Juego del Destino (DH9)- 1




Dentro de todos hombres y bestias está el eterno deseo de un refugio. Algún lugar libre de persecución, libre de ser cazado o lastimado. Pero hace mucho tiempo no había tal lugar que encontrar para esos que eran ambos hombre y bestias. Esos que podían caminar a cuatro patas durante el día y dos piernas por la noche.

Ellos eran cazados por todos, sin encontrar refugio.

Su historia, como todas las historias, tuvo un comienzo – un comienzo de amor eterno y pasado muy enredado. Eónes atrás hubo un antiguo rey griego que tenía una reina que significaba para él más que cualquier cosa en el mundo. Pero su reina albergaba un oscuro secreto. Ella había nacido de una raza maldita.

Más de dos mil años antes de su nacimiento, su gente había cometido un trágico error. Ellos habían asesinado a la amante y al hijo del dios griego Apolo. En venganza por los asesinatos, el dios griego maldijo a su gente con tres cosas. Tendrían que beber de su propia sangre para vivir. Nunca más podrían caminar a la luz del día. Pero fue la tercera maldición la más dura. Todos ellos morirían lenta y dolorosamente en su vigésimo séptimo cumpleaños.

Fiel a la maldición del dios, la joven reina se convirtió dolorosamente en polvo el día que cumplió los veintisiete. Incapaz para detenerlo, el rey vio como su bien amada moría, pronunciando su nombre. Una vez que ella se fue, él se dio cuenta de que sus dos hijos estaban destinados a encontrar el mismo horrible destino de su madre.

Incapaz de soportar su pérdida, también, el rey buscó en la magia el poder alargar sus vidas. Usando la lás oscura de las magias, él recurrió a la gente de su esposa, quienes fueron llamados Apolitas, y experimentó con ellos. Uniendo la fuerza vital de sus vidas malditas con aquellos animales más fuertes, él creó dos razas. Los Arcadios, quienes poseían corazones humanos, y los Katagaria, quienes poseían corazón de animal.

Los Arcadios eran básicamente humanos que podían tomar forma animal una vez que alcanzaban la pubertad – un acontecimiento que para ellos ocurre alrededor de los veinticinco años. Los Katagaria eran animales que podían tomar forma humana una vez que alcanzaban pubertad a la misma edad. Dos caras de la misma moneda, ambas especies nacieron con el poder de usar la magia y viajar a través del tiempo bajo la luz de la luna llena.

Finalmente, la maldición del dios griego era levantada en al menos esos Apolitas que había sido transformados en ambos humano y animal. Al no ser verdaderos Apolitas, no podía caer sobre ellos la maldición de Apolo. O así pensaba el rey hasta que el antiguo dios griego le recurrió a la tres Parcas.

¿"Quién eres tú para frustrar el plan de un dios? Exigieron los destinos unidos en una sola voz

El rey contestó desafiante. “Igual que cualquier padre, yo he protegido a mis hijos. Nadie se llevará sus vidas innecesariamente por algo en lo que ellos no formaron parte”.

Pero eso no era suficiente para la Parcas. Ellas estaban enfadadas con los tejemanejes del rey. Con el desafío que había infringido al buscar una forma para alterar el destino de los Apolitas con los que él había experimentado una vez. Como castigo, le exigieron que matase a los Arcadios y a los Katagaria, empezando por sus hijos.

Él se negó.

"Entonces nunca habrá paz entre ellos," decretaron las Parcas. “Desde este día en adelante, los Arcadios y los Katagaria no conocerán otra cosa que la lucha entre unos y otros. Se cazarán y asesinarán hasta que no quede ninguno de ellos”.

Así es como ha sido durante miles de años. Los Arcadios matando a los Katagaria que a su vez mataban a los Arcadios. Su guerra ha durado incluso hasta estos días…

Y incluso más allá.

Pero como en todas las guerras, con el paso del tiempo, fueron necesarias las pequeñas treguas. Savitar, el mediador imparcial entre los Arcadios y Katagaria, estableció limanis o santuarios donde humanos y animales podían ir sin miedo a ser cazados. En estos pocos designados lugares, ambos Katagaria y Arcadios podían descansar por un tiempo antes de que se reincorporaran a sus rangos y empezaran a pelear otra vez.

No es fácil ser reconocido como tal lugar, pero una vez que se ha logrado, nadie hombre o bestia puede cometer una agresión en el santificado limani. No sin desatar la furia de todas las especies de Arcadios y Katagaria por igual.

Es un honor sagrado el convertirse en santuario y también es un calvario. La paz siempre surge como resultado de sacrificio. Y pocos habían sacrificado más que el clan de los osos que controlaba el bar Santuario en Nueva Orleáns...




—La ley, al igual que la vida, es siempre un estudio de pruebas… —Las palabras de su libro de texto revolotearon sobre la mente de Moon Junyoung y conjuraron la familiar frase de su amigo y compañero de estudios Choi Minho:

— Yeah, bueno. La vida es una prueba que chupa tu alma tanto si sobrevives como si fallas. Personalmente, yo pienso que el fracasado apesta, así que intento sobrevivir y reírme de todos los perdedores.

Una triste sonrisa curvó sus labios cuando el agridulce dolor laceró su corazón. El recordaba a Minho y su forma cáustica de tomarse la vida, el amor, la muerte, y todo lo que hubiese entre ellos. Ese hombre había sido capaz con una frase de darle la vuelta al negocio de un don nadie.

Dios, como lo extrañaba. Él había sido la cosa más cercana a un que había tenido, y no había un día que no sintiese su ausencia en la parte más profunda de su alma.

Todavía no podía creer que él se hubiese ido. Eso sucedió ya muy entrada la noche, seis meses atrás, su madre, Jaehee, había sido encontrada asesinada en su casa mientras Minho había desaparecido misteriosamente sin dejar huella. Las autoridades de Nueva Orleáns estaban convencidas de que Minho era el responsable de la muerte de su madre.

Junyoung lo conocía mejor.

Nadie sobre la tierra quería más a su madre de lo que Minho amaba a la de él. Si Choi Jaehee estaba muerta, entonces también lo estaba Minho. Nadie habría sido capaz de herirla sin enfrentarse a su furia. Nadie.

Junyoung estaba seguro de que él había ido tras de quienquiera que hubiese asesinado a su madre y acabase con su propia muerte. Lo más seguro, él estaría tendido en el fondo del Bayou en alguna parte. Eso era por qué nadie lo había visto desde entonces. Y ese conocimiento lo hizo trizas. Minho había sido un buen, caritativo hombre. Un verdadero confidente y generalmente un tipo divertido en muchas maneras.

En su formal, falto de imaginación mundo en el que tenía que asegurarse de que nunca hiciese o dijese algo malo, él había sido un soplo de aire fresco y una maravillosa dosis de realidad. Eso era por qué quería recuperar a su amigo tan desesperadamente.

Como el mismo Minho decía, su vida básicamente lo succionaba. Sus amigos eran vacíos, su padre neurótico, y cada vez que pensaba que le gustaba un chico, todo lo que su padre lo podía hacer era darles un cheque con fondos más que suficientes al chico y a toda su familia y luego decirle a él por qué él era socialmente inaceptable. O, peor, inferior a ellos.

Realmente odiaba la frase. "Tú tienes un destino, Junyoung".

Yeh, estaba destinado a terminar en un sanatorio mental o solo para el resto de su vida a fin de que de ningún modo pudiese alguna avergonzar a su padre o a su familia.

Suspiró cuando miró su libro de derecho sobre la mesa de la biblioteca y sintió el familiar pinchazo de lágrimas en la parte de atrás de sus ojos. A Minho nunca le había gustado estudiar en la biblioteca.

Cuando él había estado en su grupo, todos ellos se habían metido apretujadamente en su casa cuatro días a la semana para estudiar juntos.

Ahora esos días se habían ido y todo lo que le quedó era insípido, inseguros fanfarrones que sólo podían sentirse mejor con ellos mismo empequeñeciendo a todos los demás.

—¿Está todo bien, Junyoung?

Junyoung se aclaró la garganta ante la pregunta de Taehee, una rubia alta, perfectamente esculpida. A los veinticuatro, Taehee ya había tenido seis cirugías plásticas diferentes para corregir las imperfecciones leves de su cuerpo. En escuela secundaria Taehee había sido la primera debutante de Nueva Orleáns, y ahora era la belleza reinante en la Universidad de Tulane.

Los dos habían sido amigos desde la escuela elemental. De hecho, había sido Taehee quién había reunido al grupo de estudio hacía tres años cuando todos ellos aún no se habían graduado.

Taehee nunca se había dedicado realmente a la tarea escolar, y que ella había ideado esto como una manera de usarlos para que les ayudasen a pasar las clases. Algo a lo que Junyoung no estaba dispuesto.

El realmente admiraba la ingeniosidad de Taehee y le gustaba observar al maestro manipulador obligando a los demás a hacer su voluntad.

Sólo Junyoung y Minho le habían visto alguna vez las intenciones a Taehee. Igual que Junyoung, Minho había sido inmune a las maquinaciones de la belleza rubia. Pero eso estaba bien. De no ser por Taehee, Junyoung no habría podido llegar a estar así de cerca de Minho, y en su mente eso debía haber sido una completa tragedia.

Ahora él, Taeheey tres compañeros eran todo lo que quedaba del grupo. Y eso dolía más que nada
¿Por qué no estás aquí, Minho? Realmente podría usar tu sentido del humor ahora mismo.

Junyoung jugueteó con el borde del libro mientras una imagen de su cara sobrevolaba en su mente.

— Esto solo me hace pensar en Minho. Él siempre amó estas cosas de leyes.

—¿Lo hacía, verdad? —dijo uno de ellos

—Todavía no puedo creer que él ya no esté aquí, — susurró Junyoung, parpadeando para alejar sus lágrimas. Parte de él todavía esperaba verlo pavonearse a través del portal con esa retorcida sonrisa en su cara y una bolsa de panes de arroz en su mano.

Pero ya no lo haría. Nunca.

—Al fin nos libramos de ese —dijo otro tajantemente mientras él se reclinaba en su silla. Con seis pies de alto y sumamente bien constituido, con pelo azabache, Anan pensaba de sí mismo que era un regalo divino para todo el género opuesto. Su familia era rica y estaba bien conectada, y ellos le habían inculcado un sentido sumamente sobre-hinchado de auto importancia.

Él había odiado Minho porque Minho nunca le había permitido a Anan salirse con la suya con su esnobismo y le había dejado por los suelos en más de una ocasión.

Junyoung miró a Anan enojado.

—Tú solo estás molesto por que él siempre sacó mejor nota que tú en las pruebas.

Anan frunció sus  labios.

—Él hizo trampa.

De acuerdo. Todos ellos lo conocían mejor. Minho había sido excepcionalmente brillante. Irreprimida y a veces categóricamente crudo, él había hecho amistad con Junyoung y le ayudó con tarea escolar incluso fuera de los confines del grupo. De no ser por él, habría cateado su clase de antigua civilización Griega con el Dr. Lee Hyukjae, quien había sido su consejero antes de graduarse.

— Sabéis, creo que deberíamos hacer algo para despedirnos oficialmente del chico. Después de todo, él era de este grupo.

Anan se mofó.

—¿Qué sugieres? ¿Quemar incienso para enmascarar su olor?

—Para ya, Anan. Molestas al pobre Junyoung. El realmente consideraba a Minho un amigo.

—No puedo imaginarme por qué.

—Porque él era agradable y compasivo.

A diferencia de ellos. Minho no era pretencioso o frío. Él había sido real y se preocupaba de las personas a pesar de con quien estaban relacionadas o cuánto dinero tenían.

Minho había sido humano.

—Ya sé lo que deberíamos hacer—, dijo Taehee, cerrando su libro igualmente. — ¿Por qué no visitamos ese lugar del que Minho siempre hablaba? Donde trabajaba su madre.

—¿The Empire? —Anan se vio completamente asqueado. Junyoung aun no sabía de ningún hombre que pudiese perfeccionar ese fruncimiento de labios. Elvis ciertamente le tendría envidia. —He oído que está bajando al otro lado del Barrio Francés. Cuan positivamente torpe.

—Me gusta la idea—, dijo Tod cerrando su libro para guardarlo en la mochila —Siempre estoy dispuesto a una visita a los barrios bajos.

Anan le miró con cierta risa.

—He oído acerca de eso, Tod. Es la maldición del nuevo rico.

Todd le devolvió la mirada a Anan diente por diente.

—Muy bien luego, quédate aquí y calienta nuestros asientos mientras tu trasero se expande al tamaño tu ego".

Él se puso de pie y captó la atención de Junyoung.

—¿Creo que deberíamos despedirnos de uno de nuestros miembros, estimado o no, y qué mejor que ir beber una cerveza a su lugar favorito?

Anan puso sus  ojos en blanco.

—Lo más seguro es que contraigas hepatitis allí.

—No, no lo haremos, —dijo Whitney. Ella contempló a Todd con miedo en sus brillantes ojos azules. —¿Verdad?

—No —, dijo Jungyoung con firmeza mientras recogía sus libros. —Anan es simplemente un cobarde.

Él arqueó una ceja.

—Difícilmente. Siendo de pura sangre por ambos lados, no tengo inclinación a perder el tiempo con la chusma.

Junyoung levantó su barbilla ante su golpe bajo. Todos sabían que su madre fuera una cajún que no tenía nada de la posición social de su padre. Si bien ella había ido a la universidad con una beca, el matrimonio de su madre con su padre había sido escandaloso.

Al final, ese desastre fue lo que había conducido a su madre a la muerte. Era algo que solo un verdadero perro arrojaría a la cara de Junyoung.

—Asno de pura raza, querrás decir, — dijo el entre dientes mientras se ponía de pie. Metió su libro de golpe en su mochila de Prada. — Minho tenía razón, no eres más que un quisquilloso gusano que necesita que le pateen el culo.

Los jóvenes y mujeres a su alrededor lo miraban boquiabierta por el lenguaje que había usado mientras Todd se reía.

Anan se volvió de un interesante color rojo.

—Tengo que decir que ciertamente adoro un poco de esa picardía Cajun —Dijo Todd poniéndose de su lado. —Venga, Junni, estaré más que feliz de acompañarte.

Él miró a los otros dos compañeros.

—¿Queréis uniros a nosotros"?

Whitney parecía un niño que estaba a punto de salirse con la suya para quedarse levantado después de su hora de acostarse.

—Mis padres morirían si supiesen dónde me he metido. Cuenta conmigo.

Taehee asintió, también.

Miraron a Anan, quien hizo un ruido asqueado.

—Cuando todos contraigáis disentería, recordad quién tenía la razón.

Junyoung se puso su mochila.

—Dr. Anan, el residente experto en la venganza de Montezuma. Lo haremos.

Por la mirada en su cara, podía decir que él se moría por devolvérselas con una réplica cruel, pero los buenos modales y el sentido común lo libraron de hablar. No era sabio insultar dos veces al hijo de un senador de los Estados Unidos cuando uno tenía ambiciones de ganar un período de capacitación con la caída de dicho senador.

Y eso fue lo que más probablemente motivase a Anan a unirse a ellos cuando se dirigieron al SUV de Todd.

—¡Oh Dios mío! exclamó Whitney en el mismo momento en que entraron en el afamado bar de motoristas The Empire.

Los propios ojos de Junyoung se ampliaron cuando miró a su alrededor en la oscuridad, aquel peculiar lugar parecía necesitar una buena y esmerada limpieza. La gente estaba vestida en todos los modos posibles de motorista con camisetas playeras y pantalones vaqueros. Las mesas y las sillas eran una mezcolanza de duro diseño que ni siquiera hacía juego. El área de atrás estaba liberalmente pintada con extrañas salpicaduras de rojo gris, y el blanco, y las mesas de billar se veían como su como hubiesen sobrevivido a muchas peleas de bar a lo largo del día.

Había incluso una capa de paja a través del suelo que le recordaba a un granero.

El área de la barra estaba ocupada por tipos groseros que bebían cerveza y se gritaban unos a los otros. Podía ver una escalera de madera antes de ellos que condujo al piso de arriba, pero no tenía idea de qué habría allá arriba. Los problemas acudieron a su mente. Una persona probablemente podría encontrar gran cantidad de problemas allá arriba.

Este lugar era definitivamente rústico.

Pero lo que le llamó la atención era la gran concentración de hombres guapos trabajando en el bar. Estaban en todos los sitios. Tras la barra, como camareros, limpiadores… El nunca había visto nada igual a eso. Era un buffet de testosterona.

Taehee se acercó para susurrarle al oído

—Creo que he muerto y he subido al cielo. ¿Has visto alguna vez tal cantidad de tíos buenos en tu vida?

Todo lo que Junyoung pudo hacer fue sacudir su cabeza. Realmente era increíble. Junyoung estaba atónito de que los medios de comunicación no lo hubiesen descubierto y enviado un equipo para investigar lo que había en el agua para que hubiese tantos hombres ardientes en un mismo lugar.

Incluso Whitney estaba boqueando y mirando fijamente.

—¿Qué clase de música es esa? —dijo Anan, torciendo sus labios en una burla cuando una nueva canción empezó a sonar en el estéreo que estaba incorporado a lo largo y ancho de la barra.

—¡Creo que le llaman Metal! gritó Todd sobre el fuerte solo de guitarra.

—Yo lo llamo doloroso —,dijo Whitney. —¿Minho realmente paraba aquí?

Junyoung asintió con la cabeza. Minho había amado este lugar. Él había pasado horas hablándole sobre esto y las extrañas personas que llamaban a este lugar hogar.

—Él me dijo que tenían el mejor andouille embutido del mundo.

Anan se mofó.

—Lo dudo mucho.

Todd indicó una mesa a su espalda con una inclinación de su cabeza.

—Supongo que deberíamos sentarnos y pedir algo en recuerdo del viejo Minho. ¿Tú solo vives una vez, sabes?

—Bebé en otra cosa que no sea vasos aquí y no durarás toda la noche —, dijo Anan. Él se veía menos que entusiasmado cuando siguieron a Todd a la mesa y tomaron asiento.

Junyoung se sacó la mochila, hurgó en ella para sacar su bolso, luego la dejó bajo la mesa. Colgó su bolso en su silla, luego tomó asiento.

El lugar era muy ruidoso y pero fácilmente podía ver a Minho allí dentro. Hay algo acerca de esto que le recordaba tanto a él. Además de la decoración más bien chillona, que él siempre había preferido. A menudo sospechó que él se vestía tan chillón simplemente para irritar a las personas.

Para él había sido uno de sus rasgos más cautivadores. Él fue la única persona que alguna vez había conocido que verdaderamente no le había importado lo que pensaban las otras personas de él. Minho era Minho te gustase o no y si no te gustaba, podías irte.

—¿Puedo serviros algo chicos?

Junyoung levantó la mirada para ver a un bello joven sumamente rubio de más o menos su edad. Llevaba puesto un par de pantalones vaqueros muy ceñidos y una camiseta playera con el logotipo The Empire, una motocicleta estacionada en una colina recortada por una luna llena. Debajo de eso estaba la frase de The Empire: Hogar de los Ze:a.

Anan dio a su camarero una ojeada caliente que él sabiamente ignoró.

—Sí, todos tomaremos unas Westvleteren.

El camarero frunció el ceño ante el pedido de su cerveza, ladeando la cabeza para oír mejor

—¿Qué es eso?

Anan tenía esa familiar mirada presumida en su cara y usaba su voz de te-lo-pondré-más-fácil.

—Es una cerveza belga, dulzura. Por favor dime que al menos has oído hablar de ella.

El joven camarero lo miró irritado.

—Chico, nací en Bruselas y la última vez que lo comprobé, ésta era mi tierra nueva tierra natal, América, no mi lugar de nacimiento. ¿Así que puedes pedir una cerveza americana o te traeré agua y podrás sentarse allí y actuar todo superior que quieras hasta que vomites, de acuerdo?

Anan lo miraba como si estuviese a punto de estrangularlo.

—¿Su gerente sabe que usted habla a los clientes de esta manera?

El camarero le dedicó una sarcástica sonrisa, y dijo indulgente.

—Si quieres hablar con mi madre, quien posee este bar, mí sobre protector hermano, quién lo maneja, o mi padre, quien se deleita en tratar a puntapiés a todos los estúpidos, por su trato hacia mí, 
simplemente házmelo saber y estaré más que feliz de ir por uno de ellos para ti. Sé que les encantaría perder el tiempo tratando contigo. Ellos son realmente entendidos en esa materia.

Junyoung reprimió una risa. No conocía al joven, pero éste comenzaba a gustarle bastante.

—Yo tomaré una Bud Light, por favor.

El mesero le guiñó conspiratoriamente el ojo antes de que lo anotase en su libretita.

—Para mi, también —dijo Todd.

Whitney y Taehee se unieron con sus pedidos.

Luego todos ellos miraron a Anan y esperaron su siguiente estúpido comentario.

—Traiga el mío sin abrir, con una servilleta y un abridor.

El camarero inclinó la cabeza con un brillo malvado en sus ojos.

—¿Qué? ¿Acaso tienes miedo de que escupa en ello, chico importante?

Todd se rió. Antes de que Anan pudiese responder, el rubio los dejó.

La sonrisa de Junyoung se desvaneció cuando repentinamente sintió algo…el vello de la nuca se le erizó. Era como si alguien lo observara.

Fijamente.

Amenazadoramente.

Volteando la cabeza, escudriñó a la gente, buscando la fuente de su incomodidad. Pero allí no había nada. Nadie que les prestase la más mínima atención en absoluto.

Había varios grupos de motoristas corpulentos jugando a la piscina. Toneladas de turistas y motoristas arremolinándose alrededor. Había incluso un grupo de siete hombres jugando al poker en una esquina. Camareros y camareras yendo y viniendo de la barra a las mesas entregando comida y bebidas mientras los dos barmans se ocupaban de sus asuntos.

Nadie estaba ni remotamente mirando en la dirección de Junyoung. Debió haberlo imaginado.

Al menos eso es lo que él pensó hasta que divisó a un hombre en la esquina que parecía clavar directamente los ojos en él. Vestido con una camisa suelta cubierta por un blanco delantal sucio, y pantalones vaqueros negros descoloridos, que habían visto días mucho mejores, él era un ayudante de camarero que había hecho una pausa al limpiar una mesa. Las mangas de su camisa estaban enrolladas a la mitad de sus antebrazos. Su brazo izquierdo portaba un brillante y colorido tatuaje, que no podía distinguir a esta distancia.

No tenía ni idea de lo que parecía él, desde que su oscuro pelo trigueño le tapaba la mayor parte de la cara y le caía por delante de los ojos. La parte de atrás solo pendía simplemente sobre sus ojos. De hecho, debido a su peinado, no podía decir a donde miraba, pero cada instinto en su cuerpo le decía que lo miraba a él.

Había algo acerca de él que parecía oscuro y peligroso. Predatorio. Casi siniestro. Se frotó su cuello nerviosamente, deseando que él volviese su atención al trabajo.

—¿Pasa algo? —Preguntó Anan.

—No —,dijo rápidamente, ofreciéndole una sonrisa. Si lo mencionaba, él sin duda haría una escena y despedirían al pobre hombre de un trabajo que él probablemente necesitaba. —Estoy bien.

Pero el sentimiento no disminuía y había algo tan animal y fiero acerca de ello que definitivamente lo ponía nervioso.


Taeheon inclinó su cabeza cuando observó al desconocido joven que se veía tan fuera de sitio que él se preguntaba cómo habría acabado él en ese bar. La sofisticación y el dinero manaban de cada uno de sus poros. Definitivamente no era su clientela habitual.

También podía decir que él no estaba muy cómodo bajo su cercano escrutinio. Pero bueno, nadie lo estaba, eso era por qué él rara vez hacía contacto visual con alguien. Él había aprendido hace mucho tiempo enterado que ninguna persona o bestia podía aguantar su intensa mirada por mucho tiempo.

Y todavía él no podía apartar la mirada. Su pelo castaño con reflejos rojizos – eso y su tono de la piel dejaban traslucir una herencia cajún.

Lo mejor de todo, tenía un cuerpo exuberante, curvilíneo que le hacía señas a un hombre para acercarlo y saborearlo.

Ciertamente no era el joven más bello que él alguna vez había visto, pero había algo en él que mantenía su atención. Algo en él parecía perdido y herido.

Triste.

En selva de Asia donde él había nacido, una criatura como ese joven habría sido matado y comido por alguien más fuerte. Más feroz. La vulnerabilidad de cualquier clase era una invitación para la muerte. Y todavía él no sentía esa familiar concentración de adrenalina que le hacía atacar al débil

Él sintió un deseo inexplicable de protegerlo.

Más que eso, quería ir a él y ofrecerle confort, pero entonces, ¿Qué sabía él de confortar a un humano? Era un fiero depredador en forma humana. Todo lo que él sabía era cómo asechar y matar. Cómo pelear.

Él no sabía nada de comodidad. Nada de parejas. Él estaba solo en el mundo a propósito, y a él le gustaba de ese modo.

Marvin, el mono mascota de The Empire, se acercó corriendo a Taeheon con una gamuza nueva para limpiar las mesas. Él la tomó de la mano de Marvin mientras él se obligaba a volver a limpiar la mesa. Todavía, él sentía la presencia del joven, y antes de mucho tiempo se encontró clavando los ojos en él otra vez mientras él hablaba con sus amigos.



2 comentarios:

  1. Y pos...
    Que were es Tae...
    Ya me hice bolas~

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  2. Ooooooooohhhhh
    Jun y Tae tienen vidas muy diferentes....pero como todo,siempre hay algo que llegaa unir a dos personas.
    Oh Minho....todo mundo lo extraña,hasta yo.
    Su encuentro.....*0*
    Uno cautivado por el otro...cada uno con su barrera personal.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...