Youngwoon
se dio muy despacio la vuelta para mirar a Heechul, que se había detenido en
mitad de las escaleras. Era evidente que su comentario le había irritado, pero
pensar que, por fortuna, ya no tendría que verlo más después de aquel día lo
serenó un poco.
Así pues,
el tono que empleó solo expresó de manera velada su antipatía cuando dijo
categóricamente:
-Si yo
fuera el bruto que dices que soy, no volveríamos a estar prometidos, aunque
esta gente me hubiera visto contigo en la cama esa maldita noche. No habría
pensado ni por un instante en tu reputación, ¿sabes?
-¡Pero fue
responsabilidad tuya! -le recordó él, aunque la franqueza de Youngwoon lo
ruborizó.
-¿Qué
quieres decir con eso? ¿O es que, de repente, los brutos nos preocupamos por la
responsabilidad?
-Oh, muy
bien, entonces no eres un bruto -respondió Heechul malhumorado.
-Asombroso.
Creo que voy a desmayarme -los interrumpió Siwon con una risa burlona-. El rey de
hielo se ha retractado.
-Jungmo,
sabía que vendrías antes de que fuera demasiado tarde. Sabía que no podrías
olvidar nuestra larga amistad. Tienes que perdonarme. No puedes permitir que
sufra durante el resto de mi vida por unas cuantas palabras insignificantes que
tú sabes que yo no pensé con detenimiento.
Youngwoon
puso los ojos en blanco al oír su descripción de lo que sería estar casado con
él. Habían seguido a Heechul a tiempo para oír sus súplicas. Habría hecho
alguna puntualización si Jungmo no pareciera ahora tan confuso.
Sin
embargo, entendieron su confusión cuando preguntó:
-¿Antes de
que sea demasiado tarde?
Miró a Jungsoo
para que se lo confirmara. Él le sonrió y asintió. Todos percibieron el alivio
de Jungmo al enterarse y, a continuación, el instante preciso en que se dio
cuenta de que volvía a tener a su enemigo a su merced.
A Heechul
tampoco le pasó inadvertido lo que entrañaba su pregunta.
-¿Pensabas
que ya estábamos casados? Entonces, ¿has venido para recrearte?
-¿Acaso me
llamo Heechul? -replicó Jungmo-. Recrearte es tu especialidad, querido, no lo mía.
Heechul se
puso rígido. Era evidente que le habría gustado devolverle el insulto, pero no
se atrevió a hacerlo. Por una vez, tuvo que morderse la lengua. Después de
todo, seguía creyendo que necesitaba la colaboración de Jungmo y no la
conseguiría si lo dejaba como un trapo, como era típico de él.
-Entonces,
¿qué haces aquí?
-Como bien
has supuesto, creía que la boda ya se había celebrado. Es lógico que pase a
felicitar a la feliz pareja, ¿no?
Heechul no
pudo evitar un bufido.
-¿Feliz?
¿Cuando nos despreciamos?
Jungmo
simuló incredulidad.
-¿Me estás
diciendo que hay un hombre en este mundo que no ha caído rendido a tus pies?
Estoy asombrado, créeme.
Heechul
apretó los labios y bajó la voz, adoptando un tono confidencial que pensaba que
solo oiría Jungmo.
-No es
inglés -dijo, como si aquella fuera la única explicación posible.
-Tiene
suerte, si eso es lo que hace falta para que tú no lo deslumbres.
-Hace
falta mucho menos que eso -intervino Siwon con una sonrisa burlona. Heechul,
recordando que no estaba solo, lo fulminó con la mirada y dijo:
-¿Le
importa? Estamos teniendo una conversación privada.
-No me
importa en absoluto, querido -respondió Siwon-. Pero eso no significa que vaya
a marcharme. No, no me perdería esto por nada del mundo. Se lo aseguro.
-¿Perderse
qué? -espetó Heechul-. ¿Ver cómo me arrastro? ¿Tanto me detesta?
El
silencio que obtuvo como respuesta fue lo bastante revelador, por eso se
ruborizó. Tuvo el impulso de marcharse. Era evidente que quería salir
corriendo, pero aún no podía dejar a Jungmo si existía la más mínima
posibilidad de ponerlo a su favor.
Con aquel
propósito, intentó ignorar a los tres intrusos, como él los veía, y se
concentró en Jungmo. Pero ahora el joven lo miraba con curiosidad y Heechul no
tardó en averiguar el porqué.
-Dos
hombres, Heechul -dijo Jungmo, fingiendo incredulidad-. ¿Y ninguno de los dos
se ha pirrado por ti? ¿Te da eso alguna pista?
-¿Qué
estás insinuando ahora? -inquirió Heechul con impaciencia.
-¿Que tal
vez no se trate de ellos? ¿Que tal vez se trata de ti? Has estado metiendo la
pata sin descanso, Hee -dijo Jungmo, usando el nombre que utilizaban de niños y
que Heechul había prohibido usar a sus amigos hacía ya tiempo-. Estos días te
has mostrado tal y como eres mucho antes de lo habitual, antes de poder engañar
con tu falsedad a las personas que acabas de conocer. La gente no está tan
ciega como tú crees. Algunos incluso ven que debajo de la hermosa superficie
que muestras al mundo no hay más que hielo.
Aquel
último comentario mordaz consiguió que Heechul tuviera que sofocar un grito.
Sin embargo, aún no podía marcharse, por mucho que lo deseara. Youngwoon estaba
empezando a sentirse un poco incómodo. Por la actitud de Jungmo, lo lógico era
suponer que jamás se prestaría a colaborar. A esas alturas, el mismo Heechul
debía de estar llegando a esa conclusión. Si Jungsoo no le hubiese desvelado
antes cuál era el verdadero motivo de que Jungmo hubiera venido, aquella
conversación entre los dos jóvenes habría sido lo último que le faltaba...
-¿Has
terminado de insultarme? -dijo Heechul, fingiendo aplomo.
Sin
embargo, la voz se le quebró durante unos breves instantes, el tiempo
suficiente para que todos notaran que estaba herido.
Jungmo no
se percató, aunque, de haberlo hecho, con toda seguridad no se habría detenido.
Se estaba tomando la revancha, después de todo, y Youngwoon tuvo la prudencia
de mantenerse al margen, aun cuando estaba empezando a sentir cierta lástima
por él rubio.
-¿Desde
cuándo es la verdad un insulto? -le rebatió Jungmo.
-Muy bien.
Entonces soy la persona más despreciable del mundo. Mi prometido ya me lo ha
dejado bien claro. Jungsoo también. Hasta Choi lo ha hecho. Con tantas pruebas
en mi contra, debe de ser cierto.
Ahora ya
no cabía ninguna duda de que Heechul estaba herido, pero Jungmo no se conmovió.
-Oh, por
favor -dijo con ironía-. No creas que vas a poder usar esa táctica conmigo, Hee.
Te olvidas de que te conozco. Sé lo capaz que eres de usar todos los trucos que
existen para obtener lo que quieres.
-Yo
también te conozco y los dos sabemos que vas a terminar lamentando lo que estás
diciendo aquí. Ser tan vengativo no es propio de ti, Jungmo. Sabes que
preferirías perdonarme. Nos conocemos demasiado...
-Recuerdo
que ya te perdoné una vez -lo interrumpió Jungmo muy tenso y con cierto enojo-.
¿Y de qué me sirvió? ¿Cambió tu forma de actuar? ¿Impidió que siguieras
arruinándoles la vida a los demás como hiciste conmigo?
-Francamente,
Jungmo, creía que estábamos de acuerdo en que estabas mejor sin Jay.
-Me lo
dijiste para contentarme, pero no funcionó. Mi corazón no pudo encajar aquella
pérdida. En lugar de asimilarlo, me
amargué hasta que ya casi no me reconocía. Y la única razón de que haya seguido
soportándote es que llevo todo este tiempo esperando presenciar tu caída.
Heechul
pareció sorprenderse con aquella última revelación, lo suficiente como para
protestar con sentimiento.
-Jungmo,
¡no puedes odiarme tanto!
-¿Ah, no?
¿Aún no te has dado cuenta, Hee, de que no le caes bien a nadie? No tienes ni
un solo amigo de verdad, porque terminas usándolos a todos y, al contrario de
lo que puedas pensar, no todos somos tan estúpidos como para no darnos cuenta.
-Eso no es
cierto -dijo Heechul con un hilo de voz-. Hongki y Geunsuk siguen siendo amigos
míos.
-¿Ah, sí?
-objetó Jungmo, poniendo el dedo en la llaga-. ¿Acaso han venido a la boda? ¿La
boda de su «mejor» amigo?
El
silencio de Heechul lo dijo todo. Y si aquello no era respuesta suficiente, la
expresión de abatimiento que mostró durante unos breves instantes sí lo fue. La
sonrisa de Jungmo, que apenas podía definirse así, dejaba patente su triunfo.
-Como yo pensaba -prosiguió
Jungmo-. Hasta Hongki y Geunsuk
han acabado por abrir los ojos, ¿verdad? Pero ¿cómo no iban a hacerlo, cuando
me atacaste delante de ellos? Ahora saben que no pueden fiarse de ti. Aunque
eso lo han sabido siempre, puesto que cuando están contigo siempre están
intentando que no te alteres, porque saben que te volverías contra ellos con la
misma facilidad con que te vuelves contra los demás.
-No es
cierto.
-Dios
santo, Heechul, miente a los demás tanto como quieras, ¡pero no tengas el valor
de mentirme a mí! Yo estaba allí cuando tú los criticaste en el pasado, cuando
utilizaste tu lengua viperina contra ellos en más de una ocasión. Y ¿por qué?
Por alguna fruslería que no merece la pena mencionar pero que casualmente a ti
te ofendía. Aunque tú te lo tomas todo como algo personal, porque todo tiene
que girar en torno a ti.
-No puedo
evitar tener el genio que tengo.
Jungmo
negó con la cabeza.
-Sí que
puedes. Lo que sucede es que jamás lo intentas. Prefieres poner excusas,
incluso ante ti mismo, para justificar tus desagradables venganzas. ¿Qué dice
eso de ti, Hee? ¿Qué sigues comportándote como un niño? ¿Que aún no has
madurado? ¿No va siendo ya hora de que lo hagas?
-Basta. Ya
has dicho lo que querías.
-¿Ah, sí?
Pero ¿te he abierto los ojos? Lo dudo. Ya encontrarás alguna excusa, me
llamarás necio y mentiroso, y seguirás como si nada, ignorando todas las
opiniones aparte de la tuya, como haces siempre.
-No puedo
seguir como si nada cuando me hallo atrapado en esta situación... Jungmo, te lo
suplico... Ahí lo tienes. Ya lo he dicho. ¿Es a eso a lo que has venido? ¿Ya
estás contento? Por favor, no me obligues a casarme con un hombre que me
desprecia.
Jungmo
volvió a negar con la cabeza, esta vez en señal de asombro.
-¿Ves lo
egocéntrico que eres, Hee? No se te ha ocurrido pensar que puedo haber venido
por lord Youngwoon, ¿verdad? Pues da la casualidad de que ese es el motivo de
que esté aquí, para poner fin a una tragedia, porque eso es lo que sería
casarse contigo. Podéis contar con mi silencio, pero no por ti, sino por Youngwoon,
porque ningún hombre merece verse obligado a tenerte como esposo.
Aquella
fue la última palabra que dijo Jungmo sobre el asunto; de hecho, le dio la
espalda a Heechul, ignorándolo por completo, y se dirigió a Youngwoon.
-Lord Youngwoon.
Lo siento. Siento muchísimo no haberle asegurado anoche que guardaría silencio.
Casi he permitido que mi obsesión con Heechul destruyera mi propia integridad,
aunque eso no es excusa y lo sé.
-No se
castigue usted de ese modo -respondió él, sonriéndole-. Mi alivio es tan grande
que no puedo más que agradecérselo.
Jungmo asintió
con brusquedad, avergonzado aún de haberle dejado en la duda un día más de lo
debido. Luego se volvió hacia Jungsoo y le tomó la mano para apretársela.
-Gracias
por recordarme cuán cálida y desinteresada es la verdadera amistad, Jungsoo. De
ahora en adelante, será un orgullo para mí poder llamarte amigo, si tú me lo
permites.
-Desde
luego -respondió Jungsoo-. Pero ¿significa eso que te vas?
-Sí. No
puedo retrasar más mi regreso a casa. Me figuro que mi padre me espera con una
larga lista de castigos, y me los merezco todos.
***
Heechul se
marchó sin que se dieran cuenta. Sabía que a ninguno le importaría. También
sabía que ya no era capaz de contenerse más y fue en busca de un lugar donde
poder desahogarse. Corrió hacia las escaleras, pero, al doblar la esquina del
recibidor, chocó de bruces con Choi Siwon.
Él también
se había marchado sin que se dieran cuenta, justo antes que él, y con el
propósito expreso de hablarle a solas, suponiendo que tomaría aquella
dirección. Había oído casi todas las acusaciones de Kim Jungmo, cosas que él no
sabía, y creía que Heechul no estaba aún lo bastante contrito por todo el mal
que había causado.
Pretendía
decirle unas cuantas cosas más. Sin embargo, no esperaba ver su hermoso rostro
inundado de lágrimas.
-Por Dios,
son reales, ¿no? -dijo, apartándolo un poco para tocarle con el dedo la mejilla
húmeda-. ¿Y usted no pensaba compartirlas con nadie? Me impresiona.
-Déjeme...
en paz -farfulló Heechul.
Siwon no
lo hizo. Para su completo asombro, tuvo el impulso de atraerlo hacia sí y dejar
que se recostara en su hombro. Era horrible ese defecto suyo, el que las lágrimas
lo conmovieran tanto, las de verdad, pero era más fuerte que él, y esta vez sin
duda iba a lamentarlo.
Suspiró
para sus adentros, pero no había nada que hacer. El esbelto cuerpo de Heechul
temblaba de emoción y el sentimiento con que lloraba sobre su hombro era
increíble. No obstante, Siwon no incurrió en el error de pensar que el hielo de
Heechul estaba empezando a derretirse. Imposible. Él jamás pensaría una cosa
semejante. Los Choi no eran tontos.
***
La rapidez
con que Eric se «recuperó» del colapso en cuanto fue informado de la breve
visita de Jungmo fue asombrosa. Incluso bajó en persona para anunciar
oficialmente que, después de todo, los dos jóvenes habían decidido no contraer
matrimonio y que esta vez habían puesto fin a su compromiso de forma amigable,
por mutua decisión.
Después
del anuncio, prácticamente expulsó de la casa a los invitados que quedaban. Lo
hizo con diplomacia, pero aun así lo hizo, y paladeándolo en secreto. Aquella
noche, Raccoon Glade volvería a estar vacío, como debía estarlo; bueno, salvo
un único huésped no deseado de quien aún no podía deshacerse, ni podría hacerlo
hasta que Youngwoon encontrara esposo.
Aquella
noche, ese huésped estaba sentado frente a él en el comedor. Tomaban una copa
mientras esperaban que Youngwoon se uniera a ellos para cenar. Ahora que el
dilema del matrimonio con Heechul estaba resuelto, la tregua temporal que
habían mantenido porque ambos se oponían al mismo ya era casi inexistente.
Después de
haber dado gracias a Dios de que, al final, Jungmo hubiera demostrado ser una
persona decente, Eric y Junjin estaban otra vez como al principio, en
desacuerdo sobre cómo conseguir que Youngwoon se casara.
-Tendrá
que ir a Londres -dijo Eric, incapaz de vislumbrar ninguna otra posibilidad. Junjin
gruñó.
-Dios, he
oído que en su Londres vive el mismísimo diablo.
-¡Tonterías!
Nuestro Londres no es distinto de su Edimburgo. Estoy seguro.
Junjin bufó.
-No puede
estar seguro, porque no lo conoce.
-¿Y acaso
ha estado usted en Londres? -rebatió Eric-. ¿Cuándo fue eso?
Junjin se
tensó ante aquella pregunta tan directa y siguió en sus trece:
-¿Qué más
da que sea aquí o allá? Una gran ciudad, sea del país que sea, no es la
respuesta. ¿Qué hay de malo en celebrar otra fiesta aquí, eh?
-Esta casa
no sufrirá otra invasión -respondió Eric inexorable. Era evidente que no iba a
permitir que otra multitud de desconocidos volviera a meter las narices en su
intimidad-. En Londres la temporada
social está aún en pleno apogeo. Será fácil obtener invitaciones para todos los
eventos importantes, y recibiremos más cuando Youngwoon se dé a conocer allí.
-En una
ciudad tan grande habrá demasiados jóvenes -señaló Junjin-. ¿Cómo va el
muchacho a poder elegir .. ?
-Junjin,
¿no hemos discutido ya sobre esto? Resulta, y eso es indiscutible, que Londres
es el lugar al que acuden todas las parejas en edad de merecer. Es un buen
sitio para encontrar esposo. Si los ingleses llevan años encontrando esposo sin
problemas, yo incluido, ¿por qué no iba a poder hacerlo Youngwoon? Y nadie ha
dicho que vaya a tener usted que acompañarlo.
-Entonces,
¿quiere ir usted?
Eric se
estremeció con solo pensarlo.
-No, de
hecho pensaba en pedirle al chico Choi, que parece haber trabado amistad con Youngwoon,
que lo acompañe y le presente a la gente apropiada.
Oyendo las
últimas palabras de Eric, Youngwoon, que acababa de entrar en el comedor, dijo:
-Si hay
que pedirle algo a algún amigo mío, seré yo quien lo haga. Ustedes dos van a
tener que dejar de tratarme como a un niño de teta que no sabe hacer nada por
sí mismo. Y, desde luego, Siwon es un buen amigo. Pero ¿qué es lo que debo
pedirle?
-Que te
introduzca en los círculos de Londres.
Youngwoon,
a punto de sentarse entre los dos ancianos, se detuvo los miró atónito.
-¿Para qué
iba yo a querer hacerlo? Junjin, usted mismo me dijo que ese lugar es un
infierno al que nadie en su sano juicio iría jamás.
Junjin
tosió incómodo.
-Bueno, lo
sea o no, Eric está seguro de que ahí es donde encontrarás esposo. Y yo tengo
que estar de acuerdo con él -dijo Junjin. Ante aquello, Eric arqueó una ceja,
puesto que acababan de discrepar precisamente en aquel punto, pero Junjin lo
ignoró-. Hemos sufrido un desagradable contratiempo, pero ya es hora de volver
a ponernos manos a la obra para encontrarte esposo.
-Entonces,
estén tranquilos -respondió Youngwoon-. Ya me he decidido, si él acepta.
-¿Quién?
-preguntó Junjin sorprendido.
Eric,
imaginándose de quién se trataba y nada sorprendido, aunque tampoco nada
complacido, se tapó los ojos y musitó la menor de sus objeciones.
-No tiene
título. Puedes encontrar algo mejor.
-¿Quién?
-repitió Junjin, fulminando a Eric con la mirada, puesto que él parecía saberlo
y no le había avisado.
Eric no se
percató de cómo le miraba porque seguía tapándose los ojos. Pero Youngwoon
respondió por él.
-Park Jungsoo,
naturalmente.
Ahora fue Junjin
quien arqueó las hirsutas cejas como muestra de sorpresa. Dirigiéndose a Youngwoon,
dijo:
-Eso no
está tan claro, muchacho -lo amonestó-. El es un amigo. Uno no se casa con sus
amigos, y tú no tienes que casarte con él para conservar su amistad.
-Por mucho
que desee verte casado pronto -dijo Eric, añadiendo sus propios temores-,
tampoco yo quiero que lo hagas por las razones equivocadas.
Youngwoon
no se ofendió e incluso sonrió al responderles:
-¿Ninguno
de los dos ha pensado que puedo sentir por él algo más que amistad?
-Tonterías
-exclamó Junjin-. Tú nos aseguraste lo contrario, por si no lo recuerdas. Y ni
siquiera es guapo. No hay nada de malo en que valores su amistad, pero no hay
necesidad de que llegues a esos extremos.
-Junjin, él
tiene más belleza interior que nadie que yo conozca. Además, Heechul le ha
deslumbrado, y ahora los demás jóvenes le parecen feos en comparación. A mí Heechul
no me impresionó y Jungsoo me parece encantador. De hecho, me parece perfecto.
-Desde
luego, tiene buenas cualidades -intervino Eric-. Pero también carga con un
rumor del que nunca podrá deshacerse.
-Un rumor
absurdo que no tiene ni pies ni cabeza -señaló Youngwoon, y luego le preguntó desafiante-:
¿Tiene usted miedo de un rumor sin importancia?
-En
absoluto. De hecho, estoy incluso de acuerdo en que es absurdo. Pero aun así no
es nada deseable para la familia si puede evitarse. Aunque si me aseguras que lo
amas, entonces, cásate con él sin dudarlo.
-Maldita
sea, Eric -estalló Junjin-. ¿Es que no ve que el muchacho se está engañando? No
lo anime a cometer esta estupidez.
Youngwoon
estaba asombrado, una vez más, de que Eric se hubiera puesto de su lado. Aunque
a regañadientes, le prestaba su apoyo incondicional. Junjin, en cambio, no lo
sorprendió con la reacción que estaba teniendo.
-Junjin,
deje que sea yo quien me preocupe de mis sentimientos -dijo Youngwoon, y volvió
a levantarse-. Usted confió en mí para que dirigiera sus negocios. Confíe en mí
sobre lo que quiero y por qué lo quiero.
Y creo que voy a visitar al joven ahora mismo.
Junjin
apoyó la cabeza en la mesa en cuanto Youngwoon salió del comedor. Incluso se la
golpeó varias veces en señal de frustración. Eric, sin dejarse impresionar por
su histrionismo, hizo un gesto para que los sirvientes, que habían elegido
aquel inoportuno momento para entrar con la cena, se marcharan. Por ahora, la
bebida era más apropiada, al menos para su huésped escocés.
-Se lo
está tomando muy a pecho -le sugirió Eric en cuanto volvieron a estar solos. Junjin
le miró frunciendo el ceño.
-¿Ah, sí?
¿No ve que todo esto es un error?
-No, si Youngwoon
lo ama.
-Bah, ese
es el maldito problema. Lo ama. No tengo la menor duda. Pero no es la clase de
amor que un hombre entrega a su esposo, ¿sabe?
-Amor es
amor... -empezó a decir Eric.
-No, hay
muchos tipos de amor -lo interrumpió Junjin-. Él es un buen amigo y así es como
él lo ama. Pero, como resulta que es un joven, Youngwoon ha confundido sus
sentimientos y piensa que lo que siente es lo mismo que el amor de pareja,
cuando no lo es. Uf. ¿Ve usted lo que
ocurre cuando los hombres y jóvenes se hacen amigos?
-¿Y si
usted se equivoca?
-No me
equivoco. Lo conozco. Nunca ha tenido buenos amigos y ahora ha encontrado uno. Teme arriesgarse a perderlo. Piensa que el
matrimonio lo mantendrá siempre a su lado, y así será, pero al final eso no lo
hará feliz. Y lo averiguará en cuanto se acuesten y se dé cuenta de que
preferiría estar jugando al bridge con él.
Eric no
pudo contener las carcajadas.
-Se lo juro,
Junjin. A veces, su forma de pensar me deja pasmado. ¿Aún no ha pensado que lo
que ha podido comenzar como amistad puede haberse transformado en algo mucho
más profundo? No todo son flechazos, ¿sabe? A veces, es algo progresivo.
Junjin
bufó.
-Amor, sí,
pero la pasión o está o no está, y Youngwoon no siente pasión por ese joven. Veamos, ¿qué esperanza hay para un matrimonio
que no empieza con una buena dosis de pasión, eh? Incluso el amor progresivo
empieza con la pasión. Sin ella, no hay nada de qué partir, nada que pueda dar
pie a ningún sentimiento, ¿sabe?
Eric puso
los ojos en blanco.
-Creo que
la fama de bruto que Heechul dio a Youngwoon a usted le va como anillo al dedo.
Los sentimientos cambian, Junjin. Los amigos pueden convertirse en amantes y viceversa. Si todo fuera o blanco o negro, como usted
parece verlo, este mundo sería un verdadero aburrimiento.
Venga... Tukie no esta en embarazo????
ResponderEliminarAhhhh ojalá y no le digadque no, al mapache!
Oh si!!! Sichul al ataque !!! 😎
Pues...no,no...no siento pena por Hee.
ResponderEliminarTodo lo hecho a conciencia,y no han sido una,ni dos ,ni tres veces...así que no.
Me encanta eso de que Jungmo haya ido por Kangin y le haya explicado todo.
Y menos me preocupa Hee,al parecer ya tiene a quien lo consuele...ah,el corazón de Siwon se conmueve con lagrimas...al menos con las de verdad.
Esos abuelos...pero bueno,al menos uno de ellos es consciente de la verdad y,espero ayude a Kangin...no sé por què pienso que Teuk le dirá que no😂😂😂😂
El abuelo bruto preocupado por la "pasión"..jajajajaja,si ese abuelo supiera,aquí el obstáculo no es la falta de pasión...iluso😂😂😂