En los seis años que duró su
matrimonio ficticio con Tim, nunca discutieron y , en raras ocasiones,
mantuvieron algún desacuerdo. Vivieron juntos como amigos educados y corteses,
y al final cuando Tim murió, un año antes que su padre, Donghae lloró por él.
Lloró la pérdida de un gran amigo, porque
marido no había tenido nunca.
Se sintió como si hubiera estado
solo toda su vida viviendo como una persona independiente, y ahora, después de
todos estos años, tenía que acudir a Lee Hyukjae.
Inspiró profundamente el aire del
mar. Hyukjae le había dicho que no tenía otra opción, pero no podía ser. Tenía
que haberla. Tendría que vender Haru, ahora que se había desecho ya de las
dudosas inversiones de su padre y que quería ver terminado Oneday, su nuevo complejo. Había tenido que luchar contra su padre
para poner en marcha aquella zona residencial para la clase media.
Le dio una patada a la arena y en
ese instante se oyó una voz a sus espaldas.
─No puede ser tan malo.
El corazón se le subió a la
garganta y se dio la vuelta para mirarlo. Estaba a unos metros de él, con las
manos metidas en los bolsillos de los vaqueros y una expresión que parecía
querer sonreír si él los hacía primero.
─¿Lo dices porque ya lo he hecho
antes? ─el viento le trajo el pelo hacia los ojos. ─ ¿Es eso?
─¿Es que fue así con Hwang? ¿Te
obligaron a casarte con él?