Los
dientes agudos de una pesadilla lo despertaron. Heechul se incorporó
inmediatamente, listo para presentar batalla. Pero después de mirar a su
alrededor, en la débil luz que se filtraba por la puerta entreabierta, se
relajó en su improvisado lecho de pieles y se quedó mirando pensativo las
oscuras paredes. ¿Era de mañana, o aún de noche? ¿Cómo podían estos vikingos
beber toda la no che y todavía seguir bebiendo?
Los ruidos
de su barriga lo impulsaron a levantarse. ¿Acaso debería morir de hambre
esperando que recordaran que estaba aquí? ¡Al demonio con ellos! Se buscaría su
propia comida. Con los ojos brillantes de ira y determinación, salió de su
lugar de confinamiento. No fue tan tonto de aventurarse por la escalera
interior, porque la misma terminaba a la vista del hall. En cambio, siguió el
camino que había hecho antes, por los escalones de piedra que llevaban al
exterior, y después hasta la puerta abierta en el fondo de la casa, de donde
salía un humo fragante.
Heechul
espió nervioso el interior. Vio a dos jóvenes, que hacían girar un cerdo entero
en un asador. Detrás de ellos, Donghae sacaba dos panes achatados de una
bandeja de hierro de largo mango y los ponía con varios otros en un gran cesto
que estaba sobre una mesa. A Jooahn no se la veía por allí, así que Heechul
entró con cautela en la habitación larga y angosta.
Donghae
abrió sus grandes ojos cuando lo vio.
— ¡Heechul!
¡Oh, Señor, otra vez me olvidé de vos! Estuve tan ocupado — se disculpó— desde
que Jooahn me arrancó del sueño.
— No es
nada, Donghae. De todos modos, acabo de despertarme. ¿Qué hora es?
— Pasado
el mediodía, y muchos otros también están despertándose — replicó Donghae con cansancio, y se apartó
de la cara el pelo rebelde.
— No
es de extrañar
que tenga tanta
hambre — dijo Heechul
sorprendido de haber dormido
tanto— ¿Han seguido así toda
la noche? —preguntó, señalando
con la cabeza
el hall, desde donde venían
ruidos de francachela.
Donghae
suspiró.
— Sí —
dijo— No se han detenido. Algunos quedaron desmayados por los excesos, pero la
mayoría fueron lo bastante prudentes para retirarse y dormir un poco antes de
continuar la celebración. Todavía hay algunos con los ojos
enrojecidos, que siguen cantando con sus copas en la mano.
— ¿Cuándo
acabarán?
Donghae se encogió de hombros.
— Quizá
mañana, espero. Pero será mejor que regreséis en seguida arriba, Heechul. Los
hombres vienen de tanto en tanto hasta aquí para molestando. No
convendría que os viesen aquí. Se han hartado de mí y de Leeteuk, quien aún
está en el cuarto de huéspedes. Se volverían locos por un joven nuevo al que no
han probado todavía.
— Entiendo
— replicó Heechul, seguro de que Donghae exageraba. Después de todo, Siwon ni
una vez lo había mirado con interés.
— Ahora
prepararé vuestra bandeja y la llevaré arriba.
— Muy
bien.
Heechul se
volvió para marcharse, pero se había demorado demasiado. Detrás de él oyó una
risotada que sonó como el rugido de una bestia. Alarmado, miró por encima de su
hombro y vio un gigante corpulento que venía pesadamente hacia él. Otros dos
estaban junto a la abertura del hall, riendo y alentándolo.
— ¡Corre, Heechul!
— gritó Donghae.
Aunque iba
contra su naturaleza huir de nada, su sentido común le dijo que ésta no era una
ocasión oportuna para intentar la resistencia, pues no tenía armas y era
superado en número. Corrió hacia la puerta, pero ya había perdido demasiado
tiempo debatiéndose consigo mismo. El vikingo lo aferró por el cabello y lo atrajo
con violencia hacia él.
—
¡Soltadme, maldito pagano! — exclamó.
Pero él se
rió de su indignación y su inútil lucha; además, no entendió sus palabras. Heechul
tuvo que morderse los labios para no insultarlo en la lengua de él; eso habría
estropeado sus planes, de modo que le siseó en su propio idioma, aunque de poco
le valió, pues lo llevó nuevamente adentro. Lo tenía enganchada bajo el brazo
como a una pieza de equipaje cuando cruzó el área de cocinar para reunirse con
sus dos amigos en el hall, junto a la escalera. Heechul
notó que Donghae ya no estaba en la cocina, pero de todos modos no hubiera
podido ayudarlo.
— Vaya, Gun,
habéis capturado una hermosa presa . Juro que este día tenéis la suerte de los
dioses.
— Debe de
ser el nuevo esclavo de Siwon. Me pregunto por qué lo ha tenido escondido hasta
ahora — dijo otro.
El hombre
que sujetaba a Heechul soltó una carcajada .
— ¿Lo
estáis viendo y lo preguntáis?
— No, Siwon
ya no se interesa por los jóvenes desde que Zhoumi lo defraudó.
— Sí, pero
éste es diferente.
— De
acuerdo, Gun. Sin embargo, Siwon no haría uso de este joven como haré yo.
Tampoco es posesivo con lo suyo. ¿Entonces, por qué tenerlo escondido?
— Creo que
él se escondió. Por la forma en que se resistió, yo diría que no quería que lo
encontrasen.
— Kangta
dice que pelea como un hombre.
— Con un
arma, sí; pero ahora no tiene ninguna... ¡ ay! — Gun gritó, dejó caer a Heechul
al suelo y se llevó una mano al muslo donde él lo había mordido.
— Puede
pelear como un hombre con una espada en la mano, pero pelea como un jovencito
cuando no tiene ninguna! — dijo otro hombre, riendo a carcajadas.
Heechul se
puso instantáneamente de pie, pero quedó en medio de los tres hombres, con el
hall a sus espaldas. El gigantón que lo había dejado caer lo miró ceñudo y
trató de sujetarlo otra vez. Heechul ya había sufrido su fuerza y no se iba a
dejar atrapar de nuevo. Fingiéndose asustado, esquivó la mano tendida de Gun y
chocó con uno de los otros. Al hacerlo, tomó un cuchillo del cinturón de este
hombre, lo arrancó fácilmente de la vaina y retrocedió, asegurándose de que ellos pudieran ver el metal brillando en su mano
— ¡Por
Thor! Habéis sido burlado por un astuto joven, Yang.
El dueño
del cuchillo lanzó a su amigo una mirada asesina.
— ¡El
necesita que le den una lección!
— Hacedlo,
entonces. Yo no tengo deseos de volver junto a mi esposo con una herida que no
pueda explicar.
— ¿Gun?
— Sí,
estoy con vos, Yang. El será el joven más brioso que habré tenido.
— Entonces
yo le tomaré el brazo que tiene el cuchillo mientras vos lo sujetáis.
Heechul
dividió su atención entre esos dos. Tontos, pensó despectivamente. Al hablar
con entera libertad ante él le daban un arma mejor que el cuchillo.
Estaba
preparado cuando se le abalanzaron. Sostuvo el cuchillo delante de él, y cuando
Yang saltó para tomarle el brazo, Heechul lo bajó como un relámpago y le lanzó
una puñalada que le desgarró la túnica, la cual instantáneamente se tiñó de
rojo.
— ¡Para
que aprendas, cerdo! — dijo Heechul a Yang , escupiendo las palabras, aunque
apuntó con el cuchillo a Gun para mantenerlo a raya.
Ahora, la
animosidad en las caras de los dos lo volvió más precavido y lentamente
retrocedió, alejándose de ellos. Sin embargo, se detuvo de pronto cuando
encontró el cuerpo de otro vikingo. Demasiado tarde se dio cuenta de su
equivocación. Estaba en el hall y un grupo de hombres lo rodeaba. Se volvió
como un relámpago antes que el que tenía detrás pudiera ponerle las manos
encima, y rápidamente salió al descubierto.
El hall
quedó envuelto en un manto de silencio. Los ojos de Heechul miraron rápidamente
a su alrededor y encontraron rostros atónitos. Nadie se movió, excepto Gun y Yang,
cuya intención seguía siendo claramente maliciosa. Si todos se precipitaban a
la vez, sabía que estaría perdido, aunque unos cuantos
morirían en el proceso y por fin habría podido vengarse en cierta medida.
Por lo
menos, Heechul controlaba sus acciones. No lo dominó el pánico, como hubiera
sucedido a cualquiera que fuese tan ampliamente superado en número. Cuando un
borracho se le acercó, giró como un rayo, pero no usó el cuchillo. En cambio,
le dio un puntapié que lo envió tropezando hacia atrás. Una vez más enfrentó a
sus dos contrincantes, quienes habían aprovechado la distracción para
acercársele más.
En la
estancia, de pronto todos rugieron de risa ante la ridícula humillación del
borracho. La tensión aflojó un poco mientras se hacían comentarios sobre Heechul.
Muchos lo
conocían y quedaron asombrados al verlo dispuesta a pelear nuevamente. Todos lo
miraban con curiosidad, y notaban la sangre que manchaba la túnica de Yang.
— Aplaudo
la diversión, Yang — la voz grave de Kangta llegó desde el otro extremo de la
habitación— ¿Pero creéis prudente armar a un esclavo?
Ante la
obvia burla, la cara de Yang se puso de un rojo brillante. Pero en vez de
desafiar a un hombre tan poderoso como Kangta , siguió con la farsa.
— No, pero
fue lo menos que pude hacer para animar la fiesta. Muchos prefieren dormir en
vez de seguir bebiendo.
Siguieron
más risotadas y Heechul vio con desconfianza que sus dos adversarios
renunciaban a perseguirlo y se mezclaban con los demás. Se volvió hacia la voz
que reconoció fácilmente, con sus ojos encendidos por los fuegos del odio. En
seguida vio a Kangta , sentado en un ángulo de una de las mesas largas. Sus
ojos es encontraron y Heechul debió recurrir a toda su fuerza de voluntad para
no gritar de rabia y atacarlo como hace un animal salvaje con su víctima.
— Dejad el
cuchillo, Heechul.
Se puso
tenso cuando oyó otra voz.
— ¡No, lo
conservaré! — dijo.
— ¿De qué
os servirá? — preguntó Yoomi.
— ¡Me
salvará de ser maltratado por esos asnos borrachos! — replicó, y miró una vez
más a su alrededor antes de meterse el cuchillo en el cinturón.
— Si, supongo
que sí. Pero Siwon no permitirá que lo conservéis.
Los ojos
de Heechul se entornaron peligrosamente y su mano se apoyó en el mango del
cuchillo.
— Si él
trata de quitármelo, lo lamentará — dijo secamente, y señaló con la cabeza en
dirección a Kangta — . Hablad por mí y decid a vuestro esposo que lo desafío.
El puede elegir el arma porque yo las conozco a todas.
Yoomi
suspiró y meneó la cabeza.
— No, Heechul,
no le diré eso.
— ¿Por
qué? — Heechul se puso ceñudo— . Serán mis palabras las que le diréis, no las
vuestras.
— Un
vikingo no pelea con un joven o mujer. No hay ningún honor en ello— replicó Yoomi
con suavidad.
— ¡Pero yo
debo verlo muerto! — gritó Heechul con voz llena de frustración— . No es mi
costumbre esconderme de un enemigo, así que debo pelearlo abiertamente. ¡El
tiene que enfrentarme!
— El no
luchará con vos, jovencito. Pero ten la seguridad de que conoce tus
sentimientos.
— ¡Eso no
basta! ¿No podéis comprender que estoy destrozado y que vuestro esposo es el
responsable? Mis gentes están muertas por culpa de él... hombres con los que yo
crecí, con quienes compartí el pan y a quienes amaba. El marido de mi hermano...
¡muerto! Hasta uno de vuestra raza que fue sorprendido allí... — se detuvo
antes de revelar demasiado— y que era un amigo. También él fue muerto. Y mi
sirvienta, una anciana a quien yo amaba entrañablemente
Heechul elevó la voz y sintióse turbado por el recuerdo
—¡Cayó con
un hacha en su espalda! Ella no era ninguna amenaza.
— Los
hombres se vuelven salvajes cuando salen de incursión —respondió Yoomi con tristeza—
Mueren muchos que no
deberían morir y es una desgracia que eso suceda. Hay muchos arrepentimientos
después. También Kangta está arrepentido.
Heechul la
miró con incredulidad.
— ¿Cómo
puede estarlo cuando mantiene a mi tía y mi hermanastro como sirvientes?
— ¿Y a
vos?
— No, yo
no serviré a nadie.
— Con el
tiempo lo haréis, Heechul.
— ¡Antes
moriré!
El
estallido de Heechul hizo que el hall quedara otra vez en silencio. Los hombres
que lo rodeaban no entendían sus palabras, pero conocían la furia cuando la
veían. Choi Yunho se acercó, temeroso por la seguridad de su madre.
— ¿Os está
amenazando, madre? — preguntó.
— No, su
furia es contra vuestro padre.
— No
confío en un esclavo armado con un cuchillo, especialmente ésta — replicó Yunho
roncamente— . Distrae su atención y yo se lo quitaré por detrás.
— No, Yunho,
dejadlo — ordenó Yoomi— . El está dispuesto a pelear ahora mismo. En realidad,
es lo que desea — Yunho rió.
— ¿De
veras? ¿Qué posibilidad tiene?
Heechul le
disparó una mirada asesina. Este era el hombre que había osado tocarlo
íntimamente cuando se hallaba maniatado e indefenso.
— ¡Cerdo!
— siseó, y escupió a los pies de él.
La mirada
de Yunho se volvió venenosa. Instintivamente, levantó una mano para golpearlo.
— Ya
verás...
— ¡Yunho,
basta! — exigió Yoomi.
Al mismo
tiempo, Heechul sacó el cuchillo de su cinturón y lo enfrentó con los brazos
extendidos. Hizo una mueca, desafiándolo a que se acercara.
— ¡Bugsy!
— gruñó Yunho— . ¡Tiene suerte de que yo no lo haya elegido, o ahora estaría
muerto! Y probablemente él siente lo mismo por la expresión que tiene — añadió,
ladeando la cabeza en dirección al fondo del salón.
Heechul se
volvió y vio a Siwon de pie en la abertura por donde él había entrado hacía
unos instantes. Tenía el rostro ensombrecido y sus ojos hablaban de su furia
helada. ¿Cuánto tiempo llevaba allí? ¿Cuánto había oído? Donghae estaba detrás
de Siwon, con expresión de ansiedad. Era evidente que él lo había traído.
Oh, Donghae,
Donghae. Quisisteis ayudarme, pero creo que sólo me habéis traído más
dificultades, se dijo Heechul, desalentado.
Siwon se
le acercó lentamente, con el disgusto reflejado en su rostro. Cuando estuvo
junto a ellos, ignoró a Heechul y se dirigió a su madre, aunque no en su lengua
noruega.
— ¿Qué
está haciendo él aquí?
—
¡Preguntadme a mí, vikingo! — exclamó Heechul. El le dirigió su mirada de acero.
— Vuestros
amigos Gun y Yang lo persiguieron hasta aquí, Siwon — explicó Yoomi
rápidamente.
— ¿Y el
cuchillo?
— Se lo
quitó a Yang.
— ¡Yo
puedo hablar por mí! — interrumpió Heechul con furia.
— Estoy
seguro de que podéis — replicó Siwon en voz cortante— . Entonces, decidme:
¿Cómo os encontraron ? No creeré que mis amigos entraron en el cuarto de
costura.
— Yo bajé.
— ¡Se os
ordenó que no lo hicierais! — le recordó él con dureza.
—
¿Entonces, es vuestra intención dejarme morir de hambre? — preguntó con
indignación, y sintió un fuerte nudo en su garganta— Nadie me llevó comida, de
modo que bajé a buscarla.
Las
facciones de él se suavizaron apenas.
— Muy
bien. Fue el
descuido de otro
lo que hizo que os encontrasen. ¡Pero eso no os da
derecho a robar un arma!
— ¡Sólo lo
hice para protegerme!
— ¿De qué?
— preguntó él con brusquedad— . Aquí nadie va a lastimaros.
— ¡Quizá
lastimarme no, pero lo que pretendían era peor! — replicó Heechul.
— Lo que
ellos pretendían está permitido en esta casa — dijo Siwon, con el entrecejo
fruncido.
—
¿Entonces hubierais permitido que me ultrajaran?
— Sí.
Antes no he negado ese placer a mis amigos, y no voy a empezar a negarlo ahora.
Heechul
abrió sus grandes ojos, en evidente confusión.
—
¿Entonces por qué me mantuvisteis oculto de ellos ?
— Quería daros tiempo para que os adaptéis a vuestra nueva vida — repuso él con soltura, como si su consideración debiera ser apreciada por Heechul— . Aún os daré tiempo.
Heechul lo
miró con desprecio.
— ¡Nuevamente demostráis que sois un tonto, vikingo , porque nunca me adaptaré a la vida a que queréis obligarme! ¡No seré ramera de vuestros amigos!
Los ojos
de él brillaron con ira apenas controlada.
— Creo que
ha llegado el momento, de probaros quién es el amo aquí.
Por fin Yoomi
intercedió.
— Siwon,
no. No aquí delante de todos — dijo en la lengua de ellos,
creyendo que Heechul no podía entenderla.
— ¡El
necesita que le den una lección!
— Sí, pero
en privado, hijo. Debe ser manejado en forma diferente, porque su espíritu es
demasiado orgulloso.
— El
espíritu puede ser quebrantado, señora.
— ¿Haríais eso a una criatura tan bella?
El ladeó
la cabeza hacia Heechul.
— ¿Por qué
os ponéis de su lado? ¿Esperáis que yo tolere sus berrinches?
— No, pero
siento una especie
de afinidad con él
— admitió Yoomi— . Una vez sentí algo
muy parecido a lo que siente él ahora. Pero fui conquistada con amor.
— ¿Qué
sugerís, entonces?
— Podríais
probar con bondad, hijo — dijo ella con suavidad.
— No, ése
no es mi estilo.
— Había
una época en que no erais tan duro, Siwon . ¿Tanto os ha destruido Zhoumi? —
viendo que él entornaba los ojos , añadió rápidamente— : Perdonadme. No fue mi
intención recordároslo. Pero este joven no es Zhoumi. ¿No podéis practicar un poco
de tolerancia con él?
— ¿El es
mío?
— Sí — repuso Yoomi, de mala gana.
— Entonces
dejadme que lo maneje como a mí me parezca mejor.
Heechul
hervía por dentro. Quería que ellos siguieran creyendo que no los entendía,
pero estaba volviéndose cada vez más difícil no replicar cuando la conversación
era acerca de él mismo. Siwon había demostrado que era un adversario frío y sin
corazón , no mejor de lo que esperaba. Por lo menos, ahora estaba seguro.
Vio que él
lo miraba con ojos helados.
— Dadme el
cuchillo.
La
voz de él no admitía negativa, pero Heechul
lo mismo meneó la cabeza con vehemencia.
— No —
dijo— . Tendréis que tomarlo vos.
— ¡Siwon,
por Dios, dejad que lo conserve por ahora! — dijo Yoomi con ansiedad— .
¿Queréis arriesgaros a sufrir una herida aquí?
— ¡Por
Thor! — estalló él— . Sus palabras son valientes, pero vos lo sobrestimáis
demasiado, madre, como él mismo hace. No es rival para un hombre.
— ¡Por
favor, Siwon!
El luchó
frenéticamente con sus emociones, pero al final las palabras implorantes de su
madre se impusieron a sus instintos. Se volvió a Heechul, quien lo miró
desafiante.
— ¿Vendréis conmigo pacíficamente?
— Sí —
respondió de inmediato, sabiendo que la victoria era suya— Abandonaré este
salón.
El le
indicó que lo precediera y así lo hizo, orgullosamente, sin mirar a derecha ni
izquierda. Mientras caminaba, volvió a meter el cuchillo en su cinturón, seguro
de que ahora nadie lo molestaría.
En la cima
de la escalera, cuando Heechul doblaba a la izquierda, Siwon lo detuvo y en
cambio lo empujó hacia su habitación. No se opuso. Por lo menos, en el cuarto
de él había una cama blanda. Pero si bien traspuso el umbral, él lo tomó por
sorpresa levantándolo en el aire con una mano y quitándole el cuchillo con la
otra. En seguida lo arrojó a través de la habitación y Heechul cayó
violentamente al suelo.
— Debí
hacer esto abajo
— dijo Siwon
con una mueca de crueldad — Para poneros debidamente
en vuestro lugar.
— ¡Embustero!
— siseó Heechul, poniéndose
de pie— Temisteis hacerme frente
cuando estaba preparado.
¡Debíais atacarme por detrás, como el cerdo cobarde que sois!
— Cuidado
— le advirtió él, amenazador— . O recibiréis
el castigo que merecéis.
— ¿De modo
que también golpeáis a jóvenes indefensos? ¿Es que no hay
límite a vuestros modales despreciables?
— No jóvenes
indefensos... ¡esclavos incorregibles!
— iOoohhh!
— gritó y se lanzó sobre él.
— ¡Quieto,
jovencito si aprecias en algo tu vida!
Heechul no
le hizo caso, decidido a lastimarlo de alguna forma. Pero se detuvo de pronto
cuando oyó un gruñido amenazador que venía de la cama. Volvió sus ojos
temerosos en esa dirección y vio un enorme y blanco Bugsy pastor acurrucado
sobre el lecho y que le enseñaba sus agudos dientes.
— Si me
hubieseis tocado una sola vez, se habría arrojado inmediatamente a vuestro
cuello.
— Llamadlo
— susurró Heechul asustado, con el rostro mortalmente pálido.
— No, creo
que no. El Bugsy es lo que necesitáis para ser obediente — replicó Siwon, y levantó un ángulo de su
boca en una mueca de burla. Lo miró con ojos dilatados.
— ¡No podéis
dejarme aquí con él!
— No os
hará daño mientras os quedéis quieto.
Siwon se
detuvo en la puerta con una expresión divertida en su cara.
— Todavía
no nos hemos enfrentado, Kim Heechul —
dijo— Pero cuando llegue el momento,
creo que lo disfrutaré.
Heechul olvidó
al Bugsy un momento y replicó:
— ¡También
yo, vikingo!
Siwon rió
con ganas y miró al animal sobre la cama.
— Cuídalo
bien, Bugsy.
Sonrió,
cerró la puerta y dejó solos a la muchacha
y a la bestia.
Donghae se encogió de hombros.
— Quería daros tiempo para que os adaptéis a vuestra nueva vida — repuso él con soltura, como si su consideración debiera ser apreciada por Heechul— . Aún os daré tiempo.
— ¡Nuevamente demostráis que sois un tonto, vikingo , porque nunca me adaptaré a la vida a que queréis obligarme! ¡No seré ramera de vuestros amigos!
— ¿Haríais eso a una criatura tan bella?
— Sí — repuso Yoomi, de mala gana.
— ¿Vendréis conmigo pacíficamente?
Esto cada vez se pone mejor la madre de Siwon como que protege a Heechul, pero todo tiene un limite y Siwon pronto llegara a el y veremos que sucede con este par gracias por el cap bye .
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