—¿Cómo puedes
tener ese cuerpazo con todo lo que comes?
Al momento
quiso que se lo tragara la tierra. ¿Cómo se había atrevido a decirle eso? Era
el alcohol el que hablaba, no él.
«Autonota: A
partir de ahora no beberé más de una copa de vino y la rebajaré siempre con
agua».
Hyukjae lo
miró con picardía:
—¿Cuerpazo?
Donghae se
encogió de hombros. ¿Qué sentido tenía negar la verdad? Tenía un cuerpazo.
—Pues sí.
«Un cuerpazo
duro como una roca. Para caerse de culo. El cuerpo más sexy del planeta».
—Hago
ejercicio en el gimnasio que tengo en casa todos los días. Si te gusta mi
aspecto,
supongo que
el esfuerzo merece la pena —comentó con incredulidad. «¡Ya te digo! Merece
mucho la pena».
—Se nota
—respondió Donghae intentando que no se notara demasiado que estaba deseando
hacerle de todo—. Es uno de los motivos por los que mujeres como Jesica caen
rendidas a tus pies. No es el único, pero es una razón de peso.
«¡Mierda! ¿Lo
había dicho en voz alta? ¡Maldito alcohol! Tenía que aprender a morderse la
lengua».
—Los jóvenes
o mujeres no admiran ni mi cuerpo ni mi personalidad, ni nada de eso. Solo les
gusta mi dinero —afirmó Hyukjae con pragmatismo.
Donghae se
quedó mirándolo pasmado. ¿De verdad pensaba eso?
—Ya, ¿así que
no afecta para nada que estés como un tren, seas un genio, tengas gracia y
además seas un cachito de pan? ¿Lo único que les interesa es la pasta?
Madre mía, lo
estaba sacando de quicio. ¿No se enteraba de nada? ¿No se daba cuenta de que
tenía muchas más cosas que ofrecer aparte de su dinero?
—Eso es.
Donghae
sintió una punzada en el corazón al darse cuenta de que Hyukjae estaba
convencido de que el dinero era su única virtud. ¿Cómo podía pensar algo así un
hombre que le había demostrado lo generoso que era en múltiples ocasiones?
Donghae se lo
quedó mirando con deseo, incapaz de creer que el hombre más atractivo y
cautivador al que había visto en la vida pudiera pensar eso.
—Lo haré.
—Las palabras se escaparon de la boca con premura y Hyukjae se quedó mirándolo
desconcertado—. Te deseo. Y no tiene nada que ver con tu dinero. —La frase
salió a borbotones de entre sus labios, sin medias tintas. Donghae desvió la
mirada avergonzado por lo que acababa de confesar, pero le estaba sacando de
quicio que no fuera capaz de ver lo mucho que valía—. Tu dinero me importa una
mierda.
—Ya… Me he
dado cuenta —respondió con una voz ronca.
Por fin Donghae
se atrevió a devolverle la mirada, pero no supo interpretar su expresión.
¿Perplejidad? ¿Desconfianza? ¿Incredulidad? ¿Esperanza? Expresaba todas esas
emociones, pero no sabía cuál era la predominante.
Inclinó el
vaso para acabar el segundo té helado.
—No bebo más.
Si se tomaba
otra copa, acabaría arrancándose la ropa y suplicándole que se lo tirara en ese
preciso momento.
Se preguntó
si más tarde se arrepentiría de haber sido tan espontáneo y decidió que
seguramente no. Tenía que abrirle los ojos de algún modo, aunque hacerlo le
resultara incómodo y bochornoso. Era un hombre autosuficiente y contenido, pero
bajo aquella superficie se ocultaba alguien vulnerable. En más de una ocasión
sus preciosos ojos habían mostrado desconfianza en sí mismo, y un hombre tan
guapo, tan amable y tan generoso no debería dudar ni por un instante de su
capacidad.
No cabía duda
de que Hyukjae era un macho alfa, lo que Donghae ponía en entredicho era que lo
que le impulsaba a atar y a vendar los ojos con quien se acostaba fuera el afán
de dominación. Obviamente esa forma de sometimiento resultaba erótica, pero no
soportaba la idea de que la desconfianza limitara la vida sexual de Hyukjae.
Por desgracia es lo que sospechaba. Un instinto visceral le reconcomía por
dentro repitiéndole una y otra vez que eso no tenía nada que ver con la
dominación, sino con la falta de confianza.
Tras ponerse
de pie Hyukjae sacó la cartera y dejó algo de propina sobre la bandejita de la
cuenta. Donghae suspiró cuando Hyukjae la cogió de la mano y tiró de él con
delicadeza para salir del restaurante. Estaba oscureciendo y el aire fresco le
ayudó a despejar su mente nublada. No recordaba qué ingredientes tenía el
cóctel que había tomado, pero estaba claro que servían para soltarle a uno la
lengua.
Aunque el
trayecto en coche fue breve, pues el piso de Hyukjae estaba a pocas manzanas,
hubo tiempo de sobra para que Donghae se alterara. Tenía a Hyukjae demasiado
cerca y su olor era demasiado tentador. Además, todavía no se le había pasado
el bochorno por haberse sincerado
con él.
Aunque no le hubiera confesado toda la verdad, sí había admitido lo mucho que
lo deseaba y el hecho de no recibir una respuesta en condiciones lo había
dejado bastante chafado.
«¿Qué quería
que dijera? Mi objetivo es ayudarlo y no debo esperar nada a cambio. Nunca me
ha prometido nada, excepto un polvo alucinante. Y esa promesa la ha cumplido.
¡Con creces!».
En realidad Donghae
no esperaba nada de él, pero le habría gustado que el deseo hubiera sido
recíproco. Se sentía ridículo y tenía la sensación de haberse puesto en
evidencia, por lo que estar a su lado en ese momento era de todo menos cómodo.
«No lo
entiendo. No sé qué lo lleva a comportarse así».
Pero quería
entenderlo. Lo que más quería en el mundo era entender todos y cada uno de los
secretos de Kim Hyukjae.
Donghae
suspiró de alivio al entrar en el piso. Cruzó la cocina y se dirigió a su
dormitorio para pegarse una ducha. Estaba a punto de desearle buenas noches
cuando un brazo fornido lo cogió de la cintura y lo atrajo contra un cuerpo
masculino igual de musculoso.
—No te vayas.
Todavía no.
La voz grave
de Hyukjae le rozó el oído y un escalofrío de anhelo le recorrió el cuerpo
entero hasta dejarlo sin habla.
Lo cogió en
brazos y lo meció contra el pecho mientras se dirigía al salón. Se sentó en el
sofá con Donghae en su regazo.
—¿Qué te
pasa? —preguntó Donghae con dulzura al percibir la intranquilidad y la rigidez
de su cuerpo.
Le acarició
los hombros y sintió sus músculos en tensión.
—Necesito
abrazarte un rato. Por favor. Hoy me has quitado veinte años de vida. Si sigues
teniendo incidentes de este tipo, acabaré siendo un viejo desquiciado y calvo
como una bola de billar.
Lo abrazó con
fuerza, apretando su cuerpo contra el suyo hasta no dejar ni un hueco entre
ellos.
—Lo siento.
Donghae apoyó
la cabeza sobre su hombro y trató de no hacerse ilusiones por que Hyukjae
hubiera mencionado un futuro juntos.
—Es que no lo
aguanto. No soporto la idea de que te ocurra algo —confesó Hyukjae con la voz
entrecortada.
El salón
estaba a oscuras, la única luz que había provenía de la cocina. Donghae se
apartó para acariciarle el mentón mientras el corazón le latía cada vez más
deprisa. Hyukjae se preocupaba por su seguridad. No pudo evitar sentirse
conmovido. Muy pocas personas se habían preocupado tanto por él, y el único
hombre que lo había hecho había sido su padre. En estas circunstancias su ex
probablemente le habría quitado importancia y le habría dicho que era culpa suya
por ofrecerse como voluntario en ese barrio. No era un novio muy cariñoso, que
digamos.
Hyukjae le
cogió la mano y la posó en sus labios para llenarle la palma de besos.
—He tenido
que reprimirme mucho para no lanzarme a la yugular del policía.
—¿Por qué?
—Por el amor
de Dios, Donghae, el tipo te estaba follando con la mirada en plena comisaría —
respondió con firmeza.
—Solo estaba
siendo amable…
—Se estaba
imaginando cómo sería echarte un polvo —le informó remarcando las palabras —.
Soy uno de ellos. Créeme. Sé lo que me digo. Y me estaba cabreando de veras. No
me gusta compartir.
«Glups».
¿Estaba insinuando que…?
—No sabía que
era tuyo.
«¿Era suyo?».
—Ahora sí.
—¿Desde
cuándo?
—Supongo que
desde el primer día que te vi. Sin duda alguna desde la primera vez que te
toqué. Y, por supuestísimo, desde anoche.
Hyukjae puso
su mano tras la nuca de Donghae para acercarse a su boca y le dio la vuelta con
gran habilidad sin alejarse ni un milímetro de sus labios. Así, pasó de estar
sentado sobre su regazo a encontrarse tumbado bajo su cuerpo. Lo besó hasta
dejarlo sin aliento, hasta que fue incapaz de pensar, hasta que lo único que
pudo hacer fue sentir. Donghae abrió las piernas para dar la bienvenida a su
cuerpo y rodeó con los brazos su espalda, tratando de acercarse a él lo máximo
posible.
Necesitaba
que esto ocurriera, lo necesitaba a él. Deslizó la lengua por la suya, se moría
por acercarse aún más, quería meterse dentro de él. Frotó las caderas contra su
entrepierna y, al sentir cómo la dura erección que apenas le cabía en los
vaqueros chocaba con su miembro, empezó a gemir ansioso por sentirlo.
Arrancó su
boca de la de él y jadeó:
—Necesito que
me folles. Por favor.
Con el rostro
enterrado en su cuello Hyukjae emitió un sonido gutural:
—Al
dormitorio.
—No. Aquí.
Ahora. Ahora mismo —resolló Donghae.
No quería
moverse de aquel inmenso sofá, esta vez no quería estar atado con los ojos
tapados. Abrazó su cadera con las piernas a modo de ruego silencioso y le
agarró el trasero con las manos para acercarlo más a sus ondulantes caderas.
—¡Joder!
Cuando haces eso soy incapaz de pensar. Yo tampoco quiero esperar más — afirmó
con voz queda y, mientras lo cogía del culo para rozar aún más sus empalmadísimos
miembros, emitió un gemido atormentado.
—No esperes.
Por favor.
El cuerpo de Donghae
ardía cual madera en un incendio.
—Sabes que no
puedo hacerlo así —le recordó con un tono de enfado y frustración, pero sin
dejar de agarrarle el trasero.
—Sí que
puedes.
Deseaba que
lo hicieran así: con esa espontaneidad, con tanto anhelo. Descruzó las piernas
y se revolvió para meter las manos entre sus cuerpos. Se desabrochó los
vaqueros y se bajó la cremallera. Hyukjae tuvo que incorporarse para que Donghae
tuviera espacio para bajarse los pantalones, que tiró al suelo de una patada.
—Tócame.
Hyukjae gimió
al introducir la mano entre sus cuerpos, al deslizar los dedos en su duro
miembro.
—Joder, estás
duro.
—Por ti
—repuso intrépido—. Así que no vuelvas a decirme que solo están contigo por
dinero. Yo estoy tan loco por ti que te ruego, de rodillas si hace falta, que
me folles —le dijo furioso tratando de hacerle comprender que lo que sentía por
él no tenía nada que ver con la economía.
No podía
confesarle todo lo que le necesitaba: ni él estaba preparado para desnudar su
alma ni Hyukjae para oír algo así. Es más, puede que tampoco estuviese listo
para enfrentarse a esa verdad. Pero esto sí tendría que aceptarlo: tenía que
tirárselo. Ahora.
El cuerpo de Donghae
se estremecía mientras los dedos de Hyukjae se deslizaban por su miembro, y trazaban
círculos en el glande.
—Sí, sí…
Tócame.
Se había
dejado llevar y su cuerpo reaccionaba a cada sensación, a cada roce de sus
dedos. Dejó caer la cabeza hacia atrás y se abandonó a esas caricias atrevidas
y constantes.
—Estás tan
excitado. Tan desatado. Me cuesta creer que me desees tanto. Dímelo otra vez
—exigió mientras le acariciaba con menos delicadeza y más exigencia.
—Te necesito,
Hyukjae. Fóllame.
—¿Solo yo?
—Solo tú.
Eres el único que me pone así.
El único
hombre capaz de hacerle perder la cabeza con un solo roce. Sabía que eso
suponía una debilidad, pero en ese momento no le importaba nada.
Hyukjae se
incorporó, se desabrochó los vaqueros y se los fue bajando hasta liberar la
polla, que parecía estar tan ansiosa y dura que salió de un salto.
—Me muero por
metértela, Donghae, pero no sé si puedo hacerlo así.
Su voz
transmitía pasión y enfado a la vez, y Donghae comprendió que para él era
crucial dominar la situación. Aunque aún no había averiguado la razón, sabía
que Hyukjae necesitaba estar al mando.
—Sujétame de
las manos, Hyukjae. Controla la situación. Fóllame como te haga falta. Me da
igual. Pero fóllame de una vez.
Donghae se
moría de ganas de coger esa impresionante verga para metérsela, pero, en lugar
de hacer eso, levantó los brazos y lo cogió de las manos. Las tenía cerradas
con fuerza, pero fue abriéndolas poco a poco hasta envolver las suyas.
Entrelazaron los dedos y bajaron juntos las manos hasta posarlas sobre la
cabeza de Donghae.
—Ahora estás
al mando y me tienes justo donde quieres. Fóllame —le rogó.
Donghae
necesitaba que lo hicieran así en lugar de con esposas y vendas porque, aunque
la noche anterior había disfrutado mucho, no quería que esa fuera la única
manera de hacerlo con Hyukjae. A partir de ahora deseaba que la única razón por
la que Hyukjae quisiera atarlo y taparle los ojos fuera porque le pareciera
erótico y sexy. Instintivamente sabía que para recuperar la confianza era
crucial que fueran pasito a pasito y que pasaran de echar polvos a hacer el
amor. Cuando recostó su cuerpo sobre el suyo, Donghae le entraron ganas de
llorar.
Gimió al
sentir su polla en la estrecha entrada de su cavidad y giró las caderas para
facilitarle el camino.
Y entonces,
sorprendentemente, lo penetró con una sola embestida.
La polla
había irrumpido en su interior y Donghae empezó a jadear mientras el miembro lo
estiraba y lo poseía por completo.
—Sí… Me
encanta… —resolló mientras lo abrazaba con las piernas y se deleitaba con las
sensaciones.
—Joder, estás
delicioso. Nada se interpone entre mi polla y tú. Esta sensación es tremenda.
Es lo mejor del mundo —jadeó sobre su cuello mientras deslizaba todo el cuerpo
arriba y abajo, rozando sus pecho y sus hinchados pezones.
Tenían las
manos entrelazadas y Hyukjae se las estaba apretando tanto que los dedos se le
estaban empezando a dormir. Hyukjae volvió a echar las caderas hacia atrás para
embestirlo y él le respondió abalanzándose hacia él, por lo que se encontraron
a medio camino. Mientras sus cuerpos se unían una y otra vez Donghae sintió una
punzada en el corazón al darse cuenta de que estaban viviendo algo
extraordinario, un momento especial que lo cambiaría todo.
Le hincó los
talones en el culo, que lo tenía duro como una piedra, para empujarlo más
adentro y más rápido. Cada embestida era poderosa, enérgica. Dentro y fuera.
Una y otra vez.
Hyukjae le
comió la boca entera en un beso cargado de violencia con el que se adueñó de
ella. Recorría con la lengua, suave como el terciopelo, cada centímetro de su
boca, y lo embestía con la lengua al mismo ritmo que con la polla.
Su fuerza le
abrumaba, las embestidas de su lengua y su verga lo transportaban a otra
dimensión…, y Donghae se dejó llevar.
Completamente.
Sin reparos. Deseoso.
Varias lágrimas
le recorrieron las mejillas mientras le gemía en la boca y su cuerpo entero
comenzó a convulsionar al sentir el clímax más intenso de su vida. Su cavidad
palpitaba, abriéndose y cerrándose alrededor de la polla, mientras Hyukjae se
la metía y la sacaba desenfrenado y furioso.
Hyukjae le
gimió en la boca y entrelazó la lengua con la suya mientras se la metía hasta
el fondo por última vez. Cuando se corrió, su fornido cuerpo empezó a temblar.
Apartó la
boca de sus labios y dejó caer el rostro en el cuello de ella.
—Tremendo
—exclamó sobre su piel con la voz entrecortada.
Donghae
apartó las manos de las de él para recuperar la circulación y lo rodeó con los
brazos. Le acarició el cabello empapado de sudor y le posó las manos en la
nuca. Se sentía relajado y satisfecho y, aunque el cuerpo de Hyukjae empezaba a
pesarle, no estaba preparado para que se quitara de encima.
—Creo que
acabo de morir —resolló Hyukjae sin haber recuperado el aliento.
—Entonces
supongo que yo también he muerto a tu lado porque te he acompañado hasta el
final —respondió con un hilillo de voz sin dejar de recorrerle el cuero
cabelludo con las manos.
Horas después
Donghae se preguntaría cuánto tiempo habían pasado allí tumbados, en un
universo propio, sin dar crédito a lo que acababa de ocurrir. Pero en ese
momento se quedó absorto, disfrutando de la paz que sucedía a la turbulenta
tormenta.
Tras un lapso
de tiempo indeterminado Hyukjae se quitó de encima.
—Peso mucho.
Perdona.
Se acurró a
su lado y musitó:
—Estaba bien.
—Ha estado
mucho mejor que bien —bromeó con una voz aterciopelada, malinterpretando sus
palabras a propósito.
—Gracias, Hyukjae
—susurró con dulzura.
—¿Por qué?
—preguntó asombrado mientras lo rodeaba con un brazo y le apartaba el pelo de
la cara con el otro.
—Por lo que
acaba de pasar.
«Por confiar
en mí. Por librarte de algún fantasma del pasado. Por darme lo que necesitaba.
Por darte lo que necesitabas».
No le veía la
cara, pero no le hacía falta: percibía la sonrisa en su voz.
—No me des
las gracias, cariño. Debería estar mostrándote mi veneración de rodillas.
Para quitarle
hierro al asunto Donghae bromeó respondiendo como si fuera un rey dirigiéndose
a un súbdito:
—Ah, bueno…
Si es menester…, que así sea.
«Pasito a
pasito».
Hyukjae
resopló.
—Ahora no
puedo. Me has dejado hecho polvo.
—¡Desagradecido!
—repuso Donghae con una sonrisa mientras le daba un manotazo en el hombro.
—No hace
falta que me ponga de rodillas. Ya te venero —susurró rozándole la boca con los
labios.
Lo soltó y se
fue a poner los vaqueros. Donghae se incorporó para buscar los suyos.
—Ya, ya…, los
hombres sois capaces de decir cualquier cosa después de un buen orgasmo. Cogió
la tela áspera y pegó un brinco para cambiarse. Hyukjae lo sujetó de las
caderas cuando se estaba dando media vuelta para marcharse.
—Ha sido
mucho más que un polvazo. Te has echado a llorar. Dime si han sido lágrimas de
felicidad o de tristeza —preguntó preocupado.
—De
felicidad. Sin duda.
Como no
quería revelar nada más, le rozó la boca con los labios y se marchó a
regañadientes. Sabía lo que pensaba Hyukjae de dormir acompañado, así que de
momento tendría que contentarse con lo que acababa de ocurrir.
—Necesito
pegarme una ducha —comentó antes de irse—. Alguien me ha… empapado. Salió para
dirigirse a su cuarto y se echó a reír al oír un gruñido a sus espaldas. Se dio
una ducha y se metió en la cama, donde, agotado y satisfecho, no tardó en
conciliar el sueño.
El alcohol a veces es un cruel enemigo....pero en algunas otras,es aun amigo que te ayuda para hacer y decir ciertas cosas,que poco después llevan a una gran recompensa....cierto Donghae(?)
ResponderEliminarAparte logro lo que quería y tuvo a Hyuk de manera un poco diferente...eso es mucho merito no sabiendo del todo la situación de Hyuk y que cree que su unico valor es el dinero,al menos sabe que algo lo afecta y le da su espacio...bien por Hae.
No me jodan!!!
ResponderEliminarEsos dos son exasperantes!!!!
Señores el diálogo!!!
El diálogo es la clave de toda buena relación!!!
Si siguen dando cosas por sentado...no llegaran a ninguna parte!!!
Ahhhh
Qué le paso al monito sexoso en el pasado!?????
Ahhhh
bueno al menos ya tiene una semi relacion mas vale paso que dure y no trote que canse
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