Yesung no estaba seguro si debía sentirse aliviado o
insultado por sus comentarios acerca de él. Pero definitivamente estuvo de
acuerdo que un cambio de tema sería agradable.
Ryeowook se giró hacia donde pensaba que Simi podía estar,
pero Simi ya se había movido.
Otra vez.
Parecía que el demonio tenía aversión a quedarse quieta.
—¿Simi, por qué Shindong te envió aquí?
Simi sacó una daga enfundada de una caja y la examinó con
una habilidad que le hizo arquear una ceja a Yesung. Podía parecer inocente,
pero no había nada de niño en la forma que Simi maniobraba sus armas.
Ella probó el balance de la hoja como una profesional.
—Para protegerte de Thanatos a fin de que tus hermanos no
se vuelvan chiflados y destruyan el mundo. O algo por el estilo. No sé por que
todos ustedes temen el fin del mundo. No es tan malo, realmente. Al menos
entonces la mamá de akri será libre. Entonces ella no será tan quisquillosa con
Simi todo el tiempo.
Yesung comenzó con las palabras.
—¿La madre de Shin está viva todavía?
Ella se cubrió la boca con su mano y dejó caer la daga.
—Oh, akri se enfurecerá cuando le diga esto. Mala Simi.
Ya no conversaré más. Necesito comida.
Yesung frotó su cabeza mientras Simi volvía a abrir
cajas. Oh, esto era genial. Él tenía a un ninfa para proteger, un psico algo
estaba afuera para matarlos, y ahora un demonio demente a quien hacerle frente.
Oh, bravo, esto se ponía cada vez mejor.
Miró a Ryeowook, quién tenía la frente arrugada mientras
reconsideraba los divagues de Simi.
—¿Exactamente quiénes son tus hermanos, Ryeowook, que
pueden destruir el mundo? —preguntó Yesung.
Ryeowook se encogió de miedo un momento y cambió de
posición ansiosamente. Esto estaba a punto de empeorarse.
Él lo sabía.
Encogiéndose aún más, él murmuró
—Los Destinos.
Yesung se congeló. Oh, bravo, su vida, tan mala como era,
estaba deslizándose hasta Villa Mierda y allí no había a la vista ninguna rampa
para salirse.
—Tus hermanos son Los Destinos –repitió él, diciendo cada
palabra lentamente y pronunciándola claramente así no podía haber mal
entendiendo.
El asintió con la cabeza.
La cólera lo envolvió.
—Ya Veo. Tus hermanos son los Moiras, los tres Destinos
que se encargan de todo. Las personas que son conocidas por no tener misericordia
o piedad con nadie. Aquellas que los dioses mismos temen.
El se mordió los labios.
—Ellos realmente no son tan malos. Pueden ser casi
simpáticos, si los atrapas en el humor adecuado.
—Oh, Dioses —. Yesung pasó sus manos a través de su pelo
mientras luchaba por evitar que su temperamento explotara. No era extraño que Shin
hubiera enviado a Simi. Si cualquier cosa ocurría a Ryeowook, entonces no se
podía decir lo que pudiera ocurrir. —Por favor dime que hay una pelea familiar
y tu y tus hermanos no se hablan. Que ellos no puedan soportar la mención de tu
nombre.
—No, no, somos extremadamente amigos. Soy el bebé de la
familia y ellos son más bien como tres appas para mí.
Yesung realmente lloriqueó ante eso.
—¿Así es que me estas diciendo que en este momento soy
responsable de la mascota amada de Shindong y el hermano favorito de Los
Destinos?
Simi ensanchó los ojos.
—Dile al niño Colmillo que no soy una mascota. Si él no
me nombra en un tono más bonito, entonces realmente le va a pesar.
Ryeowook ignoró el comentario de Simi.
—No todo es tan malo.
—¿No? Entonces sin falta, dime algo bueno Ryeowook.
—Probablemente se pondrán de mi lado cuando te juzgue
inocente.
—¿Probablemente?
Él asintió débilmente con la cabeza.
Yesung gruñó. Déjenselo a él. Siempre que jodía con algo,
nunca lo hacía de manera pequeña.
Ryeowook se volvió al demonio.
—¿Simi, por qué no estás dirigiendo la palabra a Yesung?
—Porque akri dijo que no. Él no dijo que no podía
dirigirte la palabra a ti, sin embargo.
—¿Haces todo lo que él te dice que hagas? —preguntó Yesung.
Simi lo ignoró.
—Sí, ella lo hace —contestó Ryeowook. —Pero las buenas
noticias son que Simi no puede mentir tampoco. ¿Puedes, Simi?
—¿Bien, por qué lo haría yo? Las mentiras son demasiadas
confusas.
Oh, bravo, como si ella no lo fuese. Él nunca había visto
alguien o algo más confuso que este demonio.
—¿Por qué Shindong te dijo que no le dirigieras la
palabra a Yesung?
—No sé. Esa pelirroja perra—diosa se enojó cuando él me
dijo a mí que viniera a protegerte. Se puso como esto...
El demonio brilló cambiando de su forma a la de Shindong.
—Protege a Yesung y Ryeowook. Ahora.
Ella se transformó en Artemisa.
—¡No! –dijo ella enojada. —No puedes dejarla ir, ella le
dirá todo a Yesung.
Simi, pareciéndose a Artemisa, puso su mano en contra de
su mejilla y murmuró ruidosamente al oído de Ryeowook.
—Esta es la parte donde la diosa pelirroja siguió
adelante contando lo que sucedió en el pueblo de Yesung y akri se molestó
completamente con ella. No sé por qué él no me deja matarla y terminar con eso,
pero finalmente él dijo...
Ella brilló cambiando al cuerpo de Shin otra vez.
—Simi, no hables a Yesung pero asegúrate que Thanatos no
mate a ninguno de los dos.
Simi regresó a su forma pequeña, ligera y demoníaca.
—Así que dije, de acuerdo, y aquí estoy, no dirigiendo la
palabra a Yesung.
—Wow –dijo Yesung cuando termino su función de demonio.
—Ella es una videocámara, también. Qué conveniente.
Ella le dirigió una mirada asesina, pero dirigió sus
palabras a Ryeowook.
—Extraño los días cuando Simi podía matar a los Cazadores
Oscuros y nadie lo advertía.
Ryeowook avanzó para encontrar a Simi, tomar su mano y
mirarla con una apariencia dulce y afable. Era obvio que el demonio lo quería.
—¿Que sucedió en su pueblo que Artemisa no quiere que Yesung
sepa?
Simi se encogió de hombros.
—No sé. Ella esta paranoica todo el tiempo de cualquier
manera. Tiene miedo que akri se vaya y no regrese, que es lo que yo continúo
diciéndole que haga. ¿Pero el escucha? No —. Su siguiente comentario salió en
la voz de Shin. —Ella no es de tu incumbencia, Simi. No la entiendes, Simi.
Ella hizo otro ruido grosero.
—Entiendo, está bien. Entiendo que la diosa perra
necesita que Simi la ase a la parrilla hasta que aprenda a ser buena con las
personas. Pienso que ella sería un poco más atractiva asada. Podría hacerla
parecer a esa vieja bruja del mar o algo.
—¡Simi! —Ryeowook acentuó su nombre y la agarró de los
brazos como si tratara de mantener al demonio en el tema. —Por favor dime qué
sucedió en la villa de Yesung.
—Oh, Eso. Bien, fue un tema de Thanatos, no el que está
ahora detrás de ustedes, sino el que le antecedió, se volvió loco y mató a todo
el mundo. Ellos, la pobre gente, no tuvo una posibilidad. Akri estaba tan loco
que quiso el corazón de la diosa perra, sólo que yo le dije que ella no tenía
corazón para tomar.
Yesung sintió como si alguien le hubiese dado una
golpiza.
—¿Qué estás diciendo? ¿Quieres decir que no los maté?
La mente de Ryeowook giraba con lo qué Simi revelaba. ¿Si
Yesung era inocente de destruir su villa, entonces por qué fue desterrado?
—¿Yesung no los mató? —preguntó él a Simi.
—Claro que no. Ningún Cazador Oscuro mataría a quienes
tenía a su cargo. Akri se los comería si lo hiciesen. Yesung mató a los
Apolitas, lo que volvió a todo el mundo loco.
Yesung frunció el ceño. Él no recordaba nada acerca de
unos Apolitas. Nunca había habido ninguno por los alrededores.
—¿Qué Apolitas?
Ryeowook repitió su pregunta.
Simi habló lentamente y cuidadosamente como si fueron los
únicos que tuvieran problema para entender la conversación.
—Los que Thanatos reunió para usar como carne de cañón.
¿Dioses, no saben nada acerca de los Daimons y Apolitas? Thanatos puede
citarlos y puede hacerles hacer cosas para él. Él puede hacerlo con personas
también, algunas veces.
—Él fue enviado por Artemisa para matar a un Cazador
Oscuro en Escocia, después de hacer eso, él fue tras todos los Cazadores
Oscuros a fin de poder destruirlos a todos y que los Apolitas pudieran vivir en
paz y alimentarse de la humanidad sin preocuparse por alguno de ustedes,
muchachos.
Ryeowook tembló ante las palabras de Simi al recordar
dónde había estado él novecientos años atrás.
—¿Thanatos es el que mató a Kangshin en Escocia?
—Sí –confirmó Simi. —¿Luego él fue tras de Yesung?
Simi hizo un ruido agitado.
—Él es un Dark Hunter, no? ¿Están teniendo ustedes dos
alguna extraña cosa humana que no pueden seguir lo que yo digo?
Ryeowook palmeó la mano de Simi con optimismo para calmarla
un poco.
—Lo siento, Simi. Estas diciéndonos algunas cosas de las
que no sabemos nada.
Simi irguió la cabeza y miró a Yesung.
—Oh, supongo que está bien entonces. Aunque… deberían
saber algo acerca de Thanatos. Él puede matarte y demás.
Ryeowook sintió que Yesung estaba a punto de hablar. Él le
hizo la señal de matarlo mientras continuaba interrogando a Simi.
—¿Simi, por qué no recuerda Yesung al primer Thanatos
yendo tras él?
—Porque no se supone que lo haga. Akri tuvo que matar a
Thanatos delante de él y él lo hizo de modo que Yesung no recordara nada acerca
de todo ese lío.
Yesung dejó escapar lentamente la respiración mientras
las palabras fluían en su interior. Shin lo había hecho para que él no
recordara.
—¿Shindong desordenó mi cerebro?
La cara de Ryeowook se llenó de alivio.
—Eres inocente, Yesung.
La furia lo atravesó.
—¿Así que fui desterrado a este hoyo infernal dejado de
la mano de Dios porque Shindong mató a Thanatos? ¿Qué tipo de estupidez es esa?
—. Él caminó de arriba abajo coléricamente. —Mataré a ese bastardo.
Simi cambió de posición instantáneamente a la forma de un
"pequeño" dragón. Uno que estaba atorado en su túnel. Sus ojos
resplandecieron coléricamente mientras ella siseaba.
—¿Insultaste a mi akri?
Listo para la batalla, Yesung abrió su boca para decirle
sí y encontró a Ryeowook escudándole. Estaba en medio de ellos y lo mantenía
detrás de él.
—No, Simi. Yesung tiene derecho a estar enojado. Ha sido
desterrado por algo que él no hizo.
Simi volvió a cambiar a su forma humanoide.
—No fue por eso. Él fue desterrado porque mató a los
Apolitas.
Simi tomó la forma de Artemisa.
—Ves, te lo dije, Shindong, él esta demente. Tendría que
haber tenido mejor criterio que matarlos.
Ella se convirtió en Shindong.
—¿Qué se suponía que hiciera? Estaban lanzándose sobre
él, tratando de matarle. Fue en defensa propia.
—Fue asesinato.
—Te lo juro, Artemisa, matas a Yesung por esto y saldré
andando por esa puerta y nunca regresaré.
Ella se transformó de vuelta en sí misma.
—Ves. Por eso es que él fue desterrado. La diosa perra no
quería que akri la dejara, así que acordó dejar vivir a Yesung aquí siempre que
no hubiera otras personas a su alrededor.
Simi miró alrededor del deprimente túnel.
—Honestamente, pienso que yo preferiría estar muerta.
Este lugar es más aburrido que Katoteros y yo no creía que podía haber algo más
aburrido que Katoteros. Reconozco mi error. La próxima vez que akri me diga que
no se está tan mal en casa, voy a creerle. Ni siquiera tienes comida decente
aquí. Ni TV, tampoco.
Yesung dio un paso atrás y clavó inexpresivamente los
ojos en la pared como si tratase de recordar el pasado mientras Simi parloteaba
sin hacer una pausa.
Él todavía podía oír los gritos de los aldeanos, pero
ahora él se preguntaba...
¿De quién eran los gritos que realmente oía?
Ryeowook anduvo a tientas hacia él. La calidez de su
presencia fluyó en él. Tocó su brazo, haciéndolo arder reflexivamente. Algo
acerca de su toque siempre le mecía y lo hacia querer girarse hacia él.
Lo hacía querer tocarlo.
—¿Estás bien? —le preguntó Ryeowook.
—No, no realmente. Quiero saber lo que me sucedió esa
noche.
—¿Simi, hay alguna cosa que pueda deshacer lo qué Shindong
le hizo a la memoria de Yesung?
—Nop. Akri es infalible. Bueno, excepto por un par de
cosas, y no hablo de eso porque hace enojar a akri. Me gusta esa palabra
'infalible'. Es algo así como yo. Infalible.
—Entonces es irremediable —dijo Yesung en un susurro, —no
tengo ninguna prueba de que soy inocente y nunca sabré lo que sucedió allí.
—No estoy tan seguro –dijo Ryeowook, sonriéndole. —No
pierdas las esperanzas conmigo aún, Yesung. Si obtenemos alguna prueba de lo
que dice ella, entonces mi decisión se mantendrá. Eres inocente. Nadie podrá
argumentar en contra de eso. Mis hermanos no dejarán que seas juzgado
incorrectamente.
Él se burló.
—Era inocente cuando fui apedreado hasta morir, también, joven
príncipe. Discúlpame si no tengo mucha fe en la justicia o tus hermanos.
Ryeowook tragó. Era cierto, el inocente a menudo sufría,
también. Su madre y sus hermanos descartaban ese hecho como una modalidad del
universo, si bien su madre se esforzaba en dar justicia a todo el mundo.
Algunas veces ocurrían cosas injustas. No había forma de
evitarlo. Yesung era un ejemplo perfecto.
Aun así, él necesitaba saber la verdad acerca de lo que
le sucedió. Él merecía eso como mínimo.
—¿Simi? ¿Hay alguna forma de que le muestres a Yesung lo
que sucedió aquella noche?
Simi golpeó ligeramente su dedo índice contra su mejilla
mientras pensaba en eso.
—Supongo que sí. Akri no dijo que yo “no podía mostrarle”
nada, él sólo dijo que no le podía dirigir la palabra.
Ryeowook sonrió. Simi siempre había sido sumamente
literal en su interpretación de todo lo que Shindong la ordenaba hacer.
—¿Lo harías? ¿Por favor?
Simi caminó hacia Yesung y tomó su barbilla en su mano.
Yesung comenzó a protestar, pero algo pareció fluir desde
su mano. Lo mantuvo paralizado.
Simi movió su cara hasta que él pudo mirar en sus ojos,
que ahora eran rojos y amarillos y allí él vio el pasado.
Todo se desvaneció a su alrededor y él solo podía enfocar
su atención en los ojos de Simi. Las imágenes titilaron a través de sus
pupilas, luego directamente en su mente. Él no recordaba que hubiese ocurrido
nada de eso. Era como observar una película de su propia vida.
Él vio los fuegos de su pueblo ardiendo hasta los
cimientos. Los cuerpos se esparcían por todos lados. Cosas que lo habían
obsesionado por siglos. Pero eso no fue todo lo que vio esta vez.
Había más...
Imágenes olvidadas que habían sido tomadas de él.
Se vio dando traspiés sobre en el pueblo. Desconcertado.
Enojado. El daño ya había sido hecho; él no era responsable.
Alguien más había venido a la villa antes que él.
Él vio a la vieja arpía, a quien tomó en sus brazos como
él siempre hacia. Sólo que esta vez ella dijo más que su acusación usual.
—La muerte vino buscándote. Él mató a todo el mundo
porque quería que nosotros le dijéramos donde vivías. No sabíamos y se enojó
—sus ojos viejos ardieron de odio y condenación. —¿Por qué no viniste? Es toda
tu culpa. Se suponía que tu nos protegerías y fuiste tú el que nos mató. Tú
mataste a mi hija.
Él vio la cara de la vieja. Sintió su furia otra vez al
ver lo que habían hecho los Daimons...
El corazón de Yesung golpeó al darse cuenta de la verdad.
Él era inocente de haber matado a sus protegidos.
Ninguna de sus muertes era su culpa. Él había estado
haciendo su ronda normal cuando había divisado el fuego y se había apresurado a
ir hacia ellos, pero para entonces ya era demasiado tarde.
Thanatos había venido al pueblo durante la luz del día y
lo había destruido. El no había tenido ninguna forma de salvarlos.
Mientras miraba en sus ojos, Simi lo llevó a través de su
olvidada expedición de cinco noches a la villa Apolita adonde había ido a
buscar a los responsables de las muertes en Cheonan.
Él había peleado con los Spathi Daimons a cada paso del
camino, y uno de ellos le había dicho del Dayslayer que reuniría a su gente y
destruiría a los Cazadores Oscuros. El Spathi se había reído mientras moría,
diciéndole a Yesung que el reino de los Cazadores Oscuros había terminado.
El Dayslayer se apropiaría nuevamente del mundo humano y
luego eliminaría el olímpico.
Como cada noche que pasaba, los Spathis aumentaban en
número, Yesung se dio cuenta exactamente de lo que el mundo estaba por
enfrentar. Cada pueblo humano por el que pasaba estaba destruido. La gente
muerta. Masacrada. Consumidas por los Daimons que no querían morir.
Él nunca había visto tal devastación. Semejante pérdida.
Si él hubiese tenido un Escudero, lo habría enviado a dar
aviso a otros Cazadores Oscuros o encontrar a Shindong y traerlo aquí para
ayudarlo a pelear. Pero allí solo estaba él y quiso detener la destrucción
antes de que cualquier otro sufriera.
Con frío y hambre, Yesung había peleado durante todo el
camino hacia el pueblo Apolita que protegía a la entidad misteriosa que había
matado violentamente a su gente.
Yesung había llegado sólo una hora después de la puesta
de sol. Como era típico, los Apolitas habían hecho sus casas bajo tierra. Las
catacumbas habían sido oscuras y muy frías y completamente faltas de cualquier
alma.
Mientras registraba los corredores y los cuartos de la
guarida subterránea, descubrió que no había ningún Apolita o familias de Daimon
presentes, sólo prueba que ellos habían partido apresuradamente.
En un cuarto, encontró a una mujer con un niño que
lloraba. Ella lo miró con la boca abierta.
—No te lastimaré –le dijo.
Ella comenzó a gritar por ayuda.
Yesung había salido de la casa y había cerrado la puerta.
Sus pensamientos habían estado enfocados en una sola
persona. Thanatos.
La cosa que el Spathi le había dicho que había sido
enviada por Artemisa para matar a todos los Cazadores Oscuros. Ella, que había
sido su creadora los había traicionado y había creado a un monstruo invencible.
A menos que él lo detuviese primero. Había odiado a
Artemisa entonces. Odiado no sólo por haber creado a Thanatos, sino por desatar
algo así en el mundo sin advertir a nadie.
Al moverse a través de las catacumbas, Daimons y Apolitas
lo atacaron. Él los peleó, matando a cualquiera que se le acercara con una
espada. No, a él no le había importado si era un Daimon o Apolita. No había
tenido importancia.
Sólo importaba su venganza.
Él había encontrado a Thanatos más abajo, en uno de los
corredores más largos. Él estaba con una docena de su gente en una cámara donde
los Apolitas almacenaban géneros.
Yesung había contado cinco Apolitas allí y ocho Daimons.
Pero lo que lo había detenido fue la única mujer Apolita
que había estado parada al lado de Thanatos. Ella estaba vestida como los
Spathis y estaba dispuesta a pelear.
Thanatos le había sonreído malvadamente.
—Vean —él había dicho a los Apolitas y Daimons que
estaban allí. —Él es solo uno y nosotros somos muchos. El Cazador Oscuro no es
tan feroz. No puede combinar su número sin debilitarse. Lo podemos matar tan
fácilmente como nosotros a él. Perforen su marca y él morirá como el resto de
ustedes.
Entonces lo apresaron.
Yesung había tratado de abrirse paso a la fuerza a través
de ellos. Pero habían peleado con más fuerza de la que él alguna vez hubiera
encontrado antes. Era como si sacaran poder de Thanatos.
Lo habían alcanzado y lo habían tirado al suelo mientras
le rasgaban las ropas tratando de encontrar su marca.
Él ya estaba herido por peleas previas. Debilitado por su
hambre. No evitó que peleara con todo lo que tenía.
—¡Él no tiene la marca de Artemisa! —uno de ellos había
alzado la voz.
Me encanta Simi...ella toda literal ~
ResponderEliminarAw~ yo quiero una así, pero niño~ XD jajaja
Ahhh yo sabia que Yeye no era tan malito~ por eso Wokiee~ lo hara suyo y no lo dejara ir~ <3
Si es inocente mi lindo yeye y simi ya te quiero mas
ResponderEliminarYa sabia yo que era inocente y que la perra como le dice Simi era culpable, aun no entiendo bien porque Artemisa mando a ese Thanatos a matar a los dark Hunters, para que?, y porque Yeye no tiene la marca de ella?, aun hay muchos misterios que resolver, que pasara ahora.....esta genial.
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