Juego del Destino (DH9)- 2



Junyoung tomó un sorbo de su cerveza mientras Taehee y Whitney miraban fijamente a los hombres en la barra. Él trató de alcanzar una galleta salada seca en forma de ocho sólo para hacer que Anan abofeteara su mano.

Él parecía consternado.

—¿Estás loco? ¿Sabes cuánto tiempo ha estado fuera eso? ¿Cuántas manos mugrientas lo han tocado? Es más, nuestro temperamental camarero probablemente lo envenenó simplemente por rencor.

Junyoung comenzó a rodar sus ojos ante su irrazonable paranoia. Volvió a mirar al ayudate de camarero, quien se había movido más cerca ahora. Él estaba trabajando otra vez, pero aun así sospechaba que él era su foco principal.

Junyoung frunció el ceño cuando vio un mono araña color café subir corriendo por el brazo del chico para descansar sobre su hombro.

El chico sacó una pequeña zanahoria del bolsillo de su delantal blanco para dársela al mono, quien la comió mientras él regresaba al trabajo. Refrenó una sonrisa cuando se dio cuenta de quién era este tipo. Él debía de ser Taeheon. Minho solía hablar de él de vez en cuando. Él le había dicho que al principio él había pensado que Taeheon era mudo, desde que él nunca le había oído hablar con nadie. Se habían conocido durante todo un año antes de que Taeheon finalmente le había dicho entre dientes, "hola," un día cuando Minho había entrado a visitar a su madre.

Según Minho, Taeheon era un completo solitario que se mantenía aislado y quien se rehusaba a participar en el mundo. La única razón por la que Junyoung lo había reconocido era que Minho le había hablado del mono y… el único verdadero amigo de Taeheon, quien era propenso a robar sus bolas de Jinhyukar mientras lo dos jugaban en la esquina de atrás del bar.

El mono se llamaba Marvin…Anan lo pilló mirando al ayuSiwan de camarero. Él se volvió en su silla para ver a Taeheon, quien había vuelto a clavar los ojos en él. Al menos eso es de lo que parecía, pero otra vez, él mantenía su pelo sobre sus ojos, así que no había manera de saberlo con toda seguridad.

—¿Está molestándote?

—No —,dijo Junyoung rápidamente, asustado de lo que podría hacer Anan. En una forma extraña, se sintió casi halagado. Los hombres normalmente no lo notaban a menos que conociesen quién era su padre. Había sido su madre la que había hecho que se giraran cabezas.

Nunca Junyoung.

—¿Qué estás mirando? —Todd interpeló al hombre.

Taeheon le ignoró mientras se trasladaba a la mesa al lado de la de ellos que estaban cubierta de vasos y un plato de nachos medio comidos.

Junyoung podría sentir que él quería hablarle y se encontró preguntándose como sería él bajo todo ese cabello castaño. Había un aire de peligro alrededor de él. Un temperamento poderoso, y todavía tenía la sospecha de que él no quería atraer la atención de nadie.

Era como si él quisiera mezclarse con la pared del fondo pero fuese completamente incapaz de hacerlo.

Una extraña imagen de un tranquilo tigre del zoológico vino a su mente. Eso es lo qué él le recordaba. Una enorme bestia que cuidadosamente observaba a todos a su alrededor, desprendido y aún confidente que podría tumbar a cualquiera que lo molestara.

—Menudas pintas —,dijo Anan cuando observó a Taeheon mirándolos— ¿Oye, amigo, por qué no haces algo con esas repugnantes greñas? —Anan le lanzó algunos dólares a Taeheon. —¿Por qué no usas eso para que te den un verdadero corte de pelo?

Taeheon ignoró completamente a Anan y el dinero.

El mono comenzó a gritar agudamente como si protegiese a Taeheon. Sin una palabra, Taeheon palmeó la cabeza del mono, luego le susurró algo para él. El mono se apeó de un salto del hombro de Taeheon y corrió rápido y ligero hacia la barra.

Taeheon dejó su bandeja de platos a un lado.

Su corazón latía con fuerza cuando Junyoung se dio cuenta que se acercaba a él. De cerca, era mucho más alto de lo que había parecido desde lejos. Por alguna razón, caminaba decaído y parecía medir aproximadamente seis pies, pero si él se enderezara a su altura completa, Junyoung estaba seguro él andaría aproximadamente por los seis con dos o con tres.

Había un aura de poder supremo rodeándole. Uno de velocidad y agilidad. Él era simplemente magnético.

Así de cerca, finalmente podía ver sus ojos. Eran de un vibrante azul turquesa que era tan pálido que hechizaban en su color.

Y en su falta de piedad.

Él indicó su vaso vacío con una inclinación de su barbilla.

—¿Ha terminado, mi joven señor?

Su voz era profunda y resonante, hipnótica. Envió un emocionante escalofrío abajo de su columna vertebral.

Él le sonrió a su educado título.

—Sí, —dijo, alcanzándole el vaso.

Él se limpió su mano completamente en su delantal como si no quisiese ofenderlo o ensuciarlo antes de tratar de alcanzarlo.

Al principio Junyoung pensó que sus manos quizás se tocaran, pero él la apartó como si él temiese tocarle. Una extraña decepción lo llenó.

Dejando caer su mirada fija, él tomó su vaso, sujetándolo como si fuera precioso, y se apartó. Él lo colocó en la bandeja, luego volvió la mirada.

—¿Discúlpame, Rasta-mon"?  —dijo Todd groseramente. — No necesitas mirarlo, imbécil. El está muy lejos de tu liga.

Taeheon le cortó a Todd con una mirada aburrida que decía que no veía en él una amenaza.

—¿Taeheon? —dijo el joven camarero rubio cuando llegó a su altura y confirmado así su identidad a Junyoung. El camarero hizo una pausa para dedicarles una mirada furiosa previniéndoles antes de él suavizó su expresión y se volviese a Taeheon. —¿Es hora de que te tomes un descanso, de acuerdo, cielo?

Él asintió con la cabeza.

Como él empezaba a irse, Anan empujó la bandeja en sus manos.

—Yeah, cielo, mantén a los de tu clase en la cuneta.

Antes de que Junyoung se diese cuenta de lo que él estaba haciendo, Anan lanzó su bebida en la cara del hombre.

Taeheon dejó escapar un sonido que era más un siseo de algún gruñido extraño que no parecía muy humano. En un abrir y cerrar de ojos, él dejó caer la bandeja y se abalanzó por Anan.

De la nada un grupo de hombres apareció para sujetar a Taeheon. Junyoung se puso de pie y observó como los cuatro porteros mucho más grandes tuvieron que luchar para sujetar a Taeheon. Le rodearon tan bien que Junyoung solo lo podía ver entre la barrera que formaron como para proteger su grupo.

El camarero estaba lívido.

—¡Fuera! —gruñó él—. Todos ustedes.

—¿Por qué? —Anan preguntó—. Hemos pagado lo que hemos consumido.

Otro hombre se acercó, el cual poseía un parecido notable con el camarero. Él debía ser el hermano que él había mencionado antes que llevaba el bar.

—Mejor que hagas lo que dice Minwoo, chico. Nosotros solo salvamos tu vida, pero no le podremos sujetar durante demasiado tiempo. Para cuando su visión se aclare, será mejor que te hayas largado o no nos haremos responsables de lo que él te haga.

Anan le desdeñó con sarcasmo.

—Él me toca y os demando a todos.

El hombre se rió amenazadoramente.

—Confía en a mí, quedará lo suficiente de ti más que para que te alimentes por una pajita, con lo que ya no digamos que estés en condiciones de sostener un proceso legal, tío. Ahora lárgate de mi bar antes de que yo te saque.

—Venga adelante, Anan —dijo Todd, arrastrándolo a él hacia la puerta. —Ya hemos estado aquí lo suficiente.

Whitney y Taehee se resistían a tener que salir, pero se levantaron como obedientes zombis y siguieron a los chicos.

Junyoung se quedó atrás.

—¿Junni?  —preguntó Todd.

—Iros. Ya os alcanzaré más tarde.

Anan negó con la cabeza ante él.

—No seas estúpido, Junni. Ellos no son de nuestra clase.

Él estaba harta de lo de “nuestra clase, nuestro estatus". Había tenido suficiente de eso en su vida, y ya era demasiado para él que su familia entera, tuviese la idea de que sólo había dos clases de personas en el mundo. Los que eran decentes y esos que eran término medio.

Personalmente, a él le enfermaban esa clase de personas tan mezquinas.

—Cállate, Anan. Vete a casa antes de que yo te golpee.

Anan puso sus ojos en blanco antes de apresurarse apresuró a la puerta con Taehee y Whitney de remolque.

—¿Está seguro que quieres quedarte? —preguntó Tood.

—Sí. Cogeré un taxi a casa.

Él parecía menos que convencido, pero él debía haber reconocido su determinación para no continuar insistiendo.

—De acuerdo. Ten cuidado.

Junyoung asintió, entonces esperó a que salieran antes de dirigirse en la dirección donde había visto que los porteros llevaban a Taeheon. Este completo fiasco había sido todo por su culpa lo menos que podía hacer era disculparse por el hecho de ser lo suficiente estúpido para relacionarse con imbéciles.

Encontró un pequeño vestíbulo pequeño que llevaba a los aseos y un área marcada como: Privado. Solo personal. Al principio pensó que los hombres podrían haber entrado en el área de la oficina privada, hasta que oyó voces saliendo del aseo de caballeros.

—No mojes otra vez su cara, Colt, te arrancará el brazo de un tirón.

Otra vez oyó ese fiero gruñido animal y algo que sonaba como alguien siendo empujado hacia atrás.

—Te lo dije —dijo la voz masculina otra vez—. Los humanos son estúpidos. Ese chico tuvo suerte de que no dejásemos que Taeheon le atacase. Tú no tiras de la cola de un tigre a menos que quieras que te muerda.

—¿Qué diablos estabas haciendo hablando con ese joven de todas maneras? —preguntó otra voz—. ¿Desde cuándo hablas con alguien, Taeheon "?

Él oyó otra vez el gruñido, seguido por el sonido de vasos rotos.

—Bien —dijo la primera voz—. Ten tu rabieta. Esperaremos fuera.

La puerta del cuarto de baño se abrió para mostrar a dos hombres que rondarían tranquilamente el 1,82m. Ellos se detuvieron entre él y la puerta para mirarle detenidamente.

—¿Él está bien? —les preguntó.

El único que tenía pelo largo le dedicó una mirada extraña.

—Deberías seguir mi consejo y salir de aquí. Ya has causado bastantes problemas para una noche.

Pero por raro que parezca, no quería irse.

—Yo… —Él olvidó sus palabras cuando la puerta del cuarto de baño de abrió para mostrar a Taeheon otra vez cuando él salía del baño para entrar en el vestíbulo, también.

Su camisa estaba mojada, haciendo que partes de ella se pegasen a un pecho muy musculoso. Él traía una toalla sobre un hombro y su cabeza baja. El gesto le recordó mas a un depredador que estaba observando el mundo prevenidamente, esperando para atacar, que alguien que fue tímido o reservado.

Él se acercó lentamente, metódicamente. Algo acerca de sus movimientos le recordaban a un gato antes de que él se rozase contra su dueño para acariciarlo con la nariz o lo marcase como suyo.

Taeheon se pasó la mano por la cara antes de dirigirles una mirada siniestra a los hombres.

—Salid —gruñó él.

El que tenía el pelo largo se quedó rígido como si él odiase la idea de que le diesen órdenes.

—Vamos —dijo el hombre de pelo corto que debía de ser Colt, en tono conciliador. — Taeheon todavía necesita tiempo para enfriarse.

El hombre dejó escapar un bajo gruñido siniestro antes de él dirigirse de vuelta al bar. Colt le dedicó una mirada de advertencia a él, luego se dirigió a la barra.

Junyoung tragó cuando se acercó a Taeheon lentamente. Así de cerca podía decir que su floja camisa cubría un cuerpo delgado, duro. Su piel era de profundo dorado leonado que era tan invitador que debería ser ilegal.

Había algo en él que daba la sensación de estar completamente incivilizado. Él aún se veía como si hubiese dormido con la ropa puesta. Era obvio que a este hombre no le importaba lo que alguien pensara acerca de él. Él no seguía moda alguna o cualquier regla de urbanidad. Por lo que podía ver después de lo que había oído casualmente mientras habían estado en el cuarto de baño, aun no parecía que él fuese bastante social en absoluto

En teoría debería sentir repulsa por él, pero no era así. Todo lo que quería hacer era apartar esa mata de cabello de su cara y ver si él era tan guapo como sospechaba.

—Lo siento mucho —dijo quedamente— No sabía que Anan iba a hacerte eso.

Él no habló. En lugar de eso él dio un paso hacia delante, tan cerca ahora que podría sentir el calor de su cuerpo. Él extendió la mano. Él detuvo su mano poco antes de que él tocase su mejilla y la mantuvo allí, mientras esos extraños ojos azules lo abrasaban.



Taeheon quería tocarlo tan profundamente que él podría saborearlo. Él nunca había deseado ninguna cosa tanto como eso. Pero entonces, él sabía que no debería.

Era humano.

Y era precioso. Su pelo parecía tan suave. Su piel resplandecía con calor vital. Él daría cualquier cosa por probar en primer lugar el sabor de esa piel para ver si era tan delicioso como parecía ser.

Pero él no podía.

Un animal como él nunca podría tocar algo tan frágil como ese joven. Estaba en su naturaleza destruir, nunca alimentarse. Él dejó caer su mano.

—¿Eres el amigo de quién Minho solía hablar?  —Preguntó Junyoung quedamente.

Taeheon inclinó su cabeza ante su inesperada pregunta.

—¿Tú conocías a Minho?

El asintió.

—Fui a la escuela con él. Solimos estudiar juntos. Él dijo que tenía un amigo aquí llamado Taeheon que siempre pateaba su trasero el Jinhyukar. ¿Ese eras tú?

Taeheon miró por encima de las mesas de Jinhyukar e inclinó la cabeza mientras recordaba a su amigo. No es que Minho hubiese sabido nada realmente de Taeheon. Pero al menos Minho había tratado de hacer amistad con él. Había sido un buen cambio de paso.

—Ese era yo, —susurró él, no estaba seguro de por qué se tomaba la molestia cuando él nunca hablaba con nadie.

Pero él quería hablarle. Él amaba el deje suave, cortés de su voz. Parecía tan tierno. Una parte extraña, ajena a sí mismo realmente quería acurrucarse con él.

Él se inclinó hacia adelante muy ligeramente a fin de que discretamente pudiera inspirar su perfume. Su piel era cálida y suave y tenía rastros de polvo de talco y un perfume de especias. Esto le hizo ponerse duro y dolorido.

Él nunca había besado a una pareja, pero por primera vez quería besarlo a él. Sus labios abiertos se veían tan invitadores.

Tan deliciosos…

—¿Taeheon?

Él volvió su cabeza cuando oyó  la voz de Ha Mew detrás de él.

La vieja francesa se acercó a ellos desde la oficina del bar. Él podía sentir que Mew quería extender la mano y separarlo del humano, pero al igual que los demás que hacían de The Empire su casa, Mew le tenía miedo . Los de su clase eran imprevisibles. Mortales.

Todos le temían. Excepto el joven que tenía ante él.

Pero bueno, el joven no tenía idea de que él fuese un tigre caminando bajo forma humana.

—Debo irme ahora —le dijo a él, apartándose.

El joven se acercó y tocó su brazo. Su ingle saltó en respuesta a ese contacto. Era todo lo que él podía hacer para suprimir al animal que buscaba tomarlo como suyo. Normalmente, él cedería a esos deseos.

Esta noche no podía. Hacer eso podría lastimarle, y eso era lo último que él quería.

—Lamento realmente lo qué pasó —dijo él suavemente— .Fue inexcusable y espero que no te metiesen en algún problema o te lastimasen.

No dijo nada mientras el joven recorría con la mirada a Mew, luego dio la vuelta y salió.

Él se marchaba. Eso le traspasó como un cuchillo.

—Ven, Taeheon —Mew dijo—. creo que será mejor si acabas tu turno ahora y te retiras para la noche.

Taeheon no discutió. Él necesitaba algún tiempo fuera de su forma humana, especialmente dado cuan volátil se sentía ahora mismo. Era como si su cuerpo estuviera electrificado. Elevado. Él nunca había sentido nada igual a esto en su vida.

Sin otra palabra, él se dirigió hacia la cocina, la cual tenía una puerta que conducía a la puerta del edificio donde los were-animales tenían su casa.

La Casa Ha había sido por largo tiempo como un refugio para las criaturas de su misma clase… criaturas que habían sido exiliadas de sus clanes por toda clase de razones. Como Minwoo decía tantas veces, ellos eran todos refugiados e inadaptados.

Taeheon más que la mayoría. Él nunca había tenido un clan animal al que perteneciese. Ni el tigre ni el leopardo tolerarían su mestizaje. Él era un híbrido al que nunca se debiera haber permitido vivir.

Aquí incluso podía decir que no les gustaba ni siquiera a los osos. Él juraba que no confiaban en él. Era sutil. Recogían a sus cachorros cada vez que lo subían a él. O lo harían a la noche y lo aislarían cada vez que creyesen que quizás estuviese enfadado.

Eso era por qué él había apreciado tanto a Minho. Minho había tratado a Taeheon como si fuese normal.

—¿Qué diablos? —diría Minho—. Todos nosotros estamos jodidos de alguna forma. Al menos tú te bañas y no tengo que pelear contigo por las parejas. En mi libro, eso te hace completamente normal.

Minho había mantenido una visión única del mundo.

Taeheon se quitó su camisa mojada mientras iba subiendo las escaleras. Marvin llegó corriendo detrás de él. Solo había llegado al primer descanso cuando un mal presentimiento lo atravesó.

El joven … Él estaba en problemas.

Taeheon conjuró mentalmente una camiseta negra en su cuerpo mientras sentía la inminente amenaza para él. Sin una palabra a Marvin, él se fluctuó a sí mismo fuera del edificio, sobre la calle.



Junyoung redujo el paso cuando sintió otra vez  la sensación de alguien observándolo en las sombras. Él se dirigía hacia Jackson Square, a fin de que pudiese tomar un taxi y llegar a casa antes de que se hiciese más tarde.

Mirando alrededor, él mitad esperó encontrar a Taeheon allí.

No lo encontró. Lo que encontró fueron cuatro desaliñados hombres que lo miraban infundado interés. Se mantenían en las sombras como si no quisieran que los identificase. El miedo lo asaltó. Su atención estaba solo demasiado enfocada. Demasiado intensos y amenazadores cuando se abrieron paso directamente hacia él.

Recorrió el lugar con la mirada, buscando otras personas, pero a esas horas de la noche, no había nadie en los alrededores.

Ni siquiera el grupo de algún tour… Está bien. Mantente en la luz y sigue adelante. Ellos no te lastimarán si permaneces a plena luz.

Él aceleró cuando oyó el ruido de pies corriendo.

Justo cuando estaba seguro que pasarían corriendo por su lado, uno de los hombres lo agarró y lo lanzó hacia un patio medio abierto.

Junyoung trató de empujarlo y salir corriendo. Él le abofeteó con dureza

—Dame tu bolso, perra.

Junyoung estaba tan asustado, que ni siquiera podía pensar en soltarlo de su brazo.

Los otros hombres entraron corriendo al patio y cerraron de golpe la portilla. Uno de ellos agarró su bolso y rasgó su camiseta en el proceso de sacarlo de su hombro.

—Hey —dijo él a lo otros tres. —¿Y si todos nos divertimos un poco con él?

Antes de que pudieran contestar, tirándola al suelo. Alguien salió de la oscuridad y le devolvió el bolso.

Junyoung contempló al recién llegado y quiso llorar cuando vio a Taeheon allí. Sin andar con ese encogimiento, él se levantó en toda su altura… y era dominante. Intenso. Había un brillo fiero en sus ojos que no era muy cuerdo cuando se interpuso entre él y los demás. Se veía como si pudiese matar a todo ellos y sin dar un respingo.

Los hombres atacaron.

Junyoung se tambaleó hacia atrás y observó con temor como Taeheon los repelía con una habilidad increíble. Un asaltante se abalanzó sobre él con un cuchillo. Él atrapó la muñeca del hombre y la retorció hasta que chasqueó y el cuchillo se cayó de su mano. Entonces Taeheon volvió la mano del hombre con tanta fuerza, que el asaltante rebotó contra la pared.

Otro llegó a espaldas de Taeheon sólo para ser arrojado sobre su cabeza al suelo mientras otro le daba desde atrás. Él golpeó a Taeheon con toda su fuerza, pero él ni si quiera se tambaleó o mostró algún signo de dolor. Él se volvió contra el hombre y le Taeyangolvió el golpe.

Junyoung sintió alivio hasta que uno de los asaltantes sacó un arma y se lanzó hacia ellos.
Contuvo la respiración cuando Taeheon se congeló.

Un latido más tarde, el hombre disparó el arma. Taeheon se apresuró y la golpeó sacándola de sus manos. Los otros tres se echaron a correr cuando Taeheon se deshizo del único que llevaba un arma. El hombre cayó al suelo, luego se escabulló.

—¿Estás bien? Preguntó Junyoung al tiempo que corría hacia Taeheon. —¿Te disparó?

— Estoy bien —dijo él, recogiendo el arma del suelo. La abrió y quitó las balas antes que la hiciese trizas al golpearla contra la pared de piedra. Echándola a un lado, se volvió a mirarla a ella mientras lanzaba las balas a la oscuridad. — ¿Te han herido?

— No. Gracias a ti, estoy bien —respiró aliviado, temblaba tan malamente que no estaba seguro de que sus piernas pudiesen mantenerlo de pie. Quería extender la mano para tocarle en gratitud, pero había algo en él que le decía que él no quería ser tocado.

La cólera oscureció sus ojos mientras recorría con la mirada su camisa rota. Junyoung podía sospechar que él quería perseguir hasta encontrar a los asaltantes que lo habían lastimado, y esto lo confortaba agradablemente.

—Normalmente no hago cosas tan estúpidas —dijo quedamente. — Traté de llamar un taxi con mi teléfono celular, pero me dijeron que tardarían de treinta a cuarenta minutos. Pensé que podría atravesar el parque y llamar uno más abajo o al menos esperar en el Café, dónde sería más seguro. Y lo siguiente que supe es que estaban tras de mí. Gracias a dios que apareciste cuando lo hiciste.

Su gratitud parecía incomodarlo.

—Vamos —le dijo, inclinando su cabeza hacia la calle—. Te acompañaré a casa.

Junyoung vaciló ante su oferta.

— Vivo después del zoológico. Está bastante lejos para ir caminando.

Él se veía como si quisiera discutir.

—Te llevaré a casa. No te preocupes.

Junyoung se echó al hombro su bolso mientras él se metía las manos en los bolsillos y lo sacaba del patio, de regreso a la calle. Su camisa blanca se había ido y en lugar de eso llevaba puesta una camiseta negra que moldeaba un cuerpo adecuado y firme. Si bien él no estaba súper desarrollado, para quién le gustase un físico-culturista, podía ver claramente cada músculo definido en él.

Él era increíblemente ardiente y sexualmente atractivo. Y en ese momento, él era su héroe. Nunca había estado más agradecido a nadie.. Poco sabía que podría hacer con él cualquier cosa en ese momento que no se daría ni cuenta. De hecho, quería que lo sujetase para que le ayudase a calmar sus desquiciados nervios, pero él no parecía de estar en absoluto interesado.

Junyoung sintió la familiar punzada de no ser otra cosa que amigo de los tíos. Por una sola vez en su vida, esperaba que un hombre lo mirase con pasión en los ojos. Que un hombre lo encontrase sexualmente atractivo y hermoso. Pero nunca lo hacían, no a menos que cortejaran a su padre y lo usaran para llegar a él.

Él bien podría ser invisible. Cruzó los brazos sobre su pecho y suspiró cuando la familiar pena familiar penetró en lo profundo de su corazón.

Mientras caminaban, Taeheon no habló. De hecho, él mantenía la cabeza gacha y la mirada fija en el terreno. A pesar de todo, juraría que él estaba completamente consciente de todo lo que había alrededor de ellos.

Solo deseaba que fuese igual de consciente de él.



2 comentarios:

  1. TT____TT
    Todo es tan injusto!!!
    Los tigres no tienen compañeros o como es la cosa!???
    Por qué Tae se comporta así!???

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  2. Dios....lo más feo de todo aparte de la situación y vida de Tae....es que de verdad existen personas como el amigo de Jun.
    Tae agarra valor y va hacia Jun y sale esta "persona" con estas cosas.
    Jun fue a verlo *0*
    Y Tae fue a rescatarlo...y ahora van caminando en total silencio...juntos......alguien tiene que romper ese silencio,solo espero que no sea algo malo,al menos no ahorita.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...