Juego del Destino (DH9)- 3




Taeheon mantuvo sus dientes apretados con fuerza. Él podía oler su deseo y su incierto nerviosismo. Pero él no sabía como hacérselo más llevadero. Él nunca había hablado demasiado con nadie. La mayoría de la gente parecía preferir su silencio, o le ignoraban completamente. Lo cual estaba normalmente bien para él.

Sin mencionar que le requería una gran cantidad de concentración el quedarse en forma humana mientras estaba herido. El disparo no le había rozado. Le había dado en su hombro derecho y dolía como el demonio. Él estaba quemando una cantidad extra de energía mágica para ocultar la sangre que empapaba de su camisa.

Pero no quería que él lo supiera. Podría hacerlo sentir mal el saber que él había sido herido defendiéndolo. O, los dioses lo prohibieran, podría querer buscarle un médico, lo cual era lo último que a lo que él quería enfrentarse.

O peor aún que eso, podría darle lo mismo, y eso lo enfadaría. Los humanos podían tener emociones muy extrañas que él ni se molestaba en sondear.

—¿Hace mucho que trabajas en The Empire? —le preguntó.

—No demasiado.

Eso no pareció suficiente para aplacarlo.

—¿Vas a clases en algún lugar? ¿O trabajas la jornada completa en el bar?

—Voy a clases.

Era una mentira y él no estaba seguro de porque la había dicho. El miembro menor del clan Ha de los Osos ,  y un par de los otros camareros iban a la universidad, pero Taeheon no era del tipo que se tomaba la molestia de entremezclarse con los humanos.

Lo que necesitaba saber para sobrevivir no se lo habían enseñado en ningún aula.

Pero por alguna razón que no entendió, quería aparentar ser normal para él. Quería que pensase acerca de él como un tipo común con el que podía haberse encontrado.

Ser diferente nunca le había molestado antes, pero esta noche lo hacía. Era realmente estúpido. Él era un extraño incluso dentro del mundo de los Were-hunters. Cuando llegó al mundo humano… y lo encerraron en una jaula aún sin conocerlo.

—¿A cual escuela vas? —preguntó el joven inocentemente.

—UNO.

La Universidad de Nueva Orleáns era siempre una apuesta segura. Dos de los camareros, iban allí, y Taeheon los había oído mencionarla lo suficiente como para poder mentir acerca de las clases, profesores, y el campus si él lo necesitaba. Sin mencionar, que el joven parecía demasiado “rico” para ir a una universidad estatal. Probablemente que fuese a Tulane o Loyola.

El se detuvo y le ofreció una sonrisa que hizo que se endureciera al instante.

—Soy Moon Junyoung, por cierto.

El reconocimiento lo golpeó ante la mención de su nombre. Era uno que él había oído bastante en los dos últimos años.

—Tú eres Juny, el compañero de estudio de Minho.

Junyoung sonrió otra vez.

—Supongo que Minho me ha debido de mencionar.

Sí. Minho había estado tremendamente interesado en él. Siempre había querido invitarlo a salir pero nunca lo había hecho. "Él es como Venus, y habiéndome encontrado a Venus una o dos veces, sé que ningún simple hombre mortal tiene derecho a tocarlo.

Taeheon suponía que eso también iba por los tigres. Minho había tenido razón, había algo acerca de Juny que era muy especial.

—Él dijo que eras el joven más inteligente que él alguna vez había conocido, pero que no podías estudiar ni la mierda".

Junyoung se rió. El sonido era musical y suave, y lo calentó más de lo que debería.

—Eso suena propio de Minho.

Junyoung se aclaró su garganta cuando Taeheon lo estacó con esa mirada intensa que tenía. Había algo tan animal en él que daba casi miedo. Se sintió como en la selva, arrinconado por una bestia hambrienta.

—Lo siento —dijo él, dejando caer su mirada fija de regreso al suelo—. No tenía intención de ponerte nervioso otra vez. Sé que a las personas no les gusta que yo las mire.

Él lo miró ceñudo ante su tono impasible. Aun así, tenía la sospecha de que le había lastimado.

—No me di cuenta.

—Sí, lo hiciste. Solo estás siendo educado.

Él emprendió el camino de regreso calle abajo.

¿Cómo lo sabía? La mayoría de hombres estaban lejos de ser tan intuitivos. Junyoung corrió a para darle alcance.

—¿El mono que vi en el bar es tu mascota?

Él negó con la cabeza.

—Marvin se posee a sí mismo. A él solo le gusta quedarse conmigo.

Junyoung se rió ante la dulzura de las palabras de Taeheon.

—Nunca había conocido a nadie que tuviese a un mono como amigo.

Él bufó en desacuerdo. 

—No  sé.  Creo  que  esos  dos  tipos  con quienes  estabas  se calificarían como primates, pero bueno, eso sería insultar a los primates y yo no queremos que Marvin se mee en mí. ¿Él tiene una enorme sensibilidad, lo sabias?

Las palabras de Taeheon lo divirtieron.

—Podrías tener un buen punto en eso. Pero no son mis amigos. Sólo estudio con ellos.

Vio su ceño fruncido cuando la recorrió con lo mirada.

—¿Por qué estudias con imbéciles?

¿Tal vez debería molestarle que insultase a los de su grupo, pero entonces, por qué? Realmente estaba de acuerdo con él.

—Por hábito. Conozco a Todd y a Anan desde que éramos niños. Tienes que entender que no han tenido una vida fácil. Ambos tienen severos problemas personales causados por la separación o ausencia de sus padres.

Él le miraba menos que impresionado por las excusas de la rudeza de ellos.

—¿Sus padres alguna vez trataron de matarlos?

—No —dijo, aturdido de que él siquiera preguntara tal cosa— Claro que no.

—¿Le dijeron sus madres alguna vez que eran abominaciones que nunca deberían haber sido comidas al minuto de nacer?

—Por supuesto no.

—¿Sus padres alguna vez trataron de venderles a un zoológico?

Él estaba siendo ridículo ahora mismo y contestarle era todo lo que podía hacer para no poner los ojos en blanco.

—Ningún padre haría tal cosa.

La mirada de él parecía decirle que era muy tonto si creía tal cosa.

—Entonces, confía en mí, su vida no fue tan mala.

Junyoung se detuvo mientras él continuaba caminando. ¿Iba en serio? No, él solo jugaba. Él debía estarlo. Los padres de nadie tratarían de venderles a un zoológico. Eso era estúpido. Taeheon solo ponía como ejemplo tales situaciones para probar que tenía razón.

Corrió para alcanzarlo.

—¿Qué hay acerca de tus padres? —preguntó, tratando de menospreciar sus palabras—. ¿Te hicieron alguna vez algo de eso a ti?

Él no respondió, pero algo en sus maneras le dijo que no podía estar lejos de ser una conclusión inverosímil ...

No, no un padre no haría eso a su hijo. Su padre era un completo imbécil la mayoría de las veces y ni siquiera él alguna vez había sido tan malo.

—¿Taeheon? —dijo, jalándole para detenerle. —Se honesto. ¿Tus padres alguna vez realmente trataron de venderte a un zoológico? Vamos. Di la verdad.

Él inmediatamente se soltó de su agarre.

—Hay una canción dead Milkmen que los Ze:a cubren bastante cuando tocan en The Empire. Se llama' V.F.W.: Los veteranos de un mundo jodido.' ¿Alguna vez la has escuchado?

—No.

—Deberías. Abunda la verdad en ella.  -Algo brilló intermitentemente en sus ojos como una pesadilla que él estaba tratando de descartar. La profunda tristeza en ellos lo atravesó—. Todo el mundo tiene cicatrices en su vida, Juny. Simplemente olvida lo que dije y deja que te acompañe a casa para que puedas cambiarte.

Él se volvió y continuó su camino

Junyoung le siguió, preguntándose cuales serían sus cicatrices. Para ser tan joven, él tenía una antigua sabiduría en sus ojos. Uno que decía que había vivido mucho más de sus aparentes veinte-pocos años.

—Sabes, ayuda a hablar de ello. Realmente lo hace. Es más fácil olvidarse del pasado cuando lo compartes con alguien más.

Taeheon arqueó una ceja ante él

—Advierto que tú no compartirías tu infancia conmigo, Juny. Y yo definitivamente no te conozco lo bastante bien para hablarte del lo mío.

Tenía un buen punto. Había mucho dolor que él mantenía oculto en su interior, y eso le hacía preguntarse que tendría Taeheon adentro. Tenía la apariencia de un niño de la calle. De la clase de chicos que han tenido que salir adelante desde muy niños. Él tenía esa aguda dureza que a menudo los marcaba. Esa apariencia cínica de alguien que esperaba ser usado y después dejado de lado.

Eso era lo que hacía que Junyoung quisiera quedarse junto a él y sostenerlo. Pero había visto bastante de su cólera para saber que no le daría la bienvenida a todas sus buenas intenciones, considerando la situación tenía que otorgarle crédito. Él no se había echado a perder por completo. Trabajaba e iba a la escuela. Esas dos cosas decían bastante acerca de su fibra moral. La mayor parte de las personas que alguna vez había oído que habían sido echadas a las calles había terminado como criminales.

Taeheon había salvado su vida, y ahora se aseguraba de que nadie más lo molestara. Él era un ser humano decente.

Llegaron al parque dónde rápidamente tomaron un taxi que lo llevara a su casa, la cual estaba sólo a dos bloques del Zoo Audubon.

Cuando pasaron por el cantón, podía sentir a Taeheon observándole si bien él no podía ver sus ojos en la oscuridad. La sensación era cálida e inquietante.

Sin una palabra, sin moverse una sola pulgada, Taeheon permanecía sentado en las sombras del taxi al igual que algún depredador acechando su siguiente comida. Había algo completamente extraña la forma que él podía quedarse así. Si no tuviese mejor criterio, pensaría que había dejado de respirar. Él en realidad era una estatua humana.

Nervioso, Junyoung observó como las luces de las farolas recortaban los ángulos de su cara. Era sumamente incómodo estar con un hombre que exudaba un aura tan primitiva y todavía no tenía idea de que parecía realmente.

Cuando finalmente llegaron a su destino, Taeheon tuvo al conductor esperando por él mientras bajaba y le abría la puerta.

Había algo extrañamente dulce en sus acciones. Eran completamente incongruentes con el aire de letal peligro que tan aferrado estaba a él.

—Bueno, esto es todo —dijo mientras extraía las llaves de su bolso—. Hogar dulce hogar.

Abriendo la puerta, entró y debatió si debería o no invitarle a entrar. En parte quería hacerlo, pero temía ser rechazado. Por regla general, los tíos pensaban en él como un amigo, nunca como un novio. Siempre le había molestado, y esta noche no creí poder soportar su rechazo después de todo lo que le había pasado. Por no mencionar, que quería estar solo por un rato y calmarse.


Taeheon sintió su incertidumbre mientras estaba de pie en el umbral. Esto hacía salir a su parte animal y lo ponía en los límites. Siempre había estado en su naturaleza atacar cuando sentía la debilidad, pero con él era diferente. Quería consolarlo.

Y eso lo asustaba.

—Buenas noches —dijo él, apartándose. Necesitaba poner alguna distancia entre ellos. — ¿Taeheon?

Él hizo una pausa para volver la mirada hacia el joven.

—Muchas gracias. Has hecho por mí más de lo que jamás podré pagar.

Taeheon inclinó su cabeza ante él.

—Está bien, Juny. Simplemente manténgase lejos de los problemas.

Taeheon se volvió hacia el taxi.

—¿Quieres que te pague el taxi?  —le llamó él.

Taeheon solo lo saludó con la mano por encima de la cabeza. Él estaba tentado de reírse de su oferta. ¿Por qué pensaría que él había cambiado de idea al llegar a su casa?

Jóvenes… nunca los entendería.

Taeheon hizo una pausa en la puerta del taxi y echó un rápido vistazo para verlo parado en el marco de su puerta. Se veía tan muy frágil y hermoso. Él quería besarlo tan profundamente que él ya podría saborear esos labios llenos, tentadores. Pero más que eso, él quería saborear el resto de su cuerpo. Él quería conocer cada esencia y curva de su carne...

Sus hormonas hacían estragos en él. Su cuerpo entero se sentía como si estuviese en llamas y vivo. No estaba seguro cómo hacerle frente a esto. En verdad, le asustaba. Si perdiese el control, fácilmente podría lastimarlo o incluso matarlo.

En su mente, él lo podía ver desnudo. Verla debajo de él mientras la reclamaba no como
un animal, sino como un hombre…

¡Vete!

Él no tenía elección. Su sitio no estaba aquí, no con él.

No había ningún lugar al que perteneciera. Por más que él pudiese quererlo de otra manera, nunca lo habría. Su vida tenía que ser pasada a solas.


Junyoung se esforzó por no reaccionar a la caliente, Devoradora mirada de Taeheon. Nunca había estado tan interesado en ningún hombre, especialmente no en uno que ni no tenía idea de a que se parecía.

Esto era ridículo y todavía no podía negar la manera en que sentía su cuerpo. Debería haberle pedido al menos su teléfono o e-mail.

Él se metió en el taxi y cerró de golpe la puerta con una finalidad que hizo eco a través de ella.

Junyoung observó el taxi marcharse mientras sentía un deseo inexplicable de llamar a Taeheon para que regresara. Había algo tan solitario en él que lo había alcanzado y le había calado muy hondo.

Pero ya era muy tarde. Se había ido. Y él más probablemente nunca volvería a verlo.



Cuando el Taeheon pagó al conductor sólo un bloque más debajo del edificio de Juny, él comenzaba a sudar por el esfuerzo de quedarse en forma humana. Él tuvo que salir de allí y llegar a casa a salvo. Si perdiese el conocimiento como un humano, él inmediatamente se transformaría a su verdadera forma. Y lo último que necesitaba era ser aprobado en la forma de un enorme gato.

Ese era un boleto de ida para algún laboratorio del gobierno de alguna parte. Él había visto bastantes episodios de X-Files y Buffy para saber que era el último lugar a donde quería ir.

Sumiéndose en las sombras de un garaje, él se trasladó de regreso a Casa Ha y a la sala de curas de Carson.

Uno Were-Halcón, Carson era el veterinario y doctor residente para todos los habitantes no-humanos del Empire de Ha Mew, de los cuales había muchos. The Empire había sido levantado hacía unos cien años atrás para ser un refugio para cualquiera de las especies. Los mismos Ha eran Were-Osos, mientras el resto de los habitantes eran leopardos, panteras, lobos, e incluso un dragón. La única especie ausente de jerarquía era el chacal, pero bueno, los chacales eran todavía más raros que la mayoría de las especies que residían allí. Y por lo tanto, los chacales se mantenían fuera de la rama de los Were-Hunters.

Como era típico, Carson estaba en su oficina, leyendo a un texto médico Nativo Americano en su forma humana, lo cual se debía a su padre humano.

Taeheon se adelantó y llamó a golpeó el cristal de la puerta antes de entrar. Carson miró hacia arriba.

—Aguarda un segundo, Taeheon.

Taeheon lo intentó, pero sus piernas cedieron. Un instante más tarde, destelló intermitentemente a su verdadera forma de medio tigre blanco, medio leopardo de las nieves. Era algo que le disgustaba. Normalmente, él escogía una forma u otra, pero herido…esto era todo lo que él podía hacer.

Carson se levantó con una maldición y se acercó corriendo a Taeheon.

—¿Que sucedió?

Taeheon no podía responder. Él estaba tratando de permanecer consciente, pero en el mismo momento en que Carson tocó su herida y el dolor lo atravesó como un relámpago, todo se volvió negro.

Carson maldijo otra vez cuando él vio la sangre que cubría completamente la parte inferior del pecho de Taeheon. Él cogió el teléfono de su escritorio y llamó a su asistente

—Margie, ven al laboratorio. Parece que han disparado a Taeheon.

Carson también llamó a una pareja de los osos del piso de abajo para ayudar a coger a Taeheon y trasladarlo a una mesa de cirugía. Sin embargo Aunque Carson como un Were-animal era más fuerte que la mayoría de humanos, Taeheon era un tigre sumamente grande y pesado en sus buenas ochocientas libras cada vez que estaba en forma animal. No había maldita forma de que él fuese a levantar al gato hasta la mesa de operaciones él solo.

Papá Ha fue el primero en aparecer. Con sus más de dos metros diez de alto en su forma humana, él planteaba una vista temible. Una cara que parecía andar cerca de los cuarenta en edad humana. En realidad, el oso estaba más cerca de los quinientos. Vestido con camiseta azul marino y vaqueros, Papá Oso era escabroso y difícil ... el tipo de hombre u oso que solo un tonto provocaría.

Él frunció el ceño cuando vio al tigre en el suelo.

—¿Qué diablos ha ocurrido?

—No lo sé —dijo Carson mientras mantenía la presión en el pecho de Taeheon—. Es definitivamente una herida de bala. No tengo idea cómo la obtuvo. Él llamó a la puerta, luego se cayó inconsciente.

Un segundo más tarde, que tres de los cuatrillizos Ha entraron y ayudaron Carson a subir a Taeheon a una mesa quirúrgica. Margie se les unió y rápidamente se puso a preparar la sala para la cirugía.

Margie era una de los pocos humanos que sabía quién y que eran los miembros del Empire. Ella había sido camarera en el bar hasta que un contratiempo le había mostrado que eran en realidad los Weres. Ella había estado tan tranquila y lo había aceptado tan fácilmente que ellos la habían abrazado y le habían pagado los estudios para ser una asistente para Carson.

Taeyang Ha, quién al igual que sus hermanos era una copia más joven de su padre, se apartó para dejar a Carson otra vez cerca de Taeheon.

—Él se peleó anoche con algunos humanos —dijo el joven oso—. Los interrumpí y los envié a casa. ¿No creerás que uno de ellos regresó y le hizo esto, verdad?

—Nah —dijo Donghyun su hermano gemelo mientras se alejaba de la mesa sobre la que habían colocado a Taeheon—. Eran bobalicones ricos. No se habrían atrevido a poner en peligro sus fondos por algo así.

Taeyang suspiró.

—Desde que fue Taeheon, sabe Dios a quién mandó al cuerno. Pero al menos sabemos que fue un humano. Ningún Were Hunter usaría un arma. Sería de muy mal gusto.

Papá estuvo de acuerdo.

—Vamos, chicos, dejemos trabajar a Carson y averiguaremos lo que pasó cuando Taeheon se despierte.

Los osos se retiraron mientras Carson se limpiaba las manos.

Cuando Margie tocó el lado de Taeheon para prepararlo, él se despertó con un cruel gruñido, luego le lanzó un zarpazo.

Ella se echó atrás con una maldición y se acunó el brazo contra el pecho. Carson frunció el ceño cuando se dio cuenta de que Taeheon le había arañado el brazo.

—Demonios, tigre —gruñó él un instante antes de que le pusiese un tranquilizante a Taeheon. Todavía él trató de luchar con Carson hasta que el seSiwan hizo efecto—. Cuida tu temperamento.

—Estoy bien  —dijo Margie mientras envolvía una toalla alrededor del brazo vendándolo—. Es culpa mía. No me di cuenta de que se había despertado. Debería haber lo previsto.

Carson negó con la cabeza mientras inspeccionaba el daño que Taeheon le había hecho. Ella definitivamente necesitaría puntos.

—Debería haberte advertido. Su clase es sumamente cruel cuando está herida. No les gustan los otros de cualquier manera, y que se sepa hacen trizas a cualquiera que no se mantenga a raya.

—Sí, yo estaba abajo en el bar cuando los humanos le tiraron una bebida a los ojos. Todavía no estoy segura como Justin y Cold lograron separarlo de ellos antes de que los atacase.

Carson dejó escapar un suspiro.

—Taeheon se está volviendo más inestable. No sé cuánto tiempo más él podrá quedarse aquí.

Él vio la preocupación en sus ojos cuando la miró.

—Eso es lo que dijo Mew después de que ella enviase a Taeheon a la Casa Ha. Si él salta otra vez de esa manera, ella va a echarlo.

Carson se volvió hacia su inconsciente paciente.

—Dios tenga piedad de él entonces. Lo mejor que podríamos hacer es retirarle sus poderes y llevarlo de vuelta a algún bosque pluvial en alguna parte. Eso es lo que probablemente deberían haber hecho en lugar de traerle aquí.

—Mew está lista para hacer esos preparativos. Desde que su padre se volvió loco, ella asume que Taeheon lo seguirá.

Carson volvió la mirada hacia Taeheon. Tenía un nudo en el pecho. Él había conocido al tigre desde que Taeheon había sido traído aquí hacia casi veinte años atrás. Traumatizado por las violentas y ensangrentadas muertes de sus padres, Taeheon solo estaba entrando en la pubertad en aquel entonces. Sus poderes habían sido inestables y temblorosos. Pero los poderes habían sido demasiado fuertes para quitárselos, sobre todo cuando el niño se guardaba de acercarse a nadie. Él no había confiado en que nadie se le acercase, y como consecuencia, no había habido manera de que pudiesen controlarle.

Pero ahora… Ahora la guarda de Taeheon era extremadamente laxa alrededor de ellos. Al menos la mayoría de las veces. Sería fácil de cogerlo desprevenido y despojarlo de sus poderes.

Tal cosa era un último recurso para los de su clase. Esto solo estaba reservado para aquellos que no podían adaptarse al mundo humano. O esos que amenazaban con exponer a los Were-Hunters al escrutinio público.

Taeheon nunca había querido mezclarse. Él estaba orgulloso de ser un inadaptado y un paria. Nadie le había prestado atención desde que hacía su trabajo en el bar y ni siquiera intentaba hablar con los humanos.

Esta noche eso había cambiado. Él había ido tras de una pareja humana. No es que el contacto con humanos estuviera prohibido. La mayor parte de los varones tomaban amantes humanos de vez en cuando. Pero ellos tenían que ser cuidadosos con quienes escogían.

Si la indiscreción de Taeheon los amenazaba, entonces no habría elección. Él sería sacrificado en un abrir y cerrar de ojos.



—Diablos, tigre. ¿Qué diablos has hecho? Además de que te dispararan, quiero decir.

En su forma del tigre, Taeheon abrió sus ojos para ver a Taeyang entrando en su dormitorio. Él recorrió con la mirada el reloj en su mesilla de noche para ver que era poco más de mediodía, demasiado temprano para que estuviese levantado, especialmente cuando estaba muy herido.

A él realmente le asombraba que el oso estuviese levantado y en forma humana, vagando por su cuarto. La mayor parte de los Katagaria les costaba mucho mantener su forma humana hasta después de anochecer. Como regla general, eran en su mayor parte nocturnos.

Sin mencionar, que los ocupantes de Casa Ha sabían que a los tigres no les gustaba se molestados, especialmente no mientras dormían.

Sin cambiar su forma animal, Taeheon levantó su cabeza de la almohada para observar a Taeyang entrar a su aparador. Taeheon gruñó en advertencia al oso, quien no le prestó atención mientras colocaba una enorme flor sobre esta.

Taeheon empezó a cambiar de posición en la cama, pero su herida fue demasiado reciente. En lugar de eso, él rugió amenazadoramente.

—Cálmate tigre estúpido  —le dijo Taeyang en tono irritado— Si alguien tiene derecho a estar cabreado, somos nosotros. ¿Advertiste que yo soy el único que estoy en forma humana? ¿Crees que quiero estar despierto y de esta manera a esta desalmada hora del día?

El oso tenía un punto.

—¿Y sabes por qué estamos levantados?

Como si le importase. Si Taeheon estuviera en forma humana él se quedaría mirando con ironía al oso.

Dándole igual el estado de ánimo de Taeheon, Taeyang apenas vaciló antes de contestar a su propia pregunta.

—Porque todos nosotros pensamos que eran para Minwoo. Tú nunca habrás visto a unos osos moverse tan rápidos como nosotros lo hicimos cuando Mamá nos dijo que había un camión cargado con flores que debían ser entregadas aquí. Nosotros estábamos listos para abrir la puerta de cierto local cuando el tipo de la entrega nos dijo que eran para ti.

Taeyang se movió a la cama y sacó una pequeña tarjeta pequeña del bolsillo de atrás de sus pantalones vaqueros.

—Dice, gracias por lo de anoche —Taeyang le dedicó una afectada sonrisa. — ¿Así qué? Finalmente tuviste suerte y encontraste a alguien desesperado por un rápido revolcón?



2 comentarios:

  1. Ay~
    Tantas cosas... Por que Tae se considerado un inadaptado!???
    Qué le pasó a sus padres!??
    Porqué no lo quieren!???
    Si mamá Oso está así debe ser por algo...pero no me gusta que trate a si al tigre...jun~
    Tan lindo...flores!

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  2. Padres matandose entre sí,padres vendiendo a sus hijos a zoologicos.......que futuro nos espera.
    Tae esta ensimismado,y como no,con todo lo que ha pasado y con todo lo que sabe,sin contar con lo que le puede pasar....lo peor,si tiene otra situación como la de añoche lo echaran de casa....más solo ya no puede estar.
    Flores para Tae,apuesto que ni él se la cree.
    Oops...ese ultimo comentario,espero no sea mal tomado.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...