Juego del Destino (DH9)-7



Sin pensar, Junyoung enterró su mano en su pelo. Taeheon rechifló y se apartó como si le doliera. Su mano estaba todavía insertada en los retorcidos mechones.

—Lo siento. Lo siento, —dijo él, tratando de desenredar su mano antes de lastimarle más.

Él lo miró ceñudo  mientras se restregaba la cabeza.

Junyoung le extendió la mano para ayudarle, sólo para hacer que retrocediese. No se había alejado más de unos pasos de la puerta que esta chocó al abrirse. Junyoung empezó a ver a la enojada mujer de mediana edad que había estado en el bar allí.

Taeheon hizo unos extraños gruñidos saliendo en un murmullo de su garganta.

—El tiene que irse, —dijo la mujer en una voz que no admitía discusión —Ahora

—Lo quiero aquí.

—Me importa un bledo lo que quieras —dijo ella, su voz cargada con un acento francés. — Ésta es mi casa y

—Te pago bastante.

—No  —dijo ella, su tono preñado con veneno— No lo haces. No para esto.

La última cosa que Junyoung quería era meterlo en problemas.

—Está bien, Taeheon. Me iré.

La cólera en su cara realmente le asustó. Taeheon lanzó una mirada mordaz a la mujer, entonces escoltado a Junyoung escaleras abajo hasta la puerta trasera.

—Siento esto  —dijo él mientras lo guiaba fuera de la casa y de regreso a su coche.

—Está bien. Te veré después.

Él asintió, luego abrió la puerta del coche. Después de cerrarla dentro, él colocó su mano en la ventanilla, y la larga mirada de su cara le atravesó.

Junyoung le levantó su mano al cristal para cubrir la de él y le ofreció una sonrisa.

Como echó a andar su coche Taeheon se apartó, y lo observó hasta que él se había marchado del aparcamiento para después regresar a dentro.

Él encontró a Mew en la sala. Minwoo permanecía parada detrás de su madre, viéndose completamente contrito.

—Vuelve a amenazar alguna vez más a alguno de mis hijos, y te veré muerto, tigre.

Él se rió con amargura ante lo que eso significaba.

—Puedes intentarlo, osa. No tendrás éxito.

Mew mantuvo su temperamento cuando Taeheon la dejó y se fue subiendo las escaleras.

—No fue culpa suya, Mama —dijo Minwoo—. Le dije que él podría venir

Mew se volvió contra él.

—Vuelve a amenazar otra vez la seguridad de esta casa, y serás echado a la calle. ¿Me has entendido?

Minwoo asintió.

—¿Papá? —Mew llamó a voces a su compañero.

Él entró desde la puerta que conducía a la cocina.

—¿Lista?

—Convoca al consejo. Creo que es hora de que nosotros veamos de sacar al tigre de nuestras vidas.



Taeheon estaba en el pequeño cuarto de baño fuera de su dormitorio, el maldiciendo cuando Marvin le lanzaba agua.

—Para ya, Marvin, —le gruñó al mono juguetón, quien ahora le hacía pucheros. — Sabes que odio que se me meta agua en los ojos

Él no podría quedarse ciego. Ninguno de su especie podría, lo cual era extraño debido al hecho de que les encantaba jugar en el agua.

Ellos solo odiaban las debilidades. Un tigre débil era uno muerto. Su padre había muerto como prueba de eso.

La puerta, la cuál Taeheon había dejado ligeramente entreabierta, se abrió por completo para mostrar a Minwoo en el pasillo.

—¿Qué están haciendo ustedes dos?

Taeheon jaló el peine de su pelo. Él miró alrededor en busca de algún lugar al que retirarse, pero el único camino era a través del osito. Odiaba que lo hubiese atrapado. Él no quería que alguien supiese lo que estaba haciendo.

Minwoo entró en el cuarto y cerró la puerta detrás de él. Inclinando la cabeza hacia un lado, él lo estudió con una fijación que lo ponía sumamente incómodo.

Marvin saltaba arriba y abajo del lavabo, charlando.

—¿Estás tratando de desenredar tu pelo?

Taeheon no dijo nada cuando colocó el peine al lado de Marvin. No era asunto suyo.

—¿Es por ese joven humano, verdad?

Intentó pasar junto a Minwoo, sólo para que él le bloquease la salida.

—Está bien, Taeheon, —dijo suavemente Minwoo— No le contaré a nadie sobre él. Créeme, entiendo todo acerca de las relaciones imposibles.

Yeah, él le había pillado con el lobo Hyunsik la semana anterior. Los dos habían estado a punto de besarse. Si algún otro lo hubiese descubierto con Hyunsik, Hyunsik habría acabado muerto y seriamente triturado. Pero afortunadamente para ellos, a Taeheon no le podría importar menos quién Minwoo llevaba a su cama. De todos modos no era asunto suyo.

El recogió el peine del lavabo.

—¿Quieres que te ayude?

Parte de él quería gruñirle y hacer que se escabullese pero la otra parte se daba cuenta de que su ayuda sería agradable.

—Puedes intentarlo, —él masculló— Pero creo que no hay esperanzas.

Él había estado intentando desenredar su pelo durante una hora sobre una hora y hasta ahora sólo había obtenido fracaso y dolor.

Y todo porque él quería… él quería lo imposible. Por una vez, él quería sentir las manos de una pareja en su pelo, y no era Minwoo a quién quería.

Él quería a Juny.

La expresión de Minwoo era de concentración cuando intentaba pasa el peine a través de un pequeño trozo de pelo. Después de algunos minutos de intentarlo tan sólo dio como resultado que el peine se rompiese por la mitad, suspiró frustrado.

—De acuerdo, Taeheon, lo que necesitamos es un especialista. Déjame llamar a Margie para que nos eche una mano. Ella es la mejor desenredando el pelo. Si alguien puede hacer esto, es ella.

Cuando Minwoo se dirigió a la puerta, Taeheon lo detuvo.

—¿Por qué estás siendo tan amable conmigo?

Ninguno de los otros osos había sido realmente amable con él alguna vez. La mayor parte de ellos apenas le toleraban.

Pero Minwoo siempre había tenido buen corazón.

El le ofreció una sonrisa.

—Me gustas, cachorro. Siempre lo hiciste. Sé que no eres peligroso ... quiero decir, sé que podrías matarnos, que ese es tu peligro, pero que tú no planteas un peligro para alguien excepto para ti mismo.

—Pero tú todavía me tienes miedo.

Sus ojos atenuados como él le miró.

—No. Temo por ti, Taeheon. Hay una enorme diferencia.

Él frunció el ceño desorientado por sus palabras.

Minwoo dejó escapar un cansado suspiro.

—Tú no quieres a nadie alrededor de ti, cachorro. Sé que haces cosas impropias simplemente para hacer que las personas te dejen solo, y temo lo que puedas hacer un día que cause que todos aquí se vuelvan en tu contra permanentemente.

El miró a Marvin, quien lo observaba como si él entendiese y estuviese de acuerdo.

—Conozco la ferocidad de tu gente. Sé que Jinhyuk le envió aquí para evitar que el clan de tu padre te matase antes de que pudieses defenderse. Aunque parezca mentira, no quiero verte lastimado. Todo el mundo merece algo de felicidad en su vida. Incluso los tigres.

Esas palabras le tocaron profundamente. No era extraño que el lobo estuviese tan atraído por él. Para ser un oso, tenía un buen corazón.

—Gracias, Minwoo.

El inclinó la cabeza, luego salió. Marvin comenzó a parlotear con Taeheon mientras intentaba desenredarse el pelo otra vez. El mono no entendía por qué Taeheon estaba tratando de cambiarse a sí mismo. No tenía sentido para Marvin.

—Lo sé —le dijo Taeheon al mono—. Pero quiero que él pueda tocarme sin esta maraña. Un día encontrarás a una Marvina para ti y lo entenderás.



—¡Oh Dios mío, Junni! ¡Tienes que ver lo que hay afuera en el pasillo!

Junyoung levantó la mirada mientras guardaba los libros en su mochila para mirar mirar ceñuda a Whitney, cuya clase estaban tres puertas más abajo

—¿Qué?

—Él es el tío más mono del planeta. Te lo juro, nunca he visto a alguien más caliente. Él debe ser gay. Ningún hombre se vería así de bien.

—¿Oh, no es asqueroso?  —preguntó Tammy desde el asiento de delante—. Usted debería probar en Arte. Todo lo que alguna vez vi como estudiante no graduado fuese hombres buscando a otros hombres. Es por eso que estoy en la facultad de derecho ahora. Necesito una profesión donde realmente pueda toparme con un petimetre que desee a una hembra.

Whitney le dio a Tammy una cínica mirada por el simple hecho de que ella había hablado sin invitación. Junyoung, por otra parte, adoraba a la estudiante gótica, quien siempre traía las historias más interesantes las mañana de los lunes.

Junyoung sonrió.

—De acuerdo, Tammy, desde que tú eres la residente experta en hombres, échale una ojeada y dime que piensas. ¿Por qué equipo se decantaría él?

Para cuando Junyoung se puso la mochila a los hombros Tammy regresó con un semblante prudente semblante ceñudo en su cara.

—No lo sé. Está demasiado cerrado para llamarle. La Psycho Prep tenía razón, él es impresionante. Por otro lado, yo diría, ' que tiene ese factor “házmelo” que hace que se te haga la boca agua por probar su suculenta carne” Eso es lo que dice, él está vestido con una camisa negra de seda que está abierta en
el cuello, las mangas enrolladas en sus brazos, y se queda impecable. Por supuesto que él no tiene “Frío” tatuado en su brazo izquierdo. Pero…" —Tammy arrugó su nariz—. Él lleva puestos unos pantalones italianos flojos negros, realmente, realmente caros. Ferragamos, me parece. Dí que lo usan los gays la mayoría de las veces. Los hombres normales generalmente no visten ese artículo. Sin mencionar que él tiene uno de esos cortes de pelo caros, pero al mismo ese tipo de desarrapado. Él realmente no mira a nadie que pase caminando. Es extraño.

—Déjame ver lo que yo pienso…

Había realmente una agitación en el pasillo mientras las mujeres y jóvenes miraban embobados o procuraban atraer su atención. Al principio todo lo que Junyoung pudo ver fue la cima de su cabello sobre el gentío.

Fue difícil navegar a través del mar que quería verlo más de cerca. Y cuando él se acercó más, Junyoung tuvo que admitir que era completamente impresionante. Estaba lejos de ser inmune al factor “házmelo” que Tammy había mencionado.

Su cara era perfecta, llenos, sensuales labios que rogaban por un beso caliente. Él tenía pómulos altos. Su pelo trigueño era más corto por detrás que por delante, con mechones cayendo estratégicamente en sus ojos para añadirle un aire de misterio. Él se veía sumamente incómodo mientras sujetaba un ramo de rosas y una caja grande de chocolates Godiva. Su piel era de un tono oro profundo, leonado.

No fue hasta que dio un paso hacia él y él vio que el exacto color de su turquesa de sus ojos que el reconocimiento le golpeó en el pecho.

No podría ser ...

—¿Taeheon?

Taeheon no se detuvo hasta pararse ante de él y le ofreciera esa familiar vacilante sonrisa antes de que literalmente acariciase con la nariz su mejilla, dándole entonces un suave y gentil beso.

Se vio su semblante ceñudo sólo aumentó como él le tendió las flores y los dulces.

—Traje esto para ti.

Eso era tan extrañamente usado y cliché, y todavía hacía que su corazón palpitase por lo que él le había hecho. Nadie le había traído flores y bombones antes

—Gracias.

Mordiéndose los labios, se puso de puntillas y rozó su pelo nuevo, el cual era increíblemente sedoso entre sus dedos. La suave textura le recordaba más al pelo de un animal que al humano.

Esto se veía realmente bien en él, pero parte de Junyoung extrañaba al antiguo Taeheon.

—¿Qué hiciste?

La incertidumbre oscureció los ojos de él.

—¿Te gusta?

—Yeah, creo que sí  —sabía que él era mono, pero no tenía idea de que fuese tan sexualmente atractivo. Había algo en esta nueva apariencia de Taeheon que lo ponía más caliente que el antiguo. ¿Quién sabría que un corte de pelo iba a suponer tal diferencia?

—¿Tú no lo hiciste por mí, verdad?  —Él apartó la mirada tímidamente.

El calor le inundó.

—No tenías que cortarte el pelo, Taeheon. Me gustaba también de la otra manera.

Él pasó la mirada sobre las personas que lentamente se dispersaban.

—No quería avergonzarte más.

Junyoung se puso de puntilla y jaló de su cara hacia abajo a fin de que pudiese presionar su mejilla contra la de él. El perfume de su piel y la loción para después de afeitarse prendieron fuego a sus hormonas. Pero fue su sacrificio el que le prendió fuego a su corazón.

—Nunca me has avergonzado, Taeheon —susurró en su oído—. No creo ni que pudieras.

Taeheon no podía respirar mientras su esencia se derramaba sobre él. Eso era todo lo que podía hacer para controlarse. El sentir su piel sobre la de él… su mano en su mejilla…Eso era maravilloso. Su toque lo escaldaba y tocaba la diminuta parte de él que era humana. Más que eso, tocó su corazón de animal y lo domesticó. Él nunca pensó que sentiría alguna vez algo parecido.

Él estaba en paz. Calmado. Apaciguado. No había dolor. Ningún pasado. Ninguna burla haciendo eco en su cabeza.

Todo lo que había en su interior era Juny y una extraña, frívola alegría de disfrutar de cosas que él nunca había conocido

Era un sentimiento que no quería que acabase.

Para instantánea desilusión, él se apartó para contemplarle.

—¿Cómo supiste que me encontrarías aquí? ¿Eres alguno de esos extraños cazadores?

Taeheon sonrió abiertamente en lo que a eso se refiere. Honestamente, el animal en él podría rastrearlo con facilidad dondequiera que estuviese en este planeta. Tenía esencia única. Pero probablemente lo asustaría saber que nunca podría esconderse de él.

—Tu horario estaba en la mochila. Lo miré antes de que te la devolviese ayer.

Junyoung le ofreció una tímida sonrisa que hizo que se endureciese antes de que él inclinase la cabeza para oler las rosas que le había traído. Extendió la mano para tocarlo.

—¿Quién es tu amigo, Junni?

Taeheon recuperó su mano instantáneamente al tiempo que reconocía una de las mujeres que se habían ido al bar con Juny la noche en que se habían conocido.


Junyoung se volvió para ver a Whitney detrás de él, mirando a Taeheon especulativamente.

—Whitney, te presento a Taeheon.

Whitney parecía confundida por ello.

—¿ Taeheon? ¿El ayudante de camarero mugriento que hizo que arrestaran a Anan?

Junyoung fue rápido para defender a Taeheon.

—Anan inició la pelea.

Junyoung dudaba que Whitney le oyese, desde que estaba mirando a Taeheon como una tigresa hambrienta que había divisado una chuleta de cerdo en un plato. El único problema era que la chuleta de cerdo le pertenecía a Junyoung, quien no tenía intención de compartirle con nadie.

Posó su mano en el hueco de su brazo y tiró de él.

—Taeheon y yo tenemos una cita. Ya nos veremos.

Taeheon se inclinó y recalcando sus palabras, acarició su mejilla con la nariz antes de cubrir su mano con la de él y conducirlo hacia la salida.

Taeheon todavía no sabía realmente por que había salido a buscar a Juny. Los humanos nunca habían mantenido ningún interés real para él en el pasado. Como un varón Katagaria, no debería sentirse tan atraído por él. Al menos nada más que físicamente.

Y todavía le fascinaba mientras lo conducía a su pequeña casa de campo por el zoológico. Todo lo que él quería era acurrucarse en su regazo y ronronear. Algo que no tenía sentido, desde que lo que él normalmente quería era desgarrar el brazo de alguien lo suficientemente estúpido como para acercarse a él.

Junyoung se mantuvo mirando por encima en él y regalándole la más dulce de las tímidas sonrisas que alguna vez había visto en la cara de un joven. Pero incluso peor que su auto-dominio era el deseo que sentía emanar de él. Estaba tan hambriento por él como él lo estaba por Junyoung, y esto lo ponía fiero.

El gato en él quiso gruñir y acechar. Más que eso, quería emparejarse.

Para cuando entraron al camino de acceso, su cuerpo entero palpitaba. Alerta.

Y lo quería con una ferocidad que lo asustaba. No había manera de que pudiese dejarlo antes que lo hubiese saboreado.


Junyoung abrió su puerta del coche y salió. Taeheon ya estaba allí, en su lado del coche antes de que él hubiese tenido la posibilidad de sacar su mochila

—Yo lo llevaré  —dijo él quedamente.

Él se había movido tan rápido que era casi inhumano… Asintiendo, se inclinó a coger sus flores y sus chocolates para llevarlos a casa. Taeheon le siguió hasta la entrada, luego se apartó y dio un paso atrás mientras despechaba la puerta y la abría para poder entrar.

Junyoung se inclinó para dejar las flores encima de la mesa. Antes de que pudiera enderezarse, él estaba detrás. Enterró su cara en su pelo y respiró a fondo como si lo saboreaba. Nunca había sentido nada igual. Podía sentir su completa longitud contra su espalda. Junyoung realmente tembló ante lo sensual de esa acción.

Junyoung se encontró apoyándose contra él cuando sus brazos lo rodearon para acercarlo. En esta posición, podría sentir su erección claramente contra su cadera. Taeheon era un hombre grande, poderoso.

—Hueles lo suficientemente bien para comerte —le susurró él contra su oreja.

Junyoung no podía contestar, cuando su cuerpo entero ardía por su presencia. Colocó sus manos en sus antebrazos y acarició el tatuaje de una escena de la selva con un tigre blanco acechando entre la alta hierba que corría a lo largo del brazo izquierdo de Taeheon.

Había tanta fuerza y energía en sus brazos que le hacía a sentirse débil. Tembloroso. Nunca había conocido a ningún hombre para le hiciese sentirse de esa manera.

Él lo giró en sus brazos de modo que quedase de cara a él. Sus ojos eran calientes y electrizantes. Él ahuecó su cara en sus manos y le besó ferozmente.

Junyoung se aferró a él cuando cada hormona en su cuerpo crepitaba. Nunca en su vida había estado más desesperado. Más consciente de cualquier hombre. Su lengua luchaba con la suya mientras la presionaba más cerca de su delgado y duro cuerpo. Sus endurecidos pezones rozaban contra los suyos, haciéndole gemir por el contacto y por el insaciable deseo de tocarle sin sus ropas separándolos.

Nunca había sido la clase de joven que saltaba a la cama con un tío a que acababa de conocer. De hecho, solo había conocido a otros dos amantes en toda su vida. Uno había sido un amigo de primer año de universidad y el otro había sido un tipo con quien había salido algunas veces durante casi un año. Esas veces habían sido bastante agradables pero no espectaculares.

Los hombres no le habían hecho sentirse de esta manera… no le habían hecho tener la impresión que moriría si no los tocase. Hacerle arder de placer con la sola idea de tenerlos dentro de él.

Pero Taeheon lo hacía.

Su miembro estaba pesado y dolorido. Su aliento jadeante se mezclaba con el de él mientras se besaban.

Él levantó el dobladillo de su camisa lentamente, tan lentamente que la expectación era casi dolorosa. Gimió ante la sensación de sus callosas manos en su piel desnuda. La sensación de su cálida piel se mezclaba con el frío tacto con el que él le acariciaba con manos firmes, confiadas. Era el momento más erótico de su vida. Necesitaba sentir más de él. Eso era todo lo que podía hacer para no rogarle a él que tuviese piedad.


Taeheon exploró su boca, queriendo probar más. Él nunca se había sentido así de hambriento. Necesitado. Vibrante. Exigente. Él cerró sus ojos e inspiró su esencia mientras le levantaba aun más su camisa a fin de poder sentir su piel. Era un ardiente, paraíso perfecto.

Él nunca había tocado a una pareja antes, al menos no como de esta manera, y él estaba empezando a comprender por qué el por qué cuando el animal dentro de él rugió con ferocidad. Era una peligrosa bestia que quería devorarlo. Rugía y arañaba, queriendo libertad.

Queriéndolo a él.

Una cruda posesividad se elevó en su interior con asombrosa ferocidad. Él finalmente entendía por qué los animales asesinaban a esos que se acercaban a su territorio. Si cualquier otro lo tocase… Taeheon los desgarraría haciéndolos trizas.

Él dejó sus labios y enterró su boca en el hueco de su garganta donde sentía el golpeteo de su pulso. Lamiendo y arañando su suave piel, él lentamente deslizó su mano bajo la cintura de su pantalón. Él medio esperaba que le detuviese, pero no lo hizo. En lugar de eso, separó más sus piernas, permitiéndole acceder a la parte que él deseaba mientras se agarraba de sus hombros.

Oh sí, esto era lo que él necesitaba. Él lo sintió temblar cuando le acarició con una ternura que él nunca había sabido que poseyera. Si alguien alguna vez le hubiese dicho que él podría tomar a una pareja y no lastimarle, él se habría reído de ellos, y todavía él estaba tomando a Juny con delicadeza.

No, él le estaba haciendo el amor. Era un término humano que él nunca había entendido hasta este momento. Pero incluso lo más sorprendente era el hecho de que él lo estaba disfrutando mucho.

Hundió su mano más allá. Él separó los suaves pliegues hasta que él pudo tocar esa parte suya que él más necesitaba. Él cerró sus ojos y tembló cuando hundió un largo dedo profundamente.

Junyoung saltó y gimió contra de sus labios.

Taeheon gruñó en triunfo mientras lo acariciaba. Estaba tan duro y mojado. Tan suave. Sus gemidos llenaron sus oídos, poniéndole aún más duro.

Junyoung no podía pensar mientras él lo atormentaba con su toque. Y cuando él hundió otro largo, bronceado largo dedo profundamente, tuvo miedo de que sus rodillas se fundiesen.

—Tengo que tenerte, Juny —susurró bruscamente en su oreja.

Le contestó desabotonándole su camisa de modo que pudiese sentir toda esa lujuriosa, bella piel. Vaciló cuando vio el vendaje todavía en su hombro de cuando le había protegido. Una extraña ternura le traspasó un instante antes de que reclamase sus labios otra vez.

Junyoung le sacó las ropas febrilmente, queriendo ver todo de él. Queriendo sentirle profundamente en su interior. Nunca había querido nada tan desesperadamente.

Tenía que tenerle. Era como una locura que nunca había tenido antes.

Ellos ni siquiera llegaron a su dormitorio. En lugar de eso, se hundieron para el piso donde estaban.

Junyoung jadeó cuando Taeheon le desabotonó la camisa, entonces acarició su pecho con la nariz. Él frotó su cara, desde la frente a la barbilla, varias veces contra su pecho antes de darle un largo lametón a su arrugado pezón.

Junyoung tembló.

—¿Qué estás haciendo?

Él se trasladó sobre su otro pezón mientras soplaba un azuzador aliento caliente sobre el tenso pico. Sus ojos enterrados en los suyos.

—Quiero tu esencia sobre todo yo. Quiero oler tu piel hasta que esté borracho con ella.

Gimió cuando él repitió esas acciones mientras su cuerpo latía con necesitada hambre. Qué tan extraño que su cuerpo estuviese tan descansado con su toque. No estaba nervioso o indeciso en lo más mínimo. Todo lo que quería era a Taeheon.

Su lengua era áspera contra su piel, y cada lametazo hacía que su estómago revolotease en respuesta. Él se tomó su tiempo. Lentamente, metódicamente, él mordió cada pulgada de su piel desde su pie hasta su muslo. Era como si él nunca hubiese saboreado a un joven. Como si él quisiese reclamar cada pequeña molécula de su cuerpo.

Y él estaba haciendo un condenado buen trabajo de eso. Ese hombre podía lamer como nadie.

Taeheon se detuvo para mirarlo. Él le separó más los muslos así podría deslizar sus dedos sobre su entrada y contemplar maravillado su cuerpo.

Así que eso era lo que se sentía al tocar una pareja ...

Ni siquiera los sueños podían compararse a la realidad. Su hambre abrumándole, hundió dos dedos dentro de él y observó como se estremecía en respuesta.

Estaba más que listo para él.

Pero él quería tomarlo como un varón humano. Él quería reclamarlo como el animal que era. Los tigres jugaban con sus compañeros ...

Junyoung lloriqueó cuando Taeheon se retiró de él.

—¿Qué estás haciendo? —Preguntó cuando él se apartó.

—Te estoy haciendo el amor, Juny  —respiró él en su oído oreja cuando le dio la vuelta dejando su espalda contra el pecho de él.

Junyoung no estaba seguro de lo que él estaba haciendo cuando se recostó en el piso con él encima. Era tan extraño recostarse completamente contra su cuerpo desnudo de esta manera. Podía notar su pecho contra sus hombros. Los muslos de él detrás de su trasero cuando él se enganchó sus tobillos con los suyos y abría sus piernas por completo.

—Taeheon…  —Sus palabras acabaron en un pequeño lloriqueo cuando entró en él desde atrás. Jadeó ante la anchura y la profundidad de él finalmente dentro. Él era un hombre grande que le llenaba completamente.

Recostó su cabeza contra su hombro cuando él comenzó a empujarse lentamente a sí mismo más profundo en su cuerpo. Nunca se había sentido más expuesto en su vida. Y aún así era salvajemente erótico.

Él tomó su mano en las suyas, entonces las bajó hasta sus muslos abiertos a fin de que pudiese notar como se unían.

—Tócame, Juny, —gruñó él—. Quiero sentir como me tocas.

¿Cómo podría no hacerlo? Él era tan duro y grueso. Tan poderoso.

Él dejó su mano en él y apartó las suyas a fin de que pudiese tenerlas libres para acariciarle al mismo tiempo que sus embates.

La cabeza de Junyoung daba vueltas cuando el placer se extendía a través de su cuerpo. Éste era el momento más increíble de su vida. Esto no era simplemente un acto físico, se sentía conectado de algún modo con Taeheon. Le gustaba la idea de darle algo que no podía darle nadie más. No tenía sentido, pero eso era lo que sentía con él.


Taeheon no podía respirar cuando sentía su resbaladiza, caliente humedad rodeándolo. Todo lo que él quería era estar dentro de su Juny. Oírlo gritar de placer y saber que era él quién se lo daba. Él aceleró el ritmo, regañándose furiosamente a si mismo cuando él cuidadosamente enterró sus dientes contra la parte de atrás de su cuello.

Junyoung echó la cabeza hacia atrás y gritó mientras se estremecía sus brazos.

Él se rió ante el triunfo de que se corriese por él. Pero entonces su risa murió cuando él, también, llegó al clímax.

Taeheon apretó sus brazos a su alrededor mientras sentía su cuerpo estremeciéndose dentro del de él. Nunca había conocido nada igual.

Su cabeza cedió, él se recostó contra el piso y agradeció su leve peso sobre él. Él quería quedarse dentro por siempre. Pero demasiado pronto su cuerpo salió.

Junyoung se deslizó fuera de él, luego se volvió para mirarle.

—Eso fue increíble.

Él le sonrió, luego se llevó sus dedos a los labios a fin de poder chupárselos.

—Adoro la manera en la que sabes, Juny.



2 comentarios:

  1. Primero que todo...el fondo, no deja ver la letra y dificulta la lectura!
    Segundo, odio(?) a mama oso!!!
    Cómo que va a llamar al concejo! Si Tae no hizo nada!!!
    Y asdfhjllkjhhgfdsafg le hizo el amor en el piso_!!! Asdfgjlkkjhbcffdsg
    Son pareja!???

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  2. Tae en todo su esplendor...los diamantes siempre son diamentes,pero brillan más cuando se pulen un poquito...y vaya que Tae se pulio.
    Senti feito cuando se estaba peinando,pero que bonito que Woo lo ayudará....*0*

    Santa madre....lo mordio...lo mordio
    Dios,espero que todo el mundo no se le vaya encima por esto.
    Jun no se dado cuenta que lo mordio....*0*

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...