Los dos miraron
hacia la puerta de la casa. Un hombre de mediana edad estaba al otro lado de la
mosquitera.
—¿Va todo bien
por aquí?
—¿Quién diablos
eres? —preguntó Siwon.
—Un amigo de Heechul.
¿Y tú?
—Soy su puto
marido. ¿No te llega el amor?
Jungwoo cerró
los ojos.
El hombre abrió
la mosquitera y cuadró los hombros.
Jungwoo subió
los escalones a toda prisa y obligó al hombre a entrar en la casa.
—Yunho, ahora
no es el mejor momento.
—He venido para
asegurarme de que estabas bien. Has faltado a la reunión programada
para hoy.
Él lo metió en
la casa.
—Estoy bien. Te
lo explicaré después. Ahora mismo tengo que ocuparme de este asunto.
Desde el patio,
Siwon escuchó que el hombre decía:
—¿Quieres que
me quede? Ese tipo parece muy cabreado. ¿Seguro que estás bien?
La voz de Jungwoo...
Joder, la voz de Heechul... Porque su Jungwoo nunca le haría eso...
La voz de Jungwoo
resonó en el interior de la casa, pero Siwon la bloqueó. Cerró los ojos, puso
los brazos en jarras, inspiró hondo e intentó controlarse. En lo referente a
los negocios, era el amo del control, pero con él... con él nunca había tenido
control. Lo manejó a su antojo desde el primer momento que se conocieron y él
cayó bajo su hechizo desde entonces. Le provocaba las emociones más profundas,
desde la pasión más exaltada al dolor más agónico. Y ese dolor se movía de una
herida abierta a otra, sacando su rabia de un modo que no quería y que tenía
que controlar.
Tenía que
evitar que las emociones lo guiaran. Él no lo recordaba. No le importaba nada.
Tenía que
pensar en Sulli y... en su hijo. Tenía que empezar a ver todo el asunto como
una negociación de su empresa.
Se puso las
gafas de sol, atravesó el patio y se dejó caer en la arena, apoyando los brazos
en las rodillas, con la vista clavada en las olas, mientras esperaba.
Tras unos
minutos que se le hicieron eternos, escuchó que la mosquitera se abría y
presintió, más que escuchó, que se acercaba por detrás.
—¿Se ha ido?
—le preguntó.
—Sí.
—¿Quién es?
—Mi jefe.
Técnicamente, la casa es suya. Se la estamos alquilando.
Eso explicaba
cómo podía permitirse una casa en ese sitio.
—¿Cómo se llama
mi hijo? — Sabía que hablaba con brusquedad, pero le daba igual.
—Siwan...
—contestó él, soltando el aire—. Kim Siwan.
—Le pusiste su apellido
a nuestro hijo. —Apretó los dientes.
—Siwon, yo no se lo puse. Estaba en
coma cuando nació.
Siwon cerró los
ojos y se obligó a guardar silencio mientras hacía acopio de toda su fuerza de
voluntad para mantener controladas sus emociones. No iba a funcionar.
—Quiero un
régimen de visitas. Si no accedes, recurriré a los tribunales. Mis abogados lo
conseguirán.
—Voy a acceder.
No quiero mantenerlo alejado de ti.
—Bien. Díselo.
Esta noche. Si no lo haces, lo haré yo. No voy a fingir que no es mío. Los dos
sabemos que lo es. Ya he esperado demasiado, joder.
—Lo haré. Siwon...
—Y quiero que lleve mi apellido. Joder, nuestro apellido. — Lo fulminó
con la mirada por encima del hombro. Sabía que no tenía la culpa. Sabía que él
no había tenido nada que ver, pero, Dios, le dolía. Y él era el causante —.
Déjale el nombre si quieres, pero se apellidará Choi. —Se puso en pie
y se
sacudió la arena de los pantalones—. Nos veremos el sábado, a las diez en
punto, en el parque botanico, en los escalones de entrada al Invernadero. No
llegue tarde, señor Kim.
Él lo cogió del
brazo, deteniéndolo.
—Oye, que todo
esto tampoco es fácil para mí. Nada de esto. Intento hacer lo correcto.
—¿Lo correcto?
¿A qué te refieres con lo correcto? ¿A no contarme que tengo un hijo o a
casarte cuando seguías casado conmigo?
Él lo soltó,
pero no se apartó.
—Eso no es
justo. No sabía que era tu esposo cuando estaba con Mithra. Él me hizo creer
que estábamos casados. Tampoco es que pasáramos por la iglesia.
—Qué
conveniente para ti.
Vio el dolor
reflejado en sus ojos, pero también vio la rabia. Esa chispa independiente tan
familiar que en otro tiempo quiso y odió a partes iguales.
—Usas mucho esa
palabra, «conveniente». Pues a mí me parece que yo soy una víctima muy
conveniente para ti. Si tienes algo que decirme, Choi, suéltalo, sin rodeos.
—Bien, eso
haré: no me gustas.
Él soltó una
carcajada amarga, pero no sonrió.
—En ese caso,
estamos empatados, porque ahora mismo te estás comportando como un imbécil.
Siwon apretó
los dientes tanto que se hizo daño y lo fulminó con la mirada. Fulminó con la
mirada al joven que seguía siendo su esposo. Su esposo, joder. No el de otro.
Daba igual que no lo recordase. Daba igual que no se hubiera casado de forma
consciente con ese cabrón de Kim. Lo único que importaba era que había
permitido que ese maldito lo engañara y le hiciera pensar que sí lo había
hecho. Después de todo lo que habían compartido, en el fondo de su corazón
debería haber sabido que le estaba mintiendo.
Debería haber
sabido que su lugar estaba junto a otra persona.
Lo dejó en la
arena. Sabía que él tenía razón. Se estaba comportando como un imbécil. Un imbécil
integral. Pero solo podía pensar en que llevaba la alianza de otro hombre. Solo
podía pensar en eso y en que tenía un hijo. Un hijo que llevaba el nombre de de
ese hijo de puta.
Seguro que un
infarto era menos doloroso que eso. La opresión que Heechul sentía en el pecho
era peor que cualquier dolor físico que se había visto obligado a soportar
durante su estancia en el hospital y después. Y eso no era moco de pavo,
teniendo en cuenta que ya había muerto en una ocasión.
Incapaz de
soportarlo durante más tiempo, salió de la oficina y fue a ver a Hyukjae, ya
que parecía ser la persona más cercana a Siwon. Tal vez él pudiera aconsejarle
qué hacer.
Cuando se asomó
por la puerta, lo vio de pie frente a la ventana, hablando por teléfono y
lanzando al aire una pelota de béisbol. Al verlo volverse, se obligó a sonreír
y a saludarlo con una mano.
Hyukjae lo
invitó a pasar con un gesto, y de la misma forma le indicó que no tardaría
mucho en atenderlo.
Cuando se
acercó a la mesa, vio la foto enmarcada que tenía cerca del ordenador. Una foto
en la que estaban Siwon, él y Hyukjae. Él se encontraba en el centro, sonriendo
de oreja a oreja. Hyukjae le había pasado un brazo por los hombros y también
sonreía, y Siwon estaba al otro lado, con un brazo en torno a su cintura y una
mueca burlona en su apuesto rostro.
Cogió la foto y
pasó un dedo por las caras. ¿De verdad era él? Tenía la impresión de estar
viendo la vida de otra persona. No recordaba ese día en concreto. Por más que
lo intentara, no podía recordar por qué sonreían.
—Es el día de
la graduación —le dijo Hyukjae en voz baja.
—Ya lo veo. —No
se había percatado de que había colgado el teléfono—. Supongo que no se me
había ocurrido que tuvieras fotos. De antes, quiero decir.
—Tenemos
montones de fotos. Si quieres, te consigo algunas.
Podrías
echarles un vistazo, por si eso te ayuda en algo.
—Creo que me
gustaría mucho. —Dejó la foto sobre la mesa y tomó una honda bocanada de aire—.
Esperaba que pudiésemos hablar. Si es un mal momento, volveré luego.
—No, ahora me
viene bien. — Miró hacia la puerta.
Heechul se
percató de que su secretaria los miraba con recelo.
—¿Te apetece
dar un paseo? — le preguntó Hyukjae.
—Si.
Él lo guio a
través del vestíbulo mientras se ponía las gafas de sol. Una vez fuera del
edificio, pusieron rumbo al puerto.
—Supongo que ya
sabes lo que pasó ayer, ¿verdad?
Hyukjae se
metió las manos en los bolsillos.
—Sí. ¿Estás
bien? No tienes muy buena cara.
Enarcó las
cejas.
—¿Ah, no?
Bueno, la verdad es que no me encuentro muy bien. Es lo que tiene que todo te
caiga encima de golpe. Siwon estaba un poco molesto cuando se fue.
—Siwon tiene
bastante mal genio —replicó él mientras se adentraban en el parque—. A veces
pierde los estribos.
—No me digas
—le soltó con sarcasmo—. Ni siquiera me permitió hablar.
—Tienes que
entender que esto es muy duro para él. Después de que desaparecieras, cambió.
Se encerró en más de un sentido.
—¿Qué tipo de
relación tienes con él?
—Es mi mejor
amigo. Lo era antes de que empezaran a salir. Pero —añadió— eso no significa
que no sea capaz de darle una patada cuando se comporta como un imbécil. Sobre
todo en lo que a ti respecta.
La firmeza de
su voz hizo que Heechul sonriera.
—¿Por qué me
resulta más fácil hablar contigo que con él?
—Porque soy tu
hermano.
Un sentimiento
cálido se apoderó de su corazón. Jamás había pensado que pudiera tener un
hermano.
—Y porque yo no
quiero nada de ti —siguió él—. Salvo conocerte de nuevo, ser tu amigo.
Siwon quiere
recuperar a su esposo.
Heechul se dejó
caer en un banco y soltó un hondo suspiro.
—No soy su esposo.
Tal vez tenga su cara, su cuerpo y su voz, pero no soy él. Por dentro no lo
soy.
—Sí que lo
eres. —Hyukjae se sentó a su lado—. No lo ves porque no lo recuerdas. Pero
sigues siendo él. Las cosas que dices, las cosas que haces, tu forma de actuar.
Todavía eres capaz de arrancarme la cabeza de un bocado si discrepo contigo en
algo relacionado con la geología.
Heechul se miró
las manos y sonrió.
—Y es tan fácil
tratar contigo como lo era tratar con él.
—Pero soy
distinto.
—Sí, en cierto
modo lo eres. Pero eso no significa que ahora no seas quien eres porque antes
fuiste de otra forma. La gente cambia. Si alguien no cambia después de verse
involucrado en este tipo de situación, no es humano. Siwon ha cambiado. Yo he
cambiado. Es normal que tú, sobre todo tú, hayas cambiado.
—Pero es tan
frío... No acabo de verlo como el tipo de hombre que todos describen. Donghae y
tú hablan de él como si fuera un hombre simpático y agradable, pero la faceta
que me ha demostrado esta semana es la del déspota frío, arrogante y cruel que
describe la prensa. Soy incapaz de interpretar sus emociones. No sé si alguna
vez lograré hacerlo.
Hyukjae sonrió.
—Ese es Siwon.
Guarda sus emociones bajo llave. Pero no siempre fue así.
—¿Por qué
cambió?
—Lo hizo
después de perderte. —Hyukjae movió la cabeza al ver que él apartaba la vista— Siwon
se encerró en sí mismo cuando te perdimos. Ahora solo vive para dos cosas: su
trabajo y cuidar de Sulli. Lo demás no importa, el dinero, la fama, el poder.
Trabaja duro porque de esa forma se distrae y se olvida de lo que siente. Es la
emoción de su negocio lo que lo ayuda a seguir adelante. Si lo perdiera todo
mañana, le daría igual siempre y cuando siguiera teniendo a Sulli. Empezaría
desde cero. Debes entender que aunque quiere que conozcas a Sulli, la idea de
perderla le resulta aterradora.
—No intento
arrebatársela.
—Lo sé —le
aseguró él en voz baja.
—Tengo la
impresión de que mi vida está partida en dos. La persona que fui antes, y la
persona que soy ahora. No sé cómo unirlas.
—Porque te
esfuerzas demasiado. Sucederá a su debido tiempo. Sé que es duro. Sé que
piensas en él como en Jungwoo, y que piensas en ti como en Heechul. Dos
personas distintas, dos vidas distintas. Pero en el fondo son la misma persona.
Solo necesitas darte un poco de tiempo.
—Y mientras
tanto estoy fastidiándolo todo.
Hyukjae le
acarició un hombro con la mano.
—Lo superarás.
Dale un día o dos a Siwon. En cuanto pase un poco de tiempo con Siwan, se le
olvidará el enfado por no haber sabido de su existencia. Hazme caso, lo conozco
bien. Por fuera parece duro como el acero, pero por dentro es un trozo de pan.
—Así que ¿es mejor
que no vaya hoy a verlo?
—Ajá. Hoy
estará cavilando. No conseguirás hablar con él.
—No sé qué
diferencia puede suponer un día. Cada vez que me ve, se cabrea.
—¿Y crees que
antes no se cabreaba contigo? —Hyukjae sonrió—. ¿Crees que nunca discutían? Lo
hacían a todas horas. Por eso su relación era tan divertida desde fuera. Él
siempre pensó que eras demasiado independiente. Eso lo sacaba de quicio. En el
fondo, temía que no lo necesitaras tanto como él te necesitaba a ti. Supongo
que en cierto modo, esta es la misma discusión de siempre pero multiplicada por
mil.
Hyukjae le
cogió una mano y Heechul se percató de que tenían los dedos igual de largos. Y
con la misma forma.
—Heechul, es un
buen tipo. —Hyukjae esbozó una sonrisa torcida mientras observaba sus dedos —.
Dios, se me hace raro llamarte así. Pero me acostumbraré. Dale tiempo a Siwon.
Todo esto le duele porque quiere más de lo que ahora mismo puedes darle.
Heechul estuvo
a punto de echarse a reír.
—Se pasa la
vida rodeado de jovenes y mujeres guapísimos. ¿Qué va a querer de mí?
—¿De verdad no
lo sabes? —le preguntó él con sorna—. Te quiere de vuelta.
Heechul sintió
un dolor sordo en el pecho.
—No sé si algún
día seré capaz de darle lo que quiere.
—Todo a su
debido tiempo. Entretanto, piensa en Sulli, en Siwan y en cómo vas a manejar
ese asunto. Ahora mismo es lo más importante.
—Lo sé.
Hyukjae titubeó
antes de decir:
—También debes
comprender que el hecho de saber que estuviste casado con otro, que estuviste
con otro hombre, lo está matando por dentro.
Ese comentario
hizo que le embargara la frustración.
—Ya, genial. Él
puede salir con alguien distinto todos los fines de semana, pero yo, que
mantenía una relación estable y sólida, soy el que debe sentirse culpable.
—Siwon sale con
muchos, pero no ha mantenido una relación seria con uno desde que te fuiste.
Creo que el hecho de que tú sí la hayas mantenido lo dificulta todo. Te quiere
tanto como te quería cuando desapareciste, y tú no lo quieres a él. Eso le
duele.
Heechul cerró
los ojos.
—No quiero
hacerle daño.
—¿Estabas
enamorado del otro? —le preguntó en voz baja.
Heechul se levantó,
incapaz de seguir sentado más tiempo.
—Eso pensaba.
Aunque ahora me pregunto por qué. Había inconsistencias, pero pensé que todo
era producto de mi enfermedad. De su trabajo. ¿Cómo es posible que me haya
equivocado tanto con una persona? Ahora ya no me fío de mi capacidad para
juzgar a los demás.
Hyukjae se
acercó a él.
—Todo esto
tiene una explicación. Debes aferrarte a esa certeza.
—Ya no sé qué
creer.
—Voy a decirte
una cosa. — Hyukjae se quitó las gafas de sol—. Creo que hay un poder superior
que decide sobre nuestros destinos. Antes no lo creía, pero ahora sí. Es
imposible no creer si se analiza todo esto a fondo.
—¿Cómo puedes
pensar eso? ¿Cómo puedes pensar que Dios ha permitido que vivamos este
infierno?
—Piensa en la
alternativa. Si las cosas no hubieran sucedido de esta forma, habrías estado en
ese avión. Habrías muerto de verdad. No habrías tenido una segunda oportunidad.
Siwan no existiría.
No lo había
pensado de esa forma. Las palabras de Hyukjae le provocaron un escalofrío en la
espalda.
—Tengo que
volver —dijo Hyukjae. Mientras salían del parque, lo miró de reojo—. En fin, no
sé si sabes que tenemos que llamar a mis... a nuestros —se corrigió— padres.
Heechul hizo
una mueca.
—Temía que
pudieras decir eso.
—Estaba
pensando en hacerlo el sábado, después de que Siwon y tú hayan tenido la
oportunidad de pasar un rato con los niños. Me gustaría mucho que estuvieras
conmigo mientras hablo con ellos. Podemos hacerlo en mi casa, si te resulta más
cómodo.
Heechul asintió
con la cabeza, aunque lo que de verdad le gustaría hacer era salir corriendo.
—Querrán coger
un avión al instante para venir a verte.
—También había
pensado en esa posibilidad.
—¿Y te parece
bien?
—¿Tengo otra
alternativa?
—Pues no. Heechul,
son buenas personas. Yo estaré a tu lado.
—Vale. —Soltó
el aire despacio, dispuesto a aligerar la situación—. Bueno, me han dicho que
estás colado por mi abogado.
—¿Ah, sí? ¿Te
ha dicho algo de mí?
Heechul no pudo
evitarlo. Se echó a reír. Hyukjae parecía un adolescente.
—Te gusta.
—Sí, me gusta.
Pero tal vez este no sea el mejor momento para empezar algo.
—¿Por mi culpa?
—Por... muchas
cosas.
—Hyukjae, no lo
hagas por mí.
—No es eso. No
eres solo tú. Mi vida es complicada. Viajo mucho. A veces estoy fuera durante
meses. No sería un buen novio.
—No te creo.
Algo me dice que serías un novio genial para la persona adecuada. Y me sentiría
muchísimo mejor si en mitad de todo este lío alguien fuera feliz.
Hyukjae sonrió
y le pasó un brazo por los hombros. El gesto lo conmovió.
—Mejor ir paso
a paso, cariño. Lo conseguiremos. Ten fe.
Un poco de fe
les iría a todos de maravilla.
Dieron debes canalizar su furia en otro lado e.e le está hechando la culpa a la chula sin pensar no fue su culpa lo que paso -; muero por saber que paso D; espero con ganas que pasen tres horas más gracias gracias amo este fic *^*
ResponderEliminarAy siwon,entiendo tu dolor,pero no seas cabezota,mira que no es como si hee se hubiera levantado un dia,te haya querido dejar,casarse con otro,sufrir un accidente y tener un hijo mientras esta en coma....o sea...NO
ResponderEliminarninguno tiene la culpa,pero si esto no lo arreglan,ahora sí seran culpables de su no felicidad