de que pudiera
analizarlas al detalle, Siwan entró corriendo en la cocina.
—¡Appá!
Heechul se
alejó de los brazos de Siwon y se arrodilló para abrazar con fuerza a su hijo.
Siwon se
escondió tras la encimera, ya que tenía una enorme erección. Él también era el culpable
de eso, pensó con una malévola emoción que se concentró entre sus muslos. Miró
por encima de la cabeza de Siwan y vio que Siwon los estaba observando. Ese
corazón que comenzaba a derretirse por él dio un vuelco enorme cuando reconoció
la emoción que brillaba en esos hipnóticos ojos negros.
Amor. Por un
hijo al que no conocía. Por una esposo que no era el mismo.
Se le cayó el
alma a los pies. El miedo le inundó al percatarse de que el fuego que ardía
entre ellos era solo físico. Jamás sería la persona que él recordaba. Y con lo
rápido que Siwon se estaba enamorando de él, tal vez le resultara insoportable
ver el momento en el que se diera cuenta de ese hecho.
Sulli apareció
por el pasillo, sonriendo de oreja a oreja. Al verlo en la cocina, su expresión
cambió.
La tensión se
apoderó de la estancia. Una tensión que Heechul no sabía cómo desterrar. Sin
importar lo que pasara entre Siwon y él, tenía que estar al lado de su hija.
Se puso en pie
despacio, levantando a Siwan, al que se colocó en una cadera.
—Buenos días, Sulli.
—¿Qué hace él
aquí? — preguntó su hija, mirando furiosa a Siwon.
—Él —contestó
él con firmeza — está a punto de desayunar. Igual que tú. Sube a lavarte.
Sulli
los miró con los ojos entornados.
—No tengo
hambre.
Heechul sabía
lo que la niña estaba pensando y, la verdad, no iba muy desencaminada. Una
simple mirada bastaba para saber lo que había pasado entre ellos. Estaba
despeinado y tenía los labios hinchados. Sulli era una niña lista. Obviamente,
ya había visto a su padre con otras parejas.
La incomodidad,
la culpa y el miedo se agolparon en el pecho de Heechul, dificultándole de forma
dolorosa la tarea de respirar.
—Me da igual
que tengas hambre o que no la tengas, señorita —le soltó Siwon—. Estamos a
punto de desayunar, así que sube a lavarte.
Heechul lo miró
y vio la furia que ardía en su mirada. Sintió la necesidad de defender a
Sulli. Sin
embargo, antes de que pudiera decir algo, su hija salió corriendo con los ojos
llenos de lágrimas.
—Siwon —dijo Heechul
en el silencio que siguió a la escena—, no te enfades con ella.
—No voy a
permitir que te trate como si...
—Hola, cariño
—dijo la madre de Heechul, que apareció por el pasillo muy sonriente, a todas
luces ajena a la tensión que reinaba en la cocina. Su padre la seguía de cerca
—. No esperábamos verte tan temprano.
«¡Mierda!»,
pensó. Sus padres. El pánico le atenazó mientras trataba de peinarse un poco
con la mano libre, ya que con la otra tenía cogido a Siwan.
—Bueno, es
que... —Miró a Siwon para suplicarle que le echara un cable, pero él se limitó
a ladear la cabeza y a sonreír, como si le estuviera diciendo: «Te han
pillado.»
Menuda ayuda. Heechul
frunció el ceño y después miró a su madre.
Joder, ¿qué
podía decirle?
—Tenemos cosas
que hacer esta mañana —dijo Siwon, rescatándolo cuando pensaba que lo había dejado
para que se las apañara solo—. ¿Pueden quedarse hoy con los niños?
Janghoon se
sentó en un taburete y cogió una uva del frutero.
—Claro. Los Kia
juegan esta tarde. A los niños les encantan. ¿Quieren ir ustedes también?
—No creo que
tengamos tiempo —respondió Siwon—, pero gracias.
Arriba se oyó
un portazo antes de que Heechul pudiera analizar qué había planeado Siwon,
quien miró hacia el techo con expresión frustrada.
La culpa que a
esas alturas era tan familiar para Heechul aumentó un poco más.
—Debería hablar
con ella —dijo.
—Yo iré. —Siwon
extendió una mano y le dio un apretón en el brazo.
La calidez del
contacto se extendió por su cuerpo hasta rodearle el corazón.
—Vamos, Siwan
—dijo Heejin, que alargó los brazos para coger a Siwan mientras Siwon
desaparecía por la escalera trasera—. Vamos a ayudar a tu appa a terminar el
desayuno. ¡Vaya por Dios! ¿Qué les ha pasado a estos huevos?
Una mirada
bastó para que Heechul confirmara sus peores temores. El cuenco que había
golpeado con el codo yacía boca abajo en medio de un charco de huevos batidos.
Cerró los ojos
y deseó con todas sus fuerzas que el suelo se lo tragara en ese instante. Sin
embargo, sabía que era imposible. Su vida era un desastre, su hija lo odiaba,
sus padres acababan de pillarlos a punto de echar un polvo y, lo peor de todo,
sabía que estaba enamorándose de Siwon.
Una
circunstancia que solo provocaría un desengaño, para todos ellos.
-no puede de la risa- "besame antes de que se me ocurra decirte que no"
ResponderEliminarpor que no puedo evitar pensar que el verdadero pecesito diria algo a si! jajajajajjajajajajajjajajaja XD
awww~ya enserio que le den una buena nalgada a esa niña insolente de Sulli por tratar a su appa de esa manera!!!! ¬¬ ya me cae re mal!!!
aww~ ya es el segundo polvo que les interrumpen!!! ¬¬ y en este cap no averiguaron nada!!!! me voy a salir comiendo las uñas sin saber que pasa!!!
KimJiAe
Bueno,si la mala suerte no los acompaña a todos,podríamos decir que HyukJae y DongHae pudieron disfrutar de esa noche.
ResponderEliminarAunque no puedo decir lo mismo de Hee y Siwon......o sea,teniendo todo la noche vienen a decidirse en la mañana,justo cuando había la posibilidad de que alguien llegara a interrumpirlos......de nuevo.
¿En que cabeza cabe?....es ta vez en definitiva,la culpa de que no se concrete lo que desean,es de ellos,o sea,estaba en su casa,SOLOS,toda una noche,sin dormir.....y aaaaaaah par de tontos. Pero bueno,supongo que primero hablaran,seria horrible no muy romantico que siwon lo llame con el nombre que lo conocio,si llegan a concretar algo,seguro siwon lo llama de esa manera,y Hee se pondrá mal....lo sé...primero que hablen.