Kangin miró su reloj, era las
12:30, Sara se había ido hace una hora y todavía no había oído hablar a Brian
en ningún lugar. Había una diferencia horaria de ocho horas desde Coldspring
hasta Corea, por lo que era las 20:30 dónde estaba su familia. Decidió llamar a
su padre, mientras que Brian y Sara estaban fuera. Tenía algunas preguntas que
pensaba deberían ser contestadas antes de que tuviera que empezar a explicar
cosas a Leeteuk y antes de que él le comenzara a hacer preguntas.
Marcó el número del teléfono
celular de su padre y lo escuchó sonar.
—Ye —dijo su padre cuándo contestó
el teléfono. Esa siempre fue la forma en que él respondía, con un simple “sí”,
no “hola” o “está”, sólo sí.
—Abeoji— , respondió Kangin.
—¿Kangin? Eotteon neukkin i—le
preguntó su padre.
— Inglés por favor, padre, estoy
tratando de conseguir el hábito de no alternar más en la conversación. Estoy
bien. ¿Cómo está appa? ¿Cómo está la manada?— preguntó Kangin.
—Tu appa está bien, excepto que le
falta su cachorro. La manada está bien—
respondió su appa. Kangin le preguntó por la manada por dos razones, la
primera era que él iba a ser el Alfa un día y su padre le había enseñado
durante todo el tiempo que podía recordar que los otros lobos de la manda eran cómo
sus hijos. Él los amaba, los protegía y cuidaba de ellos, A veces, eso
significaba darles de comer, otras veces significaba disciplinarlos.
Así que cómo príncipe y futuro Alfa
sabía que era su deber asegurarse de que la manada estaba bien.
Hasta que un lobo fuera
emparejado, sus emociones eran volátiles; tiende a estar inquieto y propenso a
vagabundear, lo que podría dar lugar a batallas territoriales. No hace falta
decir eso que podría causar problemas. Una vez que un hombre lobo se une con su
pareja, todas esas tendencias agresivas se equilibran por la naturaleza amable
de su pareja. No se sabe realmente cómo funciona, pero de lo que algunos
hombres han dicho es cómo si la mejor mitad de sus almas es devuelta a ellos y
sienten completos otra vez. Kangin necesitaba asegurarse de que su padre no lo
necesitaba en casa, si las cosas estaban yéndose de las manos con la manada.
—Tengo que hacerte algunas
preguntas sobre el vínculo de pareja —le dijo Kangin a su padre —¿La pareja
tiene que ser un Canis Lupus o puede ser humana? ¿Qué significa cuándo de
repente hay más marcas en ti que antes? ¿Qué si tu pareja no sabe nada acerca
de tu mundo y no te aceptará? —Kangin sonaba un poco desesperado por el tiempo
que había dejado de hablar.
—Tienes 17, has estado en Estados
Unidos por menos de veinticuatro horas y piensas que has encontrado a tu
pareja?— le preguntó su padre.
Kangin oyó a su appa suspirar en
el fondo y comenzó a hablar rápidamente en su lengua materna.
—Cálmate amor, déjame averiguar—.
Oyó a su padre decirle a su appa.
—Sé cómo suena esto, —le dijo Kangin
a su padre—. Pero no sé qué otra cosa
podría ser.
—¿Por qué no empiezas desde el
principio y luego vamos a tratar de averiguar si esa es realmente tu pareja,
—sugirió su padre.
Así Kangin le habló de cómo había
escuchado sus pensamientos aquella noche en que él había llegado a lo de Henry.
Le contó acerca de ser capaz de “sentir” cómo él se sentía y que su aroma casi
le había causado acurrucarse a sus pies cómo un estúpido cachorro. Le dijo que
había hablado con su mente también y que había descubierto que él era en
realidad a quién le estaba escuchando y no teniendo algún tipo de psicosis.
Después de que Kangin terminó hubo
silencio desde el otro extremo del teléfono.
Por un segundo
él pensó que
podrían haber sido desconectados. Pero entonces su padre
rompió el silencio.
—Una pareja
no puede ser
plenamente humana. Tiene
que haber sangre Canis Lupis en
algún lugar de su línea, puede ser generaciones atrás, pero tiene que estar ahí
para que su vida sea unida a la tuya. Tú sabes cuánto tiempo vivimos, y cuándo lo unas a ti él tomará parte de tu
longevidad solo si ya tiene Lupi en su sangre. —Su padre hizo una pausa y
luego continuó—. En
cuanto a las
marcas, no lo
había discutido contigo aún,
porque no pensé que encontrarías a tu pareja antes de graduarte de la escuela
secundaria, es muy, muy raro. Yo tenía más de un siglo cuándo encontré a tu appa.
Las marcas de un macho Canis Lupis sólo cambian cuándo él encuentra una pareja
si él es Alfa y es una manera de decirle a todos los Canis Lupus que tienes una
pareja; tener una pareja te hace un Alfa más fuerte. Puesto que eres el próximo
en la línea para ser Alfa de nuestra manada y en efecto has encontrado a tu
pareja, es por eso que las tuyas cambiaron.
—Aunque no me he unido con él, ¿no
tienes que hacer los ritos de sangre antes de que puedas ser una pareja unida?
Es decir, ¡las marcas cambiaron después de verlo a través de una ventana!— Declaró Kangin incrédulamente.
—Cálmate —el padre de Kangin le
dijo—. Esto es algo para alegrarse, no para preocuparse, vamos a averiguar los
detalles. Tienes un año para cortejarlo y ayudarlo a comprender nuestro mundo
antes de que tengas que volver a Corea.
Kangin respiraba algo más fácil,
era verdad que no había prisa que se uniera con él. Sobre todo porque él estaba
justo al cruzar la calle dónde la podía ver y saber que estaba a salvo. Su lobo
no estaba totalmente satisfecho con la idea de dejar a su compañero sin-unión,
pero él podría esperar y ver. Los lobos son cazadores muy pacientes.
Kangin fue sacado de sus
pensamientos cuándo su padre le preguntó:
—De casualidad notaste marcas en él
en alguna parte?
—¿Marcas en él, cómo las marcas
que tengo? —preguntó Kangin.
—Bueno, puede que no tenga porque
las marcas de las parejas Canis Lupus son más un asunto privado. No quiero
decir que están en algún lugar que no se podía ver si tuviera un traje de baño
o sin camisa en caso de los jóvenes, me refiero a privadas en que son para su
compañero. Las marcas coincidirán con tus nuevas, cómo una pieza de
rompecabezas, pero podría no estar en el mismo lugar y por lo general no pueden
ser vistas por los demás si está en ropa de civil —continuó su padre.
Kangin sintió un gruñido en su
garganta al darse cuenta de su aversión a la idea de otro hombre viendo las
marcas de Leeteuk, incluso si estuvieran en su brazo o pierna, ellas estaban
destinadas sólo para él.
—¿Kangin? Kangin, ¿estás bien?
—escuchó a su padre preguntándole.
—Sólo estoy
un poco… no
sé qué, quiero
decir tengo 17 y el pensamiento de otro lobo viendo las marcas
en un joven que apenas conozco me enfurece. Ni siquiera estoy fuera de la
escuela secundaria— dijo Kangin con frustración y confusión en su voz.
—Sé que sólo tienes 17, pero
tienes que recordar que cuándo tu lobo encuentra a su pareja ya no es un menor
de edad, él se convierte en un adulto hecho y derecho durante la noche. Tu lobo
te espera para dar un paso adelante y estar listo para ser el Alfa que estás
destinado a ser, porque está para protegerlo a toda costa. Sí, sólo tienes 17,
pero no eres un simple humano, eres Canis Lupus, eres príncipe de tu manada y
eres Alfa, —le dijo el padre de Kangin.
Kangin tomó
algunas respiraciones profundas
para calmarse y componerse él mismo. No era propio de él
estar tan molesto por algo que no podía cambiar. Sus emociones parecía un poco
al límite hoy y sólo podía imaginar que todo tenía que ver con el descarado
castaño a través de la calle.
—Una cosa más, sé que por lo
general las parejas no pueden ir largos períodos de tiempo sin compartir sus
pensamientos o estar cerca uno del otro sin sentir molestias por la separación.
Yo no he tenido eso desde que descubrí a Leeteuk. ¿Por qué sería eso?.
—Tú no vas a comenzar a sentir los
efectos de ser emparejado hasta después que el vínculo se realiza a través de
los ritos de sangre, por lo que hasta entonces ninguno de ustedes debería tener
problema de estar separados.
— Yo no diría eso, —murmuró Kangin.
El padre de Kangin continuó
diciendo
—Hay una razón de que esto te ha sucedido
tan joven. Él es parte humana lo que significa que no puede estar en
fase y es
más débil por
eso, por lo
que necesita tu protección de alguna manera. Mantén tur
ojos y oídos bien abiertos. Nada sucede por casualidad, hay un propósito en
todo.
—Pero no hay Canis Lupus en esta
área, ¿qué podría ser una amenaza para él en esta pequeña, insignificante
ciudad?— preguntó Kangin.
—Menores palabras han precedido a
guerra Kangin —respondió su padre ominosamente—. Todo estará bien hijo, logra
conocerlo, ser su amigo. Mantén tu lobo a raya y llámame para mantenerme
actualizado, o si tienes más preguntas. Te quiero. —Y con eso el Alfa y padre
de Kangin colgó.
Kangin se sentó allí por un tiempo
largo repasando en su cabeza las cosas que su padre le había dicho. Leeteuk
tenía que tener Canis Lupus en su línea de sangre en alguna parte y que era o bien muy distante o un pariente
que él no conocía.
Oyó la puerta de la planta baja y
cogió el aroma de Brian. Decidió que necesitaba un poco de aire fresco, de
preferencia detrás del manubrio de una moto. Bajó las escaleras en busca de
Brian para ver si lo llevaría a un concesionario para ver algunas motos usadas.
Lo encontró en la cocina.
—Espero que te guste el azúcar más
que el té, porque eso es todo lo que vas
beber cuándo tomes
un sorbo de
eso, —le dijo Kangin con
una sonrisa.
Brian se rio entre dientes
—sí así es cómo lo hacemos en el
sur, no es té muy dulce, es azúcar con
sabor a té.
Kangin se rio con él.
—Tengo que pedirte un favor si
tienes tiempo, —comenzó Kangin.
—Dispara, —dijo Brian.
—Mis padres
me han dado
dinero para comprar
una moto, pero necesito que me lleven a un concesionario
a ver algunas. ¿Te importaría llevarme a ver algunas motos? —preguntó Kangin.
Asintiendo con la cabeza sí
mientras tomaba un trago Brian dijo:
— Sí, no es problema. Si estás
listo, yo no tengo nada urgente, podemos ir ahora.
—Ok, déjame agarrar mi teléfono.
Dame sólo un segundo, —dijo Kangin mientras se dirigía a las escaleras. Cuándo Kangin
llegó a su habitación, cogió su teléfono y se lo metió en el bolsillo, comprobó
para asegurarse que su cartera estaba en el bolsillo de atrás y entonces, sólo
por curiosidad, abrió las cortinas para mirar por toda la calle en la casa de Leeteuk.
Kangin tuvo que parpadear varias
veces para conseguir que su cerebro entendiera lo que estaba viendo y luego
tuvo que respirar profundo y lento para mantener su lobo gruñendo
progresivamente. Porque allí, cruzando la calle hacia el lado derecho de su
jardín, el cual, si tuviera una valla sería el patio trasero, estaba su ángel acostándose
fuera en el sol en un escaso bóxer.
Estaba acostado sobre
su estómago y allí en la parte superior de su espalda se extienden desde hombro
a hombro y hasta el cuello justo por debajo de la línea del pelo estaban las
marcas que encajarían a su perfección con las suyas. Sus marcas estaban a
disposición de todo hombre que fuera a ver, por no mencionar a su madre, si
saliera. Sin pensarlo su mente alcanzo la de su compañero.
“¿Te das cuenta de que sólo te
venden la cuarta parte de ese traje de baño, no?” Dijo Kangin tratando de sonar
casual y no cómo el monstruo de celos que sintió ser.
Al principio no obtuvo respuesta y
cómo él estaba mirándolo se dio cuenta que se debió haber dormido, lo que no
era buena cosa porque con ese calor se quemaría terriblemente. Kangin enfocó su
concentración en Leeteuk y con un impulso Alfa, habló con él, “¡Leeteuk,
despierta!”
Sin embargo, él no se movió ni
respondió. Kangin estaba decidiendo de todos modos cruzar la calle y molestarlo
cuándo finalmente habló con él.
Leeteuk oyó a Kangin preguntarle
si había comprado sin querer sólo la cuarta parte del traje de baño.
—Así que
es gracioso— pensó. Los dos podían jugar este juego. Había estado durmiendo hasta
ese momento, pero tan pronto él habló, se despertó; continuó recostado inmóvil,
sabiendo que debía estar observándolo. No quería que supiera que lo había
escuchado. La segunda vez que le habló, sintió una fuerza que le hacía obedecerle.
Él no podía estar dándole órdenes, pensó
indignado. Se sorprendió
cuándo no respondió
a ese pensamiento. Lo que Teuk
no sabía era que lo estaba bloqueando porque no quería que él fuera capaz de
oírlo.
Lo hizo esperar un minuto antes de
finalmente responderle.
—Lo sé, está bien, y aun así cubre
lo suficiente para darme un buen bronceado —replicó con una sonrisa.
Le oyó gruñirle. ¿Acaso estaba
celoso? Y si era eso, celoso de qué exactamente, él no lo conocía para nada.
—Ya te lo dije, eres mi Ángel —le
respondió en sus pensamientos. En ese momento se dio cuenta de que no había
tratado de bloquear su mente de la suya.
—Y yo te digo que no tengo idea de
qué significa eso, ¡y no soy nada tuyo! —gruñó.
—Si no se puede hacer otra cosa,
al menos ten presente el hecho de que te quemarás si te recuestas con
prácticamente nada puesto y luego te quedas dormido —respondió Kangin sonando
muy molesto.
¿Qué significaba ‘si
no puedes hacer
otra cosa’? ¿Acaso
estaba dando a entender que quería recostarse afuera y
mostrar su cuerpo a cualquier persona que pasara por allí? Teuk se sentó y
levantó la vista hacia la ventana de Kangin, y efectivamente él estaba allí
observándolo fijamente. Molesto consigo mismo por dejar que su desaprobación le
molestara, se puso de pie y con todo el sarcasmo que pudo añadirle a sus
acciones, le hizo una reverencia, recogió sus cosas y entró nuevamente en la
casa.
—¿Mi ángel, acabas de hacerme una
reverencia? —preguntó Kangin con asombró y diversión.
—Bueno, cómo parece que piensas
que mereces algo de mi parte, pensé que disfrutarías un poco, ¡pero te aseguro
que mis intenciones eran completamente groseras! —respondió Teuk.
Lo escuchó reírse de su descaro.
Cuándo Teuk entró a la casa, dejó
sus cosas en el sofá y fue hacia la cocina en busca de algo para beber. No
había notado lo caliente que se había puesto por recostarse bajo el sol, lo que
no lo hizo feliz, ya que solamente confirmaba lo que Kangin le dijo sobre
quemarse.
—En serio ¿Quién es, un policía de
trajes de baño?
—No, mi ángel simplemente intento
cuidarte. Quién sabe qué tipo de lobos están al acecho de inocentes bellezas en
traje de baño —dijo Kangin con voz sabía.
—¿Y qué se supone que significa
eso? ¿Siempre hablas en forma tan vaga? —preguntó con exasperación.
En ese momento se dio cuenta de
que toda la conversación había sido un ida y vuelta de pensamientos entre
ellos. Ese hombre había hecho que su vida se volviera extraña… realmente no era
extraña, estaba en el límite de lo ridículo.
—¿No hay algo que tengas que
hacer? —le preguntó mientras subía las escaleras para tomar un baño. A pesar de
que todo lo que había hecho fue tirarse a tomar sol afuera, olía a aire libre y
sudor.
—En realidad, sí, me voy con Brian
a mirar unas motocicletas. Mis padres me dieron el dinero para comprar una así
puedo moverme por mí mismo —le dijo Kangin.
—¿Por qué no un auto? ¿Qué pasa si
llueve, no te mojarías? —preguntó.
—En Corea, la mayor parte del
tiempo hace frío. ¿Por qué querría estar encerrado en un coche cuándo puedo
estar en una motocicleta con el sol en mi rostro? Y hacen ropa para lluvia, que
puedo usar cuándo llueva — explicó Kangin
—Oh, bueno, supongo que si viviste
en un sitio frío todo este tiempo, sería agradable andar bajo el sol —respondió.
Teuk comenzó a tomar algunas
prendas para llevar al baño. Cuándo entró en el cuarto de baño y cerró la puerta,
descubrió que estaba reacio a desvestirse mientras conversaba con Kangin por
pensamientos, de algún modo eso se sentía demasiado íntimo. Cómo si sintiese su
incomodidad, Kangin le preguntó,
—¿Qué pasa? ¿Hice algo malo…
además de decir que tu traje de baño era un poco escaso? —preguntó Kangin con
remordimiento.
—No, no, estoy bien. Ya sabes, um,
sólo tengo algunas cosas que hacer, es todo. Personas y lugares, ya sabes cómo
es —dijo torpemente.
—Leeteuk, ¿Por qué actúas de
manera tan extraña? —preguntó Kangin. Teuk rodó los ojos. ¿No podía simplemente
dejarlo solo? La sola idea de explicarle el por qué, lo mortificaba. Se podía
oír explicándole que estaba sudoroso por el sol y apestaba, que necesitaba una
ducha y que la idea de hablar con él a través de sus pensamientos mientras estaba
sin ropa, totalmente desnudo estaba bastante lejos de su zona de comodidad. Kangin
debió captar sus
pensamientos al pasar; hombre, realmente necesitaba aprender cómo
bloquearlo de alguna forma.
—Voy a dejarte en paz ya que
tienes cosas de las que ocuparte. Sólo para que
sepas, quizás sea
sólo un adolescente,
con hormonas, pero
te aseguro que soy digno y no abusaría de nuestra conexión —dijo con convicción.
—Sé que puedes escuchar mis
pensamientos, pero ¿realmente puedes “ver” a través de mis ojos? —preguntó con
recelo.
—No, pero puedo ver las cosas que
piensas. Cómo tú puedes ver las cosas
que yo pienso
si quieres. Además,
cuándo tus emociones
son fuertes te siento y escucho tus pensamientos demasiado fuerte,
incluso cuándo no intentas comunicarte conmigo. Quizás debas tenerlo en cuenta —le
dijo Kangin.
—¿Cómo te mantengo fuera de mi
mente? —preguntó Teuk.
—Todo lo que tienes que hacer es
imaginar una pared entre tu mente y la mía. No seré capaz de sobrepasarla. Lo
mismo ocurre conmigo si no quiero que escuches mis pensamientos.
Teuk estaba sorprendido por
sentirse un poco dolido ante la idea de que Kangin no quisiera que él escuche
sus pensamientos, pero entonces pensó lo absurdo que era eso porque todos
necesitaban tener privacidad en sus pensamientos.
—Está bien, lo mantendré en mi
mente, y ya que estamos en esto,
¿podrías responderme algo?
¿Con quién más
puedes hacer esto? — preguntó Teuk sin notar lo celoso que sonaba.
—Con nadie más, mi ángel, sólo
contigo, cómo tú tampoco serás capaz de hacerlo con otra persona —dijo Kangin
un poco posesivo —Hablamos luego, cuídate.
Y sólo cuándo lo sintió irse, se
sintió privado. Se desvistió y sin mirarse en el espejo, entró en la ducha de
vapor caliente y dejó que se lave la sensación de distancia. Era tonto sentirse
vacío sin él en su cabeza, lo sabía, y aun así no podía sacudirse esa
sensación.
Parecía tan natural hablar con él,
cómo si lo hubiese hecho toda su vida. Le resultaba tan extraño estar celoso de
la idea de que él pudiese hablar con otro joven a través de su pensamiento.
Sólo lo conocía hacía un día después de todo, pero aun así la idea le molestó
bastante.
—Ya, Teuk, —se dijo a sí mismo—,
cambia de tema. No había oído nada de Donghae y pensó que lo mejor sería que lo
llamara después del baño para asegurarse de que aún era capaz de superar esto.
Salió de la ducha y se tomó una toalla seca, moviendo su cabello para secarlo
primero, luego se ocupó del resto del cuerpo. Se giró para mirar en el espejo
si su espalda estaba seca y se paralizó con lo que vio, luego, sin darse cuenta
de lo que hacía, buscó la mente de Kangin,
—Kangin, ¡¿Qué demonios tengo en
mi espalda?! —gritó mentalmente. No hubo respuesta.
Calmándose lentamente, empezó a
examinar el diseño de lo que parecía un tatuaje que le recorría de hombro a
hombro y hacia arriba por su cuello. Eran líneas arqueadas y curvas que fluían
hacia un punto en su cuello, con sitios definidos que parecía que si la
colocaran sobre una mesa, otro diseño encajaría con ese cómo si fuese una pieza
de rompecabezas. Era muy lindo, y estaba muy seguro de que eso no estaba ahí
mientras se bronceaba. ¿Kangin le habría hecho alguna especie de vudú Coreano?
Porque él le haría vudú hasta en el culo si lo hizo.
Después de unos minutos, él aún no
le había contestado, así que se vistió y peinó. Teuk volvió a su habitación
todavía pensando sobre las marcas que habían aparecido en su espalda, cuándo
sonó el teléfono. Por un fugaz momento esperó que fuera Kangin, pero eso era
ridículo cuándo podía comunicarse a través del pensamiento. Sacudiendo su cabeza
con frustración, contestó.
—Así que estoy pensando en vestido
de baño, toallas, canciones y tomar un poco de sol, ¿te sumas? —dijo la voz
alegre de Donghae.
—Llegas un poco tarde ya me he
cocinado, dado vuelta, y me he cocinado un poco más. Recién salgo de la ducha.
Así que voy a asumir que eres capaz de llegar pronto…— preguntó aliviado Teuk.
—Ese es el rumor. ¿Estás
libre?—preguntó Donghae.
—Libre, loco, totalmente
desquiciado… elije la que quieras—respondió.
—Ya estoy en camino, estaré allí
en 5 —Donghae cortó la llamada.
Teuk miró alrededor decidiendo lo
que necesitaba tomar para la improvisada pijamada. Dobló las mantas y las puso
sobre la cama, no tenía sentido guardarlas si se quedarían otra noche ahí.
Levantó la ropa sucia del suelo y la arrojó en la cesta de la ropa sucia detrás
de la puerta del armario. Su mente estaba inquieta así que decidió que debía
escribir sus pensamientos. A veces, escribir lo que daba vueltas en su cabeza
le ayudaba a poner las cosas en perspectiva y darles algún sentido.
Sacó un block de notas del colegió
y lo abrió en una hoja en blanco, y se sentó en la cama para empezar a
escribir.
Conocí un chico. No un chico cualquiera, sino uno bastante
inusual. Él es de Corea, lindo, puede hablar conmigo a través del pensamiento y
yo también puedo hablarle de esa manera. Es tan irreal. Para colmo, tengo estás
extrañas marcas en mi espalda que surgieron de la nada. No sé ni qué pensar de
todo esto. Pero sé que por mi bienestar mental necesito hablar con él,
enfrentarlo y ver si responde alguna de mis preguntas. Mi otro problema es que,
parece que estoy…
El teléfono de Teuk sonó porque
había recibido un mensaje de texto:
Donghae: Estoy en Starbuks, ¿americano?
Teuk: Definitivamente.
Agradecido a su amigo reconoció
que un exceso de cafeína es necesario a veces. Se volvió a la hoja y siguió
escribiendo.
Celoso de un chico al que apenas
conozco. Siento como si estuviéramos conectados de alguna forma, cómo si nos
conociéramos de toda la vida. También siento que mi madre sabe algo, ha estado
actuando un poco rara, o quizás debería decir que se ha estado sintiendo un
poco rara desde que puedo percibir sus emociones. Es curioso, no he sentido las
emociones de Kangin cuándo estoy cerca suyo, que ha sido sólo una vez, pero
tampoco lo he sentido cuándo hemos ‘hablado’. No sé si eso es posible sólo con
extraños pero sé que si pienso eso sería cómo sí.
Kangin y Brian estaban entrando al
auto de Brian cuándo sintió que Leeteuk
le gritaba,
—Kangin, ¡¿Qué
demonios tengo en mi
espalada?
Por un breve instante le llegó un
destello de la imagen de su espalda, pero enseguida la silenció, ya que no
quería entrometerse en su intimidad. Decidió no responderle incluso cuándo le
rompía el corazón dejarlo en ese estado de confusión y miedo, pero pensaba que
era mejor decir ciertas cosas personalmente. Especialmente si vas a decirle a
alguien que tiene marcas de Canis Lupus en su cuerpo porque encontró a su
compañero hombre-lobo que no sabía que existía. Ya sabes, el típico ‘hey, vamos
a conocernos un poco.’
Él se estremeció un poco cuándo Leeteuk
gritó, Brian lo notó y le preguntó si estaba bien.
—Sí, estoy bien, es que tuve un
zumbido en mi oído por un segundo, — mintió Kangin.
—Así que ¿sabes a dónde quieres
ir?— le preguntó Brian.
—Sólo detente en el primer
concesionario de motocicletas que veas. No soy exigente y soy bastante bueno
trabajando en ellas, así que no importa si necesita algún arreglo, —dijo Kangin.
Cuándo pasaron por delante de la casa de Leeteuk, se encontró mirando hacia
allí, luchando con las ganas de meterse dentro de su mente y ver cómo estaba.
Se sintió raro cuándo él lo llamó; fue la primera vez que lo hizo sin que él lo
haya iniciado. A su lobo internó le agradó que haya acudido a él por ayuda,
después de todo era su protector. Su parte sarcástica le recordó que en
realidad, Leeteuk no tenía a nadie a quién acudir. Eso hizo que un gruñido
saliera de él, que tuvo que disfrazar con tos.
Brian, conforme a lo solicitado,
se detuvo en el primer concesionario dónde vio motocicletas. Cuándo Kangin
salió del auto, sus ojos se posaron instantáneamente en una Honda Shadow negra,
con tubos cromados y ruedas anchas. Era usada, pero aun así estaba en buen
estado. A Kangin le gustaba que sus motos fueran simples. Nada lujoso u
ostentoso, sólo quería montarlas, no mostrarlas.
Un vendedor se acercó a ellos y se
dirigió a primero a Brian, después de todo él era el adulto, pero él hizo señas
hacia dónde estaba Kangin.
—¿Puedo ayudarlos?— preguntó el
vendedor al mismo tiempo que tomaba una bocanada de aire. Kangin estaba seguro
de haber escuchado un leve gruñido cuándo el vendedor retrocedió unos pasos
girando su cabeza, y haciendo que su cuello quede expuesto a Kangin.
Kangin lo miró confundido por un
instante y luego lo entendió, y lo que vio casi lo hizo caer al suelo: Canis
Lupus.
Afortunadamente, Brian había
empezado a dar un vistazo por el lote de autos sin prestarles atención, así que
Kangin dio un paso hacia el vendedor, Jongsup era el nombre que decía su tarjeta,
y olfateó. Efectivamente, era un Suju.
Instintivamente, Kangin gruñó
mientras su lobo se animaba por la presencia
de otro Suju
en el área
que había considerado cómo su
territorio. Después de todo él no estaba al tanto de que hubiese otros Suju´s
en Coldspring. Después de un momento, el Suju llamado Jongsup preguntó,
— ¿Quién eres y por qué estás en
el territorio de un Alfa?
Alfa, pensó Kangin, ¿de qué Alfa
estaba hablando? Kangin no quería darle demasiadas explicaciones a este Suju,
por si acaso él y su Alfa fueran una amenaza.
—No estaba
al tanto de
que hubiese algún Suju en
este sitio, —respondió vagamente.
— ¿Quién eres que crees que
mereces saber cuántos Suju´s hay por aquí? Sólo eres un cachorro, con un ser
humano dentro, — le espetó a Kangin.
El lobo de Kangin presionaba por
salir y Kangin lo dejó solo un poco, su poder fluyó sobre él, el Suju lo sintió
al instante y se inclinó casi involuntariamente cuándo su lobo notó que él no
era más poderoso que el que había llamado cachorro.
—No tengo que honrarte con una
respuesta, pero sólo para que sepas lo que
has provocado, lo
haré. Soy el
príncipe de los
Canis Lupus Coreanos. Y soy el
próximo en la línea para convertirme en Alfa, por eso no me someto a nadie más
que el Alfa de todos los hombre-lobo de Corea.— poniendo mucho cuidado con sus
palabras para no dejar que su poder se saliera de control, preguntó, —¿Quién es
tu Alfa y hace cuánto que hay Suju en Coldspring?
El Suju, jongsup, gimoteó un poco,
pero respondió,
—He oído de tu padre, dicen que
hace que todos los Alfas hagan una reverencia ante su presencia.
—Responde lo que te pregunté, Jpngsup. Ahora, — dijo Kangin muy serio.
—Mi Alfa es Lee Shangchul. He
sido miembro del grupo por 3 años. No sé hace cuánto está activo. ¿Por qué
estás aquí? Eres un adolescente de otro país, ¿Qué puedes querer en ésta ciudad?— preguntó Jongsup, desconcertado.
—Mis asuntos no son de tu
incumbencia. Dejando de lado este interesante giro de los acontecimientos por
un momento, me gustaría comprar esa Honda Shadow, ¿cuánto está?— preguntó Kangin.
— ¿No quieres probarla?— respondió
Steve.
—No. ¿Cuánto?— preguntó nuevamente
Kangin.
—$2.500, y no tiene ninguna
garantía. Tiene cinco mil millas de uso, los neumáticos son nuevos y nunca estuvo
en un accidente, —dijo Jongsup cómo si fuera una grabación.
Kangin sacó su tarjeta de crédito
y se la acercó. Mientras Jongsup caminaba con la tarjeta de su padre, Kangin se
dio cuenta de que acababa de cometer un gran error. Ahora Jongsup tendría el
nombre completo de su padre. Imaginó que este podría ser uno de esos momentos dónde
su ángel diría algo cómo —Ir directo a la cárcel, pierdes tu turno y no cobras
tus $200 —. Sí, él definitivamente diría
algo así.
Brian había regresado dónde estaba
Kangin, pero él no lo notó hasta que le habló,
—¿Encontraste algo para comprar?
—Sí, de hecho, voy a comprar esa
Honda Shadow negra. Se ve en bastante buen estado. ¿Crees que puedes llevarme adónde
tengo que tramitar mi licencia y hacer lo que necesito para finalizar la
venta?— preguntó Kangin.
—Eso no es un problema. Hazme
saber cuándo estés listo, — respondió Brian.
—Está bien, gracias, Brian,
realmente aprecio tu ayuda —le dijo Kangin
—De nada, —dijo Brian sonriéndole.
Kangin se volvió para ver a Steve
cruzando el lote hasta ellos. Tenía algunos papeles en una mano y la tarjeta de
crédito de Kangin en la otra. Le extendió la tarjeta apenas estuvo lo
suficientemente cerca.
—¿Podrías acompañarme dentro un
momento para firmar estos papeles?— le preguntó Jongsup. Kangin solamente asintió
y comenzó a seguirlo en dirección al edificio. Entraron y a unos pocos pasos a
la derecha había una mesa. Jongsup se sentó, Kangin no. Sólo se inclinó y firmó
en los sitios que Jongsup había marcado. Una vez que terminó, Jongsup se apartó y le
entregó las llaves a Kangin. Antes de que se diera vuelta para irse, le
dijo
—tengo un mensaje de mi Alfa.
Se volvió y miró a Jongsup a los
ojos, el Suju menos dominante bajó la mirada al instante pero continuó.
—Dice que no deshagas las maletas.
—Dicho eso, el lobo dio media vuelta y se fue. Kangin abrió la puerta y caminó
hacia dónde se encontraba Brian.
—Bueno, Brian, estoy listo si tú
lo estás, —dijo Kangin tratando con todas sus fuerzas de contener su enojo. Su
lobo no estaba para nada feliz. Había otros lobos en el territorio que él había
proclamado cómo suyo basado en la información que decía que no había otros Sujus
allí. Para colmo su compañero
estaba en el
mismo territorio indeterminado. Podría decir que las cosas no
podían ponerse peor, pero eso sería un gran error a la hora de hablar de los
Canis Lupus.
Ahhh tantas preguntas!
ResponderEliminarPorque hay sujus ahí y no estan registrados???
Que sabe la mamá de Tukie que no le ha contado???
Aghhhhhh