Un viento
frío que entraba por la puerta del balcón despertó a Heechul. Se estremeció, y
rápidamente metió los pies desnudos debajo de su camisa. Cuando yacía enroscado
como una pelota para darle calor, se abrió la puerta.
Levantó la
vista. Siwon estaba allí con una gran bandeja de comida. El ordenó al Bugsy que
se largara, cerró la puerta con el talón y puso la bandeja sobre la mesa.
— ¿Qué
tenéis contra el aire fresco? — preguntó él sin mirarlo, y abrió la puerta del
balcón.
— ¿Qué
tenéis vos contra un poco de tibieza? — replicó con petulancia. De pronto, él
le sonrió.
— Temo que
vayáis a perecer en invierno, joven, si pensáis que con este tiempo tan
apacible hace frío.
Heechul tembló
ante sus palabras. ¿Cómo se las arreglaría en invierno? Tan al norte, los meses
largos, fríos, serían como nada que había conocido en su tierra. Y si lo que le
habían dicho Janghoon y Siwon era verdad, durante ese tiempo no habría sol para
ayudar a fundir la nieve.