Luna Negra (DH10)-9




Kevin se sentó apartado a un lado del campamento en forma humana mientras escuchaba las conversaciones ociosas alrededor de él. La mitad del grupo estaba en forma humana mientras que los demás eran lobos.

Muchos de los hombres estaban inquietos. Había un inquietante olor en el aire. Uno que denotaba problemas, pero nadie podía manejar eso. Ni siquiera él estaba seguro de lo que lo causaba.

Pero estaba tan nervioso como el resto de ellos. Una palabra equivocada o una acción y él estaba justamente tan propenso de tomar una vida como un Daimon. Tanto más, de hecho.

Y tal vez esa era la fuente de su ansiedad. Desde que él y el Hyungsik habían ayudado a Shindong y Kyuhyun, había tenido una sensación de presagio que no podía sacudirse.

Hyungsik se acercó a él y le ofreció una cerveza fría.

—¿Quieres ir a patrullar y ver si podemos averiguar lo qué va a pasar?

Kevin levantó los párpados de repente e inclinó la cabeza para poder ver alrededor del cuerpo de Hyungsik donde Heejun y los demás se reunían. Negó con la cabeza.

Si saliera con Heejun en el estado de ánimo en el que estaba, uno de ellos terminaría muerto.

—Sea lo que sea, viene por aquí. Creo que deberíamos estar pegados a las parejas.

Hyungsik se rió de eso.

—Amo la forma en la que piensas, adelphos. Estar pegado a las parejas es lo que mejor se me da.

Sonrió ante las palabras de Hyungsik.

—Sí, pero no te he visto haciendo eso últimamente.

Hyungsik miró rápidamente a Heejin que estaba sentada en forma de lobo con varias otras parejas.

—He estado preocupado.

—¿Con qué?

—Cosas.

Kevin no lo presionó. Su hermano, con todo su flujo interminable de comentarios sarcásticos y la arrogancia de vive-para-el-momento, algunas veces podía ser sumamente caprichoso. Incluso reservado.

Era un espacio y libertad que Kevin voluntariamente le daba.

¡Kevin!

Kevin se atragantó con la cerveza al tiempo que oía la voz frenética y asustada de su hermana en la cabeza.

—¿Qué? —Él envió de regreso silenciosamente.

Los cachorros vienen. Te necesito.

—¿Oíste eso? —Le preguntó a Hyungsik.

—Estoy en eso.

Su cerveza olvidada, Kevin se puso rápidamente en pie y corrió en busca de ella. La encontró a un lado del campamento, cerca de una pequeña corriente de agua donde debía haber ido a conseguir algo para beber.

—Te tengo, bebé —dijo él con delicadeza mientras se arrodillaba a su lado para ayudarla.

Ella le lamió la barbilla, entonces gimoteó a medida que más del dolor de trabajo de parto la golpeaba.

Hyungsik se les unió algunos segundos más tarde con mantas.

—¿Debería traer a Juhak?

Kevin negó con la cabeza.

—Lo podemos manejar.

Mientras se acercaba a acariciar a Yewoon, su teléfono celular timbró. Kevin empezó por no contestarlo, pero ID mostraba a Shindong, quien no llamaría a menos que fuera importante. Furioso por la inoportunidad del momento, lo desplegó.

—Estoy ocupado, Dark Hunter. Éste no es un buen...

—Lo sé, pero hay un gran número de Daimons convergiendo alrededor del Pozo de Miller. Vienen por tu manada, Kevin.

Kevin se quedo frío ante las noticias mientras miraba hacia Hyungsik para ver si su hermano había oído las palabras tan claramente como él.

—¿Estás seguro?

—Positivo. Parece que quieren una súper carga antes de las festividades de Mardi Gras con nosotros, así que tenéis que salir de allí tíos. Pronto.

Cómo deseaba que fuera tan simple.

—Yewoon está con dolores de parto. No la podemos mover. Pero me aseguraré de que los demás se vayan.

—Está bien, —dijo Shin—. No te muevas y te conseguiré algunos refuerzos lo antes posible.

La implicación insultó cada parte animal de Kevin.

—No necesito tu ayuda, Dark-Hunter. Podemos cuidar de nosotros mismos.

—Sí, de todas formas, estaremos allí en poco tiempo.

El teléfono se murió.

Gruñendo, Kevin devolvió el teléfono a su bolsillo. Se encontró con la mirada glacial de su hermano.

—Moviliza a los demás.

Hyungsik asintió, entonces se fue corriendo para hacer correr la noticia.



El campamento estaba en el caos total mientras los varones, en su mayoría en forma humana, intentaban recoger a las parejas embarazadas y los cachorros y moverlos sin usar la magia.

Kevin y Hyungsik permanecían sobre una loba embarazada en trabajo de parto mientras otro varón, quien tenía un parecido notable a Kevin, se arrodillaba a su lado. El hombre era mucho mayor que los hermanos.

Era Juhak.

Shin le recordaba bien. El cruel gobernante Katagaria odiaba a todo mundo fuera de la manada.

No obstante, rectificó, mientras miraba a Kevin y a Hyungsik, su padre odiaba a muchos que estaban en la manada también. Incluyendo a sus hijos.

—Haznos sentir orgullosos, Yewoon —dijo Juhak severamente—. Sabe que criaré a tus cachorros bajo mi completa protección.

La loba lloriqueó.

Su padre se puso de pie y dejó caer una frase con desprecio sobre Kevin y Hyungsik.

—Esto es culpa vuestra. Maldigo el día en el que alguna vez tuve hijos were lobos.

Hyungsik gruñó por el insulto que daba a entender que eran más humanos que animales, y empezó a andar hacia su padre, pero Kevin lo agarró.

Juhak curvo sus labios.

—Harías mejor en proteger a sus crías. Mejor que los dioses os ayuden a ambos si algo les ocurre. —Salió al acecho de los demás.

Shindong y Siwon se dirigieron hacia los hermanos.

—¿Qué estáis haciendo aquí? — demandó Kevin tan pronto como los vio—. Te dije que podíamos arreglárnoslas.

Shindong plantó el extremo de su báculo en el suelo y le miró con una paciencia que realmente no poseía.

—No juegues al héroe, Kevin. Lo último que necesitas es luchar con los Daimons a tus espaldas mientras Yewoon da a luz.

Kevin estrechó los ojos en ellos.

—¿Sabes algo sobre asistir en el parto?

Shin asintió.

—La verdad es que sí. He ayudado a traer más que mi justa parte de ellos durante los últimos once mil años. Humanos y otras cosas.

A pesar de sus anteriores palabras, Kevin pareció estar aliviado por la respuesta de Shin.

Kevin miró a Siwon.

—¿Qué hay sobre ti?

La respuesta fue tan fuera de lugar para él como su presencia aquí.

—No sé nada sobre partos de cachorritos, Miss Scarlett, pero puedo arrancarle la cabeza a un Daimon sin sudar.

—Está bien, podéis quedaros ambos. —Kevin se puso en cuclillas al lado de su hermana y acarició su hocico con su cara mientras ella jadeó y gimió—. No te preocupes, cariño. No voy a dejarte.

Shin se sentó a su lado y tendió su mano para que ella la olfateara.

—Soy un amigo, Yewoon —dijo en voz baja—. Sé que tienes mucho dolor, pero vamos a quedarnos contigo y ayudar a que des a luz a tus crías.

Ella contempló a Kevin quien hizo ruidos del lobo en respuesta a ella.

Una maldición fuerte sonó.

—¡Kevin! —Hyungsik gritó—. Tenemos cocodrilos moviéndose por todo el lugar.

Shin sonrió.

—Está bien. Están conmigo. No te atacarán a menos que los golpees.

Hyungsik levantó la cabeza dudosamente.

—¿Estás seguro? No me están mirando amistosamente.

—Positivo.

Lo último del grupo Katagaria se fue, excepto por dos. Shin los había visto a ambos de antes, pero no los conocía. . . .

No, no era totalmente cierto. Desde que podía ver dentro de sus mentes y corazones, supo instantáneamente que el rubio era el hermano de Kevin y de Hyungsik. Un hermano que tampoco ellos sabían que tuvieran.

El lobo de cabello oscuro era un amigo. Liam.

Hyungsik estrechó su mirada sobre ellos cuando se unieron a los hermanos.

—¿Qué estáis haciendo?

Dongjoon se encogió.

—Los lobos no pelean solos.

—¿Desde cuándo das tú una mierda?

Dongjoon recorrió la mirada rápidamente hacia Yewoon y Shin sintió no sólo su dolor, sino su anhelo por ser contado entre sus hermanos. Era tan crudo y profundo que trajo un dolor a su propio pecho.

Era también un dolor del que él podría más que relatar.

—Vosotros dos necesitáis una cabeza ecuánime para ayudar a pelear. —Dongjoon los indicó a él y a Liam—. Esos somos nosotros.

Kevin levantó la mirada.

—Déjalos en paz, Hyungsik. Si quieren quedarse, déjalos. Mientras más tengamos que ayudar a proteger a Yewoon, mejor.

Hyungsik dio un paso hacia atrás mientras los otros dos lobos le daban distancia. Fueron a apartarse a un lado con Siwon y los cocodrilos mientras Shin, Hyungsik y Kevin estaban agrupados sobre Yewoon.

La tranquila quietud del pantano fue rota sólo por los jadeos y quejidos de Yewoon.

Mientras esperaban, Shin sintió la pena en los ojos de Kevin. Recordó un tiempo cuando él había escuchado los gritos de su hermana mientras daba a luz a sus bebés. No había nada más inquietante.

Pero todo eso se desvaneció cuando el primer lloriqueo de bebé se escuchó. Entonces el enfoque se convirtió en uno de alegría por la vida nueva que había sido creada.

—Ella estará bien —Siwon reconfortó a los hermanos mientras notaba su incomodidad también—. Saldrá de esta.

—No. —dijo Kevin, negando con la cabeza—. Todo lo que podemos esperar es salvar a sus cachorros. Tan pronto como el último deje su cuerpo, ella morirá.

Siwon le miró ceñudamente.

—No seas tan fatalista.

Un músculo se movió en la mandíbula de Kevin.

—No lo soy, Dark-Hunter. Ella fue reclamada por su compañero. Unieron sus fuerzas vitales. Si no hubiera estado embarazada y cargara una nueva vida cuando él murió, ella hubiera muerto con él. Tan pronto como los cachorros nazcan, ella irá a unírsele a él en el otro lado.

El estómago de Shin se contrajo apretado con la pena compasiva mientras escuchó el dolor en la voz de Kevin. Él sabía cuánto significaba Yewoon para ambos hermanos. También sabía lo que estaba a punto de suceder y aunque quería cambiarlo, sabía que no podía. El destino era lo que era y por intentar evitarlo, podría empeorar el resultado para todos ellos.

—Lo siento, Kevin.

—Gracias. —Kevin rozó su mano a través de la cubierta blanca de su hermana.

Hyungsik se sentó lejos a un lado, su mirada rondando mientras guardaba silencio. Era tan raro de su parte no estar poniéndose poco ceremonioso e incluso hacer comentarios estúpidos. Eso le dijo a Shin más que cualquier cosa, qué tan alterado estaba Hyungsik.

Repentinamente, de la nada, una horda de Daimons atacó.

Kevin se disparó a sus pies para enfrentarlos.

—No sé cómo ayudar a nacer a los cachorros —le dijo a Shin—. Quédate con ella y yo pelearé.

Shin asintió y permaneció agachado junto a Yewoon mientras ella sufría una crisis nerviosa y gimoteaba.

Hyungsik se transformó en lobo, su forma más fuerte, para combatir, como hizo Liam y Dongjoon, pero Kevin permaneció humano.

Shin oyó a los Daimons gritar mientras encontraban a los lagartos acechándolos.

Yewoon comenzó a agitarse mientras la pelea estallaba. Shin mantuvo su atención enfocada en la loba y sólo levantó la mirada para asegurarse que los Daimons no estaban abriéndose camino más cerca de Yewoon.

Hyungsik, Dongjoon y Liam estaban haciendo un trabajo notable manteniéndolos a distancia en forma de lobo mientras Siwon y Kevin los combatían con cuchillo y espada. Mala cosa que los lobos no pudieran usar su magia más de que lo que Shin podría. Cualquier disparo al azar de su energía accidentalmente podría pegarle a Yewoon y a sus cachorros y podrían matarlos.

—¡Kevin!

Shin arrancó ante el ruido humano de la Were-Hunter. Levantó la mirada para ver a un Daimon a punto de atacar la espalda de Kevin. Prevenido, Kevin vio al Daimon y se giró alrededor a tiempo de apuñalar al Daimon a través del corazón y matarlo.

—Yewoon recuéstate.

Shin la sujetó aún mientras el primero de sus cachorros coronaba.

—Eso es —le dijo a ella en una suave y tranquilizadora voz —. Estamos casi ahí.

Un Daimon subió a través de los setos al lado de ellos. Shin se levantó de un salto y giró para defender a Yewoon mientras Hyungsik atrapaba al Daimon y lo noqueaba lejos de ellos.

—Encárgate de mi hermana, —le disparó Hyungsik en su mente.

Shin rápidamente regresó a Yewoon.

Con los Daimons tan cerca ahora, tenía que controlar la llegada del cachorro, a Yewoon y a los Daimons.

No era fácil.

—Empuja —le dijo a Yewoon—. Solo un poquito más.

Los siguientes segundos pasaron rápidamente y aún parecieron moverse lentamente a través del tiempo.

Latido a latido.

Dos Daimons se levantaron de su pelea con Hyungsik. Uno de ellos le disparó a Hyungsik con un Taser, volviéndolo instantáneamente humano. Hyungsik dejo salir un aullido mientras su cuerpo convulsionó incontrolablemente de uno a otro, entre lobo y humano.

Kevin fue tras el segundo al mismo tiempo que el primero apuntó el Taser en Kevin, quien se agachó en el suelo. El Daimon presionó el botón y los aguijones electrificados erraron a Kevin por una fracción de pulgada.

En lugar de eso, golpearon a Yewoon.

Shin maldijo furioso mientras Yewoon fue transformada de loba a mujer y de nuevo a loba. Sus gritos hicieron eco en los árboles y entonces se quedó misteriosamente callada.

Regresó a su forma de lobo, sin moverse en absoluto.

Kevin corrió hacia ella, pero era muy tarde.

Estaba muerta.

Shin dejó salir su grito de guerra y se precipitó al Daimon que la había matado.

Golpeó duramente al Daimon en la mandíbula, entonces usó sus manos desnudas para rematarlo. Empujó su mano directamente en el pecho del Daimon, perforando su marca.

El Daimon se desintegró en un rocío de polvo dorado.

Ahora que podía usar sus poderes sin restricciones, Shin acortó el trabajo de los Daimons que quedaban.

Las transformaciones de Hyungsik se habían hecho más lentas, pero todavía se alternaba entre las formas de humano y de lobo mientras se arrastraba lentamente hacia el cuerpo de su hermana.

Kevin caminó inexpresivamente hacia Yewoon y se dejó caer a su lado. Recogió el cuerpo de la loba en sus brazos y la acunó como si fuera un bebé.

Las lagrimas fluyeron por su cara mientras se mecía de atrás a adelante con ella y le murmuraba al oído.

Hyungsik dejó salir un aullido agudo y se convirtió en hombre. Con el cuerpo desnudo, puso su cabeza en la espalda de Yewoon y se abrazó también a ella.

Shin nunca olvidaría la visión de los tres amontonados allí en su pena. Le perseguiría para siempre.

Demasiado bien, recordó su pasado. Despidiéndose de su hermana y su bebé…

Dolía como si eso nunca sanara completamente. De hecho así era. Ni aun once mil años se habían llevado la ardiente amargura de él.

Con cara sombría, Shin dio un paso hacia ellos.

—Me necesitas para…

—Fuera —gruñó Kevin, su voz fiera y fría—. Solo déjanos solos.

Siwon arqueó una regia ceja.

—Podría haber más daimons acercándose.

—Y los mataré —Kevin gruñó—. Los mataré a todos.

No había nada más que hacer para ayudarlos y Shin odió eso sobre todo. Los hermanos necesitaban tiempo para llevar su pena.

Desintegrando su báculo, se dio la vuelta hacia Siwon que observaba a los hermanos con una mirada afligida.

—No había nada más que pudieras hacer — le dijo Siwon a Kevin—. No te culpes.

Kevin dejó salir un gruñido inhumano. Shin tiró del brazo de Siwon y lo apartó de la escena antes de que Kevin atacara por el pesar.

Los rasgos de Siwon estaban todavía perturbados con compasión.

—Los inocentes nunca deberían tener que padecer por las batallas de otros.

—Lo sé —dijo Shin, con el corazón pesado—. Pero así parece ser siempre.

Siwon asintió.

—A furore infra, libera nos.

Shin hizo una pausa ante la cita latina. Apiádanos de la furia interna.

—Sabes, Siwon, hay veces en las que pienso que en verdad podrías ser humano después de todo.

Siwon se mofó de eso.

—Confía en mí, Shindong, no importa que parte de mí haya sido humana alguna vez, esa fue asesinada hace mucho tiempo.



Dongjoon observó calladamente durante horas mientras Kevin y Hyungsik abrazaban a su hermana y lloraban como niños. Recordó un tiempo cuando él había llorado así también, pero había sido unos siglos antes.

Él había enviado a Liam por delante no mucho tiempo después de que la pelea había terminado a contarle al resto grupo lo sucedido, entonces se quedó atrás por si acaso hubiera más peleas que terminar. Sin tener en cuenta las batallas del pasado, las emboscadas, y los malos sentimientos, Kevin y Hyungsik no necesitaban estar solos ahora mismo. Todo por lo que ellos se habían preocupado estaba muerto. Era un dolor que Dongjoon no le deseaba a nadie.

La pena de Dongjoon lo golpeó a un nivel diferente. Mientras ellos lloraban por la hermana que habían perdido, él lloró internamente por la hermana que nunca conocería.

Era tan duro observar a sus hermanos abrazarse de esa manera mientras él estaba parado afuera.

Para siempre un desconocido.

Pero no les podía decir la verdad. Su madre y hermanos con los que se había criado se habían vuelto contra él y habían intentado matarlo. La única pareja que alguna vez había amado había estado entre esas que se volvieron contra él. ¿Por qué entonces Hyungsik y Kevin podrían aceptar alguna vez el hecho de que él había nacido de la misma unión maldita que le había dado nacimiento a ellos?

Además ahora no era definitivamente el momento para una reunión familiar.

Dio un paso adelante tentativamente. No por miedo, si no por respeto.

—¿Tíos? Hemos estado aquí mucho tiempo. Ya que el Taser se ha desvanecido, creo que deberíamos irnos.

Kevin le inmovilizó con la mirada más fríamente mortal que alguna vez hubiera visto. Volvió esa mirada hacia Hyungsik.

—Necesitamos darle a un entierro apropiado. Se lo debemos a ella.

Hyungsik quiso gritar y maldecir. Quería golpear hasta que la furia impotente dentro de él se callara. Pero no sabía si alguna vez volvería a estar en silencio. Algo dentro de él se hizo pedazos. No se suponía que Yewoon muriera. Se suponía que ella estaría aquí. En todo el infierno e incertidumbre que habían sido sus vidas, ella había sido lo único para lo que él y Kevin habían vivido. Su influencia tranquilizadora.

Ella había humanizado al lobo.

Sin ella. . .

No había nada dentro de él ahora sino el animal salvaje que sólo quería la sangre de todos alrededor de él.

Dongjoon se acercó a ellos lentamente en forma humana.

—¿Dónde está Liam? —preguntó Kevin.

—Le envié adelante para decirle a los demás que los Daimons fueron derrotados.

Kevin lo miró ceñudo.

—¿Por qué te quedaste?

Dongjoon recorrió la mirada hacia el cuerpo de Yewoon.

—No creí que estuvieseis en condiciones de defenderos...

—Estamos bien —gruñó Hyungsik, y lo agarró por la garganta.

Dongjoon cubrió la muñeca con su mano y la apartó de golpe. Sus ojos turquesa echaron chispas de furia.

—Pena o no pena, si me tocas así otra vez, te mataré.

Kevin los apartó.

—Ya ha habido suficiente muerte aquí esta noche. Tenemos que irnos.

Dongjoon dio un paso atrás.

Hyungsik empezó a disculparse, pero las palabras se le atascaron en la garganta. Además, él no le debía nada al bastardo. Dongjoon probablemente estaba sintiendo oculta satisfacción por ello. Era típico de él.

Descartando el pensamiento, Hyungsik se agachó hasta recuperar el cuerpo de Yewoon. Se levantó lentamente con Yewoon en sus brazos. Su pelaje le cosquilleó la piel. Una y otra vez vio imágenes suyas como cachorro, como adolescente y como mujer. Sobre todo, vio imágenes suyas como su hermana y mejor amiga.

Dios, cómo la extrañaría.

Kevin suspiró.

—¿Estás listo?

No. Nunca estaría listo para decirle adiós a ella. Pero no podían quedarse aquí para siempre. Así que asintió, incluso aunque quiso morir al lado de ella.

Usando sus poderes, encontraron a su manada y el lugar donde habían hecho una guarida temporal en Slidell. No muy lejos debido a que las hembras cargadas no podían viajar fácilmente, pero lo suficientemente lejos de manera que deberían estar relativamente seguros.

Tan pronto como aparecieron, toda la actividad en el campamento se detuvo.

Cada ojo, humano y lobo, se volvió hacia ellos y Hyungsik juró que podría oír sus bruscas inspiraciones de aliento.

Pero fue el aspecto ceniciento de su padre lo que los hizo detenerse.

A Hyungsik le cogió por sorpresa la expresión de su padre. ¿Era aún posible que el viejo bastardo tuviera sentimientos hacia ellos?

Con todo no había negación en la angustia en sus ojos cansados.

Juhak se adelantó.

—¿Dónde están las crías?

Kevin dejó caer su mano del cuerpo de Yewoon.

—Ella murió antes de que nacieran.

Juhak se ahogó con un sollozo. Anonadado por la exhibición inesperada de emoción, Hyungsik no se movió mientras su padre se adelantaba para abrazar a Kevin.

Al menos eso fue lo que pareció que iba a hacer hasta que su padre plantó un pequeño collar de plata en el cuello de su hermano. Antes de que Hyungsik pudiera moverse, Heejun plantó uno en él desde atrás.

Dando un paso atrás, Juhak miró hacia los otros a su alrededor.

—Es el momento para la timoria. Mátadlos.




3 comentarios:

  1. TT___TT
    No se vale!
    Ellos no merecían el dolor que les causo la muerte de su hermana!
    Noooo
    Ahhhhhh
    Engendró del demonio!!!!
    Cómo le hace eso a sus hijos!!!
    Nooooooooo

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  2. No es justo, ellos hicieron todo por defender a su hna.
    Incluso Dongjoon se quedo para ayudarlos más de lo que hizo el propio padre, quien solo mostro interés por las crías y no por su hija.

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  3. Ya que en las demás historias supimos un poco y ahora se confirman y se saben otras cosas,por un momento llegue a pensar que quizás...los bebés se habian salvado,era pequeña pero tenia la esperanza.
    Sabremos exactamente como es que Sik fue herido de tanta gravedad.
    Pobre niño lindo...anhelando tener ese lazo,pero no le queda más que observar de lejos.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...