De reojo, Jaebum vio cómo su esposo
caía al suelo cuando Aryth le cortaba el cuello a ese hombre. Tuvo que
controlarse para no ir a ayudarlo. Sabía que era mejor así.
Si mostraba preocupación por algo o
alguien, Aryth lo usaría en su contra. Muchas veces había tenido que
enfrentarse a hombres con los que había trabado amistad. Y sabía que su amo lo
había hecho a propósito. No iba a cometer ese error con su esposo. Así que ni
siquiera pestañeó.
Lo que sentía en su interior era otra
historia. Se alegró de que fuera Jackson el que estuviera hablando con Aryth
porque él no habría podido controlarse.
Acordaron que lucharían a la mañana
siguiente para conseguir la libertad de sus esposos. Eso le daría la
oportunidad de cuidar de él esa noche y explicarle lo que iba a pasar,
seguramente delante de sus ojos.
—Que vuelvan con sus esposos, después
llevadlos a las tiendas —ordenó Aryth a sus guardias.
Jackson y Yugyeom tomaron las cuerdas
que ataban a sus esposos y siguieron a los guardias hasta sus respectivas
tiendas. Él tomó a Jinyoung en brazos y fue hasta su carpa. No había camas ni
catres. Tuvo que dejarlo en el suelo. Le quitó las cuerdas y la mordaza.
Después lo abrazó.
—Jinyoung...