Sin detenerse, Jaebum bajó las
escaleras, cruzó el gran vestíbulo y salió al patio. No sabía aún qué sentía.
Ordenó a un mozo que se pusiera a
excavar un agujero en la tierra. Después tomó una gran viga de madera y una
soga. Sabía que algunos de los hombres que seguían practicando allí lo estaban
observando, pero no le importó. Enrolló la cuerda cubriendo gran parte de la
viga.
Ya tenían otros tres postes para
practicar con la espada, pero le distrajo y relajó un poco construirse uno él
mismo. Además, necesitaba uno que estuviese lo suficientemente mullido como
para no destrozarse las manos cuando lo intentara destrozar a puñetazos.
«¿Qué espera Jinyoung que haga o
diga?», pensó mientras trabajaba.
Ajustó con cuidado la cuerda, para que
no hubiera espacio entre cada vuelta. Metió entonces el leño en el agujero
recién abierto y se puso de rodillas para colocar tierra a su alrededor.
«¿Quién demonios es ese tal Osgood de
Wrenhaven y qué haría aquí en Goyang?», se preguntó una y otra vez.
Recogió algunas piedras grandes y las
dejó en el agujero para añadir apoyo al poste.