—No hablas en serio sobre reclutar a ese lobo, ¿verdad?
Jiyong no se molestó en volverse al oír la voz de Hyuna
saliendo de entre las sombras tras él. Tomó a grandes tragos el vino de su
enorme copa mientras seguía mirando fijamente hacia el fuego, que le recordaba
tanto al hogar que nunca quiso reclamar.
—¿Hay alguna razón significativa por la cual vienes a
fastidiarme?
Ella se situó detrás de su silla. Apoyando un brazo
alrededor del respaldo e inclinando la cadera, bajo la mirada, perezosamente,
hacia él.
—Quiero saber por qué enviaste a tus matones tras
nosotros.
—Vosotros quebrantasteis la ley.
Hyuna lanzó un sonido de disgusto antes de acomodarse
ella misma en el regazo de Jiyong, que apenas pudo contenerse para no tirarla
al suelo.
Acariciándolo en la mejilla con una de sus uñas, le
sonrió, coqueta.
—No estás pensando seriamente en ir hacia allí, ¿verdad?
Ven al lado oscuro conmigo, amor. Sabes que lo deseas.
Sí, lo quería. Sentía la atracción constantemente y su
padre continuaba enviándole demonios, como Hyuna, para doblegarlo del todo.
Pero él se rehusaba.
Había hecho una promesa y por la pequeña parte de él que
era decente, no sería tentado. Haciendo uso de sus poderes se transportó fuera
de la silla para ir a colocarse de pie junto al fuego, dejando a Hyuna desparramada
en el suelo.
—Vade retro, Hyuna. No estoy de humor para lidiar
contigo.
Esta se puso de pie y anunció:
—Está bien. Pero piensa en esto… destripamos a tu
anterior soldado instalado en Nueva Orleáns. Sólo espera a ver lo que tenemos
planeado para tu lobo.
Cada día parecía eterno mientras Hyungsik entrenaba para
luchar contra demonios en forma humana y maldecía a los Daimons que continuaban
viviendo. Al menos Minwoo era capaz de instruirlo rápidamente acerca de lo que
estaba pasando afuera en el mundo real, pero estaba cansado de estar atrapado
aquí. Estaba cansado del hedor a demonio.
Sobre todo, estaba cansado de estar solo. Minwoo era el
único contacto que tenía con el mundo que había dejado atrás. Ésa era la parte
más difícil. ¿Por qué Kevin no habría hablado con él? ¿Era Dongjoon mucho mejor
hermano que él que Kevin ya ni siquiera lo recordaba?
Era un pensamiento estúpido. Lo sabía y sin embargo
persistía. Probablemente porque se sentía traicionado y abandonado por su
hermano. ¿Cómo pudo Kevin simplemente descartarlo como a un sueño y no
escucharlo?
¿Cómo pudo no ayudarlo cuando más lo necesitaba?
—Hey, lobo… aquí hay algo que creo que necesitas ver.
Hyungsik se detuvo mientras Jiyong ingresaba en la
habitación donde había estado entrenado. Tomó el bastón de la mano de Hyungsik
mientras las imágenes comenzaron a parpadear en las paredes a su alrededor.
Inseguro acerca de qué esperar, Hyungsik observó como las
imágenes se volvían nítidas y vio a Ha Minwoo en un club que estaba en
construcción. Había escaleras y cubos de pintura por doquier, así como también
serruchos y herramientas. Pero lo peculiar era el hecho de que se encontraba
rodeado de demonios Caronte mientras el más pequeño de sus hermanos, Jeup,
estaba a su lado.
Un alto Caronte de cabello oscuro con piel azul moteada
sacudió la cabeza mientras el sonido los alcanzaba.
—Aquí no hay ninguno de nosotros lo suficientemente tonto
para hacer eso.
Minwoo lo deslumbró con una dulce sonrisa.
—Vamos, Ronin… ¿seguramente alguien se debe sentir
nostálgico?
Él resopló.
—¿Has conocido realmente alguna vez a la Destructora? —Su
tono era acerbo y frío—. Sabes, hubo una época, admito que fue antes de que se
registrara la historia, pero hubo un tiempo durante el cual fue como una
segunda madre para mí. Pero entonces los humanos tuvieron que masacrar a su
único hijo y desde el día en que fue resucitado y fue enviada de vuelta a su
agujero, ha estado un poquito gruñona y he tenido que sufrir un perpetuo SPM
durante once mil años. No te ofendas, pero no hay suficiente cerveza, carne o
beignets en el mundo que me hagan volver allí.
Los demonios alrededor de él lanzaron vítores de
conformidad.
Minwoo suspiró.
—Tengo que entrar a Kalosis.
Ronin le soltó una apática mueca desdeñosa.
—Ve a comer un Daimon.
Jeup rió.
—Eso no lo enganchará desde que tienden a convertirse en
polvo cuando mueren y la tortura tampoco funciona. Lo intentamos esa última
noche. Los pequeños mocosos son altamente poco cooperativos.
—Y nosotros también.
Xendrix tomó un martillo para así poder regresar al
trabajo.
Minwoo le lanzó una mirada enfurruñada a Jeup que hizo a Hyungsik
querer abrazarlo.
Jeup hizo una mueca, entonces se colocó frente a los
demonios para cortar su camino.
—Xed, vamos. He hecho mucho por vosotros, chicos. ¿No
podríais ayudar a un hermano? Un demonio que nos lleve y nos saque de allí.
Nadie tiene que saberlo.
Ronin lanzó el martillo de vuelta a la caja de
herramientas. Miró hacia Minwoo.
—¿Por qué es tan importante para ti?
—Hyungsik me salvó la vida. Quiero regresarle el favor.
Ronin se mofó.
—Chorradas. La gente, y especialmente los Were-Hunters,
no son así de altruistas. Créeme. He estado alrededor suyo desde el amanecer de
los tiempos. Vosotros, pequeños bastardos, sois egoístas hasta el final. Dame
una razón para ser suicida.
Minwoo le echó un vistazo avergonzado a Jeup antes de
responder.
—Él es importante para mí.
—Y las partes de mi cuerpo son extremadamente importantes
para mí.
Jiyong se volvió para mirar a Hyungsik mientras las imágenes
destellaban a su alrededor.
—Tu osito piensa espantosamente mucho en ti, ¿no es así?
Hyungsik no respondió. Estaba muy sorprendido por lo que
estaba tratando de hacer en su nombre.
—Por favor, Ronin —Minwoo suplicó—. He perdido a
suficientes personas que me han importado en mi vida. No quiero perder a otra. Hyungsik
es un buen lobo y no puedo dejarlo como está. Sólo tenemos que asesinar un
Daimon más para liberarlo. Por una vez puedo salvar a alguien que me importa.
No podría vivir conmigo mismo sabiendo que fallé estando así de cerca de la
meta.
Una hembra demonio dio un paso adelante y le dirigió a Ronin
una mirada de reproche.
—Mira al pobre oso. Lo ama… ¿cómo puedes decir que no a
eso? —La demonio sacudió la cabeza, luego miró a Minwoo—. Yo te llevaré.
Ronin levantó la mano.
—No, no lo harás. No os arriesgaré a ninguno de vosotros.
Tenéis vuestra libertad, así que disfrutadla. Apollymi será clemente por mi
deserción, lo que sólo significa que me asesinará rápido en vez de torturarme
primero —suspiró pesadamente—. Yo los llevaré.
Los demonios hicieron ruidos de protesta.
—Eres nuestro líder —soltó uno de los hombres.
—Sí, cara de culo, ese soy yo.
Ronin tomó la toalla que estaba sobre su hombro y se la
dio al macho que había hablado.
—Disfrutad del bar, tíos. Recordad lo que dijo Jeup. Sólo
comeos a los turistas. Nadie los echará de menos.
Se transformó en su verdadera forma de demonio, completo
con sus cuernos y alas negras. Sus ropas se desintegraron en un taparrabos.
Encontró la mirada de Minwoo y sus ojos brillaron con un
amarillo siniestro.
—Sígueme.
Minwoo tiró de él hasta detenerlo.
—Gracias, Ronin. De verdad lo aprecio.
—De verdad me gustaría poder decir lo mismo. Malditos
osos, haciendo asesinar a los demonios. ¿Qué les he hecho?
Jeup dejó escapar una risa algo nerviosa.
—Bueno, trataste de comerme.
—Hombre, Jeup. Sólo fue un pequeño mordisco.
—Y se infectó. Ese mordisco dolió durante un mes.
Minwoo se rió.
—Agradece que no se convirtió en rabia o algo peor.
Ronin arqueó una ceja ante el comentario.
—Sabes, joven oso, podrías esperar por los insultos hasta
después de que te lleve y te traiga. No es muy tarde aún para que mi sentido
común prevalezca.
Minwoo desechó su comentario.
—El sentido común está seriamente sobreestimado. Eres un
demonio. Pensé que vuestro lema era “Estropea hasta ser vencedor.”
—No, nuestro lema es “Todo sabe mejor con salsa picante”.
—Entonces menos mal que escapasteis hacia el país Cajun
en donde tenemos salsa picante en cada esquina.
Ronin exhibió una sonrisa colmilluda.
—Créeme, la belleza de eso no se nos ha escapado —sus
facciones se volvieron serias, los llevó hacia el callejón detrás del club y
alzó el brazo—. De verdad, espero que Apollymi esté durmiendo ahora mismo… —los
atravesó con una mirada amenazante—. Protegeos los ojos.
Lo hicieron y un instante después una luz blanca
brillante inundó el callejón.
Minwoo hizo una mueca de dolor. Incluso con los ojos
protegidos, era terrible y cegador. Finalmente, la luz se desvaneció. Bajó la
mano para ver un círculo negro cerniéndose sobre el callejón.
Ronin sonrió malignamente.
—Bienvenidos al infierno bolt-hole . Lo único bueno es
que no saltaremos en el hall central de los Daimons a los pies de Stryker. Los
Caronte tenemos una entrada aparte —les dio una mirada dura—. Escúchadme y
hacen lo que os diga o en verdad apestará ser vosotros. Entraremos al dominio
Caronte y suelen estar hambrientos.
Minwoo asintió.
—Estamos justo detrás de ti.
—La alegría de mi vida —dijo, con su tono destilando
sarcasmo.
Ronin entró en primer lugar, lentamente. Los guió hasta
un sombrío callejón. Alzando el brazo, manifestó una antorcha mientras
continuaba pasando las puertas donde pudieron oír el sonido de los demonios
hablando.
—¿Cómo se veía ese Daimon?
Jeup respondió antes de que Minwoo tuviera oportunidad de
hablar.
—Es alto y rubio.
Ronin lo miró con fastidio.
—Bueno, eso lo reduce a cada Daimon aquí excepto Stryker.
¿Cuánto podría ser eso? ¿Varios miles de ellos? Podrías ser un poco más
específico y si me dices que estaba vestido de negro, te asesinaré yo mismo y
me ahorraré la agonía de la muerte.
Minwoo sacudió la cabeza.
—Eres un pequeño demonio cascarrabias.
—Deberías conocer a mi ama. Es una verdadera joya.
Entonces sin aviso, colocó las manos en su cabeza y cerró
los ojos.
Minwoo frunció el ceño mientras las imágenes se
derramaban a través de su mente como si él estuviera escaneando sus recuerdos
al usar un botón de avance rápido. Lo hizo marearse y atontarse.
Después de un momento, se alejó.
—Cadmon… Sé en donde está ese cobarde.
Jeup pareció impresionado.
—¿Así que puedes succionar los pensamientos?
Ronin hizo una mueca.
—Prefiero succionar tripas, pero los pensamientos tienen
sus ventajas de vez en cuando. Ahora os sugiero que estéis en silencio. Sólo
soy un demonio entre muchos aquí y mientras yo… bueno, realmente no me importa
si vivís o morís, pero a vosotros sí, y desde que necesitamos a Jeup para
terminar el club… sep, tenéis que vivir, así que seguidme en silencio.
Minwoo se mantuvo justo detrás de él a través de los
zigzagueantes corredores y callejones de Kalosis. Se detuvo ante la vista del
inmenso palacio en la lejana colina. Relucía como el mármol pulido contra el
fondo y el cielo oscuros. Siniestro e inspirador, tenía que admirar su belleza.
—Déjame adivinar —susurró—. ¿La residencia de Apollymi?
Ronin asintió. Poniendo un dedo sobre sus labios, sacudió
el mentón hacia el pequeño edificio al otro lado de la calle.
—No puedo ser visto aquí por nadie —susurró—, o Apollymi
exigirá mi regreso y muerte. Vosotros dos tendréis que entrar y encontrarlo.
—¿Cómo sabes que está ahí dentro?
Colocó la mano en la suya y vio una perfecta imagen de
Cadmon durmiendo en la cama con una mujer.
—Gracias.
Él inclinó la cabeza hacia ella.
—Buena suerte.
Minwoo dudó.
—Jeup, quiero que te quedes aquí con Ronin.
—Pero…
—Sin peros. Aún eres nuevo con tus poderes y esto es
serio. Quédate aquí y haz que no os vean.
Él asintió.
Minwoo se deslizó a través de las sombras, asegurándose
de evitar cualquier cosa que pudiera exponerlo. Sus nervios estaban
completamente crispados e hizo lo posible para no tener miedo. Sabía que era
más poderoso y fuerte, pero nunca antes había tenido que pelear sola. Aunque
estaba seguro de sí mismo, no era arrogante. Era un lugar peligroso y no tenía
idea de la extensión de los poderes de Cadmon.
Mantén tus pensamientos en Hyungsik…
Eso ayudó. Entreabrió la puerta, agradecido de que no
estuviera bajo llave, y se deslizó dentro de la pequeña casa. Estaba todo tan
callado que su mente llenó el silencio con el golpeteo de su corazón.
Estás a punto de masacrar a un hombre dormido.
Vaciló ante aquel pensamiento. Todos los otros Daimons lo
habían atacado, pero ése...
Estaba durmiendo en casa.
Minwoo dudó hasta que este pensamiento lo cubrió. ¿Cómo
podría hacerlo?
Mató a cientos de personas para vivir. No era inocente
por ningún motivo.
Había atacado a Hyungsik cuando éste había estado atado e
indefenso. Impotente. Pero todo eso palideció ante su conciencia. Esto era
asesinato. No era en defensa propia. No era justicia.
Asesinato.
Apretó la estaca en la mano. Es demasiado tarde para ser
un gallina. Ve y acábalo.
¿Cómo podría?
Dando un paso atrás, chocó contra una silla haciendo el
más ligero y susurrante arañazo en el suelo. Su corazón se detuvo.
Aún así, no se oyó ningún sonido.
Gracias a los Dioses, no había despertado a nadie.
Minwoo giró sólo para encontrar al Daimon detrás suyo.
Sus ojos se veían oscuros y hambrientos mientras arrastraba una mirada
encantada sobre su cuerpo.
—Bueno, bueno, que sabroso bocadito eres. Desde que no
ordené ninguna entrega, lejos estaría de mí el rechazar tal atento regalo.
Minwoo le dio un duro rodillazo en la ingle. Mientras se
doblaba, lo apuñaló en la espalda, pero salida de ninguna parte, una hembra
Daimon lo agarró y lo estampó contra la pared.
Aturdido, se volvió a pelear sólo para encontrarse con
otros tres Daimons.
—¿Qué es esto? ¿Una orgía?
Ellos atacaron.
Minwoo eludió al primero, y se dirigió hacia el más
importante. Cadmon. El que retenía el alma de Hyungsik. Era al que
principalmente tenía que matar. Los otros eran simples blancos de práctica.
La hembra la envió de una patada al suelo. Minwoo tiró a
la Daimon sobre su cuerpo, luego rodó hasta ponerse de pie. Uno de los hombres
lo sacudió. Le dio un duro puñetazo en la cara, la mano le vibró en protesta.
Girando, apuntó al blanco y estampó el puño en su pecho.
Funcionó. La estaca entró y él estalló en un polvo
dorado.
Pero antes de que hubiera caído, los otros lo rodearon. Minwoo
gritó al tiempo que la hembra hundía los colmillos en su brazo…
Hyungsik se tambaleó hacia atrás mientras sentía la
última pieza de sí mismo volver a casa, a su cuerpo. Por primera vez en meses,
realmente respiró profundamente.
Jiyong sonrió perversamente.
—Bienvenido de vuelta, lobo.
Pero no había vuelto aún y tampoco Minwoo. Aún estaba
atrapado en ese infierno.
—¿Puedo ir con él?
Jiyong hizo una mueca.
—Es un poco complicado. Rompe unos cuantos tratados el
enviarte hacia un reino que técnicamente no controlamos.
Hyungsik se sintió presa del pánico mientras observaba la
escena en la pared. Minwoo estaba perdiendo.
Gravemente.
—Lo van a matar, Jiyong —entonces Hyungsik hizo la única
cosa que nunca había hecho en toda su vida. Rogó—. Por favor.
Jiyong tendió la mano hacia la pared donde las imágenes
se veían.
—El portal está abierto. Más vale que salgas corriendo.
Hyungsik no vaciló. Corrió hacia las imágenes, medio
esperando colisionar contra la pared y romperse los miembros o el cuello.
No lo hizo.
En cambio, se encontró a sí mismo en la habitación con Minwoo
y los Daimons. Tomó a la que tenía los colmillos aún enterrados en la carne de Minwoo
y tiró de su cabeza. Manifestando una daga, la apuñaló directamente en el pecho
y dejó al polvo caer sobre él.
Minwoo se movió para matar al recién llegado hasta que su
mirada se enfocó en su rostro. La incredulidad le llenó.
—¿Hyungsik?
Él manifestó otra daga y se colocó a sí mismo entre Minwoo
y los Daimons. Apuñaló a uno y pateó a otro de vuelta.
—Sal de aquí. Ahora.
—No sin ti.
Hyungsik no lo podía creer mientras el joven oso se
posicionaba detrás de él, sus hombros presionados contra los suyos.
—Minwoo, escúchame. Estamos en zona cero para Daimons,
aquí no hay forma de que podamos vencerlos a todos. Necesito que te vayas de
aquí y me despiertes. Entonces ambos estaremos a salvo. Ahora vete.
Minwoo odió ese plan. Pero tenía razón. No podían pelear
contra cada Daimon Spathi que había allí y si la Destructora los atrapaba…
Como Ronin dijo, apestaría ser ellos.
—No te atrevas a morir, Hyungsik.
Corrió por la puerta y se dirigió hacia donde había
dejado a Jeup y Ronin.
—Llévame a casa, ahora.
Ronin los tele transportó inmediatamente.
Minwoo frunció el ceño mientras se daba cuenta que estaba
de vuelta en su club y no en el de ellos.
—Me refería al Empire, Xed. ¡Maldición!
Gruñendo, se destelló de vuelta a la habitación de Hyungsik.
Ahí estaba tumbado, quieto e inamovible.
Su corazón palpitó con terror y culpa por haberlo dejado
solo enfrentando a los Spathi. ¿Estaría aún vivo?
—Por favor, no dejes que esos Daimons te atrapen de
nuevo.
No sabía si podría cazarlos otra vez.
Aterrorizado, corrió hacia la cama y sacudió su cuerpo
para levantarlo.
—¿Hyungsik?
No respondió. Como antes, estaba inerte y frío.
Las lágrimas llenaron sus ojos mientras las emociones la
estrangulaban.
—¡Maldita sea, lobo! No te atrevas a hacerme esto a mí.
Más vale que te levantes. ¡Ahora! ¿Me escuchas? ¿Hyungsik? ¡Hyungsik!
Entonces lo sintió. Era como una chispa de electricidad
sacudiéndolo mientras se estremecía fuertemente entre sus brazos. Un momento
sostenía un lobo y en el siguiente, era un hombre desnudo mirándolo con un
confuso asombro.
Una lágrima se deslizó por su mejilla ante la visión de
él vivo y completo.
—¿Hyungsik?
Hyungsik miró alrededor de la oscura habitación sin creer
que estuviera realmente de vuelta y que no fuera otro sueño que pudiera
tornarse en una pesadilla. La esencia de Minwoo lo ancló y le mantuvo en la
tierra. Acunó su cabeza entre sus manos y supo que todo había valido la pena.
—He regresado…
Minwoo lo abrazó y rió.
—Estaba aterrorizado de que te hubieran atrapado de
nuevo.
Su risa se unió a la suya mientras se alejaba para
mostrarle la sangrante herida en su brazo.
—Lo intentaron —entonces lo observó—. ¿No te lastimaste,
o sí?
—No realmente. Sólo una mordida, pero no es tan profunda.
Es sólo no puedo creer que estés aquí de nuevo —sostuvo sus manos a cada lado
de su rostro y le sonrió—. Colega, necesitas una afeitada y un corte de pelo.
Hyungsik rió.
—Sip, puedo imaginarlo.
Sus ojos bailaron traviesos y llenos de lágrimas.
—¿Sabes lo que eso significa, no?
—¿Qué necesito un baño más de lo que necesito una
afeitada?
Su sonrisa se ensanchó mientras le tomaba el pelo.
—Bueno, sí, eso también. Pero no. Estás en deuda conmigo.
Una grande.
—Seré tu eterno esclavo. Siempre —apoyó la frente contra
la suya—. Gracias, Minwoo.
Esas palabras parecían tan miserables comparadas con la
autentica gratitud que sentía.
Lo había salvado de un inimaginable infierno. Sin él,
jamás podría haber escapado…
—De nada.
Le besó la frente antes de tumbarse de nuevo en la cama y
tirar de la esquina del edredón sobre su regazo.
—Me siento como si hubiera sido arrollado por un camión.
—Bueno, hemos estado tratando de mover tus miembros
mientras eras un lobo, pero en ocasiones estabas tan agarrotado que no
podíamos.
Hyungsik trató de no pensar en ello. Probablemente había
sido cuando estaba siendo atacado por Hyuna y su equipo. Pero todo eso era el
pasado. Estaba de vuelta en el lugar al que pertenecía.
Minwoo le apartó el pelo de la cara.
—¿Estás hambriento?
—Famélico.
—Te traeré algo para comer y volveré pronto.
Tomó su mano cuando comenzaba a alejarse. La calidez de
su piel lo atrapó con la guardia baja. En el otro reino, se sentía diferente.
Ahora sentía el verdadero calor y la suavidad de su cuerpo.
—Quédate conmigo un poquito más.
Había estado sólo durante tanto tiempo que no quería
volver a estarlo en ese momento. Tenía miedo de que si lo estaba, de alguna
manera lo llevarían de vuelta hacia ese reino infernal.
Minwoo oyó la necesidad en su voz.
—Llamaré a Taeyang para que te traiga algo.
Le ayudó a meterse debajo de las mantas mientras usaba sus
poderes para pedirle a Taeyang que trajera comida y agua.
Ahhhh
ResponderEliminarJodidos demonios!!!
Oh si!
Oh si!!!
El gran lobo volvió!!!
Y ojala y ya se coma(?) figurativamente al osito!!!!
Ahhhhhh
Genial!!!
Estaba en dida de que Sik se hubiera pasado todo si tiempo herido votado en una cama y de alguna manera tratando de regresar.
ResponderEliminarNo solo él,sino también Woo tuvo que pasar por muchas...estuvieron tan cerca y tan lejos.
Uno casi dando la vida por el otro.
Y así fue como Sik supo que el niño lindo también es su hermano...ya quiero ver su encuentro *0*
Bueno...Sik pudo regresar,ahora esta bien...pero falta enfrentarse a lo que conlleva su atracción por Woo.
si que bien ya era hora que volviera y hyuna mala pero asi que caes bien
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