Siwon
estaba soñando con Heechul. Él reía en su oído mientras se recostaba debajo de su
cuerpo.
Parecía
tan real, que casi podía jurar que sentía su mano en la espalda… No, ahora
estaba enterrada en su cabello.
Y
entonces Heechul la apartó y la pasó por su cadera, bajándola por su muslo
hasta que lo acunó en su palma.
Gruñendo
de placer, Siwon abrió los ojos para comprender que no era un sueño.
Heechul
estaba recostado a su lado.
—Hola,
bebé —le susurró.
—¿Qué
estás haciendo aquí? —le preguntó, incapaz de creer que fuera real. Heechul
levantó la mano para mostrarle su anillo.
—¿Cómo
podría estar en otro sitio, dada la brusquedad de tu nota?
—Mi
nota no era brusca.
Heechul
resopló.
—Casi
pensé que me estabas diciendo que me largara.
—¿Por
qué pensarías eso? Te dejé mi anillo.
—¿Regalo
consuelo?
Él
puso los ojos en blanco ante su mal concebido razonamiento.
Una
lenta sonrisa apareció en el rostro de Heechul.
—¿Valgo
mi peso en oro?
Siwon
corrió la mano de él hacia sus labios, para poder besarlo.
—Vales
mucho más que eso para mí.
Los
ojos de Heechul se empañaron mientras lo miraba.
—Te
amo, Siwon.
Él
jamás había escuchado algo más precioso.
—También
te amo, Heechul —dijo, con la voz poco clara.
La
sonrisa de Heechul se ensanchó mientras lo atraía a sus brazos y lo besaba
hasta dejarlo sin sentido.
Literalmente
se arrancó la camisa antes de menearse debajo de él. Siwon rió ante su
impaciencia, antes de besarlo suavemente en los labios.
No
estaba de humor para eso. Hicieron el amor furiosamente, como si no fueran a
tener otra oportunidad.
Más
tarde, se quedaron recostados uno en brazos del otro. Siwon jugaba con su
cabello mientras contemplaba su futuro.
—¿Y
qué hacemos ahora, Heechul?
—¿Qué
quieres decir?
—¿Cómo
hacemos que esta relación funcione? Kangin aún me odia, y todavía soy un Dark
Hunter.
—Bueno —dijo él entrecortadamente—. Roma no se
construyó en un día. Daremos un paso por vez.
Poco
imaginaba que esos pasos serían horrorosos.
El
primero llegó la noche del funeral de su hermana. Siwon había llevado a Heechul
a casa de sus padres, sólo para pararse en seco al darse cuenta de que Kangin, Leeteuk,
y Hyukjae y su esposo Donghae, estaban allí.
La
hostilidad era tangible.
Heechul
había tenido la intención de quedarse con Siwon todo el tiempo, pero su tía
Zelda lo había apartado.
—Regresaré
enseguida.
Siwon
asintió mientras iba a buscar algo para tomar. Hyukjae y Kangin lo arrinconaron
en la cocina.
Suspiró
cansadamente mientras esperaba que empezaran. Dejó su vaso. Kangin lo tomó del
brazo.
Siwon
estaba a punto de dejarlo allí cuando se dio cuenta de que Kangin no estaba
lastimándolo. Él retiró la manga de Siwon para que las cicatrices de su ejecución
quedaran visibles.
—Leeteuk
me contó cómo moriste —dijo Kangin con calma—. No le creí — Siwon apartó su
brazo de un tirón.
Sin
una palabra, comenzó a alejarse de los dos griegos. Pero la voz de Kangin lo
detuvo.
—Mira,
Siwon, tengo que decirte que literalmente me mata cada vez que te veo. ¿Puedes
imaginar cómo sería si yo tuviese el rostro del hombre que te clavó a la
madera?
Siwon
rió amargamente ante la ironía.
—En
realidad, sé exactamente cómo te sientes, General. Cada vez que uso un espejo, también
veo el rostro de mi ejecutor.
Podía
no haber sido gemelo de sus hermanos, pero se parecían lo suficiente como para
que le resultara difícil mirarse en un espejo sin verlos a ellos reflejados.
Por eso es que estaba tan condenadamente agradecido que los Dark Hunters no
tuvieran reflejo a menos que quisieran.
Kangin
asintió.
—Sí,
supongo que sí. Creo que no puedo sobornarte o intimidarte para que te alejes
de Heechul, ¿verdad?
—No.
—Entonces
tendremos que ser adultos, porque amo demasiado a mi esposo como para lastimarlo.
Ya ha perdido a una hermana, y lo mataría perder a otro. Necesita a Heechul —Kangin
hizo una mueca como si le doliera, y estiró su mano hacia Siwon—. ¿Tregua?
Siwon
estrechó su mano.
—Tregua.
Kangin
lo soltó, y entonces Hyukjae ofreció su mano.
—Que
conste —dijo Kangin antes de irse—, que esto sólo nos convierte en amigables
enemigos.
Heechul
entró a la cocina mientras ellos salían.
—¿Estás
bien?
Él
asintió.
—Kangin
decidió madurar.
Él
parecía impresionado.
—Supongo
que la inmortalidad le sienta bien.
—Aparentemente.
Los
dos se quedaron en el funeral hasta después de la medianoche, cuando decidieron
ir a casa en el apaleado Mini Cooper de Heechul.
Cuando
entraron al vestíbulo encontraron a Shin esperándolos.
—¿Qué
haces aquí? —preguntó Siwon.
Shin
se adelantó y le entregó una pequeña caja a Heechul.
—Sabes
qué hacer. Sólo recuerda: no lo dejes caer.
Heechul
estaba espantado mientras sostenía la caja que contenía el alma de Siwon en sus
manos.
—Habíamos
decidido que no haríamos esto. No quiero quitarle su inmortalidad a Siwon.
Shin
respiró lenta y cansadamente.
—Hasta
que le regreses su alma, Artemisa es su dueña. ¿Es eso lo que quieres?
—No.
—Bueno,
ahí tienes —Shin se dirigió a la puerta, y luego se detuvo para mirarlos—. A
propósito, Hee, ahora también eres inmortal.
—¿Qué?
Él
se encogió de hombros.
—No
sería justo para Leeteuk perderte cuando envejezcas.
—Pero,
¿cómo? ¿Cómo puedo ser inmortal?
Shin
le sonrió irónicamente.
—Es
la voluntad de los dioses. No la cuestiones.
Salió
por la puerta y los dejó a solas.
—Wow
—susurró Heechul mientras abría la caja, para encontrarse con un medallón azul
oscuro dentro.
Vibraba
con colores remolinantes que hacían parecer que tenía vida. Cerró la caja.
—Bueno,
¿qué piensas?
—Pienso
que será mejor que no la dejes caer.
Heechul
estuvo de acuerdo.
Más
tarde esa noche, cuando llegó el momento de estacarlo para poder regresarle su
alma, comprendió algo horrible.
No
podía hacerlo.
—Vamos, Heechul —dijo Siwon mientras se sentaba en la cama, con el torso desnudo—. Me apuñalaste la noche que nos conocimos, sin siquiera parpadear.
—Sí,
pero entonces eras una bolsa de basura.
—Creo
que estoy ofendido.
Las
semanas pasaron, mientras Heechul intentaba apuñalar a Siwon, sólo para
encontrarse fracasando.
Incluso
intentó simular que era un Daimon.
No
funcionó. Sin mencionar el pequeño hecho que aún tenían que descubrir qué
drenaría sus poderes de Dark Hunter y hacerlo humano el tiempo suficiente como para
que muriera.
Entonces
entraron en una extraña especie de paz. Heechul se mudó de su apartamento sobre
la tienda, y lo dejó para que Gunhee lo cuidara mientras vivía con Siwon.
Se
quedaban juntos de día, y cazaban juntos por la noche.
Aún
no podía estacarlo pero, al menos, una tarde, se había enterado de cuál era su
debilidad: lastimarlo. Había sido un accidente. Siwon se había estirado para
tomar su espada y le había dado un codazo accidentalmente. Durante dos horas,
sus ojos habían sido azules.
Aún
así, aún no era capaz de apuñalarlo. Era imposible.
Hasta
ese verano. Mientras Heechul y Siwon estaban en medio del entrenamiento en el
gimnasio del primer piso, lo inimaginable sucedió.
En
un instante, estaba jugando con Siwon; al siguiente, Kangin había entrado
violentamente por la puerta, haciendo que Siwon le golpeara por accidente. Sus
ojos se habían vuelto instantáneamente azules. Antes de comprender lo que Kangin
estaba haciendo, él tomó a Siwon, lo arrojó al suelo, y pasó una estaca a
través de su corazón y la dejó allí.
—¿Qué
estás haciendo? —chilló Heechul, corriendo hacia él. Leeteuk lo atrapó.
—Está
bien, Hee —le dijo, poniéndole la caja que contenía el alma de Siwon en sus
manos por la fuerza—. Como sigues diciéndome que no puedes hacer esto, Kangin
se ofreció como voluntario.
—Sí,
y con un poco de suerte, podrías dejarlo caer —dijo Kangin maliciosamente.
Heechul
lo miró con el ceño fruncido.
Tomando
la caja de manos de su hermano, se arrodilló junto a Won.
Siwon
estaba en el suelo, jadeando. Su rostro estaba cubierto de sudor mientras
sangraba por su herida.
—No
te preocupes, bebé. No lo dejaré caer.
Él
le ofreció una sonrisa temblorosa.
—Confío
en ti.
El
corazón de Heechul se detuvo mientras él moría. Tomando el medallón, gritó
mientras quemaba su palma. Heechul se mordió el labio y colocó el medallón
sobre la marca de arco y flecha en la cadera de Siwon.
—Shh
—dijo Leeteuk tranquilizadoramente—. Dejará de quemar en un segundo. Sólo
piensa en Siwon.
Lo
hizo, aunque cada parte cuerda de él quería soltar el ardiente trozo de lava
que quemaba su mano.
Finalmente,
comenzó a enfriarse. Siwon no se movía. Heechul comenzó a entrar en pánico.
—Está
bien —dijo Leeteuk—. Sólo toma un minuto.
Y
luego de algunos más, Siwon abrió sus ojos, que eran ahora de un permanente y
vibrante tono de azul. Sus colmillos habían desaparecido por completo.
Heechul
sonrió al verlo, excesivamente agradecido porque él estaba vivo.
—No
te ves bien.
Siwon
acunó su rostro.
—Yo
creo que te ves hermoso.
—Yo
creo que debería estacarlo otra vez sólo por añadidura —dijo Kangin.
—Yo
creo que debemos irnos —dijo Leeteuk mientras se levantaba del suelo, tomó a su
esposo e hizo una salida rápida.
—Oh,
vamos —se quejó Kangin desde el pasillo—. Por favor, ¿no puedo estacarlo una
vez más?
—Hola,
humano —dijo Heechul antes de besarlo.
Entonces
se apartó con un grito, mientras se percataba de algo.
El
era inmortal. Ahora que Siwon ya no era Dark Hunter, no lo era.
—Oh,
dios mío —susurró—. ¿Qué hemos hecho?
Pero
la respuesta era simple. Lo habían condenado a vivir la eternidad sin él.
—Tu
hermano se casa hoy, Yesung.
Yesung
giró en la cama para encontrar a su esposo, Ryeowook, mirándolo fijamente con
esa turbada y penetrante expresión, que parecía reservar exclusivamente para
cada ocasión en que él lo irritaba.
—Y
debería importarme porque…
—Es
toda la familia que te queda, y me gustaría que mi bebé conociera a ambos lados
de su familia.
Yesung
regresó a su lado de la cama mientras pretendía ignorarlo. Pero eso era
imposible. En primer lugar, lo amaba demasiado como para darle poca importancia
y, en segundo lugar, Ryeowook no sería ignorado.
Sintió
su mano en el cabello, mientras jugaba con él.
—¿Yesung?
No
le respondió. Luego que Shin había regresado a la tierra con Heechul, él había
pasado mucho tiempo en el Peradomatio, o Salón del Pasado.
Ryeowook
estaba domesticándolo, después de todo. Estar casado con él le había enseñado
mucho acerca de la justicia.
No,
eso no era exactamente cierto. Estar con él estaba haciendo al pasado
soportable de algún modo, y ahora que estaba embarazado…
No
quería que su hijo naciera en un mundo en el que el perdón fuera un concepto
ajeno.
—No
es fácil dejar ir al pasado, Ryeowook —dijo finalmente. El le besó el hombro,
provocándole temblores.
—Lo
sé, Príncipe Azul.
Lo
hizo girar hasta quedar de espaldas y se inclinó sobre él.
Yesung
colocó su mano sobre su hinchado vientre, donde sintió a su bebé moviéndose
alborotadamente contra su palma. Su hijo nacería en sólo dos semanas.
—Entonces,
¿necesito vestirme para una boda? —preguntó Ryeowook con calma.
—Te
prefiero desnudo, en mi cama.
—¿Esa
es tu respuesta final?
—¿Qué
sucede, Heechul?
Heechul
giró para ver a Siwon detrás de él. Se veía completamente elegante en su atavío
negro pero, en realidad, siempre se veía de ese modo. A diferencia de él, Siwon
jamás había tenido un solo cabello fuera de lugar.
Su
cuerpo se entibió instantáneamente ante su cercanía de él.
—No
pasa nada —le mintió, sin querer que él supiera cuánto lamentaba todo el
conflicto que le había causado.
Y
cómo realmente, un día, sería su muerte. Su corazón sufrió.
—¿Ya
estás listo para cambiarme por otro? —preguntó juguetonamente, aunque su
garganta estaba realmente anudada.
—Jamás,
pero hay una gran cantidad de gente en el patio preguntándose dónde está el
joven novio.
El
frunció la nariz.
—Está
bien, allí voy —dijo, tomándolo del brazo.
Él
lo condujo hacia afuera, hacia la multitud de locura que era su familia.
En
la iglesia, había optado por no dividir a los invitados en los bancos, por
temor a que fuera dolorosamente evidente que no había nadie del lado del novio.
Incluso
cuatro de los siete padrinos habían tenido que ser prestados de su lado.
Sólo
Shin, Gilbert, y Kennie habían estado allí para Siwon.
Aún
Heechul estaba enojado por que ningún otro Dark Hunter hubiese asistido o
enviado buenos deseos.
Kangin,
Hyukjae y Kyuhyun se habían ofrecido amablemente a completar el número de
padrinos del novio, para que sus hermanas no quedaran sin escoltas. Por eso,
los querría siempre.
Su
tía lo agarró y apartó de Siwon.
Heechul
prometió su regreso antes de que los jovenes y mujeres lo rodearan.
Siwon
sonrió ante la imagen, y luego fue a buscar una copa de champagne para cada
uno. Las risas resonaban en el patio, en medio de las cuerdas de la orquesta
que habían contratado. Heechul había querido que tocara una banda gótica, pero
su madre se había puesto firme, y había insistido para que Heechul no hiciese
sangrar los oídos de los invitados.
Él
se dio vuelta para mirar a la multitud, que reía y hablaba entre sí. Shin, Kennie,
e incluso Gilbert estaban parados a un costado junto a los demás padrinos. Él
añoraba ir y unírseles, pero sabía por experiencia que aunque Kangin y Hyukjae
toleraban su presencia, no les agradaba.
Qué
extraño que se sintiera ajeno incluso en su propia boda.
Tomando
un sorbo de champagne, escudriñó la multitud hasta que encontró a su esposo junto a sus hermanos.
Sonrió
ante la imagen de Heechul, que estaba absolutamente adorable con su cabello
castaño. Alguien había colocado una corona de flores en su cabello, y lo había
rociado con brillo. Parecía una etérea hada que había venido a seducirlo.
El
director de la boda se acercó a él para informarle que la cena estaba lista
para ser servida.
Inclinando
su cabeza, Siwon fue a decirle a Heechul que necesitaban que todos se sentaran.
Reclamó
a su novio y lo condujo a la mesa nupcial.
Heechul
rió en voz baja mientras se sentaba en la silla y lo acomodaban sin ningún
incidente. Finalmente estaba aprendiendo cómo hacer esto correctamente. La
primera vez que Siwon había apartado la silla para ella, había sido un completo fiasco.
Él
tomó el asiento a su derecha mientras que Gilbert se sentaba a su izquierda.
Los mozos comenzaron a traer platos, y llenar las copas de vino.
Siwon
tomó su mano y le besó los nudillos. La sensación de esos labios en su mano
envió fuego a través de Heechul. Jamás había sabido que un ser humano podía
estar tan feliz y aterrado al mismo tiempo.
Una
vez que todos habían sido servidos, Gilbert se puso de pie para hacer un
brindis.
La
banda cesó de tocar.
Gilbert
abrió la boca, pero antes que pudiera hablar una voz profunda y acentuada lo
interrumpió.
—Sé
que es típico que el padrino brinde por la pareja, pero creo que Gilbert podría
perdonarme por usurpar su lugar por un minuto.
Heechul
tuvo que forzarse a cerrar la boca mientras Yesung se aproximaba a su mesa de
entre medio de la multitud.
Siwon
apretó su mano con más fuerza.
Yesung
se detuvo directamente frente a ellos, y miró significativamente a su hermano.
—Las
bodas siempre han sido una cosa fascinante para mí —dijo, con la voz
resonante—. Un momento en que dos personas se miran a los ojos y prometen que
jamás permitirán que nada ni nadie los separe. Provenientes de dos familias, se
unen para formar
una rama separada
que los vincula
con sus raíces.
Es un momento en que dos familias
se unen, debido a los corazones de dos personas. Un momento en que la enemistad
y los malos sentimientos deberían ser olvidados, junto con el pasado —la mirada
de Yesung pasó por la mesa, deteniéndose en cada uno de los actuales y antiguos
Dark Hunters—. Las bodas significan un nuevo comienzo. Después de todo, ningún
humano jamás ha sido capaz de elegir a su familia… Dios sabe que yo nunca
hubiese elegido a la mía —le ofreció una peculiar sonrisa a Siwon—. Pero como
dice la obra romana que una vez escribió Terence, “De muchos malos comienzos se
han formado grandes amistades” —Yesung levantó su copa hacia ellos—. Por mi
hermano, Siwon, y su esposo Heechul. Que ambos lleguen a disfrutar de la
felicidad que he conocido con mi propio esposo. Y que se entreguen uno al otro
el amor que ambos merecen.
Heechul
no estaba seguro de cuál de ellos estaba más aturdido por las palabras de Yesung.
Su familia, inconsciente de lo inesperado que era este momento, ovacionó el
brindis de Yesung.
Conmocionados
más allá del entendimiento, ninguno de ellos dio un sorbo. Yesung caminó hacia
ellos y les brindó una sonrisa irónica, y casi burlona.
—Se
supone que beban ahora.
Lo
hicieron, pero Siwon se ahogó
con su trago. Olisqueó la copa sospechosamente.
—¿Me
envenenaste? —le preguntó a Yesung en un tono bajo. Yesung se frotó la ceja con
el dedo del medio.
—No,
Siwon. Ni siquiera yo soy tan cruel.
—Es
néctar —dijo la voz de un joven.
Heechul
giró para ver a un hermoso joven embarazado detrás de él. El joven colocó una
suave mano en su hombro y lo besó en la mejilla.
—Soy
el esposo de Yesung, Ryeowook —dijo en un tono bajo que sólo ellos dos pudieron
escuchar. Giró hacia Siwon y también le dio un beso—. No podíamos decidir qué
darles como regalo de bodas, así que Yesung pensó que el mejor regalo sería la
eternidad juntos.
—Sí
—dijo Yesung malhumoradamente—. Esa es la versión educada de lo que dije.
Ryeowook
le dirigió una mirada alegremente perversa antes de volver a observarlos.
—Felicitaciones
a ambos —le alcanzó a Siwon un pequeño recipiente de algo que le recordaba a Heechul
a Jell-O—. Es ambrosía —le dijo a Siwon—. Cómela y serás capaz de devolverle
los relámpagos a Yesung cada vez que juegue contigo.
—¡Hey!
—dijo Yesung bruscamente—. Nunca acordé eso.
Ryeowook
lo miró con inocencia.
—De
este modo, asumo que jugarás más bondadosamente con tu hermano en el futuro.
Heechul
rió.
—Saben,
creo que me agrada mi nuevo cuñado.
Ryeowook
los dejó para unirse a Yesung, quien se veía muy poco complacido.
—No
te preocupes, cariño, me aseguraré que tengas muchas otras cosas en que ocupar
tu tiempo antes que acosar a Siwon.
La
mirada de Yesung se suavizó en el instante en que él lo tocó.
Siwon
se puso de pie y dio la vuelta a la mesa hasta pararse ante Ryeowook y Yesung.
—Gracias
—dijo.
Estiró
la mano hacia Yesung, quien la observó desconfiadamente. Heechul esperaba a
medias que se alejara.
No
lo hizo.
Tomando
la mano de Siwon, lo palmeó en la espalda y luego lo soltó.
—Tu esposo
te ama más
de lo que
crees. Es un terrible gato
salvaje. Probablemente debería haberte regalado algo blindado.
Siwon
se rió.
—Espero
que se queden a la recepción.
—Nos
encantaría —dijo Ryeowook antes de que Yesung pudiera responder.
Los
dos se sentaron a la mesa con Judith y Jinhyuk mientras que Siwon regresaba
junto a él.
—Bon
appetit —dijo Heechul mientras le alcanzaba la ambrosía. Él la comió y luego lo
besó—. Mmm —susurró Heechul, inhalando el aroma de su esposo—. Pedicabo ego vos
et irrumabo.
“Tengo
la intención de manejarte de arriba abajo”. Siwon sonrió.
—Y
yo tengo la intención de permitírtelo —su rostro se puso serio mientras la
miraba fijamente, y su amor por él lo consumía—. Amo, Heechul
—Miren
al pobre bastardo —dijo Kangin, sentado dentro del Café con Leeteuk, Donghae, Hyukjae,
Jinhyuk, y Judith, cenando—. Debería haber sido bueno y matarlo cuando tuve la
oportunidad.
A
través de la puerta a su derecha, podían ver a Heechul y Siwon caminando hacia
la Catedral.
Los
jovenes y mujeres fruncieron el ceño mientras los observaban.
—¿Qué?
—preguntó Leeteuk.
—Está
tan arruinado —dijo Jinhyuk antes de tomar un trago de su cerveza—. Me pregunto
qué hizo mal esta vez.
—¿De
qué están hablando? —preguntó Judith.
—Conozco
ese modo de caminar a lo Park —dijo Kangin, sacudiendo la cabeza—. Es el andar
de “no obtendrás nada esta noche, compañero, así que ni siquiera preguntes”.
—Oh,
sí, demonios —concordó Jinhyuk—. Alégrate de haberte casado con el único Park
que no te torturará en un arranque de furia, Kangin. Realmente tuviste suerte.
—¿Discúlpame?
—Judith miró enojada a su esposo. Kangin rió.
—Si
fuera tú, no me reiría —dijo Leeteuk, con la voz tensa mientras veía a Heechul
decirle a Siwon con el gesto “no te estoy escuchando”.
Entonces
continuó caminando delante de él, mientras Siwon lo seguía y hacía gestos para
apaciguarlo.
—Realmente
odio ese andar —murmuró Jinhyuk.
—Creo
que ambos verán ese andar de cerca esta noche —dijo Hyukjae antes de extraer su
teléfono Nextel. Buscó entre los nombres antes de presionar el botón para
hablar—. Hey, ¿Kennie? ¿Dónde estás?
—En
el Café de 102. ¿Por qué?
—¿Puedes
ver a Siwon y Heechul? Parece que se dirigen hacia ti.
Kennie
hizo un sonido de asco.
—Sí,
necesitan conseguir una habitación.
—¿Perdón?
—preguntó Hyukjae.
—Están
besándose como dos adolescentes calientes.
Leeteuk
y Judith miraron indignados y furiosos a sus maridos.
—De
ningún modo.
Kangin
se levantó y salió corriendo por la puerta, con Jinhyuk sólo un paso detrás de él.
Caminó
toda la calle para ver a Heechul y Siwon detenidos frente a la tienda de Judith.
Efectivamente,
estaban besuqueándose.
—¿Discúlpenme?
—dijo Jinhyuk—. Saben, hay leyes de decencia pública aquí.
Heechul
se burló de Jinhyuk.
—¿Recuerdas
lo que te sucedió la última vez que intentaste decirle a un Park cuáles eran
las leyes de la ciudad?
Jinhyuk
se puso pálido.
Heechul
rió y luego regresó a lo que había estado haciendo antes que Jinhyuk lo
interrumpiera tan rudamente.
FIN
Jodido y Perfecto Final!!!!
ResponderEliminarHfdghhjfddhjjfd
El SiChul es amor!
Puede con todo!!! Es lo máximo!!!!
Gracias por esta adaptación!!!!
La ame! Me encanto!
Siwonshis tuvo al fin todo lo bueno que merecía!!!
Me mato el discurso de Yeye!!!
Y Wukkie~ asdfghkkkhffdssdh
Hermoso!
No se, que historia!!!
Hermosa, Intensa, Pasional, de todo!!! De todo!!!
Ya dije Gracias!??
GRACIAS!!!! Lo Ame!!! <3
Ameeeee esta saga era la que estaba esperando JDJDJDJD Yeye y Wookie todos la chula tan hermoso *^* estuvo genial espero más <3
ResponderEliminarÚltimo capítulo......perfecto capítulo....*0*
ResponderEliminarHee fue por él....❤.❤
Que bonito que Siwon haya encontrado la felicidad.
Kangin y Hyuk haciendo las pases con Siwon...o al menos la tregua,no por ellos,sino por Hee,Teuk y la familia.
Todo muy bonito con el SiChul.....pero yo ame con la vida el discurso de Yesung en el brindis para los novios....y el regalo que le dieron....T^T
Mi Yesung no es malo....❤
El clan Park....Kangin y Jin de chismosos....jajajajaja
El mejor de todos los caps.....*0*