Hyukjae dividió la atención entre el
consuelo de Donghae, el camino por delante, y mantener un estricto control
sobre su monstruo. La bestia rugía en desafío, golpeando y golpeando en su
jaula en un esfuerzo por escapar. Si liberaba al monstruo, este lucharía por su
vida. No le importaría a quién tuviera que matar para sobrevivir.
La cueva parecía vacía a medida que
avanzaban. Los demonios Sasaeng salían por la noche para cazar y alimentarse,
regresando aquí sólo una vez el sol les forzaba a esconderse. Tenían hasta el
amanecer para encontrar al chico y salir, o tendrían que luchar por el camino
de vuelta.
Aunque Hyukjae estaba contento con la
muerte, quería que todos los demás salieran de manera segura.
Sin esfuerzo, se deslizó dentro de los
pensamientos de Donghae, que mantenía la atención en el camino etéreo que
llevaba a Minki. Ese camino no era construido por Donghae, pertenecía a otro.
Si la suposición de Hyukjae era correcta, Donghae estaba de alguna manera
percibiendo la magia de Heechul y su capacidad para encontrar niños perdidos.
No entendía cómo funcionaba, pero un pensamiento fugaz le hizo preguntarse si Donghae
no estaba conectado de alguna manera a Heechul. Tal vez fue así como aprendió a
manejar la magia con tanta facilidad, estaba aprendiendo a hacerlo de las parejas
que ya habían descubierto cómo.
Cuanto más tiempo estuvo en sus
pensamientos, más sentido tomaba esa teoría.
No iba a poder estar con él de esta
manera por mucho tiempo, así que quería disfrutar cada segundo, deleitándose de
su belleza interior y su fuerza.
Solo estar conectado a él de este modo,
hacía más fácil controlar a su bestia, como si su presencia de alguna forma la
tranquilizara y calmara.
El camino cortó a la izquierda, a través
de una cueva llena de huesos, trozos de piel y desechos. Al entrar, el hedor a
carne podrida y excrementos fue casi abrumador. Donghae hizo un ruido de
arcadas, y un segundo después, el aire fresco, limpio, le llenó la nariz y la
boca.
—Wow —dijo Seungki—. Eso es un infierno
de truco. Gracias.
—No sé cómo soporté este olor durante
tanto tiempo.
Mientras hablaba, él
pudo ver los horribles recuerdos que el olor le había traído. El dolor y la
muerte llenaban sus pensamientos, tan vívidos y aterradores que en realidad
retrocedió lejos de ellos por un momento.
Su magia era muy limitada, no podía
acceder a cualquier poder que albergaba. Sólo podía reunir la energía del
entorno -flotando en el suelo y el aire- para usarla inmediatamente. Y fue lo
que hizo, recogiendo pequeños trozos de poder para utilizarlos y empujar los
sombríos recuerdos, retirándolos. Donghae había vivido ese horror. No era justo
que lo tuviera que vivir otra vez.
Donghae le posó la mano sobre el hombro
en agradecimiento, un toque breve, un aleteo que terminó demasiado pronto.
De todas las cosas en este mundo, era su
compañía y su tacto, lo que más echaría de menos.
El rastro conducía al oeste, se iba
intensificando. Se estaban acercando. Ahora podía oír los ruidos de garras
deslizándose sobre la piedra, el sonido bajo del húmedo gorgoteo de los
demonios que se alimentaban de cualquier presa que hubieran encontrado.
Esperaba que el hecho de que el rastro
todavía estaba allí, flotando en el aire, significara que Minki aún estaba vivo,
y que los demonios se alimentaban de otra cosa.
Hyukjae levantó la mano, ordenando
silenciosamente que se detuvieran. Sin ni siquiera pensar en lo que estaba
haciendo, le susurró directamente a la mente de Donghae que iba a reconocer el
terreno. Ël debía quedarse ahí. Sentía que estaba de acuerdo y se deslizó hacia
delante, moviéndose en silencio sobre los desechos en el suelo.
En el lado más lejano de la zona, podía
ver los barrotes incrustados en la piedra. Entre él y los barras, había más de
una docena de demonios que se alimentan de lo que parecían humanos.
Uno de los más grandes Saesang estaba
agachado sobre un brazo humano cercenado, gruñendo a cualquier cosa que se
acercara. Los demonios más pequeños estaban cubiertos de pieles, con las
cabezas de gran tamaño y las mandíbulas llenas de dientes de sierra. Sus
miembros eran muy musculosos y terminaban en garras gruesas y negras. Sus ojos
encendidos de un color verde brillante mientras se alimentaban, rasgando la
carne de otros huesos humanos.
Un zapato blanco se
balanceaba en el extremo de la pierna amputada de un hombre, salpicado de
sangre roja. Dos demonios peleaban por el premio, gruñendo y siseando uno
contra otro, tratando de arrastrarlo en direcciones opuestas.
El primer pensamiento de Hyukjae fue que
no quería que Donghae viera esto. Era demasiado horrible, y sólo serviría para
recordarle lo que había sufrido. Su segundo pensamiento fue el del niño y el
sendero que llevaba directamente hacia los barrotes, a través de la masa de
demonios que se retorcían.
Iban a tener que abrirse paso a través
del grupo. Que pudiera ver, no había manera de evitarlo. Volvió a los demás y
les contó lo que había encontrado.
—No me gusta —dijo Seungki—. Pero no
tenemos otra opción.
—Voy a entrar primero —dijo Hyukjae—. Donghae,
quédate atrás y echa una mano a distancia.
Él asintió, pero la piel se le había
puesto pálida, las pupilas dos pequeños puntos, y una línea de sudor se había
desatado en su frente. Odiaba ver su miedo. Odiaba que la última vez que iba a
pasar con él, estuviera llena de miedo y muerte.
Hyukjae le sintió reunir valor y lo
observó mientras enderezaba los hombros. Una oleada de energía fue absorbida de
él, y su cara de arrojo estaba firme en su lugar por debajo de la careta
transparente.
Le hizo un gesto de admiración y se
movió dentro.
Se mantuvieron en silencio hasta el
último segundo, antes de que Seungki y Hyukjae enfrentaran a los demonios más
cercanos. Los más pequeños estaban en el frente, y sisearon con sorpresa antes
de saltar al ataque. Hyukjae cortó a dos con un fuerte golpe. Sus cuerpos
peludos se estrellaron contra la pared, donde los otros demonios se apresuraron
a consumirlos.
Haciendo caso omiso de ellos ahora, Hyukjae
se metió más en el combate, rechazando un ataque tras otro, moviéndose con un
instinto animal y siglos de práctica.
Seungki se mantuvo firme al lado de Hyukjae,
protegiendo el flanco y terminando con los demonios heridos que caían bajo la
hoja de Hyukjae.
Una vibración lejana de poder retumbó a
través de él. Podía sentir la construcción de algo, pero no se atrevió a
prestarle atención en estos momentos. Una sola distracción y él podía caer
antes de encontrar al chico. No dudó por un segundo que Donghae seguiría
adelante, con o sin él, si él no podía completar la misión.
Oyó un susurro en la mente, instándolo a
moverse hacia la izquierda. Era la voz de Donghae, su presencia dentro de él,
así que obedeció, moviendo el cuerpo un poco más con cada paso hacia adelante.
Segundos después, un
fuego dorado se derramó más allá del costado derecho, tan cerca que le quemó la
manga. Cada criatura en su camino fue consumida por las llamas, gritando en
agonía mientras su pelo y piel se quemaban.
El gran demonio detrás de ellos saltó
fuera de la línea de fuego, abandonando finalmente su comida. La cosa era
fácilmente de dos metros y medio, aún encorvado como estaba. Avanzó, haciendo
caso omiso de las criaturas que aplastaba bajo sus anchas patas.
Un rugido enorme y caliente salió de su
cavernosa boca, lo suficientemente grande como para tragarse a Hyukjae en dos
bocados. La baba rociaba todo, salpicando contra la careta de Hyukjae.
Seungki se movió, su hoja cortando a
través de un demonio menor que estaba a pocos centímetros de la espinilla de Hyukjae.
Podía sentir a Donghae tirando del
poder, alimentándose a sí mismo para otro ataque. Todo lo que tenía que hacer
era comprarle un poco de tiempo, unos segundos preciosos.
Hyukjae le mostró lo que iba a hacer,
metiendo la imagen a través del enlace mientras impulsaba el cuerpo hacia
adelante. Metió la espada profundamente en el grueso brazo de la cosa y la usó
para saltar sobre su espalda.
Con un grito de dolor, la cosa se
irguió, tratando de golpear para sacarse a Hyukjae de encima.
Él lo apuñaló en la base del cuello,
pero todo lo que golpeó fue un grueso bulto de grasa.
El demonio se tambaleó hacia atrás,
corriendo hacia la pared de la cueva. Hyukjae no tuvo tiempo para moverse. Iba
a ser aplastado. Si él se caía, las enormes patas lo aplastarían matándolo.
Eso no podía pasar todavía. El niño aún
estaba atrapado.
La mente de Hyukjae se apresuró a
encontrar una solución mientras trepaba por el cuerpo resbaladizo, llegando a
aferrarse a la cabeza de la cosa. El demonio se estrelló hacia atrás. Era
demasiado tarde. Hyukjae no se había desplazado lo suficiente. Contuvo la
respiración, preparándose para el dolor.
Chispas azules se arrojaron fuera de la
pared, pero no hubo dolor. Ni siquiera el frío de la piedra le tocó.
Donghae. Él lo había protegido.
No es que sirviera
de mucho. El ardiente aguijón del veneno comenzó a hundirse en las manos, donde
había entrado en contacto con las secreciones de la piel grasienta del demonio.
«¡Suéltalo!» Oyó gritar a Donghae en la
cabeza. Confiando en él, no preguntó y liberó el agarre.
Él le sostuvo el cuerpo, y Hyukjae casi
juró que podía sentir el calor de sus manos bajándolo al suelo. No es que eso
fuera posible, ya que Donghae estaba al otro lado de la sala.
El cuerpo le rodó en la parte inferior
de una burbuja débilmente brillante. No trató de luchar para liberarse, porque
ya podía sentirlo drenando más poder de él para otra tarea.
El fuego dorado se derramó de la punta
de sus dedos, arremetiendo contra el demonio gigante. El fuego lamió a la cosa,
envolviéndola, haciendo arder su piel grasa. Eso susurró de dolor y furia.
Hyukjae golpeó el duro suelo, rodando
sobre huesos y suciedad para amortiguar la caída. Sus manos le ardían, y las
puntas de los dedos ya habían comenzado a entumecerse. Aterrizó a los pies de Donghae,
y su mundo ni siquiera había tenido tiempo de dejar de girar, antes de que él
cerrara la mano sobre la muñeca y empezara a lanzar el poder en el brazo.
Un ardiente rayo estalló hormigueando en
la piel, quemando todos los rastros del veneno. Sintió algo húmedo filtrarse
fuera de las manos, y luego vio humo levantarse mientras se evaporaba.
El veneno. Se había ido, junto con los
efectos del ardor y el entumecimiento.
No había tiempo para las palabras, pero
dejó que el agradecimiento se deslizara dentro de Donghae, junto con el pulsar
del próximo estallido de energía que estaba extrayendo de él.
Donghae no había dejado de lanzar magia
por todos lados, desde que el combate había estallado. No sabía cuánto más
podía hacer, pero ya era más de lo que él jamás había esperado para un tiempo
tan corto.
Seungki hacía lo suyo, manteniendo a los
demonios alejados de ambos, lanzándolos hacia las llamas que consumían al
gigante que había caído.
Hyukjae se quitó la camisa y la envolvió
alrededor de la mano. La empuñadura de su espada sobresalía del ardiente
demonio, y él se estiró para recuperarla rápidamente.
La camisa se quemó,
pero nada del calor le tocó la piel, por lo que se abrió paso hasta el lado de Seungki,
cortando un camino a través de los demonios que quedaban correteando alrededor.
Cuando el último había caído, se volvió
para buscar a Donghae. Él se desplomó contra la pared, respirando con
dificultad. Un color brillante, rosado, cubrió sus mejillas, y los ojos
inyectados de sangre brillaban con un sentido de logro.
—Minki —jadeó—. Allá.
Hyukjae no estaba a más de unos pasos,
por lo que envolvió el brazo alrededor de su cintura, cargando su peso, y lo animó
a seguir.
El humo flotaba en la habitación,
oscureciendo la visión. Donghae hizo un gesto con la mano, y el humo se separó
de su camino. Tendido en el suelo, al otro lado de las rejas, inmóvil, estaba
un muchacho joven y delgado.
—¿Minki? —preguntó Donghae, como si le
resultara difícil de creer.
Los barrotes de metal estaban oxidados,
pero no débiles. Cada uno se enterraba en la piedra que rodeaba la parte
superior e inferior. Hyukjae cogió uno para probarlo y lo encontró firme.
Él era fuerte, pero no había manera de
que los rompiera sin algunas herramientas.
—Lo haré —dijo Donghae, sosteniéndose
sobre sus pies.
—Sólo tienes que abrirla —dijo Seungki—.
Guarda tus fuerzas para cubrir nuestra salida.
Donghae asintió con la cabeza y puso su
mano en la cerradura. Sus ojos se cerraron por un momento, y entonces oyó un
tenue chirrido metálico. La puerta se deslizó abriéndose unos escasos
centímetros.
—Yo lo sacaré —dijo Seungki.
Hyukjae volvió a mirar a sus espaldas,
observando a través del espeso humo. Demonios humeantes yacían esparcidos por
el suelo. El grande aún temblaba de vez en cuando, su piel con ampollas y grietas.
La sacudida de pánico de Donghae, fue la
primera señal de que algo andaba mal. Giró la cabeza para buscar la amenaza,
levantando la espada para destruirla.
Antes, todo lo que había estado al otro
lado de los barrotes era una pared de roca, pero había cambiado. Cualquiera que
fuera la ilusión o el velo que cubría lo que realmente estaba allí, se había
ido, dejando al descubierto una habitación más grande repleta
de guardias extrañamente humanos. Cada uno de ellos estaba armado con una
espada, y había al menos una treintena de ellos, tal vez más.
De pie frente a ellos, con sus dedos
largos y huesudos envueltos alrededor del cuello del niño, del que colgaba su
cuerpo inconsciente sobre el suelo, estaba otro demonio. Irradiaba poder. Ni
una sola criatura detrás de él tembló, como si no se atrevieran a hacer nada
sin su permiso.
Él se veía tan humano que le tomó un
momento a Hyukjae darse cuenta de que era Sasaeng. El tenue resplandor verde en
sus ojos y la sangre negra pulsando debajo de su piel pálida, lo delató.
—Jiyoon —dijo Donghae, su odio por el
demonio filtrándose tanto a través de su tono como por el vínculo. Las ondas
pulsantes de enojo se derramaban fuera de Donghae, estrellándose contra él,
despertando al monstruo dentro.
Quería matar a esta criatura para Donghae.
Montar su cabeza en una pica y ofrecérsela a sus pies como un tributo.
Hyukjae afianzó el control y empujó los
deseos de su bestia a un lado.
—Tienes buen aspecto —dijo Jiyoon, con
los ojos fijos en el cuello de su compañero.
Seungki se movió hacia adelante. Jiyoon
apretó hasta que la cara de Minki empezó a oscurecerse por la falta de oxígeno.
—Yo no haría eso. No, si quieres que el
niño siga respirando.
—¿Qué quieres? —preguntó Donghae.
—Bañarme en tu sangre. Para empezar.
—Está bien. Llévame —dijo Donghae—. Que el
niño se vaya.
Hyukjae gruñó.
Seungki dijo:
—Y un cuerno.
Jiyoon sonrió y su mirada se fijó en Hyukjae.
—A juzgar por tu cuello desnudo, tú eres
su fuente de poder, ¿no es así?
Hyukjae no dijo nada.
Jiyoon siguió mirando a Hyukjae mientras
una sonrisa extendía su boca, mostrando los dientes afilados.
—Te llevaré a cambio del niño.
—Hecho —susurró Hyukjae al mismo tiempo
que Donghae gritó en negación.
«Vete. Llévate al chico y corre», le dijo Hyukjae en silencio.
Él sintió su resistencia, pero aun
cuando se formó, se derrumbó. Donghae sabía que su tiempo había terminado. Esta
era una manera tan buena como cualquier otra para que él se fuera.
Hyukjae pasó junto a Donghae y atravesó
la puerta de la jaula.
Jiyoon lanzó a Minki hacia Seungki,
quien lo atrapó antes de que cayera al suelo.
—Vete ahora, antes de que cambie de
opinión —ordenó Jiyoon.
Seungki se retiró, sin apartar los ojos
del demonio. Las lágrimas se deslizaron por las mejillas de Donghae, y se
mordió los labios como si estuviera tratando de contener un sollozo.
Jiyoon sacó una daga de unos treinta
centímetros de largo de su cinturón y apuñaló el pecho de Hyukjae. El golpe fue
tan rápido que apenas tuvo tiempo de darse cuenta de lo que había sucedido
antes de que el dolor explotara dentro de él, empujando todo pensamiento
racional.
La hoja fue arrancada del cuerpo y la
sangre cayó sobre el torso desnudo.
Donghae grito de horror. Él trató de
decirle que estaba bien, pero no pudo concentrarse lo suficiente para formar
las palabras o el pensamiento. Y aunque pudiera, todo el aliento le abandonó,
dejándolo mudo.
—Corre, Donghae —advirtió Seungki en un
tono alarmante que sabía lo que venía después.
Hyukjae cayó de rodillas, aterrizando
allí antes de que reconociera que había empezado a derrumbarse. La sangre fluía
de la herida, humedeciendo la cintura del vaquero.
Extrañamente, no estaba molesto. Estaba
liberando a Donghae. Seungki lo protegería ahora.
Él siempre se había preguntado cómo iba
a ser su muerte. Por lo menos ahora sabía que su vida había salvado la de un
niño. Fue un buen cambio.
Jiyoon pateó el cuerpo de Hyukjae fuera
del camino. Había una sonrisa en su voz cuando ordenó a sus tropas.
—Maten al guerrero. Tráiganme a los
otros dos.
Matastes a hyuki ahhhhhhhhh en shock
ResponderEliminarNooooo por favor no puede terminar de esta manera hyuk tiene que vivir ......espero que hae haga algo con la magia para salvarlo y salir con vida de esa situacion ....
ResponderEliminarEspero leer la siguiente parte
saludos y cuidate `^^`
oh por dios!! no puede morir hyukie!! se q hay algo q lo puede salvar y ese hae, por algo el monito siempre se preocupa por el resto, si fuera un sin alma no lo haria, algo falta en el enlace, espero saque su bestia y acabe con los monstruos esos...y pueda volver al lado de hae, gracias por el capitulo, como siempre, genial!!
ResponderEliminarNOOOOOOOO (grito desgarrador)
ResponderEliminarHyukJae noooooo!!!!!!!
Así no puede acabar un centinela, menos este mi Eunhaedependencia se niega a aceptar su muerte.
Hae sé que vos podes hacer algo para revertir esta situación.
Me niego rotundamente a esperar uba semana para saber como sigue esta historia
JiYoon hijo de tu saesang madre....te odio,te odio por hacernos y hacerle vivir eso malos,muy malos momentos a hyuk y a hae,y que decir de seungki,ver morir a un campañero más....a pero así te va a ir,tengo la firme y muy grande esperanza de que,ese demonio que hyuk con tanto celo escondia,ahora salga para hacerte trizas.....maldito saesang,tu y los tuyos pagaran........conoceran a los SuJu y a sus parejas cuando estan enojados......aish
ResponderEliminarahora a esperar el ultimo T_T
O.O
ResponderEliminarno es ciertooooooooo hyukie noooooooooooooo!!!!!!! T.T
Noooooooooooooo, no puede ser cierto Hyuki no puede morir algo tiene que hacer Hae para salvarlo y los otros SUJU tienen que venir a su rescate por favor no puede terminar así. No lo permito.
ResponderEliminarMe lleva!!!!! Hyukie no te dejes vencer asi!! Yota unnie tenia razon con eso de que nos dejaria sufriendo peor que en el capi anterior! Como te odio cosa asquerosa que se quiere tirar la vida de mi Hyukie merece.morir como una pila de basuraaaaa. Nos leemos unnie ojala sea prontito para no sufrir tanto
ResponderEliminarNoooooooooooooo puede ser mi monito hermoso no puede morir asi como asi a de haber algo que se pueda hacer y tu hae tienes que hacer algo simplente no pueden dejar que as lgo asi pase
ResponderEliminarGracias YOTA por el MP nos leenos en la siguiente actualisacion te cuidas mucho kiss kiss
Estoy sumamente perpleja O.O
ResponderEliminarMataston a hyuk?.. Osea lo dañaron de muerte pero de morir morir nooo. Igual siento que esto no quiere, se niega a terminar bonito... Mi mente me dice que no terminara bonito pero mi corazon quiere creer que si..
Ese jiyoon sdfgjdfghjdfg.. Hijo de madreeee como le haces eso a hyuk.. No te predonare -ojos furiosos-... Ahhhhh tan complicado.
Debe haber algo que se pueda hacer.. Hyuk no esta molesto?? Nagura y a donde se fue la molestia y la bestia que tiene dentro?.. Ahhh hae corre..
Todo era una trampa. El quiere a hae y a minki todo fue una pantalla para dejar sin poder a hae y poner debil a hyuk y bajar la guardia de seungki..
Estan en problemas y bien serios. Esto no va bien.. Pero esta muy interesante.. Ahhh el link estaba dañado me costo algoo poder entrar jajjajajaja. Pero ya estoy aqui.
Bueno siempre trato de comentar pero nunca se si se comenta...
Gracias por el aviso..
No puedo esperar me muero de angustiaaaa. Plis traenos el prox antes.. :*...
No!! No!! No!! -empieza a gritar como loca- se chupan el dedo o que!! enserio pensaban que podrian salir a si de facil!! No me jodan!!! me quiero volver chango!! ahh!! No inventen!!! me va a dar algo!!! No!!! me van a matar al mono sexoso!!! ¿enserio? Noooo!!!! yo quiero bebe del mono y el pez!!! quiero bebe!!!! No mates a Hukie!! no lo mates!!!! no lo hagas!! si no quieres generarme un trauma de por vida!!
ResponderEliminarNoooo Hyuk que no este muerto!! Que se encuentren posibilidades para que pueda estar con Hae!! excelente capitulo no puedo creer que ya terminara gracias!!
ResponderEliminarEsperare de nuevo un MP
cuidate!!
Rox Andres 05
NOOOOOOOO hyuk no puede morir debe haber una solucion que hae tenga algo en mente para salvarlo a todos gracias por el mp
ResponderEliminarenviame mp cuando actualizes ^_^
ESTO NO PUEDE ESTAR PASANDO!!! MALDITO JIYOON!!
ResponderEliminarpor favor dime que no terminara con la muerte de Hyuk?! ese bastardo
debe morir!!
omo!! esta genial! y esta terminando!
muchas gracias por el mp!
saludos
Noooo, mi Hyukkie, no puede ser, diablos, protegelo Hae, lo amas haz algo no puede terminar asi, diablos Yota estoy llorando en este momento duele muchoooo mis amores, dueleporla cres....a nooooo.
ResponderEliminarEse regreso no era por gusto, no puede morir Hae seguro hará algo para salvarlo y salvar su alma también .... vamos Hae salvalo no lo dejes!!!
ResponderEliminaromg, omg, omg!!! Hyuk, no pudieron haber matado a Hyuk T.T
ResponderEliminarGrite cuando le clavaron la daga o cuchillo ocosa esa.
Sabia que era un trampa.
quiero saber que le ocurrio a Hyuk, en serio va a morir???
Ahhh pobre de todos ellos-