Mio -Capítulo 7




—¿Cómo puedes tener ese cuerpazo con todo lo que comes?

Al momento quiso que se lo tragara la tierra. ¿Cómo se había atrevido a decirle eso? Era el alcohol el que hablaba, no él.

«Autonota: A partir de ahora no beberé más de una copa de vino y la rebajaré siempre con agua».

Hyukjae lo miró con picardía:

—¿Cuerpazo?

Donghae se encogió de hombros. ¿Qué sentido tenía negar la verdad? Tenía un cuerpazo.

—Pues sí.

«Un cuerpazo duro como una roca. Para caerse de culo. El cuerpo más sexy del planeta».

—Hago ejercicio en el gimnasio que tengo en casa todos los días. Si te gusta mi aspecto,
supongo que el esfuerzo merece la pena —comentó con incredulidad. «¡Ya te digo! Merece mucho la pena».

—Se nota —respondió Donghae intentando que no se notara demasiado que estaba deseando hacerle de todo—. Es uno de los motivos por los que mujeres como Jesica caen rendidas a tus pies. No es el único, pero es una razón de peso.

«¡Mierda! ¿Lo había dicho en voz alta? ¡Maldito alcohol! Tenía que aprender a morderse la lengua».


—Los jóvenes o mujeres no admiran ni mi cuerpo ni mi personalidad, ni nada de eso. Solo les gusta mi dinero —afirmó Hyukjae con pragmatismo.

Donghae se quedó mirándolo pasmado. ¿De verdad pensaba eso?

—Ya, ¿así que no afecta para nada que estés como un tren, seas un genio, tengas gracia y además seas un cachito de pan? ¿Lo único que les interesa es la pasta?

Madre mía, lo estaba sacando de quicio. ¿No se enteraba de nada? ¿No se daba cuenta de que tenía muchas más cosas que ofrecer aparte de su dinero?

—Eso es.

Donghae sintió una punzada en el corazón al darse cuenta de que Hyukjae estaba convencido de que el dinero era su única virtud. ¿Cómo podía pensar algo así un hombre que le había demostrado lo generoso que era en múltiples ocasiones?

Donghae se lo quedó mirando con deseo, incapaz de creer que el hombre más atractivo y cautivador al que había visto en la vida pudiera pensar eso.

—Lo haré. —Las palabras se escaparon de la boca con premura y Hyukjae se quedó mirándolo desconcertado—. Te deseo. Y no tiene nada que ver con tu dinero. —La frase salió a borbotones de entre sus labios, sin medias tintas. Donghae desvió la mirada avergonzado por lo que acababa de confesar, pero le estaba sacando de quicio que no fuera capaz de ver lo mucho que valía—. Tu dinero me importa una mierda.

—Ya… Me he dado cuenta —respondió con una voz ronca.

Por fin Donghae se atrevió a devolverle la mirada, pero no supo interpretar su expresión. ¿Perplejidad? ¿Desconfianza? ¿Incredulidad? ¿Esperanza? Expresaba todas esas emociones, pero no sabía cuál era la predominante.

Inclinó el vaso para acabar el segundo té helado.

—No bebo más.

Si se tomaba otra copa, acabaría arrancándose la ropa y suplicándole que se lo tirara en ese preciso momento.

Se preguntó si más tarde se arrepentiría de haber sido tan espontáneo y decidió que seguramente no. Tenía que abrirle los ojos de algún modo, aunque hacerlo le resultara incómodo y bochornoso. Era un hombre autosuficiente y contenido, pero bajo aquella superficie se ocultaba alguien vulnerable. En más de una ocasión sus preciosos ojos habían mostrado desconfianza en sí mismo, y un hombre tan guapo, tan amable y tan generoso no debería dudar ni por un instante de su capacidad.

No cabía duda de que Hyukjae era un macho alfa, lo que Donghae ponía en entredicho era que lo que le impulsaba a atar y a vendar los ojos con quien se acostaba fuera el afán de dominación. Obviamente esa forma de sometimiento resultaba erótica, pero no soportaba la idea de que la desconfianza limitara la vida sexual de Hyukjae. Por desgracia es lo que sospechaba. Un instinto visceral le reconcomía por dentro repitiéndole una y otra vez que eso no tenía nada que ver con la dominación, sino con la falta de confianza.

Tras ponerse de pie Hyukjae sacó la cartera y dejó algo de propina sobre la bandejita de la cuenta. Donghae suspiró cuando Hyukjae la cogió de la mano y tiró de él con delicadeza para salir del restaurante. Estaba oscureciendo y el aire fresco le ayudó a despejar su mente nublada. No recordaba qué ingredientes tenía el cóctel que había tomado, pero estaba claro que servían para soltarle a uno la lengua.

Aunque el trayecto en coche fue breve, pues el piso de Hyukjae estaba a pocas manzanas, hubo tiempo de sobra para que Donghae se alterara. Tenía a Hyukjae demasiado cerca y su olor era demasiado tentador. Además, todavía no se le había pasado el bochorno por haberse sincerado
con él. Aunque no le hubiera confesado toda la verdad, sí había admitido lo mucho que lo deseaba y el hecho de no recibir una respuesta en condiciones lo había dejado bastante chafado.

«¿Qué quería que dijera? Mi objetivo es ayudarlo y no debo esperar nada a cambio. Nunca me ha prometido nada, excepto un polvo alucinante. Y esa promesa la ha cumplido. ¡Con creces!».

En realidad Donghae no esperaba nada de él, pero le habría gustado que el deseo hubiera sido recíproco. Se sentía ridículo y tenía la sensación de haberse puesto en evidencia, por lo que estar a su lado en ese momento era de todo menos cómodo.

«No lo entiendo. No sé qué lo lleva a comportarse así».

Pero quería entenderlo. Lo que más quería en el mundo era entender todos y cada uno de los secretos de Kim Hyukjae.

Donghae suspiró de alivio al entrar en el piso. Cruzó la cocina y se dirigió a su dormitorio para pegarse una ducha. Estaba a punto de desearle buenas noches cuando un brazo fornido lo cogió de la cintura y lo atrajo contra un cuerpo masculino igual de musculoso.

—No te vayas. Todavía no.

La voz grave de Hyukjae le rozó el oído y un escalofrío de anhelo le recorrió el cuerpo entero hasta dejarlo sin habla.

Lo cogió en brazos y lo meció contra el pecho mientras se dirigía al salón. Se sentó en el sofá con Donghae en su regazo.

—¿Qué te pasa? —preguntó Donghae con dulzura al percibir la intranquilidad y la rigidez de su cuerpo.

Le acarició los hombros y sintió sus músculos en tensión.

—Necesito abrazarte un rato. Por favor. Hoy me has quitado veinte años de vida. Si sigues teniendo incidentes de este tipo, acabaré siendo un viejo desquiciado y calvo como una bola de billar.

Lo abrazó con fuerza, apretando su cuerpo contra el suyo hasta no dejar ni un hueco entre ellos.

—Lo siento.

Donghae apoyó la cabeza sobre su hombro y trató de no hacerse ilusiones por que Hyukjae hubiera mencionado un futuro juntos.

—Es que no lo aguanto. No soporto la idea de que te ocurra algo —confesó Hyukjae con la voz entrecortada.

El salón estaba a oscuras, la única luz que había provenía de la cocina. Donghae se apartó para acariciarle el mentón mientras el corazón le latía cada vez más deprisa. Hyukjae se preocupaba por su seguridad. No pudo evitar sentirse conmovido. Muy pocas personas se habían preocupado tanto por él, y el único hombre que lo había hecho había sido su padre. En estas circunstancias su ex probablemente le habría quitado importancia y le habría dicho que era culpa suya por ofrecerse como voluntario en ese barrio. No era un novio muy cariñoso, que digamos.

Hyukjae le cogió la mano y la posó en sus labios para llenarle la palma de besos.

—He tenido que reprimirme mucho para no lanzarme a la yugular del policía.

—¿Por qué?

—Por el amor de Dios, Donghae, el tipo te estaba follando con la mirada en plena comisaría — respondió con firmeza.

—Solo estaba siendo amable…

—Se estaba imaginando cómo sería echarte un polvo —le informó remarcando las palabras —. Soy uno de ellos. Créeme. Sé lo que me digo. Y me estaba cabreando de veras. No me gusta compartir.

«Glups». ¿Estaba insinuando que…?

—No sabía que era tuyo.

«¿Era suyo?».

—Ahora sí.

—¿Desde cuándo?

—Supongo que desde el primer día que te vi. Sin duda alguna desde la primera vez que te toqué. Y, por supuestísimo, desde anoche.

Hyukjae puso su mano tras la nuca de Donghae para acercarse a su boca y le dio la vuelta con gran habilidad sin alejarse ni un milímetro de sus labios. Así, pasó de estar sentado sobre su regazo a encontrarse tumbado bajo su cuerpo. Lo besó hasta dejarlo sin aliento, hasta que fue incapaz de pensar, hasta que lo único que pudo hacer fue sentir. Donghae abrió las piernas para dar la bienvenida a su cuerpo y rodeó con los brazos su espalda, tratando de acercarse a él lo máximo posible.

Necesitaba que esto ocurriera, lo necesitaba a él. Deslizó la lengua por la suya, se moría por acercarse aún más, quería meterse dentro de él. Frotó las caderas contra su entrepierna y, al sentir cómo la dura erección que apenas le cabía en los vaqueros chocaba con su miembro, empezó a gemir ansioso por sentirlo.

Arrancó su boca de la de él y jadeó:

—Necesito que me folles. Por favor.

Con el rostro enterrado en su cuello Hyukjae emitió un sonido gutural:

—Al dormitorio.

—No. Aquí. Ahora. Ahora mismo —resolló Donghae.

No quería moverse de aquel inmenso sofá, esta vez no quería estar atado con los ojos tapados. Abrazó su cadera con las piernas a modo de ruego silencioso y le agarró el trasero con las manos para acercarlo más a sus ondulantes caderas.

—¡Joder! Cuando haces eso soy incapaz de pensar. Yo tampoco quiero esperar más — afirmó con voz queda y, mientras lo cogía del culo para rozar aún más sus empalmadísimos miembros, emitió un gemido atormentado.

—No esperes. Por favor.

El cuerpo de Donghae ardía cual madera en un incendio.

—Sabes que no puedo hacerlo así —le recordó con un tono de enfado y frustración, pero sin dejar de agarrarle el trasero.

—Sí que puedes.

Deseaba que lo hicieran así: con esa espontaneidad, con tanto anhelo. Descruzó las piernas y se revolvió para meter las manos entre sus cuerpos. Se desabrochó los vaqueros y se bajó la cremallera. Hyukjae tuvo que incorporarse para que Donghae tuviera espacio para bajarse los pantalones, que tiró al suelo de una patada.

—Tócame.

Hyukjae gimió al introducir la mano entre sus cuerpos, al deslizar los dedos en su duro miembro.

—Joder, estás duro.

—Por ti —repuso intrépido—. Así que no vuelvas a decirme que solo están contigo por dinero. Yo estoy tan loco por ti que te ruego, de rodillas si hace falta, que me folles —le dijo furioso tratando de hacerle comprender que lo que sentía por él no tenía nada que ver con la economía.

No podía confesarle todo lo que le necesitaba: ni él estaba preparado para desnudar su alma ni Hyukjae para oír algo así. Es más, puede que tampoco estuviese listo para enfrentarse a esa verdad. Pero esto sí tendría que aceptarlo: tenía que tirárselo. Ahora.

El cuerpo de Donghae se estremecía mientras los dedos de Hyukjae se deslizaban por su miembro, y trazaban círculos en el glande.

—Sí, sí… Tócame.

Se había dejado llevar y su cuerpo reaccionaba a cada sensación, a cada roce de sus dedos. Dejó caer la cabeza hacia atrás y se abandonó a esas caricias atrevidas y constantes.

—Estás tan excitado. Tan desatado. Me cuesta creer que me desees tanto. Dímelo otra vez —exigió mientras le acariciaba con menos delicadeza y más exigencia.

—Te necesito, Hyukjae. Fóllame.

—¿Solo yo?

—Solo tú. Eres el único que me pone así.

El único hombre capaz de hacerle perder la cabeza con un solo roce. Sabía que eso suponía una debilidad, pero en ese momento no le importaba nada.

Hyukjae se incorporó, se desabrochó los vaqueros y se los fue bajando hasta liberar la polla, que parecía estar tan ansiosa y dura que salió de un salto.

—Me muero por metértela, Donghae, pero no sé si puedo hacerlo así.

Su voz transmitía pasión y enfado a la vez, y Donghae comprendió que para él era crucial dominar la situación. Aunque aún no había averiguado la razón, sabía que Hyukjae necesitaba estar al mando.

—Sujétame de las manos, Hyukjae. Controla la situación. Fóllame como te haga falta. Me da igual. Pero fóllame de una vez.

Donghae se moría de ganas de coger esa impresionante verga para metérsela, pero, en lugar de hacer eso, levantó los brazos y lo cogió de las manos. Las tenía cerradas con fuerza, pero fue abriéndolas poco a poco hasta envolver las suyas. Entrelazaron los dedos y bajaron juntos las manos hasta posarlas sobre la cabeza de Donghae.

—Ahora estás al mando y me tienes justo donde quieres. Fóllame —le rogó.

Donghae necesitaba que lo hicieran así en lugar de con esposas y vendas porque, aunque la noche anterior había disfrutado mucho, no quería que esa fuera la única manera de hacerlo con Hyukjae. A partir de ahora deseaba que la única razón por la que Hyukjae quisiera atarlo y taparle los ojos fuera porque le pareciera erótico y sexy. Instintivamente sabía que para recuperar la confianza era crucial que fueran pasito a pasito y que pasaran de echar polvos a hacer el amor. Cuando recostó su cuerpo sobre el suyo, Donghae le entraron ganas de llorar.

Gimió al sentir su polla en la estrecha entrada de su cavidad y giró las caderas para facilitarle el camino.

Y entonces, sorprendentemente, lo penetró con una sola embestida.

La polla había irrumpido en su interior y Donghae empezó a jadear mientras el miembro lo estiraba y lo poseía por completo.

—Sí… Me encanta… —resolló mientras lo abrazaba con las piernas y se deleitaba con las sensaciones.

—Joder, estás delicioso. Nada se interpone entre mi polla y tú. Esta sensación es tremenda. Es lo mejor del mundo —jadeó sobre su cuello mientras deslizaba todo el cuerpo arriba y abajo, rozando sus pecho y sus hinchados pezones.

Tenían las manos entrelazadas y Hyukjae se las estaba apretando tanto que los dedos se le estaban empezando a dormir. Hyukjae volvió a echar las caderas hacia atrás para embestirlo y él le respondió abalanzándose hacia él, por lo que se encontraron a medio camino. Mientras sus cuerpos se unían una y otra vez Donghae sintió una punzada en el corazón al darse cuenta de que estaban viviendo algo extraordinario, un momento especial que lo cambiaría todo.

Le hincó los talones en el culo, que lo tenía duro como una piedra, para empujarlo más adentro y más rápido. Cada embestida era poderosa, enérgica. Dentro y fuera. Una y otra vez.

Hyukjae le comió la boca entera en un beso cargado de violencia con el que se adueñó de ella. Recorría con la lengua, suave como el terciopelo, cada centímetro de su boca, y lo embestía con la lengua al mismo ritmo que con la polla.

Su fuerza le abrumaba, las embestidas de su lengua y su verga lo transportaban a otra dimensión…, y Donghae se dejó llevar.

Completamente. Sin reparos. Deseoso.

Varias lágrimas le recorrieron las mejillas mientras le gemía en la boca y su cuerpo entero comenzó a convulsionar al sentir el clímax más intenso de su vida. Su cavidad palpitaba, abriéndose y cerrándose alrededor de la polla, mientras Hyukjae se la metía y la sacaba desenfrenado y furioso.

Hyukjae le gimió en la boca y entrelazó la lengua con la suya mientras se la metía hasta el fondo por última vez. Cuando se corrió, su fornido cuerpo empezó a temblar.

Apartó la boca de sus labios y dejó caer el rostro en el cuello de ella.

—Tremendo —exclamó sobre su piel con la voz entrecortada.

Donghae apartó las manos de las de él para recuperar la circulación y lo rodeó con los brazos. Le acarició el cabello empapado de sudor y le posó las manos en la nuca. Se sentía relajado y satisfecho y, aunque el cuerpo de Hyukjae empezaba a pesarle, no estaba preparado para que se quitara de encima.

—Creo que acabo de morir —resolló Hyukjae sin haber recuperado el aliento.

—Entonces supongo que yo también he muerto a tu lado porque te he acompañado hasta el final —respondió con un hilillo de voz sin dejar de recorrerle el cuero cabelludo con las manos.

Horas después Donghae se preguntaría cuánto tiempo habían pasado allí tumbados, en un universo propio, sin dar crédito a lo que acababa de ocurrir. Pero en ese momento se quedó absorto, disfrutando de la paz que sucedía a la turbulenta tormenta.

Tras un lapso de tiempo indeterminado Hyukjae se quitó de encima.

—Peso mucho. Perdona.

Se acurró a su lado y musitó:

—Estaba bien.

—Ha estado mucho mejor que bien —bromeó con una voz aterciopelada, malinterpretando sus palabras a propósito.

—Gracias, Hyukjae —susurró con dulzura.

—¿Por qué? —preguntó asombrado mientras lo rodeaba con un brazo y le apartaba el pelo de la cara con el otro.

—Por lo que acaba de pasar.

«Por confiar en mí. Por librarte de algún fantasma del pasado. Por darme lo que necesitaba. Por darte lo que necesitabas».

No le veía la cara, pero no le hacía falta: percibía la sonrisa en su voz.

—No me des las gracias, cariño. Debería estar mostrándote mi veneración de rodillas.

Para quitarle hierro al asunto Donghae bromeó respondiendo como si fuera un rey dirigiéndose a un súbdito:

—Ah, bueno… Si es menester…, que así sea.

«Pasito a pasito».

Hyukjae resopló.

—Ahora no puedo. Me has dejado hecho polvo.

—¡Desagradecido! —repuso Donghae con una sonrisa mientras le daba un manotazo en el hombro.

—No hace falta que me ponga de rodillas. Ya te venero —susurró rozándole la boca con los labios.

Lo soltó y se fue a poner los vaqueros. Donghae se incorporó para buscar los suyos.

—Ya, ya…, los hombres sois capaces de decir cualquier cosa después de un buen orgasmo. Cogió la tela áspera y pegó un brinco para cambiarse. Hyukjae lo sujetó de las caderas cuando se estaba dando media vuelta para marcharse.

—Ha sido mucho más que un polvazo. Te has echado a llorar. Dime si han sido lágrimas de felicidad o de tristeza —preguntó preocupado.

—De felicidad. Sin duda.

Como no quería revelar nada más, le rozó la boca con los labios y se marchó a regañadientes. Sabía lo que pensaba Hyukjae de dormir acompañado, así que de momento tendría que contentarse con lo que acababa de ocurrir.

—Necesito pegarme una ducha —comentó antes de irse—. Alguien me ha… empapado. Salió para dirigirse a su cuarto y se echó a reír al oír un gruñido a sus espaldas. Se dio una ducha y se metió en la cama, donde, agotado y satisfecho, no tardó en conciliar el sueño.




3 comentarios:

  1. El alcohol a veces es un cruel enemigo....pero en algunas otras,es aun amigo que te ayuda para hacer y decir ciertas cosas,que poco después llevan a una gran recompensa....cierto Donghae(?)
    Aparte logro lo que quería y tuvo a Hyuk de manera un poco diferente...eso es mucho merito no sabiendo del todo la situación de Hyuk y que cree que su unico valor es el dinero,al menos sabe que algo lo afecta y le da su espacio...bien por Hae.

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  2. No me jodan!!!
    Esos dos son exasperantes!!!!
    Señores el diálogo!!!
    El diálogo es la clave de toda buena relación!!!
    Si siguen dando cosas por sentado...no llegaran a ninguna parte!!!
    Ahhhh
    Qué le paso al monito sexoso en el pasado!?????
    Ahhhh

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  3. bueno al menos ya tiene una semi relacion mas vale paso que dure y no trote que canse

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...