Minwoo pateó a Seojoon, pero por cortesía de Donghyun, su
pie no lo encontró de nuevo.
—¡Eres repugnante! Si tú eres el ideal de la humanidad,
prefiero ser un animal —miró a Taeyang haciendo una mueca con los labios—.
Tienes razón, odio a los lobos. Son la clase más repulsiva que he conocido. No
entiendo por que Lycan los escogió como hijos. Pienso que deberían ser devueltos
y ejecutados. ¡Perros asquerosos! ¡Todos vosotros!
Impresionado, Hyungsik sintió sus palabras como un golpe
a su estomago. “Perro”, era el peor insulto que podrían decirle a un lobo. Era
la comparación de un animal azotado cuya función es obedecer a su amo. Un
estúpido sin poder, sin dignidad y ningún sentido.
Pero no eran las palabras que había dicho, sino el
sincero odio que apoyaba a aquellas palabras, que cortaban en lo más profundo
del alma.
Minwoo era igual a los demás que odiaban a su especie y
eso era por lo que los lobos hacían todo lo posible por evitar otras ramas de su
clase. Ahora entendía por que de todas las clases diferentes de Weres que
vivían bajo el techo de los Ha, ninguno de ellos eran lobos.
Asegurándose de mantener tranquila su voz, Hyungsik dio
un paso adelante.
—Para que conste, hay una diferencia muy grande entre un
perro y un lobo. La principal es que nosotros no somos menos que otros. Nunca.
Minwoo se quedó helado al recordar la presencia de Hyungsik.
Se congeló en los brazos de Donghyun sintiendo el pesar rasgar a través de él.
¿Cómo había podido olvidar que estaba ahí?
Se dio la vuelta y vio la angustia oculta detrás de una
expresión impasible. Sintió un ardor en sus ojos.
—Hyungsik.
El se desvaneció antes que pudiera terminar una disculpa.
Minwoo maldijo. ¿Cómo había podido ser tan estúpido?
El problema era que él no lo incluía en la misma
categoría que a Seojoon y su banda. Hasta que había conocido a Hyungsik y su
clan, Seojoon era al único lobo que había conocido alguna vez.
Donghyun le preguntó mientras Taeyang llevaba dentro a Seojoon.
—Crees que heriste sus sentimientos, ¿huh?
Minwoo se mordió la lengua para no decirle que se
callara.
No puedo dejarlo así…
Sin una palabra a sus hermanos, cerró sus ojos y dividió
las zonas en busca de Hyungsik. No estaba con su clan o su hermano, se había
manifestado al final de la calle Bourbon donde se sentó luciendo tan enfermo
como él se sentía.
Qué extraño…
Hyungsik se sentó solo, fuera de una casa, con toda la
furia el daño y el odio que le estaban quemando profundamente el estomago.
Debería irse a casa.
Sí, seguro…
Kevin era tan voluble como un Géminis adolescente durante
su periodo, después de haber conocido al humano que ahora le obsesionaba no era
el mismo. Yewoon no sabía nada de su compañero y Heejin siempre silbaba y
gruñía cada vez que lo veía. Sencillamente, había estado vagando alrededor del
French Quarter, tratando de conseguir lo que sería su última guarida.
De algún modo había encontrado el camino de vuelta al Empire.
No, no era “de algún modo”. Había ido buscando algo que
sabía no debería buscar.
Minwoo. Todo lo que quería era verlo una vez más. Se
había dicho que con eso bastaría para aliviar el dolor que tenía dentro.
Solamente un momento para verlo y estaría satisfecho.
Soltó el aliento muy cansado. ¿Qué había esperado
realmente? ¿Qué Minwoo se tirara a sus brazos, lo desnudara completamente e
hiciera el amor con el?
Él es un oso.
Tú eres un lobo.
No, según él, era un perro asqueroso que debería ser devuelto
y ejecutado.
—¿Hyungsik?
Alzó la vista hacia la gentil voz, para verlo aparecer en
la calle delante de el.
—¿Cómo me has encontrado?
Minwoo hizo una pausa ante el tono hostil.
—Tu olor —mintió, no quería hablarle sobre sus poderes.
—No dejo olor. Lo sé mejor que nadie —Minwoo sacudió la
cabeza en un gesto de negación.
—Tú dejas un olor —tal vez cuando lo había besado dejo su
esencia como una marca.
—Como sea —se levantó—. Mira, no necesito más insultos de
ti ni de nadie más. Ya he sobrepasado mi cuota del día. Así que déjame solo y
vete.
El lo cogió de la manga de la chaqueta para detenerlo.
—No, quise decir lo que dije.
—No insultes mi inteligencia. No soy un perro y capté
perfectamente la sinceridad en tu tono de voz. Quisiste decir cada palabra que
dijiste.
Se puso rígido, comenzaba a enfadarse.
—Muy bien, entonces quise decir lo que dije. Demándame,
pero todo fue dirigido al cobarde de Seojoon y sus matones. Ni siquiera pensé
en incluirte dentro de esa categoría.
Sí, claro. ¿Cuán estúpido creía que era?
—No te creo.
Minwoo quería gritar de frustración. Pero si algo sabía
de los hombres testarudos… era que no había forma de hacerlos cambiar de
opinión.
—Bien. No me creas entonces —soltó su manga y levantó sus
manos en gesto de rendición— Ni siquiera sé por qué me molesto.
—¿Y por que te molestas? —se acercó, tan cerca que Minwoo
se sintió mareado, lo que realmente quería era estar entre sus brazos y
sentirlo.
El olor de su piel llenó su cabeza, podía sentir el calor
de su cuerpo…
Cada parte de él chisporroteaba. No había otra palabra
para definirlo. Mama tenia razón, era una
sensación que no podía confundir. Esto era lo que se
supone que tenía que sentir al encontrar a su compañero. Esta sensación tan
evasiva que había estado intentando experimentar con su especie.
Y Hyungsik era el único que lo hacía sentir así.
Maldición.
Apretó los dientes antes de contestar.
—No quería que estuvieras molesto conmigo.
—¿Por qué no?
—No lo sé —pero sí lo sabía y eso era lo más triste de
todo. Él lo quería.
Lo quería todo de él.
Iba a tocarle. Minwoo no se movió esperando aquel toque.
Necesitándolo.
Pero no podía. Esto es tan incorrecto…
Esto podría destruir a las personas que le importaban. A
todos los que amaba.
Mordiéndose el labio dio un paso hacia atrás.
—Tengo que regresar y ver si Taeheon está bien, no se
siente cómodo con otra gente o animales alrededor.
—Yo tampoco.
Tragó con fuerza y desapareció.
Hyungsik se quedó en la oscuridad, saboreando los últimos
remanentes de su olor, quería aullar por ello.
Más que nada, quería detectarlo, saborear cada pulgada de
su cuerpo y aliviar el dolor que sentía dentro.
Se concentró en su respiración para tomar el control y no
perseguirlo después. Pero Minwoo le había dejado claro que estaba prohibido
para él.
Y honraría su decisión. Incluso si esto lo mataba.
Mirando el bulto en sus pantalones, pensando que el
resultado no fuera tan exagerado.
Seojoon fue capturado por los osos… otra vez.
Park Woorang levantó la vista del libro que estaba
leyendo, algo amenazaba a su segundo hijo en la línea sucesión en la jerarquía.
¿Cuál era su nombre?
Eso no importaba. Era inferior de cualquier modo. No era
de su linaje, Arcadian, venía de algún Apolita desconocido con el que un
ancestro de Woorang estuvo experimentando.
El linaje de Woorang venía directamente del mismo rey
Arcadiann, del hijo mayor del rey, nada más y nada menos. Aquella distinción
había sido impuesta desde el momento de su nacimiento. Su deber sagrado era
mostrar a los plebeyos cómo comportarse y vigilar a esos animales de su
antepasado que deberían haberlos matado en el momento que fueron creados.
Y serian condenados si ese grupo Katagarian se atreviera
a tocar a su ilustre hijo.
Poniéndose de pie, y dejando el libro con una calma que
no sentía.
—Wonbin, ¿volvió ya a casa? —el lobo tragó de forma
audible.
—¿Wonbin?
Woorang le ofreció una sonrisa hermética. Wonbin era uno
de los Were lobo más letal que haya nacido. Un asesino natural, Wonbin sería el
instrumento que Woorang usaría para destruir a esos osos y a todo lo que
representaban.
Ya era tiempo de tomar Nueva Orleans de una vez por
todas. El Empire ardería hasta sus cimientos.
Y Wonbin encendería el fósforo.
—Sí, traed a Wonbin. Ahora.
Minwoo todavía estaba alterada por su encuentro con Hyungsik
cuando se sentó al lado de la cama de Taeheon. Yacía en su forma de Tigard, a
su lado sin moverse.
—¿Qué sucedió?
El pestañeó dos veces antes de responder.
Estaba sacando la
basura y ellos estaban esperando por mí.
—¿Qué le hiciste tu a ellos?
Nada, creo que
estaban esperando que alguno de nosotros saliera, yo fui solamente el pobre
idiota suficientemente estúpido para estar ahí… Lamentablemente ignoré su
desenfrenada estupidez hasta que Seojoon me pateó en la espalda, eso fue
suficiente.
Minwoo acarició su suave piel. Como siempre, los lobos
estaban buscando una pelea.
—Lo siento tanto Taeheon.
El cubrió su mano con una enorme pata.
No lo estés. Los
dioses son los únicos que saben qué hubiera pasado si hubiera sido Jaehee o una
de las otras parejas. Sólo estoy enfadado de no haber podido controlar lo
suficientemente bien mis poderes para darles la pelea que ellos se merecían.
Él le sonrió cuando Marvin, su mono mascota, saltó a la
cama para colocarse en su almohada. Cuando Taeheon no se movió, Marvin se
inclinó hacia adelante para abrazar su cabeza grande de Tigard y acariciar una
de sus orejas puntiagudas. Eso debía ser la cosa más dulce que había visto en
mucho tiempo.
—Te dejaré descansar si necesitas algo, llámame.
Gracias.
Minwoo cruzó el cuarto y tuvo cuidado para no cerrar la
puerta con demasiada fuerza. Taeheon odiaba los sonidos fuertes. No estaba
seguro si eso se debía a sus oídos agudos o a malos recuerdos de su niñez. De
cualquier manera no lo iba a molestar después de todo lo que había pasado.
Cuando estaba cerca de las escaleras, se encontró con su
madre que venía subiendo con un severo ceño fruncido.
—¿Ocurre algo?
Mama frunció sus labios.
—Ese estúpido Tigard. Necesito preguntarle porque atacó a
esos lobos.
Minwoo estaba horrorizado con la acusación.
—Él no lo hizo. Ellos lo atacaron.
—Eso dices tú y probablemente él también, pero los lobos
tienen una historia diferente, son más y están dispuestos a jurarlo.
—Mienten.
Mama hizo un sonido de suprema irritación.
—¿Y tu aceptas la palabra de Taeheon?
—¿Acaso tu no?
—No. —Mama miró con odio la puerta de Taeheon—. Él es
antinatural. Todo acerca de él lo es, hasta ese mono asqueroso que mantiene.
Entonces ¿qué era Minwoo? Un oso katagaria que se
convirtió en Arcadiann en la pubertad. Uno con los poderes de rastreo de un
dios, que actualmente se siente atraído únicamente hacia un lobo. No se puede
encontrar algo más antinatural que eso.
Por eso, nunca podría decirle a su madre la verdad sobre
sí mismo. Sí, su madre lo amaba, pero su madre era un animal y sus instintos
eran los de matar cualquier cosa que fuera diferente.
—Independientemente de lo que Taeheon es, Mama, no es un
mentiroso. Seojoon y su grupo por otro lado… ¿han sido alguna vez honestos?
—Han enviado un emisario. Si no les entrego a Taeheon,
irán ante el Omegrión y dirán que estoy albergando un peligro para todos los
licántropos. ¿Tienes idea de lo que podría pasar? podríamos perder nuestra
licencia y nuestra casa.
—Entonces devuélveles a Seojoon, eso es todo lo que su
padre quiere de todas maneras. Y diles que Taeheon va a ser disciplinado por
nosotros.
—¿Y desde cuando mandas tú aquí?
Minwoo inclinó su cabeza como forma de respeto hacia su
madre.
—Perdona por sobrepasar mis límites. Yo solo odio que un
inocente sea castigado mientras a la inmundicia del universo se le permite
bailar tranquilamente hacia la libertad, especialmente desde que pudieron haber
agredido a cualquiera de nosotros que hubiera estado en ese callejón y eso nos
incluye a ti y a mí.
Su madre lo miró enfurecida.
—Mis instintos me dicen que les de a Taeheon. Atrae los
problemas y no lo necesitamos aquí. No lo quiero aquí. —Dejó que saliera un
largo suspiro. Sin embargo, había sido traído aquí por el propio Phoenix. Phoenix
es el que está a cargo del Omegrión. El único al que nadie debe contrariar o
cuestionar nunca—. Por lo tanto la parte humana en mi reconoce la gran ventaja
que eso supone siempre y cuando lo proteja. Lo intentaré a tu manera, ma
petite. Pero si esto falla, le entregaré sin importar lo que tu digas.
Y yo iré con él para protegerlo. Minwoo no dijo esto en
voz alta. Su madre no podría soportar que nadie la cuestionara o la
contradijera, esa es la naturaleza de la bestia. Esta era la guarida de Mew y
todos ellos estaban sujetos a su última palabra.
—Gracias Mama.
Su madre inclinó su cabeza hacia él antes de cambiar de
dirección para bajar las escaleras.
Minwoo la siguió después, preguntándose qué estaba
pasando por la mente de Woorang. Durante años ellos habían tenido problemas con
ese insufrible arrogante idiota y sus exploradores. Nada de lo que su clan
hubiera hecho alguna vez había tenido sentido para él.
Sin embargo sentía una picazón en la parte de atrás de su
mente como si le advirtiera de que esto no se trataba de un momento de locura
al azar. Había algo más que lo que estaba pasando. Algo siniestro.
Seojoon miró a Taeyang con odio cuando el mugriento oso abrió
la jaula donde lo habían lanzado. Al menos había dejado de cambiar de forma.
—Veo que finalmente entraste en razón.
Taeyang se rió.
—Si eso fuera cierto te estaría arrastrando fuera de esa
jaula y llevándote hacia el pantano para alimentar a los caimanes.
Desafortunadamente tu papi mandó a alguien para reclamarte.
Esperando ver a Darrel, se sorprendió cuando Taeyang
abrió la puerta y apareció Wonbin parado ahí en todo su salvaje esplendor.
Alto, despiadado y cabreado. Wonbin llevaba el cabello marrón a la altura de
los hombros y ojos tan azules que parecían penetrantes glaciales. Una sonrisa
burlona estaba permanente cincelada en su hermosa cara. Y su postura dura decía
que siempre andaba buscando a alguien a quien destripar.
Seojoon tragó cuando un escalofrió bajó por su columna
vertebral. Wonbin estaba ligeramente cuerdo…
Y eso en su mejor día.
Por la enfadada y fulminante mirada de la cara de Wonbin
este no era uno de sus mejores días.
¿Qué diablos estaba pensando su padre para enviarlo aquí?
Personalmente, Seojoon preferiría quedarse en su jaula
antes que pasar un segundo en la presencia de este hombre.
—¿Dónde está mi padre?
Wonbin contestó con un gruñido grave.
—Tú no hables muchacho. Probablemente nunca más. — Lo
agarró rudamente por el cuello y lo arrastró hasta la puerta. Luego dio la
vuelta para mirar a Taeyang—. ¿Dónde está quien lo atacó? También lo tengo que
escoltar de vuelta.
El oso movió su cabeza en una descarada negación que Seojoon
tuvo que admirar. Tenía agallas para molestar a alguien como Wonbin.
—No podrá ser. Taeheon se queda aquí.
—No fue eso lo que me dijeron.
Taeyang le dirigió una sonrisa insultante que Seojoon
respetaría si no fuera un movimiento suicida de parte del oso.
—Bien acabo de decírtelo yo.
Wonbin le lanzó una mirada torva.
—Tú no importas, pedazo de basura.
—Ese sentimiento es totalmente mutuo, carnada de oso,
diablos, incluso no admito que estés aquí. Así que sal y llévate tu basura
contigo.
La mirada mortal de Wonbin se torno frágil.
—Tú realmente no quieres usar ese tono conmigo.
Taeyang cruzo sus brazos sobre su pecho.
—Bien tengo otros tonos para elegir, despectivo, enojado,
vil, irritado. ¿Qué tal si solamente nos quedamos con el sarcasmo extremo y
estamos a mano?
—Quiero al Tigard.
—Y yo quiero que te vayas. ¿Adivina quién va a ganar esta
discusión? Y en el caso que seas más estúpido de lo que aparentas, no vas a ser
tú.
Wonbin lo agarró por la camisa.
—¿Me estás llamando loco?
—Te estoy llamando lento. No loco. —Taeyang quitó sus
manos de encima—. Ahora te sugiero que te vayas. Rápidamente antes de que
decida que realmente no necesito vivir más aquí.
Wonbin movió la cabeza de manera que parecía que iba a
atacar a Taeyang. Seojoon jadeó. Wonbin era una bestia inestable. Una que nunca
se sabía lo que iba a hacer y si atacaba aquí…
Estaban jodidos.
Wonbin pasó a través de Taeyang al área de arriba.
—Llegará el momento y el lugar donde no serás tan
afortunado como lo eres esta noche.
Taeyang se rió malvadamente.
—Vamos, puedes venir en cualquier momento que eches de
menos a tu mami y necesites que te zurren el culo.
Wonbin gruñó, el sonido de un lobo a punto de arrancarle
la garganta a alguien. En vez de pelear con Taeyang, se giró hacia Seojoon y lo
agarró por el brazo para tele transportarlo fuera de la casa se los Ha.
—¿Te importa? —Dijo Seojoon tan pronto estuvieron en la
calle—. No soy tu novia.
Wonbin lo agarró por la garganta en un apretón
asfixiante.
—Exactamente, no tengo ninguna razón para no bajarte los
humos o matarte. —Lo apretó fuertemente antes de dejarlo ir.
Seojoon tosió para aclarar su garganta, lo miró
airadamente.
—¿Cuál es tu problema?
—Mi problema es que tuve que sufrir el hedor de esos
animales para salvar tu estropeado y podrido trasero. No soy tu padre y no hay
ningún código genético entre nosotros que me haga querer salvarte nuevamente,
por lo que ten cuidado chico, la próxima vez te dejare ahí.
—¿Qué pasa con mi padre?
Wonbin no respondió mientras caminaba calle abajo y
desaparecía en la noche.
Seojoon recolocó su chaqueta con un tirón agudo.
—Si claro tú continua caminando, punk. Si alguna vez me
tocas de nuevo de esa manera, te golpearé hasta dejarte en el suelo. —Claro que
no dijo eso lo suficientemente alto, de manera que el Were-Lobo lo pudiera oír.
No era completamente idiota.
Echando una mirada hacia atrás sobre su hombro miró
airadamente hacia el Empire.
—Vuestros días están contados osos.
Y también estarían para los lobos katagaria. Su padre no
tenía ni idea de que ellos estaban en la ciudad pero Seojoon iba asegurarse que
se enterara inmediatamente. Luego llovería el infierno sobre todos ellos.
O.o
ResponderEliminarMinwoo si que es especial ~
Lástima la madre de mente cerrada que tiene~
TT___TT
Ya que!!!
Ahhh
Esos dos deberían sucumbir a la tentación y comerse eso!!
Ellos son compañeros!!!!
????
Pueden procrear!???
la verdad que par de tontos esos tortolitos pero bueno espero y no tarden mucho para dejarse llevar por sus hormonas y esa mama uh mejor la .....
ResponderEliminarSí....esto va agarrando sentido
ResponderEliminarSik y Woo tuvieron su historia antes del ataque
Y todo lo que esta pasando alrededor
Minwoo ya no puede más pero tiene que mantenerse....si pasa algo todos se daran cuenta...y lo feo apenas viene.