Juego del Destino (DH9)-8



—Eso fue increíble.

Él le sonrió, luego se llevó sus dedos a los labios a fin de poder chupárselos.

—Adoro la manera en la que sabes, Juny.
  
—Nunca había tocado a una pareja antes de ti—dijo Taeheon, sus ojos ardiendo en los de él.

—¿Qué?

Él se puso derecho para acariciar con la nariz su cuello.

—Ya me has oído, mi dulce Juny. Eres el único que alguna vez he tomado.

¿Estaba hablando en serio?

—¿Cómo puedes ser virgen y hacerme el amor de esa manera?

Él le sonrió.

—Instinto animal.

Junyoung arqueó una ceja, especialmente cuando su mirada cayó y se dio cuenta de que él ya estaba duro otra vez.

—¿Taeheon?

Pero él no escuchaba. Él le jaló de nuevo al suelo y colocó su cuerpo entre sus muslos.

—Muéstreme cómo ama un varón humano a su pareja, Juny. Quiero saber como es tenerte debajo de mí.

Junyoung frunció el ceño ante sus palabras hasta que él entró en su cuerpo otra vez con un fuerte empuje que lo dejó en llamas. Junyoung suspiró con satisfacción cuando ahuecó sus nalgas en sus manos.

—¿Cómo puedes estar duro otra vez?

Él mordió su mandíbula.

—Tengo mucho por hacer  —Y en las próximas pocas horas, ciertamente lo hizo.


Taeheon se acurrucó con Juny, su corazón latiendo. Su perfume llenaba su cabeza, haciéndole querer permanecer allí de esa manera por siempre. Él estaba abrazándole desde atrás mientras dormía en sus brazos. Él estaba cansado, también, pero el dormir causaría que se convirtiese a su forma natural de animal.

La última cosa que necesitaba era que aprendiese lo que era él. No le cabía duda de que le aterraría encontrarse durmiendo con un tigre.

Cerrando sus ojos, él saboreó la sensación de sus suaves nalgas contra su cadera. Su pelo cosquilleaba sus labios.

Por primera vez en su edad adulta, él casi deseó poder emparejarse. Pero tenía mejor criterio. Él era el último de su raza. Al menos por su lado materno.

Sobre su padre… Ningún tigre que se respetase lo tocaría siquiera. Él era una abominación para ellos. Era bastante malo ser un híbrido, pero ser un tigre blanco era considerado la peor clase de deformidad entre su gente.

Él nunca tendría un lugar en el mundo Katagaria como tampoco lo tendría en el humano.

Estaba solo. No hay nada que él podría hacer al respecto. Era la maldición de su raza, y era una a la que él se había resignado hacía mucho tiempo.

Suspirando, a regañadientes se retiró de la única pareja que él más probablemente conocería alguna vez. Él se detuvo lo suficiente como para besar su mejilla.

Era mejor dejarlo y no volver nunca la vista atrás. Él ahora sabía lo que él faltaba. Él lo había saboreado una vez… bien, de acuerdo, habían sido bastante más que una vez. Pero debería ser suficiente. Era hora de dejarle en su mundo mientras él volvía al suyo.


Junyoung sintió el movimiento en la cama cuando Taeheon lo dejaba. Abriendo los ojos, observó como él se inclinaba a recoger la toalla que había dejado caer esta mañana en su prisa por marcharse a clase.

Dioses, él tenía el mejor trasero que alguna vez había visto en un hombre.

—¿Te vas? —preguntó.

Él se enderezó para mirarle.

—Necesito volver al trabajo.

Junyoung se rió ante pensamiento de un hombre con ese tipo de dinero preocupado acerca del salario de un trabajo a media jornada.

—¿Por que no llamas y dices que estás enfermo?

—Si no estoy allí a tiempo, Tony no podrá tomar su clase. No sería justo para él.

Sintió un extraño revoloteo en su estómago cuando Taeheon se preocupó por un compañero de trabajo. Ninguno de los hombres que alguna vez había conocido habría considerado alguien más por encima de sus intereses.

Taeheon regresó a la cama para besarlo. Junyoung se derritió en el mismo momento en que sus labios tocaron los suyos. Quería rogarle que se quedara pero se negaba hacerlo. Habría otros momentos como estos cuando podría pasar más tiempo con él.

Él deslizó su mano bajo la sábana para amablemente acariciar su cadera. Suspiró ante el calor de su piel en contra de la suya mientras hacía más hondo su beso. Taeheon se echó atrás con un gruñido.

—Si seguimos así, no saldré en absoluto.

—¿Eso sería tan malo?

Un velo descendió sobre su cara.

—Sí, Juny. Lo sería —Él lo dejó tan rápidamente que le dio un escalofrío. Había un aire extraño en él ahora. Uno que no entendía. Era como si él hubiese cerrado algo.

—¿Qué pasa, Taeheon?

—Nada, —dijo él de manera concisa cuando lo dejó para pasar al baño. Junyoung se levantó y se puso encima su albornoz antes de salir tras él.

—¿Taeheon? —preguntó atrapándolo en la ducha. —Dime qué pasa.

Sus ojos lo quemaron.

—No puedo. Aun que lo hiciese, nunca me creerías.

—Ponme a prueba.

Él negó con la cabeza.

—Mira, Juny. Esta tarde fue entretenida…tú lo fuiste y es increíble. Pero no podemos seguir viéndonos.

—¿Por qué no?

Él dejó escapar un largo suspiro, cansado.

—Tú eres el hijo de un senador.

—Y tú el hijo de un magnate corporativo. Las personas como nosotros se citan cada día.

Él se rió irónicamente.

—No, Juny. No lo hacen. Tengo una gran cantidad de mierda en mi vida que nunca entenderías.

—¿Cómo que?

Sus ojos se volvieron oscuros, atormentados. Él levantó una mano mojada para colocarla contra su mejilla.

—Desearía ser lo que tu te mereces. Pero nunca puedo ser ese hombre. En más de una forma.

Su mirada fija teñida de pesar, él le soltó y cerró la cortina de la ducha.

Junyoung se quedó allí, escuchándole mientras se duchaba. Su mente fue a través de todo lo que les había ocurrido desde la noche en que se conocieran. De allí a esa misma tarde, especialmente después de que él se había cortado su pelo, había pensado que compartían algo especial.

Pero desear algo no lo hacía real, y si Taeheon no estaba dispuesto a confiar en él, no hay nada que pudiera hacer. El no era el tipo de persona que mendigaba afecto.

Todavía había algo dentro que se encogía al pensar en no verle más. Apenas le conocía y todavía él …Tú no sabes nada de él. Nada.

Eso era verdad. Taeheon en realidad no había compartido nada con él. ¿Así que por qué se sentía tan atraído por él?

Por favor no me digas que me estoy convirtiendo en uno de esos jóvenes que se sienten atraídos por los chicos malos. El siempre había estado orgulloso de ser sensato. Y todavía había pasado la tarde entera en la cama con un hombre que apenas conocía.

¡Oh, ese bobo!

El se cerró un instante antes de que la cortina de la ducha se abierta. Junyoung no podría apartar la mirada de la visión que tenía de él completamente desnudo con el agua brillando en su piel leonada.

Su mirada fija quemándole, él se inclinó para coger una toalla de la barra. Repentinamente sintió una necesidad inexplicable de frotarse contra él.

—Yo…um, me daré una ducha rápida y te llevaré de regreso a The Empire.

—Gracias.

Junyoung frunció el ceño cuando notó que su vendaje se había caído. Pero lo que lo aturdió más que eso era que la herida estaba virtualmente curada.

—¿Qué?

Él se apartó antes de que pudiese mirarlo más de cerca, antes que pudiera obtener una apariencia más cercana en eso.

—¿Taeheon? —lo llamó, yendo tras él cuando él dejó el cuarto de baño. — Déjame ver tu hombro.

—No hay nada para ver.

—Tu herida… parece estar curada.

Antes de que él pudiese responder, agarró el vendaje y tiró de él. Él siseó, luego gruñó, pero le prestó poca atención mientras clavaba los ojos en la cicatriz que se veía como si fuera de varios meses, no simplemente algunos días.

Junyoung boqueó ante lo que no podía ser real.

—¿Cómo es tan posible?

—Me curo rápido.

Junyoung negó con la cabeza.

—¿Qué eres tú, Taeheon?

Él le dedicó una frívola mirada.

—¿Qué crees que soy? ¿Un vampiro con poderes extraordinarios de sanación? ¿Un hombre lobo?

Junyoung puso sus  ojos en blanco ante su comentario sarcástico.

—No seas ridículo.

—Exactamente. ¿La herida no era tan grave y yo me curo rápido, vale? Eso es todo lo que hay.

—No tienes por que ponerte a la defensiva.

Taeheon dio un paso hacia él en una manera tan fiera que por un segundo realmente lo asustó.

—Está en mi naturaleza atacar cuando me interrogan o me arrinconan. Eso junto con otras muchas razones es por qué no puedo tener una relación contigo o con nadie. No puedo confiar en mí mismo alrededor de ti, Juny. Nací en una familia sumamente violenta, y honestamente no sé cómo tratar las emociones que tú enardeces dentro de mí  —Sus ojos la estacaron con dolor. — No quiero lastimarle, pero si me quedo contigo, lo haré. Lo sé.

No quiso creer en eso. ¿Cómo podía alguien tan protector incluso herirlo? No tenía sentido.

—¿Has golpeado a alguna pareja antes?

Su mano se apretó sobre de la toalla que él había envuelto firmemente alrededor de su cintura mientras se apartaba para irse.

—¿Lo hiciste? —exigió.

Un músculo operó en su mandíbula.

—No.

—¿Entonces por que crees que puedes lastimarme?

Sus ojos estaban nublados cuando él apartó la mirada.

—No tienes idea de qué soy capaz, Juny. Ni siquiera yo lo sé, y honestamente, no quiero enterarme. Mi familia tiene una historia realmente mala con las relaciones.

—¿Cómo murieron tus padres?

—No quieres que te responda a eso. Simplemente créeme cuando digo que desearía que las cosas fuesen diferentes. Desearía que fuese diferente, pero no lo soy . —Él se inclinó y depositó un ligero beso en su mejilla. — Solo espero que tenga fuerzas para mantenerme lejos de ti. Por el bien de ambos.

—¿Y si yo no quiero?

La mirada angustiada en sus ojos le quemó.

—Por favor, Juny, por favor no me pidas cosas que no te puedo dar.

—Dime qué le pasó a tus padres, Taeheon.

Sus ojos le quemaron. Había tanto atormentado dolor en ellos que cuando él finalmente habló, lo sorprendieron.

—Se mataron en un arranque de furia. ¿Ahora lo entiendes?

Junyoung quedó aturdido por esas palabras. Allí durante un completo segundo, no podía respirar.

—Yo tengo el temperamento de ambos y ahora ya sabes por que no puedo estar con otras personas. No quiero lastimarte, Juny. No lo haré, pero si me quedara contigo, sé que tarde o temprano haría algo malo.

Todavía, no podía creerlo.

—No creo que pudieses lastimarme nunca.

—Yo tampoco lo creo, Juny. Lo sé. Confía en mí en esto. Tengo que mantenerme lejos de ti.

Su corazón se estaba rompiendo y todavía en algún lugar de su interior quedaba una semilla de esperanza. Tal vez él solo necesitaba algún tiempo para aclarar sus pensamientos. Ellos se habían dicho que no iban a volverse a ver y todavía allí estaban. Desnudos. Frente a frente.

Lo imposible podía suceder y el muy bien podía cambiar de idea

Pero si no lo hacía, no lo sujetaría aquí. Se negaba a ser uno de esos estúpidos que salían en persecución de un hombre. Era más fuerte que eso.

De repente el estúpido viejo dicho popular "Si amas algo, déjalo libre. Si regresa, entonces, siempre será tuyo. Si nunca regresa, no era algo que valiese la pena comenzar" pasó por su mente. Eso era cierto.

Por supuesto el pensamiento fue rápidamente perseguido por la adición favorita de Tammy: "Si solo se sienta en tu sala, come tu comida, ensucia tus cosas y usa tu teléfono mientras gasta todo tu dinero y nunca se comporta como antes de que le dieses esa libertad… o te has casado o has nacido para ello.

Tammy tenía una interesante manera de tomarse la vida algunas veces. No estaría bien que tratase de amarrarlo a su lado.

—De acuerdo, Taeheon, pero si alguna vez necesitas un amigo, ya sabes dónde vivo.

Él sonrió antes de que él acariciase con la nariz su mejilla. Su aliento calentó su piel, poniéndolo caliente y débil. Esto era todo lo que podía hacer para no llevarle a su cama.

—Si alguna vez necesitas a alguien que te proteja, ya sabes dónde vivo.

Junyoung se rió ante eso si bien su corazón se arrugaba al pensar en no verle otra vez.

—Ve —dijo él, urgiendo su parte de atrás. —Dúchate. Esperaré en el otro cuarto.

Junyoung asintió y observó como él le dejaba allí. Añorándole ya, se duchó y se vistió, después acercó a Taeheon al Santuario.

Él abrió la puerta del coche, entonces se volvió.

—Gracias, Juny.

—¿Por qué?

—Por estar conmigo.

Frunció el ceño ante sus extrañas palabras. ¿Por qué debería él agradecerle eso? " Estuvo lejos de ser una adversidad".

—Nunca te olvidaré, —suspiró él. Él tomó su mano en las suyas, , luego besó su palma. Entonces dejó el coche.

Junyoung comenzó a bajar la ventanilla del pasajero.

—¿Taeheon? —Él se volvió.

—Se acabó, Juny. Tiene que ser así.

Antes de que pudiera decir otra palabra, él desapareció en el edificio sin ni siquiera mirar atrás una sola vez.

Tal vez eso fuera lo mejor, sin embargo. Había algo muy oscuro y muy siniestro acerca de Taeheon. Tal vez él tenía razón. Tal vez había algo malo en él.

Los periódicos estaban llenos todos los días con parejas que habían hecho las elecciones equivocadas con sus novios o esposos. Muchas no habían vivido para lamentarlo.

Pero Taeheon no lo lastimaría. Sabía eso instintivamente.

"Yeah, pero a menos que estés dispuesto a confiar en mí, no hay esperanza para esto". Taeheon quería su libertad y ella se negaba a correr tras él.

Él era Moon Junyoung. Y si no tenía nada más en su vida, todavía le quedaba su orgullo.

—Adiós, Taeheon —susurró—. Espero nos encontremos otra vez algún día cuando hayas aprendido a confiar en alguien.



Taeheon se sintió como la mierda cuando atravesó la puerta trasera medio abierta del Empire. Se obligó a cerrar la puerta despacio y no cerrarla de un golpe. Él no quería estar allí. El único lugar en el que quería estar era con Juny.

Incluso ahora podía oler su esencia en su piel, sentir su cuerpo presionado contra el de él. Él lo deseaba con una locura que lo consumía de ganas de convertirse en su forma original y regresar tras él.

Pero eso nunca podría ser.

No había lugar en su vida para Junyoung.

—Llegas tarde, tigre —le gruño Donghyun cuando Taeheon entró en la cocina. — ¿Dónde diablos has estado?

Taeheon le ignoró al tiempo que cogía un delantal blanco del gancho de la puerta, se lo coló por delante, y lo ató alrededor de su cintura. Marvin se acercó corriendo a él, gritando con enfado cuando expresaba su incomodidad por ser olvidado con los osos por tanto tiempo.

—Lo siento, mono, —dijo Taeheon quedamente— Tuve cosas que hacer esta tarde.

Marvin frunció su boca antes de correr por su brazo y enroscársele en el cuello revolviéndole el pelo. Taeheon lo volvió a alisar pero no hizo comentarios.

Donghyun le dedicó una mirada hostil antes de ir a por otro barril de metal fuera del cuarto del suministro.

Tony entró a través de la puerta de la cocina del área de la barra con una carga de platos. Él miró con alivio a Taeheon cuando los dejó en un enorme fregadero de acero inoxidable.

—Hombre, hemos estado ocupados hoy. Juro que se siente como Mardi Gras o algo así.

Taeheon echó una ojeada al reloj en la pared. Él llegaba quince minutos tarde y Tony todavía tenía que tratar con el tráfico.

Tony inclinó su cabeza hacia Taeheon.

—No te preocupes, lo haré. Pero ten cuidado con Donghyun, ha estado de un estado de ánimo de mierda todo el día.

Taeheon le bufó eso. Donghyun permanecía en un estado de ánimo de mierda. El osezno tenía un perpetuo Pésimo humor de mierda.

—No corras —Taeheon le advirtió a Tony cuando se sacó su delantal y sacó sus llaves de su bolsillo de atrás— Hay un policía justo calle abajo.

—Gracias por el consejo.

Tan pronto como Tony salió, Donghyun hizo una pausa con el barril de metal y miró a Taeheon otra vez.

— ¿Qué? ¿Ahora prestas ayuda?

Taeheon le ignoró mientras cogía una bandeja para los platos vacía.

Donghyun inclinó su cabeza.

—Apestas a  humano, tigre. ¿Dónde estuviste esta tarde?

Él podía sentir como el oso quería atacar– era igual en la naturaleza de Donghyun como lo era en la suya propia. Pero afortunadamente el oso tenía mejor sentido. Sin hacerle el menor caso, Taeheon se dirigió al bar para recoger mesas.

Era una típica tarde con turistas y motoristas entremezclándose con canciones Heavy Metal sonando en el estéreo. Los Ze:a no empezarían a tocar hasta más tarde. Con excepción de Cold, quien era su guitarrista, la banda tenía tendencia a dormir durante todo el día y sólo levantarse al atardecer. Era duro para un animal mantener su forma humana durante el día.

Sólo los verdaderamente fuertes podían hacerlo.

Desde que estaban ya con la cena, las mesas estaban apiñadas con personas comiendo. No había muchos Were Hunters por allí. Taeheon era uno de la minoría que se atendía esto temprano. Pero bueno, la luz del día nunca le había molestado demasiado. Si bien él era joven para la edad de un Were Hunter, él nunca había tenido demasiados problemas permaneciendo en forma humana antes de que oscureciera. Él no estaba seguro del por qué.

Quizás se debía al hecho de que le tomaba más esfuerzo mantenerse en la forma de un tigre puro o un leopardo que en la forma humana. Él había perfeccionado esas habilidades al principio de su vida como una forma de al menos llevarse bien con los otros animales.

Desafortunadamente, esto no había servido de mucho, desde que ellos podían oler que él era un híbrido. Su esencia era lo único que él no podía cambiar ni siquiera con magia. Y él lo odiaba.

Tan pronto como llenó su bandeja, él volvió hacia la barra por la puerta de la cocina. Detrás de la barra, Hyunsik se movió para mantener abierta la puerta de la cocina para él.

Taeheon inclinó la cabeza agradecimiento. Hyunsik era un lobo que había llegado al Santuario hacía ya casi un año y medio. Él se había pasado los primeros meses allí sumido en un coma inducido por el cruel ataque de un Daimon que había dejado al lobo completamente indefenso.

A diferencia de los vampiros de la leyenda de Hollywood, los Daimons no sólo bebían sangre sino que también succionaban las almas en sus cuerpos para alargar sus vidas. Desde que los Were Hunters podían utilizar la magia, eran particularmente buscados por los Daimons, quienes podían usar la magia por ellos mismos después de matar un Were Hunter.

Era algo duro para un Were-Hunter ser atacado por ellos para ser atacada por ellos, y Taeheon podía entender el coma de Hyunsik por ello. El lobo era condenadamente afortunado de estar vivo.

Desde ese extraño día de Acción de Gracias cuando Hyunsik había logrado dejar su cama por primera vez, él había empezado lentamente a salir por cerca, pero el lobo todavía tenía graves cicatrices por su ataque.

—¿Qué le pasó a tu pelo, tigre? —preguntó Hyunsik.

—Lo corté.

Hyunsik negó con la cabeza cuando Taeheon pasó caminando delante de él hacia la cocina. Él se detuvo en los fregaderos. Marvin brincó de su hombro hacia el estante mientras él descargaba la bandeja para los lavaplatos.

—¿Cómo te fue esta tarde?

Él volvió su cabeza para ver a Minwoo detrás de él. Como siempre, él estaba sorprendentemente hermoso, con una ajustada camiseta roja y un par de pantalones vaqueros. Una amplia sonrisa curvaba sus labios. Parecía esperanzador.

Taeheon se encogió de hombros.

—Fue todo bien.

Su sonrisa se desvaneció.

—¿No funcionaron las flores?

—Funcionaron.

—¿Entonces por qué no estás feliz?

Él se encogió de hombros otra vez.

Minwoo le agarró por el brazo y lo alejó del rango auditivo de los demás, llevándolo a una esquina.

—Taeheon, háblame.

El había sido la única persona a quien él alguna vez realmente le había hablado, lo cual no decía mucho, desde que él rara vez le decía algo más allá de unas cuantas palabras.

—No tengo lugar al lado de un humano.

Minwoo volvió la mirada hacia la puerta que llevaba a la barra donde Hyunsik estaba trabajando.

—Yeah, duele querer algo que sabes que no deberías. Pero …

—Aquí no hay peros, Minwoo, —Dijo Taeheon entre los dientes apretados con fuerza—. Los Katagaria no tenemos compañeros humanos, tú lo sabes. ¿Cuándo fue la última vez que uno de nosotros acabó emparejado con un humano?

—Eso ha ocurrido.

Él lo sabía mejor.

—Aún si así fuese, seríamos estériles. Un animal no puede tener hijos con un humano.

Cuál no podía ser tan malo. Los dioses sabían que lo último que él necesitaba era engendrar a más fenómenos como sí mismo. Pero ese no era el punto. El punto era que Juny estaba fuera de su liga. Era todo lo decente en el mundo, y él era todo lo que daba pesadillas a los humanos.

Era imposible.

Taeheon suspiró resignado.

—Lo saqué de mi organismo. Ahora necesito trabajar.

Pero el problema era que Juny no estaba fuera de su organismo. Más que nada, formaba parte de sus pensamientos incluso más que antes. Él no entendía el hambre que él sentía. La necesidad.

La bestia dentro de él quería salir en su busca. Salivaba en su interior, cociéndose a fuego lento. Menos mal que él sabía cómo controlar a la bestia, de otra manera no habría sabido decir lo que él haría.



2 comentarios:

  1. T___T
    El fondo no deja leer bien...tapa las letras~

    Ay~ ellos son compañeros lo sé. A Juny le saldrá la marca en la mano(?)
    Ahhh~ Qué es Tae????
    Un híbrido de qué???

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  2. Aaaaaaaah
    Me molesta,pero no puedo culparlo,lo ha vivido y no quiere lo mismo para Jun y para él.
    Pero debe tenerse más confianza,el no dañaría a Jun si no quiere hacerlo,así que una posibilidad debe de haber.
    Sabe que es su compañero...porqué lo deja así,el hecho de que Jun no sepa la verdad no quiere decir que no sufra....ㄱㄱ

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...