El parto
de Jaejoong duró toda la noche... horas largas, tortuosas, que pusieron a
prueba los nervios de todos. Yoomi se asustó mucho cuando
los gritos provenientes del alojamiento llegaron al hall. ¿Había ella gritado
en forma tan horrible las cinco veces que dio a luz?
Ello
explicaría por qué Kangta siempre había estado tan pálido cuando fue a verla
después, como si hubiera tenido que soportar más que ella. Sin embargo, hacia
el final sus sufrimientos habían disminuido gracias a una poción preparada por
una leal esclava del Lejano Oriente. Si por lo menos esa esclava hubiera
revelado su magia antes de morir, Jaejoong también ignoraría el dolor y no
temería futuros partos.
Los rayos
del sol siguieron a Heechul dentro del hall. Se veía lastimosamente demacrado,
como si él también hubiera sufrido los dolores de Jaejoong. Tenía la ropa
empapada en sudor y su pelo renegrido estaba pegoteado y desordenado. Yoomi
apenas lo reconoció.
— No me di
cuenta de que los gritos han cesado. Jaejong... la criatura... están...
— Todo
está bien, señora — dijo Heechul y se desplomó en la silla semejante a un trono
de Kangta . Su voz era débil, sus ojos estaban opacos— . Tenéis un hermoso
nieto y Jaejoong ahora duerme profundamente. Mi tía está cuidando de la
criatura .