Deber y Pasión- Capítulo Final



Zhoumi estaba sentado en un sillón de terciopelo azul, con las piernas recogidas y los brazos alrededor de las rodillas, mirando por la ventana.

La noche había capturado la ciudad. También en casa reinaría la noche, pero allí sería diferente. En Strings no había farolas ni ruido del tráfico. El cielo estaría negro y lleno de estrellas.

¿En casa? ¿En que pensaba? Ya estaba en casa. Se encontraba en Nueva York. Echó la cabeza hacía atrás. El problema radicaba en que se hallaba cansado, emocional y físicamente. Hasta Henry había comprendido al final que su lugar estaba allí. De lo contrario, ¿Por qué lo habría dejado marchar?

Después de la pelea, no había dedicado un minuto a considerar si se lo permitiría. Lu único que había sabido era que lo iba a abandonar y que no podría detenerlo. Lo que había sentido por Henry, todo el amor, se había transformado en un odio tan amargo que había temblado de furia mientras guardaba sus cosas y las de Josie.


Casi había acabado cuando oyó el portazo. El corazón se le aceleró al escuchar a Henry subir las escaleras. Abrió la puerta del dormitorio y llenó el umbral con su cuerpo y su furia.

-¿Qué crees que estás haciendo? –exigió

-¿A ti que te parece? –aunque tenía el corazón desbocado, habló con calma- Te dejo

-No lo harás –cerró con el pie.

-Si –se volvió y lo miró: en su cara vio furia- Será mejor que no intentes detenerme.

Henry avanzó hacia él, cada paso que daba era una amenaza. Zhoumi deseó huir, pero se obligó a aguantar, pasó a a su lado y bajó de un golpe la parte superior de la maleta.

-Eres mi esposo

-No por mucho tiempo –afirmó, yendo hacia el armario- Cuando esté en casa…

-Estás en casa

-En cuanto esté en Nueva York, voy a iniciar los trámites del divorcio

-No lo permitiré

Zhoumi observó y rio

-¿Qué no lo permitirás? No necesito tu permiso para solicitar el divorcio

-Lo necesitarás para obtenerlo, y no te lo daré

-Ya veremos

-Además, esta discusión no tiene sentido. No te pienso permitir dejar esta casa

-¿No? –Zhoumi se volvió hacia él con una ira que era casi palpable- ¿Qué harás Henry? ¿Encerrarme en tu habitación? ¿Encadenarme a la pared? Te dejo. Cuanto mas pronto lo entiendas, mejor.

Él cruzó los brazos y lo miró con ojos tan fríos que bien podrían haber sido de hielo.

-Muy bien. Vete. De todos modos, no te quiero

-No –corroboró Zhoumi- Nunca lo has hecho

-No me digas lo que he deseado, Zhoumi –indicó con los ojos entornados

-Solo te estoy diciendo la verdad, pero tienes razón, nada de eso importa ya. Me voy, y me llevo a mi hija conmigo.

-¡No lo harás! Josephine es mia

-Se llama Josie, y soy yo quien la trajo al mundo. Se marcha conmigo –le dio la espalda, agarró un puñado de cosas de la cómoda, abrió la maleta y las arrojó al interior- Soy ciudadano de lo Estados Unidos de América. Y también lo es Josie.

-Josephine también es ciudadana taiwanesa

-No pienso discutir eso. Josie se va conmigo. Si intentas impedirlo, llamaré a mi embajada.

-Llama a quien quieras. estamos en Taiwán, y eres mi esposo

-Estamos en el siglo veintiuno, y si crees que voy a dejar a mi hija con un hombre que carece de corazón, estás loco.

-Tengo corazón

-No tienes uno que funcione –afirmó con frialdad mientras cerrada las dos maletas- Apártate de mi camino, por favor. La niñera está preparando a Josie y el avión no tarda en llegar.

-¿Qué avión?

-Llamé a Hyuk. Tu amigo, Lee Hyukjae –esbozó una sonrisa tensa- O quizá debería decir a mi cuñado. No se porque tardé tanto tiempo en darme cuenta de que probablemente él tenga mejores contactos que tu.

-¿Has involucrado a alguien de fuera en lo nuestro?

-No de fuera, te lo acabo de decir, es familia. Le comenté a Hyuk que quería ir a casa y me dijo que me enviaría su avión. Si no subo a él, con Josie, sabrá que tu me lo pediste físicamente.

No añadió que Hyuk había afirmado que parecía haber perdido la cabeza. Que le enviaría el avión, pero que esperaba que supiera lo que hacía.

-¿Es eso lo que quieres? –preguntó Henry con disgusto mal disimulado- ¿Convertir esto en una batalla? ¿En un escándalo que involucre a todo el mundo? ¿En una guerra en la que no habrá vencedores?

-Haré lo que sea necesario para alejar a mi hija de ti –caminó hacia él con la cabeza erguida- Te gusta soltar discursos sobre lo que es correcto, sobre las obligaciones y las responsabilidades. Pero jamás hablas de las cosas que realmente importan, las cosas que quiero que mi hija entienda. Cosas como el amor.

-No existe –afirmó con una mueca

-No- convino con lágrimas en los ojos- En ti no. Por eso te dejo, y me llevo a mi hija conmigo

Se observaron en silencio. Luego Zhoumi dio media vuelta, cruzó los brazos y miró por la ventana

-Te agradecería –dijo como si hablara con un desconocido-, que me permitieras llevarme a la niñera de Josie.

Henry no contestó. Zhoumi se volvió y durante un momento lo que dio en sus ojos estuvo a punto de impulsarlo a correr hacia él, pero desapareció al instante, y supo que había visto lo que deseaba ver, no la realidad

-Pasaré tiempo con mi hija siempre que lo desee

-Ya repasaremos los detalles –soltó el aire contenido. Iba a dejarlo marchar

-Siempre que lo desee –repitió él- ¿Lo entiendes, Zhoumi? Si intentas mantenerme alejado de ella…

-No te aislaré de la vida de Josie –musitó-, no por tus amenazas, sino porque tienes razón en una cosa. Ub bebé debería tener a sus dos padres. Y se que a tu propia manera, amas a nuestra hija –respiró hondo- Te enviaré mi dirección y número de teléfono en cuanto me asiente. Por ahora estaré con Donghae y Hyukjae. Llama siempre que quieras ver a nuestra pequeña y lo arreglaré

-¿Arreglar?

-Si. Para que nosotros no tengamos que vernos. No quiero volver a verte jamás, Henry –había dicho con voz quebrada- Nunca, ¿lo entiendes?

Henry había guardado silencio; únicamente lo había mirado como si nunca antes lo hubiera visto. Zhoumi le había dado la espalda, ya que no quería que viera las lágrimas que corrían por su cara.

-¿Zhoumi? –susurró- Contesta una pregunta. Este… este “amor” del que hablas tanto, ¿imaginaste alguna vez que podrías haberlo sentido por mi?

Zhoumi no había podido responder, no sin derrumbarse. Pasado un rato, oyó que Henry abría la puerta y salía al pasillo y fuera de su vida.

Mientras lo rememoraba, se levantó del sillón de terciopelo, fue a la ventana y apoyó la frente contra el cristal

-Oh Henry –murmuró- Henry, ¿no lo ves? Siempre te amaré. Siempre, mientras viva.

Comenzó al llorar. Pasado un rato, cuando ya no le quedaron lágrimas, se tumbó en la cama y se acurrucó. Se quedó dormido por agotamiento; y despertó porque se dio cuenta de que quería pedirle un favor a Hyuk

Una cosa que Henry nunca tendría que saber. Una cosa que  no le debía a él sino al niño que una vez había sido…

Al hombre que había perdido pero que siempre amaría.




Lee Hyukjae, que aún ostentaba los títulos honoríficos de León del Desierto y Señor del Reino, a pesar de que en su tierra natal ya no había un trono imperial, miró a su invitado sentado al otro lado de la mesa.

Henry había llegado al aeropuerto hacía una hora. Hyuk lo había ido a recoger y llevado allí, a su club. Si en todo ese tiempo había intercambiado una docena de palabras, era mucho. Y de ellas, como mínimo diez las había pronunciado Hyuk. Henry únicamente parecía capaz de decir sí o no.

En ese momento decidió que ya era hora de ir al rescate del camarero que les ofrecía los platos del día.

-Solomillo para mi. ¿Henry, que te apetece a ti? El solomillo, también –se apresuró a decir- Los dos en su punto, acompañados de ensaladas verdes, patatas asadas…. ¿Te parece bien, Henry?

El otro gruñó. Hyuk lo tomó como un sí, asintió en dirección al camarero, añadió que agradecerían dos Whiskey.

-Sin agua –indicó Henry

Las bebidas llegaron en tiempo record. Hyuk casi sonrió. El camarero parecía no querer correr riesgo alguno.

-Por la amistad –brindó Hyuk

Henry asintió, se bebió casi todo el Whiskey, miró alrededor en busca del camarero y señaló la copa.

A Hyuk eso no le gustó. Henry iba a beber durante el almuerzo y a mantener un silencio pétreo, cuando la misión de Hyuk era de búsqueda de respuesta. Eso era lo que le había pedido su esposo. De hecho, era lo que también él quería hacer.

-Y bien –comenzó con entusiasmo-, ¿Cómo fue tu vuelo?

Henry lo miró como si hubiera perdido la cabeza.

-largo –gruñó- El tiempo despejado, sin incidente, a veinticinco mil pies todo el trayecto. ¿Quieres saber algo mas?

Hyuk suspiró, negó con la cabeza y bebió un trago. “Al menos se ha explayado algo”, pensó. Con un suspiro, reflexionó que esa era una de las principales diferencias entre muchas personas

Algunos con un problema importante se lo guardarían en su interior, mientras que otros hablarían y hablarían.

Era lo que habían estado haciendo Zhoumi y Donghae. Hablar sin parar. En la suite de invitados. En la cocina. En el salón. En la terraza si el día no era muy fresco, y Lugo para rematarlo, por la noche en la biblioteca. Su esposo y su cuñado no dejaban de hablar, a menos que él entrara en la habitación. Entonces cerraban la boca y lo miraban hasta que conseguían que sonriera nervioso, musitara unas disculpas y retrocediera por la puerta.

Se terminó la copa, comprobó la de Henry y le indicó al camarero que les llevara otras dos.

Miró a Henry, quien había apartado la ensalada a favor de la copa. Lo imitó y le sonrió a su viejo amigo. Henry no le devolvió la sonrisa, pero levantó la copa y la hizo chocar con la suya.

Los dos dieron unos buenos tragos. Hyuk respiró hondo y se lanzó a romper el silencio.

-Muy bien, he tomado una decisión –Henry lo miró- Puedes emborracharte, si lo deseas. Pero no puedes matar al camarero. No creo que mi inmunidad diplomática nos proteja de eso.

-No estoy de humor –lo miró ceñudo

-Menos mal que me lo dices, porqué creía que habíamos venido a pasar un par de horas de risa.

Henry frunció aún mas el ceño. Luego sus labios mostraron lo que podría haber sido una sonrisa.

-Lo siento. Se que no soy muy buena compañía

-Eh, amigo, ¿Por qué habrías de ser diferente? Nadie es buena compañía estos días. Donghae va por la casa como si yo fuera el enemigo solo por ser varón. Y Zhoumi se comporta como si…-“!demonios!”- Olvídalo. Debe ser por el clima. Este otoño temprano…

-¿Qué ibas a decir de Zhoumi? –se inclinó sobre la mesa- ¿está enfermo?

-No

-¿El bebé? ¿Está…?

-¡No! Quiero decir, sí, Josie está bien. Los dos se encuentran bien. Simplemente…no quería mencionar a Zhoumi.

-Es mi esposo –se echó para atrás- Es imposible no mencionarlo.

-Bueno, yo no quería…

-Si estuviera enfermo, querría saberlo –recogió la copa, bebió y miró a Hyuk- Aunque ya no viviéramos juntos, querría saber… -calló

-¿Henry? –pero en ese momento, cuando su amigo alzó la vista, Hyuk quiso gemir. El ceño airado, la mirada centelleante, habían desaparecido. Lo que veía grabado en el rostro de su amigo era dolor- Oh –musitó. Buscó al camarero con la mirada e hizo gesto en el aire- larguémonos de aquí –pero Henry se le había adelantado. Ya había arrojado un billete sobre la mesa y empujado la silla para encaminarse hacia la puerta.




-No sé por qué me dejó.

Henry y Hyuk se hallaban sentados en un banco en Central Park, con solo un par de palomas por compañía. era un día frío. Hyuk se estaba congelando, pero Henry hablaba, por lo que Hyuk supuso que ni siquiera una neumonía sería un precio demasiado alto para pagar por ello.

-Nos llevábamos bastante bien –continuó- Al principio, quizá no, pero era de esperar.

-Bueno claro. Quiero decir, solo os conocíais desde hacía unos meses…

-Nos conocíamos de una única noche –Henry carraspeó- La historia de que habíamos estado juntos en Nueva York era mentira.

-Ah –“interesante”, pensó. ¿Lo sabría Donghae?- ¿Por qué? ¿Para que Nari no se sintiera muy irritada con la fuga?

-No fue una fuga –reconoció- Obligué a Zhoumi a casarse

-¿Lo obligaste? –a Hyuk le parecía complicado que alguien pudiera obligar al os hermanos Wang a hacer algo- ¿Cómo?

-Lo amenacé. Le dije que le quitaría a nuestra hija… ¡No me mires así, Hyukjae! Hice lo que creí correcto.

-Bueno, si. Reconocer a Josie como legítima estuvo bien, pero si Zhoumi no quería casarse contigo…

-Funcionó –Henry se puso de pie. Hyuk lo imitó y comenzaron a caminar hacía la calle- Con el tiempo, Zhoumi llegó a ver las cosas a mi manera.

-¿Cómo lo conseguiste? –Hyuk sonrió- Yo adoro a mi esposo, pero conseguir que vea las cosas a mi manera no siempre es fácil

-Henry pensó en la noche después de la cena, en que había dormido con su esposo en brazos por primera vez, y en cómo habían hecho el amor al día siguiente.

-Fue algo natural –repuso- Y después de eso…después fui feliz. Pensé que Zhoumi también lo era –suavizó la voz- Parecía feliz, lo juro. Reíamos. Nos sentábamos ante la chimenea por las noches. Dábamos paseos a caballo, y veíamos crecer a nuestra pequeña.

-Da la impresión de que las cosas iban bien –Hyuk asintió

-Sí, eso pensaba. Y entonces… -suspiró- Y entonces tuvimos una pelea.

-Henry, a la gente le pasa eso. Hasta Donghae y yo hemos tenido un par de discusiones. El mes pasado intentaba convencerme de que deberíamos pintar la habitación del bebé de un color crema que…

-Nos peleamos, Hyuk –repitió en voz baja- Una pelea fuerte, y cuando terminó, supe la verdad.

-¿Qué verdad?

-Mi esposo aún sigue enamorado del hombre que lo plantó

-¿Calvin? –Hyuk dejó de caminar y soltó una risa- Imposible

-Es verdad, lo ama

-Henry, no lo ama. A mi también se me ocurrió pensarlo, por eso se lo pregunté a Donghae –movió la cabeza con énfasis- Zhoumi ni piensa en Calvin.

-Si –se volvió hacía Hyuk- Él mismo me lo dijo.

-Henry amigo –suspiró y apoyó las manos en los hombros del otro-, es una lección dura, pero si hay algo que me ha enseñado la vida de casado, es que lo que dice un esposo no siempre es lo que piensa.

-¿Estas llamando mentiroso a mi esposo? –la mirada de Henry se endureció

-Te estoy llamando ingenuo si crees que no nos confundirán si la ocasión lo requiere.

-Es posible. Pero esto fue diferente. Vi lo que jamás esperé a ver, que mi esposo… -respiró hondo- No tiene sentido hablar de ello. Acepta mi palabra. Lo ama

-¿De modo que se pelearon por Calvin?

-No

-Bueno, ¿Por qué entonces?

-Por nada. Por todo –titubeó- Fue confuso. Él todavía ama a ese tipo, pero luego cuando rememoré lo que había pasado… Creo que tal vez Zhoumi quería que le dijera que lo amaba.

-¿Qué tu…? –miró a su viejo amigo- Ayúdame, ¿quieres? ¿Te dejó porque no le dijiste que lo amabas?

-Correcto –metió las manos en los bolsillos y reanudó la marcha- Te dije que era confuso.

-En realidad, no. A mí me parece bastante sencillo. ¿Por qué no se lo dijiste?

-¡Por que no lo amo! –se detuvo otra vez y se giró hacía Hyuk- Zhoumi es un hombre maravilloso. Es hermoso y brillante. Me hizo más feliz de lo que pensé que podía serlo un hombre. Despertar por la mañana con él en mis brazos. Dormir con él acurrucado a mi costado. Solo estar con él… -tragó saliva- Pero, ¿Amor? Amor es una palabra necia, empleada por la gente que cree en los cuentos de hadas. Engaña a aquellos que fingen sentirlo. Yo lo sé, Hyuk, y aún así, ¿crees que tendría que haberle mentido a mi esposo? ¿Qué tendría que haber dicho “Te amo, querido” para retenerlo?

-Vas a tener que ayudarme con esto, Henry –dijo después de observarlo unos segundos- Creía que acababas de decirme que Zhoumi todavía está enamorado de Calvin.

-¿Y que tiene eso que ver?

-Bueno, si lo ama, ¿para que querría que tú le dijeras que lo amas?

-No lo sé

-¿Y porqué te irrita que esté enamorado de otro hombre si para ti el amor no significa nada?

-Significa algo para él –endureció la mandíbula

Hyuk silbó en voz baja

-Es un acertijo interesante. Y hace que me pregunte…

-¿Qué?

-Si le hubieras dicho que lo amabas, solo para hacerlo feliz… -alzó la mano antes de que Henry pudiera hablar- Escúchame, ¿vale? Si le hubieras dicho que lo amabas, y si él te lo hubiera dicho también, ¿Qué habrías dicho tu? ¿Qué Zhoumi no sabía de qué hablaba?

-Si. Eso mismo

-O quizá habrías dicho que mentía

-Ya te lo he dicho. ¡Zhoumi no miente!

-Tranquilo

-Perdóname. Lo siento. No sé qué me pasa. No soy capaz de pensar con raciocinio, le ladro a mi ama de llaves, ami secretaria… mis hombres se afanan por evitarme.

-¿Y no sabes qué te pasa? –Hyuk sonrió- Henry, amigo, estás enamorado

-¡No! Te he dicho que no creo…

-Tampoco muchos de nosotros, hasta que conocemos a la persona adecuada.

Se miraron largo rato, y al final Henry emitió un gemido agónico.

-De acuerdo –reconoció-, es verdad. No sé como ha pasado, pero amo a Zhoumi. Es mi corazón, mi alma y mi vida –agarró el brazo de Hyuk con desesperación- Pero, ¿qué importa? –se le endureció la voz- Zhoumi no me ama. Ama a ese hombre…

-Olvida eso. Te he dicho que lo que dicen no siempre es lo que piensan.

-Entonces… -carraspeó- Entonces, ¿crees que hay una posibilidad? ¿Puedo ir a su lado, tomarlo en brazos y decirle que he sido un necio…? –observó a Hyuk- ¿Qué pasa? ¿Por qué me miras de esa manera?

-Henry. Maldita sea, lo siento…

-Dime lo que sepas, Hyukjae

-Creo que es demasiado tarde para la reconciliación. Verás, Zhoumi me pidió que le hiciera un favor. Que comprobara una cosa, supongo que se lo podría llamar legalidad… -respiró hondo- Supongo que elegisteis juntos el nombre de la pequeña, ¿verdad?

-Por el amor del cielo, ¿Qué tiene que ver con esto el nombre de Josie?

-Bueno, no es Josie. Ya no. Ese fue el favor que quería Zhoumi; averiguar como podía cambiar el nombre del bebé, legalmente

Henry se paralizó

-No puede quitarle mi nombre a mi hija. Está en la partida de nacimiento. Es Josie Lau…

-El apellido sigue. Lo que ha cambiado es Josie. Tu pequeña ya no se llama Josie Lau Wang. Ahora es Josephine… ¿Henry? Henyr, ¿que diablos haces?

Pero éste ya se había cruzado la Quinta avenida para ir a buscar a su esposo y decirle que lo amaba.




No fue tan fácil

Henry caminaba por el salón del ático de los Lee, a la espera de ver si su esposo aceptaba recibirlo.

Hyukjae lo había alcanzado cuando salió corriendo y lo había acompañado arriba, para informarle a Zhoumi de que su marido lo esperaba; luego había sacado a un Donghae renuente del ático para llevárselo a dar un paseo.

-En seguida baja –le había susurrado a Henry antes de cerrar la puerta

Lo único que le quedaba hacer a Henry era esperar y rezar.

No dejó de caminar, luego se acercó a contemplar la terraza…

-Hola Henry

Giró en redondo y sintió que el corazón le daba un vuelco.

Su esposo se hallaba en la escalera, con la mano en la barandilla. Llevaba unos vaqueros, un jersey y el pelo revuelto. En otras palabras estaba increíblemente hermoso…aunque la expresión de los ojos era triste.

Dio un par de pasos en dirección a él

-Hola Zhoumi

-Hyuk dijo que querías verme

-Yo….Sí, sí

Zhoumi bajó el resto de los escalones con los brazos cruzados.

-Comprendo que quiera ver a Jo… a la pequeña, pero está dormida. Si puedes volver mañana a eso de las nueve.

-Claro que quiero verla. Pero he venido a hablar contigo

-Zhoumi descruzó los brazos y metió las manos en los bolsillos.

-Te expliqué las reglas, Henry. Tienes que llamar antes…

-Le has cambiado el nombre a nuestra hija.

Henry observó el rostro de Zhoumi. Sus mejillas estaban encendidas y los labios le temblaban, y fue en ese momento cuando él tuvo la certeza de que Zhoumi lo amaba solo a él.

-Hyuk es un idiota –espetó Zhoumi-¿Por qué te contó eso?

-Pensó que tenía algún significado, querido –sonrió al caminar hacía él-, que quería decir que nunca mas me aceptarías en tu vida, y deseaba advertirme de que no esperara lo contrario

-Bueno, pues tenía razón. No albergues esperanzas, Henry, no pienso…

-¿Por qué lo cambiaste?

-¿Por qué? Por…tradición. Por…respeto. Por… -Zhoumi contuvo el aliento cuando le acarició la mejilla- Por favor, no hagas eso

-¿Qué? ¿Esto? ¿Tocarte? –metió los dedos en su pelo y le acercó la cara- Solía gustarte que te tocara. Que te abrazara, amor mío. ¿Lo recuerdas?

-Recuerdo decirte que no vinieras aquí sin anunciarte antes –repuso con voz trémula; intentó apartarse, pero él no se lo permitió- Y recuerdo decirte que no emplearas palabras como esas cuando no tenía ningún significado para ti

-¿Qué palabras? –susurró al inclinar la cabeza para besarlo

-Ya lo sabes. “Querido”. “Amor mio”. No significan nada.

-Significan que eres dueño de mi corazón, Zhoumi –sonrió- Pero tu nunca me las has dicho. Jamás te he oído llamarme “querido” o “amor mio”

-¿Y porque habría de hacerlo? No te amo…

-Si –cortó él con gentileza- Me amas –respiró hondo- Y yo te amo.

-Lo dices porque…quieres que vuelva, para que nuestra hija crezca en tu hogar

-Si quiero eso, y mucho. Pero lo que mas deseo querido, es pasar el resto de mi vida demostrándote el amor que siento por ti. Zhoumi… -calló unos momentos- Zhoumi, jamás entendí lo que era el amor. Pensé que era un sueño para los débiles, un juego para aquellos que lo jugaban. Pero ahora lo entiendo. Creo en él porque te amo con todo lo que soy, y si de verdad me dejas, estaré vacío por dentro, para siempre.

-Henry –sollosó Zhoumi- Oh Henry, amor mio…

Henry lo abrazó y besó a su esposo una y otra vez.

-Vayamos a buscar a Josie. –musitó

-Josephine –corrigió Zhoumi con una sonrisa

Volvió a besarlo

-Y luego, querido, nos iremos a casa

Zhoumi enterró la cara en el cuello de su marido cuando él le tomó en brazos

-Si, querido –murmuró- Vayamos a  buscar a nuestra hija, luego, por favor, llévame a casa





A mediados de otoño, un domingo inusualmente cálido, en Espada tuvo lugar otra boda.

Zhoumi y Henry volvían a casarse. Había sido deseo de Henry. Dijo que quería compartir el júbilo que lo embargaba con la familia y amigos.

Zhoumi estaba radiante.

-¿Quién entrega a éste hombre en matrimonio? –preguntó el juez

-Yo –afirmó Kim Shindong

Nari, que sostenía a Josie en brazos y estaba sentada en la primera fila de las sillas, tomó la mano de su marido cuando este se situó a su lado

-No está precioso? –susurró

-Todos mis chicos son guapos –dijo, besando la mejilla de su mujer

-Donghae –comentó Nari con ternura- y ahora Zhoumi… -miró a su tercer hijo y suspiró- Todo sería perfecto si él conociera a alguien y se enamorara

-Ustedes no serán feliz hasta que no hayáis casado a todos los hombres.

-Algo parecido.

Nari sonrió y con lágrimas en los ojos se puso de pie junto con los asistentes, cuando el señor Henry Lau tomó al hermoso señor Zhoumi Lau en los brazos y lo besó con todo el amor que tenía y que durante muchos años había estado encerrado en su corazón.



FIN

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...