Donghae, Teukkie, Kangin,
Hyukjae, Hongki, y Zhoumi todos miraron en shock mientras Siwon, el grande, el fuerte
e inamovible Siwon, perdía el control.
Siwon levantándose
desde el suelo y con su velocidad de lobo cruzó al otro lado de la habitación, agarrando sillas y
arrojándolas. Se hicieron añicos, golpeando las paredes con tal fuerza que
sacudió la taberna. Siwon
gruñó, sin dejar de causar estragos a todo a su paso. Su aullido de dolor se
extendió por el edificio,
haciendo que todo el mundo se arrodillara mientras el poder salía de él.
De repente, la
puerta de la habitación se abrió y Junjin irrumpió. Su propio poder llenó la
habitación,
envolviéndose
alrededor de Siwon y tirando de él hacia abajo.
—Cálmate, Beta.
—Las palabras de Junjin fueron firmes, mezcladas con la promesa de castigo a su
Beta si no conseguía
ponerse bajo control.
Siwon inclinó su
cabeza.
—Le he fallado. No
me acuerdo de él, pero incluso mientras estoy aquí puedo sentir a mi lobo
gruñéndome. Mi
propio lobo me reprende por no cuidar de él.
—¿Me estás
diciendo que tu lobo lo recuerda? —preguntó Junjin.
—No sé si lo
recuerda como nuestro compañero, pero siente una conexión con él, quiere
protegerlo.
—Siwon miró a su
alrededor, el remordimiento llenándolo ante la evidencia de su pérdida de
control
—. Voy a arreglar
esto, Alfa —le dijo a Junjin.
—Sí, lo harás. No
puedes ayudarlo si no te mantienes controlado.
Siwon asintió,
pero no dijo nada más.
—Te ayudaremos
—ofreció Donghae.
Hyukjae lo miró y él
se sonrojó ante la aprobación brillando en sus ojos.
—Eso no es
necesario —dijo Siwon.
—No pedí tu
permiso. Somos una manada. ¿Cuál es el punto de ser de la manada si no
compartimos
las cargas de los
otros?
—Bien dicho,
sanador. —Junjin le sonrió a Donghae y pudo ver que iba a ser una adición muy
especial para su manada.
Había tomado el
resto del día para que Siwon y los otros pudieran poner la habitación en orden
y
salvar tantas
sillas como pudieran. Se encontró con el propietario y le dijo que pagaría por
los daños y
compraría todas
las nuevas sillas. Afortunadamente fue muy comprensivo y tomó las cosas con
calma.
Esa noche, Siwon
miró por la ventana del segundo piso de la habitación tranquila donde estaba
sentado. La luz de la
lámpara parpadeaba, proyectando sombras misteriosas a través de las paredes, un
fuego quemaba detrás de
él en una de las muchas chimeneas que ocupaban la taberna. Su espalda estaba caliente por el
calor, pero el frío que corría por su cara y pecho persistía.
Había camas
alineadas junto a las paredes, de lado a lado en ambos lados de la habitación.
Más tarde
compartiría esta
sala con los otros de su manada, pero por ahora les había dicho a todos que
necesitaba estar solo.
Necesitaba ver si podía conseguir que Heechul le hablara. Estaba preocupado por
él, sobre cómo había sonado
la última vez que habían hablado a través del íntimo vínculo que compartían.
Siwon sacó su
teléfono cuando lo sintió vibrar. Junjin le había enviado un mensaje de texto
preguntándole si
estaba bien. Siwon sonrió, sorprendido por lo mucho que Junjin se preocupaba
por
sus lobos. Le
respondió y comenzó a poner el teléfono lejos antes de notar un mensaje de
texto anterior de Heechul. Sus
latidos aumentaron mientras abría el mensaje de texto y se quedó sin aliento
mientras leía su
correspondencia juguetona.
Cuando se desplazó
a través de ello, ciertas cosas llamaron su atención. Lo llamaba princesa, nene,
le
decía que era de
él. Incluso le había dicho que mantuviera su ropa puesta. Tendría que
preguntarle a
Teukkie y Donghae
acerca de ello. Los dos se burlaban entre sí y era evidente que había una fácil
intimidad entre
ellos.
Su corazón empezó
a dolerle mientras leía los textos una y otra vez. Antes de la muerte de Jiwon
había anhelado un
compañero, anhelado lo que obviamente había tenido con Heechul. Recordó que
después de que muriera Jiwon
había jurado que nunca
tomaría una pareja.
Nunca más quería
tener la responsabilidad
por la vida de alguien, o la posibilidad de que pudiera volver a fallar.
Ahora bien,
leyendo estos textos, sabía que haría cualquier cosa para conseguir sus
recuerdos de vuelta. Haría cualquier
cosa por tener a este joven que, obviamente, lo amaba, y él a él, de nuevo en
sus brazos.
«Encontré los
mensajes de texto entre nosotros». Siwon empujó sus pensamientos con tanta
fuerza
como pudo contra
los escudos. Se sentía mal forzándolo para entrar en su mente, pero no lo
suficientemente
malo para que no lo hiciera. Se sentía vacío, solo sin su presencia en su
mente.
«Heechul, por
favor, háblame», suplicó Siwon.
«¿Y qué
exactamente quieres que diga? Hola, sé que no me recuerdas pero te amo más que
a mi vida
y no puedo
soportar estar sin ti. Apenas puedo respirar estando lejos de ti. Estoy
sufriendo, asustado
y enojado. ¿Es eso
lo que quieres oír? ¿Quieres escuchar cómo mi corazón se está rompiendo y mi
alma se siente
como si hubiera sido rasgada en dos? O tal vez te gustaría que diga cómo en
todo lo que puedo pensar es en
la última vez que me sostuviste en tus brazos, el último beso que me diste, la
última vez que te oí
hablarme reconociéndome. ¿Qué debo decir, Siwon?»
Siwon cerró sus
ojos mientras absorbía su dolor.
«Sé que te he
hecho daño y lo siento. Puedo decir a partir de estos textos que te amaba».
Heechul lo
interrumpió antes de que pudiera decir algo más, y la vacilación en su voz casi
lo hizo caer de rodillas.
«Me amabas…
pasado. Vaya, eso es intenso. Esa es la guinda del pastel proverbial, bola de
pelos.
Gracias por eso».
«¡HEECHUL
DETENTE!», rugió Siwon a través de su vínculo. «No voy a renunciar a nosotros.
No voy a parar hasta
encontrarte y hasta destruir la maldición. No, no me acuerdo de ti, pero todo
el mundo me dice que
eres preciado para mí. Algo dentro de mí me dice que tienen razón. Te
encontraré, pero hasta entonces…
sólo déjame cortejarte de nuevo».
«Um, noticias de
último momento, Siwi. Nunca realmente me cortejaste en primer lugar. Más o
menos me dijiste que era
tuyo y casi matas a cualquier otro que respirara demasiado cerca de mí».
Casi
podía oír su sarcasmo y
lo tomó como una buena señal,
como si tal
vez hubiera llegado
hasta él.
«¿Y cómo exactamente planeas cortejarme, B?»,
preguntó él.
«¿B?»
«Por Beta. Aunque
me reservo el derecho de utilizarlo para llamarte mujer vagabunda cuando lo
considere necesario».
Siwon sonrió. Era
un luchador, eso era seguro.
«Bueno, tengo toda
la noche. ¿Qué tal que si nos conocemos otra vez?»
Esperó a ver lo
que iba a decir y ni siquiera se dio cuenta que se encontraba conteniendo el
aliento
hasta que lo soltó
cuando él respondió.
«Está bien».
«Antes de que
vayamos más lejos, necesito saber, ¿estás a salvo? ¿Hay alguien lastimándote?»
«Estoy a salvo.
Estoy sufriendo, pero sólo porque me caí en un profundo agujero en el suelo».
Siwon decidió
esperar para encarar eso. Primero se ocuparía de sus emociones y lo ayudaría a
que se
sintiera cómodo.
recientemente las
cosas se pusieron un poco agitadas y antes de eso, estabas siendo un cabeza
hueca. ¿Cuál es tu
apellido y por qué no lo usas nunca?»
Hee cerró
los ojos mientras
yacía sobre la
mesa. Había estado preguntándose cuál era su
apellido, eso era
cierto, pero justo en este momento lo escucharía recitar el alfabeto una y otra
vez
con tal de oír su
voz. Sí, sí, soy tan patético en este momento, pensó.
«Mi apellido es Choi».
«¿Quién era tu
padre?», preguntó Hee.
Casi podía oírlo
respirar profundamente antes de que él hablara.
«Era el Alfa de la
manada Coreana del Oeste». Siwon esperó su respuesta. Pensó que probablemente
él no sabía que en
algún momento la manada Coreana estuvo dividida.
«¿Cuándo fue Alfa
tu padre?»
Siwon frunció el
ceño. ¿No iba a preguntarle sobre la división de la manada?
«Después de las
guerras de los hombres lobos. El Alfa anterior fue asesinado durante este periodo.
Creo que se
llamaba…»
«Yesung», terminó Hee
por él.
Siwon no podía
creer que supiera esto. No es algo que siempre se hablaba en una conversación
casual. ¿Cómo podría
saberlo?
«Sí, Yesung. Mi
padre era su Beta». Siwon hizo una pausa incómoda. «… Mi padre murió en 1905
después de que mi
madre, fuera baleada y asesinada por cazadores furtivos. La habían confundido
con un lobo
salvaje. Yo sólo tenía 20 años humanos, convirtiéndome en uno de los más
jóvenes Alfas en nuestra historia.»
Esta vez sintió la
sorpresa de Heechul. Así que no había sabido que él había sido un Alfa.
«¿Fuiste un Alfa?»
Hee sabía que el asombro que sentía llenaba su voz.
«Sí».
«¿Qué pasó? ¿Por
qué ya no lo eres más?» Siwon podía sentir su interés, su deseo de saber más
sobre
él. Por alguna
razón eso le hizo sentir orgulloso. Su lobo estaba pavoneándose, como un joven
cachorro tratando de atrapar
la atención de una pareja.
«Cuando murió mi
hermana Jiwon perdí la razón. Entré en un arrebato de ira,
convirtiéndome en
alguien peligroso
para todos los
que me rodeaban.
Recuerdo que Junjin vino a mí, recuerdo
disolver la manada
Coreana del Oeste y declarar una fusión, pero después de eso no recuerdo lo que
pasó. Sé que
renuncié a mi apellido. Había deshonrado a mi familia por no haber protegido a
mi
hermana… yo no
merecía llevar el nombre de mi padre».
Hee podía sentir
el dolor de Siwon por perder a su hermana y la vergüenza que él pensó que debía
llevar. Pero sabía
que no era así. Incluso los Alfas no podían salvar a todos.
«Siwon, los Alfas
no son infalibles. No deberías avergonzarte por lo que sucedió ese día. Nadie
podría haber predicho lo
que haría un lobo idiota. Eres un hombre increíble, y cuando clamas a alguien
como tuyo haces todo lo
posible para protegerlos. Pero no eres perfecto y nadie espera que lo seas».
«Hablas como si me
conocieras». Siwon no pudo ocultar la emoción que evocaban sus palabras en él.
«Te conozco». La
voz de Hee fue suave mientras respondía a la emoción que sentía venir a través
de su vínculo.
«Espero haberte
conocido igual de bien».
«Lo harás»,
prometió Hee. «No te abandonaré, Siwon. Lo siento, pero estás atascado
conmigo».
Pudo sentir la
alegría de Siwon.
«Donghae me mostró
fotos tuyas en su teléfono», mencionó él repentinamente.
Hee se quedó
callado ante su comentario. Sus ojos se abrieron y se encontraron con el techo
bajo el
cual yacía,
trazando a lo largo de las vigas de madera que corrían horizontalmente a través
del cuarto. Su respiración aumentó y justo en ese momento planeó matar a Donghae
en cuanto lo viera.
«¿Lo hizo?»,
preguntó Hee cuidadosamente. «¿Y qué pensaste?»
«Esperaba que
algún día pudieras estar vinculado a mí, así de esa manera esa bata ya no sería
necesaria».
Hee sintió que la
sangre subía a su cara, el calor de la vergüenza atravesándolo. Sí, Donghae era
un
sanador gitano
muerto.
«No te
avergüences, Heechul. Creo que eres hermoso».
«Sí, bueno, no
esperaba exactamente que la primera cosa que le enseñaría a mi compañero que no
se
acuerda de mí es
estar en una bata».
«No me estoy
quejando». Oyó risas en su voz y lo absorbió como si fuera la última gota de
agua que
nunca jamás
sentiría en su piel.
«Estoy seguro que
no lo estás».
Siwon se puso
serio.
«Heechul, ¿cómo
sabías quien era Yesung?»
Hee no sabía cuánto
se le estaba permitido contar a Siwon. Ryeowook y Yesung habían salido, para
nada preocupados
en dejarlo ya que no podía caminar. Pero, ¿cómo esconder algo a Siwon? Ya sea
que se acordara de él
o no, seguía siendo su compañero.
«¿Heechul?» Su voz
sonaba cada vez más como el Siwon que lo amaba.
«No quiero poner
en peligro a los que me han rescatado».
«Lo comprendo y
puedes confiar en mí. ¿Cómo lo supiste?»
Hee respiró hondo
y lo dejó salir. Decidió que era imposible no poder decirle.
«Sabía quién era
porque él y su compañero Ryeowook son los que me salvaron de la caverna en
donde estaba. Ahora
estoy en su casa».
Hee se estremeció
ante la alarma que corrió a través de su vínculo.
«¿Cómo? ¿Cómo
pueden estar todavía vivos? Nadie ha visto o escuchado de ellos en siglos».
«Lo sé. Ryeowook
me lo explicó todo».
«Entonces
explícamelo a mí», exigió Siwon.
«Todavía no puedo,
Siwi. No sé si estén cómodos conmigo contándolo».
«Soy tu compañero.
¿Cómo puedes esconderme algo?»
«Oh, ¿ahora deseas
reclamar la tarjeta del compañero? Bueno, puedes meterla de nuevo en tu
bolsillo
trasero, amigo,
porque hasta no hace mucho tiempo eras como: “bla, bla, no me acuerdo de ti,
bla, bla
debería recordar a
mi compañero”. Así que, ¿a quién le importa?», le gruñó Hee.
«Puede que no
recuerde, pero sí creo que eres mi compañero. Heechul, te someterás a mí en
esto».
Hee pudo sentir la
sorpresa que lo llenó cuando se rió de él a través de su vínculo.
«¿Te estas
burlando de mí?»
«Sí, mi compañero
peludo, estoy definitivamente riéndome de ti. “Someter”… hombre, ese es el
clásico Siwon. Me hace
querer besarte».
Hee oyó la puerta
empezar a abrirse.
«Oye, Siwi, me
tengo que ir. Están de vuelta y tengo que hablar con ellos».
«No te atreves a
bloquearme, Heechul». Hee amaba el autoritarismo en su voz; lo hacía sentir
como si nada hubiera
cambiado entre ellos.
«Lo siento, pero
la conexión es un poco difusa, Siwi, te escucho entrecortado. Has algunos… no
puedo… hablamos…
luego…»
Hee interrumpió
sus palabras con silencios en medio imitando una mala conexión de un teléfono
celular, y luego
rápidamente erigió una pared entre sus mentes. Le dolía estar separada de él,
pero Hee confiaba en Ryeowook
y Yesung y necesitaba saber qué hacer acerca de dejar que sus amigos y
compañero supieran
sobre sus rescatadores.
—¿Cómo te sientes?
—Hee oyó a Ryeowook preguntar.
Heechul yacía en
la cama con los ojos cerrados, oliendo el aire fresco y crujiente que se había
arremolinado
dentro cuando Yesung y Ryeowook entraron a su casa. Mientras se habían ido, Hee
había intentado echar un
vistazo alrededor de la habitación.
Había observado
que la cama que ocupaba estaba en el área donde estaría una mesa de desayuno.
La
cocina estaba
justo al lado. Los pisos eran de madera y la isla en medio de la cocina era de
madera con estantes a lo
largo de la base que albergaba todo tipo de botellas diferentes con nombres
escritos en sus etiquetas.
Por encima de la
isla colgaba una agarradera redonda de hierro forjado, pero en lugar de
macetas, de
este colgaban
plantas y hierbas. El mostrador que corría a ambos lados de la cocina era de la
misma
madera que la isla
y los gabinetes estaban abiertos sin puertas en ellos. Era una habitación muy
acogedora. El olor
del incienso impregnaba el aire y el crujido del fuego caliente que ella no
podía ver a la vuelta de la
esquina la calentaba.
La mente de Hee
regresó a la pregunta de Ryeowook cuando lo vio parada al lado de su cama.
—Débil —contestó Hee
honestamente. Pensó que no tenía ningún motivo para mentir.
—Voy a hacer un
poco más de té para ti.
—Gracias. —Hee
aclaró su garganta antes de que ella continuara—. Entonces, Ryeowook, necesito
saber lo que puedo
decirle a Siwon, mi compañero, acerca de ustedes. Él y yo estábamos hablando
a través de
nuestro vínculo mientras que ustedes se habían ido y he descubierto por qué lo
sentía
tan extraño.
—Perdió sus
recuerdos —terminó Ryeowook antes de que Hee pudiera revelarlo.
La boca de Hee
cayó abierta. La cerró y negó con su cabeza.
—¿Cómo lo sabes?
Ryeowook le
entregó el té y Hee tomó un sorbo. Yesung vino y se puso al lado de su
compañero.
—Hay ojos y oídos
en todas partes del bosque —le dijo Yesung misteriosamente.
Ryeowook le dio un
codazo.
—No intentes
asustarlo, torpe.
Yesung dio a su
compañero un gruñido fingido, pero había humor en sus ojos.
—Yesung y yo
fuimos a ver a la persona de la que te hablé, quien nos ayudó todos esos siglos
atrás
—explicó Ryeowook—.
Sabíamos que él sabía lo que estaba pasando. Y no es bueno. No es bueno
en lo más mínimo.
—Ryeowook se acercó a Hee y colocó un brazo detrás de sus hombros mientras
Yesung tomaba sus
tobillos suavemente en sus manos—. Necesitas sentarte un poco. Estar toda
acostado sobre tu
espalda puede causarte neumonía.
Después de que Hee
se acomodó, las almohadas detrás de él apoyadas contra la pared, miró hacia la
cara preocupada de
Ryeowook.
—Entonces,
suéltalo todo. No lo endulces y por favor confía en mí. Yo confío en ustedes
chicos y no
quiero que les
pase nada.
Ryeowook sonrió.
—Gracias, Hee. Lo
primero que debes saber es que tienes que estar aquí. Solo yo puedo sanarte y
evitar que te
enfermes más.
—¿Por qué me
enfermaría más?
Ryeowook ignoró la
pregunta y continuó:
—En segundo lugar,
la bruja de la que te hablé es de hecho la única desde hace mucho tiempo. Es
poderosa y quiere
un sanador. No se detendrá ante nada para encontrarme. Tienes que entender lo
terrible que sería
si pone sus manos sobre mí. Tengo que evitarlo a cualquier precio.
Hee comenzó a
sentir que la cabeza se le nublaba. No se sentía soñoliento, pero se sentía
rara. Y
entonces lo
sintió. Su vínculo con Siwon se rompió por la mitad. Era tan extraño. Era como
si pudiera
ver el cordón que
lo llevaba hasta él… como una cuerda tensa siendo jalada demasiado hasta
quebrarse.
Hee tomó una
bocanada de aire ante la repentina pérdida de la conexión.
Sus ojos se
dispararon hacia Ryeowook.
—¿Qué has hecho?
—gruñó Hee.
Yesung dio un paso
adelante, una postura protectora frente a su compañero. Como si Hee estuviera
en condiciones de
hacer algo.
—Lo siento, Hee.
No puedo permitir que le digas demasiado a tu compañero. Podrías no darte
cuenta
que estás dando
pistas a donde él o la manada podrían encontrarte.
Hee estaba
tratando muy duro de verlo desde el punto de vista de Ryeowook, pero el agujero
negro
dentro de él no le
estaba haciendo comprensiva especialmente.
—Habrá algunas
consecuencias por el vínculo roto. Y no es permanente. Pero puedo mantener al
mínimo los efectos.
—¿Qué
consecuencias? —Hee estrechó los ojos hacia el sanador en quien quiso tanto
creer que no lo
lastimaría. Ahora
no estaba seguro.
Ay~ pobre Siwonshis! Que manera de perder el control!!!
ResponderEliminarAww pobtesito!
TT____TT
No se vale!!!
Ay~ Hee siempre tan él!!!
Amo el sichul!!!
Wokkie bebé malo!!!!
Nooooo
Siwonshis se va a volver loco!!!
Wookie que hiciste, no es justo la bola de pelo eataba en plan chulo reconquistador de Hee y venis vos a romper, no mejor dicho, intervenir en su vínculo recién establecido.
ResponderEliminarAmo el SiChul en modo conquistador
bueno wookie tiene miedo y hay que entenderlo yo tambien haria lo que fuera para salvar a mi amor
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