—¡Qué! —Jungsoo
fue sorprendido por sus palabras—. ¿Los lobos tienen sanadores? ¿Cuánto tiempo
ha pasado desde que un sanador ha sido parte de una manada?
—Demasiado tiempo
—respondió ella.
—Incluso si has
visto esas piedras, ¿cómo sería posible que te acerques lo suficiente para
robarlas? ¿Qué es lo que quieres tan desesperadamente que estás dispuesta a
correr tal riesgo?
—Tengo mis
razones. Ahora no es el momento ni el lugar para hablar de ellas —dijo Mona
bruscamente.
—Al infierno tus
razones —escupió Jungsoo—. Fuera de mi reino, bruja.
—¿Has tomado una pareja,
gran Rey? —preguntó Mona rápidamente, antes de que el Rey pudiera escapar.
Jungsoo se dio la
vuelta, lentamente congelándola con sus estrechos, escalofriantes y brillantes
ojos.
—¿Qué sabes de
los hechiceros y sus parejas? —Sus palabras fueron un gruñido y la amenaza en
ellas no pasó desapercibida para Mona.
Se dio cuenta de
inmediato que Jungsoo estaba intrigado. Tenía los labios apretados mientras lo
consideraba.
Finalmente habló:
—Tengo que
considerar tu oferta y discutirla con mi clan.
—Seguramente tú,
como su Rey, no necesitas su permiso. —Se burló Mona.
Jungsoo gruñó y estuvo frente a su cara en un abrir y
cerrar de ojos.
—Ten cuidado,
bruja. Las apariencias no son siempre lo que parecen. Háblame de nuevo con tal
falta de respeto y descubrirás de primera mano si hemos perdido o no tanta
magia como asumes.
Mona alzó las
manos en señal de rendición y dio un paso lento hacia atrás.
—No quise
faltarte el respeto, Rey. Andaré cerca, así que simplemente di mi nombre al
viento y te escucharé. —Retrocedió, cuidando de seguir enfrentando al Rey, y
montó a Octavian—. Una cosa más —dijo mientras se daba la vuelta para irse—.
Considera esto, ¿tu gente se está moviendo hacia adelante o hacia atrás?
¿Pueden sobrevivir el futuro en su estado actual? ¿En dónde ves a tu clan en
una década o en un siglo? —Con eso volteó su caballo y se marchó a la carrera.
Jungsoo observó
mientras la bruja se alejaba. Se dio cuenta que ella sabía que estaba empujando
sus límites con su paciencia. Tuvo que admitir que su oferta era muy tentadora.
Pero él era un ser realista, sabía que no sería tan simple como ella lo hacía
parecer.
Desdémona, pensó
para sí mismo. Sabía de ella, sabía del mal que se había arraigado
profundamente en su interior. Si había llegado al punto de hacer algo tan
desesperado como tratar de robarles las piedras a las Hadas, entonces no
quedaba esperanza para ella, a pesar de lo que había planeado.
También sabía de
la oscuridad dentro de su propio espíritu. A través de los siglos, el clan de Jungsoo
lentamente había sido forzado a la extinción debido al egoísmo de las Fae y a
la indiferencia de los demás seres sobrenaturales en este reino. Se había
vuelto voluntariamente a la magia negra en un intento de salvar a las parejas
de su raza. Lo que no sabía era que una vez que el mal era permitido incluso a
través de la apertura más pequeña, aún con la mejor de las intenciones, no
podía ser controlado. Tenía una voluntad propia, reptaba a los lugares oscuros
del corazón de un ser y alimentaba los pensamientos y deseos de dicho ser.
Un día se había
despertado y se dio cuenta que la ayuda había sido sólo una ilusión, una
mentira tan cuidadosamente elaborada en una idea tan atractiva que no había
notado que lo había atrapado lentamente a él y a su clan. Creyó que había
alcanzado el punto sin retorno. Estaba convencido que su corazón era tan oscuro
que cualquier cantidad de luz que intentara penetrar la oscuridad sería
inmediatamente extinguida. Si este fuera el caso, entonces ayudar a Desdémona
no se sumaría a la oscuridad dentro de él. Pero, si por algún pequeño milagro
hubiera una oportunidad para él, entonces ayudar a la bruja podría sellar su
destino, y estaría controlado para siempre por el mal que había ingenuamente
acogido con los brazos abiertos.
Dambi se sentó
con Henry y Changmin en la biblioteca de la mansión de la manada China. Los
había convocado después de dejar el consejo de las Fae y les pidió que la
ayudaran a recoger información a través de sus conexiones subterráneas en el
reino sobrenatural para ver si había alguna palabra de Mona o sus trabajos.
Dambi había
hablado con un hechicero que confesó hablar con Mona, pero que no discutiría de
lo que habían hablado. Henry y Changmin habían podido seguir un débil rastro de
la magia desde el velo de El Limbo a través de las montañas. Eso no podía ser
una buena cosa, teniendo en cuenta que según el último rumor que Dambi había
oído, había un Rey Hechicero y su clan residiendo ahí.
—Desdémona debe
estarse poniendo desesperada si está buscando ayuda de alguien que podría
destruirla —señaló Henry el mismo pensamiento que Dambi acababa de tener.
—Se está
desesperando si tan siquiera considera desencadenar demonios del Velo hacia
este mundo —agregó Dambi.
—¿Qué vamos a
hacer? —preguntó Changmin—. ¿Si nuestra propia gente no ayuda qué posibilidades
tenemos?
Dambi respiró
hondo. Henry y Changmin habían conocido a Dambi desde hace mucho tiempo y esta
era la primera vez que la habían visto realmente preocupada.
—Voy a usar las
piedras para solicitar a la Gran Luna.
Changmin jadeó.
—¿Es tan malo?
Dambi miró a sus
dos amigos, sus compañeros de armas. No les mentiría a ellos. No sería justo.
Después de todo, se estaban sacrificando al estar aquí con ella.
—Las Guerras de
los Hombres Lobo y la Gran Purga fueron pan comido comparado con lo que será si
esos demonios son permitidos en este lado del velo. —Se puso de pie—. Ustedes
dos necesitan mantener un perfil bajo hasta la reunión de mañana en la noche.
Voy a tener que acercarme más al Velo para poder aprovechar su poder y
agregarlo al mío y al de las piedras.
—Dambi, más vale
que tengas cuidado. —Los ojos de Henry se estrecharon—. Sabes que hay muchos
que no dudarían en enviarte a la otra vida para tener sus manos sobre esas
piedras.
Los labios de Dambi
se curvaron en una sonrisita.
—Henry, incluso
tan viejo como eres sigues siendo tan joven. ¿Te das cuenta de a quién le estás
hablando, verdad?
Changmin sonrió y
Henry trató de ocultar su propia sonrisa.
—Sí, ya sé que
eres… ¿qué es lo que dice el compañero del Chino? ¿Una patea traseros?
—Harías bien en
no olvidar eso, hadito.
Henry puso los
ojos en blanco ante el apodo que ella sin duda había agarrado de los chicos
americanos.
Dambi los dejó
mirarla mientras se dirigía una vez más a los Alpes de Transilvania.
Wadim rió
mientras leía la última camiseta que su hermana le había enviado. Probablemente
ésta no era para usar alrededor de los cachorros, no es que hubiera alguno en
su manada. Frunció el ceño ante ese pensamiento.
—Los
historiadores lo hacen una y otra y otra vez… —Leyó en voz alta la camiseta,
sonriendo a la ligera mofa que ella estaba añadiendo a la insinuación sexual.
Ellos
continuamente discutían sobre el hecho que la historia estaba condenada a
repetirse. El argumento de ella era que la gente cambia y, por lo tanto, la
historia tenía que cambiar. Su argumento era: “Yo soy el historiador y sé más
que tú”. Ella siempre gruñía cuando él le arrojaba eso. Dobló la camisa al azar
y la colocó en el extremo de la mesa, entre los muchos papeles y archivos.
Había estado
trabajando en meter los más recientes acontecimientos de su manada en la base
de datos. Junjin había sido inflexible sobre la documentación de la reaparición
de los sanadores gitanos, y los latentes siendo apareados con lobos pura
sangre. Wadim estaba tratando de mantener los eventos hasta la fecha en el
sistema y continuar trabajando en la búsqueda de archivos que concernían a la
crisis actual. Los archivos más viejos estaban todavía en forma de papel, lo
que hizo el trabajo muy lento y absorbente. Él estaba operando con muy pocas
horas de sueño y sabía que necesitaba descanso. Tener los ojos cruzados en la
pantalla de la computadora debido al agotamiento no era precisamente favorable
para mantener un registro exacto.
Miró el reloj y
vio que eran sólo las seis de la tarde. Hora de dormir o no, iba a caer dormido
en su escritorio o su cama, donde sea que aterrizara.
—La cama será
—habló en la Sala vacía, en dirección a su cuarto.
Estaba dormido
antes que su cabeza golpeara en la almohada.
Wadim sabía que
todavía estaba dormido, incluso mientras se sentaba en el borde de su cama.
Mirando a su alrededor, se dio cuenta que no estaba en su habitación. La
habitación en la que se encontraba estaba iluminada con una luz suave que
parecía lo suficientemente brillante como para mantener a la oscuridad bailando
a varios pies de distancia.
Se puso de pie y
giró en círculo, mirando a su alrededor. Las paredes eran de piedra gris y
alrededor, por todas partes, había candelabros. Entre cada candelabro había una
foto de un lobo, o un grupo de lobos. Wadim podía Decir por el gran tamaño de
ellos que no eran lobos naturales. Estos eran Canis lupis. Había una gran
alfombra redonda de color púrpura profundo en el centro de la habitación. Una
mesa de cristal estaba sobre la alfombra y en torno a la mesa, varias sillas,
incluyendo un sofá de dos plazas y un diván.
Dio un paso hacia
adelante, hacia un sillón de brazos de dorso blanco. El aire ondulaba a su
alrededor y le acarició la cara suavemente. Buscó una ventana o una puerta,
algo que hubiera llevado la brisa. Una vez más, dio una vuelta completa. De
pie, detrás de él, donde la cama había estado; se encontraba una mujer hermosa.
Era alta y tenía el cabello largo y blanco que brillaba con un suave halo de
luz. Sus ojos también eran blancos, sin pupilas, y parecían brillar con la
misma luz. Tenía la nariz recta y labios llenos y rosados que estaban girados
hacia arriba en una sonrisa suave. Un manto resplandeciente cambiaba de plata a
púrpura con sus movimientos.
Wadim observó con
asombro mientras ella se acercaba a él, aunque con la gracia que se movía, era
más como deslizarse. No podía apartar la mirada mientras esperaba que ella
hablara. Cuando por fin lo hizo, su voz fue un bálsamo que alivió toda
preocupación y calmó todo pensamiento.
—Bienvenido,
Wadim, encargado del conocimiento de la manada Coreana; hijo mío.
Wadim no estaba
seguro si debía inclinarse, arrodillarse o besar su mano. No conocía el
protocolo para el encuentro con la Gran Luna, pues estaba seguro que ella era
la que estaba delante de él.
—Un simple “hola”
servirá, guardián. —Su risa fue una campanada musical que trajo una sonrisa a
su cara.
—¿Usted puede
leer mi mente? —preguntó tentativamente.
—Por supuesto. Te
he creado; lo sé todo sobre ti —le dijo.
Wadim pasó una
mano por su cara con un pequeño gemido.
—Hombre, eso no
puede ser bueno.
Una vez más con
esa risa musical.
—No te he traído
aquí para hablar de tu propia vida, Wadim. Todavía no, de todos modos. Hay
acontecimientos más grandes pasando en tu mundo, más grande que cualquiera de
cualquier especie. —Ella hizo un gesto para que Wadim tome asiento y tomó el
que estaba frente a él—. He sido convocada por una de las grandes Fae, Dambi.
Ella ha venido a mí en nombre de los lobos, mis lobos. ¿Cuánto sabes acerca de
la situación que se desarrolla en el mundo?
—He estado
trascribiendo todos los acontecimientos recientes, pero no he tenido mucho
tiempo para hablar con Junjin. Él ha estado ayudando a Siwon a reorganizar la
manda China.
Wadim habló de su
manada como si ella los conociera; pensó que debía hacerlo ya que ella fue
quien los creó.
—Mucho ha pasado
desde la batalla entre la bruja y mis lobos. Desdémona está en movimiento. Ella
está buscando liberar a una antigua horda del mal en tu reino y ha estado
persiguiendo al único ser que tiene el conocimiento para abrir el Velo a fin de
permitir que el mal lo cruce. Ahora ella lo ha encontrado. De momento él no ha decidido
si va a ayudarla. Su corazón aún no está consumido por el mal. Todavía existe
el bien profundamente dentro de él… bien que necesita sólo una pequeña luz para
penetrar a través de la oscuridad que está tratando de tragárselo.
»Desdémona
sostiene una gran tentación delante de él, aunque si ella puede entregar lo que
promete aún no ha sido determinado. Dambi de las Fae ha sido una gran amiga de
mis lobos y ha continuado a la larga la tarea que coloqué delante de ella. Los
otros de su raza se han vuelto complacientes y confortables en la paz que han
disfrutado durante tanto tiempo. No voy a permitir que se sienten cómodamente
detrás de su velo, mientras que el ámbito humano es destruido.
Wadim escuchó con
atención, sintiendo su pasión y amor por sus creaciones, e incluso por aquellos
que no creó.
—¿Qué va a hacer?
—preguntó.
—Voy a agitar las
cosas un poco —respondió ella, con lo que sólo podría describirse como una
sonrisa llena de picardía—. He decidido que puedo crear una situación que será
buena para todos los interesados. Mis lobos están disminuyendo en número debido
a la falta de verdaderos compañeros. Esto fue de mi propia obra, por lo cual
estoy verdaderamente arrepentida. Cuando vi la destrucción que estaban trayendo
entre ellos, les hice muy difícil procrear y, con el tiempo, esto ha causado
una población con muy pocas parejas. La marea está cambiando. Mis lobos
empiezan a reunirse ellos mismos una vez más. El amor del compañero mestizo del
príncipe, la feroz fidelidad del latente, y el corazón puro del sanador están
trayendo una nueva era a la especie Canis lupis. Debido a esto, voy a ayudar a
mis lobos a reponer sus números. Yo los bendeciré con crías que traerán alegría
a sus manadas y voy a unirlas con otras especies sobrenaturales.
Ella hizo una pausa
mientras Wadim procesaba todo lo que ella estaba diciendo
—Mis lobos
necesitan compañeros. Desde su creación sólo he permitido que se vinculen
dentro de su propia especie. No puedo permitirles aparearse con seres humanos
de sangre pura y formar uniones de compañeros verdaderos, por supuesto, porque
los seres humanos carecen de magia. Sin embargo, puedo hacer posible que otras
especies mágicas se conviertan en compañeros compatibles.
—Las hadas
—susurró Wadim con fascinación.
—Correcto,
guardián. Voy a hacer a las Fae verdaderos compañeros compatibles al Canis
lupis. El vínculo no será menos intenso que si se tratara de dos lobos. Su
magia combinada creará el vínculo entre sus almas. El acoplamiento entre las
dos especies obligará a las Fae a salir de su escondite. A pesar de su pereza,
todavía son muy fieles a su propia especie, y no dejarán a uno enfrentar el
peligro por su propia cuenta. Voy a comenzar con dos de su manada por la
fidelidad que el Alfa Coreano y sus lobos me han mostrado. Quiero que seas el
que comparta esta información con Junjin y Siwon. Estos dos Alfas han
demostrado su lealtad a su especie y hacia mí. Ellos determinarán quién más
merece conocer esta información.
Wadim se quedó
sin habla. La Gran Luna quería que él compartiese la información más importante
en la historia de su especie. Esto alteraría para siempre el curso de su
especie. Y él se había estado quejando de estar aburrido. Supongo que eso le
enseñaría a quejarse.
—Confío en que lo
hagas, Wadim. Has demostrado ser un guardián muy admirable y veraz. Sé que
dirás todo lo que te he enseñado. Haz esto tan pronto como despiertes. Diles a
mis lobos cuán orgullosa estoy de todos ustedes.
Wadim sintió sus
ojos hacerse pesados y cerrarse en contra de su voluntad. Segundos después se
sentó en su cama con un jadeo, a solas en su cuarto oscuro. Se frotó los ojos,
tratando de despejar el sueño y miró a su alrededor para ver si realmente
estaba de vuelta en su habitación. Se pellizcó el brazo.
—¡Ouch! —gruñó,
pero rápidamente se olvidó del dolor mientras las palabras de la Gran Luna
llenaban su mente.
Se levantó de un
salto, apresurándose directamente a su computadora. Después de crear un documento
en blanco, comenzó a escribir todo lo que ella le había dicho. Una vez que
terminó, tomó el teléfono y marcó el número del móvil de Junjin.
—Habla Junjin
—retumbó la voz profunda del Alfa.
—Tenemos que
hablar —jadeó Wadim sin aliento.
—Empaca tus cosas.
Vas a ir con nosotros a la mansión de la manada China. Tenemos una reunión esta
noche.
Wadim colgó y se
dio cuenta que debió haber dormido toda la noche a pesar de que sólo lo sintió
como un corto período de tiempo. Sacudiendo la cabeza para despejarse, comenzó
a hacer las maletas. Su mente estaba corriendo sobre las posibilidades y las
consecuencias del decreto de la Gran Luna.
Sonrió para sus
adentros al pensar en el pobre lobo que sería el primer emparejado con una Fae.
Esto es lo que
sucede cuando te quejas de estar aburrido, pensó para sí mismo.
Tiró de la correa
de su bolso sobre su hombro y agarró la unidad flash en el que había guardado
la documentación de las palabras de la Gran Luna. Cuando empezó a subir las
escaleras, murmuró en voz baja:
—Sólo estaba
sentado por ahí, pensando en mis propios asuntos, quejándome sobre archivar, y
luego… ¡BAM! “Tu especie será capaz de aparearse con una especie totalmente
diferente. Ah, y por cierto, Wadim, es tu responsabilidad transmitir esta
información”. Eso me enseñará a no quejarme.
Dónde estás, mi
Alfa? —le habló Hyesung a su compañero, quien tenía una mirada lejana en sus
ojos. Estaban esperando a que los demás llegaran a la Sala de reuniones de la
mansión de China. Junjin y Hyesung se habían presentado justo antes del
anochecer y los otros de la manada de Junjin se estaban asentando en las
habitaciones que Hee y Siwon habían preparado para ellos.
—Me pregunto si
veremos alguna vez días de paz en mi tiempo como Alfa. ¿Alguna vez tendremos
nietos danzando alrededor de nuestros pies? ¿Te sostendré por la noche y no me
preocuparé si vamos a estar peleando por nuestras vidas al día siguiente? —Junjin
tiró a Hyesung en sus brazos. El apoyó la cabeza en su pecho mientras le
acariciaba el cabello con cariño.
—Todo lo que
puedes hacer es lo correcto. Luchar contra el mal y aquellos que lo utilizarían
para devastar a los débiles con los que son puros de corazón y tener la
voluntad de estar en contra de ello. Tú los guías, les das tu fuerza y tu
confianza de que ninguno de nosotros va a descansar hasta que el bien
prevalezca. —Hyesung se apartó para mirarlo a los ojos—. Puede que no veamos
días de paz, o juguemos con nuestros nietos —se ahogó con sus palabras al
hablar de los más pequeños—. Podríamos nunca irnos a dormir sabiendo que vamos
a despertar y abrir la puerta a una mañana brillante. Y eso está bien, porque
te he amado y he sido amado por ti. He luchado a tu lado, he dado a luz a tu
hijo, me he reído, llorado, dolido, gozado, e hice duelo contigo. Esas cosas
son mi paz.
Junjin puso las
manos a ambos lados de la cara de su compañero y suavemente tiró de él. Sus
labios se tocaron, y aún después de dos siglos, la pasión que comenzó como
brasas ardió brillante y fuerte. Hyesung envolvió sus brazos alrededor de su
cuello. Junjin gruñó suavemente y Hyesung rió ligeramente mientras se alejaba.
Lo miró a los
ojos y vio al hombre que su compañero creía que era. Un hombre puede ir a la
tumba con orgullo cuando ha visto en los ojos de su amado que él es su héroe,
su amante, su amigo y su confidente.
*Sorry si hay errores, cualquiera, me lo hacen saber y lo corrijo. Gracias*
-llora de felicidad-
ResponderEliminarPensé que me habías abandonado, sin actualizaciones hace días, estaba que me daba un soponcio!!!!
Ahhh
Oh si~
El trio maravilla tendrá cachorros!!!! Oh si!!! Bebés!!!!
Ahhhhh no lo puedo creer!!!
Excelente!!!!
Oh si~
Mimi~ espera por tu hadito!!!!
Oh si!!!
Ohhhh que bello capitulo!!!!
ResponderEliminarajaaa ahora se porque la foto de Zhoumi y Changmin, ellos serán la primera pareja de especies diferentes.
Gracias por el capitulo.
Un abrazo ^_^