Volver A Amarte- Capítulo 14





Sulli y Siwon atravesaron el arco del pasillo y entraron en la cocina. A Heechul se le formó un nudo en el estómago.

Sulli frunció el ceño en cuanto lo vio.

—Genial —masculló la niña.

Siwon le dio un apretón en el hombro.

—Compórtate —le susurró él.

Sulli se dirigió al patio trasero, cerrando de un portazo al salir. A Heechul le costó la misma vida reaccionar únicamente cerrando los ojos e inspirando hondo para calmarse.

—Hola, Donghae. —La sonrisa forzada de Siwon puso de manifiesto su frustración—. No sabía que ibas a estar aquí.

—Hyukjae me ha invitado. Espero que no suponga un problema.

—No, me alegra verte. —Miró por la ventana—. Siempre y cuando no te importen los
fuegos artificiales.


Donghae sonrió.

—Yo también tengo una hija de nueve años. Me conozco la cartilla.

Siwon miró a Heechul, enarcó una ceja para hacerle saber que reconocía su presencia y se adentró en la cocina.

Donghae miró a Heechul y a Siwon, ya que sin duda sentía la tensión entre ellos. Se puso en pie y recogió los papeles.

—En fin, supongo que eso es todo. Podemos seguir hablando después. —Se acercó al frigorífico —. Le he dicho a Hyukjae que le llevaría una cerveza.

La mosquitera se cerró tras él al salir. En el silencio que siguió a su marcha, Siwon abrió una cerveza, se apoyó en la encimera de la cocina y le dio un buen trago a la botella.

—No era mi intención espantarlo.

Los nervios se apoderaron de Heechul. Bastaba con estar en la misma habitación que él para recordarle todas las intensas emociones que había sentido el día anterior cuando lo miró a los ojos en el dichoso banco del parque. No necesitaba sentir nada por él, mucho menos esas repentinas sacudidas que no podía definir ni comprender. Ni el deseo que le consumía y que tenía que controlar cada vez que él se le acercaba.

—Ya casi habíamos terminado. No sabía que ibas a venir.

—Hyukjae me pidió que viniera.

—Entiendo. —Hyukjae, el pacificador.

—Puedo irme si lo prefieres.

—Por mí no tienes que hacerlo.

Su recelosa mirada se clavó en él. Algo que le puso todavía más nervioso. Heechul se pasó una mano por el pelo y enderezó la espalda.

Siwon se acercó al frigorífico, sacó otra cerveza, la abrió y después se acercó a la mesa para
ofrecérsela. Heechul levantó la vista, sorprendido. Cuando cerró los dedos en torno a la botella, Siwon se sentó en la silla que Donghae acababa de dejar libre.

Se llevó la botella a los labios y bebió un sorbo. El líquido ambarino parecía néctar. El silencio se prolongó en la cocina, lo que aumentó aún más sus nervios.

—No tienes muy buen aspecto —comentó él al final.

Heechul contuvo una carcajada.

—Gracias por comentarlo. —Se apoyó en el respaldo y cerró los ojos—. Una vida dura.

—¿Quieres hablar del tema?

Abrió los ojos al escucharlo.

—¿Contigo? —¿Lo decía en serio? Ni siquiera lograban estar en la misma habitación sin empezar una discusión.

—Podría ayudarme a entender de dónde vienes. —Bajó la vista a su mano izquierda, a la alianza que aún llevaba en el dedo.

La frustración le consumió. No tenía el menor derecho a hacerle sentir culpable por la vida que había llevado con Mithra. Pero si no sacaban el tema, se enquistaría todavía más.

—Te molesta mucho, ¿verdad?

Vio que apretaba los dientes.

—Claro que sí.

—No la llevo para molestarte. Ni siquiera me doy cuenta de que la llevo la mayor parte del tiempo.

—¿Y la otra parte?

—La otra parte del tiempo intento averiguar cómo ha podido pasar todo esto. Me está costando mucho creer que Mithra lo hizo todo a propósito.

Siwon bebió un buen trago de cerveza. La tensión hizo que las arrugas fueran más visibles alrededor de sus ojos.

—A lo mejor no lo conocías tan bien como creías.

—A lo mejor. Es un poco inquietante pensar que puedo haberme equivocado tanto con una persona.

—¿Te hizo daño?

Su voz era fría, pero tenía una expresión tierna en los ojos que apaciguó la frustración que sentía.

—No. Sé que no quieres oírlo, pero era un hombre bastante decente. Discutíamos de vez en cuando. No siempre estábamos bien, pero nunca me hizo daño físicamente. Y estaba loco con Siwan. Nunca cuestioné el amor que le profesaba, ni una sola vez.

—Confiado. —El sarcasmo de su voz hizo que Heechul tensara la espalda—. La persona que yo conocía jamás se habría dejado llevar a ciegas. ¿No te pareció raro? ¿Aceptaste sin más todo lo que te dijo?

—Era médico. Dijo que era mi marido. Las personas que me rodeaban confirmaron sus palabras. Nunca me planteé que fuera mentira porque nunca tuve motivos para hacerlo. —Se enfadó—. No sabes lo que es despertarte sin recuerdos, sin tener ni idea de quién eres. Ni se te ocurra juzgarme hasta que hayas pasado por eso.

El silencio volvió a reinar en la estancia. Sus palabras flotaron entre ambos. Cada vez que hablaban, las cosas parecían empeorar. Heechul bebió un sorbo de cerveza y contó los segundos que marcaba el segundero del reloj de Siwon. El tictac sonaba como un cañón en mitad de la cocina.

—¿Estabas enamorado de él?

Su voz baja le instó a alzar la vista. Él no le miraba a la cara, sino que mantuvo la vista clavada en la ventana. Sin embargo, se percató de la tensión que embargaba su cuerpo, como si se estuviera preparando para la respuesta.

No quería mentir. Pero tampoco le hacía demasiada gracia la verdad. Por primera vez, se sentía dividido.

—Sí —contestó con más vacilación de la que pretendía—. O eso creía. Ahora...

Sus ojos se clavaron en él. Heechul se encogió de hombros.

—Ahora ya no estoy tan seguro. Ahora mismo no estoy seguro de nada.

—Joder. —Siwon apretó los dientes. Se levantó de la silla y fue al frigorífico en busca de otra cerveza.

Heechul inspiró hondo y luchó contra la frustración y el sentimiento de culpa que ardían en su pecho, aunque no debería sentir nada de eso.

—¿Crees que algún día podremos mantener una conversación sin que acabes soltando palabrotas a diestra y sinestra?

—No. —Le contestó con voz fría e impasible, con los ojos clavados de nuevo al otro lado de la ventana, en sus hijos.

Heechul se puso en pie.

—Pues debimos de tener un matrimonio alucinante a juzgar por esto. Por el amor de Dios, ¿qué me convenció para casarme contigo?

—Siento quitarte las gafas de color de rosa, cariño, pero seguimos casados.

—No me lo recuerdes. —En ese momento, era más que consciente de esa situación, y la realidad que eso suponía fue lo único que consiguió que refrenara sus emociones—. Mira, Siwon, sé que esto es duro para ti. Entiendo por lo que estás pasando, aunque yo no sienta lo mismo. He intentado ponerme en tu lugar cientos de veces, y me resulta imposible. Pero eso no quiere decir que me dé igual. —Ojalá le mirase, pero seguía con la vista clavada en la ventana—. No voy a mentirte. Tienes algo que me... intriga. Aunque no tengo la menor idea de qué se trata. Eres irritante, terco, maleducado y frío. Cada vez que estamos juntos, me lo demuestras. Estás siendo fiel a tu reputación de hombre desalmado, señor Choi.

La mirada que le lanzó Siwon podría matarlo en el acto. A juzgar por su reacción, supo que sus palabras habían dado en el clavo, de modo que suavizó la voz al continuar:

—Pero, pese a todo, sigo perdido, porque aunque no conserve mis recuerdos, aún percibo cosas. Ayer en el parque fue como una especie de déjà-vu. Reconocí algo al estar cerca de ti. Y sentí algo que no había sentido antes. Pero no sé qué significa. No sé si reconocí algo que compartimos alguna vez o si se trata de una sensación que me empuja hacia ti. Y, la verdad, ahora mismo no puedo pensar en eso siquiera. No quiero pensar en eso.

Se pasó una mano por el pelo

—Esto me supera. Tengo que pensar en Siwan y en lo que es mejor para él. Y tengo que conseguir que Sulli deje de odiarme. Además, ¿qué diablos voy a decirles a mis padres cuando se presenten? —Se frotó la cicatriz, que le daba punzadas—. Es más de lo que puedo abarcar. Y ni siquiera puedo empezar a concentrarme en ti hasta que haya solucionado alguna de esas cosas. No quiero hacerte más daño todavía, pero no puedo mentirte y decirte que no sentía nada por él, ni tampoco puedo fingir que el último año y medio que viví con él no existe, porque sí existe. Ninguno de los dos puede cambiarlo. Solo podemos intentar que la situación sea lo más normal posible para los niños que están ahí fuera.

Siwon estaba tan callado e inmóvil que casi temió que estallara en cualquier momento.

—Puedo aceptar eso —replicó al final—. Los niños también son mi prioridad. —Soltó la cerveza en la encimera de la cocina y se acercó a él—. Pero quiero que te quede clara una cosa: no soy paciente. Durante estos cinco años he pasado un infierno, mientras tú has estado viviendo tan tranquilo. No voy a quedarme sentado y a dejarte solucionar las cosas mientras me dejas en un segundo plano a la espera de estar preparado para enfrentarte a mí.

Siwon se acercó y él retrocedió hasta que sus talones tocaron la pared. La cara de Siwon estaba a escasos centímetros de la suya, y su cálido aliento le provocó un escalofrío. Olió el jabón con el que se había duchado, sintió el calor que irradiaba su cuerpo. Y, de repente, tuvo el súbito y perverso deseo de colocarle una mano en la nuca y pegar sus bocas.

Un deseo que era una completa locura.

—Vas a tener que lidiar conmigo ahora —siguió él con voz ronca—. Junto con todo lo demás.

Sus ojos eran un pozo de emociones. De emociones, de pasión, de anhelo y de desafío. Un desafío al que algo en su interior le dijo que ya se había enfrentado antes.

En vez de cogerle la cara y saborear esa boca, tal como su cuerpo se moría por hacer de repente, le clavó un dedo en el pecho con fuerza.

—Y tú vas a tener que madurar, Choi. No eres el único protagonista de esta historia. Lo hago lo mejor que puedo. Intento ser comprensivo con tus necesidades y con los sentimientos de Sulli. Nada de esto es fácil. Para ninguno de nosotros.

La frustración, la rabia, el sentimiento de pérdida y el miedo se aunaron y lo abrumaron. Enterró los dedos en su camiseta y se acercó lo bastante para tomar ese sorbo de sus labios, aunque ya no lo ansiaba tanto. Estaba cabreadísimo. Él no era el único capaz de comportarse como un imbécil cuando le hacían daño.

—Y que no se te olvide una cosa —añadió—: estoy aquí porque quiero. No tenía que venir a buscarte. Y nada me obliga a quedarme salvo mi decisión. Así que déjate de pendejadas y enfréntate a la realidad, de la misma manera que yo me estoy enfrentando a ti.

Le soltó la camiseta y le dio un empujón, apenas lo bastante fuerte como para moverlo. Sin embargo, Siwon retrocedió de todas formas. Y cuando lo miró, sus ojos relucían con una mezcla de asombro, rabia y casi habría jurado que un poco de admiración. Una admiración que hizo que le diera un vuelco el corazón.

El deseo entre ellos era tal que saltaron chispas. Unas chispas que le indicaron que ya habían discutido acerca de ese tema antes. No exactamente del mismo tema, pero sí que habían tenido ese enfrentamiento. Ese enfrentamiento cargado de tensión sexual. No necesitaba recuerdos para saber que la química entre ellos era inflamable. Lo sentía. Sentía que siempre había sido inflamable. Pero a diferencia de otras discusiones, esa no terminaría con un polvo sudoroso y apasionado. No lo permitiría.

Después de todo lo que había sufrido, no pensaba arriesgarse a acabar abrasado otra vez. Mucho menos con un hombre como Choi Siwon.

Lo rodeó y se dirigió al patio trasero.



—Tranquilo. —Hyukjae le dio un apretón en una rodilla a Heechul. Se encontraban en su casa, y él estaba apoyado en la mesa de su despacho—. Reaccionarán bien.

Heechul enarcó las cejas y cruzó los brazos por delante del pecho. Hyukjae esbozó una sonrisilla maliciosa.

—Bueno, igual les da un pasmo. Pero uno pequeñito.

—Sigo sin entender por qué tengo que estar delante —replicó Heechul.

—Para prestarme apoyo moral. —Hyukjae cogió el teléfono y marcó el número—. He tenido que lidiar solo con ellos durante cinco años. Ya va siendo hora de que me eches una mano. —Se volvió y empezó a hablar por teléfono.

Heechul miró a Siwon, que estaba apoyado en el marco de la puerta. Le encantaría estar fuera con Donghae y con los niños, no encerrado ahí con Siwon y Hyukjae.

—¿Siempre es así de mandón?

—Más o menos —contestó Siwon, que cruzó los brazos por delante del pecho.

—¿Yo lo aguantaba?

Lo vio esbozar una sonrisa torcida. El primer asomo de sonrisa que Heechul había visto en su cara.

—En absoluto. Siempre le plantabas cara. Lo mismo que has hecho conmigo en la cocina.

Heechul apartó la mirada de Siwon para escapar de su escrutinio, miró a Hyukjae e intentó controlar la emoción provocada por las palabras de Siwon. Hyukjae estaba haciendo un gran esfuerzo para explicarle la situación a su madre. Heechul frunció el ceño.

—Creo que no le está yendo muy bien.

—Mamá —dijo Hyukjae—, voy a poner el manos libres.

Heechul abrió los ojos de par en par al tiempo que le daba a Hyukjae un toque con la rodilla y negaba con la cabeza; sin embargo, eso no lo detuvo.

—Bueno, mamá —dijo Hyukjae—, ahora estamos todos.

Al otro lado de la línea, reinaba el silencio. Y después se escuchó la voz alegre de Lee Heejin.

—¿Está Siwon ahí?

—Estoy aquí, Heejin —contestó él, adentrándose en la estancia.

—Siwon, ¿está diciendo la verdad o es una de sus bromas? Porque si está bromeando con esto, lo borro del testamento ahora mismo. ¿Me has oído, Hyukjae?

Siwon miró a Heechul.

—No, Heejin. No está bromeando. Es cierto.

Se produjo otro silencio.

—¿Está... está él ahí?

Heechul miró a Hyukjae echando chispas por los ojos. Le iba a caer una buena por habérsela jugado de esa forma.

—Sí, también estoy aquí. No está mintiendo.

El silencio fue tal que la llamada parecía haberse cortado. Y después se escucharon unos sollozos. Seguidos por la voz de Janghoon. Hyukjae cogió el auricular, desactivó el manos libres y le dio unas palmaditas a Heechul en la rodilla, tras lo cual procedió a repetir la historia, en esa ocasión con su padre.

Cuando colgó, soltó un largo suspiro.

—Vendrán mañana. He logrado convencerlos de que te concedan un día en vez de coger el primer avión que salga.

—Genial —murmuró Heechul—. Ha sido muy bonito que me lanzaras al precipicio de esa forma. Recuérdame que te devuelva el favor.

—Te sentirás mejor después de comer. Siempre te ponías muy gruñon cuando te bajaban los niveles de azúcar. —Se levantó del sillón y se marchó a la cocina.

Heechul sabía que Siwon seguía detrás de él. Aunque era incapaz de explicar cómo era posible. El caso era que percibía su presencia.

—¿Cómo crees que reaccionarán cuando lleguen?

—Se lo tomarán bien —contestó Siwon—. Son buena gente. Eso sí, yo me aseguraría de que Siwan estuviera contigo cuando lleguen. Eso te dará un respiro.

—Buena idea. —Lo miró—. ¿Tú también vas a estar?

—Creo que voy a pasar. Hyukjae te acompañará.

Él asintió con la cabeza. ¿Por qué le molestaba que no quisiera estar a su lado?

—Supongo que con esto se acabaron las sorpresas de momento —dijo en voz baja.

Siwon se miró los pies.

—Sí, supongo que sí. Yo también se lo he dicho a mis padres esta misma mañana. Vendrán a finales de semana, pero puedes estar tranquilo. Querrán verte, pero el motivo fundamental de su visita será estar conmigo y con Sulli, además de conocer a Siwan.

—Bien. —La conversación se le antojaba incómoda. Conocer a sus padres, conocer a sus suegros... todo era extrañísimo—. Avísame cuando lleguen. Llevaré a Siwan. — Intentó leerle el pensamiento. Fue incapaz. Dudaba mucho que alguna vez fuera capaz de hacerlo—. ¿Les caía mal?

—¿Cómo dices?

—Que si les caía mal a tus padres. No parecen muy contentos con la idea de volver a verme. No como los padres de Hyukjae. —Frunció el ceño—. Como mis padres. —Le costaba trabajo hacerse a la idea.

Tenía padres.

—Sí, les caías muy bien —le aseguró con ternura, algo que lo conmovió—. Te querían. —Movió la cabeza—. Saben que todo esto es sorprendente para mí, para todos. No quieren que te sientas más incómodo de lo que te sientes ya.

La situación seguiría siendo incómoda sin importar lo que hicieran o dejaran de hacer los demás. Heechul no supo qué replicar. Sin embargo, ansiaba con todas sus fuerzas poder hacer algo para mejorar las cosas.

—Vamos —dijo Siwon, poniéndole fin al silencio antes de que lo hiciera él—. Vamos a comer algo y a ver qué hacen los niños.

Agradecido por la distracción, lo siguió hasta la cocina, consciente en parte de que Siwon se esforzara por desterrar el sarcasmo y la ira. Desde el momento que habían compartido en la cocina, se había empeñado por tratarlo con cierta compasión o, al menos, por rebajar la hostilidad.

Cuando llegaron a la cocina, vieron que Hyukjae y Donghae estaban preparando las hamburguesas mientras que Sulli y Haru sacaban las patatas fritas y las salsas. Las niñas ya habían entablado una gran amistad. Siwan se dedicaba a correr de un lado para otro, como si fuera un añadido más del grupo. Parecía una situación normal. Dos familias que se habían reunido para hacer una barbacoa.

Había que observar los detalles con atención para percatarse del gigantesco lío que había detrás de la imagen.

La parpadeante luz del televisor atrajo la atención de Heechul. Nadie parecía prestarle atención, así que se acercó para apagarlo. Sin embargo, se detuvo cuando estaba a punto de hacerlo porque escuchó que el reportero mencionaba el nombre de Siwon. Acto seguido vio su cara en la pantalla. Y contuvo el aliento.

Siwon se acercó al instante. El reportero se encontraba en la puerta del edificio de la empresa de Siwon, en el centro de la ciudad.

—El Canal Dos de Noticias ha descubierto recientemente que Choi Siwon, el magnate farmacéutico cuyo esposo murió hace cinco años en un accidente de avión, ha recibido unas noticias sorprendentes esta misma semana.



1 comentario:

  1. Eish.....como si no tuvieran suficientes problemas,viene la prensa a joder el día. Ahora todos se enteraran,y los que se andan escondiendo no saldran para que los vean

    Bien,pues de a poquito,de a muy poquito va avanzando la convivencia con siwon,la carta alta es sulli,espero comprenda que nada fue hecho a proposito

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...