Al día siguiente, resplandeciente con un
traje de chaqueta verde jade acompañado de un pantalón de lino color beige, Heechul
asistió al bautizo de Sik en la pequeña pero majestuosa catedral. La música del
órgano y del coro acompañante se elevó celestialmente hasta los altos techos, y
el templo se llenó con las personas más importantes de Hyundai, además de la
familia más cercana. El único que no pudo acudir fue el Rey, ya que su salud
era demasiado delicada y, según había dicho Siwon, apenas abandonaba ya sus
habitaciones de palacio.
Aun así, a pesar de la grandeza y el
esplendor, en esencia fue una celebración familiar. Como sucedía en cualquier
otra familia del planeta, hubo intercambio de sonrisas cuando Sik comenzó a
llorar al sentir el agua sobre su frente.
Sólo cuando salieron al exterior y les cayó
encima una lluvia de flores olorosas, junto con gritos de celebración, y ante
lo que parecía toda la población de la isla, Heechul se dio cuenta de que
también era una celebración regia y de trascendencia.
La comida se ofreció en palacio, y fue
mucho menos formal que el banquete de estado de la noche anterior. En esa
ocasión, Heechul se sentó al lado de un joven llamado Shawn, una belleza más o
menos de su misma edad, cuya piel color aceituna y sus ojos oscuros lo
identificaban como nativo de la isla. Era dulce y encantador, y estaba muy
interesado en saber cosas de Heechul.
—No puedo creer que Siwon haya traído por
fin a alguien a su tierra —le comentó suavemente.
Heechul sonrió, aunque con una sonrisa
crispada y poco natural.
La noche anterior, cuando al fin habían
regresado a sus habitaciones, los dos se habían movido en círculos,
contemplándose, como dos contendientes en pie de guerra. Él no se fiaba de él,
se sentía confundido por Siwon, y había querido poner distancia, como él había
hecho. Quería mostrarle, y probarse a sí mismo, que no tenía un irresistible
poder sobre él.
Su reticencia lo embelesó, y Siwon empleó
sus mejores recursos para seducirlo. Le acarició el pelo y le dijo que era hermoso.
Lo desvistió lentamente... muy lentamente... como si tuviera todo el tiempo del
mundo.
¿Quién podría haberse resistido a una
seducción así mientras él le engatusaba, lo tranquilizaba y lo excitaba, todo
al mismo tiempo?
Aunque una parte de Heechul intentó
resistirse, se sintió incapaz de hacerlo. Él lo convirtió en lava ardiendo, en
una persona receptiva y con un enorme deseo hacia él, como siempre lo sentía, y
entonces se tumbaron sobre la cama y pasaron casi toda la noche haciendo el
amor. Aunque tal vez esa era sólo su versión de lo que habían hecho.
El problema era que no parecía haber
ninguna forma de describir algo entre «hacer el amor» y «tener sexo».
Claramente, no había sido lo primero, desde luego no en lo que a Siwon
concernía, y lo segundo sonaba tan... tan clínico. Y, fuera lo que fuera,
estaba claro que no había sido algo clínico. Había sido algo indescriptible.
Abrumador. Y, una vez que sus turbulentas emociones se habían derretido bajo el
derroche de caricias de él, Heechul había tenido que contenerse para no
animarlo a más.
¿Por qué se había liado con un hombre tan
inalcanzable como Choi Siwon ? ¿Y por qué no había tenido la perspicacia de
darse cuenta de que intentar aislar sus sentimientos hacia él era tan inútil
como silbar en el viento?
—Cuéntame, ¿cómo os conocisteis? —preguntó
Shwan con una sonrisa.
—En una fiesta.
Shwan mantuvo las cejas enarcadas de modo
interrogante. Heechul tomó otro sorbo de champán.
—En Nueva York —añadió.
—A él le encanta Nueva York —comentó Shwan pensativo—. Pero cómo no, si es allí donde vivía su tía, con la que se fue a
vivir cuando murió su madre...
—No... no lo sabía.
Shwan se encogió de hombros.
—Bueno, tú mejor que nadie sabes lo
introspectivo que puede ser Siwon para ciertas cosas.
Desde luego que lo sabía.
—¿Lo conoces desde hace mucho?
—Oh, desde siempre —respondió,
sonriendo de nuevo—. Créeme, he visto a Siwon en todas sus facetas. De pequeños
jugábamos juntos. Es como... bueno, no exactamente un hermano, no tenemos una
relación tan estrecha; más bien, como un primo, supongo.
A Heechul nunca le había parecido que él
tuviera una relación estrecha con sus hermanos, pero no dijo nada, y además,
supo que el subtexto de lo que Shwan le estaba contando era que no había ningún
romance, ni deseo de tenerlo, entre Siwon y él. Aquella certeza le resultó
extrañamente reconfortante, y Heechul sonrió.
—¡Y tú eres mucho mejor que el último joven
con el que salió! —exclamó Shwan fervientemente.
Aquélla era una de esas situaciones de las
que Heechul leía en las revistas, en la cual sabía que debía ignorar por
completo esa frase y continuar hablando de otra cosa. Pero no pudo contenerse.
—¿Ah, sí? —preguntó con desenfado—. ¿Y cómo
era?
—Oh, ya sabes —comenzó Shwan, e hizo una
mueca—. ¡Uno de esos rubios de ojos pintarrajeados de negro que parecen
fabricados!
Aunque quiso contenerse, Heechul no pudo
evitar reír. No era tan ingenuo como para pensar que Siwon había llegado hasta
su cama siendo virgen.
—¿Y eso cuándo fue?
—Uff, hace mucho tiempo. El pasado otoño,
creo. Sí. Yo había ido a Nueva Inglaterra, y llamé a Siwon para quedar con él
antes de regresar.
El sonido de la charla fue reemplazado por
un repentino zumbido en los oídos de Heechul. La boca se le secó y se apresuró
a beber más champán, lo que le hizo sentirla aún más seca. El pulso le latía
fuertemente en las sienes, como si alguien estuviera golpeándole rítmicamente
con un martillo.
¿El pasado otoño?
¿Cuándo había sucedido exactamente? ¿En
septiembre, o incluso octubre?
¡El había comenzado su romance con Siwon en
junio!
Sintió el amargo sabor de la traición, que
hizo que el sabor del champán pareciera un recuerdo lejano. ¿Había estado Siwon
engañándolo con otro? Qué idea tan horrible...
Nunca supo cómo logró que su rostro no
reflejara su reacción. Tal vez se había convertido en un experto en esconder
sus sentimientos, practicaba a cada momento con Siwon. Fuera como fuera, logró
esbozar una sonrisa fría y madura. Después de todo, podía existir una explicación,
¿no era eso lo que sucedía en las novelas? ¿Que el rubio de ojos pintarrajeados
era en realidad su joven hermano?
¡Pero el no tenía!
¿Sería su primo?
Mantuvo la forzada sonrisa. No sacaría
ninguna conclusión, decidió. Ni pondría a Shwan en una situación incómoda. Se
lo preguntaría él mismo a Siwon. Más tarde.
Y entonces, interrumpiendo sus pensamientos
con la precisión de un canto rodado lanzado a un estanque ya turbulento de
antemano, oyó el profundo y rico acento de él.
—¿Estás divirtiéndote, cariño? —murmuró Siwon.
El giró la cabeza y lo miró. Llevaba un traje y una camisa
prístina, y una corbata de seda tan azul como el mar que se veía a través de
las ventanas de palacio.
La noche anterior él había estado muy
tenso, casi irritable, pero era increíble lo que una noche de buen sexo podía
hacer, porque ahora Siwon estaba tan alegre como le era posible. Sus ojos
negros resplandecían con fuego y vida, y su piel brillaba con una especie de
luminosidad que se generaba en su interior. Desprendía energía y vitalidad, y
estaba terriblemente irresistible, y Heechul notó que el pulso se le aceleraba.
—Esto es encantador —respondió
tranquilamente, porque de alguna manera así era.
Si le mostraran a alguien una fotografía de
la escena, seguro que esa persona habría deseado estar allí. El bebé estaba
dormido, y había una charla suave y tranquila después de una reunión muy
agradable.
—Es encantador de veras —repitió Heechul,
mirando a su alrededor como si quisiera congelar la escena y guardarla en su
mente para no olvidarla nunca.
Siwon entrecerró los ojos. Había algo en la
expresión de Siwon que no lograba interpretar, y pensó, y no era la primera
vez, en lo enigmático que era. Parecía resistirse a la tendencia moderna de
desvelar sus ideas y sus sentimientos más profundos al poco de conocer a
cualquiera. ¿Acaso no había algo intrigante y devastadoramente atractivo en un
joven que siempre se guardaba algo para sí?
Siwon inclinó su cabeza un poco más para
que sus palabras resultaran más seductoras al decírselas al oído.
—Esto va a terminar en breve. ¿Qué te
parece si nos vamos a la habitación... para echarnos la siesta?
Heechul tragó saliva. Estaba seguro de que
la idea de Siwon de una siesta no tenía nada que ver con la definición
tradicional pero, de alguna forma, ¿no era eso justo lo que él necesitaba? No
la parte física, que era indiscutiblemente su razón para hacerle aquella
propuesta, sino la oportunidad de preguntarle acerca del rubio y de algo más...
Sonrió.
—Sólo si estás seguro de que a tu hermano y
a tu cuñado no les parecerá una descortesía que nos marchemos.
—¿Estás loco? —preguntó él, enarcando las
cejas—. Mi hermano creería que he perdido el juicio si no lo hiciera. Ven.
Silenciosamente, abandonaron la reunión, y Heechul
se sintió casi mareado mientras recorrían los pasillos de frío mármol. Porque
todo aquello era una farsa, ese fingir que nadie sabía adonde iban, ni suponía
cuál era su intención, o más bien la de él. Los otros invitados advertirían su
ausencia, pero era más que eso, había sirvientes por todo el camino, siempre
estaban rodeados de sirvientes. A veces, como en aquella ocasión, conscientes
de que estorbaban, desaparecían, como si no estuvieran hechos de carne y hueso.
Y aun así, Heechul sabía que, si Siwon
tenía la más mínima necesidad o deseo de una bebida, o un periódico, por
ejemplo, entonces esos sirvientes tan iguales unos a otros, interpretarían
mágicamente qué necesitaba y aparecerían discretamente a su lado para cumplir
su voluntad.
¿Acaso ese tipo de atenciones durante toda
una vida no cambiaba a cualquiera? Debía de hacerlo. Cuando uno se acostumbraba
a tener a un ejército de sirvientes a su alrededor, se le podía perdonar que
pensara que las reglas normales de circunspección y fidelidad no eran
necesarias.
¿O sí?
Bueno, él lo iba a averiguar muy pronto.
En cuanto regresaron a la suite, Heechul se
quitó la chaqueta del traje que él le había comprado. Al permitir a aquel
hombre que le comprara ropa, ¿no había puesto a la venta también algo de sí
mismo?
—¿Te he dicho lo hermoso que estás hoy?
—murmuró él, acariciándole la barbilla y elevándola después ligeramente entre
sus dedos, como queriendo examinar su rostro más de cerca.
Heechul había planeado no permitirle que le
tocara, pero ¡oh!, qué seductora podía ser una caricia dulce, casi protectora.
Tal vez si él hubiera intentado seducirlo abierta y ardientemente, no habría
respondido tan bien. Pero tal y como Siwon lo estaba haciendo, todos sus
nervios parecían a flor de piel, profundamente sensibilizados.
¿Debía dejarlo continuar?, se preguntó,
¿fingir que no tenía preguntas que le torturaban, y rendirse a su abrazo y a lo
que siguiera después, consciente de que tal vez fuera la última vez que pudiera
experimentarlo? ¿Debía permitirse saborear por última vez aquel aquello?
No. La pasión era poderosa, pero su orgullo
podía serlo más. Se apartó de Siwon y se colocó frente a la ventana para
contemplar el paisaje.
En el exterior, la brisa hacía temblar los
pétalos de las fragantes rosas. Eran flores de color rosa, dorado, carmesí y
melocotón. Una masa de flores blancas rodeaba a una estatua, que parecía tan
pura y perfecta como las nubes que cruzaban el cielo azul. ¿Quién hubiera
pensado que un chico normal y corriente como él podría terminar en un lugar
como aquél? Un palacio. Y con un príncipe arrebatadoramente guapo junto a él
deseando quitarle la ropa y hacerle el amor una vez más.
«Estoy viviendo un sueño», pensó. Pero en
su interior, tan incesante como el latido de su corazón, estaba la conciencia
de que el sueño estaba en peligro de estropearse.
Heechul se giró y se encontró con que él
tenía los ojos entrecerrados y la mirada vigilante. Siwon era un hombre muy
perceptivo. Había tenido la sensación de que algo no marchaba bien pero, como
los consumados jugadores de póquer, estaba esperando el momento oportuno,
estaba esperando a que él jugara sus cartas antes de aplastarlo con su
victoria. ¿Podía él hacerlo?, se preguntó Heechul. ¿Eran sus recelos y sus
temores no pronunciados completamente infundados? Heechul rezó por que así
fuera.
Pero la pregunta que hizo, cuando logró
articular palabra, no fue la que había planeado preguntarle. Fue como si
estuviera buscando información para plantear la pregunta que seguía a
continuación. Como si estuviera documentándose.
—¿Por qué me has traído aquí, Siwon?
—Sabes muy bien por qué. Creí que te
divertiría hacerlo —respondió, y frunció el ceño—. Creía que te estabas
divirtiendo. ¿No es así?
Heechul no respondió a la pregunta.
—¿Se trata sólo de eso? Quiero decir, ¿no
hay ningún otro motivo?
Hubo una pausa. Él no sólo era un joven independiente,
también era inteligente. ¿Resultaría un insulto a su inteligencia si él
intentaba convencerle de que su único objetivo había sido que conociera la vida
de una familia real en el lujoso entorno de Hyundai?
El asunto era si él era lo suficientemente
maduro para aceptarlo a él como el hombre que era de verdad, con los defectos y
también las cualidades de cualquier otro hombre.
Siwon se encogió de hombros y esbozó una
sonrisa compungida.
—Es útil tenerte aquí —murmuró.
De las palabras más insultantes que él podría
haber empleado, «útil» estaba entre las cinco primeras, pensó Heechul. ¿A qué
se refería exactamente?
—¿Útil? —repitió, atónito.
Siwon comenzó a desanudarse la corbata.
¿Cómo podía hacérselo comprender?
—Mi presencia aquí siempre invita a
alimentar el frenesí.
—¿Alimentar el frenesí? —repitió él de
nuevo, sintiendo como si estuviera aprendiendo un idioma repitiendo frases—. ¿A
qué te refieres?
—Me refiero a que los habitantes de esta
isla parece que necesitan casar a sus príncipes. A Kangta le presionan al
respecto, pero sobre todo me presionan a mí. La pareja de Kangta será escogida
de entre un grupo reducido y exclusivo, pero el campo es más amplio en mi caso.
Sobre todo ahora que Hyuk, el más joven de nosotros, ha sentado la cabeza y ha
dado a Hyundai un posible heredero.
Siwon tuvo el detalle de parecer ligeramente
avergonzado mientras lo miraba, casi como un niño que se hubiera perdido, con
sus ojos negros que le hacían derretirse. ¿Acaso Siwon pensaba que ese encanto
iba a absolverlo de lo que acababa de confesar? ¿O que, por haber tenido el
privilegio de ver un atisbo de su vulnerabilidad, se lo perdonaría todo?
—A ver si me aclaro —dijo Heechul, con una
voz que no sonaba en absoluto a su voz normal—. ¿La invitación para que yo
viniera aquí, aparte de los obvios beneficios de tener una pareja sexual
siempre dispuesta y que no iba a exigirte nada, era una especie de talismán que
mantendría alejado de ti a las posibles parejas?
—¡Ésa es una manera muy simplista de verlo!
—protestó él.
—¿Lo es?
Heechul advirtió que Siwon no negaba lo que
él había dicho pero ¿cómo iba a hacerlo cuando lo que había dicho era verdad?
¿Contestaría a la siguiente pregunta, cuyas consecuencias podrían poner fin a
su relación? Heechul se recordó a sí mismo que la palabra «relación» era falsa
en su caso. Lo que había entre ellos no
era una relación, era una farsa.
La mirada de Heechul era firme y resuelta,
pero su voz sonó un poco estrangulada, y las palabras le salieron a
trompicones.
—¿Te acostaste con un rubio el pasado otoño?
Él detuvo su acción de quitarse la corbata
y entrecerró los ojos.
—¿Cómo? —preguntó suavemente.
—¿No me has oído? ¿O no lo has comprendido?
—preguntó Heechul, pero el dolor había comenzado a apoderarse de él al ver que Siwon
no lo negaba—. Es una pregunta muy sencilla, Siwon, con una respuesta sencilla,
sí o no. ¿Te acostaste o no con un rubio en otoño?
—¿Cómo te atreves a interrogarme de esta
manera?
—¿Eso es un sí? —preguntó con firmeza—. ¿O
un no?
Se miraron el uno al otro, y el espacio
entre ambos pareció aumentar a cada instante.
Él asintió.
—Sí, pero no significó...
—¿Nada? —terminó Heechul sarcástico,
sintiendo que el vacío de su corazón aumentaba, y alguien introducía en su
interior una sustancia dolorosa y abrasiva—. Eso es lo que dicen siempre, «no
significó nada». ¡Así no sólo insultan a su pareja a la que han traicionado,
sino también a la persona con quien la han traicionado!
—¿Traicionado? —explotó él—. ¡No emplees
palabras tan emotivas conmigo, Heechul! ¡En aquel momento había estado contigo
solamente en dos ocasiones!
—¡Pero te habías acostado conmigo! —gimoteó.
—¿Y qué? Por Dios santo, ¿no crees que te
lo estás tomando demasiado en serio?
Heechul se sentía enfermo.
—¿Cómo es eso? —preguntó, temblando—. ¿Por
qué me lo estoy tomando demasiado en serio?
—Porque en aquel tiempo lo que había entre
nosotros era algo ocasional. Era nuevo, inseguro. Era todas esas cosas que son
verdaderas al principio, y a veces el principio es el final.
—¡No intentes confundirme con tu lógica
enrevesada! —rugió Heechul.
—Estoy intentando contártelo como es
—replicó él con una forzada paciencia que era un territorio extraño para él—.
No habíamos quedado en volver a vernos de nuevo, ¿recuerdas?
A través de la niebla de su dolor, Heechul
buscó en sus recuerdos, intentando encontrar algo que hiciera todo aquello
aceptable. La niebla se disipó. El había ido enlazando una serie de vuelos
transoceánicos que coincidían con los viajes por el mundo de Siwon en la
dirección opuesta. Y sí, en teoría él tenía razón, no habían quedado en volver
a verse de nuevo.
De hecho, él le había dicho que lo llamara
cuando quisiera, pero Heechul no se había molestado en hacerlo. Estaba en esa
primera fase de toda relación en el que no estaba muy seguro de Siwon, no
estaba seguro de si realmente quería verle de nuevo, y él no deseaba ir detrás
de Siwon, perseguirlo, porque eso sólo conducía a lograr un corazón roto y a la
pérdida de respeto.
Heechul se había dado cuenta de que, para
un hombre como Siwon, ser él quien fuera detrás de la otra persona lo era todo,
y si un joven invertía el rol, no tenía ninguna posibilidad con él.
Casi lo había dado por terminado cuando él
le telefoneó cuando menos se lo esperaba.
—¡Creí que ibas a llamarme! —lo acusó Siwon
suavemente.
—He estado ocupado —replicó él.
—¿Ah,sí?
Él rió, y su voz sonó como una cañeta. Siwon
había intentado olvidarlo. Heechul le había llegado al alma de una forma a la
que no estaba acostumbrado, una forma que implicaba un peligro desconocido, no
del tipo que le apetecía afrontar. Pero no había funcionado. No había logrado
olvidarlo.
—Te he echado de menos, Heechul —había
murmurado, y él había estado perdido.
A nivel intelectual, Heechul podía ver en
ese momento la lógica detrás del razonamiento de Siwon, pero los celos eran
otro asunto, y florecían y crecían como una mala hierba.
—¿Y cuántos más? —preguntó él
acaloradamente—. ¿Cuántos más desde entonces?
—¡Ninguno! —exclamó él, explotando—.
Después de él sólo has estado tú... ¡y lo sabes!
En algún nivel sí lo sabía, porque la forma
en que habían hecho el amor había sido completamente diferente cuando habían
vuelto a juntarse. Era como si durante la separación las barreras que existían
entre ambos hubieran desaparecido, desde luego las sexuales sí. Heechul se
había sentido más libre y más liberado, capaz de permitirle a Siwon realizar
sus fantasías. Y las suyas propias.
Tal vez en aquel momento podría haberlo
perdonado si no hubiera sido por el motivo por el que Siwon lo había invitado
allí. Su sueño secreto, que él quisiera presentarlo a su familia y profundizar
en su relación, había sido tan irreal como todo sueño.
—Eso no cambia la razón por la que me has
traído aquí —afirmó, mirándolo triste— ¿He alcanzado una consideración tan alta
por tu parte, que debo alegrarme de que me hayas traído aquí para espantar a otros?
¿Para protegerte de su acoso como si yo fuera un perro guardián?
—Estás haciendo...
Por primera vez desde que lo conocía, Siwon
parecía tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas.
—... una montaña de un grano de arena
—terminó él, acaloradamente.
Heechul sintió aquello como una bofetada, y
explotó, igual que había hecho él.
—¡A mí no me lo parece! —exclamó, furioso—.
¡Y creo que las cosas no han cambiado, para que lo sepas! ¡Era algo ocasional
entonces y lo sigue siendo ahora!
¿No le había dicho lo mismo a Kangta el día
anterior?
Se produjo una pausa extraña y tensa, que
no podría describirse como silencio, porque el sonido de su respiración llenaba
el aire de acusaciones y dolor.
—¿Y qué quieres hacer al respecto? —dijo él
de pronto—. ¿Vas a gritar y a enfurecerte un poco más, y luego vas a venir aquí
y a dejarme que te bese como nunca?
¡Como si aquello fuera un rasguño en la
rodilla en lugar de una profunda herida en su corazón!, pensó Heechul. Cerró
los ojos unos instantes para ocultar el brillo de sus lágrimas y negó con la
cabeza.
—No. Quiero irme a casa —dijo con voz
temblorosa—. Y no quiero volver a verte nunca.
Siwon se lo quedó mirando, incapaz de creer
lo que decía.
—No juegues conmigo, Heechul —le advirtió
suavemente—. Porque no tengo ganas de jugar. Si me amenazas con marcharte, lo
dispondré todo para que así sea. Pero no voy a salir corriendo detrás de ti, ni
voy a rogarte que te quedes. No es mi estilo.
No, él no podía imaginárselo así. Pero no
estaba jugando, estaba hablando muy en serio.
—Entonces disponlo todo. Por favor.
Siwon lo recorrió con la mirada una última
vez.
—Así será —gruñó, como un patinador
clavando su cuchilla en el hielo.
Luego se giró sobre sus talones y salió de
la suite dando un portazo, dejando a Heechul contemplando el lugar donde había
estado antes y conteniéndose para no echarse a llorar.
Y mientras se maldecía a sí mismo en
silencio por no haberle preguntado nada, el asunto que no había planteado
surgió en su mente como un oscuro fantasma.
Pero no tuvo dificultades en volver a
relegarlo al fondo de su mente.
Su filosofía de vida se había desarrollado
mucho porque su trabajo implicaba volar a menudo. Los accidentes sucedían de
vez en cuando, pero no tenía sentido preocuparse por ellos hasta que sucedían.
O...o holy sh***** ...... Me gusta la actitud de heechul que el idiota de siwon baje de su altar y sepa sueño toda mueren por el(que se que es mentir xddd porque simba es hermoso y perfecto) pero aquí es un idiota engreído como se atreve a engañar a la chula mas bella del mundo y mentirle aaa que rabia yme alegro que se quiera ir para herirle el orgullo de donjuan 77* uyyy tengo rabia con siwon >.<*** porfis actualiza pronto porfis porfis que me comete los dedos en la espera x.x y gracias por la actuuuu :3333 alegras mis dias con estas actualizaciones aunque suene contradictorio porque estoy enojada con silba xdd pero amo los cap nuevos :333
ResponderEliminarOhh Dios Hee, hasta que explotaste. Y como no haceto despues de esa bella charla.
ResponderEliminarEspero que las cosas mas adelante salgan bien.
Siwon es un idiota, en vrrdad que no tiene tacto para nada
Muy buen capitulo!!!! Siwon por que tiene que ser tan engreído!!! y espero que se solucione todo!!!
ResponderEliminaresperare la próxima actualización
Bueno,Obviamente Hee siente algo,tal vez esa no fue la manera de preguntarselo,pero al menos la respuesta hubiera sido menos hiriente,claro que desde un principio sabian que solo era sexo,y que fue incremenando y cambió....cosa que solo Hee se dio cuenta,eso o que siwon no quiere reconocer.....pero aqui ya los dos asumieron la posible respuesta de cada uno.....asín nunca van a avanzar,par de tontos
ResponderEliminarDesde el principio los motivos que tuvo Siwon para llevar a HeeChul no fueron los correctos, debio haber sido sincero, ahora que HeeChul lo sabe no solo fue doloroso sino también ofensivo, es más que justificada la actitud de HeeChul sobre todo por que siempre se está conteniendo y Siwon en lugar de disculparse se pone a discutir, creo que el orgullo no lo deja darse cuenta de todo.
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