Volver a Amarte- Capítulo 26




—¿Y por qué me sugeriste que me buscara un abogado?

Yunho suspiró.

—Quería ayudar. Me di cuenta de lo frustrado que estabas. Creía que si podías encontrar respuestas solo, si no me involucraba directamente, no causaría problemas darte un empujoncito. No sabía que el abogado que escogiste te iba a reconocer.

De modo que Heechul era el eslabón. Si no hubiera ido a Seúl, si no hubiera llamado a Donghae para concertar una cita, si Donghae no la hubiera reconocido, era muy posible que nada de eso hubiera sucedido. Que las mentiras hubieran seguido siendo la verdad.

Siwon miró a Heechul.

—¿Sabes si visitó alguien a Heechul en la clínica privada?


Changmin se mordió el labio.

—Hubo otro hombre, mayor, canoso, de complexión robusta. Y una mujer joven también fue a verlo una vez, al menos que yo recuerde. No estoy seguro de lo demás. Pero Heechul estuvo allí mucho tiempo.

Un hombre mayor y una mujer joven. Podrían ser cualquiera.

—Me temo que no soy de mucha ayuda —continuó Changmin en voz baja —. Mis recuerdos de esa época son muy vagos.

La rabia abandonó a Heechul y fue reemplazada por una decepción agotadora. Todo lo que había descubierto hasta el momento solo servía para aumentar su confusión. Estaba averiguando lo que había pasado, pero no el motivo.

—No. —Heechul parpadeó para reprimir las lágrimas de frustración —. Has sido de muchísima ayuda.

—Heechul. —Yunho rodeó el sofá.

De reojo, Heechul vio que Siwon tensaba los hombros y que bajaba los brazos en un gesto protector. Extendió un brazo para detenerlo y miró a Yunho.

—¿Qué?

—De haber sabido lo que pasaba, no me habría callado. Creía que Mithra era un buen hombre. Después de la conferencia de prensa que dieron el otro día, supe que tenía que encontrar el modo de contártelo todo. Que tenía que contarte lo que sabía. He intentado ponerme en contacto contigo desde entonces.

Tantas mentiras... Allá donde mirara, parecía haber una más, golpeándole en la cara. Ya no sabía en qué creer.

—Tengo que encontrar las respuestas, Yunho. No voy a parar hasta conseguirlo.

—No creo que eso sea una buena idea.

—No le va a pasar nada —lo interrumpió Siwon con firmeza desde la otra punta de la estancia—. Si alguien intenta hacerle daño, antes tendrá que pasar por encima de mí.

La advertencia implícita en sus palabras hizo que tanto Heechul como Yunho se volvieran hacia él. Siwon tenía un tic nervioso en el mentón. En sus ojos se podía ver las ansias de venganza.

Yunho asintió con la cabeza y miró a su esposo.

—Sé lo que sientes. Si podemos hacer algo, solo tienen que decírnos. Queremos ayudar.

Heechul sintió que el sudor brotaba en su espalda bajo la intensa mirada de Siwon. Era consciente de que hablaba en serio, de que mataría a cualquiera que fuese a por él.

Y por algún motivo que se le escapaba, saberlo lo asustaba mucho más que lo que se ocultaba tras la verdad.



—Llevamos una hora dando vueltas, cariño —se quejó Hyukjae desde el asiento del copiloto del todoterreno que Donghae había alquilado. Le dio la vuelta al mapa que llevaba en el regazo, leyó los carteles que veía en la calle y volvió a mirar el mapa—. No tienes sentido de la orientación.

Donghae lo miró con cara de pocos amigos. Aún le costaba creer que Hyukjae hubiera cambiado sus planes de trabajo y que se hubiera sumado a ese viaje sin esperar a ser invitado.

No solo lo estaba acompañando mientras buscaban la casa de Kim Youngmin en las afueras de Pekín, sino que también había esperado con paciencia a que él terminase con sus compromisos. Sin quejarse ni una sola vez. Sabía que se suponía que debía estar en el yacimiento del estrecho de la Reina Carlota, haciendo lo que fuera que hacían los ingenieros geólogos, pero cada vez que sacaba a colación el tema, él le daba largas y le decía que estaba donde se suponía que tenía que estar.

¿Qué hombre hacía eso?

«Uno que está coladito por ti.»

Se le aceleró el corazón y se le humedecieron las palmas de las manos contra el volante.
¿Un carro familiar? Estaba como una cabra, no cabía duda. El problema era que la idea no le parecía tan alocada como antes. Lo que quería decir que lo había arrastrado a su realidad alternativa y que él también estaba como una cabra.

—Vamos a hacer un trato —dijo, en un intento por no pensar en el futuro y en lo que iba a hacer con Lee Hyukjae. Si lo hacía, se pondría a gritar—. Si encuentro la casa en los próximos diez minutos, me acompañarás a la cinemateca y veremos Titanic, casualmente la tienen en cartelera 

—Por mí, bien. Me quedaré en el hotel.

—No nos alojamos en un hotel, cariño.

—No me lo recuerdes. Ya me jode el asunto. Mis planes de conquistarte por completo se van a la mierda una y otra vez.

¿Conquistarlo por completo? Ay, Dios. Este hombre era un problema muy gordo.

—De modo que me acompañarás a ver Titanic —dijo, que intentó cambiar de tema.

—Preferiría una muerte lenta y dolorosa a manos de una dominatrix sádica. —Sus labios esbozaron una sonrisa—. Mira, qué buena idea.

Donghae no pudo evitarlo: soltó una carcajada. Era la revolución hormonal personificada. Y que Dios lo cogiera confesado, porque le encantaba.

—Vamos, Hyukjae. —Enfiló una calle secundaria—. Ya hablaremos de tus fantasías después. 

Tenía los nervios destrozados cuando por fin subieron los escalones de entrada a la casa y llamaron al timbre. Se apartó el pelo de la cara y se enderezó la chaqueta.

—Déjame hablar a mí. No queremos asustar a Kim Youngmin a las primeras de cambio.

—Si usas ese tono tan frío y profesional conmigo con la lencería de cuero roja y un látigo en la mano, te haré caso sin dudarlo

Le dio un codazo en el esternón y Hyukjae siseó. Sin embargo, sus carcajadas resonaron por el porche y se le colaron por los pies hasta llegar al pecho, recordándole qué tenía Lee Hyukjae que le afectaba tanto. Si no se andaba con ojo, iba a ser su perdición.

—Dios, ¿a qué huele? —Hyukjae se tapó la nariz con una mano.

—No lo sé. —Donghae apoyó una mano en el cristal y miró a través de la cristalera lateral de la puerta. Había periódicos amontonados en una mesa antigua. Una manta de viaje estaba encima del respaldo de un sofá. Un trozo de pizza descansaba sobre un plato de papel en el extremo de la mesa. El polvo cubría las superficies de casi todos los muebles del salón. Una maleta cerrada estaba junto a la pared más alejada—. No parece que haya nadie en casa.

—Ya huelo el motivo.

Un mal presentimiento abrumó a Donghae. Bajó corriendo los escalones de entrada. Había un camino de piedras que rodeaba el lateral de la casa.

—¿Adónde vas? —le preguntó Hyukjae, que lo siguió.

Donghae pasó por debajo de un seto y abrió la portezuela lateral que daba acceso al patio trasero.

—Gura fue encontrado en su piscina.

—¿Qué? Para el carro. De repente, esto me da muy mala espina.

Donghae rodeó la casa antes de que él pudiera detenerlo. El hedor era más intenso en la parte trasera. Un gato salió disparado de detrás de un árbol y se perdió tras la casa. Puso los ojos como platos al ver el cuerpo, cuyos pies sobresalían por debajo de unos rododendros cerca del pórtico trasero. Tragó saliva, con fuerza.

—A mí también —replicó.

—¡Joder! —Hyukjae se plantó delante, bloqueándole la visión.



Jiwon, la madre de Siwon, se colocó un mechón de pelo castaño detrás del hombro y soltó una carcajada, tras lo cual esbozó una enorme sonrisa. La luz de las velas que adornaban la mesa se reflejaba en su cara.

—Así que Hyukjae se agarra a una piedra en lo alto del acantilado y Siwon se resbala.

Siwon vio que Heechul fruncía el ceño desde el otro lado de la mesa. El miedo que sentía por el hecho de tener que conocer a sus padres había ido disminuyendo conforme avanzaba la velada. Estaban todos sentados alrededor de la mesa del comedor, con los platos vacíos delante, mientras su madre contaba bochornosas anécdotas de su juventud. En cualquier otra situación, lo habría cortado de raíz, pero Heechul parecía muy interesada y, después de la tarde con Jung Changmin, supuso que necesitaba unos minutos de tranquilidad.

Aunque fueran a su costa.

Tras sentar a Sulli en su regazo, Siwon movió la cabeza.

—Monkey no cerró el sistema.

—¿Qué quieres decir? — preguntó Heechul con evidente curiosidad.

Heejin Lee rellenó las tazas de café.

—Quiere decir que Hyukjae no hizo un nudo de seguridad en un nudo de ocho doble, de modo que el cabo de la cuerda pasó sin problemas por el dispositivo de freno.

—Verás, es que Siwon nunca había escalado al aire libre antes — continuó Jiwon—. Solo había hecho escalada en recintos cerrados, así que cuando esto sucedió...

—Me acojonó —terminó él con absoluta seriedad.

Todos se echaron a reír menos Heechul.

—¿Qué hiciste? —Tenía la mirada clavada en la suya y la preocupación en esos ojos le resultó palpable.

Siwon sintió que le daba un vuelco el corazón.

—Había una grieta enorme a la altura de mi hombro —contestó—, así que metí el brazo, con el codo por delante, y clavé las puntas de las botas en la roca para frenar la caída. Descubrí que podía apoyar casi todo el peso del cuerpo en ese brazo, pero dolía horrores. Después, me dediqué a poner verde a Hyukjae.

—Así que ya sabes dónde aprendió mi niño todas esas palabrotas —añadió Heejin con una carcajada.

—Podrías haberte matado. — Heechul lo miró con los ojos como platos.

Cada vez que lo miraba con esa expresión tan dulce en los ojos, quería abrazarlo y perderse en esa ternura. Dado que los padres de ambos, y sus hijos, estaban sentados a la mesa, decidió que no era el mejor momento para hacerlo. Tendría que reservarlo para después, cuando estuvieran a solas. Cuando pudiera arrastrarlo a su dormitorio, cerrar la puerta y enseñarle lo mucho que significaba para él tenerlo en su casa.

—Claro, díganselo a Hyukjae — replicó en un intento por desterrar esa fantasía de sus pensamientos —. Estuvo a punto de darle un infarto hasta que conseguí llegar a la cima. Aunque fue lo más gracioso del mundo.

Lee Janghoon apoyó un codo en la mesa mientras bebía un poco de café.

—Si te lo cuenta Hyukjae, el acantilado no era tan alto. Siwon solo se habría partido una pierna, tal vez las dos, por la caída.

—Muchas gracias —le dijo Siwon.

Se escucharon más risas alrededor de la mesa. El teléfono sonó y Sulli se levantó de su regazo para contestar.

—Creo que esa fue la última vez que fuiste de escalada con Hyukjae — terció Kongsang, el padre de Siwon, al tiempo que acariciaba la espalda de Siwan, que estaba dormido contra su pecho.

—¿Qué quieres decir con eso de «con Hyukjae»? —Siwon cruzó los brazos por delante del pecho—. Fue la última vez que fui de escalada y punto.

Jiwon se inclinó para darle un beso en la mejilla a su hijo.

—Prefiero que tengas los dos pies en la tierra de todas maneras, cariño.

—¿Papá? —Sulli entró de nuevo en el comedor con el teléfono inalámbrico—. Es el tío
Hyukjae.

—Hablando del rey de Roma — masculló Siwon al tiempo que soltaba la servilleta en la mesa y se ponía en pie.

La conversación continuó a su espalda.

—Hola —dijo Siwon al aparato—. ¿Dónde estás?

—Donghae y yo estamos en Pekín.

Siwon apretó los dientes, miró a Heechul y después se dirigió a la cocina. Una vez allí, enfiló el pasillo hacia su despacho y cerró la puerta.

—Mira que le dije que no fuera allí.

—Siwon, si no me hace caso a mí, ¿por qué pensabas que te lo iba a hacer a ti?

Mientras se sentaba en el sillón que había delante de su escritorio, escuchó la voz de Donghae de fondo y el siseo de Hyukjae.

—Dile que deje de distraerte con malas artes para que puedas explicarme por qué están allí.

Se escuchó un intercambio de palabras que no captó antes de que la voz de Hyukjae se escuchara de nuevo con más fuerza.

—Hemos encontrado a Kim Youngmin. El forense cree que lleva muerto unos tres días.

—¡Me cago en la puta! —Justo lo que Siwon necesitaba oír. Levantó la cabeza de golpe al escuchar que se abría la puerta del despacho.

Heechul entró y cerró la puerta a su espalda.

—Pon el manos libres.

Mierda. No quería que escuchara eso en ese momento. No cuando por fin estaba perdiendo la expresión atormentada. Al ver que soltaba el aire pero no ponía el manos libres, Heechul se acercó a él e hizo ademán de cogerle el teléfono.

A regañadientes, pulso el botón.

—Hyukjae, voy a poner el manos libres. Heechul está aquí.

—¿Qué pasa?.

—Hemos encontrado a Kim Youngmin —repitió Hyukjae.

—¿Y?

—Y está muerto.

Los ojos de Heechul se oscurecieron. Y se quedó blanco. Siwon le dio un apretón en el muslo.

—¿La policía tiene alguna idea de lo que ha pasado?

—No —contestó Hyukjae—. Parece que le dieron un golpe en la cabeza con algo, pero todavía no han dicho cuál es la causa de la muerte. Los resultados de la autopsia no estarán hasta mañana.

Heechul enterró la cara entre las manos.

—También parece que solo llevaba unos días en Pekín. Todavía no había deshecho la maleta y el pasaporte indica que pasó por aduanas hace poco. — Hyukjae hizo una pausa— Siwon, tenía un ejemplar de un periódico de Seul que llevaba una foto de la conferencia de prensa en primera plana.

—Mierda —masculló Siwon.

—También tenía documentos acerca de una empresa farmacéutica china. Wo no sé qué más. Donghae está intentando engatusar a los detectives para que compartan información con él. Es como un perro con un hueso.

Siwon se pellizcó el puente de la nariz y luchó contra la frustración. Y contra el miedo.

—Quiero que salgan de Pekín.

—Deberíamos volver en un vuelo que sale esta noche. La policía quiere hacernos unas cuantas preguntas más, pero quería poneros sobre aviso.

—Gracias —dijo Siwon—. Tengan cuidado a la vuelta.

—Lo tendremos. Te llamaré cuando sepamos algo más.

La llamada se cortó. Sin esperar respuesta, Siwon se puso en pie y abrazó con fuerza a Heechul. Sentía la tensión que le invadía. El le enterró la cara en el pecho y le aferró los bíceps. Le ardió la piel por el contacto y se moría por alejarlo de todas sus preocupaciones.

Pero sabía que no podía hacerlo.

Apoyó la cabeza en su coronilla y cerró los ojos. ¿Cómo podía explicarle todo ese asunto si ni siquiera sabía qué estaba pasando en realidad? Si ni siquiera sabía quién estaba detrás de todo. Si Heechul supiera lo que él sospechaba, posiblemente saldría corriendo. Y eso no podía permitírselo. No hasta que no supiera lo que Heechul sentía por él.

Su relación se estaba estrechando. Él sentía algo. Algo que esperaba que fuese amor. Tenía que contarle lo que sabía, y pronto, pero todavía no podía arriesgarse. Además, antes quería encontrar algunas respuestas.

—Ya no quiero saber la verdad.

Su voz amortiguada se le clavó en el pecho.

—No voy a permitir que te hagan daño.

El se apartó de sus brazos.

—Nunca me cayó bien. Youngmin nunca fue amable con Siwan. No entendía el motivo. Ahora sé que es porque sabía que Siwan no era su nieto. Pero aun sabiendo que ha tenido algo que ver en todo esto, no le deseaba la muerte. 

—Lo sé. —Le cogió la mano—. No es culpa tuya. —En el fondo de su alma, le suplicó a Dios que tampoco fuera culpa suya.

—Tengo que irme.

Lo sujetó con más fuerza.

—Ni en broma.

—No quiero que te pase algo por mi culpa. Ni que les pase algo a los niños.

Siwon sintió un nudo tremendo en el pecho. No sabía lo que le pasaría si volvía a perderlo.

—Si te alejas de mí ahora, te perseguiré y te traeré de vuelta.

Lo vio cerrar los ojos.

—Esto no va a salir bien en la vida, Siwon.

—Ni se te ocurra venirme con esas otra vez.

—No sé qué pensar de ti, no sé qué sentir por ti. Cuando estoy contigo es como si te conociera de toda la vida. Después, se impone la realidad y me doy cuenta de lo ridícula que es la situación. Hace unos pocos días, ni siquiera soportabas estar en la misma habitación que yo.

Siwon le cogió la otra mano, entrelazando sus dedos, y le obligó a mirarlo a la cara de nuevo.

—Eso no es verdad. Quería estar tan cerca de ti que me dolía, pero no sabía cómo llegar hasta allí.

Cuando la expresión de los ojos de Heechul se suavizó, se acercó a él.

—Y me conoces. Tu cuerpo me conoce. Tu corazón me conoce. Solo tu cabeza se empeña en ser terca. Siempre ha sido así —añadió con un deje juguetón—. No es una novedad.

El cuerpo de Heechul se estremeció bajo sus caricias. Le rozó la sien con los labios.
Heechul no tenía ni idea de lo que sería capaz de hacer por él.

—Todo esto va demasiado rápido. No sé cómo controlarlo. Estoy asustado —susurró.

«Asustado» era bueno. Eso quería decir que lo que sentía era real. Que había esperanza. Le rodeó la cintura con los brazos.

—Nunca has podido controlarlo. Ni yo tampoco. Lo que está pasando entre nosotros comenzó hace mucho tiempo. No puedes impedirlo, de la misma manera que yo tampoco puedo hacerlo.

Después de que Heechul le clavara los dedos en los hombros, se inclinó hacia él y lo besó. El gemido que se escapó de sus labios hizo que el estómago se le encogiera y le dio alas a su corazón. No quería plantearse siquiera la posibilidad de dejarlo marchar hasta saber si lo quería aunque fuera una mínima parte de lo que él lo quería.

Y cuando eso sucediera, esperaba que nunca quisiera marcharse. Pasara lo que pasase.



2 comentarios:

  1. TT____TT
    no entiendo nadita y nadita es nadita!!!
    quien esta detras de todo eso!!!
    quien.... Siwonshis sabe algo y no dice nada!!!
    con cada capitulo me hago mas bolas! ;___;
    awww~ no es chistoso!!! esto esta mas bueno que la panela!
    pero si sigue asi, no me quedaran uñas para comerme!

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  2. Yo digo que Hyuk y Hae.....cOORRAAAAAAAN de ahí
    un loco anda detras de todo esto,y ellos ni nadie puede ser lastimado,los niños menos
    o estan muy cerca de descubrir algo o esa persona no quiere que sigan investigando
    ya eliminaron a dos....quien seguira?
    no no no no,deben unirse,protegerse entre todos,a los demás.
    quienes iban a visitar a Hee?.....sospechoso

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yota´s news : De regreso?

 Buenas tardes a todas las lectoras. Después de un año  y casi 4 meses regreso a saludarlas y comentarles nuevas.  Me gustaría decirle...