Ryeowook se despertó por una explosión. Su falta de vista
momentáneamente lo dejó estupefacto hasta que se percató que había sido sacado
de su sueño narcotizado. ¿Si no, cómo?
Ambos, Yesung y él debían dormir al menos otro día más. Podía
decir por los sonidos y la posición vertical de su cuerpo, que ya no estaba en
la cama.
Se sentía como en el coche de alguien.
—¿Yesung? —preguntó con vacilación.
—No, señor –dijo una profunda voz con un arrastrado
acento sureño. —Mi nombre es Jongjin.
Su corazón martilló.
—¿Dónde esta Yesung? ¡N!
Una mano tocó su brazo confortantemente.
—Tranquilo, querido. Todo va a estar bien.
—¿En dónde está mi lobo?
Por la forma en que el aire frente a su cara se movía,
podía decir que Jongjin estaba moviendo su mano a pocos centímetros de la punta
de su nariz.
—Sí, soy ciego —dijo irritado.
—Dígame donde esta N.
—Es la cosa peluda a sus pies.
Ryeowook dejó escapar un pequeño suspiro de alivio, pero
eso era sólo la mitad de su preocupación.
—¿Y Yesung?
—Lo dejamos atrás.
—¡No! –dijo, su corazón martillando otra vez. —Se supone
que no debo dejarlo.
—No tuvimos otra...
Ryeowook no escuchó el resto de su declaración. Estaba
demasiado ocupado tratando de abrir la puerta del coche.
Una mano firme la jaló hacia atrás.
—Whoa, señor, qué lo que estoy haciendo aquí es
peligroso. Tengo que llevarlo lo mas lejos que pueda de la cabaña. Confíe en
mí, si alguien puede manejar esto, es Yesung.
—No, no puede –dijo, tratando de ponerse de pie. —Tengo
que regresar con él. Si alguien se entera que no estoy con él, entonces está
muerto. ¿Entiendes?
—Señ...
Apartó su mano.
—Thanatos será enviado tras él. Tengo que regresar.
—¿Usted sabe de Thanatos?
Ryeowook extendió la mano, tratando de encontrar la boca
de Jongjin para tratar de tocar colmillos.
Él esquivó su mano.
—¿Trabaja para Shindong? —preguntó.
—¿Lo hace usted?
—Contéstame. ¿Es uno de sus… hombres?
Él vaciló antes de contestar.
—Sí.
Ryeowook suspiró de alivio. Gracias a Zeus por los
pequeños favores.
—Soy el juez de Yesung. Si lo dejo sin acompañante
entonces Artemisa llamará a Thanatos para matarlo.
—Odio darle la noticia. Ella ya lo hizo. Justamente los
dejé a los dos en su casa para el altercado.
La cabeza de Ryeowook daba vueltas. ¿Cómo podía ser eso?
—¿Está seguro que era Thanatos?
—Eso es lo que él dijo y después de la forma en que eliminó
a uno de nosotros, yo tiendo a creerle.
Ryeowook se sintió enfermo por las noticias. Esto no
podía estar ocurriendo. ¿Por qué Artemisa violaría el acuerdo?
Sabía que Artemisa había estado ansiosa por un veredicto,
pero así y todo...
—Debe llevarme de regreso. Yesung no lo puede matar.
Ninguno de ustedes puede.
—¿Que quiere decir?
—Sólo Shindong tiene el poder de matar a Thanatos. Sólo Shindong.
Ninguno de ustedes tiene una posibilidad en contra de él.
Jongjin maldijo.
—Bien. Aférrese y pido a Dios que usted este equivocado,
señor.
Ryeowook sintió a N moviéndose mientras Jongjin giraba el
coche en un movimiento que le recordaba a un juego de parque de diversiones.
—Shhh, N –dijo, agachándose para tocarlo y apaciguarlo.
—¿Dónde estamos? ¿Qué sucedió?
Lo sintió moverse ligeramente para contemplar a Jongjin.
Dejó escapar un gruñido bajo.
—¿Y quién diantre es este refugiado de Por un Puñado de
Dólares?
—Él es un amigo. Así que sé agradable.
—¿Agradable? Bien. No lo morderé. Por ahora —. N se echó
apenas para atrás. —¿Por qué estoy en un camión? ¿Cómo llegue aquí? ¿Y por qué
mi cabeza parece que esta a punto de explotar?
—Te drogué.
Ryeowook tuvo la clara sensación que N estrechaba sus
ojos y descubría sus dientes.
—¿Tu qué?
Se sobresaltó ante la cólera en su voz.
—No tuve alternativa. Pero grítame más tarde. Tenemos un
problema ahora mismo.
—¿Y es?
—Thanatos anda suelto. Y él ya va tras Yesung.
—Bien, el Dayslayer tiene gusto.
—¡N!
—No lo puedo remediar. Sabes que no me gusta esa bestia
psicótica.
Suspirando, enterró la mano en el pelaje de N y usó sus
ojos como suyos. Él trepó a su regazo a fin de poder mirar por la ventana.
Después de algunos kilómetros, reconoció el paisaje al
acercarse a la cabaña. Pero lo que le asustó fue la vista de un enorme fuego a
lo lejos.
Jongjin maldijo y aceleró.
Mientras se acercaban, vio su cabaña ardiendo. Había una
sombra delante de ella, pero no podía decir si era Yesung o Thanatos.
Aterrado, contuvo su respiración, esperando que fuese Yesung
el que estaba vivo. No fue hasta que Jongjin paró que pudo decirlo con
seguridad.
Quedó débil por el alivio. Yesung estaba silueteado por
el fuego. Soltando a N, abrió la puerta y corrió hacia donde lo había visto.
Ryeowook no tenía idea de cómo había sobrevivido a
Thanatos o dónde estaba el Ejecutor. Todo lo que tenía importancia era
acercarse a Yesung. Quería tocarlo, asegurarse que no estaba herido.
A mitad de camino, un espantoso grito masculino estalló
en el aire. Ryeowook se deslizó hasta frenar, en tanto intentaba precisar de
donde venía.
Escuchó la nieve crujiendo al lado suyo y asumió que era Jongjin,
dirigiéndose hacia Yesung. N apareció desde atrás y olfateó su mano con su
bozal.
No parecía haber venido de ninguno de ellos. Entonces de
repente, hubo una explosión.
Se dejó caer en sus rodillas y usó a N para ver qué
ocurría.
Su casa había explotado. Fuego y escombros se dispararon
en el aire, mezclándose ominosamente con la aurora boreal.
Surgiendo del centro de los llameantes restos apareció
Thanatos. Intacto, sin heridas.
Ni siquiera su pelo estaba chamuscado. Era una visión
horrenda.
Yesung maldijo.
—¿No te mueres nunca?
Thanatos no contestó. En lugar de eso, se movió para
pegar un puñetazo a Yesung que evadió el golpe y asestó uno de regreso.
Jongjin se movió hacia Ryeowook.
—Yo debo llevarlo...
Comenzó a correr antes que Jongjin terminara la frase.
—N –llamó. —Ataca.
—¡Al diablo! –dijo bruscamente N. —Puedo ser tu guardián
pero esa es la mascota de Artemisa. No lo puedo matar. Tendría suerte de
desconcertarle. Y tu sabes lo que las personas hacen a los lobos heridos… les
disparan.
Ryeowook se aterrorizó. No podía ver. Solo podía oír los
gruñidos del hombre peleando, el sonido de carne golpeando carne.
Alguien lo agarró y lo tiró al suelo, luego cubrió su
cuerpo con el suyo.
—¡Detente! –dijo Yesung, enojado.
Comenzaron a rodar, luego lo levantó y lo llevó hacia
adelante.
—¿Que sucede? –preguntó, mientras él lo hacía avanzar.
—No mucho —dijo él en un tono aburrido pero jadeante. —Un
idiota invencible trata de matarme. Y tú se supone que no deberías estar aquí
—, lo soltó.
—Sácalo de aquí, Jongjin.
—No puedo.
Yesung frunció los labios. Si él fuese capaz de afrontar
la disminución de sus poderes, le habría pegado un porrazo a Jongjin por eso.
En lugar de eso, todo lo que podía hacer era formar
remolinos alrededor para enfrentar a Thanatos que lo asechaba implacablemente.
—¿Qué ocurre, Yesung? ¿Estas asustado de morir?
Él bufó mientras empujaba a Ryeowook hacia Jongjin.
—Morir es fácil. Vivir es lo difícil.
Thanatos hizo una pausa como si las palabras lo cogieran
por sorpresa.
Eso le dio a Yesung justamente la oportunidad que
necesitaba. Jalando la daga Daimon de la funda oculta, dentro de su bota, se
arrojó hacia adelante y la incrustó en el pecho de Thanatos, donde una mancha
que parecía de tinta debería haber estado. Normalmente el golpe soltaría las
almas humanas atrapadas dentro del cuerpo del Daimon. La fuerza de su salida
usualmente era la suficiente para despedazar al Daimon, causando su
desintegración instantánea.
Esta vez, no surtió efecto.
Thanatos arrancó la daga y se dirigió hacia él.
—No soy un Daimon, Dark Hunter. ¿No lo recuerdas? Fui un
Apolita hasta que te encontré.
Yesung frunció el ceño.
Thanatos lo agarró por el cuello y lo mantuvo apretado.
—¿Recuerdas que asesinaste a mi esposa? ¿A mi villa, que
destruiste?
Los recuerdos relampaguearon en su mente. Yesung no vio
más que su propia villa. No, Un Momento. Él recordó algo...
El destello de un Daimon invencible, pero no era el
hombre que estaba enfrentando.
Este tenía ojos brillantes, rojos. No, ése había sido
alguien más.
Sus pensamientos regresaron a Nueva Orleáns. A...
¿Por qué no podía recordar?
Recordaba a Lee Sungmin en el cuarto del almacén con él
mientras les decía a Dionisio y a Camulus que se metieran sus órdenes por el
culo, y luego la siguiente cosa que recordaba era que dejaba a Shindong en la
abarrotada calle.
Un relámpago pasó a través de su cabeza. Vio algo...
¿Era Shindong?
¿Era él mismo al que veía?
Yesung luchó para poner los recuerdos en orden.
Oh, jódete. El único recuerdo que necesitaba era éste.
Golpeó con la rodilla a Thanatos, en la ingle.
El Daimon se dobló en dos.
—Muerto o vivo las pelotas todavía duelen cuándo son
pateadas, ¿uh?
El Daimon siseó y maldijo en respuesta.
Yesung golpeó con sus puños la espalda de Thanatos.
—Si alguien tiene cualquier sugerencia de cómo matar a
este tipo, soy todo oídos.
Jongjin sacudió su cabeza.
—No tengo dinamita. ¿Tienes algún explosivo?
—No conmigo.
Thanatos se
enderezó.
—Di muerto, Dark Hunter.
—Bien. Muerto, pero ¿por qué no tú? —. Yesung agachó su
cabeza y lo embistió. Trabaron sus brazos y golpearon la tierra.
Thanatos se levantó sobre él y abrió de un tirón su
camisa. De la forma que movía sus manos, Yesung podía decir que andaba buscando
la marca del arco y flecha que Jongjin había mencionado.
—Sorpresa, estúpido, Mamá se olvidó de contarte algunas
cosas sobre mí.
A lo lejos, Yesung oyó acercarse un motor. Oía el
ronroneo sobre el sonido de Jongjin urgiendo a Ryeowook a irse y la negativa de
Ryeowook mientras N ladraba y lo empujaba.
Repentinamente, una máquina de nieve vino volando en el
mismo momento que Yesung se separaba de Thanatos.
—¡Agáchate, rápido!
Yesung no reconoció la voz, y en otro momento no hubiera
obedecido, pero ¿qué diablos? Estaba cansado de que este Daimon le patera el
trasero.
Golpeó la tierra y rodó del lugar mientras la máquina de
nieve verde oscuro volaba encima de él. El hombre estaba vestido de negro con
un casco negro. El recién llegado dio un patinazo para frenar y sacó una
pistola.
Un destello de luz brillante atravesó la oscuridad. La
llamarada golpeó a Thanatos en el centro de su pecho e hizo volar al Daimon.
Thanatos rugió.
—¡Cómo te atreves a traicionarme! Eres uno de los
nuestros.
El hombre pasó una pierna sobre la máquina de nieve y
recargó su brillante pistola mientras se dirigía hacia donde yacía Yesung
todavía sobre la tierra.
—Bien –dijo él amargamente. —Deberías haberlo pensado
antes de deshacerte del escudero —, el recién llegado disparó el arma y golpeó
otra vez a Thanatos. —Él era el único de ellos al que podía aguantar.
El extraño alcanzó a Yesung y lo ayudó a parase. Se quitó
el casco y se lo dio a Yesung.
—Toma al joven y vete. Apúrate.
Al minuto que cruzó la mirada del extraño lo reconoció.
Éste era el único Cazador Oscuro que él había conocido
que era todavía más odiado que él.
—¿Tao?
El Apolita Cazador Oscuro asintió.
—Vete –dijo, volviendo a cargar. —Soy el único que lo
puede mantener alejado, pero no lo puedo matar. Por el bien de Apolo, que
alguien contacte a Shindong y le diga que el Dayslayer está suelto.
Yesung corrió hacia Ryeowook.
—¡No! —rugió Thanatos.
Yesung vio la explosión antes que dejase la mano de
Thanatos. Guiándose por su instinto, se volvió hacia Spawn. Había evadido la
explosión, pero había golpeado al lobo de Ryeowook.
El animal aulló, luego cambió de lobo a hombre y de
vuelta a lobo.
Yesung se paró en seco al percatarse que la mascota de Ryeowook
era un Were Hunter Katagari.
¿Ahora, por qué un joven ciego con un acompañante
Katagari alojaría a un Cazador Oscuro perseguido?
—¿N? –llamó Ryeowook.
Jongjin corrió hacia el Katagari para mantenerlo cubierto
mientras Yesung iba hacia Ryeowook.
—Tu were amigo fue destruido, joven príncipe.
El miedo revistió su frente.
—¿Está bien él?
Yesung lo alzó y lo llevó hasta Jongjin, luego maldijo en
tanto se daba cuenta que Jongjin no podría cuidar de Ryeowook y el lobo a la
vez. Después de una explosión de energía, el Katagari brillaría
intermitentemente de una forma a otra por algún tiempo.
Jongjin luchaba para llevar al hombre lobo a la seguridad
de su Bronco. Tan pronto como pudo, Jongjin partió.
Yesung puso el casco en la cabeza de Ryeowook.
—Parece que somos solo tú y yo, joven príncipe. Sin duda
vas a desear que te hubiera dejado aquí con el Daimon.
Ryeowook vaciló ante la cólera y el odio que escuchó en
el tono de voz de Yesung.
—Confío en ti, Yesung.
—Entonces eres un tonto.
Tomó su brazo y lo condujo lejos, por lo que Ryeowook ya
no pudo escuchar a Tao y Thanatos.
Lo ayudó a subirse a la maquina de nieve. Esperó que la
condujera lejos del sonido de la pelea. En lugar de eso, fueron hacia allí.
Ryeowook se cubrió la cara instintivamente mientras algo
colisionaba cerca de ellos.
—Móntate –dijo Yesung bruscamente. —Apresúrate.
Sintió hundirse el asiento, luego se alejaron rápidamente
de todo el ruido. El corazón de Ryeowook golpeaba mientras esperaba que alguna
otra cosa ocurriera. Después de lo que pareció horas, pero que debieron de ser
unos pocos minutos, Yesung detuvo la maquina de nieve.
Otra vez sintió movimiento en el asiento, como si alguien
se bajara. Puesto que los brazos de Yesung todavía lo rodeaban, asumió que
debía ser Tao.
—Gracias –dijo Tao. —Nunca esperé que Yesung de Moesia
viniera a rescatarme.
—Ídem, Tao. ¿Desde cuándo los Daimons se oponen a los
suyos?
La voz de Tao destilaba veneno.
—Nunca fui un Daimon, romano.
—Y yo nunca fui un jodido romano.
Tao rió amargadamente.
—¿Tregua, entonces?
Sintió a Yesung indeciso detrás de él.
—Tregua —. Yesung pareció dar la vuelta y mirar en la
dirección de la que habían venido. —¿Tienes alguna idea qué es esa cosa que
viene tras de mí?
—Creo que Terminator. La única diferencia es que él tiene
la aprobación de Artemisa.
—¿Que quieres decir?
—Mi gente tiene una leyenda del Dayslayer. Dice que
Artemisa escogió a uno de los nuestros para ser su guarda personal. Más amado
que cualquiera de su gente, el Dayslayer no tiene vulnerabilidad conocida. Una
vez que él es desatado, su meta es destruir Cazadores Oscuros.
—¿Me estas diciendo que él es el Hombre de la Bolsa?
—¿Dudas de mí?
—No. No después de lo que he visto.
Ryeowook oyó a Tao dejar escapar un largo suspiro.
—Oí que Artemisa había llamado a una cacería de sangre
por ti. Creí que sería Shindong quien te mataría.
—Bien, confía en mí, aún no he sido ejecutado.
Necesitarán más que esa cosa para vencerme —Yesung hizo una pausa. —¿Sólo por
curiosidad, qué están haciendo todos ustedes aquí de todos modos? ¿Shindong
llamó a una reunión y no me invitó?
—Joon vino porque estaba persiguiendo a un grupo de
Daimons. Yo vine porque sentí el llamado.
—¿El llamado? –preguntó Ryeowook. Con toda sinceridad,
sabía muy poco acerca de los Apolitas y Daimons. Ese era el dominio de Apolo y
Artemisa.
—Es como un faro emitiendo luz –explicó Tao, —y es
irresistible para cualquiera con sangre Apolita. Puedo sentir a Thanatos aún
ahora gritándome. Creo que la única razón por la que puedo resistirlo es porque
soy un Dark Hunter. Si no lo fuera… Digamos que estás a punto de experimentar
un infierno, de un modo espeluznante.
Yesung se burló.
—Lo dudo. ¿Entonces, cómo lo mato?
—No puedes. Artemisa lo hizo a fin de que él pudiera
rastrearnos y apresarnos. Él no tiene ninguna vulnerabilidad conocida. Ni
siquiera la luz del día. Aún peor, él destruirá a cualquiera que trate de
refugiarte.
Refugiarlo.
Otra vez, la mente de Yesung recordó su villa. A la
anciana mujer que murió en sus brazos...
¿Qué estaba tratando su cerebro de decirle?
Tao se burló.
–Todavía vives,
así que obviamente la respuesta es no. Aun así...
Yesung se bajó de la maquina de nieve.
—Ten, lleva a Ryeowook y...
—¿No me has escuchado, Yesung? No lo puedo llevar.
Thanatos lo matará por haberte albergado. Él estará muerto si lo dejas.
—Él estará muerto si se queda conmigo.
—Todos nosotros tenemos problemas y él es el tuyo. No el
mío.
Ryeowook tuvo la clara impresión que Yesung tiraría por
los aires a Tao.
—Ni en tu mejor día, griego –dijo Spawn confirmando su
sospecha. Yesung se sentó otra vez en la maquina de nieve.
—¿Hey, Yesung? –preguntó Tao.— ¿Tienes un teléfono
celular contigo?
—No, se perdió con la casa.
Ryeowook oyó los pasos de Spawn golpeando ruidosamente la
nieve mientras regresaba a ellos.
—Toma esto y llama a Shindong cuando estés a salvo. Tal
vez él pueda ayudarte con el joven.
—Gracias –el tono de la palabra fue más de beligerancia
que de gratitud.
—¿pero qué vas a hacer sin teléfono y sin vehículo?
—Congelar mi trasero completamente —. Hubo una pequeña
pausa. —No te preocupes por mí. Te aseguro que estaré bien.
Los brazos de Yesung lo rodearon otra vez. Lo escuchó
encender el motor otra vez.
—¿Adónde vamos?
—A subir por un arroyo de mierda, sin remos.
—Bien, —Ryeowook dijo con un tono igual de sarcástico
—espero que tengas un mapa. Nunca he estado antes allí.
—Confía en mí, lo conozco como la palma de mi mano.
Estuve viviendo ahí la mayor parte de mi vida.
Inseguro si debía reír o gemir, Ryeowook se agarró rápido
al tanque frente a él mientras Yesung aceleraba la máquina de nieve al máximo.
Oh maldicion?, estas metidos en un gran lio sigo pensando que lo de la villa es responsabilidad es de Artemisa, hay algo muy raro en ese ataque que Yesung no recuerda y esta oculto para todos....gran capitulo que pasara cuando Yesung se entere de quien es Reywook.
ResponderEliminarSi TAO que lindo ese joven si me gusta. La verdad ya quiero saber como yeye la gana a thanatos
ResponderEliminarY yo que pensé que Yesung ya se había desecho del maldito ese de Thanatos y resulta que ningún Dark Hunter puede hacerlo, menos mal que el otro cazador oscuro llego a ayudarlo, aunque ni así pueden matar a Thanatos. Me dio penita N al menos JongJin está con él y Wookie sigue con Yesung, claro que ahora que Yesung sabe que N es un were hunter supongo que va a querer saber porque está con RyeoWook.
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