Volver a Amarte- Capítulo 29



Heechul pasó una página, señaló un párrafo con el bolígrafo y apoyó la barbilla en una mano. Estaba sentado en el suelo con las piernas estiradas. Tras doblar las rodillas, colocó un codo sobre una pierna y siguió leyendo.

Sulli, que estaba acostada en el sofá detrás de él, se removió.

—¿Qué estás leyendo? —le preguntó.

—Un artículo para el trabajo — contestó Heechul al tiempo que se subía las gafas por la nariz.

—¿Cómo se llama?

La curiosidad de su hija hizo que levantara la cabeza. Los moratones que tenía en la cara ya lucían un tono amarillento, pero aún estaba dolorida por el accidente. En ese momento, se encontraba en el sofá, leyendo un libro. El hecho de que quisiera estar en la misma habitación que él le arrancó una sonrisa. Le mostró el artículo


Heechul enarcó las cejas y contuvo una sonrisa. Era imposible que a Sulli le interesara el tema.

—Del petróleo sale la gasolina, ¿verdad?

—Ajá.

—Al tío Hyukjae seguro que le gusta ese artículo.

Heechul sonrió.

—Sí, seguramente.

Sulli se incorporó en el sofá.

—¿Necesitas algo? —le preguntó Heechul, que se levantó para ayudarla.

—No. Es que quiero enseñarte una cosa.

Heechul suspiró y dejó los papeles en la mesa. Sulli había decidido quedarse ese día con él en casa, en vez de salir de comprar con las abuelas o de ir a un partido de béisbol con Siwan y los abuelos. Siwon estaría en la oficina durante unas horas. De modo que estaban solos.

Y ese hecho hizo que se removiera, inquieto, en el suelo. Posiblemente estuviera cometiendo un error absurdo al albergar la esperanza de que Sulli y él por fin habían encontrado algo en común. Sin embargo, era lo que más deseaba que sucediera.

Sulli volvió con una revista en la mano.

—¿Qué es esto? —le preguntó Heechul después de aceptarla.

— Lo escribió mi appa.

Heechul tragó saliva mientras miraba la revista que tenía en la mano. En la página diecisiete había un artículo firmado por Choi Jungwoo.

Heechul sentía el escozor de las lágrimas en los ojos. ¿De verdad había escrito él ese artículo?

— Ojalá pudiera recordarlo.

Sulli guardó silencio. Y después dijo:

—Yo recuerdo muchas cosas.

—¿En serio?

—Sí. Te gustaba llevarme a tu despacho de la universidad y me dejabas jugar con el ordenador. Y también obligabas a papá a ir contigo de excursión a las montañas. A él no le gustaba.

Heechul se echó a reír y miró de nuevo la revista. Sulli la había guardado durante todo ese tiempo. Había memorizado las palabras, aun cuando posiblemente no las entendiera. Y acababa de compartirla con él. Las emociones lo abrumaron.

—Tu padre es un chico de ciudad.

En el rostro angelical de Sulli apareció una deslumbrante sonrisa.

—Eso es lo que dice el tío Hyukjae.

La sonrisa se esfumó

—A lo mejor algún día podemos ir de excursión a las montañas, como hacíamos antes.

La esperanza creció en el alma de Heechul. Ansiaba cerrar la brecha que le separaba de su hija, pero no quería hacer algo que le apartara de ella. Ese era un primer paso. Un paso gigantesco. Así que, en vez de abrazarla como ansiaba hacer, le dio un apretón en un tobillo.

—Me encantaría hacerlo.

Alguien llamó al timbre, y Sulli levantó la cabeza.
Heechul se puso en pie.

—Majestad, usted se queda en el sofá. Yo abro.

Al otro lado de la puerta había dos hombres muy trajeados.

—¿En qué puedo ayudarlos? — les preguntó.

El más alto de los dos se sacó una tarjeta del bolsillo interior de la chaqueta.

—Señor, soy el detective Park. Este es el detective Hang. Del Departamento de Policía de Seúl. ¿Es usted el señor Choi?

Heechul abrió la puerta del todo. El miedo le provocó un escalofrío en la espalda.

—En realidad, me apellido Kim. ¿Qué quieren?

El detective Hang lo miró con los ojos entornados.

—Lo he visto en el periódico.

—Exacto —comentó su compañero al reconocerlo también —. La conferencia de prensa. Es la persona que no recuerda su pasado.

Heechul dudaba mucho de que hubieran ido a casa de Siwon para hablar sobre la foto del periódico.

—¿En qué puedo ayudarlos?

—Tenemos que hacerle unas cuantas preguntas sobre el accidente en el que se vio involucrado el otro día.

El accidente. Por supuesto. Qué ridículo por su parte ponerse tan pronto a la defensiva. Se apartó y les hizo un gesto para invitarlos a pasar.

—¿Por qué no entran?

Los pasos de los policías resonaron sobre el parquet mientras la seguían hasta el salón. Sulli se sentó en el sofá.

—Detectives, esta es mi hija, Sulli. Sulli, estos caballeros van a hacernos unas preguntas sobre el accidente.

El detective Park se acercó al sofá.

—Bonita escayola. Cuando era pequeño no las había de colores. ¿Tienes muchas firmas?

Sulli se encogió de hombros.

—Todavía no tengo muchas — contestó.

—Te apuesto lo que quieras a que la tendrás llena de firmas dentro de nada. —El policía examinó las magulladuras de su cara—. Parece que diste unos cuantos tumbos. ¿Cómo te encuentras?

—Bien.

El detective Hang abrió un cuaderno de notas.

—Señor Kim, ¿podría decirnos dónde estuvo el martes?

—Pasé aquí toda la mañana. Siwon, Sulli y yo fuimos después al centro de la ciudad. Aparcamos en el garaje de la empresa de Siwon. Él se fue a trabajar y nosotros nos fuimos de compras andando.

—¿Cuánto tiempo estuvo alejado del vehículo? —preguntó el detective mientras anotaba algo.

—No estoy seguro. Tal vez unas horas.

—¿El señor Choi cogió el coche después de que lo dejaran en el garaje?

—No creo.

El detective siguió tomando notas.

—¿Sabía el señor Choi que iba usted a conducir el coche ese día?

—Sí. Sabía que tenía que llevar a Sulli a su entrenamiento de sóftbol y que después iría a recogerlo cuando acabara.

—Entonces ¿sabía que usted estaría solo en el coche?

Heechul entornó los ojos.

—Sí. ¿De qué va todo esto, detective?

Park se acercó a Hang y sonrió.

—Solo estamos confirmando ciertos datos contradictorios. ¿Vive usted aquí, señor Kim?

Heechul sintió un subidón de adrenalina.

—No exactamente. Está claro que me conocen por lo que ha publicado la prensa. Nos estamos tomando un tiempo para conocernos de nuevo.

—Por supuesto —replicó Park—. ¿Cómo describiría usted su relación con el señor Choi?

—No sabía que tuviera que describirla. —Esas preguntas tan imprecisas comenzaban a ponerlo nervioso—. ¿Qué tiene que ver esto con el accidente?

—¿Sabe que la compañía aseguradora del señor Choi está tratando de recuperar la cantidad que recibió su marido después de su supuesta muerte? — le preguntó Hang.

Heechul sintió un nudo en el estómago.

—No. Él no lo ha mencionado.

—Seguramente no quiera preocuparle. —Park sonrió de nuevo. Por algún motivo, su sonrisa hizo bien poco por calmar a Heechul.

—Señor Kim, ¿sabe a cuánto ascendía dicha cantidad? — le preguntó Hang. Al ver que Heechul negaba con la cabeza, enarcó una ceja—. Un millón de dólares.

Heechul abrió los ojos de par en par, incapaz de disimular el asombro.

—Es muchísimo dinero. Incluso para un hombre como Choi Siwon. Sobre todo, hace cinco años.

Heechul sintió el amargor de la bilis en la garganta. Consciente del rumbo que estaba tomando la conversación, se volvió hacia Sulli.

—Cielo, vete a tu habitación.

Sulli se levantó del sofá.

—Appá...

Heechul la instó a caminar hacia la escalera.

—No pasa nada. Yo subiré dentro de un minuto. —Esperó hasta que la vio doblar la esquina para apretar los dientes y enfrentarse a los policías—. Si están tratando de insinuar que Siwon tuvo algo que ver con el accidente...

—El conducto del líquido de frenos estaba perforado —le informó Hang.

—¿Cómo?

—Tenía tres agujeros. Demasiado alejados entre sí como para que los produjera una piedra. Esta mañana hemos sacado el coche del agua. Tuvieron mucha suerte. Si se hubieran caído al océano en cualquier otro punto del trazado de la carretera, se habrían ahogado antes de que llegaran para ayudarlos.

Heechul se sentó en el brazo del sofá. Alguien había manipulado los frenos. Alguien había tratado de hacerle daño de forma intencionada.

Y de hacerle daño a Sulli en el proceso.

—El líquido de frenos tardó bastante en agotarse, de ahí que en un primer momento usted no lo notara —añadió Park—. El responsable lo sabía.

—Señor Kim —terció Hang—, ¿condujo usted el coche del señor Choi el martes por la mañana?

Heechul tenía la cabeza hecha un lío de pensamientos confusos.

—No.

—¿Lo hizo el señor Choi?

—Mmmm... —¿Por qué le costaba trabajo pensar con claridad? El martes... El lunes durmió en casa de Siwon. En la habitación de invitados. Al día siguiente, salieron en busca de Kwon Dahyun. Después le hicieron el TAC. Cuando acabaron, fueron a su casa de la playa e hicieron el amor. Tragó saliva—. Sí. Creo que esa mañana salió y estuvo una hora en su oficina.

—¿Fue solo? —Creo que sí. No lo sé. Los detectives intercambiaron una mirada.

—¿Conoce a esta mujer? —le preguntó Hang, que le tendió una foto.

Heechul observó la imagen y negó con la cabeza.

—No. ¿Debería conocerla?

—Se llama Kwon Dahyun. La encontraron muerta ayer.

Heechul alzó la vista al instante.

—Un Audi azul oscuro idéntico al que hemos sacado de la bahía fue visto frente a la casa de Kwon Dahyun el lunes por la mañana sobre las nueve, la hora estimada de su muerte.

No. Esa información no era correcta. No habían salido tan temprano. Era imposible que llegaran a casa de Kwon Dahyun antes de mediodía. Tragó saliva, sin saber muy bien qué decir, ya que no quería darles demasiada información.

—Deben de estar equivocados.

Hang le entregó otra foto.

—¿Y a este hombre, lo reconoce?

Heechul abrió los ojos de par en par al ver la fotografía de Mithra. Sus ojos grises lo miraban desde la imagen. El miedo le provocó un nudo en la garganta.

—Sí. ¿Por qué?

—Jin Mithra era un socio pasivo de Woollim Pharmaceuticals, una empresa china que el grupo empresarial del señor Choi adquirió hace poco — contestó Hang con frialdad—. La semana pasada sacamos su cadáver de la bahía.



Heechul estaba apoyado en la encimera de la cocina de Donghae mientras se frotaba la cicatriz. El tiempo corría en silencio mientras el reloj que había sobre la cocina marcaba la hora. Solo escuchaba el retumbar de su cerebro.

Se tensó cuando Donghae entró en la estancia.

—¿Y bien?

Donghae soltó el teléfono inalámbrico en la mesa.

—Siwon y su abogado están en comisaría. De momento, están cooperando.

Heechul apoyó ambas manos en la encimera. Tenía la sensación de que le estaban despedazando el corazón. Todo lo que había creído hasta ese momento resultaba ser una mentira.

—Tiene uno de los mejores abogados del estado, Heechul. El interrogatorio no durará mucho. No lo permitirá.

—Dios, Dios —murmuró Heechul, incapaz de controlar el pánico—. Siwon sabía que Mithra no había muerto en el accidente aéreo.

Donghae se apoyó en la mesa de la cocina y cruzó los brazos por delante del pecho.

—Eso está por demostrarse. Lo que se puede demostrar es que la secretaria de Siwon vio a Mithra en su despacho el día anterior al accidente de Seúl. Y que Siwon parece ser la última persona que lo vio con vida.

Heechul cerró los ojos.

—¿Por qué? —susurró—. ¿Por qué no me contó la verdad?

—No lo sé. Pero hay más. — Cuando Heechul levantó la vista, Donghae cambió de postura—. Jin Mithra, alias Kim Mithra, y Kim Youngmin eran socios en la sombra de Woollim Pharmaceuticals, una empresa china con un listado de medicamentos muy reducido. SmCorp adquirió Woollim hace poco por una buena suma en efectivo, aliviando en gran medida sus problemas de liquidez. Con el apoyo de SmCorp, estaban a punto de buscar la aprobación de la FDA para el Amatroxin, basándose en una serie de ensayos clínicos supuestamente realizados en China.

—El Amatroxin es el Tabofren pero con otro nombre, ¿no? — preguntó Heechul, aunque ya sabía la respuesta.

—Todavía no hay pruebas, pero creo que sí. El detective chino con el que he hablado me mencionó que se habían recuperado documentos de la casa de Kim Youngmin en los que se hablaba de ambos medicamentos.

—Siwon conocía el posible nexo entre los dos. —Heechul inspiró hondo en un intento por contener las lágrimas provocadas por la rabia—. Se plantó en casa de Jung Changmin y fingió que no sabía nada del Amatroxin.

—Mithra desapareció justo después de que la fusión se llevara a cabo. La secretaria de Siwon dijo que escuchó cómo Siwon y Mithra discutían aquel día en su despacho, aunque no ha podido decir de qué iba la discusión.

Heechul dejó caer la cabeza.

—Creen que Siwon mató a Mithra. ¿Por qué? ¿Por dinero?

—El dinero es un motivo muy poderoso para algunos —repuso Donghae en voz baja—. Siwon podría dar la campanada si se aprobaba el Amatroxin. Mithra lo desarrolló, participó en el ensayo, pero si él desaparecía del mapa, el dinero iría al jefazo.

—Es imposible que creas eso — dijo Heechul, aunque sintió la bilis en la garganta.

—No, Heechul, no lo creo. Pero es lo que va a decir la policía.

—¿Y Kwon Dahyun? ¿Creen que la mató para encubrir los ensayos clínicos?

—Seguro que pueden relacionar a Kwon Dahyun con Mithra a través de la clínica privada. Intentar demostrar que Siwon quiso eliminar pruebas. Si se corría la voz de que se habían llevado a cabo ensayos clínicos ilegales en Corea, el Amatroxin nunca se aprobaría.

Heechul volvió a cerrar los ojos.

—¿Y el coche?

Donghae suspiró.

—Dirán que alteró los frenos a sabiendas de que estarías solo. Sin ti, él doblaría los beneficios. No tiene que devolver la indemnización del seguro de vida y nadie le preguntaría por el Tabofren. Tú eres la clave de todo esto, Heechul.

Unas cuantas horas antes, su futuro parecía brillante y prometedor. En ese momento, no estaba muy seguro de poder sobrevivir a la siguiente hora sin perder la cordura. Se abrazó con fuerza.

—Creo que voy a vomitar.

Donghae rodeó la encimera. Le puso las manos en ambos brazos a Heechul y dijo:

—Escúchame: la policía no puede acusar a Siwon de nada en este momento porque todo lo que tienen es circunstancial. Tú y yo sabemos que Siwon es incapaz de hacer algo así. Solo te estoy diciendo lo que el fiscal va a decir si la bola sigue creciendo. No lo que es verdad.

Heechul miró a Donghae a los ojos. Su cabeza y su corazón estaban librando una durísima batalla. El hombre del que se había enamorado era incapaz de cometer un asesinato, incapaz de participar en una conspiración, de borrar sus huellas. De serlo, significaría que estaba al tanto de su desaparición desde el principio. Y no podía creerlo. No después de todo lo que había compartido con él, de las emociones que le había hecho sentir en tan poco tiempo.

Sin embargo, en el fondo de su mente oía una vocecilla insistente que le decía que no conocía al verdadero Choi Siwon. El implacable hombre de negocios que había erigido un imperio farmacéutico no lo había conseguido siendo amable y cariñoso. Había cosas que Choi Siwon, el empresario, le había ocultado y lo sabía. ¿Estarían por fin saliendo a la luz?

Daba igual cómo lo considerase, las mentiras que llevaban rigiendo su vida durante cinco larguísimos años volvían a consumirlo.

Heechul movió la cabeza.

—Ya no sé qué creer, Donghae. Solo sé que no puedo confiar en él. No sé si podré volver a confiar en algo de lo que me diga.



3 comentarios:

  1. TT______TT
    Noooo que es todo este lió!!!
    noooo!!! ahh~ por que!!! tanta información y a un no la proceso!!!
    ahh! muchas preguntas sin respuesta!!!
    esto me va a sacar canas verdes!!!

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  2. Aca me huele a que alguien cercano a Siwon esta en todo esto, tambien a que Heechul seguro lo sabe o el antiguo Heechul, pero intuyo que esto ira mucho peor!

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  3. T___T
    No puede ser...o sea....NO
    En lugar de avanzar estamos retrocediendo.....intentar matar a Hee,y no solo a él,también a Sulli,eso ya es malo y despiadado.
    Y ahora vienen todas estas sospechas sobre Siwon,luego la repentina aparición de Mithra frente a Siwon,el bendito medicamento,los muertos "inesperados"....¿quien demonios esta haciendo todo eso?...¿quien?

    Lo "bueno" es que Sulli ya no siente una incomodidad por estar cerca de Hee....obviamente cuando creemos que todo "mejora",en verdad empeora.....¬¬
    Pocas personas en quien confiar y vienen estos a crear duda.

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...