Volver a Amarte- Capítulo 30




Siwon se metió en el Land Rover de Hyukjae. Un grupo de periodistas se abalanzó sobre él en un intento por conseguir una declaración.

Pegaron las cámaras a las ventanillas, y también los micrófonos, en busca de un comentario.

Siwon bajó la cabeza y se frotó las sienes mientras Hyukjae se alejaba de la comisaría. Se sacó el móvil del bolsillo y llamó a Tiffany.

—Siwon, me alegro de que hayas llamado. La prensa me está acosando.

—Sin comentarios, Tiffany. Redacta una circular para todos los empleados. Nadie va a hablar con la prensa. Y me refiero a nadie. Mándamela por fax a casa antes de enviarla.

—La prensa está acampada en tu jardín delantero, Siwon —le dijo Hyukjae.

—Joder. Mándamela a casa de Hyukjae, Tiffany. Estaré allí un tiempo.

—Bien —dijo ella—. ¿Has terminado en el centro?

—Por ahora. —El asco se le asentó en el estómago al pensar en las acusaciones que habían hecho los detectives—. Necesito que me consigas las cintas de seguridad del aparcamiento del edificio. Alguien usó mi coche la semana pasada sin mi permiso.

—Puedo hacerlo. ¿Estás bien?

—Estoy bien. —Se desentendió de su preocupación—. Encuentra a Woollim por mí. Necesito que se ocupe de esto.

—Lo encontraré. No te preocupes, Siwon.

«No te preocupes. Claro, claro», se dijo. Como si fuera posible a esas alturas. Cerró el móvil. Apoyó el codo en la puerta y se frotó la cabeza, donde sufría un dolor palpitante.

—¿Dónde está Heechul? — preguntó sin mirar a Hyukjae.

—En casa de Donghae. —Titubeó —. Siwon, sabe lo de Jin.

Cerró los ojos al escucharlo e inspiró hondo para calmarse. Se imaginaba perfectamente lo que pasaba por esa cabeza tan terca. Debería habérselo dicho antes. No debería haber esperado.

—¿Y los niños? —preguntó.

—Mis padres los han llevado a mi casa para que no tuvieran que lidiar con los periodistas.

Asintió con la cabeza.

—Primero tengo que hablar con Heechul.

—Lo supuse. Está cabreado.

—Sí, ya me lo suponía.

—Siwon...

—Ahora no, Hyukjae. Te lo explicaré todo después de ver a Heechul.

Cuando llegaron a casa de Donghae, Siwon salió del coche y subió corriendo los escalones de entrada. Abrió la puerta y vio que Donghae estaba al teléfono. Lo saludó con una mano.

—Te llamo después. —Colgó y miró a Siwon y después a Hyukjae, que estaba justo detrás de él—. Acabo de hablar con Tiffany Hwang. Ha encontrado a Woollim.

—Lo llamaré después. —Siwon echó un vistazo a la estancia vacía —. ¿Dónde está Heechul?

—En el patio trasero. —Cuando hizo ademán de pasar junto a Donghae, esta le colocó una mano en el brazo—. Siwon, he hecho todo lo que he podido.

Le dio un apretón en la mano.

—Lo sé.

Heechul estaba de pie en el borde del porche, de espaldas a la puerta, cuando él salió. El deseo de abrazarlo le quemaba las manos y eliminar con sus caricias la tensión y la preocupación que irradiaba su cuerpo.

Ojalá que lo que él quería y lo que Heechul necesitaba fueran lo mismo. Desterró el miedo y se colocó detrás.

—Heechul.

Sus ojos relampaguearon cuando se volvió para mirarlo.

—Me mentiste.

El miedo se convirtió en pánico. Ya había llegado a una conclusión. Hizo ademán de abrazarlo antes de que pudiera alejarse.

—No, no me toques —gruñó entre dientes mientras intentaba soltarse.

—Por favor, deja que te explique.

Heechul lo empujó con todas sus fuerzas.

—No. ¡No!

Se le partió el corazón al escuchar sus palabras, unas palabras que le desgarraban el alma, pero no lo soltó. No podía. Lo estrechó con fuerza.

Su nombre brotó como un susurro estrangulado de labios de Heechul. Se le escapó un sollozo. Unos dedos temblorosos le cogieron la cara para poder besarlo. Fue un beso urgente, apasionado y desesperado.

El pensamiento racional abandonó su mente mientras se lo devolvía. Eso era todo lo que necesitaba. Solo lo necesitaba a él, durante el resto de su vida. Podía enfrentarse a cualquier desafío mientras él estuviera a su lado. Mientras creyera en él, en ellos, podría sobreponerse a cualquier cosa.

—No —murmuró Heechul contra su boca. Sus manos bajaron por su torso, empujándolo. Las lágrimas resbalaban por sus mejillas cuando por fin se apartó de su boca—. ¡No! ¡No me toques!

Una gélida ráfaga de aire lo envolvió cuando Heechul se apartó de sus brazos.

—Princesa...

Heechul extendió un brazo para que no se acercara.

—No me llames así. No tienes derecho a llamarme así.

Lo estaba perdiendo. El pánico lo abrumó por entero al tiempo que sentía una fuerte opresión en el pecho.

—Espera, por favor. Y escúchame.

—Sabías que Mithra no murió en el accidente aéreo. Y no me lo dijiste. ¡Lo sabías!. ¿Cómo pudiste mentirme?

Tragó saliva con fuerza al escucharlo.

—No estaba seguro. Lo sospechaba. Y sabía que si te lo decía, habrías ido en su busca.

—¿Así que me mentiste? ¿Por qué?

Se pasó las manos por el pelo mientras reprimía el resentimiento que sintió por la mención de Jin Mithra.

—Porque eres mi esposo, no el suyo. Te necesitaba conmigo. Necesitaba saber lo que sentías por mí antes de contarte lo que sabía. Me equivoqué, y fui muy egoísta, pero quería más tiempo. —Al ver que se quedaba boquiabierto, la desesperación se apoderó de él—. ¿No lo entiendes? No pensaba dejar que te acercaras a él después de lo que sabía que había hecho.

—Así que me dejaste creer una mentira. No confiaste en mí lo suficiente como para sincerarte conmigo.

—No. —No se estaba explicando bien. No lo entendía—. No es eso. No quería que te hicieran daño.

—Y esto es muchísimo mejor — se burló él. Se le oscurecieron los ojos—. Estabas trabajando con él.

—No. —Al menos en eso tenía que creerlo—. Te juro que no.

—¡No me mientas! Sé que estuvo en tu despacho. Sé que era socio de Woollim Pharmaceuticals. Tú compraste la empresa. Pensabas llevar el Amatroxin ante la FDA para que lo aprobara. Por Dios, ¿todo esto ha sido por dinero?

La opresión del pecho creció. La mera idea de que Heechul creyese algo de eso le dolía como si le clavaran mil puñales en el corazón.

—No sabía que el Amatroxin estaba relacionado con el Tabofren cuando decidí llevar a cabo la fusión. Tenía sospechas.

—¿Así que te lanzaste de cabeza? —Una carcajada seca brotó de sus labios—. ¿Estabas dispuesto a hacer cualquier cosa por conseguirlo?

—No. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de retirarlo del mercado. Sospechaba lo que Jin planeaba. Woollim tenía problemas. Habían invertido todo su dinero en ese fármaco. Intervine para asegurarme de que el Amatroxin no llegaba ante la FDA. Detuve el proceso justo después de comprar la empresa. En todo caso, perdí dinero con la transacción.

—¿De verdad quieres que te crea?

—Es la verdad. Por eso Jin se presentó en mi despacho. Se cabreó porque había parado el proyecto por segunda vez.

La incredulidad brillaba en sus ojos.

—¿Lo mataste? —le preguntó con voz gélida.

—No. —Cuando él apartó la mirada, apretó los dientes—. Pero lo habría hecho. De haber sabido lo que te hizo, le habría arrancado el corazón con mis propias manos.

Cuando volvió a mirarlo, deseó que viera la verdad en sus ojos.

—Haría cualquier cosa por ti.

—Cualquier cosa —susurró—. Incluso intentar encubrir todo este asunto librándote de Kwon Dahyun.

—No. —Hizo ademán de tocarlo, pero él retrocedió. Al dejar caer la mano, la frustración avivó su enfado—. ¿De verdad me crees capaz de eso?

—Alguien vio tu coche aquella mañana. En su casa. Antes incluso de que intentásemos hablar con ella. ¿Qué se supone que tengo que creer, Siwon? Me dejaste solo esa mañana. Dijiste que ibas a tu despacho, pero no lo hiciste.

—¿Y crees que me fui a matar a una mujer? —La incredulidad lo abrumó.

—Ya no sé qué creer. ¡Todo lo que creía cierto es una mentira!

Tuvo la sensación de que le estrujaban el corazón. No lo creía, no como necesitaba que lo creyera. Se estaba alejando, estaba erigiendo las barreras que él había conseguido demoler durante la semana anterior.

—No he matado a nadie, Heechul —dijo con un suspiro—. Aparqué en el garaje de la empresa esa mañana y caminé las tres manzanas que me separaban del despacho de un detective privado del centro. Alguien debió de usar mi coche mientras estuve allí.

—Muy conveniente, ¿no te parece?

—Es la verdad.

—¿Por qué fuiste a ver a un detective privado?

—Porque quería encontrar a Jin. Quería saber si él era quien estaba detrás de todo esto.
Necesitaba asegurarme de que no pensaba volver a hacerte daño.

Heechul se dejó caer en un banco del porche. Quería tocarlo, pero le había dejado muy claro que no quería que lo tocase.

—¿Vas a preguntarme también si manipulé los frenos?

—Sé que no lo hiciste —susurró.

Por fin. Sensatez. Se moría por abrazarlo, por consolarlo. Dio un paso al frente.

—Heechul...

—¿Quién lo mató?

—No lo sé.

Abrió los ojos llenos de lágrimas para mirarlo.

—¿No lo sabes o no quieres decírmelo?

—No lo sé.

—¿Tienes alguna idea?

—No.

Lo vio presionarse los ojos con las manos.

—Ya no sé qué creer.

Siwon se arrodilló delante de él y apoyó las manos, que le temblaban, en sus muslos.

—Créeme a mí. Cree en nosotros. Te quiero. Jamás haría algo que te perjudicara.

—¿Es que no lo entiendes, Siwon? —preguntó en un susurro —. Me has hecho daño. De la peor manera posible. —Unas emociones atormentadas brillaban en sus ojos—. Has hecho que me enamore de ti. Y luego me has arrebatado la confianza sobre la que se cimienta ese amor. ¿Cómo voy a creer lo me digas a partir de ahora?

Siwon se quedó sin aire en los pulmones. Lo quería. Su revelación era justo lo que quería oír desde el día que regresó a su vida, pero ni en sueños habría esperado que él dijera que no bastaba.

Heechul le apartó las manos y se puso en pie.

El miedo y el dolor le destrozaban el alma. Iba a perderlo si no hacía algo para remediar la situación. Se levantó y contuvo las lágrimas que le quemaban los ojos.

—Heechul, por favor.

Le vio secarse las mejillas.

—No puedo. Ni siquiera te conozco.

—Me conoces. Conoces todo lo importante. —Cuando Heechul echó a andar hacia la puerta, se le quebró la voz—. Por favor. No puedo perderte por segunda vez.

Él se detuvo con una mano en el pomo.

—No lo entiendes, Siwon. Ya me has perdido.



—Hyukjae, esto es ridículo.

Heechul dejó las mantas y una almohada en el sofá. Las olas rompían contra la orilla a la luz de la luna, al otro lado de las ventanas de su casa de la playa, pero ese sonido tan familiar no consiguió mitigar la desolación de su corazón.

Quería estar solo, regodearse en su desdicha. Sin embargo, tenía a un hermano sobreprotector que no pensaba darle un solo centímetro de espacio.

—Ni se te ocurra discutir conmigo sobre esto. —Tras colocar una sábana en el sofá, Hyukjae lo miró con el ceño fruncido—. No vas a quedarte solo ahora mismo.

La frustración se apoderó de él.

—No soy un niño. Puedo cuidarme solo.

—¿Por qué no dejas de discutir? Siempre fuiste una plasta cuando se te metía algo en la cabeza. —Dejó la almohada en un extremo del sofá antes de extender la manta.

—¿Te ha mandado Siwon?

—Me lo sugirió. Y le habría hecho caso si no lo hubiera decidido antes por mi cuenta.

Heechul soltó un suspiro frustrado.

—Ahora mismo necesito estar solo.

—No, no es verdad. —Se dejó caer en el sofá, se quitó los zapatos y se apoyó en el reposabrazos antes de subir los pies al sofá—. Necesitas hacer algo para no pensar en Siwon. Prepararme la cena seguro que te vale.

Heechul cerró los ojos e intentó reunir la exasperación que se merecía su hermano. En cambio, acabó escapándosele una carcajada temblorosa. Le apartó los pies y se sentó en el sofá.

Hyukjae se incorporó con una sonrisa, le pasó un brazo por encima de los hombros y se echó a reír.

—¿Ves como es mejor?

Tras enterrar la cara entre las manos, la carcajada se convirtió en un sollozo. Se le formó un nudo en el pecho al asimilar las consecuencias de lo que había hecho. Los sollozos lo estremecieron, y por mucho que lo intentó, no consiguió evitar que el dique se rompiera. Se rodeó la cabeza con los brazos, avergonzado, ya que una minúscula parte de su ser sabía que no se encontraba solo.

—Ay, mierda. —Hyukjae lo abrazó, pegándolo contra su pecho—. No pasa nada. Desahógate.

Sus lágrimas le empaparon la camiseta. Sorbió por la nariz e intentó volver la cabeza.
Hyukjae bajó la vista y agitó una mano.

—No te preocupes, úsala de pañuelo. 

Heechul intentó controlarse, inspiró hondo, pero solo consiguió empezar a llorar de nuevo.
Hyukjae le acarició el pelo.

—Te vas a poner bien. Tú desahógate.

¿Cómo podía dolerle tanto si solo habían pasado unas cuantas semanas? Un mes antes ni siquiera conocía a Choi Siwon. Ese día, su mundo se derrumbaba a su alrededor porque no podía tenerlo.

Y lo que más le dolía era saber que seguía deseándolo pese a todo lo que le había pasado, aunque conocía todas las mentiras y todos los engaños. Deseaba sus brazos a su alrededor.
Deseaba su cuerpo junto a él. Deseaba la familia que nunca había esperado, mucho menos soñado. En unas cuantas semanas, Siwon lo había trastocado todo. Y no sabía si alguna vez podría hacer que todo volviera a estar bien.

Consiguió calmarse de alguna manera. Se apartó de Hyukjae y comenzó a respirar hondo.
Su hermano le secó una lágrima del rabillo del ojo.

—Nunca te gustaron los estallidos emocionales.

Heechul sorbió por la nariz y se pasó una mano por la cara.

—Siguen sin gustarme. Te dije que quería estar solo.

—¿Qué hago? —le preguntó él en voz baja.

—Nada. Nadie puede hacer nada.

—Heechul, Siwon no es un mal típo.

—Lo sé. No quiero que te veas en medio de esto, Hyukjae. Sé que lo quieres.

—También te quiero a ti.

Las lágrimas afloraron de nuevo a sus ojos y se los cubrió con una mano.

—Lo sé —consiguió decir con voz débil.

—¿Hay alguna manera de que puedan arreglarlo? Salta a la vista lo mucho que lo quieres.

—Lo quiero. Demasiado. Pero a veces el amor no es suficiente.

El ceño fruncido de Hyukjae le hirió profundamente. Volvió a secarse la cara, desesperado por cambiar de tema.

—Hablando de relaciones... — Sorbió de nuevo por la nariz—. Donghae intentó despedirme hoy. Dijo que su conciencia no lo dejaba ser mi abogado porque se estaba acostando contigo.

Una sonrisa deslumbrante apareció en la cara de Hyukjae.

—¿Y qué le dijiste?

—Que no podía despedirme porque yo era el cliente. Y cuando empezó a discutir, le dije que si volvía a sacar el tema, te convencería para romper con él.

La sonrisa se ensanchó.

—¿Y qué te contestó?

—Se echó para atrás enseguida. Creo que está coladito por ti, Hyukjae.

Su hermano esbozó una sonrisa de oreja a oreja al tiempo que se recostaba en el sofá y entrelazaba los dedos por detrás de la cabeza.

—Vaya, vaya, vaya...

Al ver lo feliz que era su hermano, Heechul recordó lo infeliz que era él. Las lágrimas amenazaron con hacer acto de presencia una vez más. Había llorado más en las últimas semanas que en todo un año. Estaba harto de ser tan lloron. Se levantó y se secó la cara.

—Tengo que echarme un rato.

Hyukjae se levantó del sofá.

—¿Estarás bien?

Era una pregunta ridícula en ese momento. Acababan de destrozarle el corazón y todavía no tenía muy claro qué le había pasado. Pero como sabía que eso no era lo que Hyukjae quería escuchar, consiguió esbozar el asomo de una sonrisa.

—Sobreviviré. He aprendido a adaptarme a lo que me echen.



El viento azotaba la casa. Un rayo de luna se filtraba por los finos visillos del salón de Heechul, dándole justo en los ojos a Hyukjae. Se tapó la cara con un brazo para protegerse de la luz y soltó un taco. ¿Ya no había cortinas de verdad?

Toc. Toc. Toc.

Por el amor de Dios, ¿qué era eso? Se puso de costado y se cubrió con la almohada para bloquear el sonido repetitivo y la molesta luz. ¿Cómo conseguía dormir Heechul en ese sitio?

Toc. Toc. Toc.

Ni de coña iba a poder dormir con el dichoso ruido. Con un gemido frustrado, apartó la manta y se dirigió a la cocina. Las olas rompían contra la orilla. Apoyó una mano en la ventana y observó el patio trasero.

Toc. Toc. Toc.

La mosquitera de la puerta se abría y se cerraba por el viento. Abrió la puerta trasera, bajó descalzo los escalones y se echó a temblar por el frío aire nocturno. La arena le raspó los pies. Una ráfaga de aire le echó el pelo sobre la cara, recordándole que necesitaba cortárselo. 

La mosquitera colgaba de unas bisagras oxidadas,fue en busca de un gancho o algo. Incapaz de encontrarlo, se dijo que debía acordarse de arreglarlo por la mañana. Al menos, podría darle a su hermano una noche de sueño tranquila.

Escuchó que una rama crujía a su espalda. Su mano se quedó inmóvil sobre la madera. Se volvió. Vio una sombra a un lado. De repente, el dolor explotó en su cabeza antes de que pudiera seguir el movimiento.

—Hijo de puta. —Se agarró la cabeza e intentó subir un escalón antes de que todo se volviera negro.




2 comentarios:

  1. O___O
    me voy a volver loca!!!
    cada dia entiendo menos!!! ;___;
    Nooo!!! ahhh!!! que mal!!!
    todo esta mal! muy muy mal!

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  2. Eish....o sea....avientenle un balde de agua fria a Hee para que despabile.
    Si puede creer todas las suposiciones que se hace,pero no puede suponer que tal vez siwon le este diciendo la verdad??????
    además,quizás él no lo conozca al 100% con eso de la memoria y el drama,pero hyuk sí,ni en su hermano puede confiar?.........estas exagerando Hee
    Y toda esa terquedad nos lleva a esto.....ahora hyuk esta herido y quien sabe quien va a por Hee.....no pos así cómo....¬¬

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...