Hyukjae se sentía bien. Lo rodeó entre
sus brazos y comenzó a besarlo. Enseguida, el beso se hizo más profundo y más
ansioso.
–¿Qué es esto? –dijo Donghae cuando,
al fin, sus bocas se separaron.
–Un beso. ¿Qué otra cosa iba a ser?
Era raro, pero aquélla era la primera
vez que Hyukjae besaba a un joven como Donghae.
Siempre había criticado a su
hermano por salir con el mismo tipo de jóvenes, pero él no había sido
diferente. Se dio cuenta de que nunca había querido a ninguno que pudiera darle
problemas o revelarse. Nunca había querido arriesgarse a que derribaran el muro
que se había levantado alrededor del corazón. Siempre había descartado las
conversaciones íntimas y había perseguido relaciones superficiales, que no
amenazaran el predecible curso de su vida.
Pero ese joven era distinto.
Hyukjae frunció el ceño, poseído por
un puñado de pensamientos en conflicto. Al instante, se relajó. Se dijo que
aquello era lo correcto porque, por una parte, se sentía atraído por Donghae, a
pesar de que no era su tipo. Por otra, así protegería a su hermano de un
potencial cazafortunas, sólo en el caso de que Donghae hubiera planeado poner
las manos en el dinero de Kyuhyun.
A él no le importaba que fuera un
cazafortunas, pensó, pues a diferencia de su hermano, estaba bien equipado para
manejar a los jóvenes.
–Estábamos… hablando de diseñadores
–balbuceó Donghae, sin poder apartar los ojos de su hermoso rostro.
–Estábamos –repitió Hyukjae, sin
soltarlo.
–Me estabas hablando de ese
apartamento –señaló Hyukjae, sin dejar de acariciarlo–. De lo mucho que admiras
a la persona que lo diseñó –añadió, e hizo un movimiento para separar las
piernas de Donghae, mientras lo miraba a los ojos.
Hyukjae estaba controlándose, pues lo
único que deseaba era arrancarle las ropas y hacerle el amor.
Donghae suspiró y se rindió a la marea
de deseo que le poseía.
Hyukjae estaba rozándole la
entrepierna y a él le gustaba. ¡Le gustaba mucho! se apretó contra él y una
oleada de placer lo dejó sin pensamientos coherentes. Lanzó un gemido cuando Hyukjae
le agarró de las nalgas y lo acercó aún más, masajeando su parte más sensible a
través de las ropas.
Hae cerró los ojos y arqueó la
espalda, ofreciéndose a él.
Hyukjae deseaba poseerlo, y sabía que Donghae
lo deseaba también, pero recordó la molesta sensación de que él no quería desearlo.
Donghae se estaba dejando llevar por el deseo, pero ¿qué pasaría si lo desnudaba?
¿Y si comenzaba a tocarlo por todo el cuerpo? ¿Abriría los ojos y cambiaría de
opinión?
Hyukjae se dijo que tenía que dejar
que Donghae diera el primer paso, no podía arriesgarse. Estaba agonizando por
la frustración de no poder tomar el control. Cuando Donghae buscó su boca
ciegamente y los dos se fundieron en un beso salvaje y apasionado, no pudo
contenerse y lo apretó contra sí.
Donghae gimió. Palpó la erección de Hyukjae
de forma instintiva y, sin pensarlo, introdujo la mano por debajo de sus
calzoncillos y envolvió entre sus dedos aquella enormidad de acero.
Hae sintió que un mar de sensaciones
lo envolvía. El sexo con Kang había sido agradable, pero nada parecido a
aquello.
–No empieces lo que no vayas a
terminar… –le advirtió Hyukjae.
–¿Qué harías si decidiera dejarte
ahora? –preguntó él, provocativo.
Hae se había preguntado antes qué
aspecto tendría su invitado si en algún momento no lo tuviera todo bajo su
control. En ese momento, lo estaba comprobando, se dijo satisfecho, mientras
seguía masajeándolo hasta que él apretó su mano con fuerza, deteniéndole.
Hae le quitó la camiseta y, durante
unos segundos, se deleitó mirándolo. Recorrió el pecho de él con las manos,
disfrutando de sus definidos músculos.
–Es mi turno, ¿no crees?
Hae sonrió y se dejó quitar su
camiseta.
–Ninguno de los dos vamos a ir a
ninguna parte –Hyukjae susurró–. Quiero disfrutar de cada milímetro de tu
hermoso cuerpo y tomarme mi tiempo –añadió.
Estaba anocheciendo y Hyukjae se fijó
en cómo el resplandor del fuego brillaba sobre el aterciopelado rostro de Donghae.
Despacio, se metió en la boca un pezón y comenzó a chupar.
En un momento, Hyukjae le había
quitado también los pantalones y Hae le había despojado de sus calzoncillos.
–Deberíamos ir arriba… –murmuró él.
–El sofá es lo bastante grande para
los dos. Además, ¿por qué desperdiciar el fuego? –dijo colocándolo boca arriba
en el sofá.
Hae sonrió mientras Hyukjae le
sujetaba ambas manos sobre la cabeza. Hyukjae se inclinó para seguir
deleitándose con su pecho y, mientras le lamía los pezones, Hae sintió el
cuerpo recorrido por puro fuego.
No podía estarse quieto. Suaves
gemidos escapaban de su boca mientras se retorcía lleno de deseo. Entonces, Hyukjae
comenzó a bajar y él abrió las piernas y le agarró la cabeza con suavidad,
guiándolo.
Se estremeció mientras él le recorría
el estómago con la lengua y se detenía en su ombligo. Su lengua continuó
bajando, volviéndolo loca de ansiedad, hasta que lo tomó.
Igual que Hae lo había masajeado
antes, él lo excitó con su lengua, saboreándolo, chupando hasta que comenzó
a gemir de gozo, esforzándose por no llegar al clímax en su boca.
Vagamente, Hae fue consciente de que
no tenía ningún método de prevención a la mano. No había previsto aquella
situación en absoluto y no guardaba ninguna caja de preservativos por si acaso.
Intentó pensar si era fértil en ese momento, aunque su aritmética no fuera demasiado aguda en esos
momentos.
Así que, cuando Hyukjae por fin se
colocó sobre él y le preguntó si utilizaba algún método de anticoncepción, Hae no
dudó en asentir.
Lo penetró y comenzó a moverse con
firmeza y profundidad, cada vez más rápido. Hae gritó y se arqueó cuando, con
una arremetida final, él llegó al éxtasis.
Hyukjae se quedó jadeando, como si
hubiera corrido un maratón, mientras el estremecimiento de su orgasmo iba
difuminándose.
Lo tomó en sus brazos. Hae lo miró,
con aspecto somnoliento y satisfecho. Hyukjae resistió la tentación de
preguntarle si le había gustado, si había sido el mejor encuentro sexual de su
vida. ¿Desde cuándo se preocupaba por esas tonterías?, se dijo.
–No sé qué acaba de pasar –murmuró Hae,
con el corazón latiendo a toda velocidad.
–Acabamos de hacer el amor.
–Lo sé pero… no suelo hacer cosas como
ésta. Quiero decir que no suelo acostarme con una persona que apenas conozco
–afirmó Hae, y pensó en levantarse y vestirse, pero Hyukjae seguía abrazándolo.
–Lo creas o no, yo tampoco.
–Tienes razón, no te creo.
–De acuerdo, admito que no he sido
célibe desde que murió Junsu. Pero este grado de espontaneidad…
–Te refieres a que cortejas antes de
llevártelos a la cama –observó Donghae –. ¿Nunca te sientes solo?
Hyukjae se puso rígido. Aquélla era
una de las preguntas más íntimas que le habían hecho nunca.
–No es necesario que me respondas –se
apresuró a decir Hae–. No, si temes la respuesta.
–¿Temer?
–Algo así.
–¡Claro que no me siento solo! resulta
que tengo una vida muy activa.
–Ya.
–Lo dices como si no me creyeras –comentó
él, y se rió. Se sentía demasiado bien y relajado donde estaba. Debía de ser
algo relacionado con el aire limpio del campo, pensó.
Hyukjae le acarició el muslo y posó la
mano a centímetro de su miembro. Se sintió listo para hacerle el amor de nuevo, como si
fuera un adolescente hambriento de sexo y aquélla fuera la primera persona con
la que se acostaba en su vida.
–Claro que te creo. Apuesto a que
haces mucho deporte, sales mucho y tienes cientos de jóvenes a tu disposición.
–Sí a las tres cosas.
Para un hombre como Hyukjae, los
jóvenes eran sólo una distracción agradable. Aquella situación era poco usual
para él, no sólo porque se había salido de su rutina normal de cortejo, sino
porque habían terminado juntos contra todo pronóstico y Donghae no era su tipo.
–¿Adónde sueles ir cuando sales? ¿Al
teatro? ¿Al cine? –preguntó Hae, sintiéndose incómodo al pensar que Hyukjae se
iría de su vida en cualquier momento, justo cuando terminara de nevar.
–Sí, al teatro. Al cine… no tanto. No
tengo tanto tiempo para esos lujos.
Hae dedujo que Hyukjae era un hombre
que apenas se relajaba y sintió curiosidad por saber más cosas sobre él.
–El teatro también es un lujo –señaló
él.
–El teatro es un lugar donde
entretener a los clientes. O donde ellos me entretienen –explicó Hyukjae
secamente–. La vida en la jungla de asfalto no es más que un gran juego en el
que nos rascamos la espalda unos a otros.
–Suena divertido.
–Se me ocurren cosas mejores que hacer
–dijo él, sonriendo y acariciándole el pecho–. ¿Estás preparado para hacerlo otra
vez?
–Podríamos… hablar… un poco.
–¿Por qué?
En ese mismo instante, Hae supo que su
curiosidad había sido un error. Habían hecho el amor pero seguían siendo dos
mundos aparte. Intimar de otro modo no entraba en el plan de Hyukjae.
–Tienes razón. ¿Por qué hablar cuando
podemos hacer cosas mejores? Llevo demasiado tiempo solo… –dijo, y le acarició
la espalda.
–¿Quieres decir que me estás
utilizando para recuperar el tiempo perdido? –preguntó Hyukjae, poniéndose
tenso.
–¿De qué diablos estás hablando?
–Sabes de lo que estoy hablando, Hae.
Llevas mucho tiempo sin acostarte con nadie y aquí estoy yo.
–Ah.
Hyukjae podía pensar que hablar era
aburrido, podía utilizar a los jóvenes sólo para recrearse, pero no le gustaba
la idea de que hicieran lo mismo con él, comprendió Hae.
–Eres un espécimen bastante extraño.
–¿Extraño? ¿Espécimen?
–No me digas que no te lo habían dicho
antes… –repuso, disfrutando del momento y de su papel de joven fatal–. Lo que
quiero decir es que ¿qué chico en sus cabales no disfrutaría de echar una cana
al aire contigo? sobre todo, si resulta que está atrapado contigo, por decirlo
de alguna manera –añadió, y lo besó despacio, provocativo.
Hae no solía ser así con sus parejas.
Con Kang, había dedicado un tiempo a conocerlo antes de pasar al sexo. ¡Y nunca
se le habría ocurrido hacerle pensar que lo estaba utilizando como juguete
sexual! Ni se habría acostado con él tras pocas horas de conocerlo, aunque
hubieran estado encerrados juntos.
–No puedo creer lo que oigo –replicó Hyukjae,
sin poder evitar sentirse excitado por el beso.
–¿Por qué no? Tú disfrutas del sexo
con jóvenes sin ninguna intención de mantener una relación con ellos… –señaló Hae.
–Estás jugando con las palabras.
–¿De veras? Lo siento, pensé que sólo
estaba siendo honesto y directo. Siempre digo lo que pienso.
–Tengo relaciones –afirmó Hyukjae, sin
estar seguro de por qué se estaba metiendo en ese debate–. Pero no son
relaciones que terminen ante el altar. Pregúntales a todos los que han salido
conmigo. Te dirán que lo pasaron genial.
Hyukjae sonrió con malicia y Hae
sintió que su sangre se encendía de deseo, pero se esforzó por no demostrarlo.
Quería aprovechar la oportunidad para saber más de él, para conocer mejor al
hombre que se escondía bajo aquella armadura.
–Si tú lo dices –repuso, y se encogió
de hombros–. De todos modos, hablar no sirve de mucho. Podrías hablar hasta
cansarte y pensar que conoces bien a alguien y luego descubrir que no lo
conoces en absoluto.
–Y, en la otra cara de la moneda,
puedes pasar dos minutos con alguien y darte cuenta de que lo conoces por
completo –puntualizó él, y comenzó a acariciarle el pecho.
–Humm –suspiró Donghae, frotándose
sinuosamente contra la erección de su amante–. A mis padres les pasó así. Sólo
con echarse una mirada, su futuro quedó sellado.
–Es mejor que te asegures de no
enamorarte de mí –advirtió Hyukjae.
Hyukjae se sintió irritado cuando,
como respuesta, Hae se rió, como si hubiera contado el chiste del año.
–Oh, por favor, tendrían que
internarme en un manicomio si fuera tan tonto como para hacer eso –respondió–.
Creo que eres el último hombre sobre la tierra del que me enamoraría –añadió.
–Estoy destrozado –dijo Hyukjae,
acariciándole entre las piernas de forma provocativa–. Eres un peligro para el
ego. La mayoría de los hombres se sentirían insultados si supieran que los
están utilizando como un objeto sexual.
Entonces, hicieron el amor, de una
forma fiera y ansiosa. Cuando Hyukjae le había tocado y acariciado cada milímetro
del cuerpo, lo colocó encima de él, penetrándolo mientras él seguía besándole
el cuello, la cara, los hombros.
Hyukjae no sabía qué hora era cuando
al fin se despertó. Tenía las piernas entumecidas. Se había quedado dormido con
Hae en el sofá.
Se levantó y, durante unos segundos,
se lo quedó mirando, mientras Donghae seguía durmiendo.
A veces, se comportaba como un joven
cauto y tímido y, otras, era provocativo y esquivo como un gato salvaje. ¿Quién
diablos era aquel joven?
Mientras lo estaba mirando, Donghae abrió
los ojos. No sonrió ni trató de seducirlo para que volviera junto a él, lo que
le resultó un poco molesto a Hyukjae, que estaba acostumbrado a que los jóvenes
hicieran todo lo posible por retenerlo.
–¿Has mirado cómo está el tiempo? –preguntó
Donghae, sentándose y envolviéndose en el cobertor que había sobre el sofá.
Antes de quedarse dormido, Donghae había
estado pensando en ellos. No eran una pareja ni podrían ser felices juntos, se
había dicho.
Hyukjae estaba acostumbrado a que
cayeran a sus pies y había aprovechado aquella situación poco común, pensó Hae.
¿Qué mejor forma de pasar el tiempo que haciendo el amor? Hyukjae era el tipo
de hombre que podía distanciar sus sentimientos del sexo, ¿pero podría él?
Hae había hecho el amor con él porque
aquel hombre le fascinaba. Sabía que sentía algo y que tenía que dar marcha
atrás cuanto antes, para que sus sentimientos no lo hicieran sufrir.
–Iba a hacerlo ahora –respondió Hyukjae,
y caminó hacia la ventana–. Ya no nieva.
–Me alegro. Mira… respecto a lo que ha
pasado… –comenzó a decir, humedeciéndose los labios con nerviosismo.
–¿Quieres decir a eso de que me hayas
utilizado para satisfacer tus necesidades sexuales?
–No ha sido así –admitió.
Hyukjae caminó hacia el montón de ropa
que había en el suelo, extrajo sus calzoncillos y se los puso.
–Bueno, mi ego te da las gracias.
–Los dos nos dejamos llevar. Atrapados
aquí, con tanta nieve fuera… como las personas que hacen locuras cuando se van
de vacaciones. Tendremos que actuar como si no hubiera pasado nada –propuso Donghae,
y respiró hondo.
–¿Y si a mí no me apetece fingir?
–¿Por qué?
–¿Y si yo creo que lo que ha pasado
estuvo muy bien? ¿Y si no veo la razón para fingir que no ha pasado nada?
–replicó él, y se encogió de hombros–. Deja de nevar y todo cambia. ¿Estás
diciéndome que eso cambia la química que hay entre nosotros? ¿Estás diciéndome
que, si te beso ahora mismo, ya no te sentirás atraído por mí?
–No se trata de eso –señaló él,
confundido, pues no había esperado que discutiera su propuesta.
–¿Y de qué se trata?
–Se trata de que los dos hemos hecho
algo fuera de lo común –explicó–. No soy la clase de chico que se acuesta con
alguien así porque sí y sé que pude haberte dado la impresión de estar
utilizándote, pero no suelo hacer esas cosas. Lo cierto es que, si decido tener
una relación, quiero algo más que echar una cana al aire.
–Explícate.
–Pensamos de forma diferente, Hyukjae.
Lo que buscas en una pareja no es lo que yo busco.
–No entiendo nada.
–No finjas que no lo entiendes. Tú
usas a los jóvenes como distracción…
–Porque me siento solo y desgraciado.
Ya lo habías dicho antes, ¿no?
Hae se sintió confuso. Había esperado
que él se enojara y no esa respuesta ni ese tono de voz tan indulgente.
–Tienes razón en una cosa –continuó Hyukjae–.
No quiero una relación a largo plazo, pero tú…
–¿Yo qué?
–¿Quieres una relación a largo plazo
conmigo?
–No voy a perder el tiempo con alguien
que no quiere comprometerse y, como te he dicho, no eres la clase de hombre que
querría como pareja –afirmó Hae–. Tengo que admitir que he cometido un error y
seguir buscando.
–¿Buscar qué?
–Un hombre con quien pueda construir
una relación y que, al menos, los dos empecemos con las mismas intenciones, con
la esperanza de llegar a alguna parte. Tú no eres así, Hyukjae. Tú empiezas
asumiendo que todas tus relaciones están destinadas a la basura. Has estado
casado y fue maravilloso y, como nada podrá compararse a eso, para ti no tiene
sentido ni intentarlo. Tomas lo que quieres y te vas y, por favor, no me vengas
con que todos los que han estado contigo han quedado muy satisfechos y nunca
han soñado con pedirte más.
–¿Has terminado? –preguntó él, un poco
enfurecido.
–Creerás que soy un estúpido…
–Tu vida es asunto tuyo. Y ya que
estás con ánimo de dar sermones, te diré que, mientras esperas a tu príncipe,
te estás perdiendo muchas cosas.
–Tienes razón. Es asunto mío.
–Voy a ducharme. Después, iré a ver mi
coche –señaló él, diciéndose que nunca le había rogado a ninguno y que no iba a
empezar a hacerlo en ese momento–. Sólo por curiosidad, ¿cómo es tu hombre
ideal?
–Alguien amable y considerado –repuso
Donghae, a la defensiva.
De pronto, Hae empezó a pensar que,
quizá, se estaba equivocando al esperar al hombre perfecto. ¿Estaría perdiendo
el tiempo con un sueño? Y, si Hyukjae estaba tan lejos de su ideal, ¿por qué su
corazón se aceleraba tanto con él y por qué se sentía tan vivo?
De alguna forma, Hyukjae se había
colado en su corazón y Hae comenzó a temer que pudiera empezar a enamorarse de
él.
–Alguien que no crea que es el mejor
del mundo –arremetió Hae de nuevo–. Un tipo dulce…
–¿Por qué te acostaste conmigo?
–Deberías ir a ducharte.
–Me iré en cuanto me respondas.
–¡De acuerdo! ¡Me acosté contigo
porque eres… porque resulta que me excitas! ¿Satisfecho?
–Sí. Y no olvides que pasarlo bien
puede ser una recompensa en sí mismo. Una cama vacía nunca es buena para tener
la moral alta.
Hyukjae se dirigió a la ducha. Había
conseguido decir la última palabra, pero había sido una victoria vana.
Debería estarle agradecido a Donghae por
haber sido sincero y directo con él, pensó mientras se secaba después de la
ducha. ¿Y cómo podía quejarse porque lo rechazara, después de que él había
rechazado a incontables jóvenes en el pasado?
En cuanto volviera a la civilización,
lo olvidaría, volvería a salir con otros, trabajaría duro y no perdería el
tiempo en largas e inútiles discusiones sobre sentimientos, se dijo.
¡Diablos, ni siquiera había podido
afeitarse durante dos días! Con esa barba, estaba empezando a parecer un hombre
de las cavernas. ¡Y a comportarse como uno!
Con suerte, la nieve se iría igual que
había llegado y podría irse de aquel rincón perdido y retomar su vida.
Al menos, una cosa estaba clara, pensó
Hyukjae. Donghae no iba detrás de su hermano para mejorar su estilo de vida. Lo
único que buscaba aquel joven era un príncipe. No era la clase de persona buena
para las sutilezas. Sin duda, si Donghae hubiera estado interesado en Kyuhyun,
¡su hermano ya estaría casado con él y a punto de ser padre!
Decidió que se lo tomaría como una
lección y que lo mejor sería regresar cuanto antes a su rutina. Mejor lo malo
conocido…
waaaaa, tan apasionados ellos me encantan, sexys y hermosos pero tan miedoso mi hyukkie, pero ya te atrapo Hae, ahora tienes que ceder a lo que sientes mi monito hermoso, y tu hae deja de suponer tal vez ya siente mas que deseo por ti. Gracias por el capitulo Yota
ResponderEliminarGuauuuuu que buen capitulo estuvo genial!!! no quiero que vuelva a su rutina!!! aunque se conocieron recién ahí ya hay amor
ResponderEliminargracias por el capitulo
cuidate
omg!! lo hicieron! y mas de una vez!!! jajajaj ook me parecio interesante esa pequeña charla que tuvieron, de que le utilizo por que hace mucho no estaba con nadie, y el sentirse como objeto sexual de una noche! A Hyuk le ha dado duro el rechazo de Hae!! no se lo esperaba! por eso me gusta Hae!! ya veremos si se olvida de la noche de pasion que tuvo con Hae..lo dudo!
ResponderEliminarme adelante al mp!!
Tengo la leve sospecha que después de este encierro forzoso (la nieve tiene la culpa) el "balance" de Hae será 100% POSITIVO, y las cuentas no te cuadrarán.
ResponderEliminarA ver Hyuk explicame algo, sí vos andas de cama en cama por decirlo de una manera delicada, decíme porque te enoja tanto que Hae considera sus encuentros amorosos de la misma manera????????
Igual no voy a negar que mi EUNHAEDENDENCIA salta por todos los rincones al ver lo pasionales que son!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Ambos están tan atraidos el uno por el otro que casi acaban en combustión interna xD Hyuk creyendo que también lo hace por salvar a Kyu, es curioso como Hae sin querer ofende a su super ego, Hyuk siempre está esperando que Hae se derrita por él y cómo no es así (al menos Hae no lo expresa verbalmente) se desespera. Por otro lado Hae dice que no es su tipo y bien que ya siente algo por él.
ResponderEliminarLo más divertido es Hae intentando sacar cuentas xD digamos que la pasión ganó y solo asintió cuando en realidad no estaba seguro y ahora que la nieve se acabó que pasará con los dos?
En fin, gracias por el capítulo estaré esperando por el próximo.
Bye ^^
Puff....Hyukjae practicamente le grito lo que siente por Hae,aunque a lo mejor ni el mismo se dio cuenta y mucho menos Hae,y ahora harán como si nada hubiera pasado,lo malo o bueno,es que sí paso,y paso tanto que a los dos le va a quedar el recuerdo que no podran olvidar.
ResponderEliminarCada uno con sus ideas,pero estoy de acuerdo con Hyuk,puede que Hae se este perdiendo de mucho,por esperar su principe azul y quizas lo esté dejando pasar,aunque ninguno de los dos lo sepa o lo esten dejando pasar.
Ay, no le dijo que no estaba usando proteccion, eso creara problemas en un futuro con Hyukjae, el hombre es terco y obtuso y no le va a creer que lo hizo sin ninguna doble intencion.
ResponderEliminarSon unos tontos mira que decir cosas que realmente no querian decir solo para no sobreexponerses.