Juego del Destino (DH9)-11



—Sé que soy malo para ti, Juny —Si tuviese un cerebro en mi cabeza, me marcharía y te dejaría solo, pero Dios me ayude, no puedo hacerlo. Solo quiero estar contigo aunque sé que está mal.

—¿Mal como?

Él rechinó sus dientes con rabia, deseando que él pudiese decirle la verdad y pudiese creerla. Pero no podía. Contárselo todo probablemente lo mataría.

—No debería estar en tu mundo.

—Yo no debería estar en el mío.
  
Taeheon le miró con ceño. Ahora él era el único que estaba siendo ridículo.

—Por supuesto que debes.

—No, Taeheon, yo no. Podría llevar esos trajes y conducir el coche, pero mi corazón no está en mi vida. Odio dejarle a mi padre que me haga sentir que merezco en cierta forma lo que tengo. Odio vivir aquí en la casa que mi papi me escogió por que temía que si viviese en un dormitorio universitario, lo cual era lo que yo quería hacer, saldría con la clase equivocada de personas. Ha habido tantas veces en mi vida cuando rogué por tener el valor de escaparme de todo esto. Y todavía aquí estoy, en la casa de mi papi, todavía tomando clases que odio, y todo por que no sé que es lo que quiero hacer con mi vida.

Su tristeza alcanzó a Taeheon de un modo que nunca antes lo había hecho.

—¿Si pudieses liberarte de tu padre, qué harías?

El dejó escapar un lento suspiro.

—No lo sé. Viajar tal vez. Siempre he querido ver todas las culturas diferentes de mundo, pero mi padre no lo permitirá. Él dice que es demasiado peligroso y tiene miedo de que pudiese ser atrapado en algún escándalo que podría salpicarlo a él o a su carrera. No puedo imaginarme ser tú y no tener a nadie ante quién responder. ¿Qué te gusta de tener ese tipo de libertad?

El chochín se rió con fiereza.

—Estar solo. A nadie le importa lo que me ocurra. Si me hubiesen matado cuando me dispararon la noche que nos conocimos, me habrían enterrado sin una lágrima y ese habría sido el fin de ello. Y no soy tan libre como piensas que soy. Abunda las personas que se habrían regocijado si la bala me hubiese pegado un poco más a la izquierda y atravesase mi corazón, Personas que les encantaría verme totalmente muerto.

—¿Por qué?

La amargura se hinchó dentro de él.

—El dinero motiva, y hay varias personas que serían bastante más ricas si yo no estuviera ya aquí.

—Pues bien, hay una persona que sé que sería muy pobre si dejases de existir.

El corazón de Taeheon se encogió con fuerza con sus palabras. Él se inclinó hacia adelante para capturar sus labios con el de él. Sabía a dulzura. A pura decadencia. Pero sobre todo, sabía a cielo.

Junyoung lo envolvió con sus brazos cuando se abrazaron en los confines apretados de su coche.

Su pene se endureció con una necesidad primitiva que sólo él podría aliviar. No era simplemente sexual. Junyoung tocaba algo dentro de él. Algo tanto humano como animal.

Jadeando, Taeheon se apartó. Él podía usar sus poderes para trasladarlos del coche a la cama, pero eso sería que realmente estúpido.

Lo último que Junyoung querría saber era que se estaba acostando con un animal.

Deseándolo más de lo que jamás deseó otra cosa, se inclinó sobre él y abrió la puerta del coche.

Junyoung prácticamente se cayó de su coche. Taeheon gateó para salir del coche detrás de él por su lado. Antes de que pudiese recobrar siquiera el aliento, él levantó en sus brazos y virtualmente corrió hacia su casa.

—¿Impaciente?

Él se rió de su pregunta.

—Ten la llave preparada o podría derribar a patadas la puerta.

El tono de su voz le dijo que él no estaba bromeando. Junyoung se reía cuando trataba de meter la llave en el cerrojo. Taeheon gruñó antes de ponerlo sobre uno de sus hombros y quitarle la llave. Él abrió la puerta un latido más tarde.

Él entró en la casa, cerró de golpe la puerta, luego lo dejó en el suelo frente a esta.

Junyoung todavía se reía cuando le miró. Sus ojos le abrasaron cuando él jaló su camisa sacándosela por la cabeza. Su risa murió ante la vista de su pecho leonado al descubierto. La cicatriz en su hombro era un duro recordatorio de lo que había sacrificado por él. Él lo agarró para un beso abrasador que robó su aliento.

Pasó los brazos alrededor de él y gimió ante el sabor taimado de él, ante la sensación de su piel caliente bajo sus manos. Podía sentir su corazón golpeando cuando él ahondó su beso.

Él se movió de su boca a su cuello, dónde su aliento la quemaba. Le había extrañado tanto ... más de lo que habría creído posible. No tenía sentido, pero bueno, los sentimientos casi nunca lo tenían.

—Amo la manera en que hueles —dijo él en un harapiento aliento al lado de su oreja— Amo la manera en que te siento.

Sobre todo, Junyoung amaba la picajosa barba de sus mejillas. Su cuerpo era tan duro comparado con el suyo. Tan increíblemente masculino.


Taeheon no podía pensar con Junyoung en sus brazos. Todo lo que él quería era estar dentro de él otra vez. Era un deseo tan potente que sobrepasaba toda razón. Junny arrastró sus labios a lo largo de su mandíbula mientras él le ahuecaba y presionaba más cerca de su encerrado pene.

Parte de él quería tomarse el tiempo saboreándolo, pero otra parte estaba más allá de eso. Él jugaría más tarde. Ahora mismo la bestia en él lo necesitaba.

Con dificultades para respirar, él deslizó sus pantalones junto con su boxer por sus piernas.

Junyoung tembló ante la vista de Taeheon arrodillándose entre sus pies. Levantó sus pies uno a uno a fin de que él pudiese deshacerse de su ropa. Él se levantó lentamente, su mirada fija nunca vacilante de la suya. Junyoung dejó escapar un profundo jadeo en su garganta cuando él pasó su mano a través de su febril miembro. Su toque fue increíblemente tierno cuando él lentamente llegó a su entrada, tocándola suavemente. Era todo lo que podía hacer para permanecer de pie mientras él le daba placer, y cuándo él deslizó su dedo dentro, gimió de éxtasis.


Taeheon lo observó estrechamente mientras él lentamente montaba sus dedos. No había nada más bello que este joven tomando su placer de él. Incapaz de aguantarlo, él tiró lo suficientemente para desabrochar sus pantalones y liberarse a si mismo. La bestia de dentro gruñó como si llevase el mando y lo poseyese. Él podía notar sus dientes creciendo dentro de su boca mientras peleaba por quedarse en forma humana.

Pero era difícil.

Enterrando su cabeza en contra de su cuello, él levantó su pierna lo bastante a fin de que él pudiese entrar. Junyoung gritó de placer cuando él se sepultó hasta su empuñadura.

Junyoung no podía pensar mientras él lo llenaba completamente y hacían el amor furiosamente. No estaba seguro de cómo podía sujetarle y todavía podía empujar, pero él se las ingenió y era increíble. Nunca había tenido a un hombre tan desesperado por estar con él.

—Oh, Taeheon, —jadeó mientras enterraba su mano en su pelo de suave oro.

Junyoung podía oír su propia respiración entrecortada mientras él lo sujetaba contra la puerta.

— Ven por mí, Juny, —susurró él. — Quiero ver el placer en tu cara.

El ritmo de sus embates… eso era más de lo que podía soportar. Dos segundos más tarde, su orgasmo lo reclamó mientras gritaba su nombre.

Taeheon sonrió mientras la observaba afrontar el éxtasis. Él podía notar su cuerpo agarrando firmemente el de él. Aceleró el ritmo hasta que se unió a Junyoung en aquél momento perfecto de completa dicha física.

Echando hacia atrás su cabeza, rugió con el placer recorriéndolo cuando finalmente le concedió a la bestia dentro de él el grito de triunfo.

Junyoung sonrió ante la vista de Taeheon corriéndose en sus brazos. No fue hasta que él comenzó a salir que un horrible pensamiento pasó a través de la neblina de placer.

—No usamos protección.

Él lo miró frunciendo el ceño.

—¿Qué?

—¡Justamente acabo de darme cuenta de que podría estar embarazado! Podría

—Juny, —dijo él firmemente. — No te preocupes.

—Para ti es fácil decirlo, —dijo, enojado por la típica respuesta. — Tú no eres el único que

—Juny, escúchame, —dijo él en un tono calmado, racional— No puedo dejarte embarazado. No puedo.

Él frunció el ceño.

—¿Qué quieres decir?

Su cara estaba triste como le apartó el pelo de la frente y lo besó.

—¿ Soy estéril, vale? De hecho lo sé. No hay manera de que yo pueda dejarte a ti, o a cualquier otra pareja embarazada.

Dejó escapar un aliviado suspiro.

—¿Estás seguro?

—Absolutamente.

Junyoung se sintió mejor hasta que un nuevo pensamiento lo afectó.

—¿Y que hay acerca de las enfermedades?

Él se mofó.

—Sólo he estado contigo. Ya te lo he dicho.

¿Estaba diciéndole la verdad? Honestamente, le costaba mucho trabajo creer eso.

—¿Estás seguro de eso? Tú no haces el amor como un novato.

Él hizo el dibujo de una “X”, sobre su corazón.

—Cruzo mi corazón. Tú eres la única persona con quien alguna vez he querido tener esta intimidad. Lo juro.

Esas palabras lo tocaron profundamente. Junyoung le sonrió.

—Siento que seas estéril.

Él dio una, amargada risa.

—No lo sientas. Créeme, es lo mejor.

¿Cómo podía ser eso? Un hombre como él debería tener una casa llena de niños. Él era protector y cariñoso. Paciente.

Junyoung extendió la mano para tocar su mejilla. Cerrando sus ojos, él besó su palma mientras le desabotonaba su camisa. Tembló cuando él pasó sus manos sobre su pecho y lo acariciaba. Pudo ver como ya se ponía duro otra vez.

—¿Cómo puedes hacer eso?

—No lo sé. Sólo lo hago cuando estoy contigo.

—Tú continúa diciendo todas las cosas correctas, y yo quizás te conserve.

Junyoung tragó cuando se encontró desnudo en su sala de estar. Taeheon se quitó los zapatos, después los pantalones también volaron.

La mirada en su cara le abrasó cuando trató de alcanzarlo y lo besó. Ella pasó bajó su mano por el colorido tatuaje en su antebrazo. Era una obra de arte tan bella que mostraba a un tigre agazapado que observaba a hurtadillas a través de la hierba de la selva.

Taeheon se echó atrás con una diabólica sonrisa.

—¿Sabes qué quiero hacer contigo?

—Creo que ya hiciste eso.

Él se rió, entonces lo jaló hacia la puerta de cristales corrediza que llevaba al pequeño patio en la parte de atrás.

Junyoung se negó a moverse en el mismo momento en que él movió a un lado su cortina.

—¿Qué estás haciendo?

—Quiero hacer el amor en tu piscina.

—¿ Estás loco? Estamos a plena luz del día. Alguien podría vernos.

—Nadie nos verá.

—¡Bruto! Ni siquiera lo sabes.

Él bajó su cabeza para lamer ligeramente su pecho. Junyoung gimió ante la sensación de su lengua caliente sobre su piel.

—Nadie nos verá, Juny. Te lo prometo.  —Él se enderezó— ¿Confías en mí?

Esto no era algo que debiera hacer.

—Por todo lo que sabemos podrían haber allí fuera reporteros con cámaras.

—Si los hay, los mataré antes de que puedan revelar la película.

—Sí, claro.

— Te lo juro, no hay nadie allí fuera, Juny. Vamos, aventúrate conmigo.

Junyoung se mordió el labio mientras lo consideraba. Su padre moriría… Pero esta no era la vida de su padre. Era la suya. El nunca había hecho algo así antes. Esto era extrañamente excitante… vigorizante.

Erótico ...

—Bueno, pero si nos atrapan…

—Dejaré que me capes.

El le dio una mirada furiosa.

—Lo haré.

—Lo sé.

Esto era absolutamente horrendo y todavía extrañamente estimulante estar afuera a la luz del sol, completamente desnudo.

Miró alrededor nerviosamente, medio esperando encontrar alguien espiándolos, pero para su alivio estaban simplemente ellos dos. Siempre paranoico acerca de la privacidad, su padre había contratado a los jardineros para plantar arbustos altos alrededor de todo su patio. Realmente no había manera alguna de que alguien los espirara.


Taeheon lo soltó para zambullirse en su piscina. Él salió a la superficie para encontrar que seguía en su posición sobre el cemento, cubriéndose como mejor podía con sus manos.

—Únete a mí, Juny.

Su sonrisa era tímida que un instante antes de que se metiese de lleno en la piscina con él. Al igual que a todos los tigres, a Taeheon le gustaba jugar en el agua. Él podía contener el aliento bajo el agua mucho más tiempo del que podía hacerlo un humano.

Junyoung se quedó con la mirada fija en Taeheon. Él estaba maravilloso con su pelo echado hacia atrás librando su cara. Sus facciones realmente eran perfectas. Pero no fue hasta entonces que se dio cuenta de que él ya no ocultaba sus ojos. En público, él todavía mantenía la mirada baja y el pelo sobre sus ojos.

Pero con él no lo hacía. Si le apartaba el pelo de los ojos, lo dejaba de ese modo.

—¿Por que me miras de esa manera? —preguntó Taeheon.

—Estaba pensando que tan diferente eres de la noche en que nos conocimos.  —Cerró sus ojos cuando él se deslizó a sí mismo dentro de su cuerpo otra vez. ¿Cómo podía cualquier otro hombre estar listo para tener sexo tan pronto?

—No soy diferente, Juny. Soy todavía el mismo.

Pero junto a él no lo era. Era mucho más abierto y confiando, mientras que normalmente no hablaba con nadie.

Siseo, se soltó de él, tomándole todo en su cuerpo, antes de que se apartase por completo de él. Se marchó nadando.

—¿Juny? —lo llamó él—. Hice algo malo?

—No. Pero si me quieres, tendrás que atraparme.

Él sonrió antes de lanzarse a bucear bajo el agua. Junyoung chilló antes de dirigirse a los peldaños por donde salía de la piscina.

Taeheon lo alcanzó antes de que alcanzase los peldaños. Para su sorpresa, Junyoung realmente le
lanzó al agua y lo inmovilizó contra los peldaños. Por supuesto que él no estaba realmente acorralado.

Junyoung besó sus labios antes de que le ahuecase en su mano. El placer lo cegó cuando amablemente acariciaba su pene desde la base hasta la punta.

Se movió a sí mismo a fin de quedar entre sus piernas. Taeheon se hundió hasta los peldaños, luego los escaló a fin de que pudiese subirse encima de él si quería.

En lugar de eso, Junyoung ahuecó sus manos en su trasero y levantó sus caderas hasta que él estuvo fuera del agua. Él comenzó a preguntarle que estaba haciendo, pero antes de que él pudiera hablar lo tomó en su boca. Atontado por el inesperado placer, él dejó su asidero y acabó con la cabeza bajo el agua.

Taeheon salió del agua, escupiendo para ver los ojos marrones de Juny mirándole con burla.

—No tenía la intención de ahogarte.

Él no podía hablar mientras continuaba tosiendo.

Junyoung lo condujo cerca de la orilla a fin de que pudiese recostar su cabeza en el seco cemento mientras volvía a encargarse de él con su boca.

La cabeza de Taeheon recayó con éxtasis al verle darle placer. Él se corrió en una fiera, enceguecedora ola de placer. Pero todavía Junyoung no se apartó. Continuó lamiéndole y chupándole hasta que había estrujado la última gota de placer de su cuerpo.

Taeheon quedó completamente aturdido por sus acciones, por su extraña ternura. Él se miró su mano, esperando la marca de emparejamiento. Seguramente no podría hacerle sentir de esa manera sin ser su pareja, pero todavía no había quemazón en su carne, ningún signo mágico que les dijese que estaban destinados a formar pareja.

Apretando sus con frustración, él quiso maldecir la decepción. Él jaló su su cuerpo ruborizado hacia el de él y lo sujetó en sus brazos.

—Gracias, Juny  —dijo él antes de besar su mejilla.

Junyoung suspiró completamente dichoso mientras le mantenía cerca. Si pudiese, permanecería perdido en este perfecto momento para el resto de su vida.

El nunca quería dejar la piscina.

—¿Taeheon? —preguntó él, levantando su cabeza de su pecho para clavar los ojos en él. —No quiero pasar un mal rato o cualquier cosa, pero necesito saber que no vas a marcharte otra vez. Nunca he sentido algo y no quiero que pienses que salto sobre por cualquiera que entra en mi casa.

Él acarició su mejilla con los dedos mientras le ofrecía una tímida sonrisa.

—Yo quiero seguir viéndote, Juny. Tomémonos los días según vayan viniendo y haber que pasa. ¿Vale?

El asintió, luego recostó su cabeza de regreso a su pecho.


Taeheon cerró sus ojos y lo sostuvo mientras sus pensamientos se debatían dentro de él. Los Katagaria y los humanos no se mezclaban. Por no mencionar que había un montó de Katagarias y humanos que lo querían muerto. Él ni siquiera sabía si tenía un futuro.

Todo lo que sabía era que si lo tuviese, lo quería en él.

Pero eso no dependía de él, tampoco. Él mejor que nadie sabía de la crueldad de los Destinos. En un momento de bendecían y al siguiente te maldecían.

Y él había maldito el suficiente tiempo como para espera algo mejor. No, algo iba a ocurrir. Podía sentirlo en su interior. Su tiempo con Juny era limitado. Él sólo esperaba que el problema que sentía llegase, cayese solo sobre sus hombros. Lo último que quería era que Juny fuese herido por su culpa.

Pero una cosa era segura. Él gustosamente entregaría su vida para proteger al joven que tenía en sus brazos, y mataría a quién lo amenazara.



Neratiti.
Una misteriosa isla fuera de las costas de Australia.

Al menos por el momento ...


Im Siwan hizo una pausa para orientarse cuando se materializó en la gran cámara circular que había sido condecorada en Borgoña y oro. A través de las ventanas abiertas que se expandían a ras del piso de mármol negro mármol hasta el cielo raso dorado, él podría ver y oír el océano en todos los lados del cuarto.

A Phoenix, su dubitativo y misterioso mediador, le gustaba el agua… demasiado.

El cuarto recordaba la tienda de campaña de algún antiguo sultán. Estaba exuberantemente decorado, con una enorme mesa redonda en el centro que siempre había hecho que Siwan se preguntara por como se vería el resto del palacio. Pero ningún Were Hunter había recibido alguna vez una invitación para aventurarse en el resto de palacio.

Su mediador protegía celosamente su privacidad. Al extremo de la paranoia.

Ese dicho de los humanos " la curiosidad mató el gato" realmente había salido de la pantera Arcadia que una vez había tratado de colarse subrepticiamente fuera de la puerta del concejo para echar un vistazo alrededor del palacio.

Phoenix le había matado en el acto.

Como un punto de interés, la satisfacción no había traído de vuelta al gato. No hay suficiente magia en el mundo para reanimar la gran oscura, forma chamuscada que una vez había sido una criatura viva. Ese único incidente había obtenido el punto de Phoenix sobre su orgullo. No meterse con el gran hombre.

Él realmente no tenía sentido del humor.

A pesar de toda su relajada persona, Phoenix podía dejar caer tu trasero en el medievo en cualquier momento. Y desde que Siwan había vivido una vez en la Edad Media, él entendía ese concepto mejor que la mayoría.

Siwan dejó escapar un grave suspiro cuando oyó las gaviotas graznando afuera. La llamada para comparecer en el Omegrion no podía haber llegado en mejor momento… insertando todo intento de ser sarcástico.

Su hermano Romeo había estado enfermo con un mal caso de gripe durante los últimos tres días mientras los cachorros de la pantera corrían frenéticos por la casa de Siwan sin su papi allí para vigilarlos.

El esposo de Siwan, Heecheol, estaba a punto de dejar caer una camada entera de panteras en cualquier segundo, y sus otros dos hermanos, habían decidido que podrían llevar su bar sin él.

Yeah, él necesitaba volver de regreso a casa antes de que incendiasen el lugar o peor, Heecheol se pusiese de parto sin él. En cuyo caso su amoroso esposo había prometido verle en trocitos. Él se encogió a si mismo ante el mero pensamiento. Conociendo a su quisquillosa pequeña pantera, ciertamente sería más doloroso. Y dado la incomodidad de su embarazo con sus cachorros, él lo disfrutaría a fondo.

Escudriñó la pequeña aglomeración que se había reunido allí para el concilio. Ocho miembros, todos parecían tan emocionados de estar allí como él lo estaba. Los únicos que había allí eran desde lejos Katagaria. No es que eso lo sorprendiera. Los Arcadios tendían a aparecer en el Omegrion juntos, como si temiesen encarar a sus primos animales a solas.

Y bueno ellos deberían. No había una familia Katagaria que tuviesen una deuda de sangre con los Arcadios quienes amaban cazar y matar a los animales.

Siempre le había asombrado que los líderes o regentes Katagaria o Arcadio pudiesen sentarse juntos sin pelear. No quería decir que no hubiesen tenido rencillas en el pasado. Pero esas transgresiones eran de las que se ocupaba rápida y dolorosamente el mediador del Omegrion.

Phoenix no jugaba. Si alguien abría una brecha en sus reglas, él rápidamente lo tostaba. Literalmente.
Y con sumo placer.

Algo de la ira de Siwan se desvaneció cuando vio a Kim Dongjun y Kim Kevin en una esquina, hablando el uno con el otro. Siwan había conocido a los lobos años atrás, pero lo que encontraba extraño es que estuviesen allí juntos. El Omegrion era una reunión dónde sólo los Regis, o jefes, de cada rama Were-animal eran enviados para representar a todas sus especies.

Sólo un lobo Katagaria debería estar presente.

—Lobos —los saludó Siwan cuando se acercó a ellos.

Kevin tendió su mano primero, después lo hizo Dongjun. Siwan sonrió abiertamente cuando notó que Kevin tenía una marca de emparejamiento en su mano.

—Parece que ambos hemos sido etiquetados desde la última vez que nos vimos, —dijo Kevin.

—Yeah, —dijo Siwan con una risa. — ¿El infierno medio se ha congelado allá arriba, eh?

Dongjun se rió.

—No tienes ni idea.

Siwan miró a los dos hermanos.

—¿Así que cómo es que los Lobos Katagaria tienen dos representantes?

Kevin le dedicó una sonrisa siniestra.

—No los tienen.

Siwan frunció el ceño. Los ojos azules de Dongjun bailaron con humor.

—Yo soy el Regis Katagaria Regis. Kevin es el Regis Arcadio.

Esas noticias aturdieron a Siwan. No era posible. Kevin era Katagaria.

—No hay manera de eso en el infierno.

Kevin asintió con la cabeza.

—Como has dicho, el infierno medio se ha congelado.

Siwan negó con la cabeza.

—¿Yeah, pero cómo es posible?

—Defecto de nacimiento, —explicó Kevin—. Cambié de Katagaria a Arcadio en la pubertad, pero nunca se lo dije a nadie hasta hace poco.

Siwan se volvió frío cuando una mitad de la cara de Kevin mostró las estilizadas marcas de Centinela Arcadio. Eran los soldados humanos encargados de asesinar a sus primos Katagaria. Como tal, Siwan los despreciaba con cada pedazo de su ser.

—Cálmate, Siwan, —dijo Dongjun—. Kevin creció como uno de nosotros. Katagaria. Él no es como los otros Centinelas, quienes matan sin razón.

—Mejor que no lo seas, —dijo Siwan cuando su humor se rebajó. — Puedo soportar a un
limani, pero no siento cariño alguno por los Centinelas.

—Ya somos dos, —dijo Kevin cuando la marca se desvaneció. — Créeme, he perdido mucho en mi vida por los estúpidos Centinelas y no tengo intención de tomar su cruzada. ¿Paz?  —Él le tendió su mano a Siwan.

Siwan vaciló antes de que él se la estrechara. Tomando todo en consideración, él respetaba al lobo.




2 comentarios:

  1. Ahhhh!!!
    Gracias por cambiar el fondo!
    No había podido leer los últimos capítulos del blog por eso, soy medio ciega y el fondo no me dejaba ver las letras!!!
    AhgfdgjjdjxjskakKmz
    Por qué no aparece marca de emparejamiento!!!????
    Por queeeeeeee!???
    Ahhhh
    Me voy a traumar!
    Y no entendí lo último!
    Mew convocó al concejo para matar a Tae!???
    Ay Nooo
    Es eso!?
    Qué mujer ran mala! No se vale!!!

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  2. Dado que las historias de Siwan y Kevin ya pasaron,voy a pensar que algo hay aquí que merezca haber llamado a estos dos a la historia de Tae y Jun...posiblemente la historia de Kevin ayude a Tae.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...