Henry. Henry, ¿Dónde estas?. Gritó
Zhoumi en silencio, la voz reverberando solo en su cabeza. “es un sueño”, se
repetía una y otra vez, “solo un sueño. Abre los ojos y despierta”
No podía. Sentía los parpados como si fueran de plomo, las pestañas pegadas a las mejillas. Cuanto más lo intentaba, con más fuerza lo agarraba el sueño. No obstante, luchó para dejarlo. La parte racional de su mente le advertía que si sucumbía a la oscuridad, el sendero que tomara lo llevaría a la nada.
Al rato la oscuridad comenzó a ceder. Flotó en una especie de crepúsculo brumoso. Las voces penetraron en silencio, instándolo a abrir los ojos y a dejar atrás el sueño.
“Despierta, Zhoumi”
No podía. Sentía los parpados como si fueran de plomo, las pestañas pegadas a las mejillas. Cuanto más lo intentaba, con más fuerza lo agarraba el sueño. No obstante, luchó para dejarlo. La parte racional de su mente le advertía que si sucumbía a la oscuridad, el sendero que tomara lo llevaría a la nada.
Al rato la oscuridad comenzó a ceder. Flotó en una especie de crepúsculo brumoso. Las voces penetraron en silencio, instándolo a abrir los ojos y a dejar atrás el sueño.
“Despierta, Zhoumi”
“Vamos, señor Wang. Abra los ojos”
“Zhoumi cariño, por favor, por favor, mírame”
Reconoció las voces. Su medico. Su hermano. También oyó a su madre y a su padrastro y se preguntó que hacían todos allí.
-Zhoumi –dijo su doctor- vamos Zhoumi, es hora de despertar.
-oh cariño –dijo su madre- míranos, por favor, ¿puedes hacerlo, Zhoumi?
-mimi –dijo Donghae con firmeza- para esta tontería y abre los ojos ahora mismo
Entonces estuvo a punto de sonreír. Hacia siglos que nadie le llamaba Mimi.
Y en ese momento una mano tomó la suya. Unos dedos fuertes y calidos, se enlazaron con los suyos.
-Zhoumi –susurró una voz cerca de su oído- ¿me oyes? Ahora debes abrir los ojos y mirarme
¿Henry? ¿Estaba allí, sosteniéndole la mano, sentado a su lado y ofreciéndole consuelo como ya había hecho en el pasado? Claro que no. Había soñado otra vez, igual que en los últimos meses, a pesar de que había dejado claro que no quería volver a verlo.
No es que él no quisiera verlo. Lo que habían hecho estaba mal. Era feo. Vergonzoso. No importa la excitación, el calor de las manos de él, el éxtasis de sentirlo en lo mas profundo de su ser…
-Henry –susurró- ¿Henry? –despertó con precipitación para encontrarse solo en un mundo de fría realidad y recuerdos confusos.
Aquella noche. OH, Dios, aquella noche terrible. Haciendo el amor con Henry… excepto que no había sido amor. Había sexo, sexo con un desconocido. Henry le había dado lo que él había querido, una pasión que había desterrado lo demás de su cabeza, aunque cuando terminó había quedado sumido en un autodesprecio tan grande que se soltó de los brazos de él, fue al cuarto de baño, cerró la puerta y se apoyó contra ella. Temblando, temeroso de que fuera a buscarlo…
Rezando para que lo hiciera.
Pero nadie había llamado a la puerta del cuarto de baño. Nadie había sacudido el pomo.
Nadie había dicho “Zhoumi, vuelve a mis brazos”. Cuando al fin salió, Henry se había ido.
Tampoco estaba abajo. No había dejado ningún mensaje. Ninguna nota. Ninguna llamada le esperaba en el contestador automático en Nueva York, ni ninguno en los meses siguientes.
Una hora. Una increíble, maravillosa y terrible hora, eso era lo único que había sido…
Salvo que no era verdad. El corazón le dió un vuelco. Aquella noche Henry Lau le había dado más.
Le había dado una hija.
Las largas horas de parto. Donghae que le agarraba la mano. La decisión del medico de acelerar la llegada del bebé al mundo…
-mi bebé –dijo, las palabras eran un susurro trémulo y desesperado.
Se llevó la mano al vientre. Estaba plano. Su bebé había nacido… su hija, como había sabido desde el principio. En ese momento recordó que al final algo había salido mal. Su medico le decía que aguantara. La bolsa de plástico con sangre que colgaba encima de él y goteaba en su vena…
Se incorporó. La cabeza le dio vueltas y el estomago osciló en protesta.
-donde esta mi bebé?
-Zhoumi?
Giró la cabeza y vio unas luces brillantes que entraron en la habitación al abrirse la puerta. Formas, personas, se perfilaron contra él.
-Zhoumi –dijo su madre- OH cariño
Y entonces los brazos de Nari lo rodearon. Zhoumi lloró y se aferró a ella mientras los demás se distribuían alrededor. Shindong estaba allí, y Donghae, e incluso su hermanastro, Yesung, y el esposo de éste, Ryeowook…
Pero no Henry. Claro que no. Él solo había sido un sueño.
Unas manos le palmearon los hombros, le acariciaron el pelo. El leve aroma de su madre le envolvió, sintió las lágrimas de su hermano cuando sus mejillas se tocaron
-ese es mi chico –dijo Nari- OH cariño, es magnifico verte despierto, ¿Cómo te sientes? ¿Te duele? Ryeowook, por favor, ¿quieres ir a buscar a la enfermera?
-por supuesto –repuso Kim Ryeowook, y le lanzó un beso antes de salir
-háblame de mi bebé –suplicó Zhoumi- ¿Hae? ¿Se encuentra bien?
-está perfecta –Donghae se sentó en el borde de la cama y le tomó la mano- y es preciosa.
Zhoumi se dejó caer sobre la almohada. Sintió lagrimas en los ojos y riendo se las secó con los nudillos.
-quiero saberlo todo. ¿Es grande? ¿De que color es su pelo? ¿Cuánto pesa?
-tres kilos y medio y su cabeza está llena de cabellos castaños. Es perfecta
-quiero verla –apretó la mano de su hermano
-y la verás cariño –Nari volvió a abrazarlo- dentro de un rato, te lo prometo. Primero dejemos que el medico te examine, ¿de acuerdo?
-no necesito un medico
-es probable que tengas razón, pero no hará ningún daño dejar que te examine, ¿verdad? –Nari sacó un pañuelo y se secó los ojos- dijo…dijo que estaba seguro que la crisis había terminado, pero todos…todos nos sentimos…-se le quebró la voz
Shindong apoyó la mano en el hombro de su mujer, lo palmeó con gesto torpe y le sonrió a Zhoumi
-nos hiciste pasar un mal trago durante un rato.
-¿si? –Movió la cabeza- No. No recuerdo mucho.
-no supongo que no. Olvídalo. Lo único que importa es que ahora todo está bien.
-donde esta mi bebé? ¿En el nido?
-hmmm –Donghae sonrió- y hace que todos los demás niños parezcan feos por comparación.
-Donghae tiene razón –Nari sonrió –es como tu, cariño. Bueno excepto por la boca. Supongo que tiene la de su padre… -todo el mundo la miró y Nari se ruborizó- quiero decir, es preciosa.
- apuesto que lo es –Zhoumi suspiró. Miró a Yesung y sonrió- que haces aquí?
-Ryeowook y yo no teníamos nada mejor que hacer…Boston está cerca, cariño. Nos dijimos que vendríamos a esperar hasta que abrieras los ojos.
-habéis sido un encanto.
-y mi Hyukjae vendrá dentro de un rato –comentó Donghae. Las lagrimas asomaron sus ojos y se las limpió- nos diste un buen susto, hermano
-no era mi intención –sonrió. Apoyó la cabeza en la almohada y la sonrisa se desvaneció- lamento haberos hecho pasar por todo esto
-no tienes nada que lamentar –afirmó Nari- solo deseo que hubieras venido a quedarte con nosotros en espada hace meses…-carraspeó- bueno, eso ya es agua pasada. Lo importante es que has salido de esta, y que tienes un bebé sano.
-ojala hubiera sido distinto –sintió un nudo en la garganta- ojalá…no os hubiera decepcionado a todos.
-tonterías cariño. Quien podría estar decepcionado por tener un nuevo miembro en la familia?
-yo le dije lo mismo, madre –Donghae alzó la vista cuando Ryeowook entró en la habitación. “viene el doctor”, dijo en silencio y Donghae sonrió- dije que todos le acompañaríamos, que no tendría que pasar por esto solo.
-Exacto –gruñó Yesung- que ha sido de la idea de responsabilidad, con R mayúscula? –Ryeowook le lanzó una mirada de advertencia y él frunció el seño- bueno, que diablos, es la verdad, no? Si Zhoumi nos lo hubiera contado desde el principio, uno de nosotros, demonios, todos, habríamos ido a Taiwan y…
-Taiwan? –Zhoumi se incorporó sobre la almohada- a que te refieres con que habríais ido a Taiwan? –miró a su hermano- yo jamás te conté… nada
-hmmm, no –Donghae carraspeó- no, no lo contaste. Al principio
-al principio? Nunca. Tu paraste de preguntar y preguntar, pero yo jamás dije…
-de hecho, lo hiciste –Donghae titubeó- mira, ¿Por qué no lo hablamos en otra ocasión? Cuando te sientas mas fuerte.
-me siento fuerte ahora. ¿A que te refieres con que hablé?
-estabas atontado. Y … y lo llamaste. A Henry Lau.
-¿y se lo contaste a todos? –Se puso pálido- OH Hae, ¿Por qué? ¿Por qué hiciste eso?
-no se lo conté a nadie. Bueno solo a Hyuk, pero…
-entonces, ¿Cómo lo sabe Yesung?
-él simplemente…lo sabe –repuso Donghae, mirando a Yesung
-lo sabe porque tu se lo contaste. Y para que? Desde luego, no quiero que ninguno de vosotros vaya a Taiwán a decirle a Henry que… que es el padre de mi hija.
-bueno –intervino Shindong- nadie tendrá que hacerlo porque…
-el hecho es que nadie lo hará- aseveró Nari. Shindong bufó y ella se aclaró la garganta- me refiero a ir a Taiwán.
-espero que no. Henry Lau es el último hombre al que quiero ver.
-cariño – dijo Nari con dulzura-, no hablas en serio
-desde luego que si
-quizás este no sea el mejor momento para tomar decisiones –indicó Shindong- puede que desees pensar las cosas. Y tu bebé tiene algo que decir en el asunto –se pasó un dedo por el cuello de la camisa- quizás lo aprendí un poco tarde, pero un niño tiene derecho a saber quien es su padre.
-mirad – comenzó Zhoumi con tono cansado- se que vuestras intenciones son buenas, que quereis protegernos a mi hija y a mí, pero teneis que entender que hice lo correcto. Las cosas fueron distintas para ti y Kyuhyun, Shindong…
-las cosas siempre son diferentes –bufó Yesung- pero un hombre tiene derecho a saber que es padre, y de decirte lo que siente al respecto. Si alguien le niega ese derecho, puede hacer cualquier cosa para reclamar…
-¡Yesung, por el amor del cielo! –Nari miró furiosa a su hijastro- ¿hemos de discutir esto ahora?
-tienes razón –respiró hondo- Zhoumi, cariño, lo siento
-no, esta bien. Se que te preocupas por mi estado, pero confía en mi, esto es… es distinto de cómo fue para ti, Shindong, o para ti Yesung…
-si, claro –Yesung vaciló, se inclinó y besó la frente de Zhoumi- pero no olvides una cosa –musitó- los hombres no siempre son el enemigo, corazón
-lo sé –sonrió y le tomó la mano- se me ocurren algunos que pueden encajar en la categoría de buenos tipos.
Pero no Henry Lau. No imaginaba a nadie considerándolo buen tipo. No obstante, era la clase de hombre que Yesung había descrito, que haría cualquier cosa para conseguir lo que quería. A pesar de lo poco que lo conocía, sabia que movería cielo y tierra para reclamar una cosa, si la quisiera lo suficiente.
A él no lo había querido.
Emitió un sonido angustiado y Nari le tomó la mano.
-¿Zhoumi? Cariño, ¿de que se trata?
-no es nada. De verdad, estoy bien –sonrió y apretó la mano de su madre para tranquilizarla- estoy un poco agotado…eso es todo.
-desde luego. Y aquí estamos nosotros dándote discursos, cuando deberíamos dejarte dormir –le dio un beso y se volvió hacia los demás- tengo una idea –anunció con vigor- Yesung ve a buscar algo de café. Shindong, tu espera en la sala. Ryeowook tu y yo iremos a buscar a ese doctor…
Zhoumi aferró la mano de Donghae mientras los Kim salían de la habitación
-¿hae?
-¿hmmm? –Donghae se inclinó
-quiero que me prometas que no harás nada
-¿nada acerca de qué?
-ya lo sabes. No quiero que tengas la tonta idea que parece que tienen todos de ponerse
en contacto con Henry.
-bueno –se ruborizó- de hecho hermano, como no parabas de mencionar su nombre, pensé…bueno, daba la impresión de que querías…
-a él no- afirmó con vehemencia- ¡nunca a él!
-bueno…no te preocupes por eso ahora, ¿de acuerdo? Concéntrate en ponerte mejor –la voz de Donghae se suavizó- y piensa en tu hija, que querrás hacer todo lo adecuado por ella.
-oh, lo haré –suspiró- estoy impaciente por verla
-¿Qué te parece si voy a buscar a la enfermera para que traiga a la bebé?
-de acuerdo –aceptó y bostezó
La puerta se cerró despacio, Zhoumi bostezó otra vez, cerró los ojos y dejó que sus pensamientos vagaran. Su bebé. Su pequeña. Estaba loco por verla. ¿se parecería a Henry?
Henry era muy atractivo. Esos ojos profundos, ese cabello castaño y sedoso, la boca firme, maravillosa cuando estuvo sobre la suya…
Había sido un amante increíble
Fuerte. Poderoso. El cuerpo duro mientras se movía encima de él. manos hábiles y expertas, que lo tocaban de forma que Calvin jamás lo había tocado, hasta que Zhoumi gritó, se arqueó contra él, instante en que Henry lo había alzado para penetrarlo despacio, despacio, hasta enterrarse en su interior.
Había alcanzado el orgasmo en el momento de la penetración, para repetirlo una y otra vez, algo que nunca antes le había sucedido. Jamás había volado tan deprisa, tan alto, ni había querido que la noche durara para siempre…
Abrió los ojos. ¿en que estaba pensando?
Acababa de tener una hija. El sexo era lo último en que debería tener en la mente. No sabia por qué seguía dándole un matiz romántico a lo que había sucedido. Henry ni siquiera había intentado fingir que llevarlo a la cama había significado algo; se había alejado de él como si hubiera sido una buscona barata.
Sintió un nudo en la garganta.
-¿Zhoumi?
Abrió los ojos. La habitación se hallaba vacía, excepto por el medico, de pie junto a la cama.
-doctor – se sentó con los ojos brillantes- quiero ver a mi hija.
-si –sonrió-, eso me han dicho. Deme cinco minutos para examinarlo y diré que la traigan
-cinco minutos ni un segundo mas- le devolvió la sonrisa
-tiene mi palabra. De acuerdo, echemos un vistazo. Reclínese un poco. Respire profundo, suelte el aire despacio. Bien. Sabe que cuando le demos el alta, necesitará tiempo para recuperarse.
-me tomaré un par de semanas libres.
-va a necesitar mas que un par de semanas. Durante un tiempo estará cansado. Requerirá la ayuda de alguien con el bebé, para poder descansar.
-soy fuerte como un roble, doctor. Estaré de pie en un abrir y cerrar de ojos.
-sí, pero si fuerza la situación, es posible que lo lamente. Y por el bien del bebé, no querrá que eso suceda. Deje que compruebe el vientre…
-ya pensaré en algo, hábleme de mi pequeña. Mi hermano me ha dicho que está bien. ¿es así?
-mas que bien. Tiene el mejor par de pulmones del nido. Es una pequeña belleza. ¿le duele cuando aprieto aquí?
-no –hizo una mueca- bueno solo un poco
-no pasa nada. Va muy bien –le sonrió- recuerda lo asustado que estaba cuando vino a verme y le dije que todo iba a salir bien? Así ha sido. Ha averiguado que su familia está encantada con el bebé y que su padre quiere formar parte de la vida de ambos. Creo que es notable
-sí supongo que lo es… -calló- ¿Qué?
-he dicho que creo que es notable…
-debe estar confundiéndome con otro paciente. El padre de mi bebé desconocía que yo estuviera embarazado. No sabe que he tenido una hija. Y nunca lo sabrá
-bueno, desde luego eso depende de usted –el doctor carraspeó- mientras tanto, supongo que querrá que le diga a la enfermera que venga a visitarla con la pequeña
-eso sería maravilloso
-bien –le tomó la mano- una última cosa…
-¿sí?
-las cosas cambian, Zhoumi. Es posible estar convencido de que se encuentra en el camino correcto en la vida y entonces, de repente, descubrir que ha de tomar otro
-ya he aprendido eso –musitó
-sí, bueno, a veces aprendemos la misma lección en mas de una… ah-giró hacia la puerta cuando se abrió- aquí esta su bebé
Zhoumi se sentó. El doctor volvió a darle una palmadita en el hombro, luego se dirigió hacia la puerta. La fornida figura le bloqueó la vista mientras Zhoumi se movía en la cama, tratando de obtener el primer vistazo de su bebé.
-mi pequeña –dijo feliz.
-y mía –anadió una voz con frialdad- al menos es lo que me han contado
Alzó la vista hacia la cara del hombre que sostenía en brazos.
Era Henry Lau.
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