Cuando el avión aterrizó en Seúl,
Cho Donghae todavía estaba repasando lo que le iba a decir a Lee Hyukjae. Se
había pasado las cuatro horas que duraba el vuelo desde Busan practicando.
Alquiló un coche en el aeropuerto
y no pudo evitar hacer una mueca al ver pasar su tarjeta de crédito por el
lector y después, se sumergió en denso y pesado trafico de primera en la mañana
de Seúl.
“Creía que querías ayudar a
Kyuhyun, porque necesita ayuda de verdad…”
Intentó oir la respuesta de
Hyukjae, pero esa parte de la conversación estaba en blanco. Sabía bien que era
vergonzoso presentarse así, y ridículo pensar que podía pedirle ayuda cuando no
habían cruzado una sola palabra civilizada en los catorce años que habían
pasado desde su dieciséis cumpleaños. Pero no había otra opción.
“He venido para pedirte dinero…”
Llevaba hora imaginándose como
sería en encuentro. Él no sonreiría cuando lo viese a aparecer. No le había
avisado de su visita, así que no podía esperar verlo. Levantaría la mirada
sentado tras la mesa de su despacho en el edificio mas alto del barrio
financiero de Seúl y fruncir el ceño.
Tres meses atrás, había visto
fotografías de él en una revista y de ahí que supiera como era el decorado de
su despacho; incluso sabía que disfrutaba de una preciosa vista del océano, así
que cuando le dijo en su imaginación
“Hyukjae necesito ayuda…” se vió instantáneamente rodeado por el
decorado de la revista.
No se le había ocurrido pensar que podía no estar allí, asi que fue una sorpresa encontrarse trece pisos por encima del nivel de la tierra para que una secretaria de perfecta indumentaria le dijera que el señor Lee estaba fuera de la ciudad.
─¿Dónde está? ─le preguntó. Si se
había marchado a Busan, sería una ironía haber volado desde el otro lado del
continente para buscarlo. Aun así, mejor Busan que Europa.
─Está en Busan ─dijo la secretaria.
“Dios mio”
Cuando se liquidó el patrimonio de
su padre, Donghae había visto el nombre de Hyukjae en el contrato de las
propiedades en Busan. No tenia ni idea de porque le había interesado comprarlo,
pero como no pensaba volver, no le dio importancia. Después, en el invierno
anterior, leyó un articulo en que se decía que Lee Hyukjae, era accionista de
un consorcio que estaba construyendo un hotel de lujo en Busan, y ya entonces
se imaginó la maquinaria que estaría revolviendo la tierra que una vez habían
pertenecido a su padre.
Hyukjae… Aquel era el último lugar que habría elegido
para volver a verlo.
Tardó tres horas mas en llegar
hasta ahí. Las playas estaban llenas de veraneantes, pero ni el sol ni los
gorros de playas llamaron su atención. En el hotel, el recepcionista volvió a
pasar su tarjeta por el lector y Donghae volvió a sentir la ya familiar
sensación de nausea. Pero su desastre financiero era tan grande que un cargo
mas de tarjeta de crédito carecía de importancia.
Ya en su habitación, se ducho,
vistió y se cepilló el pelo hasta quedar brillante. Perfecta coordinación. A
Hyukjae le importaría todo aquello, pero no estaba dispuesto a enfrentarse a él
si no era con la armadura completa y en su sitio. Bien podía ser él la única
persona de Corea a la que Lee Hyukjae no le gustase, pero al menos tenía la
satisfacción que el disgusto era mutuo.
Ya estaba tan preparado como no
estaría en ningún otro momento de su vida.
Busan, rural, pequeño, tranquilo.
Y a juzgar por lo que podía verse, Hyukjae estaba encargándose de que aquello
cambiase.
Donghae se había pasado la mitad
de su niñez ahí, pero la antigua casa del gobernador ya había desaparecido, al
igual que la mayoría de los bosques en los que había jugado al escondite con
Kyuhyun… Todo por el nuevo hotel de Hyukjae.
Hyukjae…. Le recordaba incluso en
aquellos días sonriendo y planeando la forma de alcanzar sus metas, pero habían
pasado años que sonriera para él.
Se detuvo cuando vio el cartel. El
nombre de Hyukjae figuraba como arquitecto bajo la imagen de lo que sería el
complejo cuando estuviese terminado al año siguiente. Al lado, el nombre de la
compañía constructora, un holding que Hyukjae controlaba. A la derecha, había
una caseta blanca y amarilla con tres camiones aparcados al lado.
Allí le encontraría, así que
inspiró profundamente y subió los tres peldaños hasta la puerta. Había
recorrido mil ochocientos kilómetros para verlo, pero temía ese momento. Hacia
un año ya desde la última ocasión en que había encontrado con sus ojos negros
al otro lado de una habitación bien abarrotada. Cinco años desde las últimas
palabras cruzadas con él, y no precisamente unas palabras cordiales.
Su sonrisa se desvanecería cuando
lo viera.
Antes de abrir, se aferró al pomo
de la puerta. Aquel era su proyecto, su diseño y su dinero detrás de él. Tenía que concentrarse en el dinero. No había
ido ahí por el pasado, si no por que Lee Hyukjae podía disponer de un montón de
dinero de inmediato.
Se oyeron risas dentro de la
caseta y abrió la puerta. Estaba llena de café, planos y varones musculosos que
miraban a Hyukjae como si esperasen una respuesta de él, todos a su alrededor,
en un momento de relax. Hyukjae estaba sentado como si tal cosa en el borde de
la mesa, y en ese instante, recordó las últimas palabras que le había dicho.
Cinco años atrás. Busan. El
funeral de su padre, en el que él era la última persona a la que había esperado
ver.
─¿Qué estas haciendo aquí? ─le
preguntó Donghae.
─Asegurándome.
─¿De qué? ¿De qué está muerto?
─Hyukjae y su padre se había odiado mutuamente, pero no había creído a Hyukjae
de hacer un comentario tan cruel en el funeral de su padre─ ¿Cómo te atreves?
─susurró.
Traje negro… ojos negro… pelo
negro. Un rostro serio.
─Quizás haya venido para verte a
ti.
─Estoy casado. ─replicó
─Por supuesto ─corroboró él─ Pero
yo no contaría con Tim Hwang si estuviera en tu lugar. Llámame a mi cuando
tengas problemas, amante de la luna.
Como si hubiera sabido que iba a
tener problemas.
─!A ti sería la última persona a
quien yo recurriera¡ ─espetó entre dientes─ ¡Antes preferiría arder en el
infierno!
Si a alguien podía llamar enemigo,
ese era a Lee Hyukjae. Y era un sentimiento mutuo, porque cuando entró en la
caseta y los hombres se volvieron a mirar. Hyukjae fue el único que no sonrió.
Un hombre corpulento con un casco
naranja lo saludó.
─¡Hola! ─parecía el mayor de los
trabajadores y tenía cierto aire de mando. ─ ¿Qué puedo hacer por usted señor?
─Donghae ─dijo Hyukjae. No fue un
saludo, solo se limitó a decir su nombre.
El hombre retrocedió de inmediato.
─Nos pondremos manos a la obra
─dijo y todos se movieron hacia la puerta.
Todos exceptos Hyukjae.
─Quiero ver ese muro antes de que
se vayan. ─dijo mirando a Donghae.
El capataz asintió y quedó la
habitación vacía, con solo Hyukjae estudiándolo con aquella expresión tan
cínica que tanto había llegado a odiar.
Seguía sentado de medio lado en la
mesa, con una pierna colgando de la esquina. Llevaba unos vaqueros, una camisa
roja de algodón desabrochada. Hace catorce años que lo había visto vestido de
esa manera. La última vez que le había visto llevaba un traje inmaculado para
un baile de caridad en Busan. Donghae se había marchado pronto, y por supuesto,
no se habían dirigido la palabra.
Hyukjae lo miró lentamente de
arriba a abajo, su peinado perfecto hasta sus inmaculados zapatos. Después hizo
un gesto hacia una silla en la esquina de la habitación.
─Siéntate ─le dijo.
─No, gracias ─intentando apartar
de su cabeza la imagen de si mismo sentado y Hyukjae avanzando hacia él.
Hacía un tiempo… la fiesta de Kim
Ryeowook. Hyukjae debía tener unos 18 años y él dieciséis. Ya le habían
advertido sobre él.
Al entrar, se había detenido en la
puerta con el ceño fruncido para mirar entre la gente. Después había caminado directamente hacia él, y
Donghae no pudo mirar hacia otro lado porque él lo estaba observando, mirando
fijamente e ignorando las voces que lo llamaban desde otros sitios. Ignorándolo
todo excepto a él.
─Amante de la luna ─dijo en voz baja
al tiempo que le tendía una mano─ Será mejor que bailes conmigo. Ya era hora de
que hiciésemos algo sobre este tema.
Debería haberle dicho que no. Lee
Hyukjae era sinónimo de problemas y ahora no significaría nada para él si le
hubiese dicho que no en aquel primer baile. No habría aprendido a quererlo y él
no habría…
Todo sería distinto.
Catorce años, y aquel lio que
había empezado en la fiesta de Kim Ryeowook seguía teniendo repercusión en su
vida. Hyukjae lo estaba observando y él inspiró profundamente, rezando para ser capaz de mirarlo a los ojos sin mostrar su
nerviosismo.
─Amante de la luna… ¿qué problema
te ha traído hasta aquí?
─No me llames así.
─¿Y cómo vas a impedirlo?
Donghae le mantuvo la mirada,
aunque su instinto le advertía que no lo hiciese. Tenia una buena preparación:
no debía mostrar ninguna debilidad, ni perder una batalla de miradas. Aunque
hubiese ido a suplicar, saldría de allí con la cabeza bien alta.
─¿Nada ha cambiado, eh? ─dijo
Hyukjae.
Donghae se acercó a la ventana.
Fuera había un camión de hormigón con la puerta abierta y el conductor
asomándose por ella.
─Las cosas siempre cambian.
─Quizás.
Donghae volvió a mirarlo. Seguía
sentado sobre la mesa y observándolo.
─He odio lo de la muerte de Hwang.
Hace cuatro años ya. Ya no llevas su anillo. ¿Sigues llorando su perdidas?
Él no contestó
─¿O es que tu matrimonio fue un
acuerdo comercial? Haru Holdings absorbió a Hwang Press. Quizás debería
llamarse fusión en lugar de matrimonio.
Donghae se dio cuenta de que tenía
los puños y labios apretados e hizo un esfuerzo por relajarse. Hyukjae agarró
una plomada que había sobre la mesa y la sopesó en la mano.
─Tu padre quería conseguir el
control del imperio de comunicaciones de Hwang, y Hwang quería dinero. Tu
fuiste el pegamento que aglutinó el trato. ─dejó caer la plomada en la mesa─
Perfecto. El Amante de la luna se casa. ¿Fue así como ocurrió?
─¿Eso es lo que piensas de mi?
¿Qué sería capaz de venderme al mejor postor?
¡Maldito Hyukjae! En tan solo dos
minutos había sabido encontrar un punto débil.
─¡Por que demonios te casaste con
él?
Donghae se cruzó de brazos para no
temblar.
─La gente se casa por amor
─contestó. El camión de hormigón se estaba moviendo marcha atrás, hacia una
pared de madera. ─ Maldito seas… ─susurró─ No he venido aquí para que me
vapulees.
Silencio. Largos segundos centrado
en la construcción de fuera. ¿Dónde estaban las palabras que tanto había
preparado?
─¿En que lio estas metido?
─preguntó
─¿Qué te hace pensar que se trate
de un problema?
─¿Por qué otra razón ibas a venir?
Desde la ventana veía a cinco
hombres trabajando a un ritmo casi frenético.
─¿Siempre trabajan así, aunque tu
no estés aquí?
Hyukjae no contestó. Donghae oyó
papeles a su espalda y se preguntó si sería capaz de concentrarse con él allí.
─Imagino que se trata de problemas
económicos.
Se dio media vuelta y se encontró
con él lo estaba observando.
─¿Por qué económicos?
Cuando tenía catorce años se había
caído del caballo que montaba cerca de la colina que rodeaba la casa de su
familia. El lo había ayudado a levantarse
y se había quedado hasta asegurarse que estaba bien. Después, había
agarrado al caballo y atado a un árbol, y luego los dos se habían sentado en un
banco, que había bajo un manzano, a charlar. Cuando le había preguntado que
estaba haciendo por ahí, Hyukjae se había echado a reir y había señalado al
manzano y su abundante cosecha.
Después se oyó el ruido del coche
de su padre.
─Será mejor que te vayas ─le dijo─
Mi padre se pondrá furioso si te pilla.
Hyukjae se había echado a reír y
él tenía miedo. Hyukjae no había cambiado mucho desde entonces. No dudaba
cuando tenia que presentar batalla, y según tenía entendido, solía ganarlas
todas.
─Supongo que no serán problemas
amorosos.
─No. No habría acudido a ti por
eso.
─Si hubieras venido aquí por que
me echabas de menos y querías a verme. ─dijo con ironía y mirándolo de arriba a
bajo─, el lenguaje corporal no es el adecuado. Llevas tu educación de niño rico
como armadura, ese peinado tan a la moda que te has hecho…
─He venido para hablar de
negocios. ¿Por qué… ─hizo un gesto abarcando la oficina─… ¿Por qué no salimos a
cenar? ¿Podríamos…
─No quiero que te gastes el dinero
bajo falsas expectativas. ¿Por qué no me expones primero ese negocio?
─De acuerdo ─accedió, jurándose al
mismo tiempo ser tan insondable como el hombre que tenía delante.
Alguien gritó su nombre desde
afuera y la puerta se abrió.
─¡Hyukjae! ─dijo el hombre del
casco naranja─. ¡Estamos listos para echar el hormigón!
─Enseguida voy ─contestó él─ ¿Te importa esperar un momento? ─le preguntó.
Donghae asintió.
─Veinte minutos.
Era una locura pensar que él le
había pedido que no se marchase, como si fuese un asunto personal. Tenía que
mantener el pasado firmemente separado del presente. No se había imaginado que
fuese afectarle de aquel modo. Cundo él salió, se cruzó de brazos y empezó a
pasearse por la habitación.
¿Y si le decía que no?
Catorce años atrás, cuando se
había enfrentado a él en el porche de su propia casa, no había dado muestra de
que le importase lo más mínimo. Después había llamado a su puerta y al final,
había salido con el pelo revuelto y sin camisa para decirle que le dejase en
paz, que desapareciera de su vida.
Había sido una locura acudir a él.
Lee Hyukjae no movería un dedo para ayudarlo. Pero hacia Kyuhyun debía sentir
alguna responsabilidad, ¿no? ¿O habría desaparecido el Hyukjae que había
conocido alguna vez? El Hyukjae que se preocupaba por los demás, que se ponía
en acción cuando veía cosas que no le parecían justas. Quizás, ese Hyukjae no
había existido nunca. Pero él había creído una vez en ese hombre.
Hasta que le dijo que
desapareciera de su vida.
Se
oyeron pisadas en los escalones de afuera y la puerta se abrió.
─¿Podemos ir a dar un paseo? ─ le
preguntó. De pronto la habitación le pareció abarrotada.
Hyukjae clavó la mirada en la mesa
llena de planos.
─Suéltalo ya, Amante de la luna.
¿Qué es lo que quieres de mi?
─Muy bien ─contestó. Ojalá su voz
sonara tan cortante como la de él. ─ He venido a ofrecerte acciones en SM
Syndicate.
Él arqueó las cejas de tal forma
que sintió escalofrío.
─¿Es que has invertido en ese
desastre?
─Yo…directamente, no.
─¿Demasiado arriesgado quizás? ─le
preguntó con ironía─ Nunca te ha gustado correr riesgo, ¿no?
De todos los hombres del
mundo, Hyukjae era único capaz de
hacerle perder los estribos. Estaba seguro que percibía su ira.
─No he venido aquí para discutir
sobre mi forma de invertir.
Él sonrió.
─¿Es que tu padre no te enseñó que
hay que ser amable cuando se pide dinero?
La rabia le corrió por las venas
─Es Kyuhyu quien ha invertido en SM.
─Ah… Asi que el lio es del
hermanito. ¿Y por qué no ha venido él a pedirme ayuda?
Donghae sintió una tremenda
necesidad de moverse, pero no lo hizo, si no que se limitó a meter las manos en
los bolsillos de su pantalón. Hyukjae siguió el movimiento como si supiera que
había apretado los puños a escondidas.
─A Kyuhyun no le gusta pedir
ayuda, pero yo…
─Pues a ti sí que te la ha pedido.
─Necesita tu ayuda.
─No pienso mover un solo dedo en
favor de tu hermano.
Donghae se acercó al dispensador de
agua que había en un rincón, sacó un vaso de papel y lo llenó a espaldas de él
para que no viera como le temblaban las manos. Le estaba observando, esperando
su reacción.
─Eres un bastardo ─contestó─ De no
haber sido por mi padre, no tendrías nada. Este hotel, la torre de oficinas en Seúl,
el centro de conferencias, esa isla en el mediterráneo… si hubieses tenido todo
lo que te merecías…
─¿Y que crees tú que me merecía?
Donghae se volvió. Él le estaba
mirando con los ojos entornados y el ceño fruncido, de la misma manera que lo
hacía cuando tenía dieciséis años. Lo miraba así mientras lo destruía con sus
palabras.
─Suponía que ibas a ayudar ─dejó
el vaso de papel. Había sido una locura acudir a él─ Si mi padre te hubiera
denunciado por daños y perjuicios, todavía estarías pagándole.
─No seas inocente. De haber tenido
en que basar la acusación, me habría denunciado.
Donghae se sintió como si volviese
a estar en su porche hacía todos esos años: confuso y herido.
─¿Es que no sientes ninguna
responsabilidad hacía Kyuhyun?
─Ninguna ─su sonrisa le produjo un
escalofrío. Había algo peligroso en ella. ─ Cuando vuelvas a Busan, llames a tu
hermano y le des un mensaje de mi parte.
El corazón empezó a latirle como
si aquello fuera una amenaza.
─Dile que Hyukjae ha dicho que no
vuelva a enviarte a ti a pedir dinero.
─El no me ha enviado. He venido
por mi cuenta ─tiró el vaso a la papelera─ Pero ya he tenido suficiente. Me
marcho.
Hyukjae era un hombre de sonrisa
fácil, pero a él no le sonreía.
─¿Tanto te importa tu hermano?
─¿Crees que iba a venir si no lo
hiciera? La última vez que te vi, me hiciste un comentario sobre que acudiese a
ti si te necesitaba, y yo juré que lo último que haría en el mundo seria
pedirte nada. Debería haber mantenido esa promesa.
─Pero estas aquí. Siéntate.
Cuéntame los detalles.
─Antes has dicho que no estas
dispuesto a mover un solo dedo por Kyuhyun.
Ahora sonreía.
─Puede que lo haga por ti.
Siéntate, Donghae.
Él se sentó despacio.
─Nunca has hecho nada por alguien
de mi familia.
Hyukjae volvió a apoyarse contra
la mesa.
─¿Hasta donde está metido Kyuhyun
en este asunto?
Donghae le dio una suma y él silbó.
─Está loco.
─Me dijo que tú también estabas
metido. Que era un inversión segura porque tu también habías comprado.
─Y aún así, tú no invertiste.
Donghae contestó que no con la
cabeza.
─No es de mi ámbito. Supuse que tú
habrías podido averiguar de alguna manera por donde iba a pasar la autopista.
Supongo que sobornaste a alguien para que te diera esa información…
─Tu hermano está loco. Yo no estoy
metido en ese tema. En un primer momento, consideré la posibilidad, pero habría
sido absurdo esperar que el estudio medioambiental resultase favorable. Y
pienses lo que pienses de mi ética, no tengo ni idea de por donde va a pasar
esa autopista. Yo no voy por ahí sobornando funcionarios, pero no se
sorprendería que el sindicato hubiese repartido un poco de dinero aquí y allá.
Una decisión desfavorable podría convertir un buen proyecto en un montón de
propiedades inútiles. Supongo que le firmaría a alguien un pagaré para cubrir
el compromiso, ¿no?.
─Sí. A Sooman.
Hyukjae apretó los diente.
─Deja que saque el solito las
castañas del fuego ─sugirió─ Ya es hora de dejar que Kyuhyun pague por sus
propios errores.
Donghae se mordió el labio.
─No puedo hacerlo ─contestó con
una voz impersonal─ Es mi hermano.
Ojalá no hubiese tirado el vaso de
papel. Así tendría algo a lo que dar vueltas.
Hyukjae frunció el ceño y miró por
la ventana como si prefiriese estar ahí fuera con los constructores, y Donghae
se dio cuenta de que aquello no iba a funcionar. Se había negado a salir a
cenar con él, a dar un paseo. Sólo estaba dispuesto a pasar un par de minutos
en su compañía y, desde luego, no iba a darle ningún dinero.
Hyukjae se levantó y se acercó a
su mesa de donde abrió un cajón de donde saco una botella y dos vasos.
─¿Un whiskey, Amante de la luna?
Él contestó que no con la cabeza.
Y Hyukjae hizo un gesto con la boca que podría ser el inicio de una sonrisa.
─¿Beber tú? Que tontería. No
puedes poner en peligro esas inhibiciones tuyas.
Donghae movió la cabeza,
intentando bloquear los recuerdos.
─Inhibiciones ─había murmurado él
mientras recorría la piel desde sus labios hasta el cuello. El pulso le había
templado a Donghae con esa caricia y los dos se habían mirado. ─ Podríamos
hacer algo con esas inhibiciones tuyas. Los dos, juntos.
Recuerdos… ¡Tenía que pararlos!
─No pienso perder reflejos con el
Whisky mientras negocio contigo. No soy tan tonto.
Él se llevó el vaso a los labios.
─Esto es una pérdida de tiempo
─dijo con inquietud─ Me voy. Yo no…
─¿Por qué Kyuhyun no se pone en
contacto directamente conmigo?
─Supongo porque te odia. Después
de lo que le hiciste…
Hyukjae le dio la vuelta al vaso.
─¿Y qué es lo que le hice?
─¡Por amor de Dios, Hyukjae! ¡Lo
sabes perfectamente! Le …
─Se amable con pidas dinero ─le
sugirió.
─¡Maldito seas!
Apuró el resto del Whisky, y
mirándole, Donghae se dio cuenta que su propia respiración iba demasiado de
prisa y que Hyukjae lo estaba observando como si acabase de dejar caer una
granada y estuviera esperando su reacción.
─Maldito seas… ─murmuró─ Lo haces
deliberadamente. Te gusta desequilibrarme ─intentó controlar la ira. No le
serviría de nada con él─ El primer punto es tuyo.
─Eso es lo que siempre me ha
gustado de ti. Que te recuperas enseguida. ¿Hasta que punto deseas recuperar el
lío de Kyuhyun?
─Lo suficiente como para haber
acudido a ti ─intentó calmar la respiración y quedarse inmóvil. Presentía el
peligro─ ¿Vamos a negociar?
─Quizás.
De pronto el mostrador que había
entre ellos le parecía una sala de conferencias.
─He venido a pedirte ayuda ─dijo,
manteniendo su voz sin tensión─ No tengo nada que ofrecerte.
Él dejó su vaso.
─¿Qué es lo que estas
dispuesto a hacer para librar a Kyuhyun?
Pos como que no entendí muy bien la cosa!
ResponderEliminarQue le hizo Hyuk a Kyu!????
Y qué le hizo a Hae!????
O______O
oh amor de hermanos y te colocan en situaciones complicadas espero y mi lindo monito no se propase mucho con el lindo pecesito
ResponderEliminar¿Primer capítulo y ya estamos en estas situaciones?...creo que, estoy comprendiendo el hecho del por qué esta novela le ha gustado tanto.
ResponderEliminarBien...de antemano sabemos que fue algo grave,o lo suficiente como para que Donghae lo "odie" de esa manera...eso si en verdad es el daño causado a su familia lo que lo tiene con ese sentir...sino,pues fue el trato de Hyuk hacia él y vayamos saber qué otra cosita sea que Hae aún no nos dice.
Eso de pagar por otros...si Hyuk no quiere mover un dedo por Kyu...esto se pone interesante.
Del odio al amor hay un paso...será odio(?)
Qué hubo primero...odio o amor(?)
Los dos tienen caracter...sus encuentros serán..."BOOM"💣
Pues no entendí mucho que digamos en este primer capítulo, necesito seguir leyendo para saber que fue exactamente lo que pasó sobre todo con Kyuhyun que le hizo o que es lo que dijo kyu que le hizo, pero me gustó está muy interesante e intrigante la historia, muchas gracias por el capítulo y estaré en espera del siguiente.
ResponderEliminarPues no entendí mucho que digamos en este primer capítulo, necesito seguir leyendo para saber que fue exactamente lo que pasó sobre todo con Kyuhyun que le hizo o que es lo que dijo kyu que le hizo, pero me gustó está muy interesante e intrigante la historia, muchas gracias por el capítulo y estaré en espera del siguiente.
ResponderEliminarWauu esto si que esta empezando muy bien. Que fue lo que pasó entre estos dos plata que se lleven tan mal??
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