—¿Aquí, aquí? ¿Cómo dentro, en
esta casa, aquí?
—Sí Teuk, él está aquí, aquí
—respondió Sora—. Él está pidiendo hablar contigo en privado.
Sin ni siquiera pensar en ello Teuk
alcanzó la mente de Kangin.
"Él está aquí."
"Lo sé amor; vi su auto aproximarse. ¿Estás bien?."
"Estoy bien. Me
estoy arreglando para
ir a hablar
con él. Quédate conmigo."
"Siempre."
Teuk les pidió a Donghae y a Hee
que esperaran en su cuarto; no quería que atrajeran la atención de Shangchul.
Cuándo entró en la sala de estar
lo vio sentado en el sofá, con los brazos
extendidos por todo
lo ancho del
respaldo, viéndose muy relajado. Pequeña bola de pelos presumida,
pensó para sí mismo y estuvo placenteramente sorprendido al escuchar la
risita de Kangin en su mente.
—¿Estás cómodo? —le preguntó a Shangchul
mientras entraba a la sala de estar. Cuándo se volteó a verle, Teuk fue tomado
por sorpresa por sus ojos, eran de dos colores diferentes. Su ojo derecho era
de un azul cristal y el izquierdo era tan verde cómo la hiedra. Tenía una barba
incipiente a través de la fuerte línea de su mandíbula y cuándo le sonrió un
hoyuelo apareció en cada mejilla.
—Sí en realidad lo estoy, gracias
por preguntar —respondió él.
Tenía una profunda voz, pero no
tan profunda como la de Kangin. Tenía
que admitir que
era un chico
atractivo. Oyó a Kangin gruñir,
Cálmate hombre lobo. Solamente tengo ojos para ti, le dijo Kangin.
—Sí, me lo dijo. También me dijo
que está bajo algún tipo de engaño de que voy a ser su compañero —replicó Teuk.
"Recuerdo claramente aconsejarte que no lo provocaras Luna, ¿recuerdas
eso?". Teuk escuchó la voz de Kangin en su mente.
"No lo sé. Algunas cosas se ven un poco confusas en este momento", respondió vagamente.
Kangin gruñó de nuevo.
Tengo la sensación de que va a estar haciendo eso muy a menudo estando
vinculado a mí, pensó para sí mismo.
—Yo te había reclamado incluso
antes de que él supiera que existías. Deberías ser mío —le dijo Shangchul
calmadamente.
Teuk estaba mirándolo fijamente
intentando conseguir una pista de cuántos años tenía. Podía decir que era
definitivamente más viejo que él pero no podía saber cuánto.
—¿Cuántos años tienes? —finalmente
le preguntó.
Él se vio un poco sorprendido por
su pregunta. Eso es bueno, mantenlo en ascuas.
—Tengo 22 años —respondió él.
—¿Te das cuenta de que todavía no
tengo 18 años, así que eso me hace un menor de edad? —apuntó Teuk.
—Las leyes humanas no tienen
importancia para los Sujus. Además, no estoy diciendo que tenemos que consumar
nuestra relación, sólo que te vincularás conmigo —le dijo Shangchul.
—No te limitaste a decir sólo eso.
Quiero decir, carajo por todos los jodidos demonios, ¿de eso es todo lo que
hablan ustedes los lobos? — preguntó Teuk obviamente molesto.
Shangchul parecía un poco
confundido y luego cayó en cuenta.
—¿Son todas las parejas humanas
así de tontas? —le preguntó él.
—No soy tonto —le dijo indignado.
Entonces los ojos de él vagaron hacia abajo por el frente de su camiseta y Teuk
se dio cuenta de que había notado el vampiro que estaba pintado allí. Le sonrió
y luego se dio la vuelta para mostrarle la espalda, sin pensarlo de antemano.
Al principio sólo escuchó su risa,
pero después escuchó un profundo y feroz
gruñido. Teuk se
volteó lentamente. Los ojos
de Shangchul estaba
brillando y sus
dientes habían crecido bastante largos. Su respiración era
rápida y se podía decir que él estaba luchando para mantener su lobo bajo
control.
—Él no estaba mintiendo cuándo
dijo que podía probar que eras su compañero —dijo Shangchul, sus palabras un
poco difíciles de entender por lo largo de sus dientes. Los ojos de Teuk se
ensancharon cuándo se dio cuenta de que él había visto sus marcas. Sólo
entonces escuchó un gruñido feroz y se dio cuenta de que Kangin había captado
ese último pensamiento.
Lo siento Kangin; sólo le estaba mostrando la parte de atrás de mi
camiseta. No creí que fuera capaz de ver mis marcas, le dijo Teuk
rápidamente.
Leeteuk préstale atención a Shangchul, míralo, y déjame ver su rostro, lo
instruyó Kangin.
Teuk se imaginó a Shangchul en su
mente tal cual él se veía.
Leeteuk debes ser cuidadoso, él no está en control de su lobo, le
dijo Kangin.
—Sep, es obvio —dijo Teuk
accidentalmente en voz alta.
Shangchul gruñó y entrecerró los
ojos.
—¿Son capaces de hablar a través de
los pensamientos entre ustedes? ¿Estás hablando con él ahora? —le preguntó Shangchul.
—Umm, tal vez y no es de tu
incumbencia —respondió.
Shangchul se abalanzó sobre él
agarrándolo por los brazos. Teuk levantó una pared en su mente para que Kangin
no pudiera ver lo que Shangchul estaba haciendo, porque sabía que él podía
venir a su casa y crear toda clase de infiernos y con bastante probabilidad
tratar de matar a Shangchul.
—No juegues conmigo. Soy Alfa y me
responderás con la verdad, compañero —gruñó en su rostro.
Teuk se sacudió sus brazos y se
apartó de él.
—Escucha cuidadosamente, Lee
Shangchul, porque sólo lo diré una vez. NO soy tu compañero, nunca lo seré, y
si alguna vez pones tus manos sobre mí de nuevo te las cortaré de tajo junto
con algunas parte de tu cuerpo que podrías querer usar un día. ¿Entendido? —le
dijo Teuk poniendo tanta fuerza cómo pudo detrás de sus palabras.
—También es una pena porque eres
algo lindo. Pero le sucede a los mejores —dijo Hee mientras se paseaba hacia la
sala con Donghae justo detrás de él.
—Y a los peores de ellos —Donghae
terminó.
Ambos chicos
se pararon a
cada lado de Teuk con
los brazos cruzados en una obvia
pared de solidaridad contra Shangchul.
Sora entró en la sala de estar y
captó la escena; miró a Teuk y vio las marcas rojas que ahora aparecían en sus
brazos dónde Shangchul lo había agarrado y su boca se apretó con ira.
—Ahora es momento de que se vaya
Sr. Lee —le dijo Sora con forzada cortesía. Shangchul volteó su mirada a Sora, quién
retrocedió un paso involuntariamente.
Él tomó una profunda respiración
obviamente tratando de recobrar la compostura y luego miró a Teuk,
—He desafiado a Kangin por una
ceremonia de vinculación. Si gano serás mío. Nada ni nadie te alejara de mí —Y
con eso se volteó para salir por la puerta del frente.
Los cuatro lo siguieron fuera
hacia la puerta del frente para verlo irse y cuándo salieron vieron a Kangin
saltar de su ventana en el segundo piso y tomar dos marcados saltos y aterrizar
justo en frente de Shangchul.
—¡Oh mierda! —vociferó Hee.
—Yo secundo eso —dijo Donghae.
—Yo lo tercero —dijo Teuk con los
ojos tan ensanchados que amenazaban con salirse de su cabeza.
Kangin vio a Shangchul arremeter
contra Teuk antes
de que él pudiera levantar la pared entre sus mentes
y la rabia que sintió llamó a su
lobo. Casi había
cambiado de fase
por completo cuándo escuchó a
Sara en el piso de abajo. Eso fue suficiente para hacerlo retroceder de modo
que pudo evitar convertirse en un enorme lobo negro gruñendo en su dormitorio.
Sin embargo no fue suficiente para evitar que gruñera cómo un perro con rabia.
La ira que estaba sintiendo era
tangible, estaba haciendo que le resultara difícil respirar. Shangchul había
tocado a su compañero; había puesto sus manos en él de forma amenazante y al
hacerlo había violado las reglas del desafío. Eso significaba que a él le sería
permitido ver a Leeteuk durante los dos días que tenían que esperar hasta que
su padre llegara. Puesto que él era el verdadero compañero de Leeteuk, las
reglas del desafío decían que podía protegerlo si el retador le causaba algún
daño físico a la pareja.
Incluso antes de que ese
pensamiento terminara de formarse en su mente y sin siquiera pensar en quién
pudiera verlo, saltó fuera de su ventana hacia el patio delantero y dio dos
pasos gigantes y luego se abalanzó y quién hubiera sabido que justamente
aterrizó frente a Lee Shangchul. A veces la vida simplemente te lanzaba un
hueso cuándo lo necesitabas.
Shangchul inmediatamente se agachó
gruñendo.
—si me tocas pierdes el desafío.
—«Lastimaste lo que es mío»—gruñó Kangin.
—Oh mierda, él está hablando en Coreano
lo que significa que está molesto ¿cierto? Siempre hablan en su lengua materna
en las películas cuándo se están preparando para patearle a alguien el cu... —Hee
trató de terminar pero Leeteuk lanzó su mano sobre la boca de Hee y sacudió la
cabeza de lado a lado.
—Déjame traducir por él —dijo Donghae,
—¡cierra la #@%& boca Hee!
—Perdón pues —susurró Hee en
cuanto Leeteuk hubo destapado su boca.
Kangin no podía recordar un
momento en que hubiese estado tan furioso; podía sentir a su lobo empujando
para salir, para defender a su compañero.
—«Violaste las reglas del
desafío»—gruñó Kangin. Sabía que necesitaba tranquilizarse pero cuándo dio
un vistazo sobre su hombro y vio las marcas rojas en el brazo de Leeteuk su
lobo ganó. Cambió de fase en un parpadeo y de no haber saltado Yunho frente a
él le habría arrancado la garganta a Lee Shangchul.
Sintió un duro objeto jalarlo
hacia atrás y dejó escapar un gruñido al golpear el suelo. En un instante
estaba de nuevo sobre sus cuatro patas, cabeza gacha, ojos entrecerrados y
dientes al descubierto. Estaba dando pasos lentos y calculados para colocarse
entre Shangchul y su compañero. Vio a Leeteuk retroceder cuándo se acercó a él
y le dolió saber que le temía en su forma de lobo. Continuó moviéndose hacia
adelante, empujando a Shangchul más lejos y preparándose para embestir de nuevo
cuando escuchó a Yunho gritar.
—«¡No lo toques!».
Kangin se detuvo en seco, no se
acercó más pero continuó gruñendo y mirando ferozmente a Shangchul.
—Cómo Kangin ha dicho, violaste
las reglas del desafío al haberle hecho daño a su compañero; por lo
tanto es derecho de Kangin permanecer con él mientras esperamos la llegada de
su Alfa y el momento del desafío —le informó Yunho al lobo.
—¡Yo no lastimé a la pareja!
—gruñó Shangchul.
—Oye saco de pulgas, ¡la pareja
tiene nombre! —le espetó Hee.
—Hee, ahora no es el momento,
cariño, mantén tu boca cerrada —dijo Donghae a través de sus labios apretados.
—Oh, cierto, lo siento sólo me
dejé llevar. Estoy bien, continúen.
Donghae y Leeteuk pusieron los
ojos en blanco.
Shangchul debió haber decidido durante
ese pequeño interludio que necesitaba ser más diplomático porque cuándo habló
la segunda vez fue un poquito más agradable.
—No era mi intención causarle daño
a Leeteuk. No creo que las marcas rojas en su brazo constituyan una llamada
violación al desafío —le dijo a Yunho.
—Bueno muy mal por ti que lo que
creas no represente lo que simplemente es. Es momento de que tomes a tu manada
y te vayas. Serás inmediatamente notificado
cuándo nuestro Alfa
llegue —dijo Yunho en conclusión,
y sólo para puntualizar que había terminado con la conversación llamó a Kangin
hacia él, — «Con todo respeto mi príncipe, por favor venga ».
Kangin le dio un gruñido adicional
a Shangchul por si acaso y luego trotó hacia dónde estaba parado Leeteuk. Puso
la cabeza contra su muslo y lo empujó hacia atrás.
—Tienes que estar bromeando. Eres
mandón incluso cuando estás en tu forma de lobo —le dijo Leeteuk poniendo los
ojos en blanco. Él lo empujó de nuevo un poco más fuerte. Cediendo finalmente, Leeteuk
dio la vuelta para volver hacia la casa— Vamos chicos, se terminó el
espectáculo... por ahora de todas formas —les dijo.
Yunho esperó afuera hasta que Shangchul
y sus lobos se habían retirado a sus vehículos y se marcharon. Una vez dentro
de la casa todo el mundo llenó la sala de estar la cual rápidamente se estaba
convirtiendo en la habitación de “encuentro”. Leeteuk se arrodilló frente a Kangin
y deslizó un dedo por el centro de su hocico. Kangin cerró los ojos y un
murmullo bajo escapó de su garganta.
—Estuviste genial allá afuera
¿sabes? —le susurró.
Kangin abrió los ojos y
simplemente se quedaron mirándose el uno al otro por un minuto. Luego Kangin le
lamió un sonoro beso en el rostro a Leeteuk. —¡AAASSCOO! Tienes que DEJAR de
besarme en público; realmente se está saliendo de control —le dijo Leeteuk
limpiándose el rostro. Kangin simplemente lo miró con su lengua colgando fuera
a un lado de su boca en una sonrisa boba.
—Kangin, creo que te necesitamos
de vuelta en tu forma humana por favor —le dijo Yunho respetuosamente. Él dio
la vuelta y trotó escaleras arriba hacia la habitación de Leeteuk.
—No sé qué es lo que él piensa que
va a conseguir allá arriba a menos que le gusten los pantalones súper apretados
—le dijo Leeteuk a Yunho.
—Le conseguiré algo entre mis
cosas —ofreció Yunho.
Él regresó con un par de
pantalones vaqueros y una camiseta y se los tendió a Leeteuk.
—Uh, ¿qué se supone que haga con
esto? —le preguntó a Yunho.
—Espera, espera —dijo Hee
sosteniendo en alto sus manos, —esto es, obviamente, un trabajo para una persona
que aprecia a un bien parecido ejemplar cómo el hombre lobo allá arriba.
Hee trató de tomar la ropa de Teuk
quién dio un paso atrás sujetando la ropa lejos del alcance de Hee.
—Cómo si fuera a dejarte a ti, el
ninfómano de nuestra pandilla, llevarle la ropa a Kangin. En serio, ¿cuán
delirante crees que estoy? —le preguntó Leeteuk.
En realidad me vendría bien algo de ropa Ángel, mantienes tu habitación
algo fría, le dijo Kangin a través de su conexión.
Te la estoy llevando, pero mejor que tengas una toalla o algo envuelto
alrededor de ti, le dijo severamente Leeteuk.
No prometo nada amor; simplemente tendrás que arriesgarte.
Leeteuk resopló enfurruñado y se
dirigió escaleras arriba, al mismo tiempo que Donghae y Hee estaban soltando
silbidos groseros y vítores. Kangin podía escucharlos desde la habitación de Leeteuk
y sólo podía imaginar cuán rojo estaba el rostro de éste.
Lo escuchó llamar a la puerta de
su habitación muy suavemente. Kangin había agarrado una manta que yacía en el
suelo y la había enrollado alrededor de su cintura.
—Estoy decente. Entra —le dijo Kangin.
Leeteuk entró y su cabeza estaba
inclinada de modo que no pudiera ver nada frente a él. Se estiró y trató de
tenderle la ropa a Kangin pero él lo agarró de la muñeca y tiró de él todo el
camino hacia adentro de la habitación. Soltó un chillido mientras chocaba con Kangin.
—Lo siento amor no pretendía
jalarte con tanta fuerza —le dijo él con una sonrisa maliciosa.
—Uh-huh, seguro que no lo hiciste
—dijo Leeteuk mientras retorcía su muñeca para liberarse de su agarre. Kangin lo
dejó ir fácilmente pero no se alejó, así que Leeteuk tomó la iniciativa y dio
un paso atrás—. ¿Qué estás haciendo? No crees que necesitas... —Leeteuk comenzó
a decirle que necesitaba vestirse pero se detuvo a mitad de oración cuándo dejó
a sus ojos vagar sobre el torso de Kangin. Kangin notó que él estaba mirando
sus marcas y que las apreciara hizo feliz a su lobo.
—¿Qué opinas? —le preguntó él.
Leeteuk había comenzado a caminar
a su alrededor, rodeándolo cómo un depredador buscando a su presa; sus ojos
estaban entornados mientras seguía las líneas de las marcas. Un par de veces su
mano se extendió cómo si quisiera trazar las marcas, y le tomó todo control a Kangin
no inclinarse hacia su mano. Al igual que el lobo, él ansiaba su toque.
—Es hermoso, no había caído en
cuenta de que las marcas cubrían gran parte de ti, pero dijiste que pasan a lo
largo de tu pecho porque eres un Alfa, ¿cierto? —preguntó Leeteuk todavía
completamente hipnotizado por las marcas.
—Eso es correcto. Tengo más marcas
que otros y mis marcas hacen juego con las de mi compañero —Kangin se estiró y
deslizó un dedo a lo largo del cuello de Leeteuk mientras decía eso. Leeteuk alejó
de un golpe su mano.
—Nada de tocar mientras estás ahí
parado con nada más que una manta —le dijo tratando de sonar firme pero incapaz
de quitar la sonrisa de su rostro.
Cuándo él finalmente se detuvo y
sólo se quedó mirándolo no pudo evitar tomarle el pelo.
—¿Ya estás satisfecho o necesitas
unos minutos más? Estaré feliz de dejarte examinarlas si quieres —le dijo Kangin
con un guiño.
—Sip, apuesto que te gustaría eso,
¿no?
—Bueno, si no te vas a aprovechar
de mí mientras estoy tan vulnerable, supongo que debería vestirme —le dijo Kangin
sonriendo.
Cuándo Leeteuk no respondió ni se
dio la vuelta para irse Kangin decidió sacudirlo a la acción. Comenzó a actuar como
si fuese a desenvolver su manta.
—Por supuesto si quieres ver cómo
me visto eres bienvenido, en vista de que eres mi compañero, podrías incluso
ayudarme si quieres.
Leeteuk se puso
rojo brillante y
luego volteó abruptamente
para enfrentar la puerta. Kangin se vistió rápidamente y trató de
mantener su mente fuera de la de su compañero, a pesar de que estaba muy
curioso en cuanto a lo que él estaba pensando.
—Está bien, amor. Ya puedes
voltear —él estaba deslizando la camiseta sobre su cabeza cuándo se dio la
vuelta.
—Sabes que eres hermoso, ¿verdad?
—le preguntó Leeteuk.
—¿A qué te refieres?
—Me refiero a ti, todo tú. Tu piel
es hermosa, eres todo musculoso y bien formado, tus ojos son increíbles. Eres
simplemente hermoso — explicó.
—Bueno nadie me había dicho eso
nunca, así que no, no sabía que era hermoso. Gracias —dijo poniéndose la mano
sobre el corazón e inclinando la cabeza—. Eres exquisito. ¿Sabías eso? —le
preguntó a él.
—Yo no diría exquisito, pero
supongo que no rompo el espejo —respondió.
—Ningún joven que haya visto se te
compara, Ángel.
Estuvieron inmóviles por un
momento. Kangin estaba mirando su rostro, sus hermosos ojos y sus entrañables
pecas. Dejó a sus ojos vagar hacia abajo por su cuello hacia sus hombros y
brazos, dónde las marcas rojas que estaban rápidamente convirtiéndose en
moretones capturaron sus ojos. Gruñó por lo bajo.
—Por favor ven aquí Leeteuk —le
dijo Kangin.
Leeteuk había retrocedido un paso
ante el sonido del gruñido.
—No estoy gruñéndote a ti, mi
ángel. Sólo quiero ver las marcas que el perro callejero ese dejó en ti —le
explicó.
—No es nada; incluso en realidad
ya no me duelen —mintió Leeteuk.
—Leeteuk amor, no me digas
mentiras, sé cuándo no estás siendo honesto conmigo.
—¿Quién eres, Santa Claus?
—replicó Leeteuk.
—Sólo ven aquí por favor, ¿o debo
ir hasta allá? —le preguntó Kangin con un brillo perverso en sus ojos.
—Quieto, yo voy hasta ti.
Leeteuk caminó hacia él y
suavemente le tocó cada brazo dónde estaban los moretones. Leeteuk se encogió
de dolor, incapaz de esconder el hecho de que su toque dolía. Kangin se inclinó
y besó sus brazos suavemente sobre los moretones deseando que eso pudiera
sanarlos. Él había fallado en protegerlo, a su compañero. Lo había necesitado y
él no había estado ahí.
—Lo lamento
—murmuró él, —lamento
no haber estado
ahí para protegerte. Debí haber
estado ahí.
—Kangin —Leeteuk se acercó y
deslizó la mano hacia abajo por su inspección, —esto no fue tu culpa. No tenías
permitido estar aquí y ¿cómo alguien iba a suponer que ese psicópata bola de
pelos iba a hacerle daño a su supuesto compañero? No tienes nada por lo que
disculparte así que ya basta. ¿Entendido?
Kangin lo miró a los ojos y pudo
ver la sinceridad ahí, ninguna condenación o ira y estaba muy agradecido por
eso. Era realmente asombroso, y era suyo. Gracias a la Luna que lo quería porque habría odiado
tener que pasar el resto de sus vidas suspirando por él.
—Estoy agradecido de que no me
condenes, no obstante, eres mi compañero y yo debería estar siempre ahí para
protegerte, por lo cual no estarás fuera de mi vista hasta el desafío. No confío
en nadie más para protegerte excepto yo —le dijo Kangin.
Leeteuk comenzó a recordarle que
su madre no aprobaría esto, pero él lo detuvo con un dedo sobre sus labios.
—Hablaré con tu madre, pero cómo
dije antes no pondré tu seguridad en segundo lugar por su aprobación.
Cuándo él quitó el dedo de sus
labios Leeteuk dio un paso hacia adelante y lo besó. Cuándo retrocedió Kangin lo
miró con curiosidad.
—¿Y eso fue por qué?
—Sólo porque puedo, y quiero
hacerlo —le dijo Leeteuk simplemente.
—Oh, bueno en ese caso —Kangin lo
agarró por la cintura y lo arrojó en la cama cubriendo su cuerpo con el suyo. Leeteuk
dejó escapar un chillido mientras golpeaba la cama. Él mantuvo su peso fuera
apoyándose en un antebrazo. Luego se inclinó y le acarició el cuello con la
nariz. Leeteuk comenzó a reírse con una risilla tonta y a empujar su pecho.
—Deja eso, da cosquillas —le dijo
riendo—. No estoy bromeando Spike, vas a hacer que me haga pis encima de ti.
Kangin tiro su cabeza hacia atrás
para mirarlo. Sus ojos estaban arrugados con líneas de risa a su alrededor.
—Amor, soy un lobo, no un perro, y
si yo no me hago pis encima de ti, entonces lo más seguro es que tú no te harás
pis encima de mí —le tomó el pelo Kangin.
Él se inclinó hacia adelante y lo
besó suavemente, y luego un poco más fuerte. Para el momento en que se separó
ambos estaban tratando de recuperar el aliento.
—Creo que mejor vamos abajo ahora
—le dijo Kangin tratando de poner su respiración bajo control.
Leeteuk se estiró y le acarició el
rostro y suavemente lo acercó.
—O no —dijo justo antes de
comenzar a besarlo de nuevo.
Kangin se dejó llevar por un
momento más antes de finalmente separase y levantarse tirando de él al mismo
tiempo.
—Por mucho que adore quedarme
justo aquí contigo amor, Hee podría venir a buscarnos pronto y finalmente
conseguir ese espectáculo por el que ha estado esperando —le dijo Kangin
mientras le guiñaba el ojo.
—Ugh, bien, hazlo a tu manera,
pero eres el primer chico que alguna vez he escuchado que se ha alejado de una pareja
dispuesta —le dijo Leeteuk.
Kangin tiró de él hacia atrás
mientras había estado tratando de pasarlo.
—Tenemos suficiente tiempo mi
ángel, y yo no quiero sólo a una pareja dispuesta. Quiero a mi compañero,
vinculado a mí, usando mi marca.
—Demonios, y yo aquí creyendo que
yo era exigente —se mofó—. Está bien, hombre lobo, si vamos a bajar vámonos ya
y no voy a estar ahí cuándo decidas decirle a mi mamá que te quedarás, voy a
estar convenientemente ocupado con algo que normalmente sería insignificante
pero que por alguna razón en ese momento exacto necesitará de toda mi atención.
Kangin deslizó un dedo a lo largo
de las marcas de su cuello y Leeteuk se estremeció.
—Lo que sea que te haga feliz
amor.
Leeteuk puso los ojos en blanco y
luego lo tomó de la mano mientras iban a reunirse con los demás en el piso de
abajo.
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