Sapphire Wolf (T4)-7




Donghae, Teukkie, Kangin, Hyukjae, Hongki, y Zhoumi todos miraron en shock mientras Siwon, el grande, el fuerte e inamovible Siwon, perdía el control.

Siwon levantándose desde el suelo y con su velocidad de lobo cruzó al otro lado de la habitación, agarrando sillas y arrojándolas. Se hicieron añicos, golpeando las paredes con tal fuerza que sacudió la taberna. Siwon gruñó, sin dejar de causar estragos a todo a su paso. Su aullido de dolor se extendió por el edificio, haciendo que todo el mundo se arrodillara mientras el poder salía de él.

De repente, la puerta de la habitación se abrió y Junjin irrumpió. Su propio poder llenó la habitación,
envolviéndose alrededor de Siwon y tirando de él hacia abajo.

—Cálmate, Beta. —Las palabras de Junjin fueron firmes, mezcladas con la promesa de castigo a su Beta si no conseguía ponerse bajo control.

Siwon inclinó su cabeza.

—Le he fallado. No me acuerdo de él, pero incluso mientras estoy aquí puedo sentir a mi lobo
gruñéndome. Mi propio lobo me reprende por no cuidar de él.

—¿Me estás diciendo que tu lobo lo recuerda? —preguntó Junjin.

—No sé si lo recuerda como nuestro compañero, pero siente una conexión con él, quiere protegerlo.
—Siwon miró a su alrededor, el remordimiento llenándolo ante la evidencia de su pérdida de control
—. Voy a arreglar esto, Alfa —le dijo a Junjin.


—Sí, lo harás. No puedes ayudarlo si no te mantienes controlado.

Siwon asintió, pero no dijo nada más.

—Te ayudaremos —ofreció Donghae.

Hyukjae lo miró y él se sonrojó ante la aprobación brillando en sus ojos.

—Eso no es necesario —dijo Siwon.     

—No pedí tu permiso. Somos una manada. ¿Cuál es el punto de ser de la manada si no compartimos
las cargas de los otros?

—Bien dicho, sanador. —Junjin le sonrió a Donghae y pudo ver que iba a ser una adición muy especial para su manada.


Había tomado el resto del día para que Siwon y los otros pudieran poner la habitación en orden y
salvar tantas sillas como pudieran. Se encontró con el propietario y le dijo que pagaría por los daños y
compraría todas las nuevas sillas. Afortunadamente fue muy comprensivo y tomó las cosas con calma.

Esa noche, Siwon miró por la ventana del segundo piso de la habitación tranquila donde estaba sentado. La luz de la lámpara parpadeaba, proyectando sombras misteriosas a través de las paredes, un fuego quemaba detrás de él en una de las muchas chimeneas que ocupaban la taberna. Su espalda estaba caliente por el calor, pero el frío que corría por su cara y pecho persistía.

Había camas alineadas junto a las paredes, de lado a lado en ambos lados de la habitación. Más tarde
compartiría esta sala con los otros de su manada, pero por ahora les había dicho a todos que necesitaba estar solo. Necesitaba ver si podía conseguir que Heechul le hablara. Estaba preocupado por él, sobre cómo había sonado la última vez que habían hablado a través del íntimo vínculo que compartían.

Siwon sacó su teléfono cuando lo sintió vibrar. Junjin le había enviado un mensaje de texto
preguntándole si estaba bien. Siwon sonrió, sorprendido por lo mucho que Junjin se preocupaba por
sus lobos. Le respondió y comenzó a poner el teléfono lejos antes de notar un mensaje de texto anterior de Heechul. Sus latidos aumentaron mientras abría el mensaje de texto y se quedó sin aliento mientras leía su correspondencia juguetona.

Cuando se desplazó a través de ello, ciertas cosas llamaron su atención. Lo llamaba princesa, nene, le
decía que era de él. Incluso le había dicho que mantuviera su ropa puesta. Tendría que preguntarle a
Teukkie y Donghae acerca de ello. Los dos se burlaban entre sí y era evidente que había una fácil
intimidad entre ellos.

Su corazón empezó a dolerle mientras leía los textos una y otra vez. Antes de la muerte de Jiwon había anhelado un compañero, anhelado lo que obviamente había tenido con Heechul. Recordó que después de que muriera Jiwon había jurado  que  nunca  tomaría  una  pareja.  Nunca  más  quería  tener  la responsabilidad por la vida de alguien, o la posibilidad de que pudiera volver a fallar.

Ahora bien, leyendo estos textos, sabía que haría cualquier cosa para conseguir sus recuerdos de vuelta. Haría cualquier cosa por tener a este joven que, obviamente, lo amaba, y él a él, de nuevo en sus brazos.

«Encontré los mensajes de texto entre nosotros». Siwon empujó sus pensamientos con tanta fuerza
como pudo contra los escudos. Se sentía mal forzándolo para entrar en su mente, pero no lo
suficientemente malo para que no lo hiciera. Se sentía vacío, solo sin su presencia en su mente.

«Heechul, por favor, háblame», suplicó Siwon.

«¿Y qué exactamente quieres que diga? Hola, sé que no me recuerdas pero te amo más que a mi vida
y no puedo soportar estar sin ti. Apenas puedo respirar estando lejos de ti. Estoy sufriendo, asustado
y enojado. ¿Es eso lo que quieres oír? ¿Quieres escuchar cómo mi corazón se está rompiendo y mi
alma se siente como si hubiera sido rasgada en dos? O tal vez te gustaría que diga cómo en todo lo que puedo pensar es en la última vez que me sostuviste en tus brazos, el último beso que me diste, la última vez que te oí hablarme reconociéndome. ¿Qué debo decir, Siwon?»

Siwon cerró sus ojos mientras absorbía su dolor.

«Sé que te he hecho daño y lo siento. Puedo decir a partir de estos textos que te amaba».

Heechul lo interrumpió antes de que pudiera decir algo más, y la vacilación en su voz casi lo hizo caer de rodillas.

«Me amabas… pasado. Vaya, eso es intenso. Esa es la guinda del pastel proverbial, bola de pelos.
Gracias por  eso».

«¡HEECHUL DETENTE!», rugió Siwon a través de su vínculo. «No voy a renunciar a nosotros. No voy a parar hasta encontrarte y hasta destruir la maldición. No, no me acuerdo de ti, pero todo el mundo me dice  que  eres preciado para mí. Algo dentro de mí me dice que tienen razón. Te encontraré, pero hasta entonces… sólo déjame cortejarte de  nuevo».

«Um, noticias de último momento, Siwi. Nunca realmente me cortejaste en primer lugar. Más o menos me dijiste que era tuyo y casi matas a cualquier otro que respirara demasiado cerca de mí». 

Casi podía oír su sarcasmo y lo tomó como una  buena  señal,  como  si  tal  vez  hubiera  llegado  hasta  él.  

«¿Y  cómo exactamente planeas cortejarme, B?», preguntó él.

«¿B?»

«Por Beta. Aunque me reservo el derecho de utilizarlo para llamarte mujer vagabunda cuando lo
considere  necesario».

Siwon sonrió. Era un luchador, eso era seguro.

«Bueno, tengo toda la noche. ¿Qué tal que si nos conocemos otra vez?»

Esperó a ver lo que iba a decir y ni siquiera se dio cuenta que se encontraba conteniendo el aliento
hasta que lo soltó cuando él respondió.

«Está bien».

«Antes de que vayamos más lejos, necesito saber, ¿estás a salvo? ¿Hay alguien  lastimándote?»

«Estoy a salvo. Estoy sufriendo, pero sólo porque me caí en un profundo agujero en el suelo».

Siwon decidió esperar para encarar eso. Primero se ocuparía de sus emociones y lo ayudaría a que se
sintiera cómodo.


Yo empezaré», comenzó Hee. «Durante un tiempo he estado queriendo preguntarte esto, pero
recientemente las cosas se pusieron un poco agitadas y antes de eso, estabas siendo un cabeza
hueca. ¿Cuál es tu apellido y por qué no lo usas nunca?» 

Hee  cerró  los  ojos  mientras  yacía  sobre  la  mesa.  Había   estado preguntándose cuál era su
apellido, eso era cierto, pero justo en este momento lo escucharía recitar el alfabeto una y otra vez
con tal de oír su voz. Sí, sí, soy tan patético en este momento, pensó.

«Mi apellido es Choi».

«¿Quién era tu padre?», preguntó Hee.

Casi podía oírlo respirar profundamente antes de que él hablara.

«Era el Alfa de la manada Coreana del Oeste». Siwon esperó su respuesta. Pensó que probablemente
él no sabía que en algún momento la manada Coreana estuvo dividida.

«¿Cuándo fue Alfa tu padre?»

Siwon frunció el ceño. ¿No iba a preguntarle sobre la división de la manada?

«Después de las guerras de los hombres lobos. El Alfa anterior fue asesinado durante este periodo.
Creo que se llamaba…»

«Yesung», terminó Hee por él.

Siwon no podía creer que supiera esto. No es algo que siempre se hablaba en una conversación casual. ¿Cómo podría saberlo?

«Sí, Yesung. Mi padre era su Beta». Siwon hizo una pausa incómoda. «… Mi padre murió en 1905
después de que mi madre, fuera baleada y asesinada por cazadores furtivos. La habían confundido
con un lobo salvaje. Yo sólo tenía 20 años humanos, convirtiéndome en uno de los más jóvenes Alfas en nuestra historia.»

Esta vez sintió la sorpresa de Heechul. Así que no había sabido que él había sido un Alfa.

«¿Fuiste un Alfa?» Hee sabía que el asombro que sentía llenaba su voz.

«Sí».

«¿Qué pasó? ¿Por qué ya no lo eres más?» Siwon podía sentir su interés, su deseo de saber más sobre
él. Por alguna razón eso le hizo sentir orgulloso. Su lobo estaba pavoneándose, como un joven cachorro tratando de atrapar la atención de una pareja.

«Cuando murió mi hermana Jiwon perdí la razón. Entré en un arrebato de  ira,  convirtiéndome  en 
alguien  peligroso  para  todos  los  que  me  rodeaban.  Recuerdo que Junjin vino a mí, recuerdo
disolver la manada Coreana del Oeste y declarar una fusión, pero después de eso no recuerdo lo que
pasó. Sé que renuncié a mi apellido. Había deshonrado a mi familia por no haber protegido a mi
hermana… yo no merecía llevar el nombre de mi padre».

Hee podía sentir el dolor de Siwon por perder a su hermana y la vergüenza que él pensó que debía
llevar. Pero sabía que no era así. Incluso los Alfas no podían salvar a todos.

«Siwon, los Alfas no son infalibles. No deberías avergonzarte por lo que sucedió ese día. Nadie podría haber predicho lo que haría un lobo idiota. Eres un hombre increíble, y cuando clamas a alguien como tuyo haces todo lo posible para protegerlos. Pero no eres perfecto y nadie espera que lo  seas».

«Hablas como si me conocieras». Siwon no pudo ocultar la emoción que evocaban sus palabras en él.

«Te conozco». La voz de Hee fue suave mientras respondía a la emoción que sentía venir a través de su vínculo.

«Espero haberte conocido igual de bien».

«Lo harás», prometió Hee. «No te abandonaré, Siwon. Lo siento, pero estás atascado conmigo».

Pudo sentir la alegría de Siwon.

«Donghae me mostró fotos tuyas en su teléfono», mencionó él repentinamente.

Hee se quedó callado ante su comentario. Sus ojos se abrieron y se encontraron con el techo bajo el
cual yacía, trazando a lo largo de las vigas de madera que corrían horizontalmente a través del cuarto. Su respiración aumentó y justo en ese momento planeó matar a Donghae en cuanto lo viera.

«¿Lo hizo?», preguntó Hee cuidadosamente. «¿Y qué pensaste?»

«Esperaba que algún día pudieras estar vinculado a mí, así de esa manera esa bata ya no sería
necesaria».

Hee sintió que la sangre subía a su cara, el calor de la vergüenza atravesándolo. Sí, Donghae era un
sanador gitano muerto.

«No te avergüences, Heechul. Creo que eres hermoso».          

«Sí, bueno, no esperaba exactamente que la primera cosa que le enseñaría a mi compañero que no se
acuerda de mí es estar en una bata».

«No me estoy quejando». Oyó risas en su voz y lo absorbió como si fuera la última gota de agua que
nunca jamás sentiría en su piel.

«Estoy seguro que no lo estás».

Siwon se puso serio.

«Heechul, ¿cómo sabías quien era Yesung?»

Hee no sabía cuánto se le estaba permitido contar a Siwon. Ryeowook y Yesung habían salido, para
nada preocupados en dejarlo ya que no podía caminar. Pero, ¿cómo esconder algo a Siwon? Ya sea que se acordara de él o no, seguía siendo su compañero.

«¿Heechul?» Su voz sonaba cada vez más como el Siwon que lo amaba.

«No quiero poner en peligro a los que me han  rescatado».

«Lo comprendo y puedes confiar en mí. ¿Cómo lo supiste?»

Hee respiró hondo y lo dejó salir. Decidió que era imposible no poder decirle.

«Sabía quién era porque él y su compañero Ryeowook son los que me salvaron de la caverna en donde estaba. Ahora estoy en su casa».

Hee se estremeció ante la alarma que corrió a través de su vínculo.

«¿Cómo? ¿Cómo pueden estar todavía vivos? Nadie ha visto o escuchado de ellos en siglos».

«Lo sé. Ryeowook me lo explicó todo».

«Entonces explícamelo a mí», exigió Siwon.

«Todavía no puedo, Siwi. No sé si estén cómodos conmigo contándolo».

«Soy tu compañero. ¿Cómo puedes esconderme algo?»

«Oh, ¿ahora deseas reclamar la tarjeta del compañero? Bueno, puedes meterla de nuevo en tu bolsillo
trasero, amigo, porque hasta no hace mucho tiempo eras como: “bla, bla, no me acuerdo de ti, bla, bla
debería recordar a mi compañero”. Así que, ¿a quién le importa?», le gruñó Hee.

«Puede que no recuerde, pero sí creo que eres mi compañero. Heechul, te someterás a mí en esto».

Hee pudo sentir la sorpresa que lo llenó cuando se rió de él a través de su vínculo.

«¿Te estas burlando de mí?»

«Sí, mi compañero peludo, estoy definitivamente riéndome de ti. “Someter”… hombre, ese es el clásico Siwon. Me hace querer   besarte».

Hee oyó la puerta empezar a abrirse.

«Oye, Siwi, me tengo que ir. Están de vuelta y tengo que hablar con ellos».

«No te atreves a bloquearme, Heechul». Hee amaba el autoritarismo en su voz; lo hacía sentir como si nada hubiera cambiado entre ellos.

«Lo siento, pero la conexión es un poco difusa, Siwi, te escucho entrecortado. Has algunos… no
puedo… hablamos… luego…»

Hee interrumpió sus palabras con silencios en medio imitando una mala conexión de un teléfono celular, y luego rápidamente erigió una pared entre sus mentes. Le dolía estar separada de él, pero Hee confiaba en Ryeowook y Yesung y necesitaba saber qué hacer acerca de dejar que sus amigos y
compañero supieran sobre sus rescatadores.

—¿Cómo te sientes? —Hee oyó a Ryeowook preguntar.

Heechul yacía en la cama con los ojos cerrados, oliendo el aire fresco y crujiente que se había
arremolinado dentro cuando Yesung y Ryeowook entraron a su casa. Mientras se habían ido, Hee había intentado echar un vistazo alrededor de la habitación.

Había observado que la cama que ocupaba estaba en el área donde estaría una mesa de desayuno. La
cocina estaba justo al lado. Los pisos eran de madera y la isla en medio de la cocina era de madera con estantes a lo largo de la base que albergaba todo tipo de botellas diferentes con nombres escritos en sus etiquetas.

Por encima de la isla colgaba una agarradera redonda de hierro forjado, pero en lugar de macetas, de
este colgaban plantas y hierbas. El mostrador que corría a ambos lados de la cocina era de la misma
madera que la isla y los gabinetes estaban abiertos sin puertas en ellos. Era una habitación muy
acogedora. El olor del incienso impregnaba el aire y el crujido del fuego caliente que ella no podía ver a la vuelta de la esquina la calentaba.

La mente de Hee regresó a la pregunta de Ryeowook cuando lo vio parada al lado de su cama.

—Débil —contestó Hee honestamente. Pensó que no tenía ningún motivo para mentir.

—Voy a hacer un poco más de té para ti.

—Gracias. —Hee aclaró su garganta antes de que ella continuara—. Entonces, Ryeowook, necesito
saber lo que puedo decirle a Siwon, mi compañero, acerca de ustedes. Él y yo estábamos hablando
a través de nuestro vínculo mientras que ustedes se habían ido y he descubierto por qué lo sentía
tan extraño.

—Perdió sus recuerdos —terminó Ryeowook antes de que Hee pudiera revelarlo.

La boca de Hee cayó abierta. La cerró y negó con su cabeza.

—¿Cómo lo sabes?

Ryeowook le entregó el té y Hee tomó un sorbo. Yesung vino y se puso al lado de su compañero.

—Hay ojos y oídos en todas partes del bosque —le dijo Yesung misteriosamente.

Ryeowook le dio un codazo.

—No intentes asustarlo, torpe.

Yesung dio a su compañero un gruñido fingido, pero había humor en sus ojos.

—Yesung y yo fuimos a ver a la persona de la que te hablé, quien nos ayudó todos esos siglos atrás
—explicó Ryeowook—. Sabíamos que él sabía lo que estaba pasando. Y no es bueno. No es bueno
en lo más mínimo. —Ryeowook se acercó a Hee y colocó un brazo detrás de sus hombros mientras
Yesung tomaba sus tobillos suavemente en sus manos—. Necesitas sentarte un poco. Estar toda
acostado sobre tu espalda puede causarte neumonía.

Después de que Hee se acomodó, las almohadas detrás de él apoyadas contra la pared, miró hacia la
cara preocupada de Ryeowook.

—Entonces, suéltalo todo. No lo endulces y por favor confía en mí. Yo confío en ustedes chicos y no
quiero que les pase nada.

Ryeowook sonrió.

—Gracias, Hee. Lo primero que debes saber es que tienes que estar aquí. Solo yo puedo sanarte y
evitar que te enfermes más.

—¿Por qué me enfermaría más?

Ryeowook ignoró la pregunta y continuó:

—En segundo lugar, la bruja de la que te hablé es de hecho la única desde hace mucho tiempo. Es
poderosa y quiere un sanador. No se detendrá ante nada para encontrarme. Tienes que entender lo
terrible que sería si pone sus manos sobre mí. Tengo que evitarlo a cualquier precio.

Hee comenzó a sentir que la cabeza se le nublaba. No se sentía soñoliento, pero se sentía rara. Y
entonces lo sintió. Su vínculo con Siwon se rompió por la mitad. Era tan extraño. Era como si pudiera
ver el cordón que lo llevaba hasta él… como una cuerda tensa siendo jalada demasiado hasta quebrarse. 

Hee tomó una bocanada de aire ante la repentina pérdida de la conexión.

Sus ojos se dispararon hacia Ryeowook.

—¿Qué has hecho? —gruñó Hee.

Yesung dio un paso adelante, una postura protectora frente a su compañero. Como si Hee estuviera en condiciones de hacer algo.

—Lo siento, Hee. No puedo permitir que le digas demasiado a tu compañero. Podrías no darte cuenta
que estás dando pistas a donde él o la manada podrían encontrarte.

Hee estaba tratando muy duro de verlo desde el punto de vista de Ryeowook, pero el agujero negro
dentro de él no le estaba haciendo comprensiva especialmente.

—Habrá algunas consecuencias por el vínculo roto. Y no es permanente. Pero puedo mantener al mínimo los efectos.

—¿Qué consecuencias? —Hee estrechó los ojos hacia el sanador en quien quiso tanto creer que no lo
lastimaría. Ahora no estaba seguro.




3 comentarios:

  1. Ay~ pobre Siwonshis! Que manera de perder el control!!!
    Aww pobtesito!
    TT____TT
    No se vale!!!
    Ay~ Hee siempre tan él!!!
    Amo el sichul!!!
    Wokkie bebé malo!!!!
    Nooooo
    Siwonshis se va a volver loco!!!

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  2. Wookie que hiciste, no es justo la bola de pelo eataba en plan chulo reconquistador de Hee y venis vos a romper, no mejor dicho, intervenir en su vínculo recién establecido.
    Amo el SiChul en modo conquistador

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  3. bueno wookie tiene miedo y hay que entenderlo yo tambien haria lo que fuera para salvar a mi amor

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...