Sin una palabra, Hyungsik se vistió con una camiseta
negra de manga larga y vaqueros antes de levantarse y casi caerse de nuevo. Se
enganchó al poste de cama, aborreciendo el hecho de que todavía estuviera débil.
Necesitaba su fuerza en plena forma cuanto antes.
Minwoo puso sus manos sobre él para estabilizare su
equilibrio. Aquel toque inocente le quemó el centro de su ser. Cubrió la mano
derecha de Minwoo con su izquierda y le dio un apretón suave.
Minwoo se detuvo ante la inusitada acción de Hyungsik.
Normalmente él le apartaría, le diría que estaba bien y le reñiría por tratarle
como si estuviera indefenso. Aquello sólo le dijo lo agitado que se encontraba
él por lo que fuera que le estaba ocultando.
Era un lobo fuerte y orgulloso.
Retrocedió para darle espacio mientras éste se encaminaba
hacia la puerta y salía fuera. El hecho de que no usara sus poderes también fue
muy revelador.
Minwoo le siguió por el pasillo hasta la escalera y hacia
la cocina que estaba animada con la actividad. Una de las pocas veces al año en
que el Empire estaba cerrado al público, Acción de Gracias siempre había sido
una celebración para ellos, una época en que celebraban un banquete enorme.
Todos los Were–Hunters que vivieron en la Casa Ha se reunían para festejar y
pasar el rato y, este año, también tenían a varios de los antiguos
Dark–Hunters, y a Shindong y Simi, entre la concurrencia.
Todo el mundo reía y se divertía. Sus ovaciones resonaban
en la cocina donde Hyunseong y Aron servían más patatas y carne y añadían un
montón de salsa barbacoa a las mismas, ya que Simi todavía debía tener hambre.
Riéndose al pensar en la gótica demonio Caronte que podía comerse el peso de un
elefante en comida, les devolvió el alegre saludo a sus hermanos mientras
ayudaba a Hyungsik en la puerta.
Hizo un alto allí mientras Hyungsik siguió hacia la barra
y la mesa donde Kevin y Kwanghee estaban sentados juntos y agarrados de la
mano. Se mantuvo ahí de pie y se movió fluidamente, pero pudo sentir su daño e
inquietud. Su cólera sepultada ante el hecho de que Kevin no había estado allí
para él.
—Buena suerte —susurró Minwoo en voz baja. Esperaba que
todo se resolviera entre ellos.
Su mirada se dirigió a Dongjoon quién se quedó
petrificado y parecía afligido en el momento en que vio a Hyungsik erguido y en
movimiento. Lo sentía por todos ellos, por la familia que ahora había
recuperado una parte de ellos la cual estaba de vuelta.
Con un nudo en la garganta, Minwoo exploró el cuarto en
busca de su propia familia...
Seungcheol estaba sentado con su pareja y sus pequeños,
alimentándolos con palitos de miel tratando de evitar que Juntae se los robara
en broma. A Jeup riéndose de algo que Colt había dicho mientras Carson les
arrebataba una cerveza a los gemelos. Mamá y Papá se sentaban al lado,
agarrados de las manos mientras se susurraban el uno al otro como dos
adolescentes humanos deseando estar a solas y sabiendo que no podrían. Taeyang
sentado conversando y riendo, mientras esta se abría paso ante un plato de pavo
relleno y jamón.
No podía imaginar no tenerlos en su vida. Por todo, la
familia era la familia, y con todo, Hyungsik y sus hermanos, en este momento,
recelaban los unos de los otros.
Esto le rompía el corazón.
Hyungsik quería darse media vuelta y marcharse al darse
cuenta de que todos los ojos en el Empire estaban puestos en él. La mayor parte
de ellos no tenían ni idea de que él se hubiera despertado y se sentía como un
monstruo en un laboratorio donde todo el mundo trataba de entender lo que
estaba equivocado en su ADN.
Pero él no era un cobarde.
Haciendo caso omiso del frío nudo en su estómago y
envolviéndose los brazos alrededor, Hyungsik mantuvo su mirada fija en su objetivo,
su hermano y su compañero. Aun cuando Kwanghee estaba sentado, podía decir que
era alto y rellenito, justo como le gustaban a Kevin. Con el pelo castaño
rojizo y los ojos tan brillantes que bailaban llenos de vida, era exquisita. Y
el amor en su mirada cuando miraba a Kevin era algo excepcional. Algo que siempre
debería ser apreciado y no hacer nunca mal uso de él.
A su hermano le había ido bien por sí mismo y eso sólo
provocó que el nudo en su interior se apretara mucho más.
Hyungsik hizo todo lo posible por ignorar a todos los
demás Were–Hunter, a Shindong y a Simi mientras caminaba hacia ellos. Eran la
única cosa que le importaba y cuando se acercó su cólera creció.
Hyungsik odiaba lo que estaba sintiendo, pero no podía
detenerlo. El resentimiento y la amargura aumentaban en su interior. Cómo se
atrevía Kevin a marcharse y encontrar la felicidad mientras él había sido
torturado y maltratado. Las imágenes de los demonios golpeándole, de las
heridas que le habían cortado profundamente hasta el hueso pasaban por su
mente. Una vez más, recordó el hambre implacable y la sed que nunca había sido
saciada. Los meses de penosa agonía.
Todo ese tiempo Kevin había estado con Kwanghee…
Apisonando su rabia, Hyungsik le ofreció la mano a Kwanghee
en el instante en que llegó hasta él.
Kwanghee vaciló un momento antes de tomar la mano en la
suya y él sintió el modo en que Kwanghee tembló de incertidumbre. El olor de su
nerviosismo era espeso en sus fosas nasales y el lobo protector en él deseó
apaciguarle. No era culpa suya que él hubiera estado encerrado en el Reino de
las Tinieblas. Era el compañero de su hermano y él lo honraría como si no
importara lo que estuviera sintiendo por dentro.
—Es hermoso, Kevin. Estoy contento de que lo hayas
encontrado —le dio a su mano un apretón suave antes retirarse y encontrara la mirada
conmocionada de Dongjoon.
Al menos el bastardo tenía la decencia de parecer
avergonzado. Bien que debería. Era todo lo que Hyungsik podía hacer para no
darle un puñetazo por reemplazarle en el afecto y la lealtad de Kevin.
Pero la presencia de Dongjoon en el cuarto no era ni de
cerca tan ofensiva para Hyungsik como lo era la de Heejun. Heejun que había
sido el cabecilla que les golpeo a Kevin y a él y que luego los encadenó al
árbol para los Daimons se los comieran. Heejun quien había mandado matarlos.
Obviamente las cosas habían cambiado mientras Hyungsik había estado aislado.
Ahora, el grandísimo gilipollas de su padre estaba
sentado a una mesa con toda la pinta de haber recibido una buena paliza. Sin
duda, se la merecía.
Heejun rechazó encontrar la mirada penetrante de Hyungsik.
Kevin se puso de pie.
—¿Hyungsik?
Hyungsik no se detuvo en su camino de vuelta a la cocina.
Tenía miedo de que si lo hacía, atacaría a su hermano por abandonarle en el
Reino de las Tinieblas y la última cosa que quería era echar a perder la felicidad
que compartían Kwanghee y Kevin. Kevin merecía ser feliz y Hyungsik no tenía
ningún derecho a hacerle daño. Él sabía que Kevin habría movido cielo y tierra
para sacarle... si tan sólo hubiera respondido cuando Hyungsik había llamado.
Dioses, sus emociones eran absolutamente bipolares y
volátiles en lo que a Kevin concernía.
Aquel dolor y daño todavía estaban en carne viva en su
interior. Los meses de brutal supervivencia no podían deshacerse con un simple
encuentro. Necesitaba tiempo para aceptar por lo que él había pasado.
A lo que se había relegado.
Con una sonrisa indecisa en su hermosa cara, Minwoo le
encontró en la puerta de cocina. La camiseta que llevaba hoy le quedaba un poco
más ceñida al cuerpo y esto hizo que una onda viciosa de lujuria le consumiera.
Gracias a los dioses algo anulaba su dolor.
Antes incluso de que se diera cuenta de lo que había
hecho, alargó la mano hacia él y puso su brazo por encima de sus hombros. Minwoo
envolvió su brazo alrededor de su cintura y le ayudó a atravesar la cocina y a
subir de vuelta hasta su cuarto.
Hyungsik no habló en todo el camino subiendo la escalera
de caoba mientras el olor a lavanda de Minwoo le atrapaba.
Una vez en su cuarto, se tumbó devuelta en la enorme cama
con baldaquín mientras Minwoo le cubría con un edredón de alegre colorido.
Con mirada suspicaz, se colocó a su lado.
—Sé que algo malo te pasa, lobo. Tú nunca estás tan
silencioso.
Hyungsik resopló en un pobre intento humorístico.
Probablemente no debería mencionar nada de esto y a pesar de ello se encontraba
confiando en él incluso contra su mejor juicio.
—Si mi madre está derrotada y Heejun está allí abajo en
la barra con Kevin y Dongjoon y no están luchando a muerte... —no terminó el
pensamiento.
Ya se había hecho una buena idea de lo que esto
significaba.
Alguien estaba ahora a cargo de aquellos dos clanes.
Y ese no era él.
Esto le picó profundamente dentro. Las cosas habían
cambiado tan dramáticamente y él se sentía absolutamente solo. Desvinculado.
Aturdido. Pero sobre todo, profundamente traicionado. Tal vez debería haberse
quedado en el Reino de las Tinieblas. Era obvio que aquí ya nadie le
necesitaba. Kevin había seguido adelante con su vida.
Su clan entero se había reestructurado bajo el mando de
algún otro.
¿Qué iba a hacer él ahora? Se sentía perdido y odiaba esa
sensación.
Minwoo sintió la confusión de Hyungsik y le hizo querer
gritar por no poder ayudarle. No podía soportar sentirse tan indefenso. Sobre
todo, no quería ver a sus familias separadas en el momento en que más se
necesitaban los unos a los otros.
—Sabes que tu hermano te venía a ver cada día mientras
estabas inconsciente. Incluso hoy, él se aseguró de venir a verte. Dongjoon
estaba aquí también.
—Lo sé.
Y aún así estaba tan triste.
Sin pensar, se acomodó en la cama a su lado y envolvió
sus brazos a su alrededor para abrazarlo estrechamente. Era el único modo de
consolarle que él sabía.
Hyungsik cerró los ojos mientras su corazón latía con
fuerza por el calor de su abrazo. Nadie le había abrazado jamás de esta manera
antes.
Nadie.
No había nada sexual en esto. Era un abrazo destinado a
consolarle. Y ya podían tener los dioses misericordia de su despreciable alma,
porque lo hizo.
Colocando su mano en la de Minwoo, mucho más pequeña,
sintió que algo dentro de él se rompía y en aquel momento, él supo una verdad
que le asustó incluso más que el demonio que vivía en su interior.
Él lo amaba.
Este no era el
enamoramiento de un lobo joven fascinado con una hermosa pareja lobo que era
codiciada por la manada. Esto era el ensangrentado y herido corazón de un
animal que nunca había sido, en realidad, abierto antes.
Minwoo había venido por él y había estado de pie a su
lado cuando nadie más lo estuvo. Él sola había luchado para salvarle del
infierno.
Incluso ahora...
Que los dioses me ayuden. Él no debería sentir de esta
manera. Debería echarlo por la puerta y, a pesar de eso, no se sentía con valor
para destruir la serenidad de ese momento. La ternura dentro de él que su toque
despertaba.
Por primera vez en toda su vida estaba en paz.
Sin una palabra, Minwoo arrastró la mano hacia arriba
para pasarla por su pelo. El cuerpo de él estaba al rojo vivo, recordándole el
hecho de que había pasado literalmente meses desde que había estado con una
pareja.
Y él lo deseaba con una locura que le estaba consumiendo.
Una locura que tenía que rechazar por el bien de ambos.
—Aunque estoy disfrutando enormemente de esto, Minwoo,
vas a tener que parar.
—¿Por qué?
—Porque te deseo tan endemoniadamente que casi puedo
paladearlo.
Minwoo le derribó poniéndole boca arriba. Su mirada
cristalina sólo se añadía a la necesidad en él por tenerle. Aquellos delicados
dedos, tan suaves y reconfortantes, jugaban sobre sus labios mientras le
sonreía. Entonces, hizo la cosa más asombrosa de todas, bajó su cabeza y le
besó.
Hyungsik gruñó ante su sabor. Ante el calor de su aliento
entremezclado con el suyo al bailar sus lenguas juntas. Él se rindió a la magia
de su boca.
Durante un momento, todos sus pensamientos se
dispersaron.
—No —dijo él, retrocediendo—. No podemos hacer esto.
—Lo sé. Lo siento.
Besándole ligeramente en la mejilla, Minwoo se levantó
despacio y se colocó bien la ropa.
El lobo en su interior estaba salivando
—¿Estás hambriento?
Sí, lo estaba, pero no de comida.
—No. Estoy bien.
Él asintió con la cabeza.
—Estaré en mi cuarto si me necesitas.
¿Desnudo? Él casi gimió en voz alta cuando aquella imagen
pasó por su mente con una claridad que debería ser ilegal. Maldita sea su
estampa, sal de mi cabeza. Pero la imagen de su cuerpo desnudo estaba ahí y
esto le levantó ampollas.
Tan pronto como Minwoo se marchó, posó su mano en su polla
para intentar aliviar un poco el dolor que le había causado. No sirvió de nada.
Estaba tan duro, que podría remachar un clavo con su erección.
—¿Qué voy a hacer?
Si lo tocaba, violaría todas las leyes del Omegrión y la
familia de Minwoo fijaría sus pelotas al espejo que colgaba sobre la barra.
Así que, se aguantaría. El quejarse... no le daría lo que
él realmente quería, lo cual era estar dentro de su cuerpo pecaminosamente delicioso.
—¿Hyungsik?
Oyó la voz de Kevin al otro lado de su puerta. Tirando de
las sábanas sobre su regazo para esconder lo que Minwoo le había ocasionado,
suspiró ante la bienvenida interrupción, aún cuando temiera ver a su hermano
otra vez.
—Entra.
Kevin abrió la puerta.
—¿Qué tal?
Hyungsik habría estado divertido con su inusual
vacilación, pero ahora mismo poco podía producir una respuesta así por su
parte. No mientras su cuerpo estuviera así de hambriento.
Un silencio embarazoso llenó el cuarto mientras se
miraban el uno al otro.
Kevin se apoyó contra la puerta cerrada.
—No me puedo creer que por fin estés despierto. De verdad
pensé que te había perdido.
—Sí, bueno, tendrás que perdonarme por ser un gilipollas
egoísta —Hyungsik se encogió cuando aquellas palabras volaron de su boca antes
de que pudiera detenerlas.
Kevin se puso rígido al reconocer la cita.
—¿Me oíste?
Hyungsik apartó la mirada, renuente a contestar. Entonces
cambió de tema.
—¿Por qué está Heejun abajo?
—Juhak ha caído y Heejun ya no es líder. Puse a Dongjoon
a cargo de la manada.
Hyungsik no podía haberse cabreado más si su hermano le
hubiera dado una bofetada. Sin embargo, eso es exactamente lo que él había
hecho al poner a Dongjoon como su líder.
Debería haber sido él.
—Él no es lo bastante fuerte para liderar.
—Con mi apoyo lo es.
Y con el apoyo de Kevin, Hyungsik no podía desafiarle por
el liderazgo. Bueno, podría, pero esto rompería su unión y los debilitaría ante
los demás, dejándoles accesibles al ataque. Que era exactamente lo que los
otros lobos machos harían. Perfecto. Le habían suprimido completamente sus
derechos de nacimiento.
Juhak estaría emocionado.
Kevin se adelantó con cautela mientras observaba la
expectación solemne de Hyungsik. Este no era el reencuentro que él había
esperado cuando Hyungsik finalmente salió de su coma. Había soñado con este
momento una y otra vez. Hyungsik despertando, contento de estar vivo. Su
hermano abrazándole...
Pero algo era diferente ahora. Había un aire alrededor de
Hyungsik mucho más mortal que cualquier cosa que Kevin hubiera sentido
proveniente de él con anterioridad.
Su hermano estaba enfadado y había una amargura hacia él
que no comprendía. ¿Por qué se sentiría así dado que él había puesto a Kevin y Dongjoon
en esa situación?
—Has estado desconectado durante meses.
—Créeme, lo sé —sus ojos destellaron con malicia brutal.
Frustrado, Kevin suspiró.
—¿Qué quieres de mí?
—Nada, Kevin, sólo quiero que seas feliz.
Su boca podría haber dicho eso, pero su tono no. Kevin
trató otra vez de aliviar la tensión entre ellos.
—Lo soy. Finalmente. Kwanghee es mejor de lo que nunca
merecí. Y ambos tenemos un cuarto para ti en nuestra casa.
Hyungsik hizo muecas ante su oferta.
—No sé. Vosotros estáis recién emparejados. La última
cosa que necesitas es a tu hermano, el deficiente mental, asustando de muerte a
tu compañero.
Era un comentario clásico de Hyungsik. Una de las
réplicas sarcásticas que Kevin había estado ansiando oír a lo largo de todos
esos meses pasados.
—Kwanghee no se asusta fácilmente.
—Probablemente sea cierto si tú eres la primera cosa que
ve por la mañana.
Kevin se rió de su jocosidad. Su pecho se apretó al darse
cuenta exactamente de cuánto había echado de menos a su hermano en realidad,
mientras Hyungsik había estado inconsciente. No había nadie más en el mundo
como él.
—Te queremos con nosotros.
Hyungsik se tiró de la cama como si estuviera a punto de
atacar.
—No soy tu hijo, Kevin —gruñó con una rabia inesperada—.
No soy un niño. Soy un lobo adulto y realmente no creo que tenga sitio con
tipos como vosotros.
Él asintió con la cabeza, pero se negó a echarse atrás.
Sabía perfectamente que no debía dejar a Hyungsik percibir sus emociones. Esto
sólo haría al lobo en él más volátil.
Así que intentó cambiar de tema a algo más seguro.
—Hay algo más que tienes que saber sobre Dongjoon.
Hyungsik se burló:
—Él es mi hermano. Minwoo ya me lo dijo.
Esto le sorprendió muchísimo. Exactamente, ¿cómo de
íntimo era su hermano con el joven oso?
Eso no podía ser bueno.
—¿Quieres verle? —preguntó Kevin.
—La verdad es que no. Por si lo has olvidado, nosotros
dos no somos exactamente amistosos.
—Sí, lo sé. Pero él ha sido una gran ayuda protegiendo a Kwanghee.
—Estoy contento de que lo tuvieras.
El tono de su voz desmintió aquellas palabras.
Kevin frunció el ceño ante su actitud, que comenzaba a
tocarle las pelotas. Había estado manteniendo su carácter bien sujeto, pero
empezaba a deslizarse bajo el constante asalto del que no era merecedor.
Lo estaba intentando, pero Hyungsik no hacía ningún
esfuerzo en absoluto.
En cambio Hyungsik siguió atacando y la parte de lobo de Kevin
se estaba realmente hartando de él.
—¿Por qué estás tan enfadado conmigo?
Hyungsik estaba a punto de estallar por dentro. Su furia
era volcánica y ansiaba arremeter contra Kevin de la peor manera.
¡Tú me fallaste, gilipollas!
Pero ese no era el único veneno que ardía en su interior.
Era el hecho de que mientras Kevin le había fallado, él le había maldecido por
estar atrapado. De manera que su hermano le había dicho cosas malas e
hirientes.
Y totalmente inmerecidas.
Él quería sentir, ahora, el mismo amor y lealtad por su
hermano que había sentido la noche en que Yewoon había muerto. Pero él ya no
estaba allí, ni sobre todo, ese daño.
Hyungsik no era el mismo y tampoco lo era Kevin.
Reacio a luchar más cuando esto no cambiaría nada, Hyungsik
se retiró.
—Mira, todavía no me siento bien. ¿Por qué no vas y pasas
el tiempo con tu compañero y Dongjoon?
—¿Y tú? Tú también eres mi familia.
Sí, vale.
Lo gracioso es que él ya no se sentía así.
—Sólo imagínate que todavía estoy en coma. Estoy seguro
que eso te resultará bastante fácil de hacer.
Kevin retorció su cara con un gesto de disgusto.
—Ah, que te jodan, bastardo egoísta. ¿Sabes?, Dongjoon y
yo fuimos los únicos que te mantuvimos seguro mientras estabas en la cama,
inútil para nosotros. ¿Y ahora te atreves a marcarte esa actitud conmigo? Eres
un amargado de mierda.
Hyungsik barrió a Kevin con una risa de desprecio.
—Ya, como que tú no sabes nada sobre ser egoísta.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Me abandonaste para buscarte la cola y luego cuando no
me levanté a tu orden, te aliaste con un bastardo que odias. No olvides que
conozco tu amor por las correrías de Dongjoon tan profundamente como el mío.
¿Dónde estaba tu lealtad en todo esto?
Kevin lanzó su mano y empotró a Hyungsik contra la pared.
—Mejor alégrate de haber estado enfermo o te haría tragar
esas palabras.
Hyungsik le sacudió con una onda de las suyas. Esto hizo
añicos los poderes que Kevin usaba para sujetarle y dejó a su hermano
tambaleante mientras él quedaba libre.
—No eres el único que puede dominar la magia, capullo.
Kevin alzó la vista desde donde había aterrizado en el
suelo contra la pared con la consternación marcada en sus rasgos.
—¿Cómo hiciste eso?
—Hay mucho sobre mí que no sabes, hermano. Da gracias que
no quiero mostrártelo todo. Ahora sal de aquí.
Kevin se puso de pie. No, este no era el mismo Hyungsik
con quien había atravesado una amarga infancia. Algo estaba seriamente mal en
su hermano y no tenía ni idea del qué.
Pero si Hyungsik no se lo decía, no había nada que
pudiera hacer.
Se pasó la mano por la boca.
—Muy bien. Siéntate ahí y púdrete.
Cerró con un portazo cuando se marchó.
Minwoo salió disparado de su cuarto ante el sonido y se
detuvo en el corredor al verle.
—¿Estás bien?
—No, no lo estoy —Kevin fulminó con la mirada la puerta
cerrada mientras se imaginaba astillar tanto a ésta como abrirle la cabeza a Hyungsik
de par en par—. Estoy a un paso de matar a ese idiota.
—¿Hyungsik?
—¿Es que hay otro aquí?
Con expresión aturdida, asintió con la cabeza.
—Un buen número bajo este techo, de hecho, y estoy
emparentado con varios de ellos. ¿Pero por qué querrías hacer daño a tu hermano
después de todo por lo que él ha pasado?
—¿Después de todo por lo que ha pasado? —se mofó Kevin—.
¡Por favor! Suenas como él. Lamenta haber yacido en la cama y haber sido
alimentado en la boca, porque no podía enfrentarse a la misma realidad que el
resto de nosotros tuvimos que encarar y le trae sin cuidado lo que nos ha
estado pasando a Dongjoon y a mí. Apenas sobrevivimos a la caza. He tenido que
combatir a un demonio y a Daimons y…
—¿Y tú crees que Hyungsik quería estar en aquel coma?
Kevin le dijo con desprecio:
—Ya oíste lo que Carson y Donghae dijeron. Podría haber
salido de ello en cualquier momento de haber querido.
Minwoo sacudió la cabeza.
—No, Kevin, no podía. Créeme.
—¿Qué te crea? No —dijo cuando su amargura se incrementó
profundamente dentro de él. Cómo se atrevía a apoyar a Hyungsik—. Conozco a mi
hermano mejor que nadie y sé exactamente lo egoísta que es. Todo de lo que se
preocupa es de él mismo.
—Kevin... estás equivocado. Hyungsik no estaba en coma.
Estaba atrapado en el infierno. Yo lo sé porque fui la que entró y le sacó de
allí. Tú combatiste a un único demonio. Él combatió a cientos.
TT___TT
ResponderEliminarAlguien que me patee el culo a Kevin!
No se vale!!!!
Ahhhhh porqué ellos no pueden hacer el amor!????
Por qué todos caerian sobre ellos¿???????
no estuvo tan mal el rencuentro entre hermanos pero que bien hyungsik dale a kevin por incredulo y por tonto total que le costaba tratar de hablar con su hernano en sus sueños a perdon andaba de novio
ResponderEliminarBonita reunión...típica de esta saga,no puede esperarse un poco de amor cuando se ven después de tiempo.
ResponderEliminarSik con el alma de un demonio...a ver sino quiere más poder y se pone a matarlos por más.
Ok...le admito su enojo con Kevin...pero no lo culpo por mantenerlo ahí e ir por él...para Kevin Sik estaba más para allá que para acá,su cuerpo casi sin vida en una cama,el dolor de tener a su hermano así lo hizo incredulo...per bueno,ya arreglaran eso y Kevin sabra de Sik.
Veci, de acuerdo.con ud. Recordemos lo que sufrió Kevin viendo a su hno postrado en una cama, sin responder... No es facil y me parece que Sik es un poco injusto con Kevin.
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